viernes, 4 de abril de 2008

¿Y LA DEMOCRACIA PARA CUANDO?

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“El gasto público social percápita(enseñanza, sanidad, pensiones, ayudas a desfavorecidos, guarderías, atención a ancianos, transportes públicos, controles de precios, defensa real del consumidor: contratos de telefonía, internet, controles para evitar la fuga legal de capitales a paraísos fiscales, tribunales de justicia, o sea,, de aplicación del derecho, etc.) continua siendo, 30 años después del establecimiento de la democracia, de los más bajos de la UE-15.”
[1]
“Solamente en los últimos cuatro años, cuando el PSOE se alió con IU-ICV y ERC, el déficit del gasto público percápita con el promedio de la UE dejó de crecer (aunque no se redujo).”
Y, esta es la consecuencia de la política basada en un sistema político como el actual: empeoramiento generalizado de las condiciones de vida, cuando los sistemas de producción son más productivos que nunca y la organización de la producción se podría hacer mejor que nunca en función de los interese de la inmensa mayoría de la sociedad.
Es lo que tiene cuando la vida no es tomada en serio, cuando la política es de “los políticos” y la dejamos en manso de la derecha. De la derecha declarada como el PP y de la derecha camuflada como es el PSOE de ahora mismo.
¿Y qué podemos hacer? Abrir los ojos y empezar a pensar que l apolítica es nuestra, no de los “políticos.”
*

[1] Obra citada.

¿Y LA DEMOCRACIA PARA CUANDO?

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Parece paradójico, pero sólo paradójico, y sin demasiada importancia en la práctica la afirmación anterior, si se tiene en cuenta que el gallito “socialista” de la época, don Felipe González, fuera uno de los agentes principales para la configuración del actual sistema político que estaba pensado, precisamente, para dificultar e impedir la representación de la izquierda política en las instituciones políticas del Estado.
“El PSOE aceptó aquella propuesta porque desde el punto de vista partidista le favoreció, aun cuando debilitó a las izquierdas”
[1], cuya afirmación induce a pensar si los partidos políticos en general, y en este caso particular el PSOE, representa los intereses generales de una buena parte de la sociedad, como reza el ideario socialista (la emancipación de todas las clases sociales, que nadie explote a nadie) o más bien forma parte de un sistema político, como el actual, basado en la explotación del hombre por el hombre, y por tanto al servicio de la minoría dominante explotadora que son los grandes capitales. Minoría que establece y dirige la forma y el grado de esa explotación: la económica, la política y la ideológica.
Si l apolítica fuera “cosa de políticos”, como reza el tópico que, gracias a nuestra simpleza mental, fomentada por los actuales partidos políticos en general, y que tomamos como categoría fundamental, fuera efectivamente, cosa de políticos y enjuagues entre ellos, habría poco cosa que decir de nuestro sistema político que, por cierto, NO “nos hemos dado.” Nadie, salvo que sea tonto de remate, puede “darse” algo que le perjudique permanentemente.
Pero ocurre que no, que l apolítica nos afecta (o sea, que es cosa nuestra dejada en manos de los políticos) a favor o en contra de nuestros intereses. Y en este caso y dado el ordenamiento político actual que nace de la transición política, contra nuestros intereses, es decir, que está encaminado a que cada vez vivamos peor.

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[1] Obra citada.

¿Y LA DEMOCRACIA PARA CUANDO?

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El Catedrático de Políticas Públicas, Vicenç Navarro, acaba de publicar un artículo: “Los costes políticos de la transición”
[1] en el que hace un ligero, pero significativo, análisis del sistema democrático legal español, cuya lectura y compresión debería constituir la primera obligación democrática de cada español con derecho a voto.
Bien leído y comprendido el mencionado artículo la conclusión a la que se llega es lógica y elemental: en España tendremos democracia cuando la tengamos, eso de un voto por persona con igual peso en la decisión.
“El PSOE y el PP tuvieron 11 y 10 veces más votos (en las recientes elecciones generales del pasado 9 de marzo) que IU-ICV, y en cambio obtuvieron 84 y 76 veces más diputados que este último partido.”
En las ultima selecciones generales del pasado 9 de marzo, el PSOE recibió 9.595.625 votos; el PP 8.760.630 votos e IU 846.491 votos, y los diputados para cada uno de esos mismos partidos que resultaron elegidos fueron; 167, 155 y 2, respectivamente.
Dividiendo numero de votos por diputados elegidos, resulta que al PSOE le sale cada diputado por 57.458 votos, al PP por 56.520 votos y a IU-ICV por 423.245 votos.
De estos datos se deduce clara y rotundamente la desproporcionada representación política que tenemos los ciudadanos españoles en el Congreso de los Diputados, y que no se corresponde con la realidad política del País, con lo que, al menos y de entrada, se puede poner en cuestión la afirmación de que “los políticos nos representan”. Habría que añadir en todo caso, que sí, nos representan, pero a unos más que a otros, y evidentemente, no proporcionalmente, lo que parece poco democrático.
El sistema electoral español no garantiza, pues, la representación política de los españoles en función y e proporción a las distintas tendencias políticas reales existentes, y esto no es un defecto baladí del sistema electoral, sino un mal perfectamente calculado y estructurado desde el mismo nacimiento de la “democracia” que sustituye al Régimen del General Franco.
La transición política del Régimen de Franco al actual sistema “democrático” “se hizo en condiciones de gran poder de las derechas y de gran debilidad de las izquierdas, lo cual significó que el diseño del sistema electoral beneficie sustancialmente a las derechas.”
[2]

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[1] El Periódico, hoja 8, 01/04/08, Barcelona.
[2] Obra citada.