viernes, 24 de julio de 2015

GRECIA. LO QUE NOS PASARÁ A LOS ESPAÑOLES SI ESPERAMOS A QUE LOS "LIDERES" ALUMBREN LAS IDEAS


Grecia

Acuerdo neocolonial y punto de bifurcación en Siryza

1/2

24.07.2015


Está hecho. No hay vuelta atrás. Alexis Tsipras logró que el parlamento apruebe el catálogo de imposiciones europeas denominado “acuerdo”. Es un rosario de imposiciones que la revista alemana Der Spiegel llamó un “catálogo de crueldades”. El parlamento griego, con el voto de toda la oposición y la división del bloque de Siryza, lo confirmaron y se aprestan a votar el segundo paquete de leyes. El memorándum es peor que el enviado por la troika y que fuera sometido a referéndum. Además de las políticas de ajuste sobre pensiones, salarios, IVA y restricción fiscal, se suma un fondo de privatizaciones que será directamente controlado por la CE y la revisión de toda la legislación laboral. Pero la política borbónica neocolonial europea agregó ahora la exigencia de que el ejecutivo envíe a Bruselas cualquier proyecto legislativo antes de enviarlo al parlamento en Atenas. El segundo paquete contempla la pérdida de vivienda para los que se retrasen en el pago de los intereses. Se trata de un estatuto de tutelaje. Grecia está obligada ahora a revisar lo que sus instituciones representativas han votado en estos últimos cinco meses. Eso obvio que estas medidas no sacarán a Grecia de la crisis, ni lograrán recuperar su inversión, ni mejorarán la ratio de PBI/ deuda. En esto hay que ahorrar palabras. Lo dijo el mismo FMI, el acuerdo es económicamente inviable. Sólo hace más tortuoso, sacrificial, el camino al default. A cambio, se ha prometido alguna hipotética y futura reestructuración de la deuda, que no contempla ninguna quita sustancial.

El memorándum representa un castigo ejemplar para quienes osaron convocar a un referéndum y someter a veredicto popular las imposiciones de la troika. También evitar el contagio de una experiencia que ponía en cuestión los fundamentos político-económicos de la Unión Europea: una moneda fuerte, superávits fiscales, contención del costo laboral, y la dominancia de la tecnoburocracia de Bruselas sobre las instancias democráticas electivas, en definitiva, de una Europa confeccionada a la medida de las grandes economías y el capital financiero concentrado. Se castiga y se humilla a la más importante experiencia de la izquierda europea que nació y ganó el apoyo popular sobre la base de un programa de recuperación social y anti-austeridad que contradecía las directivas europeas.

Alemania cumplió un papel central en el desenlace de la crisis. Se ha dicho que Merkel, Schäuble e incluso el vice canciller socialdemócrata Gabriel, en dos días y medio han dilapidado la imagen de una Alemania cosmopolita, amigable con el ambiente y la diversidad, y de una sensibilidad pos nacional, que habían construido durante los últimos 25 años. O como lo dijeron Anthony Faiola y Stephanie Kirchner en el Washington Post del 17 de julio, la Alemania moderna perdía en horas el perfil que se había moldeado durante años de ser el abanderado del pacifismo mundial y artífices de un semillero de la cultura juvenil progresista. Sometida a una crisis europea que ya lleva 5 años y de la que se dice que es la peor desde la crisis de los años 20, decidió actuar de manera disciplinar, abandonando toda pretensión hegemónica. Lo que se quebró fue la frágil imagen que el europeísmo democratizante había instalado en el sentido común europeo y quizá mundial. Una Europa que, más allá de fracasos o dificultades, avanzaba hacia la confluencia sobre la base de los valores universales. Ahora está claro para todos, en primer lugar para la periferia europea, que los pilares de la Europa neoliberal no se negocian. La disciplina monetaria, el sometimiento a Bruselas, son el abc del consenso disciplinar, que ya no coquetea con la Europa social ni la solidaridad. Las medidas antinmigración adoptadas luego de la crisis de los últimos meses son su complemento perfecto. Abandonando toda pretensión hegemónica, que requeriría una capacidad de integración social, un walfare state europeo con el que se ilusionaban las mejores mentes del europeísmo, el ideario político de la Europa con la que se soñó después de la pesadilla nazi, esa Europa, que había muerto ya desde el origen, está hoy de manera palpable, sin rodeos, definitivamente enterrada. Europa, desnuda en su despotismo, aunque se alzó con una victoria que se le escapaba es, a largo plazo, más frágil, más débil que ayer.

Pero no hay que caer en la demonización nacional o el chovinismo inverso contra el pueblo alemán. No se trata del nazismo redivivo ni de la esencia imperial de un pueblo, sino de una lógica de dominancia política por parte de la clase capitalista europea. Merkel encontró a los más fervientes aliados en las pequeñas repúblicas como las del Báltico o Eslovenia, cuyas clases dominantes han jugado su suerte a la empresa europea y de ella depende su legitimidad. Tampoco resulta probable la reedición de aquel malestar germano de entreguerras, sometida, encajonada por siglos a la presión cultural de los eslavos por el este y el mundo latino por el oeste. Se trataba, como lo retrató tan bien Norbert Elías, de un sentimiento defensivo que alimentó la demagogia guerrerista por el espacio vital alemán. Nada de esto ocurre hoy en día. Alemania nunca se había beneficiado tanto de una integración monetaria hecha a la medida de sus intereses, es decir, de los intereses capitalistas de sus grandes empresas. No lucha por ampliar un espacio, sino por preservarlo. Repartido el poder entre la potencia de la economía alemana, las finanzas británicas que están hoy un paso más lejos del euro que ayer, y la primacía militar francesa, la “gobernanza” europea no deja de sostenerse en un equilibrado reparto y negociación que la hace más vulnerable e incoherente, aunque no menos agresiva. La crisis griega aceleró todos los tiempos y sometió a prueba la más ambiciosa iniciativa “posnacional”. Entre las ilusiones europeístas y la realidad prosaica del ajuste y los diktat del Eurogrupo, no hay más margen de acción. No hay espacio para la convivencia entre la democracia y soberanía popular de un lado, y el manejo monetarista de sus instituciones, por el otro. Se terminó la ilusión. Y su más palpable evidencia radica en la integración a las coaliciones de gobierno a la socialdemocracia, que en el caso teutón, se ha revelado tanto o más agresiva que los conservadores. 

El sueño europeísta había adquirido peso social e intelectual sobre el cual se edificó la gran ilusión. Habermas, uno de sus más grandes teóricos liberal-progresistas, sostuvo hace unos días que la crisis se fundaba en causas económicas y políticas, una crisis bancaria por la condición heterogénea y sub-óptima en la composición de la moneda. Sin finanzas y políticas económicas comunes, lo países miembros, pseudo-soberanos continuarán por caminos distintos en lo que hace a la productividad. Una tensión que no podría durar mucho tiempo. Efectivamente, Grecia, igual que los restantes países de la periferia europea, abrazó una moneda fuerte con la que deterioró su competitividad y profundizó el déficit de su balanza de pagos. El bache sólo podía financiarse con deuda, algo que los bancos estuvieron encantados en ofrecer a tasas bajas cuando el casino de las sub primes estaba en pleno auge. Pero cuando en 2008 la fiesta concluía, la deuda se había vuelto inmanejable. El Eurogrupo se constituyó entonces en el salvador de esos bancos, recomprando la deuda y transfiriéndola a los estados miembros, a cuyas poblaciones se machacó con la propaganda acerca del carácter perezoso de los pueblos sureños. Mientras el déficit de la balanza crecía y con ella la deuda, la competitividad de la economía cumplía el ciclo inverso, pues la moneda fuerte debilitó su industria local, y fomentó las importaciones libres desde los países más productivos. El resultado fue una economía más débil y más incapaz de pagar sus deudas, con exportaciones declinantes y un mercado interno que sólo podía sostenerse con más endeudamiento. La esencia contradictoria de la zona euro radica justamente en que sin que las regiones superavitarias y de mayor competitividad subsidien a las regiones deficitarias y de menor productividad (como hace cualquier estado nacional soberano entre sus diversa regiones), la confluencia monetaria, y desde luego económica y política, será una ficción. 

Pero es justamente esta imposibilidad por parte de la clase capitalista y sus instituciones -basadas en el lucro y no en la solidaridad- de sostener a las economías más débiles, la que hace de estas el eslabón débil de la cadena, obligada a la apertura de su economía, la pérdida de su industria y el inevitable e imparable endeudamiento. El europeísmo no era ingenuo respecto a esta tendencia, pero creyó, por un lado, que este proceso era inevitable (presión del mercado globalizado, pérdida capacidad de acción y de soberanía, hibridación cultural, mestizaje social producto de la creciente inmigración, etc.) y al que ya no se le podía oponer un nacionalismo defensivo incapaz de responder a los nuevos fenómenos. 


*++

MARIANO RAJOY BUSCA PARADOS DE MEJOR CALIDAD: TRABAJADORES QUE TRABAJEN SIN COBRAR


Los datos del paro que oculta Rajoy

Hay 1.045.000 personas más sin empleo que cuando Rajoy llegó al Gobierno y hay medio millón más de parados de larga duración con un contexto económico mucho más favorable


ANGÉLICA RUBIO
ELPLURAL.COM
|23/07/2015

Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) que el Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha vendido a bombo y platillo con evidente satisfacción son buenos. Vaya eso por delante, porque no ser sectario implica reconocer que en el último año se hayan creado medio millón de puestos de trabajo es bueno para el país y, por encima de todo, para los parados que ya no lo están. Pero ocultar datos de la EPA y ocultar, como hacen Rajoy y el PP, que el empleo creado es temporal, precario y mal pagado es sectarismo (por no decir mentir). Ocultar que se venden como maravillosos datos que en noviembre de 2011 eran catastróficos es demagogia y populismo. Vamos a recordar datos de la EPA que oculta Rajoy y que hacen bueno a Zapatero.

Un millón de personas más sin empleo

Para empezar hay que recordar la diferencia entre los datos de la EPA y los del paro. La EPA computa las personas que buscan empleo estén o no apuntadas al paro y los datos del paro reflejan solamente los de las personas apuntadas al Servicio Público de Empleo. En Europa solo se hace la estadística de la EPA. Por tanto, y para empezar, a día de hoy hay 1.045.000 personas más sin empleo o sin prestación por desempleo que cuando Rajoy llegó al Gobierno. Concretamente hay 287.000 ocupados menos y 737.000 parados más sin prestación.


Precarización del empleo

Hay menos asalariados fijos que cuando Rajoy llegó al Gobierno, concretamente 338.000 menos, y hay 53.000 asalariados menos con contrato temporal. Hay más parados de larga duración de los que dejó Zapatero, concretamente 542.000 más. Y hay más hogares con todo sus miembros en paro, más de 1.600.000 lo que implica 36.000 más que los que heredó el PP.


Más desprotección a los parados

Como consecuencia de los recortes de Rajoy, los parados tienen menos prestación (cobran menos). El Gobierno del PP aprobó reducir a la mitad la prestación por desempleo a partir del sexto mes de paro, lo que ha provocado que haya caído 15 puntos la tasa de cobertura de desempleo y la prestación media que cobran los parados ha bajado en 140 euros al mes. ¿De esto presume Rajoy?


Y un paro juvenil de casi el 50%

Hay un drama al que Rajoy ni se refirió: el paro juvenil. Somos campeones de Europa, junto a Grecia, en paro juvenil que según la última EPA se sitúa en España en el 49,2% en el segundo trimestre del año. La tasa de paro juvenil bajó del 51,36% al 49,2%, ha bajado pero aún así presenta un nivel insostenible y dramático. En el último año el número de jóvenes en paro tan solo ha descendido en 73.400 personas, por lo que la alternativa de la mayoría de ellos sigue siendo la emigración.

*++



EL EURO. ¡A BUENAS HORAS, MANGAS VERDES!

HISTORIA POCO CONOCIDA DEL EURO. LA CRISIS VIENE DE LEJOS

Rebelión
Washington´s Blog
23.07.2015

Os han dicho que el euro se creó para proveer dos beneficios para Europa:

·         Unir Alemania, Francia y otros países en una situación política pacífica, para impedir repeticiones de la Primera y la Segunda Guerra Mundial.

·         Crear una macrozona para competir con la fuerza económica de EE.UU.

¿Entonces, cómo hemos llegado a esta… austeridad y pequeñez de espíritu, como caracterizan las sombrías expresiones del ministro alemán de Ffinanzas Wolfgang Schäuble en las negociaciones con Grecia?

Porque los alemanes no ven el euro de un modo idealista utópico para ayudar a promover la paz y la prosperidad para todas las naciones de la UE.

Al contrario, Alemania ve el euro como un camino para bajar el valor de su moneda a fin de aumentar las exportaciones. Como señala actualmente Ben Bernanke:

Alemania se ha beneficiado de tener una moneda, el euro, con un valor internacional que es significativamente menor que lo que sería el de una hipotética moneda solo alemana. Por lo tanto, la calidad de miembro de Alemania en el área del euro ha representado un importante impulso a las exportaciones alemanas, en relación con lo que serían con una moneda independiente.

Además –en una parte poco conocida de la historia– el euro en realidad se creó con intenciones muy diferentes de la paz en Europa o la competencia con EE.UU.

Específicamente este individuo –un estadounidense llamado Robert Mundell– es el padre del euro:

Mundell no tiene nada de europeo. Nacido en Canadá, Mundell enseñó en la Universidad de Chicago durante siete años y desde entonces ha enseñado en la Universidad Columbia de Nueva York durante más de 40 años.

¿Pero no creó Mundell el euro para ayudar a Europa?

No según el periodista de investigación Greg Palast de The Guardian,The Independent y la BBC, quien explicó en su libro Vulture’s Picnic:

¿Quién engendró esa cruel moneda bastarda?

Llamé a su padre, el profesor Robert Mundell . Mundell es conocido como el padre del euro. A menudo se habla del euro como un medio para unir emocional y políticamente a los europeos de la postguerra y de dar a esa Europa unida el poder económico para competir con la economía de EE.UU.

Eso es basura.

El euro se inventó en Nueva York, en la Universidad Columbia. El profesor Mundell inventó tanto el euro como la luz guía del Gobierno Thatcher-Reagan: “Economía de la Oferta” o, como George Bush Sr. la llamó acertadamente “Economía Vudú”. El vudú Reagan-Thatcher y el euro son dos caras la misma moneda. (¡Huy! Algunos juegos de palabras duelen).

Como la Dama de Hierro y el Presidente Gaga, el euro es inflexible. Es decir, una vez que te unes al euro, tu nación no puede combatir la recesión usando política fiscal o monetaria. Eso deja “reducción de salarios, restricciones fiscales (reducir puestos de trabajo estatales y prestaciones del Estado) como únicos recursos en una crisis”, explica alegremente The Wall Street Journal, así como ventas de propiedades estatales (privatizaciones).

¿Por qué el euro, profesor? El doctor Mundell me dijo que le molestaron las reglas de distribución de espacio en Italia que no le permitían colocar su cómoda donde quería en su villa de ese país. “Tienen reglas que me dicen que no puedo tener mi inodoro en esa pieza. ¿Se puede imaginar algo semejante?”

En realidad no pude. No tengo una villa italiana, por lo tanto no puedo imaginar realmente el agobio de la restricción de la ubicación de cómodas.

El euro permitirá en última instancia que coloques tu inodoro en cualquier maldito sitio que se te ocurra.

Quería decir que la única manera que permitiría al gobierno la creación de puestos de trabajo es despedir gente, reducir las prestaciones y, crucialmente, reducir las reglas y regulaciones que limitan los negocios.

Me dijo: “Sin una política fiscal, la única manera por la cual las naciones pueden mantener puestos de trabajo es mediante la reducción de reglas para los negocios”. Aparte de la ubicación de inodoros, hablaba de las leyes laborales, que aumentan los precios de plomeros, regulaciones medioambientales y, por supuesto, impuestos.

No, no lo estoy inventando. Y no estoy diciendo que el euro fue impuesto a la Madre Patria solo para que el profesor pudiera colocar su inodoro en un sitio de máximo placer. El euro está concebido como una camisa de fuerza contra regulaciones que elimine las leyes de litros por cada manipulación de la cisterna, que enjuague las restricciones de las regulaciones bancarias y todos los demás controles gubernamentales.

¿Ahora tiene un poco más de sentido la destrucción de la soberanía de Grecia?

Como señalara Palast en The Guardian:

La idea de que el euro ha “fracasado” es peligrosamente ingenua. El euro está haciendo exactamente lo que su progenitor –y los acaudalados miembros del 1 % que lo adoptaron– predijeron y planificaron que hiciera.

Para él, el euro no tenía que ver con convertir Europa en una unidad económica poderosa, unificada. Tenía que ver con Reagan y Thatcher.

Y cuando las crisis ocurren, las naciones económicamente desarmadas tienen poco que hacer fuera de eliminar totalmente las regulaciones gubernamentales, privatizar masivamente las industrias estatales, reducir los impuestos y mandar al infierno el estado del bienestar europeo.

Lejos de fracasar, el euro, que fue el engendro de Mundell, ha tenido éxito probablemente más allá de los sueños más calenturientos de su progenitor.

En otras palabras, querían que el euro impusiera en Europa una camisa de fuerza según “La doctrina del shock”, según la cual los grandes bancos están despojando a Grecia y a otros países de sus recursos públicos, depredando y saqueándolos sus recursos y riquezas naturales.

Postdata: Mundell es también el creador de la economía de la oferta… conocida también como economía de “efecto de goteo” o de “mea sobre los pobres”.

Muchos de los máximos asesores económicos de Reagan admitieron posteriormente que la economía de la oferta no ayuda a la economía. Vea esto , esto y esto. (Washington’s Blog está a favor del capitalismo de libre mercado… pero la economía de oferta es capitalismo de connivencia, no capitalismo de libre mercado).

Además –como ha advertido Martin Armstrong durante décadas– dejar que países como Grecia se unan al euro sin primero ajustar estructuralmente sus deudas, fue una receta para un desastre. Por ejemplo, cuando el euro duplicó su valor hace un par de años, la deuda de Grecia aumentó considerablemente en términos reales. Fue cuando Grecia realmente comenzó a deslizarse hacia la crisis…

Por lo tanto naciones ricas como Alemania –intencionalmente o sin intención– y las otras naciones acaudaladas establecieron desde el comienzo la base para la liquidación de activos en Grecia y otros países endeudados.

Por cierto, Armstrong y Nigel Farage (miembro del Parlamento Europeo y líder del Partido de la Independencia del Reino Unido, respectivamente) dicen: El pueblo griego nunca votó a favor de entrar al euro… les fue impuesto por Goldman Sachs y sus políticos.

Copyright © 2015 Global Research



*++