viernes, 28 de julio de 2023

Ucrania se atribuye oficialmente la responsabilidad del ataque terrorista en el puente más largo de Europa. [Bueno, pues lo que no era un ataque terrorista, ahora resulta que si era un ataque terrorista, y además, reconocido, como Dios manda. Ya verás, ya. La que se va a liar cuando la guerra que ahora no es un crimen resulte que si era un crimen, porque claro, lo que yo me digo: si la guerra es un crimen, ¿Quiénes son los criminales que organizan la guerra, qué consejos de administración les servirán de escondite…? Un lío, ya digo. Encontrar a estos criminales para enchiquerarlos no va a ser cosa fácil.]

 

Ucrania se atribuye oficialmente la responsabilidad del ataque terrorista en el puente más largo de Europa

 

DIARIO OCTUBRE / julio 28, 2023

 

 

La explosión de un vehículo de carga en octubre pasado causó el colapso de dos tramos de carretera y la muerte de varias personas.


VK @myfeo_ru / www.globallookpress.com


El Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) estuvo detrás del ataque contra el puente de Crimea en octubre de 2022, confirmó este miércoles el director del organismo, Vasili Malyuk.

 

“Es una de nuestras operaciones, en particular, la destrucción del puente de Crimea el 8 de octubre del año pasado”, declaró Malyuk, agregando que el SBU ha llevado a cabo “numerosas operaciones especiales diferentes”, de parte de las cuales no van a hablar nunca.

Las declaraciones se produjeron durante la ceremonia de presentación de un nuevo sello postal dedicado al SBU. Al evento asistió el jefe del servicio postal nacional de Ucrania, Ígor Smelyanski, quien lucía una camiseta con una foto de un tren de carga ardiendo en el puente de Crimea con la leyenda: “¿Quién quemará puentes, si no nosotros? SBU”.

El atentado contra la infraestructura fue perpetrado mediante un camión bomba, cuya explosión causó el colapso de dos tramos de carretera y la muerte de varias personas. La acción fue ampliamente celebrada por los principales funcionarios ucranianos, mientras que el servicio postal nacional emitió un sello para conmemorar el ataque horas después de la explosión.

Moscú responsabilizó a Ucrania por el atentado, pero en aquel momento Kiev negó cualquier implicación en el suceso.

No obstante, a principios de julio, la viceministra de Defensa ucraniana, Anna Malyar, admitió la responsabilidad de Kiev, al escribir en sus redes sociales que han pasado “273 días desde el primer ataque en el puente de Crimea realizado para interrumpir la logística rusa”.

El atentado de octubre de 2022 no fue el único: la infraestructura fue nuevamente atacada el pasado 17 de julio con dos drones marinos ucranianos, según explicaron las autoridades rusas. El ataque dañó la sección de la carretera del puente, mató a una pareja y dejó gravemente herida a su hija de 14 años.

Entre tanto, el reconocido periodista Seymour Hersh afirmó este jueves en un artículo que la Administración del presidente estadounidense Joe Biden desempeñó un “papel esencial” en los dos ataques ucranianos contra el puente de Crimea.

FUENTE: actualidad.rt.com

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El Tribunal Supremo ignora a la ciencia y los acuerdos internacionales y deja desprotegida a la ciudadanía

 

 

El Tribunal Supremo ignora a la ciencia y los acuerdos internacionales y deja desprotegida a la ciudadanía

Tercerainformacion / 27.07.2023

  • Las organizaciones demandantes estudian ya la presentación de un recurso contra la sentencia, por la vulneración de derechos humanos de las generaciones presentes y futuras frente a los riesgos del cambio climático.
  • Ecologistas en Acción, Greenpeace, Oxfam Intermón, Fridays For Future y La Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo demandaron al Estado español hace tres años por falta de ambición en la lucha contra el cambio climático.
  • El  Tribunal Supremo se aparta de la reciente jurisprudencia de otras Cortes Supremas europeas.



El Tribunal Supremo ha fallado en contra de las organizaciones que demandaron al Estado en los dos litigios estratégicos climáticos de la historia de nuestro país. La Justicia española ha decidido no atender a las conclusiones científicas respecto a la emergencia climática, a diferencia del criterio seguido por la mayoría de tribunales superiores de otros países europeos en litigios similares.

Mientras, los datos cada vez son más preocupantes y toda la sociedad y el planeta entero nos enfrentamos a los impactos del cambio climático: desde la agricultura en nuestros pueblos frente a la sequía, a las familias que tienen que hacer frente a las noches tropicales sin poder dormir, hasta quienes pierden la vida por las altas temperaturas, a quienes en lugares como Somalia enfrentan situaciones de hambruna y desplazamientos masivos, o los incendios forestales que están asolando el Mediterráneo estos días. Ante esta situación, además, algunos partidos pretenden retrasar y seguir contaminando, revirtiendo políticas climáticas imprescindibles y abocarnos a una sociedad más insostenible e injusta.

Son varios los puntos “conflictivos” en la sentencia, según las organizaciones demandantes. Primero, el Tribunal reconoce la falta de participación pública en la elaboración del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), pero no aprecia que incurra en causa de nulidad porque no lo ve suficientemente grave y porque existe una web para comunicarse con el Gobierno, y por el poco tiempo que había para presentar el PNIEC y desarrollar el proceso de participación. Dado que el PNIEC se presentó fuera del plazo estimado para hacerlo, queda claro que sí hubo tiempo para realizar un proceso participativo adecuado. Como para el proceso de elaboración del nuevo PNIEC quedan once meses hasta su presentación final, las organizaciones consideran que ahora el Gobierno sí tiene el tiempo y la capacidad suficiente para elaborar un proceso participativo adecuado.

Segundo, el alto tribunal desestima “con demasiada ligereza”, de acuerdo con las organizaciones, las numerosas sentencias en casos muy similares que se han dado en otros países, como el famoso caso Urgenda, l’Affaire du Siècle en Francia o Neubauer et al. en Alemania, todos ellos casos relevantes de nuestro entorno constitucional comparado. A estos casos, mencionados en la demanda como ejemplos relevantes, el Tribunal se limita a decir: “Se hace cita de Jurisprudencia de otros Estados que no nos vinculan”, sin entrar siquiera en una valoración sobre la extraordinaria relevancia de dichos casos que, sin ser evidentemente vinculantes, no dejan de ser ejemplos jurisprudenciales de la mayor importancia, que “tendrían que haber sido cuidadosamente estudiados por el Tribunal”, según fuentes de las organizaciones.

Sin embargo, la obligación legal podría cambiar de sentido ante el proceso judicial en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, cuya sentencia sería automáticamente vinculante en España, en el caso de las Klimaseniorinen (asociación de mujeres mayores en Suiza), y cuya sentencia se espera a finales de este año 2023. No se puede ir contra la ciencia ni contra las evidencias, y por eso las organizaciones demandantes (Ecologistas en Acción, Intermón Oxfam, Greenpeace, La Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo y Fridays For Future) estudian ya la presentación de un recurso judicial contra la sentencia, hasta alcanzar la ratificación de la necesidad de acelerar las políticas contra el cambio climático.

Tercero, el alto tribunal ignora en su sentencia, además, la amplia información trasladada por los demandantes sobre la inherente relación de la emergencia climática y los derechos humanos. De hecho, a juicio de las organizaciones demandantes, es “grave” que el alto tribunal “no sea capaz de entender” las conclusiones de órganos como el IPCC que establecen que en los próximos años la degradación del clima supondrá la pérdida de sistemas alimentarios y el deterioro de la salud de la población, además de otros gravísimos impactos negativos para los ecosistemas, para la economía y, en definitiva, para la humanidad y para la vida en el planeta.  Así, la sentencia llega a afirmar: “Y ese debate debe vincularse a la pretendida afección a los derechos fundamentales que se invocan en la demanda, en el sentido de que si se rechaza la premisa, esto es, la necesidad de imponer el ya conocido porcentaje de reducción de emisiones sea la única solución a la lucha contra el cambio climático, no puede estimarse que exista esa afección a tales derechos”.

Por último, el Tribunal Supremo hace una serie de valoraciones sobre los costes de la crisis climática, mientras desoye la petición de las demandantes de la falta de valoración en el PNIEC de los costes reales de la insuficiencia de los objetivos del plan. Resulta incomprensible la defensa de que las medidas incluidas por el gobierno son las adecuadas, cuando se desconoce el coste real de cumplir con las indicaciones científicas. Las organizaciones demandantes recuerdan que varios informes de las Naciones Unidas o el Informe Stern de 2008 ya establecieron con claridad cómo se triplican los costes de la emergencia climática si no se hace lo necesario para frenarla: los costes de no actuar a la velocidad necesaria son mucho mayores que los de hacerlo.

Declaraciones:

Jaime Doreste, abogado de las organizaciones y activista de Ecologistas en Acción: “Evidentemente, no es una buena noticia, ni para la sociedad civil ni para la lucha climática ni para el futuro de un planeta habitable. Y lamentamos que el Tribunal Supremo se haya apartado de la senda que han seguido sus homólogos europeos en casos análogos. Pero no hay tiempo para lamentarse: los litigios estratégicos son las batallas que merecen la pena ser libradas y que buscan cambios políticos y normativos transformadores. Seguiremos en la brecha, luchando por la justicia climática ante los tribunales de justicia”.

Inés Diez, responsable jurídica de Greenpeace España: “La sentencia se fundamenta en que en los compromisos internacionales asumidos por España no se contemplan cuáles deben ser los objetivos de reducción de gases de efecto invernadero, por lo que el Gobierno tiene una gran discrecionalidad a la hora de establecer el porcentaje de reducción de los mismos. Esta es una interpretación con la que no estamos de acuerdo porque, para cumplir de forma realista con el Acuerdo de París, y tal como las organizaciones argumentamos en la demanda, se hace necesario que la reducción sea de al menos el 55% de las emisiones conforme lo que establece la mejor ciencia disponible; que es lo que sí han concluido los tribunales de otros países europeos”.

Lorena Ruiz-Huerta, abogada de las organizaciones demandantes: “El litigio climático entablado por las organizaciones recurrentes perseguía implicar al poder judicial en la lucha contra el cambio climático. Lamentamos profundamente que el Tribunal Supremo haya dado la espalda al mejor conocimiento científico y a las sentencias de otros tribunales europeos. Este fallo confirma, una vez más, que la Justicia española no está a la altura de la europea, y por eso seguiremos dando la batalla judicial hasta llegar a Estrasburgo, para que obligue al Estado a proteger los derechos humanos gravemente amenazados por el cambio climático”.

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Terrorismo climático

 

Muchos creemos que solo se combatirá el cambio climático si es negocio para alguien. ¿Para quién? Pues para los de siempre. Y, mientras nos esmeramos en separar el cartón del plástico, el vidrio de los restos de comida, el CO2 que se produce en Ucrania invade la atmósfera


Terrorismo climático


Andrea Zhok

El Viejo Topo

28 julio, 2023 

 

Desde la escalada del conflicto ruso-ucraniano en febrero de 2022 hemos visto arder a diario enormes depósitos de combustible y explosivos, así como casas y personas. Esto es lo que ocurre de hecho en esos grandes hornos de destrucción que son las guerras modernas, de las que se dice que hay unas cincuenta desarrollándose silenciosamente en el planeta, más de 20 de ellas de alta intensidad.


Todos los días veo vagones cargados de envases de colores cuya primera, si no única, función es diferenciar los productos con fines de marketing, que salen de los bloques de pisos del centro de la ciudad con destino a las incineradoras.

Desde hace décadas, cuando se estropea cualquier electrodoméstico, vehículo motorizado, ordenador, etc., sólo se nos plantean dos opciones: sustituir una parte en bloque o sustituirlo todo en bloque. Las reparaciones se han suprimido de la lista de opciones económicamente rentables y, por tanto, ya no se repara nada.

¿Qué tienen que ver estos tres casos entre sí?

Se trata de tres áreas de despilfarro colosal, de producción masiva de todo tipo de emisiones, la mayoría de ellas altamente tóxicas (y sin duda el CO2 entre ellas).

Ahora bien, no estoy realmente interesado en establecer a punta de ciencia quién tiene razón y quién está equivocado (o quién tiene cuánta razón y cuánto error) en torno a la discusión sobre el cambio climático.

No me importa, no por irresponsabilidad, sino porque sé que concentrar la discusión en un solo punto (y normalmente el más opaco y difícil de explicar) no es más que una forma de montar una escena. Y dar patadas a la lata es la especialidad de los «medios de comunicación altamente acreditados» y de sus amos, ya que se trata de un juego en el que nunca está en juego la verdad, sino la potencia de fuego en el mundo del cotilleo (dominante).

Personalmente, creo que una estrategia de reducción de emisiones (de todas las emisiones) es ecológicamente recomendable, y también creo que pocos estarían en desacuerdo sobre tal cosa.

Pero lo esencial es: ¿hacer qué?

El juego habitual de manipulación de la opinión pública consta de dos sencillos pasos:

1) Crear la máxima polarización y un estado de ansiedad, y luego

2) Hacer pasar por una necesidad urgente, sin debate, todo lo que los conocidos de siempre se las arreglan para colarnos.

En lugar de eso, lo que hay que pedir es que se acaben los embudos, que se prescinda del pánico, que se rebaje el tono de las alarmas, y que se empiece a hacer esas cosas sencillas que son evidentemente útiles para todos, sobre las que no habría necesidad de crear ninguna cruzada.

¿Quiere reducir las emisiones de subproductos de residuos?

Creo que esa es una idea que se puede compartir. Podemos empezar por tomarnos todos los conflictos armados jodidamente en serio, dejar de fomentarlos, dejar de alimentar una industria armamentística asquerosa y ciclópea, buscar continua y obstinadamente la mediación. La industria armamentística es por definición una industria de despilfarro y destrucción, una inmensa hoguera que puede durar indefinidamente porque su finalidad no es construir algo sino destruir. La mayoría de los conflictos del mundo son impulsados y alimentados, quizá con mediación política, por aparatos de producción militar dotados de presupuestos estratosféricos (EEUU a la cabeza); y esto no es una teoría conspirativa, sino el simple conocimiento de la dinámica de la historia reciente.

¿De verdad quiere trabajar por el bien de la humanidad y, de paso, reducir también muchas emisiones nocivas?

Trabaja duro por la paz, por la mediación, por el compromiso. Puede que no te lo agradezca Greta, que se puso del lado de Zelenski en lo de «victoria o muerte», pero te lo agradecerán las familias de quienes verán a sus hijos volver a casa, te lo agradecerán quienes tengan que vivir después en tierras devastadas por la guerra (y también por el medio ambiente), y bueno, por último, también te lo agradecerán quienes comercian con emisiones nocivas (si lo hacen de buena fe).

¿Quieres ser aún más serio y radical?

Pues bien, aprobar leyes estrictas que obliguen a vender sin envases todos los productos que puedan venderse sueltos, a suprimir todos los componentes de los envases que tengan un significado puramente decorativo o publicitario, y a reducir los materiales utilizables a un número reducido que sean total y estrictamente reciclables. De este modo se eliminará un gran parte de la producción que simplemente ha nacido para ser tirada a la basura.

Claro que será un golpe para la industria del marketing, pero el beneficio para el medio ambiente a todos los niveles (tanto si hablamos de incineradoras como de vertederos) será enorme. Y sí, incluso se reducirán las fatídicas emisiones de dióxido de carbono, tanto aguas arriba, al no producir cosas inútiles, como aguas abajo, al no tener que quemarlas o enterrarlas.

¿Quieres ser aún más serio y radical?

Aprobar leyes por las que todo producto tecnológico deba ser absolutamente reparable. Un ordenador, un coche, una lavadora deben nacer con prestaciones para durar treinta años, con formas de actualizar los componentes que lo necesiten. Esto, por cierto, generará un sector social de personas especializadas en reparaciones, creando nuevas profesiones.

Entre las implicaciones positivas incidentales estaría la inducción de una actitud diferente hacia la tecnología, que ya no se experimentaría como algo opaco y ajeno, en manos de personajes ocultos y remotos en los que tenemos que confiar, sino como algo conocible y dominable. Esta sencilla iniciativa enfriaría enormemente los residuos, tanto en la fase de construcción como en la de eliminación.

Si realmente queremos continuar con este paso audaz, podemos pasar a la supresión sistemática de todos los medios de consumo de lujo de alta tecnología: podemos acabar con los yates, los jets privados, etc. etc.

Así que, si por el contrario quieren seguir explicándonos que una campaña de desguace continuo de todo es extraordinariamente respetuosa con el medio ambiente, que la devastación ambiental para construir megabaterías es una contribución «verde», que una renovada carrera armamentística redunda en beneficio de la humanidad, que la máxima competencia para aumentar la producción y la productividad es nuestro único dios, que todo es culpa de mi barbacoa, y quieren seguir haciéndolo trasladándose –como auténticos cosmopolitas– en jet privado de una capital a otra, sepan que a este juego no queremos jugar.

Y no bastará con que sus lacayos griten «negacionismo» en los periódicos.

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