jueves, 6 de febrero de 2025

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Pozos escondidos y puertas cerradas a la Guardia Civil: cómo ocultaba la Casa de Alba el robo de agua junto a Doñana

 

Pozos escondidos y puertas cerradas a la Guardia Civil: cómo ocultaba la Casa de Alba el robo de agua junto a Doñana

 

Por Antonio Morente

Rebelion / España

05/02/2025 



Fuentes: El Diario

Los agentes relatan en su primer informe cómo las ocho infraestructuras ilegales (con más de 30 metros de profundidad) estaban en ubicaciones que dificultaban su localización incluso con imágenes aéreas, y que cuando fueron a sellarlas no se les permitió el acceso a la finca.

La existencia de los ocho pozos ilegales de la Casa de Alba en su finca de Aljóbar, en término del municipio sevillano de Aznalcázar, se conoció por la denuncia de antiguos trabajadores. De no ser así, la detección de estas infraestructuras sin licencia hubiese sido muy complicada, incluso utilizando imágenes aéreas, al estar ocultas en ubicaciones que dificultaban su localización en esta hacienda a las mismas puertas de Doñana.

Así lo apunta la Guardia Civil en el que fue su primer informe sobre este caso, al que ha tenido acceso este periódico y que dio lugar a que la Fiscalía de Medio Ambiente abriera una causa por un delito ambiental y otro por desobediencia. Este último es porque a los agentes no se les permitió el acceso cuando acudieron una segunda vez a Aljóbar ya para sellar los pozos, encontrándose con las puertas cerradas pese a que la propiedad sabía que los agentes se iban a personar.

Finalmente, estas extracciones sin permiso fueron clausuradas, aunque meses después el juez del caso decidió levantar estas medidas cautelares. Transcurrido medio año, y en una nueva inspección por sorpresa, se descubrió que volvían a funcionar pese a la advertencia de no utilizarlas, lo que el pasado diciembre llevó de nuevo a dejarlas fuera de servicio, esta vez por orden de la la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG). La Guardia Civil señala que este bombeo ilegal de agua ha provocado un daño ambiental que cifra en seis millones de euros y que puede ser irreversible.

“Dificultan aún más su ubicación”

En su diligencia, los guardias civiles (que acudieron acompañados por agentes de la Comisaría de Aguas de la CHG) señalan que cinco de los pozos estaban entre naranjos adultos, formando parte de los bancales de cultivo. Otro estaba en una zona en la que antes había cítricos ahora arrancados, y otro más en un montículo limítrofe entre naranjal y tierra calma. “Dichas ubicaciones dificultan aún más su localización in situ y mediante fotografía aérea”, apunta el informe, que detalla que las aberturas estaban a ras de suelo y sin brocal, “desconociendo si es para evitar labores inspectoras u otros motivos técnicos”.

El pozo para el que la empresa sí tiene licencia.

Las infraestructuras sin licencia se localizaron el 17 de mayo de 2023, accediendo los agentes por la finca de la entrada, “cuya cancela se encontraba abierta de par en par”. Una vez dentro, inician la inspección acompañados por el guarda de la explotación, hasta que tres horas después se persona el abogado de Eurotécnica Agraria (la empresa familiar de la Casa de Alba que gestiona estas tierras), que “exige que se realice la inspección con él solo como testigo, a lo cual se accede”.

En esta primera visita, los agentes consignan que el representante de la empresa manifiesta que “la inspección se realiza sin autorización judicial y con la oposición de la propiedad”. Asimismo, subraya que dispone de autorización para riego, “sin que se haya cometido por esta finca ninguna irregularidad ni ilegalidad, como así acreditará ante cualquier instancia”.

Hasta 34 metros de profundidad

Los pozos son descubiertos equipados con bombas y su correspondiente instalación eléctrica y de tuberías para sacar agua, de hecho dos de ellos están en pleno funcionamiento cuando los revisa la Guardia Civil. Todos están “ocultos con malla verde” que tapa la boca, lo que complica su detección. Tienen entre 1,5 y dos metros de diámetro, con una profundidad que en todos los casos supera los 30 metros, 34,6 en el caso del que ha penetrado más en la tierra. La excepción es uno de 26,15 metros pero con un diámetro mucho mayor, 4,65 metros.

Eurotécnica Agraria admite en todo momento la existencia de estas ocho infraestructuras, aunque sostiene que nunca se han usado para sacar más agua de la que tiene permitida por la CHG, que tiene autorizado un punto de extracción para riego, otro para uso doméstico y una balsa de acumulación. Por cierto, los agentes hacen constar que cuando se realizó la primera inspección los pozos ilegales “se encontraban ocultos bajo planchas de cemento y una loneta”, pero que cuando se procedió al precinto la empresa “había retirado esas estructuras y colocado una chapa con acceso a su interior”.

Uno de los pozos, tras el primer precinto de la Guardia Civil.

Puertas cerradas

Iniciado el proceso, el 12 de junio de 2023 se comunicó a Eurotécnica Agraria que el día 21 se iba a proceder al precintado de los pozos. Pero cuando Guardia Civil y agentes de la CHG se personan se encuentran la puerta cerrada (la misma que la primera vez estaba abierta de par en par) y “por parte de un representante de la propiedad se denegó el acceso a la finca”, de lo que se levantó acta y dio pie a una denuncia por desobediencia (artículo 550 del Código Penal) que puede castigarse con entre seis meses y un año de prisión.

De hecho, en la diligencia que los guardias civiles hicieron con este incidente se subraya que con esta actitud “se consigue seguir utilizando los recursos hídricos, obteniendo un beneficio ilícito”. Esto es así porque se mantiene “el riego sin control alguno por parte de la administración”. Todo ello, además, en un acuífero en buen estado pero en prealerta de escasez por la sequía.

En su informe inicial, la Guardia Civil señala que la apertura de los pozos ilegales “viene determinada por la urgente necesidad” de llenar la balsa de acumulación, para la que la empresa tiene permiso, “en tiempo y forma suficiente para completar su capacidad” y atender así las necesidades de unos cultivos “en un terreno poroso y cuya necesidad de riego es mucho mayor”. Esto le habría permitido obtener “un beneficio ilícito durante años bastante lucrativo”, lo que no impide que el proceso para regularizar estas extracciones siga adelante pese a ser pillados ya dos veces “despilfarrando” agua, tal y como lo describe la propia Confederación del Guadalquivir.

Fuente: https://www.eldiario.es/sevilla/pozos-escondidos-puertas-cerradas-guardia-civil-ocultaba-casa-alba-robo-agua-donana_1_12007567.html

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Europa: una crisis de identidad que obliga a cambiar el rumbo

 

El declive de Europa es tan evidente que nadie se esfuerza ya en disimularlo. Décadas de una gestión subordinada a EEUU y al gran capital nos han llevado a una situación sombría y con escasas esperanzas de cambio.


Europa: una crisis de identidad que obliga a cambiar el rumbo


Juan Torres López

El Viejo Topo

6 febrero, 2025 

 

La continua aplicación de políticas económicas erróneas y orientadas a favorecer sólo el interés privado, además del sometimiento a los dictados de Estados Unidos, han dejado a Europa en una situación de gran debilidad, justo en un momento en que debe enfrentarse a grandes amenazas en la escena internacional.

Dos hechos reflejan sintomáticamente la situación con la que comienza Europa el nuevo año. Alemania, su motor económico, culmina un segundo año en recesión y uno de sus grandes institutos de investigación económica reconoce que se encuentra en una situación de «crisis estructural».

Desde otro punto de vista, es significativo el silencio vergonzante de las autoridades europeas ante el anuncio de Donald Trump de que quiere apropiarse de Groenlandia, un territorio que forma parte de un país miembro de la Unión Europea.

Debilidad económica e insignificancia geopolítica. Dos expresiones de una misma moneda: la pérdida de impulso, poder y presencia de Europa en el mundo de nuestros días.

FRACTURAS DE TODO TIPO

La UE se encuentra en el vértice de un conjunto de amenazas que no sólo se pueden calificar de peligrosas, sino de auténticamente existenciales, pues afectan al mismo tiempo a la economía, la política y sus instituciones, además de al poder efectivo que estas van a poder desplegar para defenderse.

La primera es de carácter estrictamente económica. Aunque de momento Alemania se lleva la peor parte, es toda la economía europea la que tiene problemas. La eurozona no levanta cabeza y la mayoría de los pronósticos coinciden en que «está lejos de la recuperación». Y es normal. Crisis energética, desindustrialización acelerada, pérdida de competitividad y retraso tecnológico conforman un cóctel envenenado que produce parálisis productiva y retraso frente a las demás potencias económicas.

La segunda amenaza que enfrenta Europa es su pérdida de influencia en el nuevo marco de relaciones económicas y comerciales que se está generando. Entre Estados Unidos y los BRICS, Europa no encuentra lugar ni ofrece al mundo alternativas de planteamiento y resolución multilateral de los grandes problemas de nuestro tiempo. Está a la deriva y esta desubicación le supone una amenaza grave porque la deja desprotegida, dependiente y vulnerable. Especialmente, si a eso se añade el rechazo explícito que recibe de países, como los africanos, donde antaño influyó y de donde obtuvo poder.

¿ACUERDOS QUE DEBILITAN?

En contra de lo que se quiere hacer creer, el reciente acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur no va a abrir un nuevo espacio de fortalecimiento para la economía europea (como tampoco para la contraparte). Sin potentes políticas redistributivas o de compensación, la liberalización del comercio aumentará las divergencias internas, eliminará miles de empleos y deprimirá sectores fundamentales en ambas partes al desprotegerlos. Impulsará la concentración que dará aún más poder a los grandes grupos de capital industrial y financiero, como ha ocurrido siempre que se conceden ventajas asimétricas en los mercados. Dañará al medio ambiente, dificultando los procesos de transición hacia una mayor sostenibilidad. Y, para colmo, debilitará aún más a Europa al llevarse a cabo justo cuando Trump va a reforzar el proteccionismo de Estados Unidos.

A esas grandes amenazas económicas se le pueden sumar otras dos que tienen que ver con la política, el poder y la hegemonía.

Por un lado, Europa mantiene una posición de sometimiento ante Estados Unidos que no sólo hace que sufra ella misma los costes que se imponen a terceros, como en el caso de las sanciones a Rusia. Además, la lleva a adoptar posiciones de incoherencia e incluso de franca inmoralidad. Por ejemplo, condenando “la invasión a gran escala de Ucrania” por parte de Rusia y permitiendo al mismo tiempo que Israel cometa un genocidio con Palestina. Una contradicción vergonzante que le impide asumir posiciones de liderazgo internacional autónomas y resta credibilidad a cualquier iniciativa de política exterior en el futuro inmediato.

Por otro, Europa se muestra incapaz de contener el avance de fuerzas populistas de extrema derecha que cada vez disimulan menos su propósito final de dinamitar el actual modo de funcionamiento de la Unión Europa, sus instituciones, valores y políticas.

Todo esto le ocurre a Europa en el peor de los momentos, cuando la presidencia de Trump va a abrir un periodo de convulsión y conflicto abierto en todos los órdenes. La guerra comercial puede ser demoledora para una Europa económicamente debilitada, dependiente, sin proyecto estratégico y desprotegida; y la tensión militar la obligará a destinar recursos a este rubro, aumentando el descontento que alimenta a la extrema derecha y mina la confianza institucional.

Lo sorprendente de todo esto es que se produzca por causas tan visibles.

En primer lugar, por la aplicación continuada durante décadas de políticas favorecedoras de los mercados que sólo han servido para reforzar el poder de las grandes corporaciones. Y no precisamente gracias a su dinamismo y capacidad innovadora, sino la influencia conseguida sobre las instituciones europeas para poder extraer rentas sin límite. Ni siquiera el shock que produjo la Gran Recesión, ni la crisis del COVID-19 sirvieron para que los responsables de la Unión Europea tomaran conciencia del daño que generan sus errores y el servilismo hacia el poder económico y cambiaran de orientación política, como incluso Estados Unidos hizo bajo la presidencia de Biden.

Aunque el crecimiento del PIB es una expresión bastante burda, al menos resulta significativo de la debilidad y decadencia que esas políticas han provocado en la Unión Europea: su PIB (incluyendo el de Reino Unido antes del Brexit) sólo aumentó un 21% en los últimos 15 años, frente al 72% de EE.UU. y el 290% de China.

Desde el 2000, su peso en la economía mundial medido en paridad de poder de compra (es decir, equiparando los precios) ha bajado 5,1 puntos; el PIB per cápita en relación con el de Estados Unidos se redujo en casi dos puntos y, en lugar de ser 12 veces mayor que el de China como lo era entonces, ahora sólo es poco más de 3 veces superior.

En segundo lugar, la debilidad europea proviene de su incapacidad para reforzar la democracia y las instituciones representativas, lo que impide que la UE se consolide como un proyecto que la ciudadanía apoye y sienta como propio. Aunque la opinión no sea exactamente comparable por la forma en que se realiza el Eurobarómetro, es significativo, por ejemplo, que en 2000, sólo un 19% de la población encuestada tenía una imagen negativa o bastante negativa de la Unión, mientras que en 2024 un 59% consideraba que las cosas iban en la mala dirección.

En su día, Angela Merkel reclamó reglas presupuestarias que ningún Parlamento pudiera modificar y lo consiguió. Pero el resultado ha sido el reforzamiento de los grupos de poder que actúan en las sombras, el declive económico, el descontento social que ha catapultado a la extrema derecha y la irrelevancia cada vez mayor de la Unión Europea en el tablero mundial.

Tras las pasadas elecciones al Parlamento Europeo, la gobernabilidad se ha hecho más difícil e inclinada hacia posiciones radicales, populistas y peligrosamente volcadas hacia el militarismo, esto último, incluso con el apoyo de los socialistas. Si no se produce un giro de orientación y la Unión Europea no apuesta por políticas económicas que protejan su actividad productiva y generen más bienestar, y si no define con urgencia un proyecto propio que la libere de los imperativos de las imposiciones estadounidenses, Europa puede entrar en una etapa de dolor, frustraciones y conflictos hasta hace poco imprevisibles.

[Fuente: blog del autor]

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