lunes, 31 de diciembre de 2018

FELIZ TAPONAZO 2019



MARCO DE ANGELIS/REBELIÓN

CHINA; USA; RUSIA; NIÑO JESÚS; EL QUE LE ALQUILÓ EL LOCAL A SAN JOSÉ EL CARPINTERO; EL DIESTRO DE DERECHAS MORANTE DE LA PUEBLA Y OLÉ... = A LO ECONÓMICO. Y AHORA DIGO YO, PORQUE ESTA PARTE DE ROBIS-ROBO NO LA ENTIENDO: ¿COMO ES Y QUE DIOS ME PERDONE, QUE SIENDO EL TRABAJADOR EL QUE CREA LA RIQUEZA CON SU TRABAJO, SEA SIN EMBARGO EL MÁS POBRE Y QUE JÓDETE Y BAILA, EL QUE SE HACE RICO ES EL BOTELLÍN DE BOTELLA-AZNAR?



¿POR QUÉ LA RETIRADA DE LAS TROPAS 

ESTADOUNIDENSES DE SIRIA DEBE PREOCUPAR 

A CHINA?

RT
30 dic 2018


Algunos expertos opinan que el retiro de los militares de EE.UU. de Siria podría significar un cambio en el pensamiento estratégico de EE.UU., reconsiderando sus políticas en la región Indo-Pacífico.




Tropas de EE.UU. y Turquía participan en un patrullaje conjunto en Manbiy, Siria, el 1 de noviembre de 2018.


La sorpresiva decisión del presidente de EE.UU., Donald Trump, de retirar las tropas estadounidenses de Siria genera incertidumbre en la inversión proyectada para la reconstrucción del país árabe propuesta por China, informa The South China Morning Post, citando a varios analistas.

Algunos expertos opinan que la retirada de los militares de EE.UU. probablemente prolongará la inestabilidad en Siria y que también podría significar un cambio en el pensamiento estratégico estadounidense, que ahora podría prestar atención a la región Indo-Pacífico y realizar una reconsideración de sus políticas allí.

Wang Jian, experto en Oriente Medio de la Academia de Ciencias Sociales de China en Pekín, sostiene que el gigante asiático mantiene distancia del conflicto en Siria pero está interesado en promover su presencia económica en el país bajo la Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda, proyecto comercial diseñado por China, que pretende conectar Europa, Asia del Sur y Oriental, Asia Central, Oriente Medio y también América Latina. Esta iniciativa se centra sobre todo en el comercio y la construcción de infraestructura.

Según Jian, la retirada de las tropas podría empeorar la situación respecto a la seguridad en el país, lo que causaría un aumento en los riesgos para las compañías chinas y podría obstaculizar la cooperación económica no solo en Siria, sino también en Turquía, Arabia Saudita y en Emiratos Árabes Unidos. "Las empresas chinas y la inversión no pueden darse prisa ahora", asevera.
Las compañías chinas comerciaban con Siria e invertían en el país árabe antes de que en el país empezara la guerra civil en 2011. Aquel año el volumen del comercio bilateral entre los países alcanzó los 2.400 millones de dólares. Desde entonces casi todas las empresas chinas dejaron o suspendieron las operaciones comerciales.
Los planes de China sobre la reconstrucción económica de Siria
Según algunos especialistas, el gigante asiático ha adoptado anteriormente ciertas medidas respecto a la cooperación económica con el país árabe. El año pasado, desde Pekín propusieron un plan de reconstrucción económica de Siria que comenzaba con la construcción de un polígono industrial en el país que podría albergar hasta 150 empresas chinas.
Asimismo, en septiembre China envió una delegación de 200 compañías a un evento anual de exposición comercial en Damasco para que buscaran restablecer la colaboración con Damasco para su reconstrucción.
El cambio en el pensamiento estratégico de EE.UU.
La retirada de los soldados estadounidenses de Siria podría indicar que EE.UU. va a realizar una reconsideración de sus políticas en la región Indo-Pacífica, según opina John Lee, profesor de la Universidad de Sídney en Australia.
"Representa un cambio en el pensamiento estratégico en el que Oriente Medio pierde importancia, ya que [EE.UU.] presta más atención al Indo-Pacífico", sostiene el profesor. "Washington ya considera a Pekín como su principal desafío a largo plazo", concluye.
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VOX:SANTIAGO ABASCAL, AY MI SANTIAGO DE VOX PRACTICA LA CASTIDAD LABORAL. ¿QUIEN TRABAJARÁ EN ESPAÑA PARA DARLE DE COMER AL CABALLO DE SANTIAGO, AY MI SANTIAGO IDÉM?



¿Cordones sanitarios frente a VOX?

31.12.2018


Tras el pacto PP-Ciudadanos y los iniciales trapicheos de éstos con VOX a fin de asentar en Andalucía unas instituciones netamente de derechas, hay quienes critican a aquellos por no crear como en otros países (Francia, Suecia,....) un cordón sanitario en torno a ese partido, Vox, que dicen amenaza la propia democracia y sus libertades. Así, Rafael Simancas, portavoz adjunto del PSOE en el Congreso, ha calificando esto de vergonzante pues supone dar legitimidad a “los herederos del franquismo”, es decir, a Vox. Pero adjudicar a VOX la herencia franquista es algo más que un simple error de apreciación.

Cuando algunos afirmamos que durante la llamada Transición no hubo ruptura democrática, no nos referimos a algo político-conceptual, sino a algo mucho más material. Hablamos de que todo el entramado político-policial-militar-eclesial-judicial-económico del franquismo pasó intacto al nuevo régimen, reconvertidos sus miembros, eso sí, en fervientes “demócratas”.

Me refiero en primer lugar a Juan Carlos I, designado por Franco sucesor suyo en 1969, quien entonces reconoció “la legitimidad política surgida del 18 de julio de 1936, en medio de tantos sacrificios, de tantos sufrimientos, tristes pero necesarios para que nuestra Patria encauzase de nuevo su destino”. Y a pesar de eso, la Constitución le nombró Jefe de Estado, otorgó el mando supremo del Ejército y regaló una inviolabilidad civil y penal absoluta.

A mencionar también los miles de fascistas del Movimiento, Falange, Frente de Juventudes, Sindicato Vertical, Sección Femenina..., nombrados a dedo y trasvasados luego a los nuevos espacios “democráticos”, sin ser ninguno de ellos cesado por su complicidad con el criminal régimen franquista. A recordar igualmente la conversión del Tribunal de Orden Público en la moderna Audiencia Nacional, la de la siniestra Brigada Político-Social franquista que paso a dirigir la nueva Policía Nacional y el grueso de aquella jerarquía militar, uniformada ahora con ropajes constitucionales y de la OTAN.

En otro ámbito, los banqueros y empresarios que financiaron el golpe del 18 de julio fueron premiados con unas leyes sindicales y laborales con las que sobreexplotaron a la clase obrera durante décadas. Una clase que hizo su agosto con el uso y abuso de la mano de obra esclava formada por 400.000 prisioneros políticos que levantaron carreteras, pantanos y obras públicas. y luego se convirtió en la moderna casta empresarial que hoy copa el IBEX-35.

Finalmente es preciso señalar a esa Iglesia que a pesar de haber bendecido el golpe militar-fascista del 18 de julio calificándolo como Cruzada y apoyado durante cuarenta años la Dictadura, mantuvo la gran mayoría de los inmensos espacios de poder que poseía (religiosos, educativos, asistenciales, civiles...) a cambio de dar sus más santas bendiciones a aquella Transición.

No es casualidad por ello, sino todo lo contrario, que la derecha estatal que hemos conocido en las últimas décadas, es decir, el PP, sea heredera directa de la Alianza Popular de Fraga y naciera tras fagocitar este partido a la UCD “reformista” de Suárez, que no al revés. Y así fue que el PP se cimentó sociológica y políticamente sobre el espectro más derechoso y franquista de todos los que apostaron por aquella gatopardiana Transición. Por eso es que nunca ha existido desde entonces en el Estado español una derecha que fuera mínimamente liberal o democrática (de republicana, mejor ni hablamos).

Tras las pasadas elecciones andaluzas y el ascenso de VOX mucha gente, con razón, ha señalado la influencia que en ello ha tenido la era Trump y el importante ascenso del fascismo europeo. Bastante menos se ha hablado, sin embargo, del poder que todos esos cientos de miles de personas a las que antes nos hemos referido han seguido manteniendo en distintos espacios políticos, policiales, administrativos, episcopales, militares y mediáticos, permitiendo la continuidad de un franquismo que ahora emerge electoralmente. Espacios éstos en torno a los cuales, durante los últimos cuarenta años, los franquistas recauchutados han tejido pacientemente nuevas redes de poder.

La Transición negó la ruptura democrática y ahora el viejo franquismo llama de nuevo a nuestras puertas. Pero no es solo VOX quien golpea con sus aldabas, como afirma Rafael Simancas. Reclamar hoy al PP y C’s que pongan un “cordón sanitario” en torno a Vox es pedir peras al olmo, pues el ADN de estos tres partidos es común. Por eso, los cordones sanitarios que pondrán serán en torno a los de siempre: los independentistas, la izquierda alternativa, el sindicalismo de confrontación, la juventud insumisa, las feministas..., pero no para VOX, ni para los varios cientos de generales, almirantes y coroneles en la reserva (los de servicio activo no han enseñado aún la patita) que acaban de reivindicar hace solo unos meses la figura de Franco, sin que ningún fiscal haya iniciado actuación alguna contra ellos por apología del terrorismo.

Por supuesto, no pretendemos hacer tabla rasa de estos tres partidos, PP, C’s y VOX, y decir que todo es lo mismo. No, no se trata de eso. Si C’s y VOX han surgido en los últimos años de la mano de importantes centros de poder económico, empresarial y fáctico, ha sido porque el PP, sacudido por la crisis y la corrupción, estaba siendo incapaz de tapar las grietas que se estaban abriendo en el edificio institucional nacido en la Transición. “Para rebañar hoy a fondo el plato, mejor utilizar tres cucharas más pequeñas, que una sola grande”, parece decir el IBEX 35 y el generalato.

El franquismo, aunque invisibilizado en gran medida, siempre ha estado presente durante estos años agrupado en torno a distintas fundaciones, círculos privados, selectos clubs, salas de oficiales y reducidos grupos fascistas. Pero hoy ha saltado a la calle, a los medios y redes y comienza a entrar también en las instituciones. Es preciso por ello hacerle frente en todos y cada uno de estos espacios. Pero la estrategia a levantar no pasa por situar a la extrema derecha de VOX como referencia central en esta tarea, sino por situar de nuevo sobre la mesa la exigencia de aquella ruptura democrática y social que nos robó la Transición. La lucha contra el nuevo franquismo y la extrema derecha no pasa pues por recuperar su espíritu, sino por romper amarras con aquello que aquella dejó atado y bien atado.

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domingo, 30 de diciembre de 2018

¿PODRÍA INDICARME ALGUIEN POR QUÉ PARTE DE LA DERECHA ANDA LA IZQUIERDA -Sin ánimo de incomodar. Que solo es por saber por donde anda la izquierda, si está agarrotada, desnortada, empantanada. achirigotada, transversada, apirilotada, apijolindrada, enfelipada (de Felipe González)..., en fin, lo que sea, porque agazapada no está-?


2019: negras tormentas en el horizonte


Manuel Gari, Jaime Pastor
Vientosur
29.12.2018

En los tiempos que corren y más aún en los que se avecinan,
vamos a necesitar más y más gente como Patricio Alonso,
activista social de firmes convicciones e ideas acertadas,
sindicalista, antimilitarista y militante de Anticapitalistas,
persona de gesto amable y fraternal compañero.
Su muerte nos ha golpeado
mientras editábamos este artículo.
A él se lo dedicamos. Su lucha es y será la nuestra.

  • Se va haciendo cada vez más popular David Duke. El actual líder Gran Mago del Klan, siempre lleva traje de tres piezas. (…) Así que evidentemente tiene la mira puesta en conseguir un cargo más alto.
  • ¿La política? ¿Por qué?
  • Porque es otra manera de vender el odio. Criticar la discriminación positiva, la inmigración, la criminalidad, la reforma fiscal (…) Así que el objetivo consiste en que, a pesar de todos estos problemas, los estadounidenses comunes los acepten, y que los apoyen, hasta que, finalmente, algún día él consiga que alguien que encarnes estas creencias ocupe un puesto en la Casa Blanca.
  • Sargento… Vamos… El pueblo estadounidense jamás elegiría a alguien como David Duke como Presidente de los Estados Unidos
Spike Lee, BlacKKKlansman

¿Te imaginas a un ricachón, parásito, racista y xenófobo, eso sí con traje y modos de ejecutivo, llegando a presidente de los Estados Unidos?: Imposible. Así de contundente se mostraba riéndose el detective afroamericano Ron Stallworth de Colorado Springs (Colorado) en pleno auge del movimiento por los derechos civiles y el poder negro de los años sesenta y setenta, protagonista de la película de Spike Lee BlacKKKlansman 1/.Para Ron sería algo similar a que un Donald Trump cualquiera llegara a la Casa Blanca. Pues llegó. Y no sólo él. Cada día más y más gobernantes nacionalistas neoliberales autoritarios -que guardan entre sí grandes diferencias pero también elementos comunes- campan desde Filipinas y China, Rusia o centro Europa e Italia hasta Estados Unidos. Cuyo ejemplo comienza a tener un importante eco en partidos de derechas y de extrema derecha en ascenso que aspiran a gobernar en otros muchos países, cuyo último y dramático episodio es la victoria de Jair Bolsonaro en Brasil. Todos ellos son la manifestación de El gran retroceso -título de una obra colectiva- que amenaza las libertades, pero que también, como plantea en ese mismo libro Nancy Fraser (2017) “en esta situación no sólo hay un peligro, sino también una oportunidad: la posibilidad de constituir una nueva izquierda 2/.

Profunda reorientación de la derecha mundial

Al final de los gloriosos treinta de expansión capitalista con relativa paz social que permitió el pacto social del estado del bienestar en los países industrializados, las crisis cíclicas siguen poniendo en riesgo la estabilidad y continuidad de la expansión y la acumulación capitalistas. Ante las mismas, la burguesía encontró en las recetas anti keynesianas y neoliberales la solución de la mano de las victorias de Reagan y Thatcher y las derrotas del movimiento obrero. Pero, tras el amago de nuevos disturbios económicos el anabolizante fue dar rienda suelta a la financiarización de la economía capitalista globalizada, un incremento exponencial de la deuda mundial y la imposición de las clónicas recetas austeritarias del Fondo Monetario Internacional (FMI). En el caso de la Unión Europea, las antisociales y rígidas normas del Tratado de Maastricht y la disciplina del euro inauguraron el declive de la legitimidad del proyecto europeo.

La oligarquía financiera e industrial en todo el mundo está reorganizando sus herramientas políticas para mantener su hegemonía en un nuevo contexto posterior a la crisis de 2007/2008 y al inicio del declive como potencia económica hegemónica de EE UU. Y lo está haciendo en un marco cambiante caracterizado por una fuga hacia delante en los procesos de desregulación económica, privatización, extractivismo (con la aparición de un, valga la expresión nuevo neocolonialismo ecocida) pero cuya novedad estriba en la aparición de una nueva exacerbación de la competencia, llamémosle interimperialista, lo que ha dado lugar a una nueva combinación explosiva: globalización, multilateralismo y nacionalismo proteccionista. Trump no es simplemente el loco caprichoso de las fake news o de los oukase xenófobos de los twitts, es -por el momento- el modelo de gobernante para 2019, funcional para capitalismo norteamericano. Y, por extensión, son también funcionales los equivalentes en cada país en su búsqueda de salida para la nueva crisis de la globalización capitalista de las finanzas en la sombra.

Fin de época para la izquierda convencional

Pero con esta oleada de soluciones autoritarias de los de arriba contra los de abajo, también se han hecho evidentes los límites de las soluciones populistas en franco declive en América Latina y también han puesto al descubierto la impotencia y la inanidad de las alternativas progresistas de la izquierda socialdemócrata (reconvertida en social liberal) y del populismo de izquierdas crecientemente institucionalizado y asimilado al sistema, opciones que adolecen de falta de mordiente anticapitalista y de orientación ecosocialista, radicalmente democrática e impugnadora del sistema. Son fórmulas que confían todo a lograr gobernar sin impulsar a la vez la auto organización popular, por lo que se muestran incapaces de afrontar los nuevos retos y, por tanto, devienen inútiles para defender a las clases subalternas en este primer cuarto del siglo XXI.

Vivimos un fin de época de la izquierda del sistema que no ha impulsado soluciones a los dos principales problemas de la humanidad: la desigualdad social y el calentamiento global. La creciente acumulación de la riqueza mundial en cada vez menos manos mediante el método de intensificación de la explotación y la expropiación de las mayorías está originando lo que Antonio Ariño y Joan Romero (2016) califican, como ya hicieron otros antes, de secesión de las élites, particularmente de los ricos 3/; secesión que atraviesa tanto las fases de expansión como las de recesión y que no es ajena a la persistencia de las emisiones de gases de efecto invernadero y al fracaso de las reuniones internacionales del clima auspiciadas por Naciones Unidas como es el caso de la Cumbre del Clima de Katowic (Polonia) recientemente celebrada pese a conocerse que -como acababa de señalar Begoña MaríaTomé-Gil- esta misma semana conocíamos que el ritmo de crecimiento del CO2 ha vuelto a marcar un récord en 2018, rompiendo las esperanzas de que las emisiones hayan alcanzado su pico máximo. A pesar de llevar décadas de cooperación internacional no parece que las Naciones Unidas nos hayan conducido a un umbral de seguridad climática.Los compromisos que los 200 países han puesto encima de la mesa nos llevarán a un calentamiento de más de 3ºC a final de siglo” 4/.

En este panorama, una vez más, las soluciones vienen desde abajo, de quienes no esperan a que ni dioses, reyes ni tribunos les solucionen el problema. ¿Cuándo aprenderá la izquierda que no se necesitan hiperliderazgos sino pueblos organizados, movilizados y empoderados? Las clases trabajadoras, en las nuevas condiciones de las relaciones capital-trabajo presididas por la precarización, pérdida de derechos y empobrecimiento, están ofreciendo resistencias fragmentadas pero reales que se extienden por los intersticios del sistema y calan en Pekín (en defensa del salario y la salud laboral) y en París (chalecos amarillos), y a la vista está también de forma incipiente en el Estado español (Coca Cola, Amazon, Kellys, etc.), en forma de expresiones renovadas de la indignación y la organización. Y las mujeres, especialmente las mujeres. El movimiento feminista ha sido uno de los baluartes en la lucha contra Trump y Bolsonaro y en nuestro caso ha supuesto la activación, rejuvenecimiento y masividad de un movimiento que reacciona en la calle y con las ideas contra la violencia machista, pero que va más allá y se ha marcado como meta acabar con el heteropatriarcado y cuya dinámica anticapitalista tiene grandes posibilidades de desarrollarse frente al limitante feminismo institucional.

Spain is not different

También aquí, y como se ha mostrado en las recientes elecciones andaluzas, la derecha no sólo se ha fortalecido, sino que se ha derechizado. Aunque Andalucía tenga sus especificidades cabe destacar a la vista de los resultados que la crisis de régimen no se ha cerrado. En el conjunto del Estado español sigue existiendo una importante volatilidad del sistema de partidos, una deslegitimación de poderes centrales del régimen de la reforma (monarquía y judicatura fundamentalmente) y una gran distancia entre los partidos y las instituciones por una parte y el grueso del pueblo por otra. La crisis del Estado con Catalunya, la persistencia de las aspiraciones democráticas del bloque soberanista –con la lucha por la hegemonía en su seno entre las distintas fuerzas que lo componen- frente a la judicialización del conflicto continúan y operan como factores desestabilizadores. En el caso andaluz y como producto de la decepción de un amplio sector popular de izquierdas que se abstuvo, la polarización se ha dado intra muros del régimen entre las fuerzas que lo defienden y mantienen, tanto en la versión PSOE, como en la PP y su excreción Vox, o en la variante Cs. Frente a ese bloque defensor del régimen del 78 -aunque su nuevo socio ultra derechista quiera revisarlo a fondo, por cierto en el mismo sentido que viene haciendo Casado pero con mayor crudeza posfranquista-, las fuerzas del cambio, Adelante Andalucía en concreto, pese a la ejemplar campaña realizada, no han podido movilizar a una parte de sus votantes entre las clases trabajadoras y aparecer como un polo de referencia frente al conjunto de las fuerzas del sistema porque no ha podido sacudirse el sanbenito que le llega del norte de Despeñaperros.

Efectivamente, Unidos Podemos a nivel estatal ha quedado reducido a una fuerza cada día más subalterna de las maniobras de Pedro Sánchez por mantenerse en el gobierno tras la moción de censura y en el caso de Podemos inciden cuatro fenómenos muy negativos que se han podido verificar en los meses anteriores: la paralizante dependencia del liderazgo de su secretario general que tiene, además, competencias ilimitadas en la práctica; la pérdida de pluralismo interno y ausencia de espacios de debate democrático; la imposición de reglamentos que atentan al principio de proporcionalidad en la representación tanto en los órganos internos como en la conformación de listas electorales; y la irresistible tentación de llegar a los gobiernos sin mayor orientación estratégica y programática, con lo que podríamos denominar un programa en mutación continua en función de la alianza con el PSOE en aras de cogobernar con el mismo.

Cuanto más se alejan las fuerzas del cambio del espíritu impugnador que las inspiró, hijo de la voluntad de miles de activistas del 15 M que querían ver plasmadas las demandas de las calles en los parlamentos y ayuntamientos, menos capacidad de cambio tienen. Cuanto más se homologan al resto de partidos y se suben al tanque del mainstream, menos espacio tienen, menos entusiasmo despiertan y menos apoyos generan. El problema real a resolver es que ni la moción de censura ni la alianza que la conformó, de momento, han dado frutos en el terreno de una mejora sustancial de las condiciones de vida de las gentes: mejora de la cantidad y calidad del empleo, aumento de la masa salarial, reactivación de los servicios públicos de calidad. Y ello determina los límites de la eficacia de los gestos y el discurso.

La pregunta siempre clave: ¿qué hacer?

El impulso de nuevas redes, sean moleculares y de base, sean con mayores grados de materialización y coordinación de las y los de abajo es el primer puntal que hay que poner en pie para hacer efectiva la lucha contra la pobreza, la desestructuración de la sociedad, la ideología del individualismo (mortal para las clases trabajadoras) y la precariedad laboral. Crear espacios de encuentro y cooperación es imprescindible para crear la textura de la resistencia social.

El impulso de la expresión autónoma de los movimientos sociales y el poner a su servicio cada uno de los hitos institucionales que se conquisten en el periodo electoral de 2019-2020 (si es que no se adelantan las elecciones generales), junto a la construcción de una alternativa municipalista participativa, democrática e impugnadora de la ciudad de los especuladores y favorable a la ciudad de las gentes, así como la promoción de un debate sobre la Unión Europea, su deriva neoliberal y xenófoba, deberían ocupar el grueso de los esfuerzos inmediatos de las fuerzas del cambio. Sin ello las fuerzas del cambio no serán catalizadoras reales del cambio.

El impulso desde el más absoluto respeto a su autonomía, ritmos y experiencias de un movimiento feminista capaz de hacer frente al neomachismo que reacciona agresivamente ante los avances de las mujeres y que tiene muy altas dosis de lgtbfobia, así como el trabajo por reforzar su capacidad para combatir todas las formas de discriminación salarial, social, cultural y política de las mujeres, son condiciones imprescindibles para asentar un pilar básico del bloque social contrahegemónico, el de la mitad de la población oprimida y discriminada: las mujeres.

El impulso de la reactivación de las herramientas sindicales para lograr derogar las reformas laborales, el fortalecimiento de la negociación colectiva, la disminución de la jornada laboral, la creación de puestos de trabajo y el reparto del trabajo existente, puede permitir la vuelta a la escena de la clase trabajadora con un papel político propio.

El impulso de la demanda democrática de un referéndum sobre la forma de Estado para acabar con uno de los pilares básicos de la transición diseñada por los franquistas e impuesta en la Constitución de 1978: la monarquía encarnada por la familia-empresa de los Borbones, supone dar pasos reales en el desmantelamiento del régimen, la ruptura democrática y la exigencia de proceso(s) constituyente(s).

La cuestión de Vox

Sin despreciar el peligro potencial que encierra Vox y cuyo primer efecto es que está marcando el paso a la derecha y llenando de forma desproporcionada la agenda mediática, conviene desarrollar análisis más detallados que los que de forma precipitada y desde el PSOE de forma simplona se han hecho de lo que representan Abascal y sus caballeros. El partido de Abascal ha catalizado el destape de sectores exfranquistas, la expresión del malestar de una parte de las clases medias tradicionales cuyas desgracias pueden atribuir no a sus causantes sino a los sectores más vulnerables de la sociedad, caso de la migración, el islamismo o las mujeres, así como la búsqueda abstracta de seguridad contra los factores que atentan contra su identidad nacional, caso de la cuestión catalana, o simplemente el hartazgo ante la falta de ejemplaridad de los políticos. Pero si no acertamos en cómo pararlos, si los convertimos en el único objetivo a batir, cosa que les refuerza, sí que pueden llegar a ser peligrosos si su actual autoritarismo ultraliberal acaba conectando, cosa que todavía no ha hecho, con sectores populares desesperados.

La primera cuestión a tener en cuenta es que Vox forma parte del sistema, no en vano es un desgajamiento de viejos militantes del PP (Abascal o Bardají son paradigmáticos), es hijo político del régimen de la reforma, de sus concesiones, de sus tareas democráticas y antifranquistas inconclusas, de la contradicción entre poder ser demócrata y no ser antifranquista porque no hubo ni ruptura democrática ni proceso constituyente propiamente dicho, al reducir todo el cambio al legal alumbrado en pactos secretos. La segunda cuestión a considerar es que el principal muro de contención del partido ultra no será el que permiten los juegos reglamentarios institucionales, sino que será la creación de una amplia alianza transversal y plural con capacidad de movilización de masas que abarque a las organizaciones feministas, sindicales, estudiantiles y de cuanta gente lucha por los derechos nacionales, las libertades y los avances sociales. La tercera es que las formas de lucha antifascista no son únicas ni homogéneas y todas ellas deben ser complementarias desde la aspiración común a reconstruir un tejido asociativo alternativo en nuestras ciudades, barrios y pueblos.

A modo de conclusión provisional

Parafraseando a Ulrich Beck, que afirmó que “cuando el orden mundial se desmorona, la gente empieza a pensar”, podemos concluir que la primera obligación que tenemos es precisamente pensar con nuestra cabeza, combatir la pereza intelectual, huir de las metáforas y los paralelismos históricos simplones, analizar en concreto desde una mirada holística y, lo que es más importante, trazar una hoja de ruta. Ensayar, equivocarnos, corregir y avanzar. Y tanto para pensar colectivamente como para actuar de forma cooperativa y conjunta, es necesario constituir esa nueva izquierda de la que habla Fraser.

Y, en definitiva, tanto frente a Vox como frente al conjunto de las fuerzas de la derecha y a los pilares del régimen de la reforma, la cuestión para la izquierda a construir es poner en primer lugar, frente a un neoliberalismo cada vez más autoritario la agenda social y democrática, factor precipitante de procesos de unidad real de las fuerzas preexistentes y cimiento fundamental del bloque contrahegemónico. Sólo en ese contexto la lucha electoral puede contribuir a un proyecto ilusionante, capaz de generar un nuevo horizonte destituyente, republicano y rupturista frente a la ola reaccionaria y a la subalternidad respecto al PSOE. Esa es la base de la (re)construcción de las fuerzas del cambio que necesitamos, las que demandaban tantas y tantos activistas del 15 M y que, con más motivos que entonces, nos toca recuperar y renovar.

27/12/2018
1/ En las salas españolas titulada Inflitrado en el KKKlan

2/ Fraser, N. (2017) “Saltar de la sartén para caer en las brasas. Neoliberalismo progresista frente a populismo reaccionario” en AA.VV. El gran retroceso. Un debate urgente. Un debate internacional sobre el reto urgente de reconducir el rumbo de la democracia. Seix Barral, Barcelona, 2017, pp. 107.

3/ Ariño, A. y Romero, J. (2016), La secesión de los ricos, Galaxia Gutemberg, Barcelona.

4/ Begoña María Tomé-Gil, La Cumbre del Clima de Katowice, un momento para la ambición y justicia climática, 10/12/2018 https://blogs.20minutos.es/la-energia-como-derecho/2018/12/10/la-cumbre-del-clima-de-katowice-un-momento-para-la-ambicion-y-justicia-climatica/

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¡CUBA SÍ, CUBA SÍ!..., O NO, DEPENDE



Cuba 2019: los retos más importantes de la economía no son económicos

Rebelión
OnCuba
29.12.2018

Temas de política e institucionales son definitorios en las oportunidades que tenga Cuba

El 2019, como era de esperar, será muy tenso en el  orden económico y también será difícil en el orden político. En lo económico, la meta de crecimiento anunciada, 1,5 por ciento tal como se reconoce, es mas que insuficiente para nuestras aspiraciones de desarrollo, porque además Cuba viene arrastrando tasas de crecimiento muy bajas desde hace ya casi un lustro y el promedio de crecimiento de los últimos cinco años apenas ronda el 2 por ciento como promedio anual.Hay una especie de círculo vicioso que es necesario romper. Producir requiere recursos. Como la nuestra ha sido y es una economía muy poco complementaria, una parte decisiva de esos recursos proviene de la importación, para importar necesitamos exportar, pero como no exportamos lo suficiente no podemos importar lo necesario, y por lo tanto producimos poco y como producimos poco pues no podemos acumular lo suficiente y de esta forma la inversión nacional apenas alcanza y por ello los niveles de producción vuelven a ser bajos, al igual que los de exportación.

Así, el ciclo se repite una y otra vez como ha ocurrido en estos últimos años.  Es lo que en la jerga de los economistas se llamaría que el PIB y las exportaciones tienen una alta sensibilidad a las importaciones, algo que ha sido estudiado y demostrado por más de una tesis de doctorado. Sus causas son definitivamente estructurales.

La otra forma de solucionarlo sería a través de créditos, que habría que honrar puntualmente para poder seguir siendo un “sujeto de crédito confiable”.

Entonces, sin recursos, proveniente de la exportación y sin nuevos créditos, volvemos al punto inicial.

La inversión extranjera aparece como una de esas oportunidades de romper el ciclo. Hacer que los “capitales” lleguen al país es importantísimo, lograr que ese interés se convierta en buenos negocios depende en un por ciento muy elevado de las “reglas de juego” que le ponemos a esos capitalistas.

También es cierto que la inversión nacional, la que proviene del Estado puede ser  mejor empleada y mejor ejecutada, allí quedan, como ha afirmado el Ministro de Economía reservas importantes. Pero tampoco es menos cierto que esa otra parte de la inversión nacional que no depende del Estado, sino del sector no estatal puede complementar el esfuerzo desde el Estado. Hay estimaciones que sitúan el monto de capital de cubanos invertido en el extranjero  en mas de 300 millones de dólares. Sumar esos millones al esfuerzo nacional dentro de Cuba, aun cuando la cifra sea la mitad , puede ser también una ayuda significativa.

Crecer es la palabra de orden si queremos desarrollarnos, pero crecer es una gran y difícil tarea para el país por varias razones que no solo son económica sino de otra índole mas asociada también a temas institucionales a los cuales se refirió el Presidente Diaz-Canel en su discurso de clausura de la Asamblea Nacional.

Cuatro mensajes que deben destacarse

Está bastante bien demostrado que en términos de política económica uno de sus grandes males, de esos que destruyen proyectos y países, es la incoherencia entre las políticas, los propósitos que ellas persiguen y los instrumentos que se utilizan para poner en práctica esas políticas.

No es esta la primera vez que cosas así ocurren; pasó en los sesenta, ocurrió en los ochenta y en los noventa y lamentablemente en estos años transcurridos después de aprobados y actualizados los lineamientos y los documentos programáticos (conceptualización y bases del plan) vuelve a ocurrir ahora.

Algunos ejemplos: queremos fomentar la exportaciones pero la tasa de cambio sobrevaluada incentiva las importaciones y castiga al exportador; deseamos conservar nuestra fuerza de trabajo calificada pero hemos demorado por mas de veinte años una reforma salarial que incentive las profesiones de mayor calificación; necesitamos un sistema empresarial estatal fuerte, que juegue el rol decisivo, pero hemos regresado a estructuras organizativas piramidales donde las empresas estatales apenas tienen independencia suficiente para tomar las decisiones que necesitan; hemos reconocido la necesidad de formas no estatales pero en todas las “legislaciones” que se han elaborado al respecto prevalece la palabra “control” antes que la de promoción y apoyo; necesitamos de la inversión extranjera directa para poder crecer, pero existe una gran asimetría entre la labor de promoción y la de facilitación de los negocios.

Son algunos ejemplos de incoherencias que deberán ser eliminadas si deseamos crecer y desarrollarnos.
Necesitamos una actitud más proactiva, inteligente y concreta de los dirigentes impulsando —no trabando ni demorando— soluciones seguras y particulares a los problemas, con la búsqueda continua e intensa de respuestas ágiles y eficientes. (Miguel Díaz-Canel)
El miedo al cambio es, de alguna manera, entendible. El cambio genera incertidumbre en el futuro, abandonar caminos trillados, desaprender, construir nuevos paradigmas que muchas veces cuestionan el statu quo. El cambio es riesgo, y contradictoriamente con nuestra historia, la cultura del riesgo no es una práctica establecida en los procesos de toma de decisión en Cuba, al menos en el orden empresarial.

Impulsar soluciones, incluso aquellas que puedan parecer seguras, implica un alto riesgo, en especial cuando esas decisiones introducen elementos “novedosos”, o cuando conducen a caminos poco trillados o cuando implican de alguna manera cuestionarse la “manera en que siempre se ha hecho” algo.

Es cierto que otras veces la falta de proactividad, la abundancia de trabas y demoras responde  una mezcla de ignorancia ilustrada, conservadurismo e intereses individuales, amor por el “puesto” y arribismo político que se viste de revolucionarismo para esconder su miedo al cambio.
Es hora de actuar sin dogmas y con realismo, atendiendo las prioridades, facilitando el real fortalecimiento de la empresa estatal y su encadenamiento productivo con la inversión extranjera, las empresas mixtas y el sector no estatal de la economía. (Miguel Díaz-Canel)
Si la economía nacional hoy no alcanza las tasas de crecimiento que deseamos es básicamente porque el sistema empresarial en el que descansa  no funciona como debe. En nuestro país un por ciento decisivo de la economía depende del sistema empresarial estatal.
La empresa estatal socialista es probablemente el ente económico que ha experimentado más procesos de cambio en todos estos años. Desde el Sistema de Dirección y Planificación de la Economía, el llamado “perfeccionamiento empresarial” y por último las OSDEs, la búsqueda de un sistema que permita a esa empresa ser eficiente, productiva y competitiva no ha logrado su propósito. Ninguno de esos sistema logró que las empresas estatales tuvieran la autonomía y la independencia que necesitan para poder trabajar eficientemente. El último de esos esfuerzos, protagonizado en las OSDEs y la UEB tampoco lo ha logrado. Como por arte de magia, surgieron decenas de nuevos mini ministerios, que además parasitan a las empresas.

Fomentar relaciones de complementariedad  entre todos los agentes de la economía, requerirá también de otras “reglas de juego”, de combatir prejuicios establecidos desde hace mucho tiempo, de eliminar sospechas a priori y sobre todo de una legislación que haga mas transparente y segura esas relaciones.

Habría que decir que nuestro “ambiente de negocios” no propicia esa empresa estatal eficiente a la que se aspira. No es práctica fomentar la competencia entre las empresas estatales, más bien todo lo contrario y sin competencia será muy difícil que se pueda avanzar por la senda de la innovación y productividad.

Es imperativo impulsar la inversión extranjera y fomentar un ambiente de confianza y seguridad para los inversionistas.

El dinero va a donde hay dinero. Los flujos de inversión, tal cual indican las cifras del último reporte de inversión extranjera directa[1], viajan de los países ricos a los países ricos, de las países ricos a los países en desarrollo que son grandes mercados, van allí donde los retornos tienen mejores garantías.

Es menester ser más coherentes con la Conceptualización del Modelo Económico y Social y más sistemáticos y precisos en la implementación de los Lineamientos de la Política Económica y Social de la Revolución.
Fuente: Foreign Direct Invetment in Latin America and Caribean, ECLAC, 2018

Lo cierto es que Cuba, atendiendo al tamaño de su mercado, no es uno de esos destinos preferidos por los flujos de inversiones. No obstante ello, la labor de promoción que se ha desplegado consiguió que muchos inversionistas potenciales se interesen por el país.

¿Cuántas de esas intenciones se convierten en nuevas inversiones? ¿Cuántas no llegan a buen término? ¿Cuántos inversionistas con interés abandonan ante la falta de respuesta, la demora, las trabas burocráticas para acceder en un tiempo razonable al mercado cubano? ¿Cuántos días demora “firmar” un negocio en Cuba? ¿Cuántos demora en los países que son nuestros competidores en la región?

Fuente: Foreign Direct Invetment in Latin America and Caribean, ECLAC, 2018

Existen estándares asociados a la facilitación de inversiones  de los cuales  a veces estamos muy lejos. Temas muy simples como alquilar una vivienda, comprar un auto, etcétera. Son asuntos elementales que los futuros inversionistas resuelven de forma muy fácil en los países de la región (República Dominicana, Panamá, Costa Rica) y que se convierten en Cuba en grandes trabas y multiplican las dificultades para retenerlos.

Hay otros que requieren de un  mayor esfuerzo institucional para cambiarlos, esos van desde  las normativas y procedimientos contenidos en los reglamentos para la inversión extranjera, que muchas veces hacen poco atractivo establecer un negocio en Cuba, hasta los recelos , sospechas y muchas veces falta de preparación adecuada para asumir una negociación.

Es cierto que se han revisado algunos procedimientos, es cierto también que se ha intentado hacer esos procedimientos mas digeribles, pero es cierto también que comparados con los competidores de Cuba  en al región, todavía están lejos de aquellos estándares.

Las trabas internas, las que dependen de la capacidad y habilidad para retener y convencer a los inversionistas para que inviertan en este “mercado” son decisivas.

No sería ocioso poner el proceso de la negociación nuevamente en el microscopio, identificar todos los cuellos de botella (que para nada se reducen al famoso estudio de factibilidad) y cambiar todos aquellos que los obstaculizan, que nos alejan sin necesidad de los estándares internacionales.
Aprovechar eficientemente los valiosos recursos humanos y la fuerza de trabajo calificada y científica que nos hemos dado con la gran obra educativa de la Revolución;  (Miguel Díaz-Canel)
Sin dudas el más importante de todos los recursos que tiene nuestro país hoy es el recurso humano. Habría que decir primero que todo que es un recurso finito para un período de tiempo determinado. Asistimos a una disminución significativa del mismo debido al envejecimiento de la población y a la emigración. Que “obtenerlo” demora entre 12 y 17 años, por lo que es una de las “inversiones” que más demora en recuperarse. Debemos también entender que con el avance de la Cuarta Revolución Tecnológica esos recursos calificados pueden descalificarse con cierta celeridad si el país no se incorpora a la velocidad adecuada a esa cauce.

Por último, es imprescindible crear puestos de trabajo en aquellos sectores de mayor productividad. Si miramos la estructura del empleo hoy, podemos comprobar que diez años después de haber comenzado este proceso de cambio en el que estamos inmerso, todavía el 48 por ciento de la fuerza de trabajo se encuentra en el sector presupuestado de la economía, esto es 1, 488 000 personas de las cuales unas 800 000 mil pertenecen a los sectores de educación y salud, mientras 688 000 laboran  en puestos muchos de los cuales pueden ser prescindibles.

En el sector productivo, la mayor cantidad de personas empleadas se encuentra en el sector agropecuario, que es una de los de más baja productividad. Desde esta perspectiva el problema no es solo crear nuevos empleos en el sector estatal , sino crear empleo allí donde los niveles de productividad son mayores, donde se genera mayor valor agregado, donde pueden generarse exportaciones de mayor complejidad tecnológica.

Hay todavía reservas importantes, por ejemplo en el llamado sector por cuenta propia y en las cooperativas no agropecuarias, constreñidos ambos a profesiones de bajo valor agregado y de baja complejidad tecnológica. Cuan  beneficioso fuera para el país  que esa situación cambiara.

Sin dudas el 2019  tendrá retos muy grandes, sin dudas la economía volverá a ser el gran campo de batalla, pero desde mi perspectiva los más importantes retos no son estrictamente económicos.
Nota: 
[1] Foreign Direct Invetment in Latin America and Caribean, ECLAC, 2018.

Fuente: http://oncubanews.com/opinion/columnas/contrapesos/cuba-2019-los-retos-mas-importantes-de-la-economia-no-son-economicos/

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sábado, 29 de diciembre de 2018

400.000 VOX 400.000 A LAS CUATRO DE LA TARDE SI LA AUTORIDAD LO PERMITE Y EL TIEMPO NO LO IMPIDE Y MORANTE DE LA PUEBLA DE RESERVA CON LA FURGONETA PREPARADA



¡NO, NO SOMOS ANDALUCES!

Juaky Bellido
Joaquínbellido.blogspot.com
28.12.2018

“To er mundo e güeno” Andalucía infrmación- Viva El Puerto

Susana Díaz, en su papel de emperaora destroná, ha estado criticando los movimientos de los nuevos inquilinos del gobierno andaluz. Sin ánimo de reconocer que ha perdido el trono de Argantonio tras 36 años de gobierno, sigue atacando con la terminología socialista clásica, justificando, chaqueta roja colgada del brazo, su único argumento político durante la campaña electoral, ¡qué viene la derecha!, pero se le coló la extrema, aunque suavizada por algunos medios de comunicación españoles, definiéndola como los herederos de Alianza Popular, como si aquello no oliera a franquista. Pero claro, en Andalucía los herederos maquillados del régimen fueron los que cambiaron la chaqueta de pana reivindicativa, aprovecharon la estructura socio-económica del franquismo y se dedicaron a desvalijar al pueblo andaluz. 


Imagen y palabra de un lado, políticas de reajuste y recortes, enchufismo, corrupción, uso partidista de las instituciones, robo de identidad andaluza, por otro. La derecha ya nos estuvo gobernando durante estos años, no nos engañemos.

Los andaluces caímos en la trampa, nuevamente, presa de la falta de conciencia de pueblo. Nos vuelven a usar como arietes del españolismo. Con el argumento de que “se rompe España”, leal y fiel al dueño de la cadena, Andalucía se lanzó a morder, dando la espalda a un 4 de diciembre. ¿Quién lo va a recordar y apreciar si el PSOE nunca quiso reconocer su valía? Es más, usó la fecha para alejarla de las sentencias de los ERES. A lo largo de estos años, el PSOE se encargó de vaciar de contenido una fecha tan señalada. Mucho se habla de la crispación en Cataluña, de las manifestaciones, de no lamentar que haya ningún muerto y, sin embargo, en Andalucía lo hubo. Por desgracia, los millennials recordarán siempre a Juan y Medio, a sus abuelos y a sus chiquillos, pero no a García Caparrós. Todo gracias al PSOE.

Tras ser fiel al españolismo, quedar bien con los que mandan en Madrid y colocar a los más españolistas en el gobierno andaluz, una vez más, encadenada en la puerta, vigilante, para que nadie abandone el redil. Perra fiel contentada con migajas y moviendo el rabo al dueño, mientras a los malcriados del españolismo centralista los agasajan a base de millones para su industria, sus infraestructuras, para sus ciudadanos y sus servicios públicos dignos. 
Como pueblo hemos demostrado una gran falta de autoestima, no nos queremos porque no nos conocemos. Y hay un culpable, se llama PSOE. 

Nos robaron la identidad, no sólo los recursos económicos y naturales, también perdimos a muchas generaciones, que se fueron de Andalucía “rajando” de su tierra por la falta de oportunidades. No hay 4oo mil fascistas en Andalucía, hay 4oo mil cabreados con las políticas y la corrupción del PSOE, que han conseguido que los andaluces caigan en los discursos falsos de que España se rompe, que los negros nos quitan el pan que el autogobierno es malo. Tras 36 años de PSOE, lo único claro es que de la ilusión de un referéndum de autonomía hemos pasado a la desidia, la indolencia y la desgana.

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¡HOLA, HOLA, MI QUERIDA IZQUIERDA E IZQUIERDOSILLOS VARIOS E IZQUIERDOSILLAS VARIAS! QUE DIGO YO, QUE COMO VIENE EL 2019 CON LAS MISMAS PINTAS QUE SU PADRE, EL 2018, Y TAL, Y QUE COMO EL CAPITAL ESTA ORGANIZANDO A SUS LECHONCILLOS POLÍTICOS PARA CUANDO LLEGUE EL MOMENTO DE DEFENDER SUS INTERESES DE OTRA MANERA, QUE DIGO YO, QUE POR QUE NO VAMOS DESPERTANDO Y TAL; ABRIENDO LAS OREJAS PARA ESCUCHAR Y ABRIENDO LOS OJOS PARA VER, Y TAL Y TAL..., PERO QUE´STO ES UN DECIR, NO SE ME ENMALICIE NADIE



Un pensamiento desconectado de la realidad

29.12.2018

La separación entre teoría y práctica fue algo que acompañó a la izquierda a lo largo de casi un siglo. Quedaron atrás los momentos en que los grandes dirigentes políticos de la izquierda eran, a la vez, grandes intelectuales. Marx, Lenin, Trotsky, Rosa Luxemburgo, Gramsci, fueron ejemplos determinantes de aquel momento en que teoría y práctica se imbricaban mutuamente.

A partir de la estalinización de los partidos comunistas y del abandono por parte de la socialdemocracia del anticapitalismo, la teoría pasó o en el mejor de los casos tendió a quedar recluida en las universidades y centros de estudio, sin tener ninguna relación con la realidad, teorías sin trascendencia práctica. Mientras que la práctica política se fue amoldando a las estructuras existentes de los sistemas políticas, sin análisis más profundos de la realidad y sin capacidad de diseñar futuros alternativos.

Latinoamérica tiene una larga tradición de pensamiento crítico, que tiene en Mariategui, con su capacidad creativa de captar nuestra realidad en sus particularidades, en el marco del marxismo, a su fundador. En este siglo, la intelectualidad crítica vivió nuevos desafíos frente a la ola neoliberal, no solamente como proyecto económico, sino como modelo hegemónico renovador del capitalismo.

En un primer momento se trató de resistir a la ofensiva neoliberal, defendiendo las empresas públicas de las privatizaciones, los derechos de los trabajadores, las regulaciones estatales, la soberanía externa. Ello exigió solamente firmeza de principios. Pero incluso en el seno del Foro Social Mundial hubo quienes -especialmente intelectuales europeos- optaron por criticar al Estado desde el punto de vista de la sociedad civil, rindiéndose a tesis de carácter liberal. En lugar de proponer procesos de democratización del Estado, han preferido caracterizar al Estado como reaccionario, conservador, adversario de los movimientos sociales. Pero han sido posiciones minoritarias, que no han sobrevivido con fuerza al surgimiento de los gobiernos antineoliberales en América Latina.

En un segundo momento -después de haber participado activamente en los foros sociales mundiales desde la dirección de CLACSO-, fue el tiempo de construcción de gobiernos alternativos al neoliberalismo, con protagonismo de los nuevos liderazgos (Chávez, Lula, Néstor y Cristina, Pepe Mujica, Evo, Rafael Correa). Solamente una parte de la intelectualidad latinoamericana ha comprendido el carácter profundamente antineoliberal de esos gobiernos, que respondían concretamente a los desafíos de construir alternativas al neoliberalismo.

Otros han mantenido puntos de vista críticos y distancias, cuando no oposición frontal. Unos, afirmando que esos gobiernos no eran distintos a los gobiernos neoliberales que los habían antecedido y a los cuales se oponían. No veían cómo la Venezuela de Chávez era radicalmente distinta a la que él había heredado. Ni como el Brasil de Lula era absolutamente distinto, comparado con el país que Cardoso le había dejado. Ni que la Argentina de Menem era un país frontalmente diferente al que los Kirchner habían reconstruido. Ni que los gobiernos del Frente Amplio uruguayo habían cambiado radicalmente la sociedad del país. Ni que entre los gobiernos anteriores y el de Evo Morales había un abismo de diferencias. Ni tampoco que el Ecuador de Rafael Correa era otro país respecto a los gobiernos anteriores.

Otros han tratado de descalificar a esos nuevos gobiernos, caracterizados como modelos primario exportadores, dilapidadores de la naturaleza, sin darse cuenta de las trasformaciones económicas, sociales y políticas que esos países han tenido, por ejemplo, en comparación con países como Perú y México, que habían mantenido políticas neoliberales. Son intelectuales que se han alejado de la ola progresista que se había producido en el continente, no logrando ningún tipo de apoyo popular y tampoco logrando proponer alternativas de gobierno, consiguiendo que las alternativas a esos gobiernos hayan estado siempre a la derecha, como la crisis posteriores a esas administraciones han demostrado.

Aun la parte de la intelectualidad que se ha identificado con esos mandatos, en general, no ha tenido una participación activa en la formulación de las políticas antineoliberales, que han sido más mérito de los líderes de esos procesos. Gran parte de la intelectualidad de esos países ha votado por esos gobiernos, pero bajo la forma de un consenso pasivo -los han preferido a los de derecha o de ultraizquierda-, pero sin participar activamente en la construcción de las nuevas políticas y muchas veces sin siquiera participar en el intenso debate ideológico.

Un tercer período fue el del retorno de la ofensiva conservadora y crisis de gobiernos progresistas, sustituidos en varios casos -Argentina, Brasil, Ecuador- por gobiernos de restauración neoliberal o sometidos a duras ofensivas de la derecha, como en los casos de Venezuela, Bolivia e incluso Uruguay.

En este período, la distancia entre la práctica intelectual y los desafíos políticos concretos de la realidad latinoamericana ha sido más evidente. Los líderes políticos de la izquierda, los partidos y los movimientos populares no cuentan, en general, con contribuciones de intelectuales que puedan ayudar a hacer balances, ubicar las debilidades, apuntar hacia su superación y comprender el nuevo período político que tenemos por delante; estos líderes y colectivos tienden a sufrir el aislamiento respecto a la intelectualidad, a sufrir la falta del debate de ideas pertinentes con los desafíos concretos y los nuevos horizontes a dibujar y a encarar.

Una tendencia a encierro en las universidades, centros de estudio, instituciones, con los correspondientes procesos de despolitización, de burocratización en los medios intelectuales. Rasgos típicos de épocas de reveses, de repliegue de la izquierda, de pérdida de iniciativa y de ofensiva de la derecha. En el período actual es notoria la falta de participación de la intelectualidad en los debates públicos, la pérdida de perfil de la presencia de gran parte del pensamiento social latinoamericano, mostrando un período de retroceso en la creatividad teórica y el compromiso político.

Las tendencias críticas, que no valoran las conquistas de este siglo, tienden a predominar; el alejamiento de partidos y movimientos populares, la adhesión a otras alternativas. Pero, principalmente, la despolitización, el refugio en temas e intercambios académicos, lejos de las prioridades y las urgencias políticas de sus países, del continente y del mundo. Las críticas a los partidos y liderazgos de izquierda vuelven a encontrar espacio, a veces de forma muy coincidente, con las de la derecha, después de haber prácticamente desaparecido en los años de auge de los gobiernos progresistas, frente a los cuales habían perdido su discurso.

Es muy significativo que Álvaro García Linera, que fue considerado el más importante intelectual latinoamericano, reciba manifestaciones de rechazo en el medio intelectual del continente. Que Rafael Correa no sea reivindicado también por el medio intelectual, como si él no fuera, además de gran líder político, un importante intelectual latinoamericano, señales de que la contraofensiva conservadora hace sentir sus efectos, de forma directa o indirecta, también en la intelectualidad del continente.

Solamente la comprensión de la perspectiva histórica en que se ubica Latinoamérica, la naturaleza de los problemas que enfrenta la izquierda, el carácter de los reveses actuales, la dimensión de los nuevos retos, los elementos de continuidad con la lucha antineoliberal y los elementos nuevos, que exigen readecuaciones por parte de la izquierda, permiten un nuevo ciclo de compromiso de la intelectualidad latinoamericana con la historia contemporánea de nuestro continente. No caben más iniciativas que no se traduzcan en contribuciones concretas, en nuevas interpretaciones de lo que vivimos.

La intelectualidad del pensamiento crítico latinoamericano necesita más profundidad, creatividad, trabajo colectivo, compromiso político, ideas, acercamiento a los movimientos y partidos populares. Agregar a la resistencia al neoliberalismo la participación concreta, con análisis y propuestas, en la recuperación de las fuerzas antineoliberales, más allá de lo cual, la teoría se volverá a apartar de la práctica, se perpetuará como ideas sin trascendencia respecto a la realidad concreta y se facilitará la ofensiva política e ideológica de la derecha.
Sin teoría, la práctica se vuelve impotente. Sin práctica, la teoría se vuelve inocua. 

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viernes, 28 de diciembre de 2018

EUROPA (La de las dos Guerras Mundiales provocada por los grandes capitales, con decenas de millones de muertos sobre las espaldas de 4 HIJOS DE PUTA): EXTREMA DERECHA, BRAZO politiquillo AL SERVICIO DE LOS GRANDES CAPITALES PARA ARMAR CUANDO LA OCASIÓN LO REQUIERA


¿La bandera del europeísmo para frenar a la extrema derecha?


Fernando Luengo
Vientosur
28.12.2018

El ascenso de la extrema derecha en Europa es un dato político de enorme trascendencia que no sólo condiciona, y mucho, las próximas elecciones al Parlamento europeo; también está siendo determinante en la configuración del mapa político de los estados nacionales y en la acción de los gobiernos.

Hasta ahora, el Estado español había permanecido al margen de ese proceso. En parte porque los sectores conservadores más rancios y recalcitrantes de la derecha se reconocían en el Partido Popular; y en parte, porque del 15M emergió un partido, Podemos, que, con inteligencia y audacia, ha sabido recoger, canalizar y dar voz al descontento social. Ambos factores, sin embargo, no han impedido la irrupción de VOX en las elecciones andaluzas, un partido que, claramente, se alinea en la extrema derecha más dura. Nos hemos “homologado” de esta manera con una tendencia que recorre, imparable, Europa; no sólo en los países más castigados por la crisis, sino también donde las consecuencias de la misma han sido más leves.

Ante este panorama -muy preocupante, sin duda-, se alzan voces reclamando que los “europeístas” cierren filas, dejen a un lado sus diferencias en beneficio de un objetivo superior: preservar y fortalecer la construcción europea. Como si esta, a pesar de todas las dificultades que encuentra en su camino, representara el progreso económico y social y una garantía para el pleno ejercicio de los derechos de la ciudadanía; un sólido anclaje, en suma, frente al nacionalismo autoritario, excluyente y desintegrador simbolizado por la extrema derecha.

Una simplificación de trazo grueso, que, además de beneficiar a los de arriba, no pondrá coto a la extrema derecha, sino todo lo contrario.

En el auge de estos partidos se dan cita factores muy diversos, imposibles siquiera de enumerar en estas breves líneas. Uno de los que, en mi opinión, hay que tener en cuenta es la deriva europea. En este sentido, no cabe ignorar que entre la Europa realmente existente y la extrema derecha emergente existen vasos comunicantes; en otras palabras, el avance de aquella se ha alimentado de la degradación del denominado proyecto europeo. Ha sido, de hecho, su mejor caldo de cultivo; la resultante de aplicar políticas presupuestarias y salariales que han cargado los costes de la crisis sobre las espaldas de los más desfavorecidos, otorgar privilegios y prebendas a las grandes corporaciones y favorecer a los ricos frente a los pobres. Estas políticas han comprometido al establishment político -tanto a los partidos conservadores como a los socialdemócratas-, a la alta burocracia comunitaria, a los think tanks más significados, a los lobbies empresariales y a las instituciones económicas y financieras internacionales.

Este y no otro es el corazón de Europa. Quienes, ingenua o interesadamente, levantan la bandera del europeísmo en absoluto cuestionan ese pool de políticas, intereses y tramas que articulan el espacio europeo. Tampoco las reformas que se han introducido en los últimos años y las que se anuncian en los próximos -centradas, sobre todo, en la corrección de algunos de los “déficits” institucionales con que surgió el euro-; reformas que en lo fundamental suponen un punto y seguido en el actual status quo.

Por esa razón, no podemos defender ni articular nuestra acción política en torno al “europeísmo”. Las políticas europeas no sólo han llevado a Europa a una situación crítica, por mucho que la propaganda oficial continúe recitando el mantra de que la integración comunitaria ha sido y es un motor de convergencia entre los países que forman parte de la misma o que estamos saliendo de la crisis. Estas políticas han abierto, además, un escenario propicio para el auge y consolidación de los partidos de extrema derecha; partidos que han sabido encauzar -con un relato retórico, contradictorio, confuso y demagógico- buena parte de la insatisfacción y el rechazo provocado por esta Europa fracturada, oligárquica y autoritaria.

La construcción europea ha perdido buena parte de su legitimidad, y esta pérdida se ha traducido en un rechazo social, sin el cual no es posible entender el ascenso de los partidos de la extrema derecha, xenófoba y populista. Ante esta situación, reivindicar las bondades del proyecto europeo, enarbolando la bandera del europeísmo, sin introducir cambios sustanciales en la actual hoja de ruta, posiblemente acentúe más que mitigue las dinámicas desintegradoras, dando más argumentos y más espacios a la derecha extrema.

¿Significa lo anterior que la izquierda transformadora comparte espacio político con esta derecha? De ninguna manera, aunque la poderosa maquinaria mediática del establishment abone esta falsedad. La impugnación de la rigidez presupuestaria de Bruselas, la apelación a la recuperación de la soberanía o la crítica al poder omnímodo de las elites comunitarias no pueden ocultar lo sustantivo del discurso y de la acción política de la extrema derecha: culpabilizar al diferente y al de afuera con un planteamiento profundamente racista y xenófobo, y una cerrada defensa de los privilegios de los de arriba con políticas que, en el fondo, son similares a las llevadas a cabo por las instituciones comunitarias.

Me parece evidente, en todo caso, que Europa debe ser para las fuerzas del cambio un espacio de disputa. Nuestra alternativa no puede ser “Más Europa” (tampoco, aunque no entraré aquí en este asunto, la salida del euro o la disolución de la Unión Económica y Monetaria) y mucho menos la defensa de un europeísmo que, en realidad, es un totum revolutum donde se encuentran firmemente atrincherados los intereses -tibios, conservadores o francamente reaccionarios- de los que, con sus políticas, son, como he señalado antes, responsables de la dramática situación que atraviesa Europa; responsables, asimismo, del ascenso de la extrema derecha.

Urge elaborar un relato que no esquive ni se diluya en la bandera de un confuso y falaz europeismo, sino que entre en el análisis de la problemática asociada a los procesos de integración económica gobernados por los mercados y las finanzas, la distribución desigual de los costes y los beneficios, la cesión de soberanía en beneficio de los actores que operan en los mercados globales y el papel prominente de las grandes firmas.

Ese relato debe construirse a partir de la impugnación de la construcción europea actual, que ha perdido legitimidad ante la ciudadanía, y la necesidad y la posibilidad de poner en pie Otra Europa. Es nuestra obligación trasladar a la ciudadanía un mensaje claro y rotundo que, inevitablemente, tiene que cuestionar radicalmente (desde la raíz) tanto las instituciones como las políticas comunitarias.

27/12/2018

Fernando Luengo. Economista y miembro de la Secretaría de Europa de Podemos

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