miércoles, 5 de marzo de 2014

MARIANO RAJOY, CUMPLIENDO SU DEBER, DECLARA QUE JAMÁS LE METIÓ UN GOL AL PRESIDENTE DEL BARCELONA FC, QUE COMO TODOS SABEN ES MÁS QUE UN CLUB, APARTE FRAUDES FISCALES


“Miguel Cardenal no es tonto. Rajoy no quiere problemas con Artur Mas y menos con el Barça” 

¿Estaban al tanto el presidente del Gobierno y Montoro del artículo del presidente del CSD?

JOSÉ MANUEL MUÑOZ
El Plural.com
04/03/2014

Madrid. 7:45 horas. Mi contacto en Génova, 13 (sede del PP) me alerta y me despierta: “Has leído el artículo de Miguel Cardenal, el amigo de Villar, en El País”. Como yo no sabía ni dónde estaba: “Reacciona. El equipo de la Cospedal está de los nervios. ¡Muévete!”.

A los 10 minutos sabía que Miguel Cardenal, secretario de Estado para el Deporte y amigo de Ángel María Villar, presidente de la Federación Española de Fútbol desde 1988, reelegido sistemáticamente con el respaldo del FC Barcelona, había publicado (con o sin orden de Montoro; a lo mejor lo descubre el juez Ruz) un artículo en el diario El País bajo el título Orgullosos del Barça donde defendía al equipo barcelonista por “ser acosado y acusado hasta la desmesura”. 

Es decir, Cardenal, el máximo responsable del deporte español y nombrado por Mariano Rajoy, en este artículo se puso del lado de los dirigentes del Barça, los mismos que están investigados en la Audiencia Nacional (llámese cuentas, comisiones y todo lo que se descubra el juez Ruz) por contratar de forma irregular al futbolista brasileño Neymar. Además, en este artículo el secretario de Estado para el Deporte defendía los valores y los colores de la institución blaugrana en vez de preguntarse porque la gestión de sus dirigentes, antes o después será juzgada por la Audiencia Nacional. 

Leí hasta tres veces el artículo (reflexiones o confesiones) de Cardenal en El País, el segundo del ministro Wert antes de llamar a nadie. ¿Por qué el secretario de Estado para el Deporte, un abogado de Bilbao y que no da puntadas sin hilo, nombrado por el PP para que controle el deporte español, sale, y además en El País? Además, el mismo día que se reúne en Barcelona la asamblea general de la ECA (Asociación Europea de Clubs), con presencia de los equipos más importantes de la Champions League. Y encima, para tratar el nuevo marco de los traspasos de futbolistas en la comunidad europea. En esa reunión, todos los presentes, sus antiguos compañeros, preguntaron dónde estaba Sandro Rosell, expresidente del club blaugrana, porque tampoco les han explicado porque también ha dimitido como vicepresidente de la ECA. 

Al momento, las redes madridistas estaban incendiadas al leer el artículo de Cardenal: “¿Entiendes lo del Villarato? El CSD siempre ayuda al Barça”, sentenciaban. Para elaborar esta información llamé a tres presidentes de Primera División y al escuchar su respuesta, me quedé perplejo. Ninguno quiso hablar. Eso sí, los tres coincidieron en su respuesta al amigo periodista: “¿Es normal que el secretario de Estado defienda de esta forma a los dirigentes del Barça? Si no han cometido ninguna irregularidad, ¿por qué ha dimitido Rosell y por qué los que se han quedado han pagado ya 13,5 millones de euros sin que nadie les pida nada y quieren llegar a un acuerdo con Hacienda?”. 

Como nadie de la LFP (Liga de Fútbol Profesional) me cogía el teléfono, pasadas las 17 horas llamé al CSD. Más tarde me devolvió la llamada un asesor de Miguel Cardenal. Su confesión fue contundente y me dejó perplejo: “El deporte español le debe cariño al Barça y al deporte catalán. Hay que agradecérselo”. Cuando me pregunté el porqué del artículo, el asesor de Cardenal sentenció: “España no tiene seguridad jurídica en el extranjero y así nos va; sin inversores del extranjero. El otro día el presidente del Standard de Lieja y un empresario belga querían comprar el Getafe y se marcharon asustados”. Me quedé de piedra al saber que un millonetis belga se negó a comprar el Getafe de mi amigo Ángel Torres porque en España, para los clubes de fútbol, como dice Miguel Cardenal, no hay seguridad jurídica.

Tras esta respuesta y como no paraba de llamar a unos y a otros, pasadas las seis y media de la tarde recibí una llamada anónima para decirme: “Muñoz no seas tocapelotas, ¿crees que Montoro y Rajoy no sabían lo que iba a publicar Cardenal en El País?”. Cuando pregunto quién me llama, al instante mi interlocutor me dice: “Cardenal, como el de Media Markt, no es tonto. Rajoy no quiere problemas con Artur Mas y menos con el Barça”. Es verdad, el PP no quiere problemas con el Barça antes de que visite el Bernabéu (23 de marzo) y de que juegue con el Real Madrid (16 de abril) la final de la Copa del Rey en Valencia. Final a la que por supuesto acudirán su Majestad, Rajoy y todo su séquito y también Artur Mas.

José Manuel Muñoz es periodista de Deportes 

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GUARDIAS CIVILES VERSUS GUARDIAS CIVILES



 

(O la historia no contada de la lucha por la democracia
desde las entrañas del Estado)

1/8
 


 Rodrigo M. Rico Ríos
 Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME)


Organizar el silencio
Y declararlo en  huelga...

Antonio Gamoneda

Introducción

La Historia va dejando a su paso un rastro de sangre y miseria. La historiografía dominante lo va cubriendo de mezquindad. Siempre nos  encontraremos historias de los vencedores o historias de (desde) los vencido s, de  los que dominan o de los dominados, de los que dirigen mecanismos de poder o de  los que los sufren. Es imposible encontrar un relato histórico consensuado cuando  la sociedad está sumida en una lucha de intereses contrapuestos que lo empapa  todo. Unas historias cuentan con potentes altavoces para hegemonizar  culturalmente las sociedades y las épocas, otras quedan marginadas y en el mayor  ostracismo. Una de esas historias que se han mantenido al margen de los grandes  debates, de los grandes medios de comunicación y de los principales intereses  académicos, es la lucha sindical y asociativa de la Guardia Civil. En los albores de  nuestra democracia, desde la clandestinidad y sufriendo una durísima represión  por parte de sus propios compañeros, un buen número o de guardias fueron  conquistando espacios de democracia en uno de los aparatos más represores que  tuvo la dictadura franquista: la Guardia Civil. Para ello se tuvieron que enfrentar a  aquellos gobiernos que supuestamente dirigían el camino hacia la completa  democracia, ya sea de la UCD o del PSOE. Una larga y durísima travesía que llega  hasta el final de los años noventa y que en otras formas continúa hasta nuestros  días, transformando este aparato del Estado tanto profesional como culturalmente.
Un proceso de lucha y resistencia que ha llevado vientos de democracia al interior  de los puestos, cuarteles y comandancias de este cuerpo armado. Un cambio  profundamente desconocido para la mayoría de la sociedad y de los historiadores  españoles.

La aspiración fundamental del trabajo que pretendo desarrollar es describir  analíticamente la represión sufrida, la persecución tramada desde el gobierno de  turno y desde las filas de la Guardia Civil y el menosprecio o la indiferencia de una  parte de la sociedad española. Para ello he contado como principal referente con la  fundamental obra « Guardias valientes. Historia del sindicalismo en la Guardia  Civil (1977 - 2009) » 1 y me he apoyado en otros trabajos que tratan directamente o  de soslayo la realidad de las Fuerzas y  Cuerpos de Seguridad en España en sus  distintas etapas. Mi gran reto con este modesto esfuerzo documental es acercar al  lector al desconocido y en ocasiones desagradecido mundo de la conquista de  derechos democráticos en el seno de un aparato militarizado.

Para ello haré un  breve recorrido histórico por los orígenes de la Guardia Civil en el siglo XIX, su  estallido como institución durante la Guerra Civil y su transformación durante el  franquismo. Hechos que marcaron profundamente la personalidad de este cuerpo  y que nos ayudarán a comprender el indigesto metabolismo que supuso para las  autoridades civiles y militares las luchas sindicales que afloraron en las primeras  décadas postfranquistas

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