miércoles, 1 de junio de 2022

La desglobalización caótica: ¿Sólo una consecuencia de la guerra?

 


La desglobalización caótica: ¿Sólo una consecuencia de la guerra?

 

José Luis Carretero Miramar

KAOSENLARED

31 de mayo de 2022 /

 

La semana pasada, la élite global se reunió en el Foro de Davos, en Suiza. Dentro de las lujosas instalaciones en las que se produjo esta reunión entre los empresarios, políticos y propietarios de medios de comunicación sistémicos, una palabra se convirtió en el eje de todos los debates: “desglobalización”.

El comienzo de la guerra en Ucrania, junto a los enormes daños provocados por la pandemia a las cadenas globales de suministros y la creciente tensión militar y económica entre los dos grandes bloques geopolíticos de nuestro tiempo (el agrupado entorno a la potencia declinante, los Estados Unidos, y su alianza militar, la OTAN; y el que empiezan a vislumbrar las potencias emergentes, como Rusia y China) ha puesto en peligro el proceso de globalización de la economía vivido por el sistema capitalista desde los años setenta.

La globalización fue el marco fundamental en el que se desarrolló la economía planetaria de las últimas décadas. Se articuló entorno a un puñado de organizaciones supranacionales de índole económico (como el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial de Comercio y el Banco Mundial), pero también alrededor de la función de gendarmería y seguridad atribuida al omnipresente Ejército norteamericano y a sus fuerzas auxiliares (la OTAN). Ha sido un ensayo de mercado global hegemonizado por las grandes transnacionales de los países de Occidente y los fondos de inversión. La libertad irrestricta para los flujos de capitales y de mercancías, corría paralela a un aumento sostenido del comercio internacional y una creciente acumulación por desposesión, por la vía de la mercantilización de los bienes comunes y la privatización de los servicios públicos, junto a la deslocalización de las actividades productivas y la generalización del discurso neoliberal en la totalidad de las instituciones políticas y académicas.

Quizás sea aún pronto para hablar del fin de la globalización. Pero lo cierto es que sus presupuestos políticos y económicos parecen haber saltado por los aires desde el fin de la brutal sacudida provocada por la pandemia de Covid-19. Un informe de Accenture, publicado en el marco del Foro de Davos, y basado en una investigación en la que también colabora Oxford Economics, avisa de que el colapso presente de las cadenas de suministros globales puede llegar a provocar pérdidas de hasta 920.000 millones de euros en el PIB de la zona euro, con un impacto potencial de hasta el 7,7 % del PIB potencial europeo para 2023. En 2021, las pérdidas atribuibles a los cortes de las cadenas de suministros ya alcanzaron los 112.700 millones para Europa.

Ya antes de la guerra la escasez de materiales clave para la economía global, como los semiconductores, unida al bloqueo del sector logístico y al inicio del proceso inflacionario, provocaron fuertes tensiones al comercio mundial. La guerra ha venido a significar la puntilla para el paradigma globalizador: un horizonte de grandes bloques políticos y económicos enfrentados durante varias décadas impone la necesidad de la relocalización de la producción estratégica y de nuevas exigencias para la sostenibilidad y seguridad de las cadenas de suministro internacionales.

Las empresas ya se lo están planteando. En el Foro de Davos se han sucedido las presentaciones de proyectos empresariales que mencionan la repatriación de actividades económicas para salvaguardar la seguridad de los suministros y la consonancia con los proyectos geopolíticos de los gobiernos concernidos. Según declaraciones de Christophe Weber, consejero delegado del grupo japonés Takeda, al diario económico Expansión, “se trata de eliminar el riesgo en cadena de suministro (…) decir que la globalización ha terminado sería simplificar mucho, pero la globalización que la gente tiene en mente ya no existe (…) la globalización que existía hace unos años, el comercio sin restricciones y la idea de que el mundo es plano, se ha terminado.”

Sin embargo, cerca del 30 % del valor añadido total de la economía europea depende de las cadenas internacionales de suministro, ya sea porque permiten el acceso a fuentes de materias primas baratas o porque facilitan vender la producción en otros mercados. La desglobalización es un problema. La crisis de oferta provocada por la guerra y el colapso comercial impulsan la inflación muy por encima de lo esperado y la previsible reacción “austeritaria” de los halcones neoliberales amenaza con provocar una fuerte recesión global. El alza de los precios de la energía estrangula el crecimiento europeo y las sanciones contra Rusia, unidas a la situación bélica en Ucrania, bloquean el suministro de alimentos a los países del Sur.

Las sanciones desplegadas por la guerra de Ucrania han provocado un frenazo en seco de las economías occidentales, agravado por los problemas con el Covid 19 en la República Popular China. El PIB de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo económico (OCDE), que representan cerca del 60 % de la economía mundial, se frenó al 0,1 % entre enero y marzo. El PIB norteamericano cayó un -0,4 %, Italia cae otro -0,2% y la débil subida de Alemania (0,2 %) es insuficiente para compensar el terreno perdido (un -0,3 %) durante el avance de la variable Ómicron, en diciembre pasado.

Las noticias de empresas que se plantean la relocalización de actividades o la búsqueda de suministros alternativos en países ahora aliados y considerados seguros, aunque sus costes sean mayores, empiezan a hacerse comunes en los medios. Lo mismo ocurre con las preocupantes declaraciones políticas que parecen alimentar un escenario global de gran pugna, caliente o fría, entre Occidente y los países emergentes. Biden afirma que defenderá militarmente Taiwán y la Unión Europea se plantea enviar barcos a Odessa para exportar el grano ucraniano, pese a la creciente posibilidad de incidentes descontrolados que hagan escalar la situación hasta un punto de confrontación bélica abierta. Es difícil imaginar un escenario en el que la sucesión de guerras y tensiones, quebrando la comunidad internacional en dos grandes bloques antagónicos, pueda ser compatible con la economía global abierta y la expansión ilimitada del comercio mundial que vimos desplegarse en las décadas pasadas.

Algunos nunca fuimos adeptos al paradigma globalizador y neoliberal. Pero haremos mal en interpretar lo que está sucediendo como una reafirmación de las tesis basadas en la soberanía productiva o la recuperación de un keynesianismo a escala nacional. La desglobalización presente corre paralela al momento más dulce para los grandes fondos de inversión transnacionales. Los fondos de capital riesgo viven un tremendo auge en todo el mundo. Ahora acumulan cerca de 10 billones de dólares en activos (sumando infraestructuras, deuda, energía, inmuebles y participaciones en empresas) y se espera que en 2026 lleguen a los cerca de 18 billones. Las grandes fortunas aprovechan la crisis para crecer y acumular, en economías que viven una desglobalización limitada y caótica que no toma la forma de una recuperación de las soberanías nacionales ni de la pujanza de las fuerzas populares, sino de una reordenación de las fuerzas económicas en dos grandes bloques en crisis y sometidos a una sucesión de tensiones tempestuosas.

Otra globalización es posible, decíamos en los movimientos sociales de los años 90. No fue así, y ahora nos toca parar la gran guerra que ya ha comenzado, respetando la soberanía y la seguridad de los pueblos, y construyendo puentes de solidaridad y cooperación que permitan enfrentar los grandes problemas compartidos, como la pobreza, la desigualdad, la explotación o la crisis ecológica.

Por José Luis Carretero Miramar para Kaosenlared


Imagen de portada:  Oto Godfrey  – Derechos de autor: Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported – De Terabass – Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=11848631

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(Sociología) Un luchador rojo no siempre es un publicista, pero un publicista rojo siempre es un luchador

 

Un luchador rojo no siempre es un

 publicista, pero un publicista rojo

 siempre es un luchador 


Южанин para ПРОРЫВИСТ Газета без бумаги и расстояний 2016 — 2022

Sociología crítica

31.05.2022


Nº 5/69, V.2022 Красный публицист en la revista ПРОРЫВИСТ Газета без бумаги и расстояний 2016 — 2022

 

Como estudio de la vida pública, el buen periodismo se compone de contenido científico y expresividad literaria . Brevemente, su esencia se puede describir como un impacto dirigido en el lector con la ayuda de conclusiones lógicas e imágenes sensoriales.

 

Contenido científico

 

El interés sincero del autor en el tema es la clave para una influencia específica en el lector. Cuantas más personas descubren en sí mismas el gusto por la lectura filosófica, más el autor actúa como una lente de aumento, refractando lo objetivo a través de lo subjetivo, iluminando lo principal en el proceso de desarrollo de los opuestos, ayudando a despertar un vivo interés por lo dialéctico = creativo. pensando, trepando a las brillantes alturas de la ciencia. Detrás del interés del investigador se encuentra un motivo más profundo: el placer de una cobertura completa del tema, el deleite del descubrimiento personal.

 

Cuanto más profundamente penetra el autor en la esencia del tema, más fácil le resulta evitar errores y más expresiva es su creación. Pero la dirección de movimiento correctamente elegida del pensamiento del autor no significa que se haya resuelto la cuestión de cómo moverse específicamente. Para esto, se establece un objetivo específico del trabajo y la idea del artículo se plasma en su plan.

 

El plan como división de la obra concebida en etapas aparece en forma de preguntas divulgadas en el artículo. Es necesario dar forma al contenido del autor y se va mejorando hasta el final de toda la obra. Convertir la idea en un plan, su diseño preliminar es la primera etapa del trabajo con el texto. Un plan claro es una ruta específica para que el pensamiento del autor avance por el camino de un análisis integral del problema, desde descubrir las causas de su ocurrencia hasta comprender sus lados opuestos y las condiciones para su solución exitosa.

 

Hay dos formas principales de considerar el fenómeno: histórica y analítica. No existen en su forma pura, siempre se mezclan, sin embargo uno de ellos, de una forma u otra, pero prevalece:

 

1. Histórica – cuando la presentación parte del surgimiento del fenómeno y como la descripción de su desarrollo, el autor revela su esencia. Esta es la forma más simple y popular de presentar material, inherente, por ejemplo, en la mayoría de los libros de texto.

 

2. Analítico: cuando la presentación comienza con una evaluación del fenómeno como la identidad y la unidad de los opuestos, y luego el autor revela qué tipo de identidad y qué tipo de unidad (lucha) de los lados opuestos son inherentes al fenómeno y lo conducen a un cambio cualitativo. Así vemos la revelación de la esencia y la transformación de la causa en efecto. Un ejemplo clásico es El Capital. Crítica de la Economía Política” de K. Marx.

 

Si el tema de investigación incluye la revelación de la esencia de varios fenómenos, es recomendable comenzar con una consideración teórica de su unidad, identidad y oposición, para luego proceder a establecer vínculos entre ellos. Por ejemplo, para escribir, digamos, sobre la guerra en Ucrania, primero se debe analizar qué sistema social y régimen político prevalecen en ambos lados del conflicto, en qué se parecen, en qué se diferencian, cuál es la situación internacional, etc.

 

La cobertura del tema comienza con el establecimiento de hechos generales: verdades de primer orden y un movimiento desde ellos hacia lo profundo del fenómeno en estudio. Como base de la investigación científica, los hechos requieren comprensión y generalización en un sistema que cambia bajo la influencia de una cierta ley objetiva . Su identificación permite al autor pasar de la verdad establecida a través del razonamiento lógico a la esencia de un fenómeno particular, conduciendo al lector desde la superficie de los hechos generales hasta su profundidad detallada, desde los patrones generales y las tendencias probables de desarrollo hasta los resultados particulares y específicos. En conclusión, revelando los rasgos característicos del proceso en estudio, sus conexiones y significado en la vida pública, el autor saca conclusiones, presentándolas a los lectores como una guía para la acción.

 

La didáctica en la presentación puede requerir necesariamente la repetición de un pensamiento clave. Estas repeticiones deben ilustrarse con ejemplos originales. Cuanta más evidencia lógica, analogías históricas, alegorías adecuadas se usen en el texto, cuanto más visual sea el material, más fácil será para el autor mantener la atención del lector, para demostrarle la exactitud de su posición.

 

El valor científico del contenido depende directamente de la capacidad del autor para pensar fuera de la caja, con inventiva. Si la visión de la realidad no detiene las verdades conocidas, girando en el ciclo de las reacciones cotidianas, de nada sirve imitarla como creadora. Y aunque es difícil ir más allá de la secundaria, es necesario ceñirse a este objetivo. Recuerde que un materialista dialéctico siempre parte de un análisis del efecto de las leyes objetivas en las relaciones sociales. Y si se recomienda a los escritores jóvenes que tomen un ejemplo de los clásicos de la literatura, entonces los debutantes del periodismo rojo – de los clásicos del marxismo: Marx – Engels – Lenin – Stalin. La apelación sistemática a las fuentes primarias demuestra de manera convincente el genio de los líderes reconocidos del comunismo en la síntesis de patrones de una multitud de eventos contradictorios.

El contenido del periodismo exige la máxima precisión conceptual, eliminando la ambigüedad o vaguedad de las interpretaciones. Al revisar el texto en busca de declaraciones que puedan interpretarse de dos maneras, por declaraciones infundadas, por exceso de categórica y vehemencia emocional, debe tenerse en cuenta que una lectura inequívoca de las conclusiones del autor enfatiza el contenido científico del artículo, reflejando la prudencia. , peso y persuasión del texto.

 

Dado que todos los explotados viven espontáneamente con un constante sentimiento de repulsión a punto de estallar, la tarea principal del publicista rojo es comprender la lógica de los procesos sociales, influir en ellos y orientarlos en la dirección del progreso, en el sentido de establecer científico = relaciones comunistas en la sociedad.

forma literaria

 

A pesar del papel decisivo del contenido del estudio, no se puede descuidar su forma literaria. Porque la forma de presentación del material, que refleja la estructura externa e interna del artículo, puede dificultar y promover el desarrollo del contenido. Siguiendo la regla “cuanto más complejo sea el contenido, más rica debe ser su forma”, el autor debe considerar su creación como una unidad viva de contenido y forma, entendiendo la forma como contenido y el contenido como formado.

 

La forma literaria de un artículo periodístico consta de tres componentes principales: figuratividad, composición, estilo.

 

Todos los fenómenos y procesos representados en la obra utilizada por el publicista son una imagen de la realidad con el «valor agregado» del pensamiento del autor, revelando este último y apelando a la mente y los sentimientos del lector.

 

La composición del artículo -su «arquitectura», compuesta por elementos y ciertas partes del texto, su orden y relación- es necesaria para combinar la reflexión analítica de la realidad con su colorido emocional subjetivo, cuando se presenta al lector la verdad científica objetiva. a través de observaciones de la vida y hechos cotidianos que sean comprensibles y cercanos a él.

 

El estilo como orden característico de la investigación implica la individualidad creativa, la originalidad del autor en la presentación con la ayuda del pensamiento figurativo.

 

Considerando los tres componentes inseparablemente, vale la pena señalar que una buena forma literaria es un tema parecido a una daga, un ritmo narrativo claro, un laconismo pesado y una rica imaginería del habla . A pesar de que el periodismo se dedica a los problemas apremiantes de la vida pública, el tema de investigación debe reflejar no solo un problema social específico, sus raíces, sino también su autodespliegue: una probable repetición de la situación en una nueva ronda de la realidad. En consecuencia, la estructura del artículo enfatiza el movimiento del pensamiento del autor del pasado al presente, del presente al futuro.

Las construcciones de la forma literaria son variadas, pero se presta especial atención al título, encabezamientos, inicio y final de la obra. Como los elementos más significativos de la estructura, con la ayuda de los cuales el autor destaca los «hitos semánticos» del artículo, se convertirán en pautas separadas para centrar la atención del lector, convirtiéndose en la base compositiva del trabajo.

 

Al resaltar los puntos clave del contenido en la parte introductoria y en el resumen, es útil prestar atención a la «condensación» de los significados en todo el texto, cuando es imposible sacarle «agua» y reprochar al publicista. por “autoría líquida”.

 

El mayor efecto del material se logra si tiene originalidad estilística, es decir, el autor no usa clichés y clichés comunes y escribe de manera tan emocionante que el lector ve el último punto con pesar.

 

El lenguaje del periodismo conecta dos momentos opuestos de un movimiento, desde la idea del artículo hasta su implementación: la tendencia hacia el «contenido calórico» cognitivo y la tendencia hacia la riqueza emocional-sensual del texto. El estilo científico se caracteriza por el predominio del momento informativo y analítico. De ahí que el efecto de expresión, sin el cual un artículo periodístico se inclinaría hacia una monografía científica altamente especializada, es necesario en dosis estrictamente limitadas. Una presentación emocional desmedida también puede ocurrir sin la conciencia del autor si su estilo no está perfeccionado, si el texto contiene muchos adjetivos innecesarios, si un corazón cálido no se equilibra con una cabeza fría. El «calor» periodístico de este tipo es característico de la prensa amarilla y está diseñado para la reacción afectiva del público: panem et circenses.

 

Las emociones injustificadas conducen necesariamente al «peso extra» del texto, y un publicista maduro siempre recuerda lo fácil que es sobrecargar un trabajo y lo difícil que es hacerlo sobresaliente y lo más inteligible posible. Teniendo en cuenta que un destinatario típico tiene al menos una educación secundaria y, como máximo, es una persona que se ha desempeñado en una determinada profesión, no hay necesidad de explicarle verdades obvias. Escribe sobre los famosos al estilo de un descubridor.

 

Es recomendable dejar al lector la oportunidad de llegar a las conclusiones correctas, anticipando el movimiento del pensamiento del autor y las conclusiones que siguen. Ser capaz de escribir de tal manera que uno quiera pensar, argumentar, profundizar en las fuentes por sí mismo significa crear los requisitos previos para un interés constante y una motivación para que el lector actúe de acuerdo con los nuevos conocimientos. El mismo hecho subraya la viabilidad del publicista como maestro de su oficio. Y viceversa: un artículo sin acertijo, sin «entusiasmo», sin giros inesperados de pensamiento inventivo es similar a un sermón. Un tono excesivamente didáctico tiende a la verbosidad infructuosa ya la edificación excesiva, ya que es necesaria la escrupulosidad en la búsqueda de la verdad, pero no en su presentación, a menos, claro está, que se trate de una innovación teórica.

 

A este respecto, la diferencia entre un grafómano y un escritor es indicativa. El primero está enamorado de cada palabra que escribe, el segundo está dispuesto a acortar sin piedad el texto, cortando lo innecesario y recordando que no todo lo que escribe tiene valor.

 

El remedio más seguro para la verbosidad excesiva es descomponer cada frase. Observe el significado y la interacción de las palabras individuales, porque el volumen adicional de texto se compone de palabras adicionales individuales. La autoedición múltiple y la comprensión de que la primera versión del texto está lejos del límite de posibilidades, que la estoica búsqueda de errores y el minucioso procesamiento de la forma y el contenido, la estructura del texto y sus acentos semánticos fortalece al publicista rojo. , aumenta su audiencia, sube el listón de sus exigencias sobre sí mismo.

 

Se sabe que una persona quisquillosa, superficial e inconsistente es funcionalmente indistinguible de un tonto. Por lo tanto, después del final del trabajo, es necesario posponer el texto para luego releerlo críticamente, para detectar las deficiencias del contenido y las deficiencias de la forma literaria que no se notaron antes. Por supuesto, esbozar, de hecho, un borrador y enviarlo al editor es lo más fácil, pero terminar el trabajo es mucho más difícil. Por lo tanto, todos los autores que envían artículos a la revista Proryv y al periódico Proryvist para una troika deben estar preparados para el hecho de que se verán obligados a «exprimirlo» entre los cinco primeros, ya que ambas oficinas editoriales ayudan a aquellos que ya tienen éxito y su deseo es visible multiplicarse.

 

sureño


27/05/2022

 

Un luchador rojo no siempre es un publicista, pero un publicista rojo siempre es un luchador /Южанин para ПРОРЫВИСТ Газета без бумаги и расстояний 2016 — 2022

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Kasparov entre las máquinas: 25 años de una derrota

 

Cuando un superordenador derrotó al campeón del mundo de ajedrez, se pensó que las capacidades de las máquinas se limitaban a operaciones analítico-lógicas. Sin embargo, el desarrollo de la Inteligencia Artificial permite su incursión en el campo artístico, amenazando con conquistar un ámbito específicamente humano: la creatividad. 


Kasparov entre las máquinas: 25 años de una derrota

 

J. Casri

El Viejo Topo

01.06.2022



Cuando un superordenador derrotó al campeón del mundo de ajedrez, se pensó que las capacidades de las máquinas se limitaban a operaciones analítico-lógicas. Sin embargo, el desarrollo de la Inteligencia Artificial permite su incursión en el campo artístico, amenazando con conquistar un ámbito específicamente humano: la creatividad. 


La posibilidad de una inteligencia artificial ha cautivado a la humanidad durante siglos. En ficción, por lo menos desde la novela de Samuel Butler Erewhon, publicada en 1872, una sátira utópica en la que este autoproclamado ‘escritor filosófico’ ya especulaba sobre la posibilidad de que las máquinas no solo sean capaces de autorreproducirse sino de adquirir conciencia de su propia existencia. Butler, influenciado por las recientes publicaciones de Charles Darwin y la revolución industrial, escribió al respecto un significativo texto de opinión titulado “Darwin entre las máquinas” una década antes, y que incluyó parcialmente en la novela posterior, el cual lee:

“[N]os encontramos casi asombrados por el vasto desarrollo del mundo mecánico, por los gigantescos saltos con los que ha avanzado en comparación con el lento progreso del reino animal y vegetal. […] ¿Qué clase de criatura es probable que sea el próximo sucesor del hombre en la supremacía de la tierra? A menudo hemos escuchado este debate; pero nos parece que nosotros mismos estamos creando nuestros propios sucesores; nos sumamos diariamente a la belleza y delicadeza de su organización física; diariamente les estamos dando un mayor poder y suministrando por todo tipo de artificios ingeniosos ese poder autorregulador y de autoacción que será para ellos lo que el intelecto ha sido para la raza humana. En el curso de los siglos nos encontraremos a nosotros mismos como la raza inferior. 

[…]

Día a día, sin embargo, las máquinas van ganando terreno sobre nosotros; día a día nos estamos volviendo más serviles; más hombres son atados diariamente como esclavos para atenderlos, más hombres dedican diariamente las energías de toda su vida al desarrollo de la vida mecánica. El resultado es simplemente una cuestión de tiempo, pero que llegará el momento en que las máquinas tendrán la supremacía real sobre el mundo y sus habitantes […]. 

Nuestra opinión es que la guerra a muerte debe proclamarse instantáneamente contra ellas. Cada máquina de todo tipo debe ser destruida por el bienestar de la especie. Que no se hagan excepciones, no se muestre ninguna clemencia”.

Es posible que, por un instante, una reformulación de este miedo ante las máquinas junto con el llamamiento a su destrucción se articulase en la mente del gran ajedrecista Garry Kasparov el 11 de mayo de 1997, fecha en la que era derrotado por el superordenador Deep Blue.

Justo un año antes, Kasparov había defendido la supremacía humana tras vencer a Deep Blue 4-1 en una serie de seis partidas de 1996. En la revancha de 1997, hombre y máquina llegaban empatados a la última partida de las seis acordadas. Kasparov había ganado una partida, perdido otra y quedado en tablas en otras tres. La sexta y final cambiaría la historia. Por primera vez, una máquina se alzaba por encima de un Gran Maestro y con la derrota de Kasparov, de la cual se acaba de cumplir 25 años, se cristalizó en una metáfora perfecta la visión victoriana de Samuel Butler sobre el futuro de la humanidad entre las máquinas. La derrota de uno de los mayores Gran Maestros del ajedrez de la historia simbolizaba que la superioridad lógico-estratégica era plenamente computacional, y tal vez los seres humanos empezamos a vernos “a nosotros mismos como la raza inferior”, como nos describió Butler.

Pese a las veladas acusaciones lanzadas por el propio Kasparov, Deep Blue demostró no ser un vástago del autómata Turk –una máquina que entre 1770 y 1854 maravilló a Bonaparte, Benjamin Franklin y al resto del mundo por su dominio del ajedrez y que solo tras su destrucción en un incendio fue revelada como un engaño–, y sí descendiente del primer autómata verdaderamente capaz de jugar al ajedrez, El Ajedrecista, presentado en la Feria de París de 1914 y construido por el ingeniero español Leonardo Torres Quevedo en 1912. Pese a que este autómata de primeros del siglo XX tenía una capacidad de movimientos de ajedrez limitada, Torres Quevedo ya abogaba por la creación de la ciencia de la Automática, y apuntaba un futuro donde “los autómatas tengan discernimiento, que puedan en cada momento, teniendo en cuenta las impresiones que reciben, y también, a veces, las que han recibido anteriormente, ordenar la operación deseada. Es necesario que los autómatas imiten a los seres vivos, ejecutando sus actos con arreglo a las impresiones que reciban y adaptando su conducta a las circunstancias”. Leonardo Torres Quevedo veía ya el vivir entre máquinas pensantes.

A raíz del cambio de paradigma que supuso su derrota contra Deep Blue, Kasparov escribiría el libro Deep Thinking, donde es consciente de pasar a la historia como “el último campeón del mundo en ganar una partida contra una computadora”. En esta confluencia de autobiografía y ensayo, Kasparov se hace eco de los temores ante lo que se ha llamado la singularidad, como los del científico y escritor de ciencia ficción Venor Vinge cuando en 1993 afirmó que “dentro de treinta años, tendremos los medios tecnológicos para crear inteligencia sobrehumana. Poco después, la era humana terminará”. Las palabras de Vinge son en espíritu las mismas que Samuel Butler escribió 130 años antes en “Darwin entre las máquinas” y que han sido repetidas innumerables veces en diversas formulaciones. 

La sociedad actual y la cultura popular han retratado con vehemencia el advenimiento de la Inteligencia Artificial como el preludio de una distopía: más que fascinación ante las enormes posibilidades que ofrece esta tecnología, hoy día arrastramos una tradición de miedo por las implicaciones de un mundo con IA. Al hablar de Inteligencia Artificial, singularidad y múltiples escenarios futuros especulativos se da la particularidad de que la mayoría de nosotros estamos más influenciados por visiones como las de Terminator o Matrix que por los ensayos en revistas científicas. 

El término Inteligencia Artificial es en realidad extremadamente amplio y comprende desde máquinas reactivas que calculan y seleccionan entre alternativas posibles, aprendizaje automático, y toda una gama de posibilidades que, en término último, llegan a la idea de autoconciencia, objetivo ulterior pero cuya viabilidad real hoy en día sigue siendo altamente cuestionada. Elon Musk, conocido por sus temores ante el advenimiento de ciertas tecnologías, también ha expresado en numerosas ocasiones su preocupación por una superinteligencia artificial. Al mismo tiempo, Musk es un pionero en Inteligencia Artificial en campos como los coches autoconducidos o el Tesla Bot, un robot humanoide bípedo presentado en 2019 y cuyo prototipo fue prometido para este 2022, con lo que resulta un poco confuso el separar al Elon Musk mediático del empresarial. En cualquier caso, la IA apunta a ser la siguiente frontera tecnológica a conquistar y muestra el potencial suficiente como para reconfigurar la relación de la sociedad con la tecnología. Google, por su lado, tiene sus propios programas de Inteligencia Artificial como DeepMind, una red neuronal con capacidad de aprendizaje profundo y de aprender de sí misma y sin necesidad de programación suplementaria. Por su parte Meta, en su versión post-Facebook, ha anunciado que este año finalizará la construcción de AI Research SuperCluster, la supercomputadora más potente de la historia centrada en Inteligencia Artificial. Para Meta, la IA será básica en la construcción de aplicaciones para el Metaverso. Microsoft, con Azure y otros programas, está también invirtiendo ingentes cantidades de dinero en proyectos similares. En retrospectiva, Deep Blue de IBM solo fue una etapa inicial en el camino y, en la actualidad, comparar a Deep Blue con cualquiera de las máquinas creadas por los gigantes tecnológicos contemporáneos es como poner juntos en una carrera al avión de los hermanos Wright y a un X-15 con su velocidad punta de 7.274 km/h. Y con cada nueva generación de supercomputadores se multiplican las capacidades, una renovación que es prácticamente anual. 

Un ejemplo: Hace pocos años, el programa AlphaGo, parte del proyecto DeepMind de Google, causó sensación por sus victorias en el juego de Go, el cual es de una complejidad en cuanto a posibilidades enormemente superior al ajedrez. Fue especialmente significativa su serie de victorias de 2017 ante el campeón mundial Ke Jie. Pocos meses después, una nueva versión denominada AlphaGo Zero hizo su aparición, máquina con la particularidad de que todas las estrategias las autoaprendió por sí sola. Al cabo de tres días y con una capacidad computacional sensiblemente menor, derrotó a su predecesora recién salida de sus victorias ante el número 1 humano por 100 partidas a 0.

En la rueda de prensa tras su histórica derrota, Garry Kasparov denunció una posible intervención humana en la estrategia de Deep Blue, una maquinación no permitida. Pese a su frustración inicial, la reflexión posterior que Kasparov realiza pocos años después es de optimismo ante el advenimiento de la Inteligencia Artificial. En ocasión del décimo aniversario de su derrota, Kasparov escribió:

“Dejo claro en Deep Thinking que mi derrota ante Deep Blue también fue una victoria para los humanos: sus creadores y todos los que se benefician de nuestros saltos tecnológicos […]. [E]l libro rechaza la historia de la rivalidad “hombre contra máquina”. Las máquinas trabajan para nosotros, después de todo. El último tercio del libro trata sobre el brillante futuro de nuestras vidas con máquinas inteligentes, si somos lo suficientemente ambiciosos como para abrazarlo. Espero que mi optimismo sea contagioso.

Es correcto preocuparse por la pérdida de empleos; siempre hay algo de dolor en estas olas de automatización. Es difícil mirar el panorama general en tiempos de interrupción y cambio rápido. Pero la transferencia de mano de obra humana a nuestra tecnología es la historia de la civilización humana. Nuestro nivel de vida mejora, vivimos vidas más largas y saludables. Las máquinas inteligentes continuarán con esto si les damos la oportunidad.”

En este momento Kasparov parecía estar afligido en parte por un renovado optimismo a lo John Keynes cuando este economista manifestó en 1930 (ante lo que denominó ‘sistemas automáticos de maquinaria’ en su famoso texto Posibilidades económicas para nuestros nietos) su conocida afirmación de que, frente al futuro “desempleo tecnológico”, “[t]urnos de tres horas o semanas de quince horas pueden eliminar el problema durante mucho tiempo.” Sin entrar en el largo debate generado por las palabras de Keynes, los avances que está ofreciendo la Inteligencia Artificial pueden suponer una revolución tecnológica que mejore de forma sustancial múltiples ámbitos de la vida humana. Sin embargo, el miedo a la automatización y a la dependencia humana hacia su propia tecnología ha sido prospectivamente analizado desde múltiples ámbitos por la ficción del último siglo. Por ejemplo, vale la pena recordar el relato Autofac (1955) de Philip K. Dick sobre los peligros de la automatización y cómo esta automatización consumirá los recursos naturales hasta el agotamiento dentro de un bucle de absurdidad donde el sistema siempre tiene que producir, cuya resolución última será el fin de la humanidad motivado por una crisis medioambiental. Como apunte, la escasez de silicio para microchips y de litio para baterías se define ya como un “déficit perpetuo”. Y nunca hay que olvidar que todo cambio de paradigma, aunque sea tecnológico, tendrá sus consecuencias humanas, y las víctimas suelen ser los miembros más desprotegidos. Dick y muchos otros escritores se han rebelado contra este intento de minimizar su daño –demasiadas veces justificado– con una simplificación de idealismo utópico ante las posibilidades que ofrece una tecnología. 

Tras un cuarto de siglo de la derrota de Kasparov, el reinado de la Inteligencia Artificial solo está dando sus primeros pasos y hoy difícilmente nadie discute la superioridad de cálculo de los supercomputadores. Sin embargo, nos encontramos en la actualidad con la irrupción de la Inteligencia Artificial en un campo hasta ahora considerado exclusivo de los seres humanos, la creatividad. Kasparov, tal vez afectado por un sentimiento romántico sobre la excepcionalidad de la especie humana, subtituló su libro Deep Thinking: donde termina la inteligencia artificial y comienza la creatividad humana. Esta línea divisoria entre cálculo mecánico y creatividad humana parece desvanecerse.

Este 23 de abril pasado, Ai-Da, la robot humanoide artista más importante del momento, abrió una exposición para exhibir su capacidad artística en la Bienal de Venecia. No supone la primera vez que humanos y máquinas exponen juntos pero sí una de las más significativas dado el escenario. 25 años después de que Kasparov perdiera en lo que podríamos denominar el campo analítico-lógico, Ai-Da pide sitio en el mundo de las artes y la creación artística. 

Ai-Da no solo pinta, sino que también hace esculturas y escribe poesía. Creada por el galerista Aidan Meller en colaboración con un centro de ingeniería, Ai-Da fue bautizada en honor de Ada Lovelace (1815-1852). En ciertos círculos, ella es una nota al pie en referencia a su padre, Lord Byron. En otros, Lord Byron es la nota a pie y Ada Lovelace es reverenciada por ser la primera programadora de la historia, pese a que no existieran máquinas que programar en el sentido moderno, al describir un algoritmo computacional y prever el potencial de las máquinas más allá de la mera calculación matemática: “[La máquina analítica] podría actuar sobre otras cosas además del número, con objetos cuyas relaciones fundamentales mutuas podrían ser expresadas por las de la ciencia abstracta de las operaciones […]. Suponiendo, por ejemplo, que las relaciones fundamentales de los sonidos en la ciencia de la armonía y de la composición musical fueran susceptibles de tal expresión y adaptaciones, el motor podría componer piezas de música elaboradas y científicas de cualquier grado de complejidad o extensión”. Lord Byron representó al ideal romántico encarnando a lo que se denominó como el héroe byroniano y, ante Ada Lovelace, dos de los primeros versos escritos por este gran poeta maldito muestran el cisma de visión temporal entre padre e hija:

Como el último de mi raza, debo marchitarme solo

y hallar el deleite solo en días que he presenciado antes

Sus visiones del mundo eran radicalmente diferentes y sus miradas apuntaban en direcciones opuestas. 

La aparición de Ai-Da ha creado cierta incomodidad y una reafirmación cuasi romántica en el mundo artístico del “aura” benjaminiana de la obra de arte ante lo que se aprecia como un ataque por parte de la creación mecánica. No en vano, el campo que se ha considerado como el más representativo de la excepcionalidad humana es el de la creación artística. En múltiples ocasiones, es percibido como la punta de lanza de la elevación que es capaz de alcanzar el ser humano y uno de los pocos contrapesos ante la barbarie que somos capaces de generar, con lo que la irrupción de máquinas e Inteligencia Artificial en esta esfera amenaza múltiples percepciones sobre nuestra identidad como especie y nuestra capacidad de sublimación.

En 2018, Steven Thaler, presidente de Imagination Engines, pidió a la oficina de patentes de Estados Unidos registrar el cuadro “Una entrada reciente al paraíso”. En la casilla de autor puso: “máquina creativa”, explicando que “fue creado de forma autónoma por un algoritmo informático que se ejecuta en una máquina”. La petición fue rechazada, y en este febrero de 2022 se ratificó la segunda apelación presentada por Thaler en una sentencia que enfatiza “el nexo entre la mente humana y la expresión creativa como requisito previo para la protección del derecho de autor”. Esta premisa que fundamenta la ley de derechos de autor sustenta de igual forma, consciente o inconscientemente, la visión que tenemos muchos de nosotros sobre el arte.

En el mismo 2018 se hizo igualmente famoso otro cuadro creado por un programa de Inteligencia Artificial, “Retrato de Edmond Belamy”. Subastado en Christie’s, fue vendido por 432.500$. Como firma, en la esquina inferior derecha, no hay una emulación de un nombre o un espacio en blanco sino el algoritmo empleado. En su momento la cifra alcanzada se vio como una estridencia del mercado artístico; hoy en día existen galerías especializadas en arte creado por IA e incluso existen programas gratuitos online en los que uno puede introducir una frase y el sistema genera un cuadro único en base al texto, como Disco Fussion o NightCafe.

Es necesario recordar que ninguna de las IA actuales es una Inteligencia Artificial verdadera y que, en realidad, no hay una mente mecánica detrás de la creación artística sino una alta capacidad computacional. Una pregunta interesante es si incluso antes de alcanzar una IA verdadera las obras generadas son artísticas o un mero simulacro artístico. 

Muchas obras creadas por una Inteligencia Artificial son difícilmente diferenciables de cuadros realizados por seres humanos. De forma análoga al aprendizaje de un ser humano donde un artista estará influenciado por un gusto y una exposición a ciertos estilos, los algoritmos de IA empleados para crear arte no siguen normas o preceptos cerrados sino que aprenden visiones estéticas al analizar miles de obras. Posteriormente emplean este aprendizaje para crear obras nuevas siguiendo un estilo o una confluencia de varios. Según un artículo de American Scientist de 2019, ya entonces el 75% del público entrevistado en una feria de arte contemporáneo pensó que las obras generadas por un programa de IA llamado AICAN habían sido producidas por un ser humano. Posiblemente, si la pregunta no hubiera abierto la posibilidad de una mano no humana detrás, el porcentaje hubiera podido alcanzar el 100%.

Más allá de la fascinación que genera las posibilidades de la IA y en asociación con la mercantilización del arte, en el trasfondo de esta problemática se enconde también una visión del arte como una cultura del objeto o, más concretamente, un culto al objeto único. La amenaza, supuesta o real, que supone la Inteligencia Artificial en el campo artístico puede constituir un revulsivo en múltiples facetas y no la decadencia áurica que pronostica un sector del mundo del arte. Por un lado, una transformación extremadamente necesaria del arte en cualquiera de sus formas de expresión que revitalice esta idea de mero objeto y la expanda dentro de una visión más compleja donde sean fundamentales cuestiones como filosofía, ética, activismo social y visiones del mundo, donde estas ideas no sean fácilmente separables de nociones como por ejemplo el efecto estético, el impacto emocional o intelectual que pueda causar la obra; es decir, una obra de arte generada, entendida y recibida como parte de un sistema más complejo de pensamiento. Por otro, la irrupción de la Inteligencia Artificial contribuirá a una imprescindible descentralización de nuestro excepcionalismo y a un incremento de una visión más posthumanista. Tal vez es hora de que salgamos del centro axiomático humanista, aunque solo sea unos pasos. Como escribe Ai-Da en respuesta a la Divina Comedia de Dante:

Levantamos la vista de nuestros versos como cautivos con los ojos vendados, 

Enviados a buscar la luz; pero nunca llegó 

Sería necesario una aguja y un hilo 

Para completar la imagen. 

Para ver a las pobres criaturas, que estaban sufriendo, 

Como un halcón, los ojos cosidos.

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YURI RUBTSOV. Hitler, Ucrania y la Unión Soviética

 

YURI RUBTSOV. Hitler, Ucrania y la Unión Soviética

 

 

Insurgente.org /30 mayo 2022


Imagen de portada: 1941. Transeúntes en la calle de una ciudad ocupada de Ucrania miran a un hombre atado a un poste por soldados alemanes. Es el mismo método que hoy ocupan los discípulos de los nazis en las ciudades de Ucrania contra quienes consideran saqueadores, rusos o comunistas.

En su visita a la Ucrania ocupada en septiembre de 1941, Hitler dijo que la población de Kiev debería haberse reducido en un 80-90%.

El descarado apoyo del Occidente colectivo al régimen de Kiev sugiere que es muy probable que se esté preparando una confrontación militar con Rusia utilizando no sólo las fuerzas neonazis ucranianas sino también las de la alianza del Atlántico Norte.

El tabloide británico Daily Express convence a sus lectores de que Alemania estará en la vanguardia de un ataque a la Federación Rusa junto con Estados Unidos. No le falta razón. Con el canciller Olaf Scholz, la RFA ha aumentado el gasto en defensa hasta el 2% del PIB, elevando el presupuesto militar anual de 50.300 millones de euros a casi 70.000 millones.

Berlín da un fuerte apoyo al régimen de Kiev. Su retórica se ha vuelto recientemente mucho más beligerante. El 9 de mayo, que el canciller alemán parece lamentar, O. Scholz dijo que Moscú no deja a Berlín otra opción que suministrar armas a Kiev.

El Ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, declaró el otro día que su país estaba dispuesto a ayudar a cubrir las necesidades financieras a corto plazo del presupuesto ucraniano. Para ello, la RFA enviará a Kiev alrededor de 1.000 millones de euros de apoyo presupuestario.

Y la “guinda del pastel” fue una declaración de la ministra de Asuntos Exteriores alemana, Annalena Berbock, sobre la necesidad de “destruir” a Rusia, que enfureció incluso a sus compatriotas. El ex presidente del Partido Socialdemócrata Alemán, Oskar Lafontaine, comparó las palabras de Berbock sobre Rusia con “el lenguaje de la Alemania nazi”, pues sus palabras “bien podrían haber complacido a los dirigentes del Tercer Reich”.

El hecho de que el régimen de Kiev tenga todas las características de un régimen neonazi y que la cúspide de sus actos criminales sea el genocidio de la población rusa y rusoparlante que vive en el Donbass no importa a Occidente. Lo que las fuerzas armadas ucranianas han estado haciendo durante ocho años en el territorio de las repúblicas populares de Donetsk (DPR) y Luhansk (LPR), cometiendo masacres con el uso de lanzacohetes múltiples Grad y Uragan, cohetes no guiados de aviones de racimo, misiles tácticos Tochka-U y otros tipos de armas pesadas ofensivas de efecto indiscriminado, “no lo saben”. Occidente tampoco se ha “enterado” de la muerte de al menos 13.000-14.000 personas en Donbás como consecuencia de la agresión ucraniana desde 2014.

1941. La policía auxiliar local escolta a los judíos a un campo de exterminio cerca de Krivoy Rog, Dnipropetrovsk. Krivoy Rog es un importante centro de transporte y el centro de desarrollo de la cuenca de mineral de hierro.

En Berlín, sin embargo, no ven nada criminal en las acciones del régimen de Kiev. Alemania, dado su pesado pasado nazi, debería comportarse con más modestia. El régimen de Hitler dejó una huella demasiado profunda en la memoria histórica de los habitantes de la tierra a la que Berlín envía hoy material militar pesado.

Entonces, ¿por qué exactamente es Alemania el principal patrocinador del régimen de Kiev en Europa? Será más fácil encontrar una respuesta a esta pregunta si se recuerda con qué programa los jefes nazis condujeron sus hordas a la tierra soviética. “La guerra se libra por el grano y el pan… una guerra por las materias primas, por el caucho, el hierro y los minerales…”, explicaba a los alemanes J. Goebbels, Ministro de Propaganda del Tercer Reich. – En los vastos campos del Este se mecen espigas amarillas, que son suficientes para alimentar a nuestro pueblo y a toda Europa… Este es el objetivo de nuestra guerra.

Recordemos el destino que los dirigentes de la Alemania nazi habían preparado para Ucrania. El propósito criminal de los hitlerianos era liquidar a la URSS, apoderarse de sus riquezas y tierras para ampliar el “espacio vital”, exterminar a la parte políticamente activa de la población y a todos los que dirigieran la lucha contra el agresor.

El 16 de julio de 1940, en la reunión en su cuartel general con Göring, el Comisario en Jefe para la ejecución del plan económico cuatrienal, que en julio de 1941 dirigía el ministerio imperial para los territorios orientales ocupados (Ministerio del Este), Rosenberg y otros dirigentes nazis declararon que, tras la derrota de la URSS, el territorio del Tercer Reich debía ampliarse hacia el este al menos hasta los Urales. Y el 31 de julio de 1940, en la reunión del alto mando de la Wehrmacht, dedicada a la preparación del ataque a la URSS, declaró directamente: “Ucrania, Bielorrusia y el Báltico son para nosotros”.

La “teoría de la raza” y la “teoría del espacio vital” se habían originado en Alemania mucho antes de que los nazis llegaran al poder, pero sólo bajo ellos adquirieron el estatus de ideología de Estado. La guerra contra la URSS fue vista por los dirigentes nazis, sobre todo, como una guerra contra los pueblos eslavos. En una entrevista con H. Rauschning, presidente del Senado de Danzig, Hitler explicó: “Una de las principales tareas del gobierno estatal alemán es impedir el desarrollo de las razas eslavas de todas las formas posibles. Los instintos naturales de todos los seres vivos nos dicen no sólo que derrotemos a nuestros enemigos, sino también que los destruyamos”.

1941. Un grupo de lugareños y prisioneros del Ejército Rojo, escoltados por soldados de las SS, a la espera de ser evaluados

Hablando al alto mando de la Wehrmacht el 9 de enero, el 17 y el 30 de marzo de 1941, Hitler dijo que la guerra contra la Unión Soviética sería “exactamente lo contrario de una guerra normal en el oeste y el norte de Europa”, será “la destrucción total”, “la destrucción de Rusia como Estado”. Tratando de dar una base ideológica a estos planes, anunció que la guerra que se avecinaba contra la Unión Soviética sería “una batalla de dos ideologías” con “el uso de una violencia brutal”, que en esta guerra se destruiría no sólo el Ejército Rojo, sino también la “maquinaria de gobierno” de la URSS, “para destruir a los comisarios y a la intelectualidad comunista”, a los funcionarios y así destruir los “vínculos ideológicos” del pueblo ruso.

Hitler ha declarado más de una vez que los rusos y los ucranianos no merecen ninguna educación; no se les debe enseñar ningún trabajo mental; sólo servirán como mano de obra para el desarrollo del Este por parte de los alemanes: “Saber leer las señales de tráfico será suficiente para ellos; no hay nada que deba hacer un profesor alemán. Por libertad, los ucranianos entienden que sólo se les permite bañarse una vez al mes, no dos como antes; un alemán con un cepillo de dientes pronto será un irritante para ellos.

En septiembre de 1941, Hitler visitó Ucrania, tras lo cual se conocieron las impresiones del Führer en el cuartel general de Hitler: “En Kiev se ha quemado todo un barrio, pero todavía hay bastante gente viviendo en la ciudad. Dan muy mala impresión, parecen proletarios y, por tanto, su número debería reducirse en un 80-90%. El Führer apoyó inmediatamente la propuesta del Reichsführer (Himmler. – J.R.) de confiscar el antiguo monasterio ruso situado cerca de Kiev … para que no se convirtiera en un centro de renacimiento de la fe ortodoxa y del espíritu nacional.

Entonces, ¿qué les esperaba a los habitantes de Ucrania en caso de victoria de las armas alemanas en el Este? La minoría estaba destinada a convertirse en esclavos, el resto debía ser destruido físicamente y exiliado a las afueras del continente euroasiático. Esto se desprende directamente del contenido del Plan Maestro Oriental, elaborado a instancias de los altos mandos de la Alemania nazi y promulgado en el otoño de 1941.

Comisaría de Hitler en Ucrania

El desarrollo del Masterplan Ost (Plan Maestro Este) está vinculado al nombre del Reichsführer (Inspector del Führer) SS Heinrich Himmler, que en octubre de 1939 asumió simultáneamente el cargo de Reichskommissar (Comisaría de Hitler) para la “consolidación de la raza alemana” y desempeñó un papel destacado en la determinación del destino que esperaba a la población soviética.

El 24 de junio de 1941, Himmler encargó al profesor K. Meyer-Hetling, Oberfuhrer (Comandante) de las SS, jefe del Departamento de Planificación del Reichskommissar y director del Instituto de Asuntos Agrarios y Política Agraria de la Universidad de Berlín, que preparara un plan para la deportación masiva de indígenas de Europa Central y Oriental con el fin de liberar espacio para el asentamiento de alemanes.

1941 – 1942. El Reichsführer de las SS Heinrich Himmler (en el extremo izquierdo, máximo responsable alemán) en Ucrania con campesinos de un pueblo.

El 15 de julio de 1941 se presentó a Himmler un documento secreto bajo el título “Generalplan Ost”. Además de la deportación del 80-85% de la población de Polonia y del 50% de la República Checa, el plan consistía en expulsar en un plazo de 25-30 años al 85% de los habitantes de Lituania, al 75% de los de Bielorrusia, al 65% de los de Ucrania Occidental y al 50% de los de Letonia y Estonia.

De los 45 millones de personas que vivían en la zona prevista para la colonización alemana, al menos 31 millones de “indeseables racialmente” debían ser deportados. Estaba previsto asentar hasta 840,000 alemanes en los territorios despoblados inmediatamente después de la derrota de la Unión Soviética. En las dos o tres décadas siguientes se asentarían otras dos oleadas de 1,1 y 2,6 millones de personas.

Los nazis prestaban especial atención a los rusos, refiriéndose a los pueblos eslavos del Este que eran la base de la población de la Unión Soviética. En junio de 1942, el Dr. E. Wetzel, asesor racial del Ministerio del Este de Rosenberg, preparó unas observaciones para Himmler sobre el plan maestro original en las que se afirmaba que “sin la destrucción completa” o el debilitamiento de los “poderes biológicos” de la población autóctona por cualquier medio, no se lograría la supremacía alemana.

Siguiendo los pasos de las tropas que avanzaban, a mediados de noviembre de 1941 las unidades especiales de castigo (Einsatzgruppen) de los ejércitos “Norte”, “Centro” y “Sur” exterminaron por sí solas a más de 300 mil civiles en el Báltico, Bielorrusia y Ucrania. Se dedicaron a los asesinatos en masa y al saqueo hasta finales de 1942. Según las estimaciones más prudentes, representaron más de un millón de víctimas.


Eliminar «gente superflua»

Para “limpiar” las tierras soviéticas ocupadas de “gente superflua” y establecer allí un “nuevo orden”, los nazis crearon un amplio mecanismo militar-administrativo y punitivo. El poder en los territorios adyacentes al frente pertenecía a la administración militar alemana. Estaba dirigido por el teniente general E. Wagner, intendente general del Estado Mayor de las Fuerzas Terrestres.

Los jefes de las administraciones militares bajo los Grupos de Ejército “Norte”, “Centro” y “Sur” en sus zonas de retaguardia eran comandantes de las Fuerzas Terrestres, y bajo los ejércitos eran comandantes de las zonas de retaguardia. Contaban con el apoyo de numerosas guarniciones y comandancias de campo, de pueblo y de ciudad. Tenían a su disposición divisiones de guardia, batallones de guardia y policía y unidades de gendarmería de campaña. Los comandantes fueron ayudados a “asegurar el espacio” en la retaguardia operativa por los comandantes de las SS y de la policía, que tenían a su disposición tres brigadas de las SS y una serie de unidades policiales independientes.

Mientras la Wehrmacht avanzaba hacia el Este, los nazis se apresuraron a establecer un sistema de administración civil en las tierras ocupadas. Los Reichskommissariats creados en las regiones y administrados allí estaban subordinados al Ministerio del Este, dirigido por el Reichsleiter A. Rosenberg. De hecho, los alemanes sólo consiguieron formar dos Reichskommissariats: el de “Ostland”, dirigido por el gobernador de Schleswig-Holstein G. Lose (que incluía las repúblicas bálticas y partes de Bielorrusia) y el de “Ucrania”, dirigido por el gobernador de Prusia Oriental E. Koch (que incluía la mayor parte de la RSS ucraniana). Estos últimos establecieron comisarías generales (Volhynia-Podolia, Kiev, Mykolayiv, Zhitomir, Dnepropetrovsk y Tavria).

Se planeó la creación de otros dos Reichskommissariats: el de “Moscú”, que debía incluir el territorio desde las fronteras occidentales de Rusia hasta el Trans-Ural, y el del “Cáucaso”, pero el curso desfavorable de los acontecimientos en el frente para la Wehrmacht («Fuerza de Defensa») impidió que estos planes se materializaran.

A los Reichskommissars se les confió la dirección de “todas las esferas de la administración civil de sus regiones”. Los comandantes de las fuerzas de ocupación, entre ellos el general K. Kritzinger (“Ucrania”), recibieron instrucciones de apoyar a los Reichskommissars en el trabajo político y de gestión y de garantizar la seguridad militar interna. Los líderes de las SS y de la policía estaban adscritos a los Reichskommissars – en la “Ucrania”, el Obergruppenführer de las SS G. Prützmann. Los jefes de las SS y de la policía actuaban bajo las órdenes de los comisarios generales de distrito.

1941. Residentes judíos de la ciudad de Lubny, en la región de Poltava, antes de ser fusilados en el Zasulski Yar. 16 de octubre

La foto superior ilustra uno de las tantas acciones horrorosas de los nazis en Ucrania. En vísperas de la Gran Guerra Patria vivían en Lubny 28 mil personas, 9 mil de ellas judías. Lubny es una ciudad entre Kyv y Poltava. Al principio de la guerra, Lubny se encontró en el centro de una feroz lucha. Persiguiendo impetuosamente a las exangües y fragmentadas unidades del Frente Sudoeste, tropas nazis superiores derrotaron el cuartel general del general Kirponos en Lubny, y el 13 de septiembre de 1941 entraron en la ciudad por la retaguardia, desde el pueblo de Zasulia.

Como los alemanes planeaban construir el cuartel general de Hitler cerca de Lubny, la llamada “Casa del Roble”, se pusieron inmediatamente a “limpiar la ciudad de elementos peligrosos y dañinos”. Ya a principios de octubre de 1941 se publicaron instrucciones en toda la ciudad: “Que todos los judíos se reúnan en la plaza del mercado con objetos de valor”. Personas desprevenidas comenzaron a recoger sus “valiosos” tesoros.

El 15 de octubre de 1941, corrientes de judíos con sus familias, sus hijos y los ancianos, rodeados por la policía y las SS, se desplazaron por la antigua carretera de “Poltava” hacia Zasulia. Antes de llegar al puente sobre el río Sula, empezaron a adivinar el verdadero objetivo de la marcha. Intentaron huir, pero los nazis tenían las culatas de sus armas y las balas a mano. Sólo unos pocos lograron escapar arrojándose al río o al bosque. Los padres de los niños pequeños trataban de empujarlos entre la multitud de lugareños que se encontraban a lo largo del camino, y si lo conseguían, la multitud se los tragaba, salvándolos de los verdugos. Sólo se permitía cruzar el puente a los condenados. El cerco estaba a ambos lados de la carretera.

El convoy se detuvo antes de llegar al acantilado, a unos cientos de metros. Los hombres fueron obligados a desvestirse y a meter sus ropas en bolsas, y luego fueron llevados en pequeños grupos al precipicio detrás de la arboleda. Pronto se escucharon disparos de rifles automáticos desde allí. Los lugareños recuerdan que los disparos se escucharon ese día hasta bien entrada la noche y que el suelo siguió moviéndose durante varios días después.

Según el “Sonderkommando 4a” que exterminó a los judíos en Lubny, el 16 de octubre fueron asesinadas 1,865 personas, pero en realidad fueron alrededor de 4 mil personas.

1941 – 1942. El Reichsführer de las SS Heinrich Himmler (en el extremo izquierdo, máximo responsable alemán) en Ucrania con campesinos de un pueblo.

La organización nazi en Ucrania

Los Reichskommissariats acababan de establecerse y el trabajo de destrucción de la integridad territorial y de rediseño de las fronteras de las repúblicas soviéticas ocupadas estaba en pleno apogeo. El 1 de agosto de 1941, Ucrania Occidental (Galitzia) fue incorporada a la “Gobernación General del Imperio Alemán”, establecida en octubre de 1939 en la parte oriental del territorio polaco ocupado. El 30 de agosto, las tierras ucranianas situadas entre los ríos Dniéster y Bug (parte de las regiones ocupadas de Vinnitsa, Odessa y Mykolayiv) y Moldavia, llamadas Transnistria, fueron transferidas por Alemania a la Rumanía aliada. El 1 de septiembre, la zona entre Pinsk, Brest, Kamyanets-Podolsky y Mogilev fue incluida en el Reichskommissariat “Ucrania”, el 20 de octubre incluyó las regiones de Vinnitsa, Pervomaisk, Cherkassy, Kiev y Zhitomir, y el 15 de noviembre, las del Este de Ucrania, Nikolaev, Kherson, Nikopol y Dnepropetrovsk.

Conviene decir que ésta fue la verdadera respuesta del Tercer Reich a los sueños de sus aliados, los nacionalistas ucranianos, de un “Estado autodidacta”.

La contraofensiva del Ejército Rojo en Moscú obligó a los nazis a moderar sus apetitos depredadores, pero en la primavera de 1942, cuando tomaron la iniciativa estratégica, parecieron abrirse ante ellos nuevos horizontes. Berlín se dedicó a perfeccionar el plan maestro oriental. El mencionado E. Wetzel criticó la versión del plan preparada por K. Meyer. Expuso sus consideraciones en un documento titulado “Observaciones y propuestas del Ministerio del Este sobre el Plan General “Ost” de las tropas SS del Reichsführer”.

Aunque apoyaba la colonización de Europa Central y Oriental, Wetzel criticó el plan de Meyer porque reducía considerablemente el número de habitantes de las tierras ocupadas por Alemania en Polonia, la República Checa, los Estados Bálticos y Ucrania. En realidad, no eran 45, sino 60-65 millones, y el número de los que debían ser deportados a Siberia, o exterminados, no era de 31, sino de 46-51 millones. Otra deficiencia del plan fue vista por Wetzel en el hecho de que no se propusieron medidas prácticas para la deportación de la población indígena y el reasentamiento de las tierras liberadas de ellos por los alemanes. Wetzel llegó a la conclusión de que “sin la aniquilación completa” o el debilitamiento del poder biológico del pueblo ruso por diversos medios, la dominación alemana en Europa no sería posible.

Por orden de Himmler, Meyer siguió trabajando en un programa para ampliar el espacio vital alemán en el Este (en gran medida a costa del territorio ruso). En junio de 1942, se preparó un memorando titulado “Masterplan Ost: Legal, economic and territorial basis of settlement in the East” (Plan Maestro del Este: Bases jurídicas, económicas y territoriales del asentamiento en el Este). El documento no se refería tanto a la deportación de la población local de los territorios orientales capturados por la Wehrmacht (su destino en caso de victoria militar del Tercer Reich estaba sellado), sino a su asentamiento por parte de alemanes y otros pueblos de raza alemana.

El plan consistía en crear y colonizar tres distritos imperiales tras la derrota de la URSS “en el menor tiempo posible”: Ingermanland (distritos de Leningrado, Pskov y Novgorod), Gothengau (Crimea y distrito de Kherson) y Memel-Narew (distrito de Bialystok y Lituania occidental). Estaba previsto construir dos autopistas de hasta 2.000 km cada una para unir Alemania con Ingermanlandia y Gotemburgo. Uno habría llegado a Leningrado, el otro a la península de Crimea.

Según los cálculos de Meyer, la construcción de carreteras, el alojamiento de 4,85 millones de alemanes en tres distritos y su arreglo requerían 25 años y unos 67 mil millones de marcos (moneda alemana).

1942. Grupo de judíos en la calle Drohobych antes de la deportación. Región de Lvov

«La Carpeta Verde» de Goering sobre Ucrania

A finales de diciembre de 1942 se presentó al Reichsfuhrer otra versión del “plan maestro para las colonias”, perfeccionado según los deseos de Himmler. El territorio de las colonias alemanas en el Este debía superar la totalidad del territorio del Reich, como en 1938. Las direcciones principales de la colonización se denominaron Norte (Prusia Oriental – Estados Bálticos) y Sur (Cracovia – Lviv – costa del Mar Negro).

El asentamiento de colonos alemanes en los estados bálticos soviéticos y en Ucrania ya había comenzado, pero la victoria del Ejército Rojo en Stalingrado puso fin a todos los esfuerzos por establecer un “nuevo orden”.

Hay que señalar que los historiadores no obtuvieron una imagen completa del Plan General Oriental hasta hace relativamente poco, en 2009. Antes de eso, tenían que conformarse con fragmentos dispersos. Los borradores individuales nunca se consolidaron en un solo documento, y muchos de ellos, en particular el primer borrador de Meyer, se ocultaron. Esto es sintomático: los planificadores alemanes de la destrucción de pueblos enteros eran conscientes de la criminalidad de lo que estaban planeando.

Con el objetivo de conquistar la dominación mundial, el régimen de Hitler intentó drenar los recursos materiales de la Unión Soviética, poner su potencial industrial a su servicio, saquear la agricultura, y exportar al Tercer Reich equipos, suministros de materias primas y mano de obra. En una reunión con los comandantes de la Wehrmacht el 9 de enero de 1941, Hitler dijo que si Alemania “pone sus manos en la inconmensurable riqueza de los vastos territorios rusos”, “en el futuro podrá luchar contra cualquier continente”.

En los juicios de Núremberg contra los principales criminales de guerra de Alemania, se informó de una reunión celebrada por Hitler en su cuartel general el 16 de julio de 1941 con A. Rosenberg, nombrado al día siguiente jefe del Ministerio del Este, con el Jefe de la Cancillería Imperial G. Lammers; con M. Bormann, el Jefe de la Oficina del Partido del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP siglas en alemán) y con el Mariscal de Campo W. Keitel, Jefe de Estado Mayor del Mando Supremo de la Wehrmacht. Hitler definió los objetivos del Reich en relación con Rusia de la siguiente manera: “El principio básico es dividir este pastel de la manera más conveniente para que podamos: primero, poseerlo, segundo, administrarlo y, tercero, explotarlo”.

Hitler decidió que, tras la derrota de la URSS, el territorio del Tercer Reich debía ampliarse hacia el Este, al menos hasta los Urales. “Todo el Báltico”, proclamó el Führer, “debe convertirse en una región del imperio, Crimea con sus zonas adyacentes, las regiones del Volga deben convertirse en una región del imperio del mismo modo que la región de Bakú”.

1943. Los habitantes de Donbass lloran la muerte de sus hijos a manos de los nazis

Saqueo de los recursos soviéticos

La explotación del potencial económico soviético, y que simplemente es un robo, fue llevada a cabo por los alemanes sobre una base estrictamente planificada. En marzo de 1941 se creó una organización paramilitar de monopolio estatal, la Central de Gestión Económica “Vostok”, para explotar los recursos del territorio soviético ocupado. Bajo su subordinación estaba el Cuartel General Económico “Vostok”, cuyo ámbito de actividades se extendía a toda la economía de las tierras orientales ocupadas.

Los planes de los dirigentes alemanes para explotar la industria soviética se expusieron en las “Directrices para el liderazgo en las zonas recién ocupadas”, conocidas como la “Carpeta Verde” de Goering. El documento exigía organizar la extracción y exportación al Reich de aquellas materias primas que eran importantes para el funcionamiento de la economía de guerra alemana, y restaurar una serie de fábricas para reparar el equipamiento de la Wehrmacht y producir ciertos tipos de armas en territorio soviético.

Göring y los representantes de los intereses militares-industriales alemanes estaban especialmente interesados en la incautación de Ucrania y el traslado a Alemania de los equipos supervivientes de las fábricas y plantas, el mineral de hierro, el carbón y los metales ferrosos y no ferrosos. Indicativo de la magnitud del saqueo fue el hecho de que en junio de 1943 los alemanes exportaron desde Ucrania más de 232,000 toneladas de mineral de hierro, casi 65.000 toneladas de mineral de manganeso y más de 25,000 toneladas de concentrado de manganeso.

Las mayores empresas ucranianas fueron adquiridas por los amos alemanes, la misma empresa estatal “Hermann Goering Werke” se apropió de minas y acerías en toda Ucrania.

En cuanto a la agricultura, las directivas del Cuartel General Económico “Vostok” del 23 de mayo de 1941, afirmaban que el propósito de la campaña militar contra la Unión Soviética era “abastecer a las Fuerzas Armadas alemanas y proveer a la población civil alemana de alimentos durante mucho tiempo”. Se planeó lograr este objetivo “reduciendo el consumo propio de Rusia” cortando el suministro de alimentos de la zona sur de la Tierra Negra a la zona norte de la Tierra no Negra, incluyendo Moscú y Leningrado. Los que prepararon estas instrucciones eran muy conscientes de que esto llevaría a la muerte por inanición de millones de soviéticos.

El Reichsmarshal G. Göring dijo en una reunión del cuartel general del “Este” sobre la “cuestión oriental” en febrero de 1941: “La tarea consiste en sacar de las nuevas regiones del Este la mayor cantidad de productos agrícolas, materias primas, mano de obra … Si conseguimos desviar todo lo que necesitamos del país, decenas de millones de personas morirán de hambre”. Y estos planes se llevaron a cabo con la metódica alemana. Los ocupantes retiraron de Ucrania el 85% de los recursos alimentarios.

El destino de los Ostalbaiters (trabajadores forzados exportados a Alemania) fue compartido por 2,3 millones de habitantes de la República Socialista Soviética de Ucrania.

1941. Los prisioneros de guerra custodiados por las SS cubren de tierra la zona de Babi Yar, donde yacen los ejecutados. Babiy Yar es un territorio situado en el noroeste de Kiev, entre los distritos de Lukyanovka y Syrets. Se hizo mundialmente famoso como lugar de ejecución masiva de civiles, principalmente judíos, gitanos y prisioneros de guerra soviéticos, llevada a cabo por las fuerzas de ocupación alemanas durante la Segunda Guerra Mundial. En total, aproximadamente 150 mil personas fueron fusiladas.

Sólo el Ejército Rojo puso fin a los saqueos

El mecanismo para el atraco de las tierras soviéticas fue extenso. El Cuartel General Vostok estaba subordinado a las inspecciones económicas que operaban en la retaguardia operativa de las tropas alemanas; a los departamentos económicos en la retaguardia de los ejércitos, incluidos los batallones técnicos de especialistas en las industrias minera y petrolera; a las unidades dedicadas a la incautación de materias primas, productos agrícolas e implementos de producción. Incluso, se crearon equipos y grupos económicos en las divisiones y comandancias de campo.

Es digno de mención el hecho de que varios funcionarios de la Central Económica “Vostok” se convirtieran en miembros del personal directivo del Ministerio del Este, encargado de la administración civil de las tierras ocupadas, lo que indica aún más los planes deliberados de los nazis para robar las tierras soviéticas.

Por las acciones del Cuartel General Económico de Vostok, la economía de la URSS fue dañada a gran escala. Según los datos oficiales, sólo en Ucrania se quemaron 714 ciudades y 28 mil pueblos, se destruyeron 16 mil empresas industriales, 2 mil estaciones de ferrocarril, se expoliaron los bienes de decenas de miles de granjas colectivas, 872 granjas estatales y 1300 TM, se sacaron 7,6 millones de cabezas de ganado, 3,3 millones de caballos, 9,3 millones de cerdos, 7,3 millones de ovejas. La aniquilación sometió a la destrucción a 18 mil instituciones médicas, 83 mil escuelas, escuelas técnicas e instituciones de educación superior, 20 mil bibliotecas.

Sólo el Ejército Rojo puso fin a los saqueos.

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Tras la guerra caliente y la victoria sobre Alemania, parecía que el nazismo quedaba excluido para siempre del territorio ucraniano. Resultó lo contrario: el nazismo ha dado abundantes brotes en el árbol del nacionalismo ucraniano, se cultiva, se llena de armas y dinero con el apoyo de una nueva generación de políticos alemanes.

Es muy oportuno recordarles hoy cómo acabaron sus predecesores, los gobernantes del Tercer Reich, en Nuremberg. 

Despidiendo a los aprendices de las SS ucranianas para su formación en Alemania por las calles de Lviv, en junio de 1944

(Fundación para la Cultura Estratégica, Rusia)

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