martes, 24 de noviembre de 2009

¡NO ME LO PUEDO CREER!

(El principe de Gales saludando a un oficial de la Cabelleria Imperial para que no deje titere con cabeza en la guerra contra los indios)
Jesusito de mi vida, eres niño como yo…, y me parece a mi, Jesusito, no te me vayas a cabrear, que es un decir, que como somos niños, a lo mejor por eso, hay cosas que no entiendo. Una de ellas es la guerra.
Tú eres un enchufao. Tú eres un hijo de papá, como Tu Padre lo sabe todo…, a lo mejor Tú sabes que es eso de la guerra, pero yo no, que quieres que te diga, enchufao, que eso es lo que eres, un enchufao.
Yo no entiendo que los que van a la guerra sea la gente que en tiempos de paz vive mal; que sigue viviendo mal durante la guerra y, que acabada la guerra sigue viviendo peor, en vez de ir a la guerra los reyes, los banqueros y los políticos que son los que cortan el bacalao y sacan su sustancia antes, durante y después de la guerra. ¿Te vas enterando, Jesusito de mi vida eres niño como yo…?
Mira, Jesusito de mi vida eres niño como yo, para que veas que no digo por decir.
El dibujo que ilustra la cabecera de este artículo es de Henry Marriott Paget (1856-1936), que lo creó para el semanario británico ilustrado, el Graphic, en el que apareció el 3 de febrero de 1900, y en el mismo aparece el príncipe de Gales, que desde niño me ha traído siempre con la mosca detrás de la oreja, dándole la mano a un oficial que va con sus soldados a matar indios con la Caballería Imperial (ya sabes, antes para que la gente fuera a la guerra como quien va de excursión también se le tenía que engañar, pero se llamaba guerra, no como ahora, que nos engañan hasta en el nombre), y claro, a morir también.
¿Que a qué viene a cuento ahora y aquí el príncipe de Gales? Pues, bien fácil es, Niño mío.
Siendo yo niño (y no se te olvide que estamos hablando entre niños, Jesusito), en mi pueblo, Isla Mayor, Sevilla, y de camino a la finca en la que viví unos años de mi niñez, Santa Rita, como a mitad de camino (a unos dos kilómetros) pasaba por una finca que todavía se conoce como lo del Principe de Gales, ¿vas captando?
La cuestión es la siguiente: el Principe de Gales anima a que los soldados ingleses vayan a la guerra, nada más y nada menos, que a la India, ahí a la vuelta de la esquina. En la India, además de los muchos recursos que tiene, hay arroz, y en mi pueblo, Isla Mayor, las primeras experiencias arroceras que se hicieron fueron inglesas (aunque no funcionaran).
¿Querrá decir ello, Jesusito de mi vida eres Niño como yo, que la corona inglesa se enriqueció además de con la piratería institucionalizada (como la de los negritos de Somalia, pero con el apoyo del Estado) y con las guerras de expolio y saqueo en la India, con las tierras de mi pueblo? ¡No me lo puedo creer!
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