martes, 12 de noviembre de 2024
Continúa el despliegue de personal y equipamiento de la Infantería de Marina Española con dirección a Rumania. [Elemental, mi zoquetillo y siempre querido Watson. Jatequetedigo: es más fácil encontrar los verdaderos enemigos de los trabajadores españoles rebuscando por la jefatura del Estado español, que es el señor Rey, y en todas las instituciones políticas (así por encima, no me lo tomes al pie de la letra) que hacen posible el actual estado de cosas, que irte al quinto coño, allá por Rumania, con lo lejissssmo questá, a buscarlos por debajo de las piedras. Pues eso, mi querido Watson. Que Valencia está aquí mismo, igual que las Islas Canarias o, los niños españoles, no rumanos, que en España, no en Rumania, no están bien alimentados. Firmado de puño y letra, en persona y en el día de la fecha en uno de esos días tontos que Dios te manda: Sherlock Holmes]
Continúa
el despliegue de personal y equipamiento de la Infantería de Marina Española
con dirección a Rumania
Por Grup
Antimilitarista Tortuga
KAOSENLARED
12.11.2024
España, sigue fiel a las
directrices norteamericanas en su confrontación contra Rusia.
En marco de los esfuerzos
para el refuerzo y fortalecimiento del flanco Este de la OTAN, la Infantería de
Marina española continua con el despliegue de personal y equipamiento con
destino a Rumania. Como viene siendo reportado durante las últimas semanas,
España ha contribuido a la Forward Land Forces Multinational Battle Group
desplegada en el país de Europa del Este, y liderada por Francia, con el envío
de un Subgrupo Táctico Mecanizado.
Perteneciente a la Brigada
de Infantería de Marina “Tercio de Armada”, el Subgrupo Táctico Mecanizado se
compone de un total de más de 200 efectivos, 40 vehículos 4×4 y blindados a
rueda 8×8. En detalle, desde el Estado Mayor de la Defensa han indicado que
este se nutre “de los Vehículos de Combate de Infantería (VCI) “Mowag Piranha”
y Vehículos de Alta Movilidad Tácticos “URO VAMTAC ST5” equipados con misiles
contra carro “Spike”, ametralladoras pesadas o morteros de 81mm”. También se
destaca, a fin de incrementar las capacidades logísticas, se han enviado
camiones IVECO, VEMPAR y un destacamento de sanidad.
Además, entre las
capacidades que el destacamento español aportará a la misión de la OTAN en
Rumania se destacan la presencia de un equipo Controlador de Ataque Terminal
Conjunto (JTAC), un equipo de desactivación de explosivos (EOD) y un equipo de
reconocimiento con aeronave no tripulada (UAV) “Parrot”.
Tanto el envio del
personal, como de los vehículos blindados y camiones, ha requerido el esfuerzo
y colaboración y medios del Ejército del Aire y de la Armada Española. En
primer lugar, a principios del pasado mes de octubre, un avión de transporte
A400M desplegó al primer contingente de infantes de marina destinados a labores
logísticas, a fin de prepara parte de las instalaciones que acogerán en Rumania
a la totalidad del Subgrupo Táctico Mecanizado.
Posteriormente, a finales
del mes de octubre, se dispuso el envio de los vehículos y demás equipamiento a
bordo del Buque de Asalto Anfibio Castilla, el cual zarpó desde la Base Naval
Rota con destino al puerto griego Alejandrópolis. Durante su navegación en el
Mediterráneo el buque fue escoltado por la fragata Canarias, con la cual
realizó diversas ejercitaciones y actividades entre las tripulaciones.
Arribado al puerto griego,
comenzó la descarga de personal y equipamiento, el cual sería transportado vía
tren con destino a Rumania. En base a lo reportado por el EMAD, el personal y
cargamento ha arribado al campamento “General Berthelot” en la base de Cincu
(Rumanía), al fin de iniciar su despliegue en el flanco Este de la OTAN.
Fuente: https://www.zona-militar.com/2024/1…
Eventos climáticos extremos en España: adónde vamos y de dónde venimos
Eventos climáticos extremos en España: adónde vamos y de dónde venimos
TERCERAINFORMACION / 12.11.2024
Sequías, tornados y precipitaciones torrenciales han existido siempre en nuestro país. Mientras la ciencia trata de confirmar si su frecuencia se ve afectada por el cambio climático, lo que sí está demostrado es que el calentamiento global conduce a cada vez más olas de calor y mayor severidad en algunos fenómenos meteorológicos. Expertos de cuatro centros de investigación españoles nos cuentan el pasado, presente y futuro de estos sucesos.
Una persona camina por una calle del polígono de
Catarroja, este lunes. La última actualización de datos oficiales sobre los
efectos de la DANA y las devastadoras inundaciones del pasado 29 de octubre ha
elevado a 222 el número de víctimas mortales confirmadas en toda España. / EFE
| Jorge Zapata
Su profundo y ancho cauce siempre está seco, salvo en
las avenidas quando recibe tantas aguas y corre tan furiosamente, que destruye
quanto encuentra. En 1775, causó muchísimas desgracias en Chiva,
sorprehendiendo á media noche sus vecinos, asoló un número considerable de
edificios, esparciendo por más de dos leguas los tristes despojos y los
cadáveres de los pobres que no pudieron evitar la muerte”.
Son líneas escritas en 1795 –Observaciones sobre la
historia natural del reyno de Valencia, de Antonio
Josef Cavanilles– y se refieren al barranco del Poyo. El mismo que fue
origen de la catástrofe hace apenas una semana. “Tenemos un problema de olvido
y poca memoria”, dice a SINC el geólogo Bruno J. Ballesteros, jefe
de la Unidad Territorial de Valencia del Instituto Geológico y Minero de España
(IGME). “Las inundaciones en la cuenca mediterránea han ocurrido siempre”.
Es cierto que esta última DANA ha sido excepcional,
con 761 litros por metro cuadrado. Según cálculos del equipo de
Ballesteros, la rambla del Poyo transportó unos 65 hectómetros cúbicos en la
zona durante 14 horas, entre el 29 y el 30 de octubre, “el equivalente a todo
lo que contiene el embalse de Loriguilla”. Aunque esta cifra no supera a
la vivida hace casi cuarenta años en Oliva –3 de noviembre de 1987–, donde que
cayeron 817 litros en 24 horas.
Y ha habido otras muchas: en Granada y Almería cayeron más de 600 litros en un día en 1973.
El 25 de septiembre de 1962, una tormenta causó más de 800 muertos por la avenida
súbita de los ríos Besós y Llobregat en Barcelona. El 13 de
octubre de 1957 otra tormenta provocó una doble riada del Turia en Valencia,
causando casi un centenar de muertos. Y en octubre 1973, en dos municipios de
Granada y Almería se recogieron 600 litros por metro cuadrado y
una riada se llevó la vida de más de 200 personas.
Tormentas
extremas en las últimas décadas
“Son eventos que se registran en momentos muy puntuales. Por eso, no
podemos asegurar con robustez si se están incrementando su frecuencia o su
intensidad en el tiempo. Estadísticamente no tenemos registros suficientes”,
quiere dejar claro Sergio de Vicente, profesor de Investigación del
Instituto Pirenaico de Ecología del CSIC, que además es uno de los
coordinadores de la Plataforma Temática Interdisciplinar para el clima
(PTI+Clima).
En la misma línea, según César Azorín, director del
Laboratorio del Clima, Atmósfera y Océano del Centro de Investigación
sobre Desertificación-CSIC de Valencia, “tanto el IPCC como el Laboratorio
Europeo de Tormentas Extremas afirman que no hay ninguna evidencia de que
las tormentas extremas hayan aumentado en las últimas
décadas”. Por esta razón, desde un punto de vista científico, “hay que ser muy
cauto a la hora de afirmar que el cambio climático global está
detrás de una mayor frecuencia e intensidad de estos eventos”, añade.
Otra cosa son los daños que provocan estos fenómenos extremos, algo
evitable y que depende, sin dejar resquicio a la duda, del comportamiento
humano. El desastre que causan estas crecidas “es una cuestión de la
ocupación del territorio. Si hay un tormenta y no hay edificaciones junto a los
cauces donde se producen las avenidas, nadie se entera”, observa Ballesteros.
“Si no tuviéramos un problema de memoria, no ocuparíamos zonas que
históricamente se sabe que son inundables”, añade.
En este sentido, el nuevo cauce del Turia fue una de las lecciones aprendidas tras la riada de 1957 que inundó la capital de la provincia con hasta 5 metros de agua. “Se hizo un plan para desviar el cauce natural del río por el sur. Costó mucho dinero y se tardó más de una década en terminarlo. Pero, de no ser por eso, esta DANA habrían multiplicado por 50 o por 20 sus efectos”, señala este geólogo.
Cuanta más energía –en forma de temperatura– tenga el
mar, más propensión hay a tormentas de tipo DANA. EN la imagen, Barcelona. /
EFE | Quique García
Aumento de
temperatura del planeta
“Lo que sí está corroborado es que la temperatura del planeta está
subiendo”, afirma tajante Vicente. Entonces, “es razonable pensar que,
simplemente por termodinámica, al tener una temperatura de agua y
del aire mayor –con mayor energía disponible, por tanto– sean eventos de más
intensidad”, admite. Lo mismo comenta Ballesteros: “Que la temperatura está
subiendo es algo que podemos comprobar incluso en nuestra experiencia personal.
Evidentemente, en algo tiene que influir el actual calentamiento del
Mediterráneo, que es el punto que da energía a las tormentas extremas en el
sureste español. Pero tormentas e inundaciones han existido siempre”, remarca.
Cuanta más energía –en forma de temperatura– tenga el mar, más propensión
hay a este tipo de tormentas. Se llaman DANA (depresión aislada en niveles
altos), precisamente, porque describen el choque de masas de aire calientes con
elevada humedad con las masas de aire frío que, en forma de meandros verticales
que se derraman de arriba abajo, provienen de la corriente atmosférica del
chorro polar –desde el Ártico y rodea la Tierra a unos 11.000 metros de
altura–.
“España ocupa una zona geográfica peliaguda desde el punto de vista de las
DANA, que afectan a la cuenca mediterránea”, dice a SINC Alberto Sanz
Cobeña, catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid e investigador
del Centro de Estudios e Investigación para la Gestión de Riesgos Agrarios y
Medioambientales (CEIGRAM). “Estamos altamente expuestos, ya que el
Mediterráneo se está calentando. Se estima que, para 2040, su temperatura
subirá 2,2 ºC por encima de las etapas preindustriales”.
Para Sanz Cobeña, autor del primer informe sobre riesgos
climáticos y ambientales en el Mediterráneo, “siempre ha habido
eventos meteorológicos, la clave está en el lugar y momento en que ocurren.
Ahora sucede todo a mayor velocidad. Las temperaturas aumentan más rápido que
nunca. Y esto causa cambios climatológicos a escala planetaria que alimentan
fenómenos extremos”.
No hay más
sequías, pero sí más severas
Lo mismo podemos decir de las sequías, como esta última que
esperamos haber dejado atrás en 2024. “En el sureste peninsular y la zona
mediterránea, hay un patrón que está registrado al menos en las últimas cuatro
décadas. Suele haber dos o tres años de sequía, coincidiendo aproximadamente
con la primera mitad de la década”, observa Ballesteros.
Ocurrió a principios de los 1980, a mediados de los 1990, de los 2000, de
los 2010 y, entre 2022 y 2025. “Todas siguen un comportamiento muy similar: al
final de la sequía, suelen darse unas precipitaciones muy intensas”.
Según este experto, no estamos viviendo, ni mucho menos, las peores sequías de
nuestra historia. Otra vez, “se nos olvida el pasado. La de los años 1940 fue
tremenda”, asegura.
De igual manera, Sergio Vicente asegura que “desde el punto de vista
pluviométrico, no se están incrementando las sequías. Es decir, no llueve
menos. Ni en el Mediterráneo, ni en España ni a escala global”. Más bien, es al
revés. “Llueve más, por una cuestión de pura termodinámica. Al subir la
temperatura, aumentan la evaporación y la cantidad de vapor de agua que alberga
nuestra atmósfera”, aclara.
“Por la propia variabilidad del clima, hay épocas que llueve más y otras
menos”, comenta Vicente, que define sequía como “periodo de tiempo en que las
condiciones de disponibilidad de agua están por debajo de las consideradas
normales”.
Olas de
calor más intensas
Lo que sí está cambiando, y tenemos registro de ello, es la forma en que el
aumento de temperatura afecta a esas sequías que han existido siempre.
“Si no hay agua y encima la atmósfera está más caliente, sus consecuencias
en el ambiente son más intensas y tienen mayor impacto en los suelos, en los
cultivos y en la vegetación natural, que se ven sometidos a mayor estrés”,
indica Vicente.
Junto a las precipitaciones y las sequías, el otro gran fenómeno extremo que experimentamos en la península ibérica son las olas de calor. En este caso, la evidencia empírica no deja lugar a dudas: “se están incrementando de forma notable tanto en frecuencia como en intensidad. Es un efecto termodinámico de libro. Y se espera que vayan a más”, aventura Vicente.
Junto a las precipitaciones y las sequías, el otro
gran fenómeno extremo que experimentamos en la península ibérica son las olas
de calor. / EFE | Ana Escobar
Los vientos
extremos, grandes olvidados
César Azorín recuerda a SINC el gran olvidado de los eventos climáticos
extremos: el viento. Esta es, precisamente, la línea de investigación
prioritaria de su equipo, que se centra en analizar los sistemas convectivos
severos que surgen en tormentas con capacidad energética muy fuerte.
Un ejemplos son los tornados que, a 120-200 km/h,
recorrieron zonas próximas a la DANA del 29-30 de octubre. Siete tornados, para
ser exactos, que no se cobraron víctimas, pero podrían haberlo hecho. Según
advierte el experto, “ocurren de forma muy localizada, a escala regional,
incluso, municipal y en las zonas de interior. Son un peligro para las
viviendas y, si atraviesan una carretera, pueden tumbar coches, camiones e
infraestructuras a su paso”. Sin embargo, son muy difíciles de predecir. Por
eso, su grupo trabaja activamente en nuevas técnicas de vigilancia basadas en
inteligencia, para poder alertar de ellos con antelación.
¿Podemos decir que el cambio climático está causando más tornados? “No
tenemos ahora mismo ninguna evidencia clara de ello”, responde Azorín. “En
parte, porque no hay ningún registro histórico de los que ha habido en los
últimos 50 años. Hay mucha incertidumbre a medio y largo plazo en cuanto a cómo
van a cambiar los vientos extremos. Si es complejo predecirlos con horas de
antelación, peor aún a años vista”.
Aunque este especialista en vientos asegura que “observar siete tornados
–en tierra– asociados a una DANA no es común. Es más habitual que se formen
mangas marinas en la superficie del mar”. Algo parecido les pasa a los
reventones –downburst en inglés–, un fenómenos extremo típico de EE
UU que se empieza a ver en la España mediterránea. Son vientos que avanzan
cientos de kilómetros en línea recta y están asociados a tormentas, como los
que causaron doce muertos y 150 heridos en Cataluña, en agosto de 2022.
En palabras de Azorín, “si aumentamos la temperatura, crece el contraste
entre las masas de aire cálidas y frías, lo que es de esperar que provoque
mayor convección y más riesgo de tormentas y vientos extremos. Reventones y
tornados son fenómenos atmosféricos que han ocurrido siempre en toda la
historia del planeta. El aumento de temperatura terrestre podría hacer que las
tormentas y eventos asociados, aunque no se hagan más frecuentes, sí se
intensifiquen”.
El futuro
que nos espera
En cuanto a las precipitaciones, los expertos entrevistados por SINC se
muestran prudentes a la hora de hacer predicciones. Eso sí, Ballesteros nos
recuerda que, en la comunidad científica, “la opinión mayoritaria es que el
aumento de temperatura y de energía en el mar puede desembocar en más tormentas
extremas”.
Azorín, por su parte, hace referencia a una teoría actual que sostiene que,
“a causa del calentamiento de los polos –algo que ocurre a una velocidad tres
veces superior al resto de planeta–, la corriente del chorro se está haciendo
más meandriforme, porque se debilita y viaja a menor velocidad, lo que hace que
el aire frío se desplome a nuestra latitud y, con ello, podría haber más DANA”.
¿Y qué podemos hacer? “Reducir las emisiones para que la temperatura no
suba todavía más y adaptarnos de alguna manera a lo que tenemos son las dos
grandes vías de acción”, apunta Sanz Cobeña. La primera, indispensable, es más
lenta y a largo plazo.
La segunda, igualmente urgente, tiene que ver con colocar más zonas verdes
en las ciudades que evaporan agua y refrescan el aire para paliar los efectos
de las olas de calor, diseñar asentamientos urbanos en función de los riesgos,
construir infraestructuras sabiendo que antes o después va a haber un evento
similar o peor… Y, sobre todo, “adecuar los planes de alerta a la realidad”,
sentencia Vicente.
Fuente: SINC
La guerra mundial se pospone
La clara victoria del
magnate Trump aumenta las perspectivas de paz. Es difícil decir si podrá
cumplir sus promesas pero, a diferencia de 2016, ya no está solo. Una situación
incómoda para la belicista y extraviada Unión Europea.
La guerra mundial se pospone
EL VIEJO TOPO / 12 noviembre, 2024
La Tercera
Guerra Mundial puede esperar, este es el veredicto que surgió de las elecciones
en Estados Unidos. Queda por ver si se pospondrá provisionalmente o no, pero el
mundo puede dar un breve suspiro de alivio. Trump ha ganado a pesar de que una
gran parte de las elites europeas quejosas y una parte importante de las mucho
más agresivas estadounidenses han hecho todo lo posible para evitar este
resultado, como lo demuestran, por ejemplo, las encuestas publicadas por los
grandes medios de comunicación, que daban una ligera ventaja de Harris quien
solo en sus fantasías estaba tan desligada de la realidad.
El sentimiento
de la élite estadounidense hacia Kamala queda claramente reflejado en los
resultados del Distrito de Columbia, es decir, en los votos de Washington,
donde Harris obtuvo más del 90% de los votos. Un resultado que indica cuán
accidentado será el camino de Trump.
Y las elites de
Gran Bretaña pierden, volcadas sobre Kamala, como lo demuestra el título de un
artículo del Times ,
el periódico de referencia en ese ámbito, que decía: «Kamala Harris está por
delante en un número suficiente de estados indecisos para ganar, según una
encuesta del Times.» Tan volcadas que el partido de gobierno envió emisarios para
ayudar en la campaña de Harris, que incluso debieron conseguir algo si miramos
los resultados, donde muchas antiguas colonias inglesas vieron la victoria de
los demócratas.
Si mencionamos
este detalle que puede parecer secundario, es por una razón geopolítica
primaria: Londres teme que cese su guerra por poderes en Ucrania, guerra que
está empobreciendo a Europa, tanto política como económicamente, en beneficio
del Reino Unido, que espera el regreso de algo similar a las glorias del
pasado.
El genocidio
palestino no ayudó a Harris , ya
que muchos votos de los islamistas y sus activistas de base se perdieron o
fueron redirigidos a otros ámbitos, incluidos los obtenidos por Jill Stein, la
líder judía del Partido Verde que denunció claramente la agresión israelí.
El vacuo equipo
de Harris lo apostó todo a las élites de la comunidad judía estadounidense que
recurren al AIPAC (ignorando, además, la complejidad de la judería
estadounidense), en la creencia de que su apoyo sería decisivo. No sucedió de
esa forma.
Futuro
incierto, pero…
Por supuesto,
el hecho de que Trump prometiera poner fin a la guerra de Ucrania y le dijera a
Netanyahu que pusiera fin al conflicto de Oriente Medio antes de su toma de
posesión son sólo palabras, y tal vez los muchos que dicen que nada cambiará
tengan razón, pero al menos podemos esperar un cambio, algo que la victoria de
Kamala no permitiría, al contrario.
De hecho, su
victoria habría dado como resultado una participación más agresiva de Estados
Unidos en conflictos globales y la apertura de otros nuevos, independientemente
de los riesgos de una guerra nuclear, como lo demuestra la insistencia de los
halcones estadounidenses y ucranianos para que Kiev pueda bombardear territorio
ruso profundamente con misiles estadounidenses.
En cuanto a
Trump, es notable a este respecto cómo a lo largo de toda la campaña electoral
nunca cambió su posición sobre el apaciguamiento con Putin y Xi Jinping, a
pesar de que esto no le proporcionó votos adicionales y enfureció aún más a los
halcones.
Y que, sobre
todo en la última parte de la campaña, discutió abiertamente con los belicosos
abanderados neoconservadores, sobre todo Liz Cheney y John Bolton, este último
tildado de «el idiota», que quería hacer la guerra a todos, según dijo. en
una divertida
entrevista con Tucker Carlson.
No sabemos si
Trump tendrá éxito. Intentaron matarlo dos veces antes de las elecciones y ya
es un hecho significativo que llegara vivo a las urnas (es más, podría fallecer
en los próximos días).
Además, existe
un alto riesgo de que aporte nuevos halcones a su administración, como ocurrió
en la presidencia anterior y según advirtió Daniel
McAdams, director ejecutivo del Instituto Ron Paul. Aunque es seguro que si
toma las medidas relajantes previstas tendrá que afrontar tropiezos destinados
a frenarlas, tal vez nuevos procedimientos de impeachment, como los
que marcaron su anterior mandato.
Ya no esta solo
Pero este es el
futuro incierto que, cabe señalar, a diferencia de la presidencia pasada no
tendrá que afrontar solo, pudiendo entonces contar sólo con sus seguidores y
con cuatro políticos que se escaparon de casa. Hoy, por el contrario, cuenta
con varias personas de confianza en el Partido Republicano, a diferencia de
entonces, cuando era un intruso al que había que condenar al ostracismo y
combatir. Y también lo apoya una parte del establishment estadounidense, que ve
con preocupación que sólo la maquinaria de guerra se enriquece en detrimento de
sus negocios menos mortíferos.
Trump podrá
entonces contar con el apoyo de Elon Musk y de muchas otras figuras
carismáticas antisistema que han surgido en los últimos años gracias a su
«revolución», como leemos en un artículo del American
Conservative .
Pero, más allá
del futuro incierto, que también podría ser muy oscuro (no somos tan ingenuos),
lo cierto es que, en la actualidad, la guerra global se ha extendido más lejos.
Este es el veredicto de las encuestas, al que también contribuyó el anciano
presidente Biden, que se negó a esperar los resultados con Harris y al que, en
los últimos días, el sitio trumpiano Revolver había pedido deshacerse de la
máscara y ponerse abiertamente del lado del candidato republicano.
Y con Biden,
quién sabe si otros miembros del Partido Demócrata, que conocían perfectamente
el destino que le esperaba a Estados Unidos y al mundo si Kamala hubiera
ganado, frenaron lo mejor que pudieron la carrera de Harris (a Sanders, por
ejemplo, apenas se le escuchó…).
Cabe señalar,
pues, que, a diferencia de lo que podría pensarse, el establishment y los
neoconservadores, al elegir a Kamala, no habían elegido el caballo equivocado.
De hecho, Harris los representó de forma icónica; representaba el desequilibrio
mental del que estaba presa. Un candidato trastornado habría sido el perfecto
inquilino de la Casa Blanca en su loco mundo. Perdieron. Y ganó el Tribuno de
los plebeyos, porque no hay que olvidar que los votos de Trump provienen ante
todo de los plebeyos, de esa clase con la que las oligarquías sólo interactúan
cuando les piden sus votos, mientras que él, el Tribuno, tuvo la previsión de
mantener un contacto permanente con ellos. Una postura que, según el léxico de
determinadas oligarquías, se tilda de siniestro populismo y que en el pasado
fue característica de la democracia.
Fuente: Piccolenote