sábado, 19 de noviembre de 2022

“Los guerrilleros no estábamos en el monte, eso es una deformación. Estábamos en las casas del pueblo”

 

Entrevista a Francisco Martínez López, El Quico, guerrillero antifranquista, el último maqui


“Los guerrilleros no estábamos en el monte, eso es una deformación. Estábamos en las casas del pueblo”

 

Por Ritama Muñoz-Rojas 

Rebalion / España

19/11/2022 | España

 

Fuentes: Ctxt

Hubo en España diez mil hombres para los que la guerra no terminó en 1939 y que, desde 1936 y hasta 1952, permanecieron armados y luchando, casi siempre cuerpo a cuerpo, contra el franquismo y sus tropas. A ese grupo de combatientes, conocido como el maquis o la guerrilla, perteneció durante catorce años Francisco Martínez López, El Quico,hoy único superviviente del movimiento guerrillero, la única voz que puede hablar en primera persona de aquella lucha para la que tan importante fue el apoyo de una parte de la sociedad, aunque la Historia, la que nos ha llegado mutilada y desfigurada, se haya decantado por una versión que tiene más que ver con bandoleros decimonónicos de la serranía de Ronda que con un grupo político organizado y con una base popular. Otra víctima más, el maquis, de la desmemoria impuesta por la dictadura y sus coletazos. Es lo que no se cansa de repetir El Quico en esta entrevista, realizada por teléfono, en la que este señor leonés del Bierzo, nacido en Cabañas Raras hace 97 años, desborda inteligencia, conocimiento, sentido del humor y ningún problema a la hora de hablar claramente de su experiencia en la guerrilla. 

Entre los muchos datos de su biografía, decir que a Francisco Martínez, el Quico, se le condenó a muerte con 20 años, que se exilió en Francia tras catorce años de guerrilla, que formó parte del Comité Central del Partido Comunista de España, que regresó del exilio en el 77, y que ha escrito varios libros, el último, Caminos de resistencia.

¿Qué era un guerrillero?

El guerrillero es un combatiente que no tiene nada que ver con las formas clásicas del ejército, porque pertenece a una organización que es del pueblo. La lucha del movimiento guerrillero va en contra de un poder determinado, pero siempre apoyada en una estructura popular. Si se defiende una causa y no hay una sociedad que la apoye y que esté inmersa en ese proyecto, no tiene mucho sentido esa lucha. El movimiento guerrillero, el maquis de los años cuarenta en España, fue algo anclado en una sociedad, que requería recursos logísticos que dependían del trabajo de una red de apoyo del pueblo; por ejemplo, para conseguir armas, para tener casas en las que ocultarse, para obtener información o infiltrarse en los canales del propio sistema y para investigar la capacidad que ese sistema tenía para exterminarnos.

Cuéntenos algún recuerdo del guerrillero.

Una vez estuve cercado con tres compañeros durante catorce horas en un pueblo; estábamos rodeados por ciento y pico guardias civiles,  convencidos de que no salíamos vivos; catorce horas reflexionando sobre cómo ibas a morir. Ocupamos todo un barrio; ellos se acobardaron, pero tenían mucho material de guerra, morteros, quemaron casas. Nosotros conseguimos resistir, nos escapamos, y salimos sin un rasguño; pero entre ellos hubo algunas bajas, porque, bueno, tenías que defenderte. Más tarde se vengaron, asesinaron a los dos jóvenes de 19 y 21 que eran los de la casa en la que nos habíamos escondido. Aquello era una tragedia. Todos éramos muy jóvenes. Estaban también los veteranos, que eran los que tenían 30 años.

La guerrilla surgió antes de terminada la guerra.

Sí, desde el primer momento hubo gente clandestina en las zonas ocupadas por el franquismo. Al principio, empezó por la necesidad de huir y de defenderse; después, va surgiendo un movimiento organizado que trabaja en la clandestinidad y que, poco a poco, se va armando; y luego viene el otro periodo en el que el movimiento está muy organizado, ya de una forma mucho más amplia. Por ejemplo, en el 42, en la provincia de León se creó la primera federación de guerrillas, la Federación de Guerrillas León Galicia, en la que ya se elabora una estrategia de grupo, mejor dicho, de grupos, porque estábamos diseminados en la sociedad.

Guerrilleros en el congreso para la fundación de la federación en Ferradillo en 1942. Imagen cedida por el entrevistado.

¿Cómo se pudo organizar un movimiento guerrillero en los primeros años del franquismo en los que la maquinaria de la represión era tan eficaz?

Apoyándonos en la experiencia de la clandestinidad, de los topos; poco a poco ibas adquiriendo experiencia sobre cómo burlar al enemigo, siempre con el apoyo popular. Desgraciadamente, no teníamos el apoyo de todo el mundo, pero había sectores, por ejemplo, en Galicia o en León, en los que todo un pueblo estaba de acuerdo con la guerrilla, y hasta te podías permitir hacer un congreso allí. Elaboramos una estrategia global, la estrategia principal de la lucha frontal, siempre con perspectiva política, porque la perspectiva política era fundamental y necesaria. Según esta estrategia, cada grupo tenía un espacio y todos estaban coordinados con la Federación. Pero lo importante para la organización de la guerrilla no fue tanto la lucha armada, como la red de apoyo popular.

¿Había algún partido detrás del movimiento guerrillero?

En mi zona había partidos políticos, pero locales, sin vinculación con un aparato central. Había comunistas, socialistas, anarquistas, y todo era un componente de resistencia plural. Sin embargo, en Levante el movimiento lo organizó principalmente el Partido Comunista después del fallo del Valle de Arán; la guerrilla de Levante tuvo otro origen y otros referentes, que eran el francés y el soviético. Ellos se llamaban guerrilla comunista, y yo creo que eso limitaba el campo de acción. Nosotros éramos un movimiento plural, y teníamos las puertas abiertas a todos los republicanos.

¿Cuál era el objetivo de la guerrilla, del maquis?

Acabar con Franco, claro [se ríe]. Había que continuar la lucha. Más aún cuando llegó la victoria de los aliados, porque pensamos que con un boicot internacional por el carácter fascista y colaborador de Franco con Hitler y Mussolini cambiaría nuestra situación, surgiría un auge de entusiasmo y de participación popular, y las fuerzas franquistas se desmoralizarían. Y así fue, porque en el año 46 o 47, la guardia civil tenía con nosotros un comportamiento diferente al que tuvo más adelante, cuando ya estaban seguros de que Franco estaba reconocido.

¿Qué quiere decir “un comportamiento diferente”?

Si podían evitar el enfrentamiento con nosotros, lo hacían. Nos respetaban más, aunque, claro, también era por salvar el pellejo. Al fin y al cabo, no todos los guardias civiles eran unos sanguinarios, torturadores. El que estaba ahí para ganar el pan tampoco se quería destacar cuando veía el clima violento. También muchos falangistas, algunos tan activistas y tan criminales en el primer momento, trataron de borrar su pasado. Hubo varios que colaboraron con nosotros. Y también hubo guardias civiles que nos apoyaban.

¿En qué consistía ese apoyo?

Cuando estás vinculado a la sociedad, hay una cantidad de familias que tienen un familiar cura, un familiar guardia civil, un familiar que es o ha sido falangista. Para nosotros era muy importante cuidar nuestra red de apoyos, porque era el elemento fundamental de vida; parte de nuestro trabajo era buscar apoyos, gente en la sociedad que colaborara con nosotros; y así, te encontrabas de pronto con que alguien te ponía en contacto con un falangista que estaba dispuesto a ayudar. Yo estuve en contacto, por lo menos, con tres guardias civiles que eran amigos o familiares de alguien, y que nos prestaban servicios como conseguirnos armas, munición y también, muy importante, información. Y hubo cantidad de curas que colaboraron con la guerrilla en aquella zona, en León y Galicia. Yo he parado en muchas casas de curas.

Insiste usted sin parar en la importancia que tuvo el apoyo del pueblo para la organización del movimiento guerrillero, del maquis.

Eso fue fundamental. Yo tengo muchas reservas sobre cómo han tratado algunos historiadores el tema del movimiento guerrillero, porque no han entrado en estos matices que son fundamentales, y han dado una visión de la guerrilla como si hubiera sido cosa de unos cuantos que andaban sueltos por el monte, o como dos ejércitos que se encuentran, uno muy débil y otro muy fuerte, pero no era eso. El movimiento guerrillero era también la mujer de un pueblo que nos recogía en su casa y después la torturaban o la asesinaban. Incluso tratábamos de educar a los niños de las casas en las que parábamos para que también jugaran un papel de complicidad con nosotros. En una buena descripción histórica de lo que fue el movimiento guerrillero, no hubieran quedado aparcadas las mujeres como pasa tantas veces. Pero es que, además, hubo una transición política que se hizo con los torturadores del franquismo, que echó el velo sobre todo eso, organizó el silencio, y quedaron muy pocos testimonios de lo que fue todo ese movimiento. Nadie sabe ahora quiénes eran sus miembros, porque eran clandestinos y no se conocían sus nombres. Oficialmente, para el régimen éramos bandoleros, y eso deformó mucho la concepción del movimiento. Francisco Aguado, que era un guardia civil torturador, fue el primero en escribir un libro sobre los maquis [El maquis en España: su historia, 1975], justamente para contribuir a esa deformación de que en España no hubo resistencia, que eran cuatro bandoleros que estaban por ahí. Tampoco ha habido la cultura de buscar testimonios hasta hace muy poco, y ahora quedan ya muy pocos como el mío.

Háblenos del papel de las mujeres, tan ignorado.

Fue fundamental. La guerrilla sin mujeres en aquella zona [León y Galicia] era imposible. Tú parabas en las casas, y en las casas estaban casi siempre las mujeres. Ellas hacían la propaganda, la distribuían. Las mujeres en León y Galicia eran las guerrilleras del llano; y había más mujeres que hombres en la lucha contra el franquismo. Sin las mujeres, el movimiento no hubiera durado 16 o 17 años clandestino. Cuando las descubría la policía o la guardia civil, las torturaba con mucha más saña que a los hombres; no concebían que las mujeres estuvieran en temas políticos. Es un concepto muy machista y patriarcal de la sociedad.

¿Cómo entró usted en el movimiento guerrillero?

Porque yo era pueblo. Yo era niño cuando la guerra, pero ya en ese momento los niños teníamos un papel importante en las redes que ocultaban a los que estaban perseguidos por el franquismo. Desde muy jovencito yo participé en esas operaciones, y en una de ellas nos descubrió la policía; a mi amigo, que tenía 19 años, le aplicaron la ley de fugas y le pegaron un tiro. Éramos jovencísimos, pero daba igual. A mi hermano le torturaron con 16, y a muchos otros, por apoyarnos. Pero el franquismo, la policía, tampoco tenía una visión muy amplia del tema. A ellos solo les preocupaba el hecho de que hubiera gente armada, y se les escapaba el papel político de esos grupos que, aunque estaban armados para la autodefensa, también estaban organizando al pueblo, que era lo fundamental.

¿Cuándo cogió usted un fusil?

Cuando me descubrió la policía. Entonces me incorporé al grupo clandestino y tenías que ir armado.

Y se fue al monte.

¡No! Eso del monte es otra de las deformaciones. Yo no estaba en el monte; los guerrilleros estábamos en la sociedad, en las casas de la gente, del pueblo. Mi casa, la casa de mis padres, era un lugar de vivencias de la guerrilla. Y la casa de mis vecinos, también. Cuando me incorporé a la guerrilla, estuve en otras casas, en pueblos en los que nunca había estado. Cuando te convertías en clandestino, te incorporabas en un grupo, todos los grupos eran itinerantes; el mío, por ejemplo, cubría Orense, Lugo, León, algo de Zamora y llegaba hasta Portugal. Nos tocaba estar en cientos de casas.

Foto: La casa de Cabañas Raras donde nació Francisco Martínez López, casa de apoyo durante la Guerra Civil. Imagen cedida por el entrevistado.

A usted nunca le detuvieron.

No, no claro. Al que detuvieron y torturaron fue a mi hermano, con 16 años; y a mi padre, mis hermanas, a mi madre. Sabían que yo estaba en la guerrilla, y les trataban como cómplices. A mis vecinos y a mis amigos, que no tenían ni idea de mi paradero, les llevaban a la cárcel y les pegaban para que respondieran a lo que no sabían. Nosotros éramos muy disciplinados. A nadie le contabas nada. En mi pueblo, por ejemplo, había diez casas en las que parábamos los guerrilleros, pero no se decía quién estaba en tal casa o en otra.

¿Cómo se financiaba la guerrilla y las redes de apoyo?

Para financiarnos, pues mire, echábamos multa a alguna gente que era pudiente, que era de derechas, y se les pedía que apoyaran como pudieran. Nunca a criminales, porque a esos no se les aceptaba ni siquiera para que aportaran. Ese dinero que íbamos recogiendo se daba en las casas que nos acogían, casas que eran muy pobres; el dinero era para la comida, porque el peligro no lo pagas. Recuerdo que eran 25 pesetas por persona y día.

Supongo que cuando “echaban la multa” era obligatorio pagar. 

Sí, sí claro. Pero había algunos que lo hacían voluntariamente. A lo mejor les molestaba, pero preferían estar a bien con la guerrilla.

Foto: Cuatro guerrilleros en 1941: Manuel Zapico, El Asturiano; Francisco Martínez, El Quico; Pedro Méndez, El Jalisco y Silverio Yebra, El Atravesado. Foto cedida por el entrevistado.

Para terminar, ¿qué hizo cuando dejó la guerrilla?

Me exilé en Francia en enero del 52. Pero desde octubre, había estado en la cárcel de la Legión Extranjera, en Marsella, porque en ese momento Francia estaba en guerra con Indochina, y querían combatientes extranjeros, porque los franceses no querían ir. Nos hicieron la vida imposible, presionando para que fuéramos a la guerra. Se hizo una campaña de solidaridad con nosotros. Y luego ya como exilado, a trabajar de lo que fuera. Me inventaron una profesión que no conocía, en la industria metalúrgica; había que ser muy audaz para aprender cualquier profesión y adaptarse a estar en el extranjero. Luego pasé a la construcción, después, pasé a la industria química, y al final terminé con un puesto permanente en el Partido Comunista de España, trabajando en los vínculos con la gente del interior. Creamos también una asociación que se llamaba Iberia Cultura. Esto era en París. Estuve muy involucrado en el movimiento asociativo, sobre todo desde la llegada de los emigrantes económicos. Cuando llegué a España me involucré en la creación de grupos de Memoria. Ahora milito en la Asociación Archivo Guerra y Exilio. Todo ello contiene mi experiencia acumulada en tantos años.

Fuente: https://ctxt.es/es/20221101/Politica/41299/Ritama-Munoz-Rojas-Francisco-Martinez-Lopez-El-Quico-guerrilla-maquis-guerra-civil-antifranquismo.htm

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EEUU y Rusia discutirán acuerdo para control de armas nucleares

 

EEUU y Rusia discutirán acuerdo para control de armas nucleares

 

DIARIO OCTUBRE / noviembre 19, 2022

 


El diálogo sobre el Nuevo Start (Tratado de Reducción de Armas Estratégicas) lo confirmó el viceministro ruso de Relaciones Exteriores Serguéi Riabkov, indicó el canal CNN.

 

Un portavoz del Departamento de Estado norteamericano, aunque no reveló detalles, dijo que programaron una reunión de la Comisión Consultiva Bilateral con el Kremlin para discutir la implementación del acuerdo.

Funcionarios de la administración de Joe Biden ven como un avance positivo que las conversaciones del Start III tengan lugar a finales de este mes, si bien no esperan que resulten en una reanudación inmediata de las inspecciones presenciales, citó la cadena.

El diálogo sobre el único acuerdo existente que regula los dos arsenales nucleares más grandes del mundo ocurrirá luego de que Rusia reiteró en varias ocasiones la necesidad del pacto.

El acuerdo de desarme limita los arsenales de los dos países a un máximo de 700 misiles extendidos, mil 550 ojivas nucleares y 800 vectores, desplegados y en reserva.

Suscrito en 2010, el convenio entró en vigor en 2011 por un periodo de 10 años, prorrogable por otros cinco.

En 2021 se extendió por cinco años el tratado, el cual también contempla que Washington y Moscú realicen inspecciones de los sitios de armas de cada uno, pero estas fueron detenidas en 2020 debido a la pandemia de Covid-19.

 

FUENTE: prensa-latina.cu

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Huelgas: CTRU Zaragoza. Ibermática. Ópticas de Barcelona / Zumosol, acuerdo tras mucha lucha / Denuncias contra Navantia por exceso de horas de trabajo

 

Huelgas: CTRU Zaragoza. Ibermática. Ópticas de Barcelona / Zumosol, acuerdo tras mucha lucha / Denuncias contra Navantia por exceso de horas de trabajo

 

 

 

Diario octubre / noviembre 19, 2022

 

 

 


 Tres días de huelga en el Centro de Tratamiento de Residuos Urbanos de Zaragoza

Los trabajadores piden una mejora salarial para no perder poder adquisitivo. Huelga 5, 7 y 9-D.

El 93% de la plantilla del centro ha apoyado el calendario de luchas, «porque las trabajadoras y trabajadores no se conforman con pactos y migajas, quiere un convenio justo con salarios dignos, porque se opone a la pérdida de más derechos y poder adquisitivo». Se concentrarán todos los miércoles del mes de noviembre en las puertas del complejo desde las 12 a 14 horas y finalizarán con la realización de tres días de huelga, los próximos días 5, 7 y 9 de diciembre.

Foto. Trabajadores Ibermática Donostia, con pancarta

Trabajadores de Ibermática plantean más días de huelga tras enquistarse las negociaciones por el nuevo convenio

Han venido además realizando concentraciones en los edificios de Ibermática de Donostia, Zamudio, Vitoria, Madrid y Barcelona.

Han realizado ya 3 días de huelga en el mes de noviembre, pero todo hace indicar que las jornadas de huelga continuarán próximamente ya que empresa y comité no alcanzaron ningún acuerdo en la mesa de negociación y «no hay más reuniones previstas en el horizonte»

«Nuestra impresión es que están retrasando cualquier acuerdo hasta que llegue el nuevo propietario (multinacional sevillana Ayesa) y nosotros consideramos que es urgente firmar un nuevo convenio. El lunes dijeron que la oferta que nos trasladaban era la última, que ya no iban a negociar más y se levantaron de la mesa»

Foto. Optometrista

Huelga en las ópticas de Barcelona el 25 y 26 de noviembre

En lucha por un convenio digno. Afecta a 3.000 trabajadores del sector.

Huelga de trabajadores del sector de las ópticas para el fin de semana del 25 y 26 de noviembre, en el del Black Friday.

Foto. Trabajadores de Zumosol, en la concluida huelga

Los trabajadores de la fábrica de Zumosol, tras el acuerdo: “David venció a Goliat”

La plantilla celebra que su larga batalla haya dado sus frutos: “Si no hubiera sido por esta lucha, la situación se hubiera alargado en los juzgados durante años”.

Los problemas comenzaron el 10 de noviembre de 2021, cuando Cegeplas se hizo cargo de la planta de exprimido de Zumos Palma, comercializadora de la marca Zumosol, pero solo unos días más tarde anunció que renunciaba al contrato por incumplimiento del mismo por parte de Toksöz, dando de baja a los 37 trabajadores de la Seguridad Social. Esta situación los dejó en un limbo laboral: no tenían trabajo y tampoco habían sido despedidos. Durante los tres primeros meses no cobraron prestación por desempleo, por lo que tuvieron que recurrir a ahorros. Quienes los tenían, claro. Los que no, pidieron préstamos y ayuda a sus familias.

Casi desde el principio, la plantilla comenzó un encierro indefinido, que consiguió atraer la atención sobre lo que estaba ocurriendo. En primera instancia, consiguieron que se les diera el subsidio de desempleo gracias a la mediación del SEPE. Con posterioridad, la Inspección de Trabajo declaró que sus despidos “no eran legales”, y hasta la Guardia Civil inició una investigación para averiguar cómo se produjo la presunta adquisición de la fábrica y la posterior renuncia por parte de Cegeplas, una compañía que, tras investigar los trabajadores, resultó que tenía un capital social de 3.000 euros, claramente insuficiente para gestionar la planta de envasado.

Así, tras varios meses de encierro, los trabajadores confesaban que sus pocas esperanzas estaban en el juicio, previsto para septiembre. El acuerdo conseguido es todo un respiro para los trabajadores. El fondo de inversión abonará las indemnizaciones correspondientes por despido improcedente, que ascienden a más de 1,3 millones de euros, y también los salarios pendientes de pago –que son algo más de 261.000 euros– antes del 28 de febrero de 2023.

–https://cordopolis.eldiario.es/cordoba-hoy/sociedad/trabajadores-fabrica-zumosol-acuerdo-david-vencio-goliat_1_9709123.html

Foto. Concentración ante Navantia Ferrol

Oleada de denuncias contra Navantia por exceso de horas de trabajo

El comité de empresa presenta 45 denuncias por las “jornadas abusivas” que están sufriendo los operarios que, en algunos casos, llegan a superar las 70 horas semanales.

Navantia Ferrol tendrá que dar cuentas ante la Inspección de Trabajo por las 45 denuncias presentadas por el comité contra ella y otras 44 empresas auxiliares por «las jornadas abusivas que están sufriendo tanto los operarios de la principal como de las compañías». Según los trabajadores, «los empresarios están aprovechando el miedo a ser despedidos y se están produciendo casos en los que se llegan a superar las 70 horas semanales».

Así lo ha destacado el comité de empresa, tras presentar las denuncias en el edificio administrativo de la Xunta en Ferrol. Al lugar también han acudido operarios que han abandonado el astillero durante una hora a modo de protesta.

«Navantia en vez de dar solución y de corregir la situación, lo que está haciendo es autorizar ese tipo de jornadas, y por ello, vamos a continuar con las medidas de presión».

«Que no se permita hacer este tipo de jornadas en una empresa pública, que son injustificadas y están produciendo en algunos casos serias dificultades familiares por parte de algunos trabajadores para seguir esos turnos». Se dan «serias depresiones» porque estas jornadas «están pasando facturas de tipo psicológico».

–https://www.economiadigital.es/galicia/empresas/denuncian-ante-inspeccion-de-trabajo-a-navantia-ferrol-y-sus-auxiliares-por-incumplir-las-jornadas-laborales.html

FUENTE: presos.org.es

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Victoria sindical de las trabajadoras de Assista tras una jornada de huelga

 

Victoria sindical de las trabajadoras de Assista tras una jornada de huelga

TERCERA INFORMACION / 18.11.2022

Las trabajadoras de Assista que prestan servicio para Seguros Generali, tras convocar una huelga ante la notificación del traspaso del servicio a Intelcia (Unisono) por el Artículo 18 del Convenio de Contact Center, con la consiguiente pérdida de derechos, han alcanzado un acuerdo con rango de Convenio Colectivo mediante el cual esta última se subroga en todos los derechos y obligaciones.



Las trabajadoras de Assista, que el pasado 17 de octubre recibían la noticia de que AGC Global Corporate había perdido el concurso de Seguros Generali y que serían transferidas a Intelcia (Unisono)convocan huelga los días 17, 18 y 19 de noviembre ante la pérdida de derechos que sufrirán al ser transferidas “en fraude de ley por el artículo 18 del convenio colectivo de Call Center” según explican desde la Confederación General del Trabajo (CGT), sindicato al que acudieron para buscar apoyo, tras negarse el comité de empresa, con mayoría de CC.OO. a convocar una asamblea de trabajadoras.

Con el apoyo de CGT las trabajadoras de Assista convocaron una reunión en la sede de la organización anarcosindicalista a la que asistieron 50 trabajadoras de un total de 96, en la cual decidieron solicitar por burofax respuesta a una serie de preguntas a Unisono, y en segundo lugar convocar una asamblea de trabajadores por el artículo 77 del Estatuto de los Trabajadores, ya que sumaban más de un tercio de la plantilla. Según explican las trabajadoras “el comité de empresa puso todos los impedimentos posibles, pero gracias al abogado de CGT se logró celebrar la reunión ya que nada puede obstaculizar el ejercicio de un derecho fundamental”. La asamblea de trabajadoras aprobó sin ningún voto en contra conformar el Comité de huelga y convocar junto a las jornadas de paro una serie de concentraciones los días 17, 18 y 19 de noviembre.

Desde CGT afirman que “ante la individualización de la negociación que pretenden las empresas, solo queda la organización de la clase trabajadora en sindicatos combativos” y celebran que “hayan elegido CGT para hacer frente a los abusos de la empresa y el desprecio de algunos supuestos representantes de la clase trabajadora”.

Tras sucesivas asambleas de trabajadores – todas ellas con una asistencia situada alrededor de 60 personas, AGC Global Corporate ha llevado a cabo estrategias espurias como ahora las amenazas hacia un Comité de Huelga que tacha de ilegitimo, el compromiso de cumplir las exigencias de las trabajadoras sin ningún tipo de aval o cobertura legal, o la presentación de una carta de subrogación aun sabiendo que por su condición de empresa saliente no tiene validez alguna.

La primera jornada de huelga (de 72h en total prevista para los días 17, 18 y 19 de noviembre) contó con una altísima participación de las trabajadoras, como así lo demuestra el hecho de que solo se atendieron un porcentaje inferior al 16% de las llamadas – 1.000 de un total de 8.000 -, siendo el 90% la cifra habitual que se maneja dentro de la empresa. El Comité de Huelga por su parte lo deja claro: “Sirva de ejemplo para próximas luchas: Ahora que se ha demostrado que la asamblea que representa a las trabajadoras tiene el poder, no hay marcha atrás hasta conseguir nuestros objetivos por todo tipo de vías, ya sea la jurídica y judicial como ahora la acción directa”.

Tal fue el efecto de la primera jornada de huelga que, apenas unas horas después del inicio de esta, el Comité de Huelga alcanzó un acuerdo de desconvocatoria de huelga con rango de Convenio Colectivo con Unisono Soluciones de Negocio S.A. (Intelcia) mediante el cual esta empresa se subroga en todos los derechos y obligaciones por la Directiva 23/2001 CE (Art. 44 E.T.) acepando así la empresa todas las condiciones exigidas por las trabajadoras organizadas en asamblea. “Es lamentable que los trabajadores hayamos tenido que llegar a la huelga para obtener lo que hubiese sido del todo sencillo, si en la negociación que la empresa ha llevado adelante en el último mes se hubiera actuado de buena fe”, apunta el Comité de Huelga a los responsables de Assista. Y añaden: “Este Comité de Huelga, que cesa hoy oficialmente en sus funciones, se mantendrá vigilante y preparará las demandas oportunas junto al Comité de Empresa y a la CGT para reclamar la satisfacción de todas las vulneraciones de derechos y económicas que Su Empresa ha venido produciendo y de la que es responsable solidaria tras la sucesión de empresas”.

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La construcción social del sexo

 

La perspectiva de género se presenta como la forma políticamente correcta para referirse a la reivindicación de la igualdad entre mujeres y hombres; sin embargo, la construcción social del sexo comporta la negación del factor biológico de la naturaleza humana.


La construcción social del sexo


No cabe duda que desde hace ya algún tiempo la palabra “género” se ha implantado como la forma políticamente correcta para referirse a la reivindicación de la igualdad entre mujeres y hombres a través del movimiento feminista. Esta idea se concreta en expresiones como perspectiva de género, violencia de género, identidad de género, etc. En algunas de las propuestas defendidas por determinados colectivos feministas se defiende y confirma que cada persona puede elegir el género, independientemente del sexo, llegando incluso a plasmarse en proyectos de ley, o sea, a institucionalizar la idea de que el sexo es una construcción social genérica, fruto de una negociación sin ninguna base biológica.

El objetivo de este artículo consiste en analizar las bases epistemológicas en las que se fundamenta la tesis de que el sexo es una construcción social, resultado de una negociación política en la que se ha apostado por la palabra “género” como vía para democratizar la inclusión de las mujeres en las instituciones, tanto públicas como privadas. Ello conlleva una tesis negacionista de la ciencia, equivalente a la de que la tierra es plana o que no hay cambio climático. En el caso de la construcción social del sexo lo que se niega es la base biológica de los humanos, que consideran determinismo biológico, para acabar aceptando el  determinismo social.

En primer lugar se expone la idea de la construcción social de la ciencia. Se analizan los principales criterios epistémicos en los que se sustenta y los escollos para un análisis racional no solo de la ciencia sino de la explicación del mundo, tanto natural como social, así como del saber teórico y práctico. A continuación se interpreta la llamada “perspectiva de género” en el marco de la construcción social del conocimiento y las consecuencias desde el punto de vista filosófico, para consolidar un marco no racional y relativista en el análisis de una reivindicación histórica y urgente en nuestras sociedades, como es la igualdad de mujeres y hombres. Finalmente, se exponen nuevas formas de abordar la democratización de las instituciones respecto a la integración de las mujeres desde una perspectiva feminista y racionalista a fin de que las diferencias biológicas no se conviertan en inequidades  sociales.

Base teórica de la perspectiva de género

Para examinar la base teórica de la perspectiva de género hay que retrotraerse al denominado “Programa Fuerte en Sociología del Conocimiento Científico” que David Bloor expone y defiende en su libro Knowledge and social imagery (1976).  Según Bloor, hay que buscar las causas que producen las creencias y las explicaciones tanto de la verdad, la racionalidad y el éxito como de la falsedad, la irracionalidad y el fracaso, es decir, el mismo tipo de causas pueden explicar las creencias verdaderas y las falsas. El programa sociologista de Bloor es seguido, entre otros, por B. Barnes, S. Shapin, H. Collins y B. Latour, todos ellos relacionados en mayor o menor grado con la Escuela de Edimburgo, que desarrolla su pensamiento, primordialmente, durante las décadas de los ochenta y noventa.

La idea central del programa es que las ciencias, incluso las llamadas “ciencias duras” como la física y la matemática dependen tanto de factores sociales, económicos, tradiciones y prestigio como de la observación, la lógica y sus pragmáticas. Desde el punto de vista cognoscitivo se sitúa en el más puro relativismo y la epistemología pierde toda autonomía, al quedar reducida a la sociología del conocimiento. Se trata de desmitificar la ciencia afirmando que ésta no es más que un tipo de “construcción” social, que no tiene ningún rango privilegiado respecto a cualquier otra fuente de conocimiento. Sus autores sostienen que la ciencia no es más que el resultado de la negociación alcanzada por un colectivo o comunidad, de modo que sus resultados no son fruto de una comprensión más profunda de la realidad natural y social, sino de simples construcciones mentales intersubjetivas, sin base objetiva.

A partir de esta propuesta se abrió un debate en la filosofía de la ciencia a través de lo que se ha denominado “controversias científicas”, siguiendo la senda del pensamiento posmoderno. No cabe duda de que tuvo un impacto importante en el mundo académico, institucionalizándose en programas como “Women’s and gender Studies”, “Science Studies” o “Cultural Studies”. Va más allá del objetivo de este artículo dar un panorama exhaustivo de los debates surgidos en el marco de la filosofía de la ciencia en torno al constructivismo social y al pensamiento posmoderno, sin embargo, es importante señalar algunas publicaciones que marcaron un hito alrededor de este debate epistémico.

La izquierda académica frente a la superstición de altos vuelos  

En 1994 dos científicos, Paul Gross (biólogo) y Norman Levitt (matemático), publicaron Higher Superstition: The Academic Left and Its Quarrels with Science donde cuestionaban el constructivismo social de los estudios de la ciencia y el relativismo de la teoría posmoderna como pensamiento sin base epistemológica. Gross y Levitt consideraban a la izquierda académica de Estados Unidos intransigente y anticientífica, hostil al conocimiento científico, a la Ilustración y al progreso.

El  “Caso Sokal”

Alan Sokal, un físico teórico de la Universidad de Nueva York, se propone desenmascarar las ideas anticientíficas de los intelectuales posmodernos, enviando a la revista Social Texts, tenida como el portavoz más importante de la intelectualidad de la izquierda en Estados Unidos, un artículo con el título Towards a transformative hermeneutics of quantum gravity (1996). El texto versa sobre un asunto científico, con afirmaciones delirantes, mezcladas con una profusión de citas de pensadores posmodernos, frases relacionadas con posturas de izquierda, feministas, ecologistas, etc. A las pocas semanas, Sokal desvela el carácter de la “broma” en la revista Lingua Franca, expli- cando las barbaridades que su artículo contiene.

Una  casa en  arenas movedizas

Noretta Koertge, filósofa de la ciencia del Departamento de Historia y Filosofía de la Ciencia en Indiana University, es la autora del libro  A House Built on Sand: Exposing Postmodernist Myths about Science (1999), con la participación de varios autores, en el que se analizan los mitos posmodernos sobre la ciencia, como reza el título del libro. En una entrevista realizada por Friedrich Stadler y I.A. Kieseppä en Minneapolis (1998) Koertge da las claves de sus argumentos y críticas al  pensamiento posmoderno.

Uno de los puntos que va desgranando es su postura sobre la Ilustración, vinculada principalmente al modernismo. La cuestión, según Koertge, es si podemos subsumir el programa fuerte de la sociología del conocimiento bajo la etiqueta del posmodernismo, y su respuesta es que el conocimiento científico es el mejor tipo de conocimiento que tenemos, algo que ha sido cuestionado por el posmodernismo y el relativismo.

El feminismo en  el marco de la  posmodernidad

La introducción del pensamiento posmoderno en el movimiento feminista puede situarse en el surgimiento del Programa Fuerte en Sociología del Conocimiento Científico, adaptando los principios  de dicho programa a las reivindicaciones de la igualdad de sexos. En la actualidad se incorpora el movimiento LGBTI, configurándose un marco ideológico en torno a la llamada “teoría queer”, defendida por Judit Butler, como una de las referencias indiscutibles en este campo y que desarrolla en libros como Deshacer el género (2006) y Cuerpos aliados y lucha política (2015). Butler sostiene que el sexo es un constructo social y que los géneros, las identidades sexuales y las orientaciones sexuales no están marcados por la biología. Considera que la identidad depende de nuestro deseo, o sea que cada persona puede elegir ser mujer, hombre o las dos cosas a voluntad.

A partir de estos supuestos, el género se ve como un dispositivo de empoderamiento y un mecanismo crucial para la socialización, por el cual el cuerpo va construyendo  su identidad  en  constante  tensión y negociación con las normas que una sociedad impone. El resultado comporta que muchas personas “trans” se perciben con un cuerpo equivocado, tal como lo expresa el sociólogo Miquel Missé en su libro A la conquista del cuerpo equivocado (2018). En una entrevista de Mª Antonia Frau en Catalunya Plural (2019), Missé señala: “El principal imaginario alrededor de la transexualidad está muy centrado en que el malestar que las personas trans tenemos se resuelve modificando nuestro cuerpo, sin embargo, la necesidad de modificar el cuerpo se debe fundamentalmente a que nuestra sociedad es muy rígida con lo que es aceptable de ser hombre o mujer. [….] Tengo la sensación de que plantear el tema del cuerpo equivocado es una forma muy fácil para nuestra sociedad de desentenderse de que parte de nuestro malestar también se resolvería si se transformara el imaginario colectivo, lo que pasa es que es más fácil que nosotros modifiquemos nuestro cuerpo”.

La cuestión  es si hay otros imaginarios, como reclama Missé, para que las personas puedan aceptar su sexo biológico sin renunciar a cualquier manifestación  social que deseen. No  cabe duda que puede haber  otros imaginarios pero éstos no se encuentran en el negacionismo, sino en una apuesta racional, aceptando los límites de la naturaleza humana, el conocimiento proporcionado por la ciencia y descartando cualquier tipo de determinismo.

Una apuesta racionalista, democrática  e ilustrada

El diagnóstico del Programa Fuerte en Sociología del Conocimiento en el sentido de que los factores contextuales intervienen en la actividad científica es razonable;  el  problema  son  las  consecuencias que se hacen derivar de este hecho y la falta de clarificación conceptual. El conocimiento del mundo natural y social que la humanidad ha adquirido a lo largo de siglos se ha configurado a través  de la ciencia, en conjunción con las tecnologías actuales. Una primera puntualización al respecto es la importancia de distinguir entre ciencia y tecnología desde el punto de vista conceptual, aunque luego converjan en la práctica, lo cual permite no confundir, por ejemplo, el uranio con una central nuclear o los virus con las farmacéuticas.

En el abordaje de la relación entre sexo y factores sociales hay algunas distinciones conceptuales que pueden clarificar un fenómeno tan complejo y con tantos matices como es el sexo y sus manifestaciones socioculturales. En este punto la idea de “expresiones biológicas de las desigualdades sociales”, procedente de la epidemiología social, es una vía para analizar dicho fenómeno. La epidemiología social estudia los determinantes sociales de la salud, entre los que figuran desde la pobreza y la clase social hasta la raza, el género, la sexualidad, la discapacidad y la edad. Sin embargo, hay diferencias importantes entre estos ejemplos; así, la pobreza y la clase social son factores sociales, en cambio, la edad, el color de la piel o el sexo son factores biológicos. Por  tanto, hay  una  distinción clara entre “expresiones biológicas de las desigualdades/inequidades sociales”, es decir, consecuencias para la salud  a causa de la pobreza y “desigualdades/ inequidades sociales de las diferencias biológicas”, a saber: discriminación en cualquier ámbito, desde el profesional al sanitario por razón de la edad, del color de la piel o del sexo. La cuestión consiste en cómo abordamos la perspectiva de género desde estas distinciones conceptuales. Desde la epidemiología social, que no difiere en lo esencial de lo que hemos considerado sobre el pensamiento posmoderno, el género se interpreta como un concepto social relativo a las convenciones, roles y comportamientos ligados a la cultura que se asignan a hombres y mujeres, niños y niñas, diferenciándolo del sexo como categoría biológica. La epidemióloga social Nancy Krieger señala que “en ciertos casos, las características biológicas ligadas al sexo pueden contribuir a determinar diferencias de salud por razón de género” (Krieger, 2002: 9). Las diferencias de salud no son por razón del género sino del sexo, ya que una persona del sexo femenino puede tener cáncer de vagina pero no de testículos y viceversa. Por tanto, cuando se trata de la salud hay que hablar de mujeres y hombres, no de géneros.

En este punto me remito al libro de Carme Valls-Llovet (2018) Medio ambiente y salud. Mujeres y hombres en un mundo de nuevos riesgos, en el que se analizan los riesgos de mujeres y hombres a causa del medio ambiente. La tercera parte trata de las consecuencias para la salud de mujeres y hombres, desde las alteraciones del ciclo menstrual hasta las alteraciones en la salud reproductiva masculina. Los riesgos para la salud tienen que ver con el sexo, no con el género de las personas a las que afecta el medio ambiente.

Hablemos  de feminismo

La introducción del concepto de género en el debate feminista no ha hecho más que confundir el discurso político sobre la discriminación de las mujeres. El sexo no lo elegimos, lo que sí podemos cambiar son las expresiones sociales de este factor biológico e intentar que el sexo no revierta en inequidades sociales. Es decir, el pertenecer al sexo masculino o femenino no tiene porqué determinar la forma en que las personas se manifiestan socialmente, desde la forma de vestir a la orientación sexual y la identidad personal.

Este cambio de marco teórico comporta, por un lado, abandonar las posiciones negacionistas respecto al conocimiento científico y, por otro, abogar por la equidad de todas las personas, independientemente del sexo. Pero también supone algo mucho más importante para todas las personas que piensan que han nacido con el sexo equivocado y se ven quizás impelidas a castigarlo a fin de poder alcanzar sus deseos. Es pues posible un nuevo imaginario en el que cada persona pueda construir su propia identidad personal sin necesidad de riesgos para su salud.

Nos encontramos en un mundo en el que aún falta mucho por hacer para que las mujeres no estén en inferioridad de condiciones respecto a los hombres. Tenemos un gran reto para que la equidad entre sexos se expanda a todos los ámbitos y a todos los países y el camino no puede ser otro que el feminismo, siguiendo una larga tradición desde el movimiento sufragista hasta la lucha contra la violencia machista. 

Bibliografía 
Butler, J., 2006, Deshacer el género, Barcelona, Paidós.
—— , 2015, Cuerpos aliados y lucha política, Barcelona, Planeta.
Bloor, 1976, Knowledge and social imagery, Chicago: The University of Chicago Press.
Lewitt, P. y P. Gross, 1994, Higher superstition: the academic left and its quarrels with science, Baltimore: Johns Hopkins University Press.
Missé, M., 2018, A la conquista del cuerpo equivocado, Barcelona, Madrid, Editorial Egales.
Noretta Koertge, N., 1999, A House Built on Sand: Exposing Postmodernist Myths about Science, Oxford University Press.
Sokal, A., 1996, “Transgressing the boundaries: Toward a transformative hermeneutics ofQuantum Gravity”, Social Text, 46/47: 217-252.
Sokal, A. y J. Bricmont, 1999, Imposturas intelectuales, Barcelona, Paidós.
Valls-Llobet, C., 2018, Medio ambiente y salud. Mujeres y hombres en un mundo de nuevos riesgos, Madrid, Ediciones Cátedra.

Fuente: Claves de la razón práctica.

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