jueves, 16 de octubre de 2025

La solidaridad con Palestina convoca las mayores manifestaciones de la historia reciente

 

La solidaridad con Palestina convoca las mayores manifestaciones de la historia reciente

 

DIARIO OCTUBRE / octubre 16, 2025

 

 


Con ocasión de la Guerra de Gaza, ciudadanos de todo el mundo han salido a las calles en 137 países en los últimos dos años, una ola de protestas que no conoce precedentes. Es la derrota más más importante de Israel desde su nacimiento como Estado en 1948.

 

En comparación, durante las protestas mundiales que precedieron a la guerra de Irak en 2003, se produjeron manifestaciones en 100 países, según las estimaciones más generalizadas, reconoce el periódico neerlandés Volkskrant (*).

Solo el fin de semana pasado, se produjeron protestas contra el genocidio en Gaza en Ámsterdam (250.000 personas), Roma (250.000 personas), Madrid (92.000 personas), Barcelona (70.000 personas), Dublín, Estambul, Londres, donde mil personas se manifestaron a pesar de los llamamientos del gobierno a la abstención, y muchas otras ciudades.

Estas manifestaciones se produjeron tras la interceptación por parte de Israel de parte de la flotilla internacional, compuesta por unas cincuenta embarcaciones cuyo objetivo era romper el bloqueo israelí sobre Gaza y entregar ayuda humanitaria a la población palestina.

La organización internacional sin fines de lucro Armed Conflict Location and Event Data registró 52.000 manifestaciones relacionadas con la situación en Gaza durante los últimos 24 meses, incluyendo 47.000 en apoyo a Palestina y 3.000 en apoyo a Israel. Las demás manifestaciones condenaron la violencia de ambos bandos.

Según el estudio de Volkskrant, el mayor número de manifestaciones se registró en Yemen (15.069) y Estados Unidos (5.931). Si sumamos todos los países europeos mencionados en el estudio (Francia, Italia, España, Alemania, Países Bajos, Inglaterra y Noruega), la cifra total asciende a 6.632 manifestaciones, más que en Estados Unidos. En Israel hubo 2.499 y en Francia 1.633.

Millones de personas de todos los continentes se movilizaron principalmente por la paz, un alto el fuego y contra el genocidio en la Franja de Gaza, y mucho menos por la liberación de los rehenes israelíes capturados en 2023.

(*) https://www.volkskrant.nl/kijkverder/v/2025/gaza-protest-rode-lijn-analyse-geschiedenis~v1890914/

Fuente: mpr21.info

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Las dos extremas derechas catalanas

 

Aquí Antonio Santamaría proporciona las claves para explicar el éxito de dos ofertas de extrema derecha en Catalunya: Vox y Aliança Catalana. Una dualidad que revela la profunda segmentación identitaria de la sociedad catalana.


Las dos extremas derechas catalanas

 

 

Antonio Santamaría

El Viejo Topo

16 octubre, 2025 


La Vanguardia, decano de la prensa catalana, fundada en 1881 por los condes de Godó, resulta una especie de sismógrafo de las tribulaciones de los poderes fácticos de la sociedad catalana. Un diario que ha demostrado una camaleónica capacidad de adaptación a los cambios políticos de la convulsa historia del país: monarquía alfonsina, Segunda República, a la dictadura franquista, transición, pujolismo, ascenso del independentismo, vuelta al orden constitucional… Eso sí, siempre con una línea editorial conservadora y combativa contra las izquierdas, como demostraron sus implacables e incansables campañas contra el tripartito de izquierdas de Maragall y Montilla o más recientemente contra la alcaldesa de Barcelona Ada Colau.

El pasado domingo 21 de septiembre publicó una encuesta de intención de voto que disparó las alarmas en los estados mayores de los partidos políticos catalanes, al atribuir un crecimiento espectacular a dos formaciones de ultraderecha Aliança Catalana (AC) y en menor medida a Vox. AC pasaría de dos a 19 diputados, mientras Junts bajaría de 35 a 21 escaños. Además, sería primera fuerza política en las circunscripciones de Girona y Lleida. Vox subiría de los 11 a los 16 diputados, mientras que el PP descendería de los 15 a los 13 escaños. Según este sondeo, el PSC continuaría siendo la fuerza más votada, aunque experimentaría un notable retroceso, de 42 a 36 diputados, de manera que la eventual fórmula tripartita con ERC y Comunes no alcanzaría la mayoría absoluta para garantizar la gobernabilidad.

Las elecciones catalanas del 12 de mayo de 2024 significaron un cambio de ciclo político que, con la investidura del socialista Salvador Illa, vino a cerrar la década procesista de mayorías absolutas en el Parlament de Catalunya y de gobiernos independistas en la Generalitat. La segunda novedad del escrutinio, además de la pérdida de la mayoría absoluta independentista, radicó en la representación dual de la extrema derecha en Catalunya con la entrada de dos diputados de Aliança Catalana.

El precedente de Plataforma per Catalunya

Desde la década de los 90 se asiste a un movimiento migratorio de trabajadores procedente, por este orden, de Marruecos, África subsahariana y América Latina. El primer síntoma que en Catalunya existía un terreno abonado para la extrema derecha xenófoba e islamófoba se produjo en Vic donde surgió en 2002 Plataforma per Catalunya (PxC). Una ciudad de la Catalunya profunda que entonces contaba con un 22% de población extranjera, la mayoría musulmana que trabajaba en las explotaciones de una próspera industria agropecuaria, especialmente de la cabaña porcina. Su fundador, Josep Anglada Rius, provenía de la extrema derecha franquista de Fuerza Nueva de Blas Piñar, pero se recicló con un discurso identitario e islamófobo en sintonía con la extrema derecha francesa de los Le Pen.

En las municipales de 2003, PxC entró con un regidor en los ayuntamientos de Vic, Manlleu, Cervera y El Vendrell. Unos resultados que duplicó en las locales del 2007 con 17 ediles en Catalunya. En las municipales del 2011 logró, con 66 mil votos, representación en numerosos ayuntamientos, tanto de la Catalunya metropolitana (Mataró, l’Hospitalet, Santa Coloma, Sant Boi de Llobregat, Sant Adrià del Besos, Badia del Vallès…) como en la Catalunya profunda (Igualada, Ripoll, Amposta, Tàrrega, Tortosa…) Todas ellas con elevados porcentajes de inmigración musulmana.

El pasado y comportamiento fascista de Anglada, las disputas internas y escisiones marcaron su declive tras fracasar, por un puñado de votos, en su objetivo de entrar en el Parlament de Catalunya en las autonómicas del 2010 y 2012, cuando con 75 mil votos (2,4%) se quedaron a escasas décimas de conseguir representación parlamentaria. Todo lo cual condujo a la desaparición del partido. No obstante, Anglada, con diferentes siglas, ha mantenido su acta de regidor por Vic, en las municipales del 2023 con la formación Som Identitaris (SOMI)

Los éxitos electores de PxC demostraron que existía un terreno abonado para este tipo de ofertas políticas que, basadas en el racismo, la islamofobia y el rechazo a la inmigración, mantenía la ambigüedad respecto a la identidad nacional española/catalana, en línea divisoria entre el ellos y el nosotros. Algo imposible de sostener actualmente con la máxima polarización identitaria generada en los años del procés.

Vox o la extrema derecha españolista

Vox, liderado por Ignacio Garriga Vaz da Conceição, había entrado con fuerza en el Parlament de Catalunya en las anteriores autonómicas, celebradas el 14 de febrero de 2021, con 11 diputados 218.121 votos (7,6%) con un discurso islamófobo y ultraespañolista. Garriga, nacido en Sant Cugat el 1987, odontólogo de profesión, es hijo de padre catalán y madre de la excolonia española de Guinea Ecuatorial. Por ello, se le conoce con el apodo del mulato o el negro de Vox. Miembro supernumerario del Opus Dei, se afilió al PP en 2005, al cumplir los 18 años, que abandonó en 2015 para ingresar en Vox.

Vox revalidó estos registros en las catalanas del 12 de marzo de 2024 con los mismos diputados, 251.096 votos (7,9%) en un contexto de recomposición postprocesista de la centroderecha españolista en Catalunya tras el hundimiento de Ciudadanos (Cs). Esta formación, liderada por Albert Rivera e Inés Arrimadas, que concentró en los años del procés el voto útil antiindependentista, pasó en esos comicios de los 36 diputados y 1,1 millones de votos a los seis diputados y unos 150 mil votos. Ciertamente, el desafío a la unidad nacional española planteado por proceso independentista fue uno de los factores desencadenantes –no el único– del ascenso de Vox en España. En Catalunya, parte de ese millón votos perdidos por Cs fue a parar a Vox, otra volvió al PP que pasó de los tres a 15 diputados y otra al PSC.

Vox obtuvo sus mejores resultados en los barrios periféricos del Área Metropolitana de Barcelona como Santa Coloma de Gramanet, l’Hospitalet o Gavà, en torno al 10% de los votos. Se trata de municipios habitados por trabajadores de lengua castellana de segunda o tercera generación de la emigración meridional española de los años 60 del franquismo, ahora con elevados porcentajes de inmigración extracomunitaria. Aquí, Aliança Catalana, apenas alcanza el 1% de los votos. También Vox obtiene buenos resultados en Tarragona (11,4%) o Reus (12,4%).

Aliança Catalana o la extrema derecha independentista

Esta formación, liderada por Sílvia Orriols, alcaldesa de Ripoll, concurría por primera vez a las elecciones al Parlament de Catalunya el 12 de marzo. La formación cosechó un gran éxito al obtener dos diputados, uno por Girona y otro por Lleida, con 119.149 votos (3,7%). Por escasas décimas, no logró a superar la barrera del 3% de los sufragios en la circunscripción de Barcelona que le hubieran reportado tres escaños más y grupo parlamentario.

Aliança Catalana cosechó sus mejores registros en los municipios de la provincia de Girona como Ripoll (33%), Capdevànol (26%) Olot (15%); de la Catalunya Central como Berga (10,5%) o Vic (8,5%); de Lleida como Balaguer (10%) o Tàrrega (10,7%). Es decir, en las comarcas de la Catalunya profunda donde la extinta Convergència de Jordi Pujol obtenía sus mejores resultados y que en el siglo XIX fueron feudos del carlismo. Se trata, a diferencia de los votantes de Vox, de ciudadanos de lengua catalana y clase media, muchas de las cuales se implicaron a fondo en las movilizaciones del proceso soberanista. Por otro lado, en la ciudad de Girona, Vox y AC empatan con el 6,3% de los sufragios y en la de Lleida se reparten el electorado xenófobo entre Vox (9,4%) y AC (6,7%).

El hecho que el epicentro de Aliança Catalana sea Ripoll, con una población de unos 10.000 habitantes, merece una explicación adicional. Este municipio, famoso por su monasterio románico, está connotado simbólicamente al ser considerado por la historiografía romántica catalanista como uno de los centros donde se forjó la milenaria nación catalana. Justamente, aquí se originó la célula yihadista autora de los atentados de Barcelona y Cambrils en agosto de 2017, en las vísperas del referéndum del 1 de octubre. Unos atentados que el movimiento independentista atribuyó a la complicidad de los servicios secretos del Estado, por la condición de confidente del CNI del imán de Ripoll, que desembocaron en la comisión de investigación parlamentaria en Madrid. Esta fue otra de las condiciones exigidas por Junts para dar luz verde a la investidura de Pedro Sánchez. Unas negociaciones protagonizadas entonces por Santos Cerdán, actualmente en prisión, cuyo relevo ha tomado el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero.

Sílvia Orriols Serra, nacida en Vic en 1984, tras un fugaz paso por las juventudes de ERC, militó en pequeños partidos independentistas con una fuerte carga identitaria como Estat Català y Front Nacional de Catalunya. Muy activa en las movilizaciones independentistas en Ripoll, fundó en 2020, bajo el impacto de los atentados islamistas, Aliança Catalana que fue la fuerza más votada de Ripoll con seis concejales, en las municipales de 2023. Sin mayoría absoluta, ERC propuso un cordón sanitario para impedir que accediese a la alcaldía. La ejecutiva de Junts, regida con mano de hierro por Puigdemont, desautorizó desde Waterloo a su sección local y permitió con su abstención la investidura de Orriols. Un primer indicio de la delicada relación de Junts respecto a AC, semejante a la del PP con Vox, cuando ambas formaciones perciben el trasvase de votos hacia la extrema derecha. Una palanca que le sirvió para dar el salto a la política nacional y su elección como diputada en la cámara legislativa catalana.

Por otro lado, Lluís Llach, cantautor y presidente de la Assemblea Nacional de Catalunya (ANC), levantó el veto a la presencia de AC en la manifestación de la última Diada, rompiendo el cordón sanitario y reconociendo implícitamente su carácter de formación independentista legítima.

El caso de Badalona

No podemos completar este periplo por las extremas derechas en Catalunya sin mencionar el caso de Badalona. Mientras en Ripoll, en el corazón de la Catalunya catalana, la extrema derecha se hacía con la alcaldía, Xavier García Albiol del PP, se aposentaba en la alcaldía de Badalona con una aplastante mayoría absoluta de 18 sobre 27 concejales. Un municipio de 227 mil habitantes, donde nació Joan Manel Serrat, y el mayor gobernado por el PP en Catalunya.

García Albiol, nacido en Badalona en 1967, es hijo de inmigrante almeriense y madre barcelonesa. Presidente del PP catalán en los años álgidos del procés, accedió a la alcaldía de Badalona entre 2011 y 2015 con un peculiar estilo populista, antinmigración y antiocupa, con el lema “limpiar Badalona”. En las municipales del 2015 fue la fuerza más votada, pero con mayoría simple fue sometido a un cordón sanitario por parte del resto de partidos del Consistorio, destruido ahora por su amplia mayoría absoluta.

Aquí, a diferencia de otros municipios del Área Metropolitana de Barcelona, Vox no obtuvo representación. Al igual que Isabel Díaz Ayuso en Madrid, Albiol ha asumido con éxito gran parte del discurso de la extrema derecha en materia de inmigración y seguridad ciudadana.

Ultranacionalismos antagónicos

Uno de los elementos comunes de los municipios donde Vox y AC obtienen sus mejores resultados radica en el elevado porcentaje de trabajadores extranjeros. Sin embargo, mientras Vox expresa el rechazo a la inmigración en los barrios obreros de las áreas metropolitanas de Barcelona y Tarragona; AC lo manifiesta en los municipios de la Catalunya profunda de Girona i Lleida.

El proceso independentista actuó como un acumulador de fuerzas para ambas formaciones, pero en sentido contrario. Vox creció en los años de ascenso del procés que activó los registros del ultranacionalismo español en defensa de la unidad de la patria amenazada por los separatistas catalanes. Aliança Catalana es un producto del declive del procés, de la frustración provocada en amplios sectores del movimiento independentista por las falsas promesas, la desunión de los partidos y la falta de perspectivas, de una hoja de ruta, para avanzar hacia la secesión.

Aquí radica la explicación del fenómeno de la existencia de dos ofertas políticas de extrema derecha en Catalunya. El ultranacionalismo y la xenofobia son dos de los principales ejes ideológicos de las extremas derechas occidentales. Los trabajadores inmigrantes, especialmente los musulmanes, son considerados como una amenaza para la identidad nacional/cultural y una competencia en el acceso a los servicios públicos y prestaciones sociales. Vox y AC coinciden, tanto en el discurso racista como en sus propuestas de medidas legislativas punitivas contra la inmigración, pero discrepan radicalmente en la cuestión de la identidad nacional. Vox es la expresión del ultranacionalismo español en España y Catalunya y AC del ultranacionalismo catalán. El anticatalanismo resulta uno de los elementos estructurales del nacionalismo reaccionario español, al igual que el antiespañolismo lo es para el nacionalismo identitario catalán. Los nacionalismos necesitan de enemigos internos y externos como factores esenciales para la cohesión del movimiento. Así, el anticatalanismo ejerce esa función en el españolismo y viceversa. Eso sí, con una gran diferencia: el nacionalismo español dispone de un Estado -el templo de la Nación- mientras que el catalán aspira a tenerlo.

Esa dialéctica nacionalitaria impide por ahora los pactos entre PP y Junts, muy próximos en el eje ideológico derecha/izquierda como se ha comprobado en el tema de la reducción de la jornada laboral.  Además, ambas formaciones se enfrentan a la fuga de votos por su derecha que representan Vox y Aliança Catalana. Así, evidenció con la reunión de los barones del PP en Murcia, escenario de los graves incidentes en Torre Pachecho, donde se difundieron sus polémicas propuestas sobre la inmigración o los argumentos xenófobos de Junts en defensa de la transferencia de las competencias en la materia pactadas con el PSOE.

En otro orden de cosas, tanto Vox como AC, difunden su mensaje incansablemente y con gran habilidad a través de las redes sociales y menosprecian el papel de los medios de comunicación tradicionales. El éxito electoral en las elecciones europeas de Se Acabó la Fiesta de Alvise Pérez demostró la eficacia de las extremas derechas en el manejo de las redes sociales como nuevas formas de comunicación y movilización política.

Duplicación de los espacios políticos

Ciertamente, el ascenso de las extremas derechas en Occidente es un fenómeno global con muy diversas concreciones y particularidades nacionales. La singularidad del caso catalán radica en la consolidación de dos formaciones que comparten un discurso antiinmigración, islamófobo y sionista, pero que militan en ultranacionalismos antagónicos. Además, representan una base identitaria, territorial y social muy distinta que puede resumirse esquemáticamente en las antinomias: lengua castellana/catalana, clase trabajadora/clase media, Catalunya metropolitana/interior.

Desde el punto de vista ideológico, Vox no ha roto amarras con el nacionalcatolicismo franquista cuyos símbolos y memoria reivindica. Por el contrario, los referentes históricos de AC son fascistas catalanes de los años 30 como Daniel Cardona de Nosaltres Sols o los hermanos Badia de Estat Català.

Respecto al factor generacional, tanto Vox como AC obtienen elevados apoyos electorales entre la juventud; aunque, en el caso de AC sus perfiles sean más transversales.

La consolidación de Vox y AC expresa, como en un espejo oscuro, la profunda segmentación de la sociedad catalana que no afecta únicamente a la extrema derecha. El caso de García Albiol en Badalona, donde concluyen ambos perfiles sociológicos, podría ser la excepción que confirma la regla. El procés ha acelerado la duplicación del espectro político en función de la adscripción nacional: dos formaciones de derecha “tradicional” (PP y Junts), dos partidos socialdemócratas (PSC y ERC) y dos coaliciones izquierdistas (Comunes y CUP).

En este paisaje político, Salvador Illa aspira a ocupar la centralidad en los dos ejes, nacional y social, como practicó con éxito en tiempos pasados Jordi Pujol, aunque sin su carisma.

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