miércoles, 29 de julio de 2009

¡COÑO!

(Manifestantes japoneses)

La verdad es que no sé si voy a estar a la altura de las circunstancias, porque es que la cosa va de japoneses que se encabritan, y yo de japonés no sé nada. Sólo unos nombres: Kiputakisoy, que es la secretaria de uno de los financieros más gordos del reino del Sol, esto es, del Japón, y el nombre del ministro de los aviones, que es Simekaigomescoño. Pero en fin, que sea lo que Dios quiera, allá que voy.
Pensaba yo que los jóvenes de hoy no tenían sangre de la común, roja y caliente. Yo creía que corría por sus venas leche de pepinillos recién sacados de la nevera, pero al parecer no es así la cosa.
Los hay con sangre, claro que son japoneses, pero algo es algo.
Los japoneses llevaban ya un tiempo con la mosca tras la oreja, pero como la crisis es la crisis, el paro es el paro y las faltas de perspectivas de futuro son la faltas de perspectivas de futuro, se han dicho que hasta aquí hemos llegado (pero eso se lo han dicho en japonés) y le han empezado a montar la pajarraca al gobierno y a los grandes empresarios, pero como debe ser, en japonés.
Han empezado, porque las cosas hay que hacerlas bien, a tomar clases de activistas sociales, de piqueteros (como le ha dicho doña Esperancita Aguirre para insultar al presidente de gobierno Zapatero), de cómo se hacen las pancartas, etc., al Centro de Investigación de Asia y el Pacífico
[1], un instituto de Tokio que suele impartir seminarios sobre cuestiones sociales. Su director, Seiko Uchida, ha dicho que “Cuando terminemos, llenaremos Japón de manifestantes”[2].
Así mismo, Yushitaka Mouri, profesor de la universidad de Tokio, que estudia el aumento de la cultura de protesta, ha afirmado que “Esta es la subida más significativa en el activismo que he visto en años”
[3].
Y para colmo de todo lo anterior y por si fuéramos pocos, va la abuela y se pone a parir ahora: “Hoy, los trabajadores se están a filiando a los sindicatos a toda prisa y al partido Comunista japonés que le llegan 1.000 nuevos miembros al mes”
[4]. ¡Coño! 1.000 son 1.000, aunque sea en japonés.
*
[1] Hiroko Tabuchi, The New York Times, hoja 4. El País, 09.07.09.
[2] Obra citada.
[3] Obra citada.
[4] Obra citada.

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