miércoles, 8 de febrero de 2017

PP, EVITAR QUE LOS NIÑOS SE ACERQUEN A ÉL (VOTEMOS AL PP EN MASA ALUVIONOSA AL PASO ALEGRE DE LA PAZ, O EN SU DEFECTO, A UNA DE SUS TERCERAS PARTES, C´S O PSOE)



EL PP PRETENDE QUE SE SUFRAGUE LA EDUCACIÓN PRIVADA CON DINERO PÚBLICO











Por La Otra Andalucía / Andaluces.es
Kaos en la red
08.02.2017


El PP en Andalucía exige más centros privados financiados con dinero público, aunque estudiar primaria en un centro concertado cuesta el doble que en uno público


































El diagnóstico del PP es que Andalucía tiene “un gravísimo problema educativo” y su remedio es “ampliar la oferta de centros concertados, ya que hay padres y madres que demandan más aulas en este tipo de centros”.

Son palabras del presidente del PP andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, que este lunes hacía de nuevo una encendida defensa de la “gran labor educativa y social que realizan los docentes y los centros de la educación concertada”, pero no tenía ni una palabra de reconocimiento para los centros públicos.

De la mano con Ciudadanos

El presidente del PP exponía sus opiniones a los periodistas tras reunirse en la sede del partido con patronal y representantes de la educación privada y concertada, entre ellos la Plataforma Mis Padres Deciden, CONCAPA, CECE Andalucía y FAPYME.

Pero el PP no está políticamente solo en esta ofensiva. La semana pasada, el grupo parlamentario de Ciudadanos, aliado del PSOE, presentó una proposición no de ley en la que pide que la Junta mantenga las unidades en los centros públicos y concertados que han sufrido reducción de demanda y que solo se puedan suprimir en casos de “demanda mínima”.

El parlamentario naranja José Antonio Funes  recalcaba que “la enseñanza concertada no es subsidiaria sino complementaria” y defendía que su iniciativa “recoge el sentir de las asociaciones más representativas del sector que además encajan perfectamente con el ideario de nuestro partido”.

¿Cierre de aulas?

La defensa a ultranza de la educación privada pagada con fondos públicos es recurrente en el PP. En diciembre pasado, su portavoz Elías Bendodo alertaba de que Junta de Andalucía quería “cerrar aulas” en colegios concertados, creando así incertidumbre en 325.000 familias y 20.000 profesores que trabajan en estos centros escolares “y que se pueden encontrar en septiembre, al inicio del curso, con que Susana Díaz decida que no van a su colegio sino al público de al lado”.

Ayer, la consejera de Educación, Adelaida de la Calle, se mostraba “asombrada” por el temor manifestado días atrás por la enseñanza concertada y reiterado ayer al líder del PP. “Todos y cada uno” de los conciertos vigentes en la actualidad se mantendrán, dijo De la Calle, acusando al PP de “deteriorar la imagen de un perfecto sistema educativo en cuando a proporcionalidad entre enseñanza pública y concertada”.

La ideología, la eficacia y el BBVA

Bajo el lema de “menos ideología y más eficacia”, Moreno pidió a la Junta que amplíe los convenios con la educación concertada en respuesta a la demanda existente.

La apelación de Moreno a la ‘eficacia’ de la inversión en educación concertada frente a una educación pública cuya defensa sería meramente ‘ideológica’, se da de bruces con los datos: que un niño estudie primaria en un centro público supone un coste de 831 euros al año, mientras que si lo hace en un centro concertado la factura se duplica (1.662 euros) y se cuadruplica si la elección es un centro privado sin concierto (2.899 euros).

Tales cifras no provienen precisamente de propagandistas sindicales o izquierdistas irredentos: están contenidas en el informe ‘Cuentas sobre la Educación de España 2000-2013’, elaborado por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas y presentado en marzo de 2016.

Las cifras de la educación

El dirigente de los ‘populares’ andaluces se escudó, para hacer su petición, en “el respeto al derecho constitucional de los padres y madres a elegir libremente el modelo educativo” que prefieren para sus hijos: “Debe respetarse la diversidad de modelos y la libre elección de padres y madres”.

Moreno Bonilla no habló de cifras, pero el documentado informe de la Fundación BBVA sí lo hace: la educación ha pagado los platos rotos derivados de cuadrar las cuentas públicas en España. En seis años (2008-2014), el dinero público destinado a esta materia, gestionado por las comunidades autónomas, se redujo de 46.227 a 39.794 millones, un ajuste de 6.433 millones de euros.

Al mismo tiempo, los recursos para educación procedentes de las instituciones privadas, concertadas o no con las administraciones públicas, pasaron de 22.293 a 29.668 millones de euros, lo que representa un incremento de 7.375 millones en ese sexenio analizado.

Duro golpe a las familias

“La financiación pública para centros públicos cayó antes y con más intensidad que la destinada a centros privados, que ha bajado menos”, aseguraba entonces Francisco Pérez, director de la investigación,  que también recordó que el hecho de que uno de cada tres alumnos estudie en centros privados o concertados “ha sido un duro golpe para la renta disponible de las familias, en especial para las que menos recursos tienen”, que han tenido que asumir un gasto extraordinario.

Como se sabe, lo habitual en los centros concertados es que las familias tengan que pagar una determinada cuota, camuflada administrativamente con diversas fórmulas y eufemismos, lo cual supone una barrera económica infranqueable para muchas familias.

(Fuente: andaluces.es /Autora: Josefa Rozalén)

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HOY SUBE LA ELECTRICIDAD UN POQUITIRRÍN MÁS, O SEA, QUE HOY SOMOS UNA MIJITILLA MÁS POBRES QUE AYER, MIENTRAS QUE UNOS POCOS LITRONEROS DEL CAPITAL SON ALGO MÁS RICOS QUE AYER


España (y no me diga usted tonterías, porque es que me entra la risa, eso sí, después de que se me pasa la mala leche) necesitaba un gobierno en plan Primo de Zumosol, o sea, fortachón, con capacidad para amedrentar el barrio; con experiencia, equilicúa y esto y lo otro. En resumidas cuentas, que los litroneros del capital querían que estuviera en el gobierno Mariano Rajoy, porque para gobernar ya estaba la litronería capitalista, teniendo como fuente de las ordenes correspondientes la alemana Ángela, amiga mía guay.
En fin, que como a Mariano Rajoy no le gusta la gaseosa, y es más cuco-embustero que la fábrica donde los hacen, se apaña su gobierno con la derecha encorvada que es Ciudadanos y la derecha petiminí que es el PSOE, y todos más felices que si comiéramos perdices: España tiene un gobierno fortachón, y gracias a esto, ya digo, hoy la electricidad es más cara que ayer, pero menos que mañana.
Yo que soy opositor al gobierno tripartito de Mariano Rajoy llevo siete días seguidos meando desde el balcón de mi casa, porque dijo el Mariano que mientras más agua cayera más barata sería la electricidad, pero ¡kía!, no hay manera, la electricidad sigue subiendo.
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¿CUÁNTO GANAN LAS EMPRESAS
 ELÉCTRICAS EN ESPAÑA?




Rebelión

La Marea

06.02.2017

 

El Observatorio Crítico de la Energía considera que el nuevo decreto del Gobierno que carga el bono social solo a las empresas comercializadoras beneficia a las tres grandes eléctricas -Endesa, Iberdrola y Gas Natural Fenosa- que obtienen beneficios multimillonarios

 

 

El sector eléctrico vuelve a estar en el candelero tras la enésima subida sospechosa del precio de la electricidad. Regresa con ello a los debates televisivos y rara vez falta el tertuliano que clama a la defensiva que las eléctricas pierden dinero en España y que, si sobreviven, es gracias a sus negocios en el extranjero. Esto es sencillamente falso.

Resulta legítimo que las empresas que participan en el sistema eléctrico español obtengan beneficios derivados de su actividad. Esto es válido en principio para cooperativas, pequeñas compañías o grandes multinacionales. Pero es también legítimo preguntarnos si estos beneficios son razonables. Al fin y al cabo, las compañías eléctricas operan en un sector estratégico regulado (aunque no lo suficientemente y además mal) por el Estado y que determina el acceso de los consumidores a la electricidad, un bien básico que hasta hace unos años era considerado un servicio público.


Y “razonable” es, significativamente, la palabra que el Gobierno ha utilizado hace unos años para reformar la remuneración de las empresas que generan electricidad utilizando fuentes renovables [1]. Asimismo, disponer de esta información es útil para abordar de forma razonada y razonable el reciente debate sobre cómo debe costearse el bono social. Confrontar los beneficios anuales de las empresas eléctricas con los 200 millones de euros que en promedio aproximado representa cada año el bono social permite evaluar el esfuerzo económico que supone a estas compañías cumplir con el servicio público que se les exige.


Una buena forma de hacer esta valoración es comparar los beneficios de las principales empresas eléctricas operando en nuestro país con los que obtienen sus homólogas que operan en otros países europeos y con el coste del bono social. Los tres gráficos que acompañan a este artículo permiten obtener una visión de conjunto.


En la figura superior hemos recopilado el beneficio neto o EBIT (beneficios antes de intereses e impuestos) de Endesa, Iberdrola y Gas Natural Fenosa para los años comprendidos entre 2008 y 2015. Los datos proceden de las cuentas de resultados que publican cada una de estas compañías en sus informes anuales. Las cifras de beneficio neto incluyen las actividades de generación, distribución y comercialización de electricidad en España y Portugal. Entre 2008 y 2015 esta cifra asciende a 37.260 millones de euros.


En la figura intermedia se muestra la evolución, para cada empresa y año, del margen operativo, es decir, el ratio entre el beneficio neto y la cifra de negocio. Como referencia, en la figura se ha añadido también el margen operativo medio de las empresas eléctricas que operan en Reino Unido [2], cuyo valor estimado entre 2007 y 2011 es 8,6%. Las “Big 6” suponen un buen elemento de referencia a la hora de comparar directamente beneficios: son empresas operando en el mismo sector, que además en ambos países tienen un mix de tecnologías de generación similar y un mercado liberalizado parecido, ya que la Ley 54/1997 del Sector Eléctrico fue inspirada por el sistema del Reino Unido.


Ahora podemos calcular el beneficio neto “excesivo” como la diferencia entre el beneficio que ha obtenido cada empresa española y el que hubiese obtenido si su margen operativo hubiera sido igual al que han obtenido sus homólogas en Reino Unido. En este paso, alguien podría argumentar que el beneficio de las empresas eléctricas en España podría ser superior porque sus decisiones inversoras han sido más acertadas. Sin embargo el hecho de que la mayor parte de centrales hidroeléctricas, térmicas de carbón y nucleares sean previas a la implantación de este mercado, junto con la masiva inversión en centrales de ciclo combinado que ahora operan un número de horas muy inferior al previsto, parece indicar que este no es el caso y, por tanto, la hipótesis asumida es razonable.


El gráfico inferior muestra los beneficios netos “excesivos” que han obtenido Endesa, Iberdrola y Gas Natural Fenosa, cuya suma asciende a 11.053 millones de euros entre los años 2008 y 2015 [3]. Si, por ser conservadores, limitamos la comparación al intervalo 2008-2011, en que los datos del Reino Unido nos sirven de referencia, el resultado es 8.844 millones de euros.


Durante el periodo de tiempo analizado, el coste del bono social ha representado aproximadamente 1.300 millones de euros (100 millones en 2009 y 200 millones de euros al año entre 2010 y 2015). Para visualizar la magnitud del bono social en comparación con los beneficios de las grandes eléctricas, en las figuras superior e inferior hemos añadido las cantidades aproximadas con que cada una de estas empresas debería financiar del bono social según estableció el Gobierno para el año 2016 (previamente a que el Tribunal Supremo invalidase este mecanismo). Las gráficas hablan por sí solas.


Las sucesivas sentencias del Tribunal Supremo anularon los distintos mecanismos por los que la financiación del bono social corría a cargo de las eléctricas (el Real Decreto-Ley 6/2009 fijó la forma de costear el bono de los años 2009-2013 y el Real Decreto 968/2014 determinó el funcionamiento en el período 2014-2016) estableciendo que el coste debía ser reintegrado a dichas empresas. En ambas sentencias, el mecanismo correspondiente es invalidado porque es considerado discriminatorio pero, en ningún caso, el Tribunal Supremo rechaza la posibilidad de que sean las empresas eléctricas quienes financiasen el bono social.


El Gobierno ha propuesto recientemente en el Real Decreto-Ley 7/2016 que sean las comercializadoras las que carguen en exclusiva con dicho coste. Nos parece una decisión errónea en base a dos argumentos. En primer lugar, uno de tipo legal: que no participen en la financiación empresas generadoras o distribuidoras puede provocar que el Tribunal Supremo también considere este mecanismo discriminatorio. En segundo lugar, uno de tipo económico: la comercialización es la actividad donde se obtienen los menores márgenes de operación: sería más razonable incluir también los segmentos de donde provienen los beneficios excesivos de las grandes eléctricas, generación y distribución.


Precisamente por no hacerlo, la propuesta puede finalmente tener un efecto regulatorio muy perverso: beneficiar de facto a comercializadoras que forman parte de grupos verticalmente integrados (grupos que tienen enormes beneficios en otros segmentos) con respecto a aquellas que no, como las comercializadoras cooperativas verdes. Eso sería una decisión de política energética inadecuada de cara a la necesaria transición a un nuevo modelo energético.


En conclusión, y a la vista de los resultados, exigir que todas las empresas que participan del sistema eléctrico financien, de manera proporcional a la energía que gestionen, el bono social es, además de algo posible desde el punto de vista legal, lo mínimo razonable a la luz de los beneficios que obtiene las tres principales empresas que operan en este sistema.

http://www.rebelion.org/imagenes/222577_1.png

Notas:

[1] A nadie debería escapársele, que el establecimiento de una “rentabilidad razonable” no fue sino un recorte retroactivo a retribuciones comprometidas; en este artículo nos limitamos a fijarnos en la retórica utilizada.


[2] Los beneficios se refieren al EBIT (beneficios antes de intereses e impuestos). Los datos de España se han comparado con los beneficios netos obtenidos en Reino Unido por las 6 mayores empresas eléctricas: Scottish Power, SEE, EDF Energy, Centrica, RWE Npower, EON, reportados en el documento “UK Big 6 utility investment trends, Bloomberg”.


[3] Cabe mencionar que todos estos enormes beneficios han ido a empresas privadas, ya que en España no existen grandes compañías eléctricas públicas desde finales de los noventa. Un repaso detallado a cómo se llevó a cabo la privatización de Endesa y la liberalización del sector eléctrico puede leerse en el libro del Observatorio Critico de la Energía “Crónicas eléctricas. Breve y trágica historia del sector eléctrico español”, editado por Akal.


Marta Victoria y José Luis Velasco (Observatorio Crítico de la Energía)

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HABLEMOS CLARO, CIUDADANAS/OS



HABLEMOS CLARO, CIUDADANAS/OS

Eco Republicano
07.02.2017


Hablemos claro, ciudadanas/os.
Del aparentemente inocente "laissez faire, laissez passer" esgrimido por los liberales para justificar el capitalismo naciente ante el viejo régimen feudal hace casi tres siglos hemos llegado a la explotación y la miseria de la mayoría social por parte de los neoliberales de hoy...

¡La democracia formal es todo un camelo! Sino hay democracia económica, social y política seguiremos en la senda de más miseria y alienación social, a menos libros, a más hambre, a más guerras, a menos sanidad, a mayor desesperación, a menos libertad...

Queremos una democracia que vaya y resuelva lo problemas y las injusticias que nos abaten desde la raíz de los mismos, una democracia directa, controlada por el pueblo, un pueblo libre y culto, un pueblo de iguales y solidarios.

Esa democracia es incompatible con un encabezamiento de la monarquía. Esta está basada en la desigualdad, en la primacía de una familia que lo tiene todo por casi "derecho divino", en un vestigio del sistema feudal.

Una democracia política exige el claro y definitivo control del pueblo sobre sus administración política temporal, en la elección y deposición de los defraudadores y malos gobernantes. Todos los cargos del poder político, legislativo y judicial deben ser electos por el pueblo, único soberano.

Una democracia económica, que acabe con la explotación del capitalismo, de los bancos, de los especuladores, de los empresarios usurpadores de la plusvalía producto del trabajo de los trabajadores. La empresa no puede ser coto y propiedad de un empresario o de un puñado de accionistas, sino de sus trabajadores que cooperan en la producción de bienes y servicios que la sociedad demanda.

Una democracia social que garantice a todos el bienestar y las oportunidades con los mismos derechos y obligaciones...

¿Es esto la denominada "democracia española"?

Pues, si presumimos de consecuentes, tenemos tarea por delante.

Salud y República.

Salva Artacho

Fuente: Blog autor

SOBRE LA OBRA "FOUCAULT Y EL NEOLIBERALISMO"



SOBRE LA OBRA “FOUCAULT Y EL NEOLIBERALISMO”
 
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Entrevista a Daniel Vargas Zamora
 
Sociología crítica
06.02.2017
 
Indice: Estudios Marxistas Nº 109 Autor: Daniel Vargas Zamora Traducción: http://www.jaimelago.org, basado en traducción previa andoenpando.wordpress.com
 
Al centrarse en los “marginales” (los excluidos, los presos, los enfermos mentales, las minorías sexuales, los “anormales”, etc.), Foucault ¿no saca a la luz todas estas personas hasta entonces ignorada por el marxismo ortodoxo que sólo tenía ojos para las relaciones económicas?
Daniel Zamora: Está completamente en lo cierto. Lo diré de nuevo: su contribución en este punto es muy importante. Claramente sacó de las sombras todo un espectro de opresiones que habían estado invisible antes. Pero su acercamiento no solamente buscaba sacar a relucir estos problemas: buscaba darles una centralidad política que puede ser cuestionada. Para decirlo claramente: según su punto de vista, y el de muchos escritores de ese periodo, la clase trabajadora de hoy está “aburguesada”, está perfectamente integrada en el sistema. “Los privilegios” que obtuvo tras la II Guerra Mundial ya no la convierten un agente de cambio social, sino que, por el contrario contrario, suponen un freno a la Revolución. Esta idea estaba bastante difundida en aquel tiempo, y puede encontrarse en autores tan variopintos como Herbert Marcuse o André Gorz. Gorz va más lejos aún y habla de de la clase obrera como una “minoría privilegiada”.
El fin de esta centralidad – que también es sinónimo del fin de la centralidad del trabajo – encontraría su expresión en las “luchas contra la marginalización” de minorías sociales o étnicas. El lumpenproletariado, (o los “nuevos plebeyos”, para usar el término de Foucault), adquiere una nueva popularidad, y pasa a ser visto como un sujeto genuinamente revolucionario.
Para estos autores, el problema ya no es la explotación, sino no el poder, y las modernas formas de dominación. Como escribe Foucault, si “el siglo XIX estuvo preocupado sobre todo con las relaciones entre las grandes estructuras económicas y el aparato estatal”, ahora “el problema son los pequeños poderes y los sistemas difusos de dominación”, que “se han convertido en problemas fundamentales”.[vi]
El problema de la explotación y la redistribución de la riqueza fueron reemplazados por el de “exceso de poder”, que controla nuestras conductas. A comienzos de 1980, parece claro que para Foucault la pregunta ya no gira en torno a la redistribución de la riqueza. No tiene problemas en escribir: “Se podría decir que necesitamos una economía que lidie no con producción y la distribución, sino con las relaciones de poder”.[vii] Así, ya no se trata de una lucha contra el poder “como un agente de explotación económica”, si no sobre las luchas contra el poder cotidiano, encarnadas especialmente en el feminismo, el movimiento estudiantil, los detenidos, o los indocumentados. Déjeme ser claro, obviamente el problema no es haber puesto en la agenda todo un espectro de dominaciones que habían sido ignoradas, el problema viene del hecho de que pasan a ser teorizadas y pensadas fuera de las preguntas acerca de la explotación. Lejos de delinear una perspectiva teórica que considere las relaciones entre estos problemas, poco a poco pasan a enfrentarse los unos contra los otros, ¡siendo vistos incluso como contradictorios!
Esta descalificación del mundo del trabajo ha tenido consecuencias bastante sorprendentes. Se pondrá en el centro del debate público la “exclusión social” de los parados, los jóvenes de los suburbios y los inmigrantes como el principal problema político. Este desarrollo será el punto de partida de la centralidad que adquirirán – a izquierda y derecha – los “excluidos” y la idea de que a partir de entonces la sociedad “post-industrial” se divide entre los que tienen acceso al mercado el trabajo y los que, en mayor o menor medida, están excluidos – desplazando con ello el enfoque del mundo trabajo hacia la exclusión, los pobres o el paro. Este desplazamiento pondrá indirectamente a los trabajadores en el lado “de los que están empleados (del lado de los “privilegiados”, “de los intereses creados”)”.[viii]
Esta lógica redefine la cuestión social sobre la base de un conflicto entre dos fracciones del proletariado en lugar de entre el capital y el trabajo. En la derecha, esta redefinición tratará de limitar los derechos sociales de “los que sobran” movilizando contra ellos a “los activos”, y, en la izquierda, se tratará de movilizar a “los que sobran”, “a la población excedente” contra el aburguesamiento de “los activos”. Las dos posiciones aceptan desde aquel entonces la centralidad de las fracciones “excluidas” de los asalariados estables a expensas de la de los “obreros”. Cuando Margaret Thatcher opone la “subclase”, “que vive de subvenciones” y que está “protegida” a la de los británicos “que trabajan” ¿Acaso no expresa, de forma inversa, la tesis de Foucault o André Gorz?
Es obvio que el contenido político de estas declaraciones de la derecha son radicalmente diferentes de las de los autores de finales de los 70. En efecto, ¿cómo podemos no ver una extraña coincidencia entre la “no clase” de Gorz y la “infraclase” tan usada por el ideólogo ultra conservador Charles Murray?. Pero de una u otra manera, para ambos, quienes “sobran” – el excedente, – se convierten en el sujeto político central, y ya no la clase obrera. Tanto para Gorz como para el movimiento neoliberal el problema no es tanto el hecho de estar explotado, si no las relaciones en el trabajo. Gorz considera que el estilo de vida de la población excedente como una “liberación” del trabajo y Thatcher como el “vicio” de la pereza que se debe combatir. Uno eleva a rango de virtud “el derecho a la pereza”, mientras que la otra lo convierte en una injusticia a destruir. Como describe certeramente la filósofo marxista Isabelle Garo, esta transición ayudará a “remplazar la exploración y su crítica por el enfoque en la víctima a quien se niegan los derechos, los prisioneros, disidentes, homosexuales, refugiados, etc.”.[ix]
¿Cómo se explica que Foucault pueda seducir a tantos entornos radicales, que, sin embargo, argumentan con fuerza que desean terminar con la era neoliberal?
Daniel Zamora: Es una pregunta muy interesante pero no tengo una respuesta satisfactoria. No obstante, se debe en gran parte a la estructura de campo académico. Tendríamos que regresar a Bourdieu y los excelentes trabajos de Louis Pinto para entender mejor esta evolución.
No hay que olvidar que unirse a una “escuela”, o asociarse con cierta perspectiva teórica, significa asociarse a un campo intelectual, en el que hay una lucha importante por poder acceder a las posiciones dominantes. En última instancia, llamarse a sí mismo marxista en la Francia de los años 60 – cuando el campo académico estaba en parte dominado por autoproclamados marxistas – no tenía el mismo significado que denominarse marxista hoy.
Los conceptos y autores canónicos son claramente instrumentos intelectuales, pero también se corresponden con diferentes estrategias para volverse parte del campo y luchar en él. El desarrollo intelectual está en parte determinado por las relaciones de poder dentro de ese campo.
Además, me parece que las relaciones de poder dentro del campo académico han cambiado considerablemente desde el fin de los años 70: después del declive del marxismo, Foucault adquiere un papel central. Ocupa una posición cómoda que le permite introducir un cierto grado de subversión sin empañar los códigos de la academia. Movilizar a Foucault es algo bastante valorado, y en ocasiones permite a sus defensores que les acepten publicaciones en prestigiosas revistas, unirse a amplias redes de trabajo intelectual, publicar libros, etc.
Amplios grupos del mundo intelectual se refieren a Foucault en su trabajo y ponen en su boca algo y lo contrario. ¡Se puede ser asesor de la patronal francesa MEDEF y editar sus conferencias!. Diría que Foucault abre puertas. Y no puedes decir lo mismo de Marx en la actualidad.
Esta crítica a los “márgenes” como centro del combate político podría terminar siendo del agrado de contra-revolucionarios en Francia o Bélgica. ¿No tiene miedo de caer en su juego?
Evidentemente también existe una crítica “conservadora” de Foucault – y más ampliamente, de lo que representa el Mayo del 68 en la historia social francesa. Esta crítica ya no es marginal: se puede ver entre los ideólogos de la derecha conservadora como Eric Zemmour o dentro del Frente Nacional. Critican abiertamente todo el legado feminista, antirracista y cultural de Mayo del 68 mientras dicen poco acerca de los estragos económicos del neoliberalismo. Es como si el problema fuera el liberalismo político que surgió en los 80, y solamente volviendo atrás sobre estas evoluciones sociales podremos “construir la sociedad”.
Se suelen escuchar este tipo de ideas, que plantean que la destrucción de los valores familiares o las formas comunitarias de lazos sociales permitieron la expansión del neoliberalismo, visto como una evolución negativa del viejo buen capitalismo de antes de la mundialización. Aunque pueda haber algo de verdad en estos análisis, son totalmente ingenuos al proponer regresar a estilos de vida más “tradicionales”. Estaríamos yendo a un liberalismo de tipo más autoritario, con el regreso a los valores familiares, una cultura nacional totalmente idealizada, y el viejo capitalismo pre-globalización.
Y sobre la idea de “caer en su juego”, no creo que sea un problema. Si hay algún problema con algunos aspectos del legado de Mayo del 68, el rol de la izquierda no consiste en cerrar los ojos frente a ellos porque la extrema derecha lo ataque, o Soral o Zemmour, sino al contrario, ofrecer un análisis propio, hacer un balance propio, para no perder por completo la batalla ideológica. Necesitamos entregarnos a esta tarea para empezar a reconstruir una izquierda que sea a la vez radical y popular.
Notas:
[i]Critiquer Foucault. Les années 1980 et la tentation néolibérale, ouvrage collectif dirigé par Daniel Zamora, Aden, 2014. http://eu.wiley.com/WileyCDA/WileyTitle/productCd-1509501762.html
[ii]Noam Chomsky, Michel Foucault, Sobre la naturaleza humana: comprender el poder, Aden, Bruxelles, 2006.
[iii]Lionel Stoléru, Vaincre la pauvreté dans les pays riches, Flammarion, Paris, 1974, p. 237.
[iv]Ibid. pp. 286-287
[v]Ibid
[vi]Michel Foucault, « Michel Foucault.
Las respuestas del filósofo», novembre 1975, dans Dits et Écrits I, 1954-1975, no 163, Gallimard, Paris, 2001, p. 1674.
[vii]Michel Foucault, « La filosofía analítica de la política », op.cit., p. 536.
[viii]Stéphane Beaud, Michel Pialoux, Retorno sobre la condición obrera, 10/18, Paris, 2004, p. 424.
[ix]Isabelle Garo, Foucault, Deleuze, Althusser y Marx, Demopolis, Paris, 2011, p. 70.
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