domingo, 27 de julio de 2014

PP-PSOE: NO SON LO MISMO, PERO LOS DOS ANDAN COMO UN PATO, HACEN CUÁ, CUÁ COMO LOS PATOS Y SE LAS ENTIENDEN CON UNA PATA COMO LOS PATOS



26 julio 2014

Solbes, Francisco González (BBVA), Blesa y Miguel Martín (AEB): socialistas y banqueros, unidos.

El Congreso que el PSOE celebra para refrendar aPedro Sánchez (Pérez-Castejón) como nuevo secretario general de los socialistas no quiere mirar al pasado. Lógico: él mismo era consejero de Caja Madrid en la época más turbia del banqueroBlesa. Tampoco sancionará, recriminará y ni mucho menos expulsará a los dirigentes que votaron con la cúpula de Caja Madrid y Bankia porque, si eso ocurriera, Pedro Sánchez tendría que dimitir sin llegar siquiera a ocupar el cargo para el que ha sido elegido. Por eso quizás no puede apartar del PSOE a todos aquellos que se corrompieron junto a Blesa. “Espía en el Congreso” levanta por ello las alfombras para dar la lista de los 40 dirigentes que respaldaron la desastrosa gestión del banquero y examina la relación de todos y cada uno de ellos con la hecatombe financieraporque de los 40 implicados, unos estuvieron más cerca y otros menos aunque eso sí, ninguno ha asumido responsabilidades políticas por el descomunal desfalco. A Jose María de La Riva (PSOE, UGT, guerrista), Ramón Espinar Gallego (PSOE, UGT, leguinista) o Ignacio Varela, ex director del departamento de analisis del gabinete de Felipe González, que tuvieron graves responsabilidades y connivencias con la gestión a más alto nivel, hay que unir los nombres de otros como Jaime Lissavetzky o José Barrionuevo, que enviaron emails a Blesa para pedirle favores, créditos o incluso dinero. Hasta entradas para ver gratis “Madame Butterfly” consiguieron. Claro que Blesa siempre ganaba: “seamos astutos y fríos” le dice uno de sus directivos cuando urde una trampa para engañar a Espinar y De la Riva. Como contrapartida, el PSOE consiguió “quitas” a los créditos que le había concedido Caja Madrid, según un informe interno que también se incluye entre las 60 páginas del libro “Los 40 socialistas que respaldaron al banquero Blesa”. E incluso un seguro para sus consejeros con una póliza de 600.000 euros, con lo que la cúpula corrupta de Caja Madrid daba a entender de manera explícita en otro email que para otros asuntos “esto se resolvía con un pacto PP-PSOE”. Esto no fue obstáculo para que Blesa y su consejero Ildefonso Sánchez Barcoj intercambiaran también fotografías y “memes” ridiculizando al entonces presidente Rodríguez Zapatero tras su encuentro familiar con sus hijas en la residencia del presidente Barack Obama. E incluso intercambian, entre otras muchas “humoradas”, un“chiste” homófobo en powerpoint titulado “El pastor” que no deja en muy buen lugar al anterior presidente del Gobierno.


Guillermo de la Dehesa (PSOE) le pedía favores a Blesa

Otros socialistas como Guillermo de la Dehesa, Joaquín Almunia o Julio Feo, directamente o por personas interpuestas, llegaron incluso a solicitar becas para sus hijos o los hijos de sus amigos a pesar de su posición económica opulenta. Sus casos serán objeto de otro libro sobre las relaciones económicas y trapisondas de Blesa con la Cultura y la Educación,  en particular con las universidades Carlos III, Complutense y Rey Juan Carlos. De momento, el libro “Los 40 socialistas que respaldaron al banquero Blesa”, otro volumen de laBiblioteca Blesaleaks, ofrece los correos electrónicos corporativos cuyo destino u origen procede de estos dirigentes socialistas, incluyendo además otra lista de consejeros generales que también proporcionamos y está documentada en los emails del citado libro.
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Gallardón, Tierno Galván (jr) y Lissavetzky: Blesa logró escenificar el pacto PP-PSOE, que incluso sugería
Los correos electrónicos corporativos translucen los contactos de Blesa: “He llamado a Solbes para contárselo” o “esta semana veré probablemente aSolbes”. Otros aluden a una importante “Comida PSOE” y “FSM y Comida con periodistas” de las que el banquero obtiene datos. Hasta Enrique Tierno Pérez Relaño, el hijo homónimo del legendario alcalde madrileño, le hace saber la “campaña repugnante” que está sufriendo el máximo dirigente de Caja Madrid y Blesa le responde agradeciéndoselo e informándole de que tuvo que tirar “las dos latas de caviar que compré” tras el viaje a Rumanía que hicieron juntos. Los emails proporcionan todos los detalles de este placentero periplo y es cuando la denominación de “izquierda caviar” cobra aquí toda su grandeza y literalidad. Un fondo de inversión “en la cuenca del Danuvio” tras otro viaje a Lima (Perú) era otro de los “negocios” con los que los aduladores deBlesa llevaron el banco a pique. Los pormenores están en el libro.
Esta es la lista de consejeros socialistas que estuvieron respaldando a Blesa y que figura en los documentos internos que manejaba el banquero, incluidos en este libro. Son los siguientes:
Blesa y Díaz Ferrán llegaron a compartir temporalmente prisión, pero el banquero salió antes que el empresario


Llopis Gabaldón, Javier Julio
Quintana Víar, José
Castro Vázquez, Pedro
Arías Goytre, Félix
Conejero Melchor, Miguel
Contreras Sánchez, José
Díaz Plaza, Ignacio
Estébanez Estébanez, Pilar
Fernández González-Calero, Cándido
García Pontes, Joaquín




Pepe Acosta y Leguina: adversarios aparentes unidos por el Consejo de Caja Madrid

García-Hierro Caraballo, Manuel
González Zerolo, Pedro
Hernández Rodríguez, María Teresa
Iglesias Fernández, Oscar
León Conde, Rosa
Martínez Espinosa, Noelia
Merino López-Brea, Rafael
Rodríguez Martínez, José Manuel
Sánchez Carazo, Carmen



Pedro Castro, Pedro Sánchez y otros consejeros de Caja Madrid

Sánchez Pérez-Castejón, Pedro
Sande Guillén, Ana de
Santín Fernández, Pedro

Vilallonga Elviro, Isabel
Silva Buenadicha, Ramón
Hernández Espinal, Nieves
Acosta Cubero, José
Fernández Sanz, Matilde
Pérez Fernández, Francisco José
Riva Ámez, José María de la


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Leguina, Barrionuevo y Barranco salen en los emails de Blesa

Egea Puertas, José Antonio
Romero Lázaro, Antonio

Barranco Gallardo, Juan
Santillana del Barrio, Antonio
Peinado Lorca, Manuel
Arteta Vico, José María
Torre Moncayo, José Miguel de la
Torres Sanahuja, Santiago de
Freire Campo, José Manuel

CONSIGALO POR TRES EUROS 
(Poniéndose en contacto con UN ESPIA EN EL CONGRESO)



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PP (aparato) + PSOE (aparato) CONTRA EL PUEBLO Y CONTRA PODEMOS E IU, EL PUEBLO TIENE LA PALABRA

Para las compañeras y los compañeros del CEPS



Manolo Monereo *
Cuartopoder.es
26/7/2014

Siempre es bueno saber dónde se está en cada momento, cuál es la fase política real que se vive y ser capaces de distinguir lo episódico de lo fundamental, las voces de los ecos, que decía el poeta. Tiene esto que ver con un fenómeno que en momentos como el presente es mortal de necesidad, nos referimos a hacer política a base de titulares de prensa y situar los mayores o menores desajustes internos de las fuerzas políticas en el centro de las preocupaciones, olvidando que, a pesar de la aparente normalidad, esta etapa se caracteriza por una lucha especialmente dura y hasta encarnizada, entre las fuerzas empeñadas en la consolidación del nuevo régimen monárquico y aquellos que defendemos la ruptura democrático-republicana. Olvidar esto es perderse y no tenemos todo el tiempo del mundo para dar vueltas sobre nosotros mismos: hay que hacer política y a lo grande. No queda otra.

Los nostálgicos de la Constitución del 78, cada vez menos, es verdad, plantean este asunto de modo diferente: estamos en un paréntesis doloroso, muy doloroso, pero transitorio; volveremos pronto al pasado, a los pactos, a la negociación colectiva, a los derechos sociales, al crecimiento económico y a la paz social. Esta es la penúltima quimera (siempre caben más) de los que se niegan a afrontar la realidad y sacar consecuencias políticas y estratégicas adecuadas. No, el pasado no volverá. La disyuntiva aparece cada día más clara: o un nuevo régimen monárquico, en acelerada construcción, basado en una democracia “limitada”, “oligárquica” y crecientemente “autoritaria”, o un proceso constituyente que defina un nuevo proyecto de país fundado en una democratización sustancial del poder económico, político y mediático-cultural.

Cabe una variante —vengo insistiendo en ello desde hace tiempo— el transformismo, es decir, usar la fuerza de los que quieren cambios reales para consolidar nuevas formas de dominio que lejos de ”democratizar la democracia” consoliden y hagan más fuertes poderes económicos y mediáticos y su control sobre la clase política. La clave está, en muchos sentidos, en el gobierno de Rajoy y, secundariamente, en su partido. El poder del Estado es siempre decisivo y en épocas de transición mucho más: coordina, centraliza y ordena los diversos poderes (incluido los no gubernamentales) y los convierten en decisión política.

El gobierno del Estado (del bloque del poder, sobre todo) tiene que tomar opciones nada fáciles, la primera el papel del PSOE en la sociedad española. Sin una ayuda potente de los poderes fácticos, el Partido Socialista no levantará el vuelo. La operación primarias no parece haber servido para dar una señal inequívoca de recuperación y todo apunta que los problemas de su decadencia político-electoral siguen estando muy presentes y sin una salida visible. El tema de fondo es simple: el papel del partido de Felipe González ha sido históricamente hacer imposible una alternativa de izquierdas, asegurando la leal alternancia de los partidos dinásticos. El avance de Podemos y la consolidación de IU lo hacen innecesario para esa función y lo obligan a definirse en un nuevo campo político, donde las opciones son todas muy complicadas y con resultados inciertos. El PP, al final, puede dejarlo caer.

Otro asunto de calado es la llamada “cuestión catalana”. La presión de los poderes está siendo muy fuerte, intentando una salida que ayude a la consolidación del nuevo régimen en construcción y que, sobre todo, no contribuya a acumular fuerzas del lado de los que impulsan la ruptura y el proceso constituyente. Al final, el asunto tiende a alinearse del siguiente modo: reforma constitucional o proceso constituyente, es decir, es lo sustancial, evitar el protagonismo del sujeto popular, de las mayorías sociales en el cambio político. Rajoy sigue teniendo el “botón nuclear”: convocar elecciones generales anticipadas con la secesión catalana en el centro, generando así un nuevo alineamiento político e impulsando una salida mucho más a la derecha de la crisis del régimen.

Ahora bien, el catalizador, el acelerador de los cambios sigue siendo el avance electoral de las fuerzas rupturistas, es decir, Izquierda Unida y Podemos. No tener esto en cuenta, situarlo en un segundo plano o jugar a política palaciega es caer en las trampas de los poderes realmente existentes. Dividir a las fuerzas del cambio, cooptarlas, desviarlas del objetivo siempre ha sido la política de los que mandan. Parecería que ahora se está ensayando un “pacto bajo mesa” cuyo contenido sería algo así como “todos contra Podemos”, intentando impedir la necesaria unidad, la alianza, no hay que olvidarlo, que reclaman los hombres y mujeres de izquierda, la ciudadanía, que quiere poner fin a tanto sufrimiento social, al paro y a la pobreza, a los desahucios, y hacerlo viable, no es poca cosa, con la movilización y la lucha social.

La esperanza de que el cambio es posible, de que está en nuestras manos y que depende de nosotras y nosotros, es una fuerza social, un imaginario tan poderoso, que va más allá de IU o de Podemos. El acento hay que ponerlo en este aspecto: la hegemonía se construirá en torno a la capacidad de unir a las fuerzas por la transformación y traducirlas en una propuesta político-electoral solvente, mientras, el “partido orgánico” (Gramsci) sigue creciendo y acumulando voluntades, hasta el punto que se puede estar pasando de la simple adición a la multiplicación de fuerzas y consensos, que sitúen la cuestión de la alternativa en el horizonte de lo posible. No entender esto es desconectar de la gente y convertirse en prescindible social y electoralmente.

La unidad no es fácil, nunca lo ha sido, tampoco en el interior de las fuerzas políticas, de esto sabemos mucho en IU. Podemos es una fuerza en construcción, que aspira a ser algo más que un excelente aparato político electoral. Hay una tendencia de fondo a su favor y, lo que es más importante, está cambiando el campo político en su conjunto, obligando a los actores a definirse frente a ella y a cambiar la agenda política. Su convergencia con IU es un reto nada fácil y la lógica de la diferenciación pesa y pesará mucho. La pregunta de fondo es pertinente: ¿puede aspirar Podemos al gobierno del país sin IU o contra IU?
Ciertamente, esta pregunta debe de responderla también IU y hacerlo sin ambigüedades. En principio, la respuesta no resulta difícil: desde hace varios años, especialmente desde su última Asamblea, hace año y medio, IU adelantó temas y propuestas que posteriormente Podemos recogería y las convertiría en discurso propio. IU no tiene que cambiar de política, ni adaptarse sin más a los nuevos tiempos: llegamos autónomamente y desde nuestro proyecto a una propuesta estratégica que no por casualidad se resumía en la en algo tan inequívoco como la Rebelión Democrática, ni más ni menos.

¿Dónde ha estado el problema? En que no hemos sido plenamente coherentes con nuestra política, que no confiamos suficientemente en lo que aprobábamos en nuestros órganos de dirección y que al final se impuso el seguimiento de unas encuestas que nos eran aparentemente, solo aparentemente, favorables y la atención preferente se centró en los previsibles gobiernos futuros con el PSOE. Lo que se impuso por los hechos y por las decisiones que se iban tomando era algo así como: menos procesos constituyentes, menos república, menos rebelión democrática y más programa concreto y electoralmente viable. El proyecto, se troceó, no construimos un discurso adecuado y dejamos de estar en la vanguardia. Se fue a amarrar el resultado y no a ganar.

La unidad es lucha y conflicto, no la paz celestial. Depende de la correlación de fuerzas y de la inteligencia política de aquellos que aspiran a construir un bloque político y social alternativo. El objetivo es claro: impulsar el proceso constituyente y plantearse en serio y hasta el final la conquista del gobierno y la transformación del poder. Este es el problema real y señala con precisión los desafíos y dilemas de la estrategia unitaria.

Convertir un problema de esta dimensión y hondura, como se hace ahora, en una cuestión identitaria centrada en las siglas, es desviarse de la cuestión central e iniciar el camino a ninguna parte. Lo fundamental, hay que insistir, es definir bien la fase y apostar por ser alternativa y no mera alternancia, es decir, plantearse en serio el problema del poder. La unidad no es sumarse a otras fuerzas u ocupar espacios más o menos compartidos electoralmente, es algo muy diferente y mucho más radical: construir desde abajo y a la izquierda, como ha señalado muchas vecesJulio Anguita, un contrapoder social con voluntad de ser mayoría, una fuerza (contra-) hegemónica que no tenga miedo a ganar y que se tome en serio construir un nuevo proyecto de país. Esta ha sido la propuesta histórica de IU, la plataforma moral e ideal que hemos defendido hasta el presente y que recientemente hemos reafirmado en el Consejo Federal de IU. Lo demás, es secundario y nos sitúa fuera de la política real.

Es el momento de sumar y no de sumarse. No hay espacios políticos permanentes ni posiciones ganadas para siempre. Los espacios se crean y se definen en la lucha social, se potencian con la organización y se articulan desde un discurso que trabaja en y desde los imaginarios sociales y que cambian el “sentido común” de las clases subalternas. Ser poder es convertirse en fuerza social organizada y en esperanza colectiva; es saber traducir las demandas de las gentes en mayoría electoral y es, sobre todo, plantearse en serio el gobierno de la cosa pública. Todo ello requiere una dirección política a la altura de los tiempos: jefes, sí, jefes y cuadros, como nos enseñó Lenin y nos tradujo como nadie Antonio Gramsci. Esto es IU, sobre todo IU, no únicamente, pero sí la que generó y genera confianza, militancia y voluntad, la Izquierda Unida de Julio Anguita.

(*) Manolo Monereo. Politólogo y miembro del Consejo Político Federal de IU. Su último libro publicado, junto con Enric Llopis, es Por Europa y contra el sistema euro (El Viejo Topo, 2014).

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