domingo, 9 de diciembre de 2012

PUBLICADO EN EL "POLLOURBANO.NET" Nº 131 (OPINIÓN)


Cuento legal de Navidad 


  / Manuel Sogas Cotano 

El cuento legal de navidad de los chinos que siendo culpables terminan por ser inocentes, y el juez que sabiendo leer no leía, en el que el ministro de Justicia era sordo, porque de nada se enteraba. 

  La ley no es la justicia. La ley es ciega según se mire, con los ojos cerrados, según se mire. Y la Justicia, por definición, tiene los ojos abiertos mírese como se mire; por la mañana, tarde y noche, porque a cada cual ha de dársele lo que le es propio, y para ello es imprescindible tener los ojos abiertos de par en par todos los días incluidos los de fiesta de guardar. 

La ley dice que ante ella todos los seres humanos son iguales, menos el Rey, que por lo visto no es un ser humano y que cuando se come dos huevos fritos para desayunar resulta de resonancia social extrema, prueba evidente de que al Rey lo que verdaderamente le faltan son huevos. 

Y los ricos tampoco deben ser humanos del todo, porque siempre hay que agregarles unos cuantos fajos de dineros para ser defendidos ante la ley como Dios no manda, y con arreglo a sus intereses, que en más de doscientos casos conocidos sus intereses no coinciden con los intereses de la inmensa mayoría de la población.

La justicia por el contrario dice que no, que ante la justicia no todos son ni deben ser iguales, sino que al que menos medios tiene hay que ayudarle más, y al más débil debe dársele mayor protección que al fuerte, que por lo general y, sobre todo porque es fuerte, es el que empieza y termina siendo el avasallador del débil. 

La ley establece las formas y modos en como restituye el ladrón lo que ha robado, y la justicia lo que dice es que es preferible no establecer forma alguna de devolver lo robado, sino que es más sano, más juicioso y más efectivo, evitar las acciones por las que el ladrón roba, y de esta forma al no existir el robo no debe plantearse devolver nada a nadie, porque nadie ha robado ni tendría posibilidad alguna de robar.

La ley es uno más de los muchos instrumentos políticos a disposición de las clases dominantes, cuyas clases dominantes establecen el contenido de la misma y las distintas formas de cómo y cuando y según como y a quien ha de ser aplicada, para hacer prevalecer sus intereses minoritarios contra los intereses mayoritarios de la inmensa mayoría de la población, en tanto que la justicia es el orden social nuevo que se tiene que establecer, y que lo tiene que establecer necesariamente la inmensa mayoría de la población, contra los intereses de la exigua minoría y a pesar de la oposición radical y violenta que pueda ejercer esa exigua minoría para no perder sus posiciones de poder y privilegios, de los que no cabe esperar que renuncie voluntaria ni flojamente al abandono de sus privilegios.

 Y la justicia es la que hará que no se pueda denominar sociedad democrática si cada cual y previamente no tiene garantizada de forma absoluta su independencia económica, base objetiva sobre la que se asienta la libertad personal, para que su comportamiento sea verdaderamente libre, respetando a los demás y siendo respetado por los demás. 

Hay, pues, que distinguir, antes de contar cuento alguno, lo que es legal de lo que es justo, y no por cuestiones de estética o pureza formal semántica, sino porque de ello dependen nuestras condiciones de vida, presentes y futuras.

 El presente cuento comienza en un país lejano, lejanísimo, o incluso más lejano todavía si cupiera pensar una mayor lejanía, con la primera detención de la Operación Emperador (busca, captura y pesca de una banda de criminales de aquí te espero comiendo un huevo) que se produce a las 6:00 horas del 16 de octubre de 2012 sobre la persona de Kat Yang, uno de los cabecillas de la trama criminal, junto al también chino, empresario Gao Ping, que es el resultado de la investigación llevada a cabo durante dos años por más de quinientos policías.

La Operación Emperador, posiblemente una de las mayores investigaciones llevadas a cabo por la Audiencia Nacional (AN) del país en cuestión, que la dirige el juez de la Audiencia Nacional, Fernando Andreu, y la Fiscalía Anticorrupción.

En dicha Operación intervienen más de 500 policías como ha quedado dicho antes, iniciándose sus investigaciones dos años antes, en Fuenlabrada, Madrid; Barcelona; Valencia; Málaga: San Sebastian y Zamora, centrando dichas investigaciones en el blanqueo de capitales; delitos fiscales; extorsiones; prostitución; falsificación de documentos y contrabando, acciones que son llevadas a cabo por ciudadanos españoles, israelíes y chinos.

 El Fiscal Jefe Anticorrupción, Antonio Salinas, estimó que la cantidad de dinero blanqueado estaría entre los doscientos y trescientos millones de euros al año. Se incautaron al menos doscientos dos vehículos, joyas, armas y seis millones de euros en efectivo, ordenándose más de doscientos embargos bancarios a cincuenta entidades, resultando afectadas de todo ello decenas de personas y empresas investigadas, resultando detenidas unas ochenta personas con la intención de detener hasta ciento diez, algunas de ellas para prestar declaración.

 Algunas de las personas detenidas fueron el empresario chino Gao Ping; un Concejal del Ayuntamiento de Fuenlabrada; un guardia civil; un inspector de la policía; un funcionario y el actor pornográfico Nacho Vidal.

 Semanas después de que se produjeran las primeras detenciones, salta la noticia de que “La Audiencia Nacional ha declarado ilegal la prórroga de la detención que el juez Fernando Andreu aplicó a uno de los arrestados en la operación Emperador contra la mafia china que prestó declaración el pasado 20 de octubre y ha ordenado su inmediata excarcelación.” (EFE /ELPLURAL.COM | 22/noviembre/2012). Este arrestado “irregularmente”, es el presuntamente jefe del aparato de extorsión de la banda, Hai Bo Li, y dado que su detención fue judicial y no policial, pobrecito nuestro, quedó desamparado al ser “violado su derecho fundamental a la libertad contemplado en la Constitución,” y por lo tanto, según la Audiencia Nacional ha de quedar en libertad, porque así lo impone la ley, el imperativo legal, el imperio de la ley que ha de ser cumplida escrupulosamente, con muchos escrúpulos y, porque en un sistema de derecho el estricto cumplimiento de procedimiento es básico, fundamental, más que nada para evitar arbitrariedades.

Y exactamente arbitrariedades, claro que basadas en derecho, fueron las cometidas por el gobierno para indultar a condenados como en el caso de Botín, o como lo fueron cuatro mossos de Escuadra acusados por torturar, y en otros casos, para evitar que fueran juzgados, tal que al presidente de Telefónica.

Así, pues, el mafioso Hai Bo Li, quedará en libertad más fresquito que una rosa, porque la Constitución le ampara, eso sí, “sin perjuicio de que el juez instructor adopte las medidas cautelares”, medidas cautelares que en ningún caso podrán ir acompañadas de privación de libertad, bastará con que haga saber cual es su domicilio, porque así lo dicen las leyes y así lo aplica el derecho, o sea, que al chinito pelón este no lo mete en la cárcel ya ni su padre harto vino. 

Y esto por lo visto no causa alarma social, con lo que el Hai Bo Li se pondrá más contento que unas castañuelas, porque no sólo no hay quien lo pueda meter en la cárcel y hacerle pagar lo que en sus “honradas” actividades laborales de extorsión le haya podido robar al Estado evadiendo capitales y no pagando impuestos, sino que podría hasta adquirir un magnífico y reforzado prestigio ante sus clientes para sus correspondientes extorsiones, diciéndoles a los mismos si bien le pareciera: chavales, os habla el Hai Bo Li, al cual Hai Bo Li, no lo mete en la cárcel ni su padre, así que, queridos míos, ojito al parche, que aquí estoy yo de nuevo y con nuevos brios.

Y en este mismo caso de Hai Bo Li, que ha resultado detenido como consecuencia de las investigaciones de más de quinientos policías durante dos años, que ha sido puesto en libertad porque el juez Fernando Andreu no legalizó su situación de detenido mediante la escritura de un papelito, están tanto el otro cabecilla chino Gao Ping, amante y filántropo de la pintura de exposiciones, y muy relacionado de altura social, tanto en España como en China, y el resto de los detenidos, por lo que es lógico suponer ateniéndose a la lógica legal, pero en absoluto a la lógica más elemental de la moral más elemental, que quedarán en libertad. 

Este olvido del juez Fernando Andreu no ha pasado desapercibido para las más altas instancias del poder judicial. Pero este olvido del juez ha sido también olvido del fiscal y de todo el personal auxiliar que tiene a su disposición, además de los quinientos policías que no fueron capaces de advertirle al Juez diciéndole, señor Juez, que el mafioso Hai Bo Li, le va a salir volando sin ley que lo remedie, como no aplique usted la ley de “legalizar” detenciones, de manera que usted verá lo que hace, señor Juez.

Por ejemplo, el presidente del Tribunal Supremo y del CGPJ, Gonzalo Moliner, ha calificado de "muy grave" el olvido del Juez Fernando Andreu, aunque también afirmó que: “como somos humanos probablemente estemos ante una situación muy complicada”. 

Pero yo creo que la situación complicada a la que alude Gonzalo Moliner no nos viene porque el Juez Fernando Andreu sea humano, que lo es, al igual que también es humano el figura Hai Bo Li o el ministro de Justicia, señor Gallardón, que efectivamente le gusta el vino de la bota empinar de cuando en cuando, según sabemos por los videos de You Tube, y no como resultado de un trabajo periodístico de investigación, pero su calidad de humano no la pierde el ministro de Justicia Gallardón por muy borrachuzo que pudiera ser.

 La situación complicada viene en primer lugar porque el modo de producción dominante, el capitalismo, se basa en la explotación económica, política e ideológica de la inmensa mayoría de la población a manos de una exigua minoría cada vez más minoritaria y que cada vez tiene más poder económico, político e ideológico, a la que todo el sistema legal actual no puede hacerle frente, por la sencilla de que todo el sistema legal actual, de España y de fuera de España, constituye un instrumento político más en manos de esa minoría explotadora y para defender e imponer sus intereses que son contrarios a los intereses de la inmensa mayoría de la población, de España y de fuera de España, y por tanto al sistema legal que existe y se modifica para consolidar y mantener en el tiempo el modo de producción capitalista cada vez que este lo necesita no se le puede exigir que lo cambie, porque su razón de ser no es el de cambiarlo, sino el de mantenerlo, y nosotros, la inmensa mayoría de la población que lo mantenemos y lo padecemos no somos conscientes de ello. Este y no otro es el meollo de la marcha La Lirón de la complicación, al margen y sin considerar ahora el olvido del Juez Fernando Andreu.

 Otra complicación, que no es independiente de la anterior, sino que está dentro de ella o es derivación de la misma, se debe a que el capitalismo chino tiene las mismas leyes de funcionamiento que cualquier otro capitalismo (el asalariado tiene que ganar cada vez menos para que el capitalista pueda ganar cada vez más), por tanto se diferencia de los demás, lo mismo que los demás capitalismos con respecto del chino, en función del grado de desarrollo en que se encuentren las fuerzas productivas en ese momento y en ese lugar, y en función de la situación en que se halle la conciencia de clase de los trabajadores, también en ese momento y en ese lugar, a lo que lógicamente hay que añadir o tener en cuanta componentes históricos, sociales, culturales, sociológicos, etc. Por tanto, cabe afirmar y se afirma que el capitalismo chino es tan mafioso como el que más, utilizando para ello idénticos métodos mafiosos que cualquier otro capitalismo, con la única diferencia de matices que se deriva de lo antes dicho: grado de desarrollo de las fuerzas productivas, conciencia de clase, lugar y tiempo, condicionantes históricos, etc. 

Como argumento de política-ficción para su desarrollo en la correspondiente novela no estaría nada mal el siguiente:

El grupo dominante capitalista de un exótico país oriental, dado la enorme masa de capital acumulada a través de diferentes procedimientos: explotación de los asalariados nacionales; inversiones de otros capitalistas en ese país exótico; producto de las actividades corruptas nacionales; capitales procedentes del extranjero como consecuencia de los préstamos abusivos que el gobierno de esa país exótico presta a sus ciudadanos instalados en múltiples países en los que ejercen el noble oficio de comerciantes; capitales en metálico introducidos por sus propias mafias a razón de cuatro millones de euros al mes, por ejemplo, como consecuencia de la trata de blancas, drogas, extorsiones, etc., realizadas en terceros países, etc., 

 El gobierno de ese país exótico que comía naranjas de la china, decide un buen día que el camino mas corto entre dos puntos es una línea recta bien trazada, y que dada una crisis financiera producida de la noche a la mañana en lejanos países, en cuyos países se establece el credo que todos dicen: la crisis ha venido y nadie sabe como ha sido, y el que no lo diga, maricón, y dada la enorme masa de capitales disponible que tiene, y en base a una de las muchas sentencias filosóficas que también tienen en ese país exótico, acogiéndose a una de ellas, a la del más vale un te doy que cien te daré, decide que antes de que se colapse el sistema productivo propio es lo mejor ir en línea recta y apropiarse del dinero de todos los demás países capitalistas, mediante el ejercicio directo e intensificativo de la actividad especulo-luego robo-y-en secreto ha de ser, por lo que el blanqueo de unos cuantos camiones cargados con sacos de dinero color negro se hacía preciso blanquearlos por la vía rápida cuanto antes, o sea, del vamos ahora que para luego es tarde, a fin de hacerlos visibles ante Dios y ante la Historia, pero por la parte de atrás de la Hacienda Pública, y de esta manera, empezaron atando unos cabos con otros, tocando teclas, afinando instrumentos y recontando la siembra de ciudadanos de ese país exótico que tenían plantados como macetas desde muchos años atrás en todo el extranjero, concluyendo que: 

1º) Que para matar cuatro pájaros de un tiro, con lo que se obtiene un evidente ahorro de pólvora, de cuya invención eran responsables, hay que ponerse manos a la obra con el ministro extranjero Gallaretón que ostenta la cartera de Pespuntes, Obras y Remiendos, para ir preparando convenientes leyes mediante las cuales al módico precio de 160.000 euros de dineros negros como una noche nublada y sin luna, puedan mercarse viviendas, de las que ciento y la madre estaban vacías en el país del tal ministro Gallaretón, a cambio y como gracia de Gallaretón, para alentar la compra de viviendas en vez de regalar chochona tal que tómbola de feria normal, corriente y moliente, regalaría la morterada de papeles necesarios para regularizar la situación de cada comprador, que obvio resulta decirlo, no serían otros que los propios ciudadanos del país exótico plantados anteriormente en el país del ministro Gallaretón, con dinero prestado por el propio gobierno de ese país exótico con usura, nocturnidad y alevosía, con lo que los cuatro pájaros iban fijos al cazuelo que era un primor:

a) Blanqueo de dineros. 

b) Fijación legal de ciudadanos en países extranjeros que hasta ese momento habían sido ilegales, y quien sabe si en un momento dado no interesaría nombrar alcalde propio en ciudad extranjera.

 c) Extorsión, chantaje y lo que precise cada caso para recuperar los 160.000 euros más intereses de lo prestado a los propios en país extranjero que hubieran comprado vivienda, y,

 d) Dinero vuelto a la buchaca más blanco que una pared blanqueada con cal, cuando fue la cosa que salió del saco del camión más negro que el porvenir de un político honrado.

Y en estas estaban negociando gobierno del país exótico y ministro Gallaretón, intercalando botella vino entre negocio y negocio, porque Gallaretón era dado un tanto al trinque y enzurrape, cuando un impensado acontecimiento llegó a interrumpir la paz del negocio. 

Y fue aquel impensado acontecimiento, que en el país de Gallaretón, donde la mafia del país exótico operaba tan a gusto y más tranquila que un marrano en un charco, un cabezonzuelo a la sazón jefecillo del clan mafioso operante en tierra extraña, o sea, el país de Gallaretón, por un mal paso dado con algo de mala estrella que le acompañó, fue a dar con su cuerpo a tierra cuan largo era, pero antes de que rodara por los suelos tal que hace bola de billar sobre su liso y verde paño, tuvo la mala fortuna, y de aquí el que le acompañase la mala estrella dicha, de dar con la cabeza en la puerta de la Comisaría Central de Policía que allí se encontraba, produciendo con el cabezazo dado un más que mediano estruendo, porque este sujeto a la sazón jefecillo del clan de la mafia operante, en cuanto a cabeza, si esta era medida por sus dimensiones volumétricas naturales, se podía observar con absoluta seguridad, y por tanto, sin posibilidad alguna de yerro, que estaba sobradamente despachado, por lo que puede suponerse que el ceporrazo que dio en la puerta con la cabeza fue más para ser visto que para ser contado.

Era sabido desde hacia mucho tiempo que eL que mal anda mal acaba, y que más de un cántaro por el trajín del ir y venir a la fuente, o viceversa, de venir o ir a la fuente, en esta había quedado astillado, roto o rajado, en definitiva, cada cacho por su parte, lo mismo que sabia el policía que aquella madrugada hacia guardia en la Comisaría Central, que cuando puerta suena por algo será, de manera que alumbrado por tan perspicaz deducción filosófico-vital, cuando el policía una vez en la calle alcanzó ver cuerpo humano echo un ovillo por los suelos, con exagerado volumen de cabeza que movía de por si más a la risa que a la caridad cristiana que requería el caso, comprendió el policía por sí solo, sin necesidad de recurrir a ningún diccionario reglamentado para la debida traducción y mejor comprensión del hecho, que el ruido producido hacia unos instantes en la puerta de la Comisaría no podía tener otra procedencia que la del monumental cabezazo dado contra ella sin más, y dado que en la calle a esas horas de la madrugada no había nadie, la conclusión no haría falta ni mencionarla, pero por si acaso: el cabezazo dado contra la puerta de la Comisaría Central que es donde se llevaba el caso que ahora se relata, a los solos efectos de argumentación de novela política-ficción, que es por donde van los tiros ahora de la historia que se cuenta, procedía de aquella persona que yacía cual manta mojada sobre la acera, y en nada habría quedado la cosa si al ser identificado el desgraciado cabezón hubiese tenido nombre distinto al que tenía. Pero no, las cosas no son como gustan sino como son, y aquel pedazo de cabezón que movía a pena  viéndole tirado por los suelos, no tenía otro nombre que el que tenía, y por tanto no pudo responder más que lo que respondió.

De modo que a la pregunta del policía de:

- ¿Quién es usted, cómo se llama?, no le cupo más remedio para no faltar a la verdad que responderle:

- Yo Chulín. A lo que el policía le contestó con una mueca en el rostro que viéndosela no podía evidenciar más que barrunto claro de tormenta más que otra cosa:

- Vamos, déjate de bromas, que no estás tú en muy buena posición para chulearte, ni yo tengo ganas de perder el tiempo contigo. Dime como te llamas para apuntarte en el papel del parte que tengo que hacer, y santas Pascuas. Tú a lo tuyo y yo a mi guardia. 

Chu Lin, volvió a repetir por nombre aquel desgraciado, el cual todavía yacía en el suelo. Y como no es cosa normal que las desgracias lleguen solas, para que a la desgracia del tropezón que le tiró por tierra poder añadir otra nueva no tuvo mejor ocurrencia que volver a repetir su nombre propio, y esta vez matizando las palabras para evitar cualquier tipo de confusión:

- Chu Lin, yo sel Chu Lin. 

- Bueno, hombre, bueno… Con que tú eres chulín, no? Dijo el policia, pero ya cargado de color algo más que castaño oscuro.

- Si, señol policia, yo sel Chu Lin. 

- Pues sabes que te digo, chulín?

- No, señol policia, Chu Lin no sabel que tú decil a mí. 

- Pues, que mí… -decía socarronamente el policía señalando con el índice de su mano derecha al centro mismo de su esternón, como queriéndoselo traspasar, y recalcando muy bien sus palabras, y con mas sorna que otra cosa - …, dice a tú, que quedas detenido por gracioso y que pases al cuartelillo que te voy a endereza. Chulín, que yo soy la Sota de Bastos. - terminó diciendo el policía.

 - ¡Já! –exclamó Chu Lin-, y añadió: endelezal. 

 Hora 10.00 AM. En un lugar de la Costa centro, no lejano donde Chu Lin fue detenido a las seis de la mañana, 

 En la mesa del Presidente, el teléfono azul y rojo, reservado para los casos más extremos de asuntos propios, lleva casi cuatro horas sonando de manera irritantemente escandalosa, como jamás de los jamases antes hubiera sucedido en novela alguna. 

Por fin, el Presidente después de realizar sus labores matutinas, consistentes en hacer trenza con las cuerdas de los jamones de a 190 euros el kilo, al que era escrupulosamente aficionado, descuelga el teléfono, y desde el lejano país exótico una voz también exótica y algo metalizada, porque el poder del dinero cuando se ejerce, sin que se sepa oficialmente muy bien, siempre deja traslucir algún metálico sonido, dijo: 

- ¡Yo llamal y llamal a tú. Tú no cogel telefón. Telefón, dale, dale dale… y tú no cogel telefón. Yo Yan Mu, enfadal contigo. Tú leel mensaje móvil que yo envial, y actual, solo actual. Tú actual y actual sin hablal. Ulgente! –Y en diciendo esto aquella voz metalizada, aunque muy exóticamente, se cortó sin esperar respuesta del Presidente. 

El Presidente después de recibir aquel monólogo unívoco y unidireccional se inquietó un tanto, pues bien sabía de las consecuencias que podrían llegar o llegase a tener los enojos exóticos de Yo Yan Mu, y a pesar de que los separaban los siete Mares de China, el Presidente le pareció escuchar el cacharrazo que le dio al teléfono Yo Yan Mu cuando terminó de comunicarle lo ya reseñado. 

 Colgó el Presidente el teléfono azul y rojo, reservado para los casos más extremos de asuntos propios y se dirigió con cuanta premura pudo al móvil donde le aguardaba el mensaje enviado al punto de la mañana por Yo Yan Mu, que era del tenor siguiente, salvo error ú omisión:

 - “Yo Yan Mu, mu cableado pol detención sin ton ni son ni pies pelo con cabeza del camalada Chu Lin Ke Tan Pillao. Mal paso tlopezal filme calzada mal estado y cael lodando suelo a culquiela pasal. Suelta y lalga inmediata camalada Chu Lin pala descableal Yo Yan Mu. Tú actual folma inmediata sin pleguntal, sin lodeo y sin maleo de la peldiz, que yo conocel cuando tu tonteal. Tú decil plastilina cuando no plastilina. Tú negativo siemple. Tú veldad invelsa en lo que decil. Tú no impuestos sí impuestos. Yo, Yo Yan Mu, decil y no lepetil: ¡Chu Lin Ke Tan Pillao, libeltad inmediata! Yo 
Yan Mu, mu cableado, si. Pelo no menos geneloso con amigo colaboladol, manela tal, que plevia suelta y lalga camalada Chu Lin Ke Tan Pillao, este Estado que sel mi Estado, complometel con Estado tuyo, que ya casi sel mío también, complometel triplical complas pisos 160.000 eulos del ala y duplical también complomiso ya esclito de Deuda Espuma y a la lica espuma, y demás complementos de tanto al uno, tanto al otlo como sel consuetudinalia costumble. De manela que no digo más. Tú actual.” 

Llegados a este punto y por el respeto debido al Estado Social Democrático de Derecho en el que muy a mi pesar me hallo, más que nada, porque a un Estado de Derecho le sobran tantos calificativos para ser un Estado de Derecho, y porque además no quiero dar todo el pan mascado a quien quiera escribir una novela de política-ficción en base al argumentarlo expuesto para tal fin, no puedo ni debo, pues, continuar aventando para su general conocimiento más detalles, excepto que, después de lo dicho, el Presidente, por mandato expreso y escrito según se ha visto, de Yo Yan Mu, hizo lo que hiciera para que Chu Lin Ke Tan Pillao quedara en libertad. Lo cual quedó al punto cumplido, y reseñar finamente, que al salir del calabozo de la Comisaría Central en el que estuvo a la sombra casi tres días Chu Lin Ke Tan Pillao, se topó fortuitamente con el policía que le había detenido, al que se dirigió puño en alto y altaneramente diciéndole: ¡que te pego, coño, que te pego! Afortunadamente no llegó la sangre al río porque nada pasó. Al menso así me consta a mí.

 Congratúlame harto y de gran manera hasta rebosar, y si se terciara o terciase, o por h o por b, incluso más, el que un delincuente (presuntamente inocente, pero sólo por ley), Hai Bo Li, quede en libertad porque el Juez en plenas facultades mentales y con el dinerito que nos cuesta a todos hasta que un juez llega ser juez, le pasara desapercibido el hecho de escribir media cuartilla en la que dijera, más o menos, que tampoco yo le tengo que decir al juez lo que tiene que escribir o dejar de escribir: ojo cuidao con este pinta, que es más peligroso suelto que la madre que lo parió, y que me lo tengáis bien enchiquerado hasta que se celebre el juicio para ponerle las peras a cuarto.

 Detrás del Hai Bo Li, saldrá zumbando libre como el aire libre el otro figura, el Gao Ping, que ejercerán su derecho a la libertad y viva el vino y las mujeres. 

Pero en toda esta película el que no tiene derecho, teniéndolo, que soy yo, a recuperar el gasto realizado por 500 policías durante dos años de investigación, además de lo estafado por la mafía detenida pero no detenida, porque si la sueltan será evidente que no está detenida, a lo que le sumo los noventa mil millones de capitales evadidos por parte de unos españoles natos que aman a la Patria, vamos, vamos que como la aman, con la amenaza terrorista además sobre mi cabeza que mantiene Rajoy, porque en mi causa terror el pensar que el Rajoy me quiere quitar la pensión, para dársela por añadidura a quienes han evadido los capitales o han estando robando a la sombra de esos capitales.

 De acojone, a que sí?

Pero de acojone a que sí?, para Rajoy y los suyos, porque es lo propio que un día de estos yo me destonte, y a ver a ver qué pasa luego. Eso, a ver que pasa luego. A ver quien paga luego los tiestos rotos. 

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