domingo, 10 de diciembre de 2023

Pantano. [A ver si nos centramos en lo que estamos para no salir a sartenazos los unos con los otros y los otros con los unos. Yo ni digo ni dejo de decir ni voy a decir nada. Ahora bien, Una tupinamba es una tupinamba. Punto, Y si ustedes no saben que es una tupinambo, pues, otro punto. A mí no me digan nada. Y siendo una tupinamba una tupinamba, porque si fueran dos tupinambas serían dos tupinambas, mayor tupinamba, tupinamicamente hablando, que una banda de criminales/criminalas y criminalillos/criminalillas que se dedica al prudente, noble, patriótico y demás, actividad comercial del mili crimen de la industria para matar, reventar, calcinar, despedazar y aventar trabajadores, porque la gloriosa matancia de una personas a otras en el negocio de lo militar la llevan siempre a cabo en su mayor parte los trabajadores no creo que la haya. Y un punto más. Lo que yo digo, que ya he dicho que no digo nada ni voy a decir, porque todo esto es = 0 (hasta que los trabajadores despertemos), es lo siguiente: la soberanía popular reside donde resida, que yo no lo sé, consecuentemente (no me digan que esto de consecuentemente me ha quedado mal), pregunto: ¿Los políticos representantes de la representatividad representativa de la representación de quienes sean sus representados, representativamente hablando, hacía que bolsillos, cuentas corrientes, bancos, fondos de inversiones, paraísos fiscales o monarquías-monarquios reman? Y, conste que cuatro o cinco años más de OTIN-GUERRA no me parece un mal negocio para los criminales que la organizan para enriquecerse, con lo efectos colaterales anejos y benefactores que para la salud en sí misma lleva, porque mejor remedio contra los catarros que la guerra no lo hay: el muerto resultante del asesinato de la guerra no se vuelve a acatarrar jamás. O sea… ]

 

El invierno ha llegado y el frente pronto permanecerá estancado. Algo que podría favorecer unas hipotéticas conversaciones de paz. Pero Rusia desconfía: cree que el objetivo final de la OTAN, a cuatro o cinco años vista, es la ampliación de la guerra.


Pantano

 

Enrico Tomaselli

El Viejo Topo

10 diciembre, 2023 



El invierno ha llegado pronto a Ucrania. La lluvia y la nieve ya hacen intransitables las carreteras sin asfaltar y la movilidad de los vehículos blindados se reduce al mínimo. Una tormenta de una potencia sin precedentes ha barrido el Mar Negro, destruyendo las redes eléctricas en casi todas partes. 2.000 pueblos ucranianos están sin electricidad, Crimea sin agua corriente, porque las plantas de bombeo no reciben suministro. En algunos lugares de la costa, el mar ha retrocedido hasta 100 metros.

Por supuesto, todo esto se refleja inmediatamente en la línea de batalla, frenando severamente la actividad aérea y de artillería, lo que en lo inmediato es una ventaja para los ucranianos: las condiciones meteorológicas, de hecho, ralentizan aún más el avance ruso alrededor de Avdeevka, así como la contraofensiva en el Dniepr, en el sector de Jerson.

La situación sobre el terreno está actualmente, metafórica y prácticamente, congelada.

Sin embargo, la llegada del general Invierno puede, en el mejor de los casos, facilitar a las fuerzas ucranianas la transición de una postura ofensiva a una defensiva. Pero no sirve para nada más y, como vimos el invierno pasado, no detendrá al ejército ruso.

La inevitable ralentización de las operaciones terrestres, sin embargo, se convierte en terreno abonado para que otros niveles del conflicto se manifiesten de forma más incisiva. De hecho, está claro que la OTAN ha entrado ahora en el modo Minsk, es decir, está buscando una salida temporal al conflicto; algún tipo de acuerdo que permita, precisamente, congelar el conflicto, lo suficiente para volver a poner en pie una apariencia de ejército ucraniano eficiente y, sobre todo, para poner a los países europeos de la Alianza en condiciones de un enfrentamiento directo con Moscú. Está claro que la OTAN avanza hacia esta perspectiva, una guerra con Rusia dentro de (relativamente) pocos años. Como ha afirmado claramente el presidente de la República Checa, Pavel, que es, además, un antiguo general de la OTAN.

Tanto los esfuerzos (e inversiones) para adaptar y estandarizar las infraestructuras varias europeas (tanto por carretera como por ferrocarril), con el fin de hacerlas aptas para el movimiento de tropas y vehículos con los estándares de la OTAN, como la reciente propuesta de un Schengen militar[1], para facilitar el movimiento transfronterizo rápido y libre de los ejércitos de la OTAN, van en esta dirección.

Una perspectiva que, sin embargo, requiere necesariamente, por encima de todo, que los ejércitos europeos –y sus capacidades industriales– alcancen el nivel necesario para librar una guerra de desgaste con una gran potencia militar como Rusia. Y para ello, básicamente, hace falta tiempo. Un tiempo de no beligerancia activa, que requiere por tanto el cierre (temporal) del conflicto ucraniano. Un desenlace, éste, que requiere la alineación de tres elementos: la conversión de la narrativa propagandística, la disposición ucraniana y, sobre todo, la disposición rusa.

Obviamente, los dos primeros no sólo son aquellos sobre los que se puede ejercer toda la influencia de la OTAN, sino también los necesarios (aunque no suficientes) para iniciar el diálogo con Moscú.

Pero si reorientar la narrativa propagandística (algo que, por otra parte, ya se está haciendo) resulta fácil, convencer a los ucranianos para que acepten consejos más amables parece serlo mucho menos. Zelensky, de hecho, parece decidido a continuar la guerra a cualquier precio, entre otras cosas porque percibe que su destino está ineluctablemente ligado a su continuación y, por tanto, cuanto más dure el conflicto, más durará su poder.

De ello se deduce que para la OTAN –o mejor dicho, para quienes deciden en ella, es decir, Washington– el problema consiste en gestionar una transición en el gobierno del país; lo ideal hubiera sido una transición democrática, pero está claro que Zelensky no tiene ninguna intención de celebrar elecciones presidenciales el año próximo. Por lo tanto, será necesario, con toda probabilidad, lograr el cambio deseado de una manera algo más informal

Por el momento, el principal problema parece ser encontrar un sustituto que sea fiable (para Estados Unidos) pero también creíble (para los ucranianos), es decir, que sea capaz de mantener el control del país, sacándolo de la guerra, sin sobresaltos ni giros.

Este último punto, en particular, no es exactamente un hecho. Aunque, de hecho, la población ucraniana está agotada (y diezmada), y en general vería con buenos ojos el fin de las hostilidades, no hay que olvidar que una parte importante de las fuerzas armadas está formada por unidades abiertamente pronazis, cuya reacción podría ser totalmente imprevisible (o previsible, según se mire). No olvidemos que la historia europea cuenta dos casos clamorosos en los que una paz vista como una traición a los sacrificios de la guerra produjo en la Alemania derrotada primero los Freikorps y luego el nazismo, y en la Italia victoriosa el fascismo. Por lo tanto, no es un peligro que deba subestimarse, teniendo en cuenta además que estas unidades banderistas están muy bien armadas y entrenadas.

En resumen, se necesita un candidato que tenga autoridad para mantener bajo control a los sectores más inquietos de la sociedad ucraniana durante una fase necesariamente tormentosa.

Tal y como están las cosas, las posibles alternativas a Zelensky parecen ser dos, su antiguo asesor Arestovich y el jefe de las fuerzas armadas Zaluzhny. El primero está ciertamente en línea con la perspectiva de un compromiso por la paz, pero también es un personaje no especialmente limpio y, en cualquier caso, conocido pero no popular. El comandante en jefe, por su parte, goza de gran estima, tanto entre los militares como entre la población, pero aunque a menudo está en desacuerdo con el presidente, no parece muy convencido de la opción pacifista; huelga decir que, en virtud de su función actual, no puede ser demasiado franco a este respecto, pero algunas de sus posturas parecen sugerir que la disensión se refiere más bien a la mejor estrategia para oponerse a Rusia y no a la conveniencia o no de seguir luchando. Y, por supuesto, el hecho de que sea el comandante del ejército haría más difícil disimular el fondo de cómo se produciría el cambio en la cúpula, es decir, un golpe de Estado.

Por supuesto, Zelensky es muy consciente de todo esto, y se mueve para impedir los movimientos de aquellos que le destronarían. Internacionalmente, está claro que el único aliado de hierro con el que puede contar es Gran Bretaña (que, a diferencia de EEUU, está a favor de continuar la guerra hasta el último ucraniano), mientras que internamente ha comenzado una auténtica guerra fratricida que enfrenta al grupo de poder de Zelensky con el de Zaluzhny (casi exclusivamente militar).

 

Además, el presidente ucraniano comprende bien que no se trata sólo de una batalla sobre la elección entre la guerra y la paz, ni de una mera cuestión de poder; de hecho, es mucho más que eso. Como escribió recientemente Politico[2] sobre él, «mientras Zelensky esté vivo, seguirá moviendo a Europa en la dirección que él quiere». Lo cual, si no exactamente como una amenaza, ciertamente suena como una oscura predicción. Por tanto, está utilizando su poder para debilitar a sus oponentes.

Lo que está ocurriendo en Ucrania es, de hecho, un auténtico ajuste de cuentas, una especie de prolongada noche de los cuchillos largos[3]. Según el ex diputado de la Verjovna Rada (Parlamento ucraniano) Oleg Tsarev[4], existen dos estructuras capaces de llevar a cabo un golpe de Estado sin necesidad de desplegar tanques en las calles: la División Especial Alfa y las Fuerzas de Operaciones Especiales.

El comandante adjunto de Alfa, el general de división Shaytanov, fue acusado de traición. Viktor Khorenko, jefe de las Fuerzas Especiales, fue destituido. La comandante de los departamentos de sanidad militar, Tatyana Ostashchenko (leal a Zaluzhny), fue destituida. Zelensky también destituyó y sustituyó a cuatro subcomandantes de la Guardia Nacional ucraniana.

Es más, Zelensky lanzó recientemente un ataque directo contra Zaluzhny –aunque sin nombrarlo– en una entrevista al diario The Sun, afirmando que «si un militar decide dedicarse a la política y tiene todo el derecho a hacerlo, que lo haga, pero no puede dedicarse a la guerra. Si estás en una guerra, piensas en meterte en política o presentarte a las elecciones mañana, entonces tanto de palabra como en el frente te comportarás como un político y no como un militar, lo que creo que es un gran error»[5].

La situación interna ucraniana, por tanto, está tan empantanada como las tropas en el frente. Es probable que, a medida que empeoren las condiciones a lo largo de la línea de batalla y con la campaña de las elecciones presidenciales estadounidenses acercándose, la presión de Washington para llegar a un Minsk III se haga más fuerte, utilizando la influencia de la ayuda y los suministros militares, cuya escala y alcance estarán cada vez más dirigidos a empujar a Kiev hacia un acuerdo.

Por supuesto, en todo esto (como ya es habitual) la OTAN hace las cuentas sin el que cuenta. De hecho, es difícil entender por qué Rusia debería aceptar hoy un compromiso, del que no obtendría nada más que un reconocimiento occidental de la realidad sobre el terreno (es decir, algo que ya ha obtenido), no sólo renunciando a los objetivos estratégicos de la guerra –la desmilitarización y la neutralidad de Ucrania–, sino sabiendo que, al igual que en el caso de los anteriores acuerdos firmados en la capital bielorrusa, se trataría de meros expedientes, utilizados por la OTAN para ganar tiempo y recuperar el aliento.

Ciertamente, en presencia de una voluntad formal ucraniana, y de una sustancial estadounidense, Rusia se vería presionada por muchas partes para no rechazar al menos prejuiciosamente la posibilidad de un acuerdo. Está claro que esta guerra es incómoda, incluso para algunos amigos importantes de Moscú, China entre ellos. Pero también es cierto que un acuerdo de compromiso a la baja, no sólo podría provocar malestar en el país (victoria traicionada de nuevo…), sino que sería sobre todo un error estratégico. De hecho, está absolutamente claro que la OTAN se está preparando para la guerra y que –salvo acontecimientos sensacionales– dentro de cinco a siete años se sentirá preparada para pasar de nuevo a la ofensiva; quizás incluso de una Ucrania que ha retrocedido hasta ponerse de rodillas, reabriendo el conflicto con el pretexto de recuperar los territorios perdidos.

Por tanto, cualquier acuerdo que no prevea la consecución segura de los objetivos sería, como mínimo, una maniobra temeraria. Así pues, es probable que Moscú, aunque acepte sentarse a la mesa, no acepte ningún alto el fuego y, sobre todo, no firme ningún tratado cuyos términos no estén garantizados por la palabra de la OTAN, sino por resultados concretos obtenidos en el campo de batalla.

Independientemente de lo que ocurra en Kiev en los próximos meses, por lo tanto, la perspectiva que se perfila a medio plazo es la de una nueva guerra con Rusia, pero una en la que Ucrania (o los países bálticos, o quienquiera que esté dispuesto a desempeñar el papel) actuará como detonante, pero los próximos apoderados serán los ejércitos europeos de la OTAN. Mientras el imperio maniobra por líneas exteriores, como corresponde a una potencia talasocrática, son los ejércitos coloniales los que lucharán en las fronteras.

Fuente: https://giubberosse.news/2023/11/28/pantano/

Notas

[1] Véase «La OTAN insta a los Estados miembros a construir un ‘Schengen’ militar», Euractiv.it (https://euractiv.it/section/mondo/news/la-nato- esorta-gli-stati-membri-a-costruire-una-schengen-militare/).

[2] Véase «Las personas más poderosas para 2024», Politico Europe (https://www.politico.eu/list/politico-28-class-of-2023/volodymyr-zelenskyy/).

[3] Véase «La noche de los cuchillos largos», Rai Cultura (https://www.raicultura.it/storia/articoli/2019/06/La-notte-dei-lunghi-coltelli-124d1c92-bbd7-4e80-be38-becf43d3caec.html).

[4] Cf. «Sobre la destitución del jefe de las fuerzas especiales ucranianas, general mayor Viktor Khorenko», Telegra.ph (https://telegra.ph/SUL-LICENZIAMENTO-DEL-RESPONSABILE-DELLE-FORZE-SPECIALI-DELLUCRAINA-GENERALE-MAGGIORE-VIKTOR-KHORENKO-11-14).

[5] Cf. «Zelensky advierte a los generales ucranianos de que involucrarse en política pone en peligro la unidad del país», The Sun (https://www.thesun.co.uk/news/24799411/zelensky-ukraine-generals-politics-row/).

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Se filtran residuos radiactivos en la instalación nuclear más peligrosa de Europa

 


Se filtran residuos radiactivos en la instalación nuclear más peligrosa de Europa


Publicado el 8 de diciembre de 2023 / Por 

 KAOSENLARED

En el Reino Unido, en el emplazamiento nuclear de Sellafield, considerado el más peligroso de Europa, fue descubierta una fuga en un enorme depósito de residuos radiactivos, lo que despierta una preocupación por las medidas de seguridad del lugar y los posibles riesgos para el pueblo y el medio ambiente, informó el diario británico ‘The Guardian’.

Funcionarios de EEUU advirtieron del deterioro de la infraestructura. Entre los motivos de preocupación se encuentran las filtraciones de líquido tóxico a través de grietas en el hormigón y la falta de transparencia de las autoridades británicas sobre los problemas del emplazamiento.

La preocupación por la gestión del Sellafield también provocó tensiones con los Gobiernos irlandés y noruego. Las autoridades de Noruega temen que un accidente en las instalaciones provoque una nube de partículas radiactivas transportadas por el viento a través del mar del Norte, lo que podría tener secuelas devastadoras para la producción de alimentos y la naturaleza del país.

La fuga de líquido radiactivo representa uno de los “mayores riesgos nucleares del Reino Unido” y podría continuar hasta 2050 y tener “consecuencias potencialmente significativas” si se acelera, contaminando las aguas subterráneas, señaló el periódico británico, citando documentos oficiales.

Un informe de la Unión Europea de 2001 advertía de que el accidente en este emplazamiento nuclear podría ser más peligroso que la catástrofe de Chernóbil de 1986, que expuso a la radiación a unos cinco millones de personas en Europa. La central de Sellafield contiene una cantidad significativamente mayor de material radiactivo que la planta nuclear de Chernóbil, enfatizó el artículo.

La planta de 6 km², está situada en Cumbria, en el Reino Unido, y es un lugar de almacenamiento y desmantelamiento de residuos nucleares procedentes de programas de armamento nuclear y generación de electricidad. Estas instalaciones se utilizaron para la generación de energía nuclear entre 1956 y 2003.

Aporrea


NOTA: Los residuos radiactivos se almacenan actualmente en unos 30 sitios en Gran Bretaña, principalmente a nivel del suelo en la planta de reprocesamiento de Sellafield en Cumbria.

Las emisiones de ese complejo nuclear extendido en el pasado han vinculado niveles altos de radioactividad en el Mar de Irlanda y grupos de enfermedades en el Condado de Louth.

El incendio de la planta nuclear de Sellafield de 1957 provocó que 11 toneladas de uranio ardieran en llamas durante tres días, y la propagación de material radiactivo por la región.

Sellafield Stories es un libro de entrevistas que recoge el testimonio de casi 100 personas que trabajaron y vivieron en los alrededores de la catástrofe, en el que se recoge que la tasa de niños que fallecieron por leucemia en una comunidad de 2.000 habitantes creció de manera inusual en los 20 años que sucedieron a la tragedia. @SalamancaAntinuclear


Imagen de portada: Sellafield geograph-3503250-by-Ben-Brooksbank.jpg – Wikimedia Commons | Detalles de la licencia

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Movimientos republicanos preparan una gran movilización en 2024 con motivo del 10º Aniversario de la coronación de Felipe VI

 


Movimientos republicanos preparan una gran movilización en 2024 con motivo del 10º Aniversario de la coronación de Felipe VI

TERCERAINFORMACION / 10.12.2023

  • En línea con la estrategia acordada en el II Encuentro Estatal Republicano el 16 de junio de 2024 tendrá lugar una gran movilización con motivo del décimo aniversario de la coronación de Felipe VI.


Manifestación republicana en abril de 2023


Tras la hoja de ruta establecida en el II Encuentro Estatal Republicano celebrada el pasado 28 de octubre, los movimientos republicanos preparan una gran movilización el 16 de junio de 2024 con motivo del décimo aniversario de la coronación de Felipe VI.

De cara a esta convocatoria, han lanzado un manifiesto público con recogida de firmas en el que exponen los motivos de la movilización y la reivindicación de un nuevo modelo de estado.

Manifiesto Felipe VI… ¡10 años bastan!

El próximo mes de junio se cumplirán diez años del inicio del reinado de Felipe VI. La Corona protagonizó entonces una ceremonia de coronación inédita, que sirvió para apartar como rey emérito en un retiro dorado a su padre, Juan Carlos I, justo cuando empezaba a conocerse tan solo la punta del iceberg de su carrusel de corrupción.

Las personas abajo firmantes nos declaramos defensoras de la democracia como el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Nuestras firmes convicciones en defensa de la libertad fundamentan nuestro convencimiento en la capacidad de los seres humanos para autogobernarse sin que deba prevalecer discriminación alguna. Creemos firmemente en la igualdad ante la ley de todas las personas. Creemos que aquellas personas que ejercen responsabilidades en el Estado deben ser responsables ante la soberanía popular. Esta concepción democrática es incompatible con el principio de irresponsabilidad e inviolabilidad recogido en la Constitución Española.

La monarquía representa la corrupción sistemática no como un caso aislado, sino como la característica que ha definido la relación histórica de la Casa de los Borbones con el Estado.

La monarquía, asimismo, simboliza la institución patriarcal por excelencia en la que se transmite el poder por herencia y donde se constitucionaliza la prevalencia del varón sobre la mujer, en contra del principio más elemental de igualdad entre las personas.

La monarquía como principio choca con la democracia porque niega la capacidad del pueblo para dirigir el Estado. El poder monárquico no solo es el rey, es también esa minoría privilegiada que manda sin presentarse a las elecciones, que se atrinchera en el aparato del Estado y en los consejos de administración de grandes empresas y no acepta la soberanía popular. La contradicción, así, está entre monarquía y democracia.

Por todo ello, el próximo 16 de junio de 2024 saldremos a las calles “a pasearnos a cuerpo, que ya es hora”, para anunciar que ante la decadencia de la monarquía la democracia abrirá paso a la república del siglo XXI.

Felipe VI: 10 años bastan. Democracia Sí, Monarquía No

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