jueves, 25 de octubre de 2012

AVISO AL PERSONAL: QUE ME HAGO IRRESONSABLE E INVIOLABLE COMO EL REY, Y ADEMÁS, INTRATABLE E INTRANSPARENTE, QUE ES QUE SOY MUY CHULILLO, OIGA



(El Rey será lo que quiera, pero como siga abriendo las puertas de los armarios a cabezazo limpio, en vez de con las manos, como todo el mundo, los ojos se le seguirán amoratando)


Cuando el sistema es un sistema en el que predomina la corrupción, nada de particular tiene que el Jefe de ese sistema, para empezar, sea un corrupto. 

Las virtudes del Rey yo no las he visto por ningún lado. Y al menos hay cuatro personas más, el español Alberto Solá y la belga Ingrid Sartiau con sus respectivas madres que seguramente tampoco le hayan visto muchas virtudes, dado que los dos primeros, juzgado de por medio, reclaman la paternidad del Rey, y las dos segundas vienen a decir que fueron preñadas por el mismo Rey. Hay que suponer, al menos yo lo supongo, que no fueron preñadas por el Rey de una tacada, sino que debió ser, primero una y luego otra.

  El juzgado ante los que los supuestos hijos de extranjis del Rey han reclamado su supuesta paternidad ha respondido que nanai de la China, o sea, no que el Rey no sea el padre de ambos, sino que de acuerdo a la Constitución, "la persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad". 

Lo de que el Rey sea inviolable bien me parece, no soy capaz de hacerme a la idea de alguien corriendo detrás del Rey para violarlo. Si acaso, si acaso, el hijo del elefante último que mató, pero ni aun así, porque tengo para mi que los elefantes no pueden tener tan mal gusto. 

 Lo de que no ande el Rey sujeto a responsabilidad alguna ya es harina de otro costal, pero de costal de harina del medievo e incluso antes del medievo, por lo tanto, añejillo me parece y contrario a toda moral. El Rey, pues, no queda obligado a cumplir ninguna ley ni sujeto a ningún principio que no sea el que a él le pase por los cojones, o cojón, que creo que sólo le queda uno. 

Y así se explica que si le pasa por el magín darle unos meneos al chofer o pegarle una ensalada hostias lo haga y se quede tan fresco. Pues apañadico voy como al Rey le de por cortarme el pescuezo por decirle que es un sinvergüenza y corrupto. Es que como le de por cortarme el pescuezo, que puede según la ley, es que ni siquiera voy a poder protestar, porque ya me contará ustedes como podría protestar si me arrancan la cabeza. Me voy a librar de esta porque me voy a declarar y declaro, como el Rey, irresponsable, y además, amparándome en la Constitución, que irresponsable sí, ya lo he dicho, pero con la obligación de cumplir a rajatabla la Constitución que dice que todos somos iguales. Así que yo igual que el Rey, irresponsable. Y chitón, ni una voz más alta que otra quiero oír a este respecto. 

El titular del diario ELPLURAL.COM del 24 de Octubre de 2012 dice : “La Justicia libra al Rey de dos demandas de paternidad apelando a su “inviolabilidad” Y ya la tenemos liada otra vez. La justicia no ha librado al Rey de nada, sino que ha sido el derecho, la aplicación de la ley, la que ha impedido que el Rey sea juzgado por picha larga y sin responsabilidad. 

 Justicia y derecho no son conceptos idénticos ni necesariamente coincidentes. La justicia puede ir perfectamente por un lado y el derecho, la ley, por otro, como es el caso. La ley que sea injusta, que puede serlo, como es el caso, es una ley que consagra la injusticia. Lo legitimo implica inexorablemente el cumplimiento de la ley, no necesariamente el cumplimiento de la justicia, que consiste esta en dar a cada cual lo suyo, a cada hijo su padre, en este caso concreto. Claro que hay que demostrar que el Rey es padre o no de los supuestos hijos reclamantes de su paternidad. Con esta intención los supuestos hijos del Rey “aportaron como prueba un estudio de ADN que supuestamente certificaba que eran hermanos al 91% aunque jamás se habían visto ni sus familias tenían ningún tipo de relación. Según sus testimonios respectivos, lo único en común que tenían era que sus progenitoras les habían dicho que Don Juan Carlos era su padre.”

Pero que si quieres arroz Catalina, que no hay tío páseme uste el río, y que al Rey no se le juzga, porque según el juzgado, “recogiendo la tradición histórica e internacional, atribuye al Rey un estatus o protección especial confiriéndole inviolabilidad e irresponsabilidad”. 

Esto de la “… tradición histórica e internacional…” ya es pasarse tres pueblos, oiga. Se le podrá aplicar a las monarquías del pasado, cuando no había tren, cuando se hacia concebir al Rey como designado por voluntad divina, pero una vez que este cuento se deshizo y a los reyes se les convirtió por interese políticos en lo que habían sido desde siempre, de carne y hueso, y que eran elegidos por los hombres, por algunos hombres, aquella creencia del medievo y de antes del medievo se deshizo, y de esto no hace tanto tiempo, por lo que la tradición histórica a la que alude el juzgado para no juzgar al Rey Juan Carlos I es muy cortita. 

Muchos de los que todavía vivimos somos testigos presenciales de que el Rey Juan Carlos I, siendo príncipe, juró por esto y por lo otro y si no que Dios se lo demande, los Principios Fundamentales del régimen político que Franco instauró, que era lo diametralmente opuesto a la Constitución de 1978, que también juró, y si no que Dios se lo demande otra vez. 

Tiene más fundamento legal, pero legal, no en base a la justicia, cuando el juzgado para no juzgar (¡coño que paradoja más graciosa algo que esta para juzgar, pero que no juzga!) al Rey apoyándose “en que no hay ninguna ley que le atribuya las demandas que se dirijan contra el jefe del Estado. “Debe estimarse que ha sido el Legislador quien ha trasladado la inviolabilidad del Rey a las normas orgánicas y procesales al no prever siquiera que ninguno de los órganos jurisdiccionales de nuestro país tenga atribuido el conocimiento de los litigios que puedan proponerse contra el Rey”. Y en este punto hay que darle la razón al juzgado, si no hay ley que regule un delito ese delito no puede ser juzgado, pero por el contrario, si cabe darle un tironcillo de orejas a los queridos padres de la Constitución que tantos honores se llevan, al no preveer que el borbón de turno no cometería ningún chandrio, habiendo como había (además la tradición histórica, en este caso larga, porque la historia de cualquier monarquía, no solo la española, puede saberse por el rastro de sangre, injusticias y miserias que deja tras si) el antecedente de otros Borbones, como por ejemplo el abuelo del propio Rey Juan Carlos I, el Rey Alfonso XIII, que fue otro picha brava, el cual tuvo al menos otro hijo fuera de su matrimonio Católico Apostólico y Romano: Leandro, al que hubo de reconocérsele legalmente su paternidad, y que por tanto es tío de Don Juan Carlos. 

¿Que cosas tienes don Juan Carlos I, verdad? 
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