martes, 30 de septiembre de 2014

PODEMOS: OTRA VISIÓN


Podemos y la «folletinización de la política»: Pablo «González» o Felipe «Iglesias»

Sociología Crítica 
 2014/09/30

(Un análisis de la profesora Ángeles Díez*,
Doctora en Ciencias Políticas y Sociología, Profesora de la Universidad Complutense en Madrid) 



 Los últimos acontecimientos políticos -la creciente conflictividad social, el ascenso de una fuerza política inexistente hasta las elecciones europeas, la abdicación del rey Juan Carlos en su hijo y el despliegue del Escudo antimisiles estadounidense en la base militar de Rota-, evocan la máxima marxista de que los hechos y personajes de la historia aparecen primero como tragedia y luego como farsa. Aunque en el Estado español tragedia y farsa parecen entrelazarse sin mediar apenas un suspiro y las farsas, ¡ay… las farsas!, parecen darse de dos en dos. 

El ascenso de Podemos no deja de recordarnos la meteórica ascensión del PSOE, también en una época en la que la conflictividad social iba in crescendo, lo viejo no acababa de morir, lo nuevo no acaba de nacer, la continuidad del régimen estaba en cierta forma amenazada por la deslegitimación del sistema político y los intereses geoestratégicos del imperio estaban poco confortables en un escenario tan inestable. No soy la primera que, percibiendo las analogías, habla de una Segunda Transición aunque la mayor parte de los discursos que interpretan los acontecimientos actuales en esa clave suelen hacerlo a modo de justificación de la necesidad de renovar, de nuevo, el sistema político para garantizar la paz social, es decir, la estabilidad (económica y política) que nos saque de la crisis y nos lleve, de nuevo, al imaginario paraíso socialdemócrata: más consumo, más clase media, más trabajo, más… Son pocos los que trascienden el discurso exitoso de la renovación del régimen de la primera transición, ni siquiera desde posiciones de izquierdas. 

Las analogías, que no identidades, son muchas pero lo que interesa analizar es el grado de locura de una sociedad como la nuestra, a la que se le ofrecen las mismas respuestas a idénticos problemas y espera resultados distintos. Esta nueva entrega de Transición cuenta con personajes renovados, más jóvenes, más guapos y mejor preparados. Un guión fiel a las profecías de las encuestas del CIS (Centro de investigaciones sociológicas) y en sintonía con la cultura preformativa postmoderna de unos jóvenes “sobradamente preparados”. 

No en vano, cuajada de jóvenes profesionales en precario, la propuesta política de Podemos elabora un producto a la medida de los resultados de las investigaciones sociológicas de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, utiliza las asambleas de los círculos a modo de “grupos de discusión” para su campaña de publicidad y los debates y críticas para ajustar el discurso y la puesta en escena. 

Del mismo modo, saca partido de mercancías tecnológicas comoAppgree, que monitorean las redes sociales y que ya mostraron su gran eficacia en crear ilusión participativa en el programa de televisión Gran Hermano. Desde la eclosión de las movilizaciones que arrancaron en el 2003 con el No a la guerra hasta el estallido del 15 de Mayo del 2011, lo que está en juego en España es la legitimidad del sistema político en su conjunto. No de un partido en concreto, ni de una casta política o económica. 

La confluencia de una crisis de legitimidad política y la necesidad de un cambio de modelo económico hacia mayores cuotas de explotación dan lugar a que todas las fuerzas conservadoras se dirijan a garantizar la estabilidad. Especialmente en el ámbito político que es donde se juega la legitimidad, es decir, la aceptación o no del modelo de explotación. Sin esa estabilización parece difícil controlar a una población que históricamente se ha decantado bien por la revolución bien por el fascismo. 

De modo que, en estos momentos, del mismo modo que ocurrió en la primera Transición, todas las fuerzas del mal se ponen a la tarea la estabilización o de la paz social. Un sistema político, como un barco, puede desarrollar una estabilidad estática(cuando las aguas están tranquilas) o dinámica (cuando hay olas y viento). 

Cuando esas aguas son turbulentas, como en el momento actual, la mejor opción parece ser cabalgar las olas, o las mareas. Esta opción supone apropiarse del discurso, es decir, contar historias porque, en un mundo civilizado, todos saben que convencer es más eficaz que vencer (reprimir). La dictadura franquista, aun sin ser civilizada, no renunció a contar historias a través del NoDo, noticiero con el que recreaba un país ficticio; Felipe González no escatimó en recursos narrativos prometiendo sacarnos de la estructura militar de la OTAN (aunque con lengua de serpiente). Ahora RTVE (Radio Televisión Española) toma el testigo del NoDo y el líder de Podemos nos cuenta que sin ser de izquierdas ni de derechas se pueden cambiar las relaciones de poder. 

En el mundo de la política los relatos son los principales elementos de estabilización. Incluso si no son verosímiles basta con que se reconozca la sinceridad del que los emite o con apreciar que se trata de una buena actuación. El cinismo se hace consustancial al discurso político, pero también al discurso académico, y especialmente al mediático. 

Hoy la vida política está dominada por los storytelling o la“folletinización” que permite a la clase política (la consolidada y la aspirante) conjurar la amenaza de muerte que los pueblos dictan en su contra desde el mismo momento en que son elegidos. Apropiarse del relato, de la lectura de los acontecimientos, es el principal pilar de la dominación. Pero también, la mejor forma de despejar las calles y llevar de nuevo a las personas al sillón de su casa delante del televisor. 

Como dijera la delegada del gobierno de Madrid, Cristina Cifuentes –refiriéndose a Podemos-, si ya los antisistema han aceptado el sistema, bajará la conflictividad social y la gente no tiene por qué manifestarse. Ciertamente la política contemporánea es apenas otra versión del intercambio de mercancías, los políticos se venden como marcas (la imagen) y los electores se asemejan a los consumidores a los que se les venden los productos (partidos políticos) con relatos exitosos en folletos publicitarios (programas electorales). 

Ganar unas elecciones es pues tan complicado o tan sencillo como acertar en la campaña de marketing y conseguir los recursos necesarios para lanzarla. Esto lo sabía ya Felipe González y lo saben aún mejor los jóvenes expertos de Podemos. Los estadounidenses son especialistas en esta “folletinización” de la vida política. No en vano las empresas de relaciones públicas -que es el nombre que reciben las empresas de comunicación que diseñan tanto campañas electorales como campañas de guerra-, junto con las empresas de armas son las que mueven más dinero en el mundo. La competencia en el mercado de la política se disputa en el campo de la comunicación y como han demostrado James Carville (director de la campaña de Bill Clinton), Kart Rove (el cerebro de Bush) y David Axelrod (conocido como el Narrador de Obama) la clave está en “conquistar la narración del mundo” . 

En este campo no cabe duda de que las enseñanzas Hollywood son dignas de tener en cuenta y nos sirven, a título de hipótesis, para entender el éxito electoral (presente y futuro) de Podemos y para comprender por qué, con el objetivo de la “estabilidad necesaria”, todas las fuerzas políticas se aproximan al patrón mediático de éxito que será también el del éxito electoral, y que los publicistas estadounidenses resumen en: • 1) Contar una historia, • 2) ser breve, • 3) ser emocional . 

De la misma forma que en la primera Transición el marketig electoral vino de la mano de Julio Feo, directivo de una empresa de publicidad norteamericana, los nuevos tiempos también tienen como referencia las campañas estadounidenses. En este caso, en la campaña de Obama de 2008 donde se consolidaron las claves de lo que ya son las campañas electorales de Europa, tal y como profetizaba el escritor Christian Salmon: dominio de la retórica, poder de escenificación, arte del relato y nuevas tecnologías digitales. En esta segunda entrega de la Transición el nuevo partido, Podemos, extiende idénticas recetas: inevitabilidad de la aceptación de las reglas del juego político, pragmatismo, desideologización (ni de izquierdas ni de derechas) y oportunidad. Sólo resta por perfilar el difícil equilibrio entre la violencia que supone reconocer el conflicto y apostar por la paz social. 

Es probable que la conflictividad social de finales de los setenta llevara el germen de una verdadera revolución socialista –así lo atestigua la inquietud de las instancias de poder, los viajes de Prado Colón de Carvajal (administrador privado del rey durante 20 años) a EEUU, etc. En cualquier caso, en ese momento, como entonces, la contención social implicaba un maquillaje político creíble, una figura joven y un proyecto emocional. Se daba la necesidad de contener el conflicto social tanto por la derecha como por la izquierda. Por la derecha se neutralizaría a los sectores fascistas con la figura del rey Juan Carlos –elegido por Franco y personalmente interesado en la continuidad del modelo-, por la izquierda, el PSOE se presentaría como la opción más realista para conjurar los demonios de una segunda guerra civil. 

El príncipe Felipe convertido en Rey supone ahora un intento, precipitado, por relegitimar la monarquía, la ampliación del tratado de utilización de las bases de Rota y Morón se saca de todas las agendas mediáticas para no mentar la bicha del “No a la Guerra” o “No a la OTAN” y los tecnoexpertos de Podemos despiertan, de nuevo, la ilusión de la renovación política. Siguiendo con las analogías, tras la eclosión de las movilizaciones masivas del 15M, las mareas, las marchas, el cuestionamiento de organizaciones sindicales, partidos políticos, etc. hacían vislumbrar la posibilidad de una ruptura de efectos imprevisibles. Sin embargo, las dificultades para que toda esa movilización se convirtiera en organización, la paradoja de una sociedad indignada pero no lo suficiente como para romper la baraja, han creado las condiciones propicias para el triunfo de una tercera vía posibilista. El votante-espectador quiere salir del shock pero sin coste, sin el inmenso esfuerzo de ser él el protagonista, el sujeto que es parte y toma partido, el sujeto que no elude el conflicto y asume riesgos. Felipe González o Pablo Iglesias son figuras intercambiables de ese deseo. Como entonces, se establece el par ilusión-desafección. El público elude el conflicto real, prefiere verlo representado, de ahí el éxito de las Tertulias.

Pero además la magnitud de la crisis hace urgente que algo cambie. Para unos, la situación personal es ya crítica, para otros, los jóvenes, presas del mal de la impaciencia y del mito edulcorado del mayo del 68 es la oportunidad que no se puede desaprovechar, es el aquí y ahora. La gente, dicen los promotores de Podemos, quiere “ganar ya”. Vivimos en un mundo virtual e instantáneo. El aquí y ahora se imponen sobre la durabilidad de los cambios, lo que Bauman llama elsíndrome de la impaciencia. 

Igual que ocurre con el consumo de la comida precocinada se compra lo que antes había que hacer. Es decir, se opta por los atajos. La cultura postmoderna es la cultura del espectador, del mínimo esfuerzo y del camino más corto. Los jóvenes contemporáneos, educados y formados para desplegar las virtudes del consumidor (el consumo aparece como la tabla de salvación de la economía) son caracterizados a la perfección por Bauman: “Hoy, las ansiedades de los jóvenes y sus consecuentes sentimientos de inquietud e impaciencia, así como la urgencia por minimizar los riesgos, emanan por un lado de la aparente abundancia de opciones, y por otro del temor a hacer una mala elección, o al menos a no hacer “la mejor disponible”; en otras palabras, del horror a pasar por alto una oportunidad maravillosa cuando aún hay tiempo (fugaz) para aprovecharla” . 

Este es el tipo mayoritario de jóvenes que se decantará por la nueva opción electoral. Por otro lado, en el caso de las generaciones que vivieron la primera Transición emerge el sentimiento de “su última oportunidad”; conocen, porque la sufrieron, la experiencia del PSOE pero su momento vital les lleva a buscar-desear desesperadamente que ahora sea diferente. En este sentido Podemos funciona como un antibiótico de amplio espectro proporciona alivio a varias generaciones. No creo en las conspiraciones, ni que la realidad sea el resultado prefijado de quienes teniendo en sus manos los hilos del poder nos mueven como marionetas. 

Tampoco creo que los sujetos que, en determinado momento son convertidos en protagonistas, tengan un plan más allá de perseguir sus propios intereses, o tal vez sus deseos. Pero sí se que, una mirada atenta y desprejuiciada nos permite encontrar un hilo narrativo, una explicación coherente de por qué pasan las cosas, quienes son los más interesados en que pasen de la forma en que pasan, cómo se promocionan y alimentan determinados procesos mientras que otros son bloqueados, silenciados y eliminados. ¿Por qué se vuelve tan relevante para la vida política y los medios de comunicación españoles un fenómeno como Podemos y por qué dejan de ser importantes las movilizaciones de miles de personas en todo el Estado el 22 de Marzo? ¿Por qué es más relevante cualquier actuación mediática del líder de Podemos que el genocidio palestino? 

Preguntas como estas nos ayudan a encontrar la lógica interna que explica el devenir político-social más allá de los dimes y diretes del show tertulítico. Como señaló también Marx en el 18 Brumario: “Hoy, la sociedad parece haber retrocedido más allá de su punto de partida; en realidad, lo que ocurre es que tiene que empezar por crearse el punto de partida revolucionario, la situación, las relaciones, las condiciones, sin las cuales no adquiere un carácter serio la revolución moderna” . 

Crear un punto de partida no puede hacerse desde la aceptación de las reglas del juego, tampoco desde la emoción etérea, ni siquiera desde la pura retórica, menos aún desde la butaca de nuestro salón que es donde están, en estos momentos, la mayoría de los futuros votantes de Podemos. Esperemos que los cientos de mujeres y hombres comprometidos y bien intencionados que se han prestado a filmar, producir, actuar y participar de diversas formas en esta nueva entrega de la Transición sean capaces de sobreponerse a la frustración y la impotencia, y que en algún momento, ojalá sea pronto, pueda retomarse la construcción de un punto de partida que, si pretende resolver los problemas planteados será dando soluciones distintas, es decir, revolucionarias. 

Madrid 29 de septiembre 2014

*Ángeles Díez es Dra. en Ciencias Políticas y Sociología, profesora de la Universidad Complutense de Madrid (UCM)

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jueves, 25 de septiembre de 2014

GALLARDÓN ANALIZADO CACHO A CACHO




24 septiembre 2014



Gallardón fue actor en “Holmes. Madrid suite 1890″ representando a su tío abuelo el músico Isaac Albéniz

Gallardón tenía “el apoyo de ese cutre capitalismo especulador y el mediático de unos grupos de comunicación en estado de quiebra”; “Rajoy se carga el PP. Ya está conseguido: el PP es un erial; “Ayer, Mariano Rajoy Brey se cargó el Partido Popular en el momento histórico más febril de los últimos treinta años: en plena crisis de Estado. Es un irresponsable”; “Gallardón es la última víctima de esta estrategia de silencio. La semana anterior lo fue Botella. Y antes Jaime Mayor Oreja, Francisco Camps o Jaume Matas”; “No está Aznar, no está Aguirre, no está Álvarez Cascos, no está Rodrigo Rato, no está Manuel Pizarro, no está Pedro J. Ramírez, no está Rouco Varela y, entre otros desaparecidos en combate, tampoco está Gallardón. 

Ha sido una buena labor de carnicería política; han despiezado bien el cadáver y han exhibido sus despojos con la sutil crueldad de ir haciéndolo poco a poco”… Todas estas frases se están oyendo en el PP y en sus aledaños mediáticos tras conocerse la precipitada “huida” del Gobierno del ministro de Justicia, con Felipe VI en Nueva York y Rajoy en China. 

La ley del aborto fue una excusa: se teme la debacle electoral dentro de 8 meses y el que fuera alcalde de Madrid, conocido por sus megalomanías con dinero público –enterrar la M-30 supuso un sobrecoste de 1.200 millones de euros, según un informe confidencial de la consultora Currie & Brown and Scott Wilson cuyo original de 64 páginas en inglés (con una guía en español) hoy hacemos público– había convertido su ministerio “en un tanatorio”, según uno de sus colaboradores.


Gallardón y Soraya: disimulaban su “mutuo distanciamiento”


¿Por qué ha huido ahora Gallardón? La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que estaba enemistada con él al igual que Rajoy, ha destacado en su necrológica que es una persona “con una gran visión política”. Y esa es la clave. Nada será igual después del 31 de mayo de 2015 y una mayoría de la cúpula del PP comienza a vislumbrarlo: el “problema” es Rajoy, que con su inacción conduce España primero y a su partido detrás al precipicio. Y la sociedad civil exigirá responsabilidades a quienes provocaron este clima asfixiante de paro, corrupción y hundimiento económico.



Rajoy y Mayor Oreja: otra víctima silenciosa

Tras escuchar diferentes impresiones dentro del partido, la periodista Yolanda González concluye que la sensación mayoritaria es que “el presidente del Gobierno y del PP tiende a dejar que los problemas se dilaten en el tiempo y que sea el afectado el que acabe por tomar una decisión. Gallardón es la última víctima de esta estrategia de silencio. La semana anterior lo fue Botella. Y antes Jaime Mayor OrejaFrancisco CampsJaume Matas”.

Más duro se muestra el ex-director de Abc, José Antonio Zarzalejos: “Rajoy se carga el PP”. ¿Por qué?. La razón es evidente: “Ya están todos los de la lista” podrán notificarle al presidente del Gobierno los miembros de su oficial mesa camilla. No está Aznar, no está Aguirre, no está Álvarez Cascos, no está Rodrigo Rato, no está Manuel Pizarro, no está Pedro J. Ramírez, no está Rouco Varela y, entre otros desaparecidos en combate, tampoco está Gallardón. Ha sido una buena labor de carnicería política; han despiezado bien el cadáver y han exhibido sus despojos con la sutil crueldad de ir haciéndolo poco a poco”.



Todos muertos: solo queda él en medio de “un erial”

“Ya está conseguido: el PP es un erial y el Gobierno un grupo disciplinado de compañeros y amigos del presidente que son como el ‘equipo A’: destrozan, suman y restan, pero no tienen ni lejana idea de lo que sea la política, que confunden lamentablemente con el poder. Sólo añadiré un aspecto colateral de la cuestión: el director de El Confidencial –Nacho Cardero– le hace un favor aRajoy suponiendo que él no “mata” a sus adversarios, sino que se suicidan. Yo creo que utiliza la técnica de Agatha Christie en “Diez negritos”. Es decir, que es un killer político en serie.

 El tipo más peligroso de la política española después de José Bono. Que ya es decir. Por eso, Esperanza Aguirre, muy previsoramente, se encomienda a la divina providencia. Hace bien. Ayer, Mariano Rajoy Brey se cargó el Partido Popular en el momento histórico más febril de los últimos treinta años: en plena crisis de Estado. Andan diciendo por ahí que el presidente es “muy táctico”. En realidad es un irresponsable”.


Soraya y Juan Carlos: le ocultaron a Gallardón su dimisión

Y concluye: “Hacía mucho tiempo que el ya exministro de justicia tenía la mosca detrás de la oreja. Sus despachos habituales no eran con Rajoy, sino con la vicepresidenta –que se distinguían con un mutuo distanciamiento– y por mucho que el ministro trataba de que su gestión de plastilina complaciese al presidente y a Moncloa, nunca estuvo en el núcleo duro del Gobierno

Ahora se puede contar: el domingo precedente al lunes 2 de junio de este año, fecha de la abdicación de Don Juan Carlos, el ministro de Justicia desconocía por completo el acontecimiento porque la renuncia del Rey se cocinó de espaldas al notario mayor del Reino. Increíble pero rigurosamente cierto”.


“Montse” Corulla en el banquillo: la amiga de Gallardón nunca rompió su silencio

Para el analista económico Jesús Cacho, el problema de Gallardón era que “seguramente es menos listo de lo que él piensa, o un poco más tonto de lo que su suegro, Utrera Molina, siempre ha sospechado. Porque este hombre todo obsesión por el poder, este profesional de la política, quiso siempre llegar tan lejos, tan rápido, “volé tan alto, tan alto, que le di a la caza alcance”, que sus piruetas, sus pactos, sus componendas, sus maniobras quedaban enseguida al descubierto, porque él mismo, ¡ay, sus eternas prisas!, se encargaba de ponerlas pronto al descubierto, tan rápido pretendía correr que se daba con los zancajos en el culo, un defecto que se convirtió en su talón de Aquiles, porque el hombre pretendidamente brillante resultaba en extremo previsible, sus enemigos sabían al minuto dónde andaba, qué preparaba, qué le gustaba, aparte, dicho sea de paso, de la compañía de amigos ricos, las mujeres de penca larga –Paessler, Corulla y un largo etcétera), y el dinero, mucho el dinero”.


Gallardón y Florentino: secretos favores empresariales

Los cuatro años de cárcel a los que fue condenada su amiga Montserrat Corulla (sumario del que logró extraer sus conversaciones con ella, según denunció la cadena Cope, y que por ello algún día podría reabrirse) por blanquear 44 millones de euros no le pasan desapercibidos:“Las relaciones empresariales del personaje conforman, junto con los temas de bragueta, el dark side de un tipo que ha sido rehén del capitalismo madrileño más castizo, empezando por Florentino Pérez (ACS) y siguiendo por una larga lista cuya cita les ahorro.

 El riesgo de un Gallardón convertido en presidente del Gobierno hubiera sido demasiado alto. Con el apoyo de ese cutre capitalismo especulador y el mediático de unos grupos de comunicación en estado de quiebra, un tal Gobierno hubiera supuesto seguramente descender el último peldaño en la escalera de la definitiva degradación de un sistema ya muy castigado por corrupciones y arbitrariedades de todo tipo. Bien ido sea, pues, el Gallardón político. Bienvenido sea el ciudadano Gallardón, a quien cabe desear toda la suerte del mundo en su descenso a los infiernos de la cotidianeidad”.


También sus rivales “muertos”: con Bono, Pedro Jota y ZP


El periodista Gonzalo Cortizo desvela además que Gallardón se ofreció en su rueda de prensa a quedarse unos días más al frente del Ministerio, pero “Rajoy ha preferido provocar su cese de inmediato. Para ello, el presidente del Gobierno ha tenido que movilizar al rey en la ciudad de los rascacielos y retrasar unas horas la salida de su vuelo hacia Pekín”. ¿A qué entonces esta celérica huida? Otro periodista, Federico Castaño, tiene la respuesta: “como muestra de la ansiedad con la que gestionaba el cargo, alguno de sus colaboradores más inmediatos relatan que en los últimos meses no dejaba que se oyera una mosca en la planta donde ha tenido su despacho, provocando varios altercados con personal del departamento que, en ocasiones, llegó a comparar el ambiente del Ministerio con el de un tanatorio”.

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miércoles, 24 de septiembre de 2014

PUBLICADO EN CRÓNICA DE ARAGÓN



PARA UNA CONTRIBUCIÓN A LA CRITICA DE 
PODEMOS

IV

La crisis capitalista




No está el horno para bollos. No estamos en ninguna crisis como las que ha tenido el capitalismo a lo largo de su historia marcando el “cambio” de ciclo económico como muy simple e interesadamente afirman algunos, para los cuales la solución radica en el cambio de algunos políticos por otros, los de peor fotogenia por otros de más prestancia figuronera; y en la modificación formal de la ley, aunque sin introducir cambio alguno que pudiera erradicar las viejas e inservibles relaciones de producción, distribución y consumo capitalistas, con vista a sustituirlas por otras nuevas.

La OCDE1 (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) no es España, ni en dicha organización ha gobernado ningún gobierno español; sin embargo, en los casi cuarenta países que la forman, entre ellos España, también están padeciendo y sufriendo los efectos de la misma crisis.

Antes de que apareciera “la crisis” de 2008, existían 33.100.000 personas en paro en la OCDE, por lo que se podría afirmar a la vista de este dato, que el sistema capitalista aun cuando no está en “crisis” ni siquiera es capaz de ofrecer un puesto de trabajo a toda persona que esté en disposición de poder trabajar.
Seis años después de reconocida “la crisis” de 2008 esa cifra se ha elevado a la cantidad de 45.000.0002 de parados, además de bajar los salarios desde 2009 una media del 0,1% y tras haber empeorado las condiciones laborales y disminuido los derechos sociales de los trabajadores ¿Habrá algún ingenuo que todavía pueda pensar –puesto que creerlo puede creerlo– que una vez se salga de la crisis se acabará con el paro? ¿Qué podrían producir los 45.000.000 de parados solamente en la OCDE –puesto que para dejar de estar parado hay que estar trabajando– que pudiera ser vendido en los mercados según los parámetros capitalistas?

Efectivamente, en el Estado español la mayoría de las capas sociales de la población han padecido y siguen padeciendo los efectos de la “crisis” reconocida en 2008.

Si por “crisis” entendemos que el trabajador en concreto y la sociedad en general ha empeorado sus condiciones de vida presentes y futuras, se puede decir que la sociedad española está en “crisis” desde que se aprobó la Ley 26/1985 de 31 de Julio, gobernando el PSOE de Felipe González, de Medidas Urgentes para la realización de la estructura y de la acción protectora de la Seguridad Social (BOE 1-VIII-1985), con la que se inicia el retroceso en los derechos de los trabajadores en materia de prestaciones de la Seguridad Social, acentuándose ese retroceso con todos los gobiernos que le siguieron y que llega hasta 2014.

A lo anterior hay que añadir los ingresos que deja de percibir el Estado al ser privatizadas las empresas más rentables de titularidad pública por iniciativa de los gobiernos del PSOE y continuada por los gobiernos del PP hasta 2014.

Al disminuir los ingresos propios del Estado se inicia la espiral de endeudamiento público que llega a nuestros días, siendo la expresión práctica de ello, la pérdida de la independencia política del Estado español, que pasa a ser dependiente de los mismos grupos capitalistas que previamente se beneficiaron de las privatizaciones realizadas, al tener que recurrir a ellos el propio Estado para pedirles dinero prestado con el que financiar las políticas sociales y de desarrollo industrial autóctono que antes de las privatizaciones financiaba -en todo o en parte- con los ingresos propios provenientes de las empresas privatizadas.

Estas políticas de privatizaciones que representaron una importante descapitalización del Estado, junto a otras como la entrada en la OTAN llevada a cabo por el gobierno del PSOE presidido por Felipe González para financiar parte de los gastos militares de EEUU; la cesión de la política monetaria nacional al Banco Central Europeo, o la liberalización del suelo llevada a cabo por el gobierno del PP, presidido por José María Aznar, son las que originan el endeudamiento actual del Estado. Por lo tanto, la causa del mismo no reside en que el trabajador haya “vivido por encima de sus posibilidades”.

Sin embargo y a pesar de lo dicho, no hay que caer en el error (muy extendido socialmente, pero carente en absoluto de validez como instrumento de conocimiento para poder entender la realidad) de que estemos sufriendo los efectos de una crisis específicamente española que pueda ser atribuida a unos gobernantes incompetentes, manirrotos, corruptos e incapaces de preverla, y en consecuencia, incapaces de encontrarle solución. Lo cierto es que en España estamos en crisis porque España es una parte más del sistema capitalista, que es el que verdaderamente está en crisis, como lo demuestra el conjunto de países que forman la OCDE, y el resto de los mismos que tienen una economía basada en el modo de producción capitalista.

Tales políticas se deben al carácter depredador sin límites del capitalismo para obtener beneficios, de modo que cuando no puede obtener directamente del proceso de producción P la tasa de ganancia g´3 que necesitan los capitales invertidos para mantenerse en pie, recurren a tales políticas de privatizaciones para conseguir la parte de ganancia “extraeconómica” hasta completar la tasa de ganancia g´ que necesitan. Y esta y no otra, es la razón básica que justifica las políticas de privatizaciones realizadas por los distintos gobiernos (no sólo en España), las disminuciones salariales y los “recortes” (robos) sociales.

Cosa distinta es que los efectos de la crisis para la gran mayoría de la población española se hayan manifestado y se estén manifestando de forma distinta a como lo hayan podido hacer o lo estén haciendo en otros países. Pero esto tampoco forma parte de la explicación de la raíz de la crisis ni es atribuible en exclusiva a ninguno de los gobiernos habidos en España, sino al funcionamiento desigual (aunque tenga la misma naturaleza, inamovible) de las diferentes formaciones capitalistas de cada lugar específico, que están determinadas por el grado de desarrollo de las fuerzas productivas; de las fuerzas sociales, grado de organización de las clases trabajadores y el grado de concienciación de las mismas; de las condiciones históricas, culturales, etc., de cada sitio en concreto.
Las crisis que a lo largo de la historia del capitalismo han ido apareciendo no se resolvieron nunca, porque nunca se actuó allí donde tenían su origen: en el proceso de producción P, en las relaciones de producción capitalistas, a través de las cuales una mayoría crea la riqueza existente con su trabajo mediante la venta de su fuerza de trabajo (de la que depende la subsistencia propia y la de los suyos), y una minoría, la que dispone de los medios de producción, que se apropia de la mayor parte de la riqueza producida por el trabajo. Resulta de ello que la mayoría que trabaja vive cada vez peor y disfruta menos de lo que produce, en tanto que la minoría que no trabaja tiene cada vez más y disfruta más de lo que no produce.

Las crisis capitalistas no se resolvieron nunca de forma definitiva, porque de haberlo hecho habría supuesto el fin del modo de producción capitalista, y sabemos que ningún sistema tiende a destruirse voluntariamente por sí mismo.
El origen de la crisis capitalista se halla en la disminución de la tasa de ganancia g´ es decir, cuando la relación entre la plusvalía PV y la suma de capitales invertidos (capital fijo C y capital variable V) se aproxima o es igual a 1, o sea, cuando la tasa de ganancia g´ no es suficiente para recuperar los capitales invertidos y hacer que estos crezcan.

El significado práctico de la disminución de la tasa de ganancia g´ cuando ésta es o se acerca a 1, es que el capitalista no obtiene por la venta de sus productos en el mercado la cantidad suficiente de dinero D´ que le permita, por una parte, recuperar todo el dinero D invertido inicialmente, más otro tanto, para poder incrementar sus capitales, que es su único y verdadero objetivo.

Llegado este momento o próximo al mismo, como la tasa de ganancia g´ se genera fundamentalmente en el factor trabajo que se da en el proceso de producción P, al capitalista no le queda otra opción que intensificar la explotación del trabajo que se da en el proceso de producción P, con el objeto de elevar la tasa de ganancia g´, lo que no puede hacer más que reduciendo gastos (bajando salarios) y subiendo la producción (incrementando la productividad), con lo que ambas medidas, que son las únicas a las que puede acudir para “salir” de la crisis, lo que en realidad está haciendo, pero no para solucionar crisis alguna, sino para sentar las bases de la siguiente, porque el mecanismo donde se origina no ha cambiado, ni puede cambiar dentro del sistema capitalista.

La única “solución” que puede presentar el capitalismo a las crisis que crea es de tipo ideológico, lanzando al aire un juego malabar de palabras a través de la propaganda política realizada por los principales medios de comunicación a su servicio: prensa, radio y televisión, presentando a la opinión pública unos hechos que no existen (la solución de la crisis) como si existieran y además fueran verdaderos, dado que no puede hacer otra cosa porque como ya ha sido señalado anteriormente, la crisis capitalista responde al proceso de disminución paulatina de la tasa de ganancia g´, y ésta va unida de forma inseparable al proceso de desarrollo de las fuerzas productivas capitalistas.

La crisis capitalista no es pues, un elemento extraño que se introduce en el seno del sistema capitalista desde el exterior para perturbar su “armónico” y “perfecto” funcionamiento, ni se presenta de una forma súbita de un momento a otro y sin que se sepa su procedencia. Tampoco aparece como consecuencia de una inmoralidad del capitalista, aunque el capitalismo está repleto de elementos inmorales, ni porque el capitalista haya sido un vivalavirgen o un mal gestor, cosa que evidentemente puede ocurrir (pero como algo concreto y particular, y nunca como categoría del sistema), ni porque los organismos e instituciones que el propio capitalismo provee para controlar el funcionamiento del sistema hayan podido cometer errores. Y ni siquiera porque los gobiernos hayan sido unos incompetentes incapaces a la hora de evitar la crisis, como más de una vez se afirma superficialmente con la única intención de descalificar a los partidos o a sus dirigentes, a modo de chispa incendiaria que provoque una fogata de palabrería política vacía de contenido que simule la adopción de políticas y económicas diferentes y opuestas.

La crisis no puede concebirse en modo alguno como un error de este o aquel otro elemento del sistema capitalista, sino como una consecuencia lógica que irremediable e invariablemente crea la propia dinámica de funcionamiento interno del propio sistema. Es un componente inherente a la propia dinámica de funcionamiento del modo de producción capitalista. Mientras existan relaciones de producción capitalistas, la “crisis” subyace latente en su interior.

Desde el punto de vista económico se manifiesta objetivamente cuando la tasa de ganancia g´ de los capitales invertidos cae por debajo de un determinado nivel, como ya ha quedado señalado anteriormente.

La crisis del modo de producción capitalista se produce cuando g´ (tasa de ganancia) se acerca a 1. Y esto se produce esencialmente:

a)     Por un excedente de producción que no puede ser vendida en el mercado, o que para poder ser vendida, se tienen que bajar tanto los precios, que el dinero D´ obtenido por su venta en el mercado, sería igual o incluso menor que D (el dinero invertido inicialmente)

b)     Porque la tendencia a que g´ vaya disminuyendo con el paso del tiempo es consustancial y va unido al desarrollo de las fuerzas productivas, que necesaria e incesantemente impulsa la competencia entre los propios capitalistas, en su disputa interminable por conquistar mercados, lo que les lleva a tener que producir cada vez más y con costes cada vez más bajos, lo que les obliga a estar renovando la capacidad productiva con inversiones cada vez más costosas que determinan que la composición orgánica del capital o´ sea cada vez mayor, que es el elemento que mayor incidencia tiene en la disminución de la tasa de ganancia g´, como veremos más adelante

No estamos ante una crisis como las habidas anteriormente a lo largo de la historia del capitalismo, en que se salía de una estableciendo las bases de la siguiente y así sucesivamente.

Estamos inmersos (y no sólo en España) en una coyuntura económica mundial que afecta a todo el modo de producción capitalista, en la que la crisis declarada y reconocida por todos en 2008, lo que hace es poner de manifiesto la inviabilidad material e histórica del capitalismo, dado que su nivel de contradicciones ha alcanzado el máximo, por lo que éstas no pueden ser resueltas dentro de los parámetros capitalistas, ni en los económicos, ni en los políticos ni en los ideológicos, sino sustituyendo las relaciones de producción capitalistas por otras nuevas.

Dicho en el más amplio y profundo sentido del término. Estamos en la crisis integral del modo de producción capitalista, como modo de producción dominante, y ello es lo que establece las condiciones objetivas para abrir las puertas a una Nueva Era de la Civilización, que si la denominamos sin ningún tipo de complejo semántico ni intelectual, será la Era de la Verdadera Civilización.

A esta coyuntura económica, política e ideológica del sistema capitalista (y no sólo en España), Podemos la ha denominado “ventana de oportunidad”.

Si el sentido que tiene esta expresión para definir o describir una situación se refiere exclusivamente a la posibilidad cierta que tiene Podemos (asociada o coaligada con otras Formaciones políticas o no) de convertirse cuando menos, en determinante de la política española después de las próximas elecciones municipales, autonómicas y generales, dadas las expectativas electorales levantadas (que se deben casi exclusivamente al descontento generalizado que la gran mayoría de la sociedad siente hacia los partidos políticos tradicionales y las políticas concretas, insolidarias, injustas y demagógicas, que en concreto ha venido realizando el PSOE, y que está intensificando y agudizando el gobierno del PP), convendría que fuera urgentemente corregida para dotarla de contenido concreto con vistas a que exprese ideas concretas capaces de mover al pensamiento. Y lo mismo podría ser dicho en relación a otras palabras utilizadas en el argot político de Podemos, como “casta” por la de “clases sociales minoritarias, dominantes y dirigentes”; la de “los de arriba y los de abajo” por la de “clases sociales y fracciones de clases sociales”; la de “golfos” por “servidores y agentes defensores de los intereses de las clases dominantes”, etc.

La naturaleza de las cosas no se puede cambiar ni variar mediante la suavización del término con que se definan o expresen. La forma del lenguaje no es cuestión baladí a la que se pueda pasar por alto sin darle ninguna importancia, porque es a través del lenguaje como se expresan las ideas o, las creencias.

Si nos referimos a situaciones nuevas, el lenguaje ha de ser nuevo. No tanto por la forma en como hayan de ser expresadas las palabras, por ejemplo, “nublao” por “nublado” o “sentao” por “sentado”, sino por el contenido: de tópicos o aproximaciones, a conceptos con contenido real, concreto, y con relación de los unos con los otros.

Si Podemos ha levantado grandes expectativas de cambio en el panorama político español (cosa que hay que reconocerle de forma absoluta, y calificarlas de absolutamente positivas y necesarias para el cambio económico, político e ideológico real que la sociedad actual necesita), se coloca por esa razón en el primer nivel de responsabilidad social, por lo que cabría exigirle responsabilidades sociales si llegara el caso sin ningún miramiento ni matiz, y es obligatoriamente necesario que explicite claramente a la sociedad entera, mediante conceptos, y no con palabras vacías de contenido (que no expresan nada), ni con aproximaciones, el papel activo que cada individuo tiene que desempeñar según su capacidad y disposición personal (pertenezca o no a Podemos), para que la transformación social sea una realidad y no quede en un artificioso jugueteo político palabrero más.

Desplazar del poder político tanto al PP como al PSOE y partidos políticos afines, para que ocupe su lugar Podemos (con otras formaciones políticas y sociales o no) es fundamental para poder realizar la transformación social. Pero teniendo en cuenta y haciendo saber, para no crear falsas expectativas ni ocultar la complejidad del problema a la sociedad, que el poder político al fin y al cabo no es más que el fiel servidor de los intereses económicos y financieros minoritarios de las clases dominantes, y que sin el dominio del poder económico todo intento de transformación social, no pasaría de ser una fantasía ideológica más, por lo que la necesidad de disponer del poder político es imprescindible, pero con la condición de convertirlo en instrumento que ayude a dominar lo económico, con el objeto de que lo económico pase efectivamente al servicio real de toda la sociedad, empezando por los más necesitados, y dada las circunstancias de pobreza galopante en muchísimos casos, de forma inmediata para cubrir las necesidades materiales elementales, sin perjuicio de tener aceptado que el auténtico cambio social requiere un proceso muy largo en el tiempo.

Hay que obtener el poder político porque ello es posible y está al alcance de la mano, pero con la condición que acabamos de mencionar.

Lo que diferencia la crisis de 2008 respecto a las anteriores crisis del capitalismo no es su naturaleza, que es idéntica (disminución de la tasa de ganancia g´), sino el alto nivel de contradicciones alcanzado en todas sus estructuras: la económica, la política y la ideológica, jamás visto antes, cuyas contradicciones no pueden ser resueltas ni siquiera a nivel teórico dentro de los parámetros del sistema capitalista, y es esto lo que determina el fin del modo de producción capitalista, como modo histórico de producción dominante, y establece la posibilidad real de dar un salto cualitativo (de mucha gente) adelante, para promover de forma real y efectiva un nuevo marco económico, político e ideológico, dentro del cual el individuo encuentre las condiciones reales (que el capitalismo por considerarlo simple objeto le niega) de poder desarrollar todas sus potencialidades, las materiales y las espirituales, y dejar de ser así un objeto, una mercancía más que se compra y que se vende, que es la verdadera consideración que tiene el individuo dentro del modo de producción capitalista, para pasar a ser un sujeto con valores y cualidades personales.

Y por estas razones históricas, y no por gusto ni invención u ocurrencia de nadie, junto a otras que veremos más adelante, es por lo que hay que sustituir las relaciones de producción capitalistas por las nuevas relaciones de producción socialistas, capaces de desarrollar y potenciar todas las capacidades que posee el individuo como sujeto.

(continuará…)
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1 La OCDE nació en 1961 con el objeto de promover políticas para mejorar el bienestar económico y social de las personas alrededor del mundo. Actualmente la forman cerca de 40 países: Australia, Bélgica, Chile, Dinamarca, Alemania, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Islandia, Israel, Italia, Japón, Canadá, Corea del Sur, Luxemburgo, México, Nueva Zelanda, Países Bajos, Noruega, Austria, Polonia, Portugal, Suecia, Suiza, República Eslovaca, Eslovenia, España, República Checa, Turquía, Hungría, Reino Unido, Estados Unidos. Rusia es país candidato a formar parte de ella. Y Brasil, China, India, Indonesia y Sudáfrica son países en adhesión y cooperación reforzada

2 En seis años (2008 – 2014) la cifra de parados creció en 11.900.000 de personas en los países ricos y más desarrollados.

3 Explicaremos la tasa de ganancia g´ más adelante al desarrollar y demostrar la formula D – M … P … M´ – D´ de Marx que representa el ciclo del proceso de producción capitalista. 
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