sábado, 2 de marzo de 2013

SENTANDO LAS BASES PARA LA TRANSFORMACIÓN SOCIAL


LA ORGANIZACIÓN POLITICA EN TRANSICION
 (2/8)

Traducido del inglés para Rebelión por Christine Lewis Carroll 

Hilary Wainwright 
Red Pepper 
Rebelion.org 
28.02.2013 

 Aprender de la democratización local 

Con el fin de desarrollar mi argumento recurriré a la experiencia de la izquierda radical del Partido Laborista cuando gobernó en Londres entre 1982 y 1986 y en el Partido de los Trabajadores de Brasil (PT) cuando inició sus discusiones sobre las nuevas inversiones municipales que desembocaron en un proceso de participación popular en Porto Alegre entre 1989 y 2004. A pesar de la popularidad de estos casos sus lecciones para la organización política todavía han de reconocerse en su totalidad. 

Lo importante es que sus logros -cada experimento de la ciudad constituyó una redistribución de los recursos y durante un tiempo del poder y la capacidad de los ricos y poderosos a los pobres y excluidos- dependieron del hecho de compartir recursos con las fuentes autónomas de poder democrático en las ciudades. En otras palabras combinaron las iniciativas de cambio dentro de las estructuras del gobierno con el desarrollo de fuentes más radicales y amplias de poder externas. 

Pero es muy significativo que tal orientación estratégica no sólo no cambió al Partido Laborista en el Reino Unido sino que tampoco cambió al PT de Brasil una vez elegido a nivel nacional, lo que explica en parte las limitaciones del gobierno de Lula para cumplir tantas expectativas de cambio social radical como había despertado.

En los experimentos del Greater London Council, GLC [consejo local del Gran Londres de 1965 a 1986] y Porto Alegre los partidos políticos utilizaron sus mandatos electorales para ir más allá de las restricciones impuestas por el sistema vigente para fortalecer y extender los desafíos a dicho sistema. El espíritu que éstos encarnaron lo enarbolan en la actualidad los trabajadores y usuarios de servicios públicos en las campañas contra la privatización que implican estrategias efectivas para cambiar la manera en que se gestionan los servicios públicos y se administra el dinero público y arrastran con ellos a los partidos políticos. 

Todas estas experiencias han subrayado la importancia de luchar para crear ahora relaciones sociales no capitalistas y no posponerlas hasta ‘después de ganar el poder’. Sin embargo las lecciones que podemos extraer de estas experiencias locales pueden contribuir a la necesaria reflexión de cómo ha de ser la organización política en un contexto de fuentes plurales de poder transformador. 

Al aprender estas lecciones necesitamos tener en cuenta también que surgen problemas específicos cuando se cambian las instituciones estatales y semiestatales a nivel nacional e internacional. Para comprender el significado más amplio de cómo estas experiencias locales combinan la lucha que se lleva a cabo como representantes dentro del Estado local con el apoyo de movimientos e iniciativas democráticos externos necesitamos distinguir entre dos significados del poder radicalmente distintos.

Por un lado está el poder como capacidad transformadora y por otro el poder como dominación, una asimetría entre los que tienen el poder y los que lo padecen. Podríamos decir que históricamente los partidos socialdemócratas de masas se han construido alrededor de una versión benévola del segundo significado. Sus estrategias se han basado en ganar el poder para gobernar y usarlo de manera paternalista para satisfacer lo que ellos identifican como las necesidades del pueblo.

Tanto las experiencias del GLC a principios de los años 80 como las del PT en el gobierno municipal en los años 90 fueron intentos de cambiar el Estado de un medio de dominación y exclusión a un recurso de transformación por la vía electoral para descentralizar y redistribuir el poder. Yo diría que en la práctica Syriza lleva a cabo el mismo proyecto a nivel nacional. 

 Syriza y la dinámica del cambio social.

El elemento característico de Syriza, en contraste con los partidos tradicionales de la izquierda, es que no sólo se ve como un medio de representación política de los movimientos, sino también como partícipe en la construcción de los movimientos. Su instinto político hace que sea prioritaria la responsabilidad de contribuir a la difusión y al fortalecimiento de los movimientos que luchan por la justicia social.

En las semanas que siguieron a la elección de 71 diputados de Syriza en junio de 2012 sus dirigentes subrayaron la importancia de este hecho para ‘cambiar la idea de las personas respecto a lo que pueden hacer y desarrollar con ellas el sentido de su capacidad de conseguir el poder’, en palabras de Andreas Karitzis, uno de los coordinadores políticos clave de Syriza. Aunque el partido cree que el poder estatal es necesario, según Karitzis ‘también es decisivo lo que se hace en los movimientos y la sociedad antes de hacerse con el poder. El 80% del cambio social no se consigue sólo con la llegada al gobierno’. Esto no es hablar por hablar. 

Esta visión de las estrategias para el cambio social influye en cómo Syriza asigna los importantes recursos estatales que recibe debido a su gran representación parlamentaria. El partido recibirá ocho millones de euros (casi el triple de su presupuesto actual) y el Parlamento asigna cinco administrativos a cada diputado.

 En la actualidad la idea es que gran parte de los nuevos fondos vaya a las redes de solidaridad de los barrios; por ejemplo para los trabajadores que extiendan iniciativas como los centros médicos sociales y otras que han tenido éxito y conecten los habitantes de las ciudades con los productores de alimentos. También se destinarán fondos al fortalecimiento del partido dentro del Parlamento, pero se dedicarán más fondos al trabajo de Syriza en la construcción de las organizaciones extraparlamentarias por el cambio social. 

De los cinco administrativos asignados a los diputados dos trabajarán directamente para el diputado. Uno trabajará en los comités de políticas que reúnen a los diputados con los expertos cívicos y dos trabajarán para el partido en los movimientos y los barrios. 

Detrás de estas prioridades hay un proceso de aprendizaje que surge de la vulnerabilidad mostrada por los partidos de izquierda en otros países europeos cuando permiten que las instituciones parlamentarias, con todos sus recursos y privilegios, los aparten de los movimientos a los que pretenden dar voz política. 

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