lunes, 30 de agosto de 2021

2021.02.11 島根県立出雲商業高等学校吹奏楽部「Sing,Sing,Sing」「A Whole New World」「It Don't ...

Evolución de la sanidad pública en España. [La privatización, querido, es un robo de un “privado” (o sea, de un ladrón dicho con otro nombre) al patrimonio acumulado por el trabajo de generaciones enteras de trabajadores, lo que pasa es que a ese robo le meten de por medio paletada y media de Boletín Oficial del Estado y ya no es un robo, es una privatización y queda la cosa la mar de arregladita. Ahora bien, que usted me dice: “muchacho que te estás pasando con eso del robo, que eres tú mu radical con eso del robo”. Pues nada, chitón, punto en boca, que por eso no vamos a discutir, que ahora mismo a lo del robo de la privatización yo le voy a llamar tiroliro, liroliro, tirolirolirolá y todos contentos. Pero eso sí, que es un robo al patrimonio público de todos los trabajadores no lo podría discutir ni Dios.]

 

La estrategia privatizadora

Evolución de la sanidad pública en España

 


Por Marciano Sánchez BayleSergio Fernández Ruiz 

Fuentes: 


Nueva Tribuna

Rebelión

30/08/2021 


La evolución en los últimos 10 años no ha sido positiva y la privatización y el deterioro de la sanidad pública continúan avanzando, empeorado incluso con la pandemia.

En su momento (2013), en el libro La contrarreforma sanitaria, ya señalamos que la privatización sanitaria y la consecuente destrucción del sistema sanitario público en España se conformaba en 3 líneas de actuación que avanzaban en paralelo, por supuesto de manera confluente y coordinada, la fragmentación de la Sanidad Pública y la creación de pseudomercados y mercados sanitarios, la potenciación del sector privado para dotarle de capacidad, en cantidad y calidad, para poder sustituir al sistema público, y por fin la fragmentación del aseguramiento, bien directamente, bien potenciando el papel del aseguramiento privado.

Ocho años después está claro que las cosas han avanzado en los tres aspectos reseñados, obviamente con diferente intensidad en cada caso y con una penetración distinta de cada aspecto según las distintas Comunidades autónomas (CCAA). Pasamos revista a continuación a cómo se ha producido esta evolución, en realidad involución, de la Sanidad Pública en nuestro país.

1-Fragmentación y mercado sanitario.

Inicialmente es la primera medida que se adopta y que, en esencia, se ponen en marcha mediante la separación arbitraria entre financiación y provisión. Supuestamente para incluir la ventaja de la negociación entre ambas partes dentro del sistema sanitario público, fomentando lo que se denomina un pseudomercado o mercado interno, como si fuera posible negociar entre partes del propio sistema en el que existe una dependencia jerárquica entre las mismas (Hablando en plata ¿Cómo es posible establecer condiciones para negociar por una parte que ha sido nombrada y puede ser destituida por la otra?) y que, en realidad, tiene como objetivo la ampliación de este mercado a un mercado mixto (público- privado) en el que centros privados y públicos compiten entre si (otra ficción, los centros privados pueden, de hecho lo hacen, especializarse en prestaciones rentables y los públicos tienen que asumirlo todo). Ya señalaba Allyson Pollock (NHS Pic 2004) que este paso era la clave para la privatización del sistema sanitario público del Reino Unido.

De manera complementaria había que fragmentar el sistema sanitario mediante la creación de entidades con personalidad jurídica propia (fundaciones, empresas, etc.) que permitieran que los pseudomercados tuvieran un espacio de actuación. En la misma línea se colocan las llamadas unidades de gestión clínica que favorecían la competencia entre ellas frente a la necesaria cooperación y que, en ambos casos, propiciaban la privatización de un sistema parcelado en multitud de entes y organismos de menor tamaño, en los que se había separado las áreas más rentables económicamente y, por lo tanto, las más apetecibles para el sector privado. Esta estrategia comenzó con la creación de las fundaciones sanitarias y las empresas públicas en los años 90 en varias CCAA.

En prácticamente todas las CCAA se avanzó en esta línea de una manera bastante irregular y/o desigual. Por otro lado, en Cataluña, ya desde la aprobación de la LOSC (Ley de Ordenación Sanitaria de Cataluña) en 1990, se había creado la XUHP (red de hospitales de utilización pública) que permitía la contratación de centros privados con dinero público, evidentemente porque en esta comunidad autónoma, ya desde la época del franquismo, había un predominio del sector privado en la atención especializada. Además, posteriormente se crearon las EBAS (entidades de base asociativa sanitaria), especies de sociedades limitadas para gestionar centros de salud que trasladaban este mercado sanitario a la Atención Primaria (AP).

2 –Fomento del sector privado con fondos públicos

El siguiente paso, que como ya se ha señalado se produce frecuentemente en paralelo, es el fomento del sector privado con fondos públicos, porque se es consciente de que el sector privado en nuestro país, con la excepción de Cataluña, es minoritario y de baja calidad por lo que precisa de una inversión importante para ser competitivo. Qué mejor manera de hacerlo desde la óptica privatizadora que hacerlo derivando al mismo una cantidad creciente de fondos públicos. Es el fenómeno de las denominadas como externalizaciones, es decir, contratación de servicios y/o prestaciones con el sector privado, y de la denominada colaboración público-privada, que más bien debería de llamarse utilización de fondos públicos para fomentar el sector privado. Así crecieron como hongos las llamadas “nuevas formulas de gestión” (concesiones administrativas, el conocido como modelo Alzira) y los hospitales PFI (iniciativa de financiación privada por sus siglas en inglés) copiados de los desarrollados en el Reino Unido y extendidos posteriormente a muchos países del mundo. En ambos casos el sector privado recibía dinero público para fomentar empresas privadas que aumentaban la fragmentación del sistema público e incrementaban notoriamente los costes de los servicios sanitarios (ver nuestro libro “Privatización sanitaria. Análisis y alternativas”, 2019).

El resultado no solo ha sido encarecer y empeorar la asistencia sanitaria, sino, además, el deterioro de los centros de gestión pública preteridos presupuestariamente, especialmente en un entorno de restricciones económicas como la crisis de 2008-2009, donde los presupuestos del sistema sanitario público decrecieron de manera muy importante (en torno a un 14% menos de promedio) mientras que los centros privados financiados con fondos públicos no vieron disminuir sus aportaciones.

Otro momento crítico ha sido la pandemia de la COVID-19, que está siendo utilizada para favorecer la desviación de dinero público hacia contratos privados sin control, en temas como la hospitalización de los enfermos menos graves (obviamente los más rentables), el rastreo, la vacunación, etc., en lo que la Comunidad de Madrid ha tenido un evidente liderazgo.

De nuevo, ha existido una gran variabilidad entre las distintas CCAA, porque, aunque el proceso privatizador es generalizado en todas ellas, ha tenido especial impacto en algunas como Madrid, Andalucía o Galicia, y se han producido recuperaciones de centros privatizados en Valencia (Alzira y en marcha en Torrevieja).

3- Ruptura del aseguramiento

El tercer paso, volvemos a repetirlo no necesariamente en este orden porque se ha avanzado en paralelo en cada uno de ellos, es la ruptura del aseguramiento que es el modelo teórico hacia el que se pretende avanzar, porque conviene no ignorar que, como ya señalamos en su día, el PP, y en general la derecha de este país, tiene un modelo de aseguramiento fraccionado en el que las personas con más recursos tendrán un sistema de provisión mediante seguros privados, de mayor o menor calidad dependiendo del coste de sus pólizas (como en EE.UU.). Una seguridad social deteriorada que cubra a las personas asalariadas, probablemente con una provisión mayoritariamente privada, y un sistema de beneficencia para el resto de la población. Evidentemente, se trata de un modelo muy regresivo y difícil de implantar en el corto plazo, pero para lo que hay que dar pasos progresivos y continuos de manera que acabe imponiéndose con escasos costes sociales y electorales (un buen ejemplo es el de la rana sumergida en agua que se va calentando lentamente).

Respecto a esta línea de actuación cabría considerar:

1.       Las desgravaciones de los seguros privados sanitarios que pueden realizarse las empresas para sus empleados, los autónomos y los empleados que tienen un seguro de salud colectivo contratado por su compañía. La cuantía de la desgravación por este concepto está calculada en 1.000 millones € en 2019, dinero que no entra en las arcas públicas y que, por lo tanto, dificulta los incrementos presupuestarios de los servicios públicos, entre ellos la Sanidad y que, por otro lado, supone la subvención de toda la población a los seguros sanitarios de una parte de esta, la que tiene mejor situación económica.

2.      El RDL16/2012 que ligaba el aseguramiento a la afiliación a la Seguridad Social y producía exclusiones de la cobertura (la de quienes cobraban más de 100.000 € anuales, los que pasaban más de 100 días en el extranjero y los inmigrantes no regularizados). Obsérvese como este RDL suponía un descremado de la cobertura de la Sanidad Pública, excluyendo a las personas con más recursos, paso fundamental para alejarlos de la Sanidad Pública a la vez que en todos los casos se fomentaba el aseguramiento privado. Aunque este RDL fue corregido por el RDL 8/2018, en el que se suprimían las exclusiones, manteniendo aún algunos problemas para las personas no regularizadas, es obvio que el RDL 16/2012 establecía el horizonte estratégico del PP respecto al sistema sanitario.

3.      Los copagos son parte de un mecanismo de inequidad y exclusión de los segmentos más pobres de la población en cuanto a las prestaciones que precisan, una manera de favorecer el aseguramiento sanitario porque, comparativamente, disminuyen las ventajas del aseguramiento público a la vez que producen exclusión de las personas con menos rentas y fomentan la inequidad. El RDL 16/2012 también desarrolla ampliamente esta línea, en el campo farmacéutico y en las prestaciones como el transporte sanitario no urgente y prótesis y órtesis. También ha sido, en parte, posteriormente corregido.

4.      Las Mutualidades de funcionarios que suponen una clara ruptura del aseguramiento público al pagar con fondos públicos unas condiciones distintas para un colectivo concreto: el de una parte del funcionariado y empleados públicos, y hacerse fomentando la utilización de seguros privados. Conviene recordar que, en 2019, supusieron el 2,97% del gasto sanitario público y que durante los años de los recortes las Mutualidades no sufrieron merma de sus presupuestos asignados, con lo que de nuevo se priorizaron los intereses económicos de los seguros privados.

5.      Finalmente, está el efecto de los recortes y el deterioro del sistema público potenciando el aseguramiento privado, especialmente en lo que respecta el crecimiento exponencial e intolerable de las listas de espera (quirúrgica, de consultas externas y pruebas diagnósticas) que se ha agudizado con la pandemia. Obviamente, el número de personas con un seguro privado ha aumentado de una manera muy importante, pasando de 8,7 millones de 2011 (18,5% de la población) a 11 millones de 2020 (23%), siendo, según los datos de la patronal, el único seguro que ha aumentado durante la pandemia (más del 4,8%)

Todos estos hechos favorecen el aseguramiento privado y la sustitución del sistema público por uno privado,  estableciendo unas condiciones cada vez más complicadas para la sostenibilidad de la Sanidad Pública y favoreciendo un uso creciente del sector privado en detrimento de la Sanidad Pública, a la vez que generan un entorno ideológico de la necesidad y/o conveniencia del aseguramiento privado, inicialmente como complementario pero, obviamente, a medio plazo como sustitutorio del sistema público, algo muy parecido a lo que se pretende con las pensiones, el desarrollo y la potencia de los sistemas complementarios son la condición previa al deterioro y abandono del sistema público.

¿Cómo avanzar?

Como hemos visto, la evolución en los últimos 10 años no ha sido positiva y la privatización y el deterioro de la Sanidad Pública continúan avanzando, situación que ha empeorado con la pandemia.

¿Qué tenemos y/o podemos hacer? Algunas ideas básicas serían:

Parar la privatización. Aunque no lo veamos claramente, paralizar cada avance en el proceso privatizador, pese a que nos parezca poco relevante, es importante porque por un lado contiene, en parte, el proceso, que es acumulativo y se basa en gran medida en una estrategia silenciosa de acumulación de cambios cuantitativos y, por otro lado, hace más fácil revertir el proceso, por eso es importante denunciar y enfrentarse a todas las iniciativas privatizadoras, por poco relevantes que nos parezcan.

Desprivatizar, o dicho de otra manera: recuperar lo privatizado. Por supuesto es un proceso más complejo pero la experiencia de Valencia señala que es posible si existe una voluntad política decidida. Hay muchas vías que hemos señalado en otra parte y ahí remitimos a los lectores interesados (Privatización sanitaria. Análisis y alternativas, 2019). En todo caso, sería deseable derogar/cambiar la legislación que favorece la privatización, como la Ley 15/97 y algunas leyes autonómicas, blindando la provisión sanitaria pública.

Recuperar la planificación, enfocada en la consecución de objetivos de salud establecidos por Planes de Salud como eje central de la Sanidad Pública (en este contexto habría que elaborar, por fin, el Plan Integrado de Salud, pendiente desde 1986). A la vez acabar con mercados y pseudomercados sanitarios que imponen la lógica de la rentabilidad económica a corto plazo por delante de las necesidades de salud de la población y de los objetivos a medio y largo plazo (el desastre del cambio climático es un buen ejemplo de adónde nos lleva la lógica mercantilista y de beneficios empresariales a costa de desatender la sostenibilidad del Planeta).

En ese mismo contexto, centrarnos en la integración/coordinación entre niveles y dispositivos sanitarios en ámbitos territorializados, la recuperación del papel de las áreas de salud es clave para responder a las necesidades de salud. Es hora de eliminar la competencia para potenciar la colaboración.

Desarrollar y centrarnos en la Atención Primaria (AP) para que pueda asumir el papel de eje central del sistema sanitario que nunca ha tenido, a pesar de las declaraciones grandilocuentes de las distintas administraciones sanitarias. Por supuesto, para ello, se necesita dotarla de recursos humanos y profesionales para asumir las tareas no solo asistenciales que le son propias, si no además más prevención, más promoción y más AP comunitaria.

Promover la Salud Pública como una parte esencial del sistema sanitario que debe estar en permanente diálogo y coordinación con el conjunto de este (Atención Primaria, Atención Hospitalaria, sociosanitaria, etc.). Primero porque hay que atender a los determinantes de salud que condicionan la salud de las personas y los países, y luego porque son previsibles nuevas pandemias que precisan mejorar y ampliar nuestra capacidad de respuesta.

Obviamente, defender una Sanidad Pública universal y de calidad choca con la deriva mercantilista e individualista de nuestras sociedades por lo que estará siempre en continúo peligro ante las iniciativas del neoliberalismo. En todo caso, los cambios necesarios para mantener y reforzar la Sanidad Pública no van a realizarse solos sino que precisan de un conjunto de condiciones a las que ya hemos hecho referencia con anterioridad (Sanidad Pública, entre el éxito y el desastre, 2015) y que, esencialmente, son: un apoyo social generalizado o muy mayoritario al sistema sanitario público, grupos profesionales significativos que apoyan un sistema público de salud y gobiernos progresistas y/o de izquierdas que estén dispuestos a trabajar por ello. De manera generalizada, en el conjunto del país, se dan las 2 primeras condiciones, con diferencias entre las distintas CCAA, y la última se da a nivel del estado y solo en algunas de las CCAA, por lo que los avances son de esperar se produzcan de forma irregular en cada territorio. Es obvio que donde los gobiernos son de carácter inequívocamente privatizador, como en Madrid, Andalucía, Galicia, etc., la tarea fundamental es oponerse a la privatización para conseguir que no avance o lo haga lo menos posible. Donde no es así y a nivel del gobierno central hay que presionar para la recuperación y el reforzamiento de la Sanidad Pública, porque conviene tener en cuenta que todos los gobiernos, aunque se autoproclamen de izquierdas, tienen tendencia al inmovilismo y a ceder ante las presiones empresariales.

En todo caso pensamos que no hay que ser pesimistas (a pesar de lo que dijo Gramsci, la razón no tiene que ser necesariamente pesimista, sino solo realista, debe evaluar los pros y contras de cada caso concreto y hacer un diagnóstico acertado) porque es una posición personal y política desmovilizadora que llama a la inacción y solo produce melancolía, favoreciendo el avance de los privatizadores. Por otro lado, es obvio que las cosas pueden cambiar de manera sustancial, dependiendo de lo que hagamos entre todos y todas, y que no solo puede evitarse que siga empeorando la situación sino conseguir revertirla. En ello estamos, el futuro será nuestro.

Marciano Sánchez Bayle y Sergio Fernández Ruiz, Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública

Fuente: https://www.nuevatribuna.es/articulo/actualidad/estrategia-privatizadora-evolucion-sanidad-publica-espana/20210823133833190501.html

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El trabajo científico de Marx y su noción de ciencia

 

El 27 de agosto de 1985 fallecía en Barcelona nuestro querido maestro y amigo Manuel Sacristán. En noviembre de 1978 pronunció una importante conferencia sobre el trabajo científico de Marx y su noción de ciencia, que recordamos hoy.


El trabajo científico de Marx y su noción de ciencia

Manuel Sacristán

El Viejo Topo

27 agosto, 2021 

 


Peut-on éviter de se laisser prendre à ces jeux stériles en parlant de Marx et de ses enseignements? Autrement dit, peut-on parler raisonnablement, en respectant les règles élémentaires de la logique et la vérité palpable des faits? Bref, une marxologie scientifique est-elle encore possible quand on se trouve en face des exhibicions fantaisistes de toute une corporation –universitaires y compris– d’intellectuels?

Maximilien Rubel (1978)

En el mejor sentido de la palabra resulta oportuno ocuparse de Marx, ahora [1978] que ya este autor va siendo abandonado por la solicitud fantasiosa de que fue objeto durante los dos últimos decenios. En ese último período de moda marxista, centrado en torno a 1968, dominaron el horizonte unos espejismos particularmente engañosos a propósito del asunto que hoy consideramos, el trabajo científico de Marx. Eso contribuye a explicar el que, desde hace aproximadamente dos años, la discusión sobre la calidad científica del trabajo de Marx, o su falta de calidad científica, se sitúe bastante en el centro del cuadro de la crisis que están atravesando los movimientos políticos explícitamente marxistas y varias corrientes de pensamiento de esa misma tradición. Se puede observar que los autores que más críticamente se están haciendo oír sobre la cuestión son filósofos que hasta hace muy poco tiempo entendían la obra de Marx del modo más cientificista, como un pensamiento en ruptura, corte o coupure (por usar un término muy usado desde los años sesenta) con sus orígenes metafísicos. La duda acerca de la calidad científica del trabajo de Marx da menos que hacer a otras comprensiones de nuestro autor que no son cientificistas; por ejemplo, no se nota ninguna perturbación importante por cosas así en corrientes que entienden a Marx más bien como un filósofo social, o como un filósofo de la cultura, al modo de la escuela de Frankfurt; ni tampoco entre los que leen a Marx principalmente como a un filósofo de la revolución, lo que alguna vez se llamó “marxismo occidental”, con la escuela de Lukács y otras tradiciones; todos estos, o casi todos estos, coinciden hoy en la necesidad de revisiones más o menos importantes de modos de pensamiento presentes en la obra de Marx, o de tesis de este. Pero en ninguna de estas corrientes aludidas se percibe la situación de crisis teórica y práctica como un derrumbamiento. Los economistas, por su parte, se consideren marxistas o no, suelen desde antiguo ver en Marx, simplemente, un clásico, tan inspirador como cualquier otro de una tradición que unos economistas modernos cultivan, otros rechazan, ninguno debe sacralizar y todos pueden considerar interesante.

En cambio, los autores a los que me he referido, intelectuales en crisis (ejemplos de ellos sean Althusser y Sollers en Francia, Colletti en Italia), son filósofos que reaccionan con formulaciones dramáticas a su descubrimiento reciente de que la obra de Marx no es, contra lo que ellos habían enseñado hasta hace muy poco tiempo, ciencia exacta, scientia in statu perfectionis, como decían los viejos filósofos, ni menos “la única ciencia social” como había proclamado Philippe Sollers del “marxismo-leninismo”. Las interpretaciones que hacían de Marx Althusser y Colletti coincidían en basarse en la idea de un corte completo entre el Marx maduro y su formación filosófica anterior, que fue principalmente hegeliana. El caso de Sollers es pintoresco; en su época de infatuación marxista-leninista-pensamiento Mao Tse-tung había sido fértil en graciosas frases como la mencionada de que el marxismo-leninismo es la única ciencia social moderna, o como el memorable descubrimiento de que la esencia de la revolución cultural china es la destrucción de la cuestión del sentido: mil millones largos de chinitos convertidos, al modo misionero, en ilustración de una mediocre semiótica especulativa… Althusser y Colletti estuvieron, desde luego, siempre lejos de esas cosas. Ellos dan involuntariamente un ejemplo mucho más interesante de los escollos que amenazan a la navegación marxista. Ambos son autores que no solo cumplen los habituales criterios de calidad académica, sino que los rebasan ampliamente, hasta dar más la imagen del maestro que la del profesor. Sin embargo, desde la altura de la crisis, que ellos mismos expresan, de las anteriores lecturas de Marx por estos autores, estas se ven hoy como una especie de hagiografía, como una vida de santo intelectual. Sus anteriores interpretaciones confundían de hecho lo que es historia de las ideas, estudio filológico (por decirlo subrayadamente), con lo que es cultivar libremente la tradición de un clásico. Una cosa es estudiar y explicar el pensamiento de Marx; otra hacer marxismo hoy. Muchas cosas que enseñaban Althusser o Colletti hace cinco años (tal vez todas) se estudian más provechosamente como pensamiento (de tradición) marxista de uno u otro de esos autores que como pensamiento de Marx. Por lo demás, esta confusión entre el tratamiento filológico de un clásico y la continuación productiva de su legado es frecuente en las tradiciones en cabeza de las cuales hay un clásico que lo es no solo en el sentido de paradigma de pensamiento teórico –en particular, científico–, sino también en el de inspirador moral, práctico o poético.

Pero no es mi intención hacer polémica, sino solo lo que he llamado filología, es decir, hablar del pensamiento de Marx, no presentar continuación –buena o mala, productiva o estéril– de su pensamiento. Y no por deseo de escurrir el bulto, ni porque crea que un clásico haya de ser siempre objeto de lectura filológica, sino porque me parece que entre las varias cosas buenas que se pueden sacar de una situación de crisis, de cambio de perspectiva, está la posibilidad de restaurar el estudio de las ideas sobre una buena base histórica. Este es un momento favorable para que los marxistas emprendan el intento, porque el estéril ideologismo del que ellos mismos parecen irse librando se enseñorea hoy más bien de la nueva moda anticomunista –también ella article de Paris, como el anterior marxismo tartarinesco–, a la que no me voy a referir porque no tiene nada que decir acerca de las modestas y nada espectaculares cuestiones de filosofía de la ciencia que me propongo tratar aquí.

De todos modos, aun sin voluntad polémica era obligado referirse, para empezar, al marco de disputas, críticas, contracríticas y autocríticas en que se sitúa hoy cualquier cuestión de marxismo; había que hacerlo, primero, por no ignorar soberbiamente la situación, y, segundo, porque en lo que interesa a la filosofía de la ciencia los autores mencionados, por curiosa que a veces resulte la inesperada furia con que rasgan sus vestiduras, antes tan rígidas, son filósofos considerables, no “literatos que saben las cosas a medias”, halbwissenden literati, como decía Marx; son filósofos considerables que expresan de un modo algo impropio una problemática nueva para ellos, pero nada imaginaria. Atendamos, por ejemplo, a Colletti: él ve su nueva dificultad para la lectura de Marx en la necesidad de reconocer, contra lo que había afirmado siempre, que en la obra de Marx hay dos conceptos de ciencia: el concepto normal de ciencia (digámoslo así, sin meternos en honduras, utilizando el término hecho célebre por un conocido historiador y filósofo de la ciencia, Thomas S. Kuhn), el concepto de ciencia que cobija normalmente a los científicos; y el concepto hegeliano de ciencia o Wissenschaft, una noción de origen platónico que engloba el conocimiento de las esencias, la metafísica.

No hay ninguna duda de que esa formulación por el propio Colletti de la crisis de su anterior convicción que veía en Marx un científico puro y normal es acertada. Colletti lleva mucha razón; tanta, que uno puede preguntarse cómo no se dio cuenta antes de algo tan evidente, de que ni el pensamiento de Marx ni ningún marxismo positivamente relacionable con Marx son ciencia pura, ni solo ciencia. El mismo léxico de Marx bastaba para darse cuenta de eso: Marx habla con desprecio de lo que él llama science, en malintencionado anglofrancés, y habla con orgullo de lo que llama deutsche Wissenschaft, saber alemán, literalmente “ciencia alemana”, igual que más tarde los nazis. Entre otras cosas, porque tiene en común con estos una tradición: la del idealismo alemán. Cuando se quejaba del patriotismo de Marx, Bakunin tenía bastante razón (tanta cuanta Marx cuando se quejaba del paneslavismo de Bakunin).

Autores mucho menos conocidos que nuestros filósofos sabían hace tiempo esta novedad debilitadora del marxismo cientificista y teoricista de estructuralistas y neokantianos. Paul Kägi, por ejemplo, un viejo funcionario sindical suizo que nunca fue profesor de ninguna universidad, se había expresado así en 1965:

Afirmaremos: Marx encontró en Hegel una estimación de la ciencia empírica, pero, al mismo tiempo, un concepto de ciencia que abarca desde la ciencia empírica hasta la doctrina de las ideas (…)

Ahora bien (por decir breve y claramente mi opinión): los conceptos de ciencia que presiden el trabajo intelectual de Marx, las inspiraciones de su tarea científica son no dos, sino tres: la noción de ciencia que he propuesto llamar normal, la science; la noción hegeliana, la Wissenschaft, que ahora percibe Colletti y que hace quince años trató Kägi; y una inspiración joven-hegeliana, recibida de los ambientes que en los años treinta del siglo pasado [XIX], a raíz de la muerte de Hegel, cultivaban críticamente su herencia, ambientes en los cuales vivió Marx; en ellos floreció la idea de ciencia como crítica. Science, Kritik y Wissenschaft son los nombres de las tres tradiciones que alimentan la filosofía de la ciencia implícita en el trabajo científico de Marx, así como este trabajo mismo.

Me propongo ahora documentar la presencia en la obra de Marx de las dos tradiciones filosóficas del concepto de ciencia hoy menos corrientes, dejando aparte la noción normal de ciencia, que doy por supuesta y que es la que, pese a todos los cambios de “paradigma”, sigue permitiéndonos atar de un mismo hilo (todo lo retorcido que se quiera) a Euclides, Ptolomeo, Copérnico, Galileo, Newton, Maxwell, Einstein y Crick, por ejemplo. Luego intentaré estimar el peso que esas nociones han tenido en la obra de Marx, y apuntar a lo que más importa: cómo se integran las tres nociones de ciencia en el programa filosófico-científico explícito de Marx o implícito en su práctica.

 

Fuente: Primeras páginas del libro de Manuel Sacristán El trabajo científico de Marx y su noción de cienciaeditado por Salvador López Arnal y David Vila, a partir de la conferencia del mismo nombre pronunciada por Sacristán el 11 de noviembre de 1978 en la Fundación Miró de Barcelona.

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domingo, 29 de agosto de 2021

¿Qué une a Colombia con Afganistán? [Que no se trata de buenos contra malos ni de velo sí velo no ni de moro arriba moro abajo ni del vuelo raso trompicones del culebrón colorao, puesto que no estamos hablando de metafísica barata ni de teología de medio pelo para andar por casa, sino de un sistema socioeconómico histórico, del modo de producción capitalista, que a partir de 2008 no se puede mantener en pie, que está dando sus últimas boqueadas históricas, y mientras dure, hasta que caput, chiquet, caput, y los trabajadores y los demás sectores sociales no ligados a los grandes capitales no lo echemos abajo para sustituirlo por el nuevo modo de producción socialista no puede continuar en pie más que creando cada vez más miseria y sufrimiento a toda la humanidad. Por supuesto, primero caput, que eso ya lo he dicho y, después, elemental, mi querido Guason, Guasón o Watson, como prefiera el lector, creando las condiciones socio-económicas para la instauración del socialismo, porque, ¿sabe usted?, el socialismo no es lo primero que a mí se me ocurra ni la feliz ocurrencia que pueda tener Francisquín, eso se tiene que decidir entre todos, excluida la exigua minoría de la matancía del capital, los del gran capital por ser los verdaderos causantes y primeros responsables de la situación actual. Ahí le hemos dao, coleguis tíos. Ahí quería llegar yo.]

 

¿Qué une a Colombia con Afganistán?



Por Alberto Pinzón Sanchez

Rebelion

 29 Ago, 2021

El Hegemón Imperialista de EEUU ha sido expulsado del Asia central esta última semana de agosto de 2021, tras 20 años de “guerra antiterrorista” en Afganistán, al que deja sumido en el caos imprevisible que como dijo el presidente ruso Putin en “una guerra de todos contra todos”.

Después de haber gastado en las dos décadas de guerra 2,2 billones de dólares americanos (algunos calculan un gasto de 300 millones de dólares cada día) y dejando una pavorosa estela de destrucción y muerte que según la información aproximada aportada por la concernida o implicada en la guerra como agencia británica de la BBC, es de 3.586 soldados de EEUU y de la OTAN muertos, 78. 314 soldados y policías afganos muertos, 84. 191 combatientes talibanes y opositores muertos y 75. 971 «civiles» muertos. Además, 200 mil desplazados internos, 5 millones de refugiados en el exterior que no pueden regresar a sus casas y un posible éxodo actual, después de la salida abrupta y apresurada del omnipotente y amenazante ejército de La OTAN, de otros 4 millones de refugiados, muchos de los cuales buscarán llegar a los países desarrollados de Europa y EEUU que como miembros de la OTAN participaron en esta guerra. (Ver cifras en  https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-58255790 )

Toda una florida y macabra comprobación de cómo la famosa frase del mariscal prusiano Clausewitz, de que la Guerra es la prolongación de la Política, ha sido invertida por el Hegemón Imperialista al haber convertido la Política en un apéndice de la Guerraque fue desatada con el fin de alimentar la voraz y nunca satisfecha codicia y avaricia del llamado “complejo militar-industrial-financiero-de-los-EEUU”.

Sin embargo, sostengo la idea de que la gran cantidad de análisis sobre las consecuencias y el significado de esta contundente derrota para el Sistema General del Imperialismo Global con sus varios niveles jerárquicos de desarrollo capitalista e integración sistémica (SIG), que se han hecho (incluyendo este mío) y los que faltan por hacerse; serán provisionales y, demorará varios años en tenerse una completa valoración veraz y objetiva de la implicaciones geopolíticas y geoestratégicas de toda esta vergonzosa debacle.

Pues si bien, al ver las imágenes del caos en el aeropuerto de Kabul en estos días finales de agosto, muy parecidos a los ocurridos en la toma militar y política de Saigón por el Frente de Liberación de Vietnam y el ejército norvietnamita ocurrida los días finales de abril y concluida el primero de mayo de 1975; al hacer una contextualización histórica y politica necesariamente se debe concluir que son hechos históricos y políticos totalmente diferentes y distintos:

En Saigón hubo una derrota política y militar del ejército imperialista agresor y reaccionario de los EEUU por una organización progresista y revolucionaria de orientación socialista como fue el Frente de Liberación con sus aliados dirigido por el Partido Comunista de Vietnam fundado por los legendarios Ho Chi Min y el general Giap, que tras una larga, cruenta y costosa (en vidas humanas) guerra de agresión neocolonial, derrotaron política y militarmente al ejército más poderoso en ese momento en el mundo, dando una esperanza de lucha a la humanidad explotada y oprimida que en esos años luchaba por su liberación nacional y social.

Mientras que en Kabul se concluyó el colapso (previamente pactado en septiembre del año pasado en Doha, según fuente de la foto al final) de un ejército multinacional como es el de la OTAN, financiado multinacionalmente por el Sistema General del Imperialismo Global (SIG), arriba mencionado, que se desgastó inútilmente hasta su fracaso total tratando de quitarles militar y políticamente el control de los cultivos y la financiación de la base agrícola de producción y principal producto de exportación de Afganistán como es el opio, a una banda armada de clérigos ultra reaccionarios estancados ideológicamente en el siglo VI de nuestra era, que ahora se ha apoderado de una región de trascendental importancia geoestratégica en el Asia central, tras recibir el INMENSO regalo de todo un sofisticado arsenal de guerra de última generación y ultra tecnológico abandonado en todo el territorio de Afganistán, después de la vergonzosa huida del ejército de la OTAN y derrumbe del Estado títere afgano.

 Lo que es fácil comprobar al mirar las cifras de la ONU, aceptadas por la concernida BBC inglesa en el informe citado arriba; pues Afganistán en el 2001 cuando comenzó la “guerra contra el terrorismo” tenía apenas 8.000 hectáreas cultivadas en amapola, las que paradójicamente despues de 19 años de guerra, en 2020, ya llegaban a 224.000 hectáreas cultivadas con la planta precursora del opio que arrojaban a sus comercializadores 460 millones de dólares por cosecha.

Ahora bien. Este somero recuento no tendría importancia si no tuviera que ser relacionado necesariamente con la otra cara de la moneda de esta fallida e insensata guerra contra las drogas “War on Drugs”  que se ha desarrollado en la antípoda de Afganistán, en nuestra siempre recordada Colombia, desde 1998 (tres 3 años antes de la guerra del opio en Afganistán) cuando se empezó a ejecutar el Plan Colombia durante el gobierno conservador de Andrés Pastrana en medio de las negociaciones de paz realizadas en el Caguán con las guerrillas de las Farc-EP, y continuado con todo su furor militarista y contrainsurgente durante todo el periodo del “Uribato” (dos gobiernos del miniführer AUV, dos gobiernos del pérfido JM Santos y un gobierno del subpresidente Duque) para lo cual trataré de hacer una corta relación geopolítica, a continuación:

El portal noticias PIA (Periodismo Internacional Alternativo) ha puesto a disposición de los lectores de la Resistencia antimperialista en “Nuestramérica”, el manual de geopolítica, escrito por los profesores de periodismo y comunicación de la Universidad de la Plata; Fernando Esteche y Ana Laura Dagorret, el cual está disponible en el siguiente enlace :   https://puntoed.com.ar/libros/885/manual-breve-de-geopolitica-declinaciones-redespliegue-y-multipolarismo.

 Estos dos intelectuales del pensamiento crítico, comprometidos con el destino de los pueblos del mundo explotados económicamente o saqueados por el Sistema general del Imperialismo global (SIG) y exigidos por la Crisis Civilizatoria en la que se encuentra la humanidad actual que ellos analizan en detalle en el texto; hacen un balance histórico-analítico muy pormenorizado, esclarecedor y enriquecedor con categorías de la ciencia geopolítica y geoestratégica sobre la situación actual en la que nos debatimos los pueblos periféricos depredados por esos dos monstruos bíblicos del Poder burgués moderno (en el mar el Behemoth y el en la tierra el Leviatán) en que devino el “capitalismo en su fase superior”, según la clásica y contundente caracterización revolucionaria dada por Lenin en 1917. Hace más de un siglo.

Los profesores ponen en el centro de su análisis dialéctico superador (negación de la negación) la categoría de Imperialismo, discuten los diversos aportes revolucionarios dados por la ciencia política moderna, desarmando con un castellano claro, sencillo y comprensible el pavor natural que se le tiene a aquellos monstruos bíblicos, dándoles y definiendo o explicando en todo el texto, las (4) cuatro características terrenales que determinan su esencia en la actualidad:

 1) Financiarización.

 2) Militarización

 3) Caotización

4) Narcotización.

Características básicas a tener en cuenta por quien se acerque a analizar o relacionar los dos casos más floridos y paradigmáticos del accionar Imperialista en la periferia sometida y ocupada a través de la muy comentada “War on Drugs”: Afganistán y Colombia.

 Ambos sumidos en el Caos. En la Narcotización o “traquetización” de la sociedad y de la economía al depender ésta en su mayoría de la gran exportación de narcóticos, opio en el Pamir afgano, coca en los Andes y selvas colombianas. En la Financiarización proveniente del gigantesco lavado de dólares del tráfico de estos narcóticos, y por último, en la Militarización contrainsurgente como consecuencia de la fallida guerra Imperialista contra el narco terrorismo.

Así mismo es fácil encontrar en el manual que traigo en ayuda en este análisis, otro elemento sin el cual no es posible llegar a la esencia de todo el fenómeno; la relación Imperialismo-Estado. Al desentrañar el manejo e instrumentalización que hace el Sistema General del Imperialismo Global (SIG) de cada uno de los Estados nacionales mencionados: Primero la utilización que se hizo del Estado Afgano capturado despues de los bombardeos iniciales y luego puesto a disposición para el  desarrollo de la guerra en todo el territorio “nacional”, así como el uso y manejo dado a la supraestructura jurídico politica dominante para involucrar a la población contenida en ese Estado,  basada en complejo mundo tribal y clanil pre moderno, con una ideología atrasada en varios siglos y estancada en el trabajo agrícola rustico de los cultivos de amapola extendidos por las montañas afganas: era “ganar el corazón y la mente de la población”, como ordenan los manuales clásicos de la guerra contrainsurgente.

Y en Colombia, la forma como se ha utilizado el Bloque de Poder Contrainsurgente dominante (BPCi) con sus resabios gamonalistas y premodernos, conformado inicialmente después del pacto de Sitges en 1957, y consolidado durante los gobiernos autoritarios y militaristas del Frente Nacional que impusieron la moderna doctrina de la Seguridad Nacional en 1977, cuando empezó a darse la transformación agrícola de Colombia de productora masiva y exportadora del alcaloide cafeína, en productora y exportadora de otro alcaloide más potente llamado cocaína, hasta llegar al régimen contrainsurgente y narco paramilitar actual o Uribato aliado de la OTAN, que cuando empezó su fallida guerra contra las drogas (justo hace también veinte años) en Colombia existían 137.000 hectáreas sembradas de Coca, y hoy después de tanto dolor, destrucción, muerte, y, “War on Drugs”; la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas de la Casa Blanca reporta para Colombia la cifra récord de cultivos 245.000 hectáreas cultivadas de coca, y la producción de 1.010 toneladas de cocaína que producen unos 450 millones de dólares por cosecha, colocando a este desventurado país como el primer productor de cocaína en el Mundo global

¿Entienden ustedes estimados lectores por qué el subpresidente Duque, ha aceptado tan dócilmente la orden Imperial dada por el Presidente Biden para que reciba como exiliados en Colombia (país aliado de la OTAN) a 4.000 oficiales afganos “colaboracionistas” (no colaboradores) de los ejércitos de la OTAN, especialistas en el caos y la debacle de la guerra de Afganistán?

Por Alberto Pinzón Sanchez

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La euforia de los fondos europeos oculta la deuda pública que acumula el Estado español. [Esto no es cuestión de un gobierno (que únicamente es la representación formal del poder oficial, el poder real está en los grandes grupos de capitales que son los que determinan nuestras condiciones de vida, en tanto en cuanto los trabajadores no seamos conscientes de que el verdadero poder, el objetivo y efectivo, está en nuestras manos). Es cuestión del sistema socioeconómico basado en relaciones de fuerza y explotación, o sea, del modo de producción capitalista, al que el gobierno actual y todos los gobiernos pasados sirven de una manera más o menos encubierta con mayor o menor descaro. Deuda pública = a más trabajo que realizar por parte de los trabajadores para obtener a cambio un empeoramiento de las condiciones de vida al objeto de que los grandes capitales sigan creciendo a costa de intensificar cada vez más la apropiación de la riqueza que crea el trabajo. Esto también podría ser dicho en verso, solfa e incluso por señas, lo que hace falta es que los trabajadores lo entendamos que no llevamos muy buen camino para hacerlo]

 

La euforia de los fondos europeos oculta la deuda pública que acumula el Estado español

 

Fuentes: Rebelión Rebelion (España) / 28.08.2021

Coincidiendo con el anuncio de la Comisión Europea sobre el primer desembolso de 9.000 millones de euros de prefinanciación para España, con cargo al Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, el Banco de España ha publicado el incremento, en tan solo un mes, de 23.478 millones de euros de la deuda pública en junio.

El Banco de España ha publicado los datos de la deuda pública de junio. La deuda neta de las Administraciones públicas (Gobierno, seguridad social, comunidades autónomas y corporaciones locales) aumentó en ese mes en 23.478 millones de euros, hasta alcanzar los 1.425.620 millones (1,4 billones).

Pero esa cifra no es la deuda pública real, ya que resta a la deuda pública bruta lo que le deben a las Administraciones públicas. Es una operación contable correcta, pero sirve para ocultar que la deuda de las Administraciones públicas es en realidad de 1.719.307 millones (1,7 billones).

Además, hay otra deuda de otras entidades cuyo garante son las Administraciones públicas que no se contabiliza (AENA, ADIF, RENFE o avales del ICO). Esa otra deuda, de la que no se facilitan datos, podría sumar otros 600.000 millones. Por tanto, la deuda pública total real estaría en torno a los 2,3 – 2,4 billones de euros.

Ecologistas en Acción denuncia que si se utilizan estos datos “sin cocinar”, el incremento real de la deuda pública bruta en el mes de junio, según el Banco de España, fue de casi treinta mil millones en un solo mes (29.914 millones).

Si se comparan estas cifras con los 69.500 millones en transferencias no reembolsables de los fondos Next Generation EU, que están previstos para financiar gastos durante siete años (de febrero de 2020 a diciembre de 2026), la disparidad es abrumadora. Y si se solicitaran los créditos a los que puede optar el Estado español –lo que sumaría otros 70.000 millones de euros– estos terminarán incrementando las cargas públicas por la vía directa de los créditos.

Por otro lado, las transferencias no reembolsables provienen de créditos que la UE contraerá con los mercados de capitales y que serán pagados en gran parte por el incremento de las aportaciones que se verá obligado a realizar el Estado español a la UE, o a través de los nuevos impuestos que la UE pretende ir dictando.

También hay que tener en cuenta que una condición para recibir estos desembolsos es acometer ajustes, como la reforma laboral y de las pensiones. De momento, la UE ha realizado el primer desembolso sin condicionar a ese compromiso, pero el Gobierno español se ha comprometido a abordarlo antes del segundo desembolso de 10.000 millones de euros a finales de este año 2021.

Por último, Ecologistas en Acción recuerda que es una de las entidades que se ha posicionado en contra de los fondos NGEU por las repercusiones sociales y por el lavado verde que esconden. El Gobierno español, con su Plan de Recuperación y Resiliencia, bajo la proclama del ‘crecimiento verde y digital’, ha decidido destinar estos fondos hacia el vehículo eléctrico, el hidrógeno verde, las fábricas de baterías, los megaproyectos de energías renovables del oligopolio energético y del sector inmobiliario, la digitalización de la agricultura y del turismo masivo, la construcción de viviendas y el AVE. De esta manera ha contribuido a inflar nuevas burbujas que necesitan enormes cantidades de recursos materiales y combustibles fósiles, que van a los grandes grupos de capital y que caminan en sentido contrario a la urgente e inaplazable transición ecológica.

El Plan responde así a una nueva estrategia de acumulación y recomposición del capital financiero a costa del sobreendeudamiento público, y reforzará la privatización y su control sobre sectores estratégicos (agua, energía, minerales, tierras).

Por todo ello, Ecologistas en Acción denuncia que los fondos europeos son un plan de rescate a los principales grupos de capital del IBEX 35, que intensificará el sobreendeudamiento público y la crisis social, ecológica y climática. La organización ecologista pide al Gobierno español que realice un análisis crítico de las consecuencias sociales y ambientales que conllevan estos fondos. También que rectifique y encare un Plan real de transición ecosocial de forma urgente, que haga frente a la crisis estructural y al escenario de decrecimiento de recursos energéticos y materiales.

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sábado, 28 de agosto de 2021

¿Qué es el movimiento obrero?

 

Hoy se cumplen tres años del fallecimiento de Josep Fontana. Maestro en el pensar históricamente, profundo estudioso, trabajador infatigable y marxista comprometido, lo recordamos con este breve y agudo texto sobre el papel actual de los sindicatos.


¿Qué es el movimiento obrero?

 


Josep Fontana

El Viejo Topo

28 agosto, 2021 


A comienzos de junio un lector de La Lamentable me pidió que explicara qué entiendo por movimiento obrero. Si se tratara de una sencilla definición, bastaría con decir que pienso que es la acción coordinada de quienes viven de un salario el cual ganan con su trabajo (no necesariamente «manual», como dice el Diccionari del IEC). Pero supongo que la demanda de aclaración iba más lejos.

Como historiador le diría que el movimiento obrero organizado en sindicatos nace en Europa en la primera mitad del siglo XIX (en Cataluña, en 1840) y que de su acción ha dependido la mayor parte de los avances sociales que se consiguieron en los siglos XIX y XX, desde la limitación de las jornadas de trabajo o el salario mínimo, hasta el sistema de pensiones: avances de los cuales no sólo se han beneficiado los trabajadores, sino el conjunto de la población. Sin la fuerza negociadora de los sindicatos nunca habría habido «Estado del bienestar».

Un trabajo de Colin Gordon, del Economic Policy Institute, muestra cómo en Estados Unidos se produjo una paulatina mejora de los ingresos medios de las capas populares entre 1945 y 1978, al mismo tiempo que crecía la afiliación a los sindicatos y que éstos ejercían su papel moderador, no sólo en la negociación de los salarios, sino en cuestiones de política que beneficiaban a todos. En nuestro país, por ejemplo, sin la fuerza que alcanzaron los sindicatos clandestinos durante el franquismo, no habría habido «Transición». Fue el temor a su capacidad de movilización lo que obligó a los herederos del franquismo a negociar con los partidos de izquierda (que luego se encargaron, a su vez, de traicionar a los sindicatos… pero esta es otra historia).

El problema es que desde mediados de los años 70, cuando políticos y empresarios se convencieron de que no había ningún temor a una subversión revolucionaria del orden establecido, se rompió el pacto que había mantenido la paz social en estos años y se inició la lucha a muerte contra los sindicatos: una lucha iniciada por la señora Thatcher en Inglaterra y por el presidente Ronald Reagan en Estados Unidos, pero que no tuvieron inconveniente en continuar después sus sucesores «de izquierda», como el famoso «trío de la benzina» que integraron Bill Clinton, Tony Blair y Felipe González, inventores de un socialismo  pasteurizado.

La lucha fue implacable en Estados Unidos, donde puede considerarse que el sindicalismo ha desaparecido de las empresas privadas y sólo continúa entre los trabajadores públicos (policías, bomberos, enfermeras, maestros, etc.), ferozmente atacados por políticos conservadores republicanos (y abandonados por los demócratas), lo cuales han conseguido, por ejemplo, que los votantes populares crean que los trabajadores sindicados son unos privilegiados, que gracias a los sindicatos que les defienden tienen mejores sueldos, unas pensiones aseguradas y cuentan con más seguridad de no ser echados arbitrariamente a la calle.

En casos concretos, por ejemplo en lo que se refiere a la escuela, todo esto sirve para atacar a la enseñanza pública, alegando que es de mala calidad porque los sindicatos impiden que se echen a los malos maestros, y que lo bueno son las escuelas concertadas, o privadas, donde los directores pueden deshacerse sin ningún impedimento de los profesores que les estorban (huelga decir que en estas condiciones resulta muy fácil asegurarse que los maestros no enseñan nada que estimule el pensar). Por decirlo literalmente: el apartado sobre educación que el Partido Republicano de Texas presenta de cara a las elecciones de este año, dice explícitamente que se opone a que se enseñen métodos de pensamiento crítico que tienen como finalidad «poner en duda las creencias establecidas de los estudiantes y minar la autoridad de los padres». De pensar por su cuenta, nada.

En Estados Unidos, por lo menos, la política de aniquilación de los sindicalistas es brutal, pero no sangrienta. En otros lugares las cosas se hacen sin tantos miramientos. En la Colombia del presidente Uribe, amigo estimadísimo de Estados Unidos, fueron asesinados 2.515 dirigentes sindicales desde 1986. No exactamente por motivos políticos, sino para realizar una «reforma laboral». La compañía bananera norteamericana Chiquita Brand, por ejemplo, no tuvo inconveniente en reconocer en 2007 «que había pagado y armado a grupos paramilitares colombianos que asesinaron a dirigentes sindicales, organizadores sociales y trabajadores de sus plantaciones».

Estados Unidos no ha condenado estas prácticas de sus amigos colombianos, como tampoco lo hacen hoy en Honduras, donde hay tropas norteamericanas que se supone se ocupan de la droga, mientras que en los dos últimos años ha habido por lo menos 43 asesinatos de dirigentes sindicales y campesinos. No sería lógico, por otra parte, que se opusieran a ello, cuando ha habido antecedentes que justifican su tolerancia. El 20 de septiembre de 1995 el Senado de Estados Unidos reconoció lo siguiente: «Hay una evidencia considerable que en 1981 un escuadrón de la muerte del ejército de Honduras fue creado con el conocimiento y la asistencia de Estados Unidos […] y llevó a cabo una campaña sistemática de secuestros, torturas y asesinatos contra supuestos subversivos, que no eran sino organizadores sindicales, activistas de los derechos humanos, periodistas, abogados, estudiantes y profesores. La mayor parte de ellos estaban asociados a actividades que serían legales en cualquier democracia».

Es cierto que estamos en unos momentos en que los sindicatos dan cada vez menos miedo, y son por lo tanto menos eficaces en la tarea de moderación de la ola de explotación que padecemos. Sin embargo, defenderlos significa defender la continuidad de unos derechos sociales que ellos son entre los pocos en defender: derechos que se ganaron en dos siglos de luchas sociales, en las cuales fueron muchos quienes se jugaron la libertad y la vida, para ellos y para quienes vinieran detrás, y que hoy nos están siendo arrebatados día a día.

No es que yo me haga ilusiones de que puedan recuperar su antigua fuerza y enderezar el camino que nos lleva al desastre. El enemigo aprende los métodos de quienes se le oponen y acaba consiguiendo neutralizarlos; pero mientras sea posible, su resistencia nos ayuda a todos. Muy importantes han de ser los sindicatos cuando sus contrincantes están dispuestos a llegar incluso al asesinato para liquidarlos.

La gran lección que deberíamos aprender es que ninguna ganancia social nos ha sido regalada, sino que todas se han conseguido luchando. Si la fuerza de los sindicatos flaquea, habrá que organizar nuevos movimientos sociales que inventen nuevas formas de acción para oponernos al desguace de nuestros derechos y evitar que nos lleven otra vez a un mundo de señores y siervos. Que es por este camino por donde van las cosas.

Fuente original: «Què és el moviment obrer?»La Lamentable, 11 julio 2012, traducido por Jordi Domènech

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Según un grupo de expertos de Harvard. La probabilidad de que se produzca otra pandemia es “mayor que nunca” [Para ver que saco en claro de este asunto me tengo que echar unos trotes con el caballo de Santiago Abascal, así, de tú a tú; unas cervezas a moco tendido con la señora Ayuso de Madrid, que en lo tocante a cervezas sabe un rato, no como el primo de Rajoy, que ni siquiera sabe si lloverá manaña en Sevilla, y unas parrafadas con el patrio Casado del PP; con la ecoloqué y la ecolocual; con el tío del Flan chino el mandarín, caperucita roja y el Lobo feroz a ver que tal, a ver por dónde me salen, porque para mí, lo que yo me barrunto, es que todo es cosa del modo de producción capitalista que no lo puede salvar ni Dios a partir de 2008, a pesar de los reconstituyentes que desde entonces le están metiendo al cuerpo a base de un zurriagazo de millones por aquí y otro escopetazo de millones por allá más los millones que le están al caer, porque Santa Lucia, con la que yo intimo que es una barbaridad, tío colegui (y a nadie le importa como nos las averiguamos para mantenernos en la intimidad íntimamente unidos), pobrecita mía, no es capaz de ver nada. ]

 

Según un grupo de expertos de Harvard

La probabilidad de que se produzca otra pandemia es “mayor que nunca”

 

Por María Fernanda Lizcano

Rebelión

28/08/2021 

Fuentes: Mongabay [Imagen: Personal de salud en Santa Rosa de Serjali, en Sepahua, Ucayali, Perú. Foto: Microred de salud Sepahua.]

– La destrucción de bosques tropicales, la intensificación de la ganadería y el comercio de especies silvestres, son algunos de los factores que, según los científicos, contribuyen a la propagación de patógenos.

– Un reciente informe advierte de que las soluciones para evitar una nueva pandemia son más baratas y efectivas que las inversiones en pruebas de diagnóstico, vacunas y medicamentos. Representan solo el 2 % de los costos económicos que se invierten en la respuesta al Covid-19.

Nadie quiere más pandemias, pero la probabilidad de que aparezca otra es “mayor que nunca”. El cambio en el uso del suelo, la destrucción de los bosques tropicales, la expansión de las tierras agrícolas, la intensificación de la ganadería, la caza, el comercio de animales silvestres, y la urbanización rápida y no planificada son algunos de los factores que influyen en la propagación de virus con potencial pandémico.

Esa es la conclusión principal del informe del Grupo de Trabajo Científico para la Prevención de Pandemias, un equipo creado por el Instituto de Salud Global de Harvard y el Centro para el Clima, la Salud y el Medio Ambiente Global de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard. En el documento, que reúne la evidencia científica existente y brinda recomendaciones para evitar una nueva pandemia, los investigadores advierten que la agricultura está asociada a más del 50 % de las enfermedades zoonóticas que han afectado a los humanos desde 1940. Esta cifra plantea desafíos, pues el informe menciona que con el crecimiento de la población mundial y el incremento de la inseguridad alimentaria, resulta urgente invertir en una agricultura sostenible, conservar los recursos hídricos, evitar un mayor cambio en el uso de la tierra y reducir la pérdida de biodiversidad.

“Si se reforesta, si se regulan los mercados de animales salvajes, entre otros, estamos contribuyendo a disminuir la probabilidad de que esos virus —muchos que aún no están caracterizados— lleguen a los humanos. Así disminuimos el riesgo”, asegura Marcos Espinal, director de Enfermedades Transmisibles y Determinantes Ambientales de la Salud, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), a Mongabay Latam. Él no tiene dudas: trabajar en la prevención reducirá costos en términos económicos, sociales y en vidas humanas.

Existe preocupación entre los científicos por el cambio de paisaje debido a la presencia de agricultura y ganadería. Foto: Archivo Camila González.

Bosques protectores

En el 2020 se perdieron 12,2 millones de hectáreas de bosques tropicales en el mundo. Esta cifra, presentada este año por Global Forest Watch, demuestra el desafío al que la humanidad se enfrenta y al que se refieren los autores del informe. Los científicos proponen invertir en la conservación de los bosques tropicales —en especial los que están intactos o en buen estado de conservación—, como una de las medidas obligatorias para evitar una nueva pandemia.

¿La razón? Cuando los animales son despojados de sus territorios tienen que buscar nuevos lugares para vivir y así se crean oportunidades para que los patógenos busquen nuevos huéspedes. “Cuando se deforesta un bosque, el animal sale de su hábitat y trata de buscar un lugar donde pueda subsistir —comenta Marcos Espinal, coautor de la investigación—. Ese animal, que no está completamente examinado, puede tener virus, tener patógenos que uno no conoce”.

Al acabar con los bosques se crea un desbalance en un ecosistema que antes estaba en equilibrio, ocasionando que los grandes mamíferos huyan y queden las especies que se adaptan fácilmente a los ecosistemas transformados, que se reproducen más rápido y en menor tiempo, y que se conocen como especies sinantrópicas. «Se ha visto que esos mamíferos que quedan son buenos hospederos. […] Esos cambios desequilibran toda la cadena trófica y favorecen a un grupo de organismos que tiene unas características que los hacen muy buenos hospederos y pueden amplificar los virus rápidamente”, explica Camila González Rosas, bióloga, doctora en Ciencias y docente del Centro de Investigaciones en Microbiología y Parasitología Tropical de la Universidad de los Andes, a Mongabay Latam.

El informe advierte que se ha descubierto que animales como murciélagos, roedores y primates albergan una mayor proporción de virus zoonóticos que otros grupos.

Camila González ha estudiado la presencia de patógenos en primates. Foto: Giovanni Randazzo.

Buscar soluciones de fondo, como la conservación de los bosques tropicales y frenar la pérdida de biodiversidad, no solo evitará el riesgo de una nueva pandemia, sino que ayudará a cumplir las metas urgentes en cambio climático, como limitar el aumento de la temperatura del planeta a 1,5°C. En su más reciente informe, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) advirtió que de no disminuir en al menos un 45 % las emisiones de gases de efecto invernadero al 2030 y eliminarlas a 2050, la humanidad se enfrentará a una catástrofe climática.

“Las acciones a tomar para evitar una nueva pandemia son tan contundentes como las del cambio climático. Los virus están saliendo porque estamos haciendo cosas que no deberíamos hacer. Abusamos de la capacidad de los sistemas de ser resilientes y estamos apuntando a un límite de no retorno. Las cosas difícilmente cambiarán mientras el desarrollo económico siga por encima de todas las prioridades. No es que se generen virus diferentes, simplemente lo que estaba contenido en un equilibrio natural, lo estamos sacando”, puntualiza González.

El límite de la frontera agropecuaria

La investigación del equipo de trabajo de la Universidad de Harvard también constató que la propagación de los virus de la fauna silvestre hacia las personas, a veces a través del ganado, es una de las causas principales del riesgo de pandemia. Esa conclusión tiene sentido para la bióloga Camila González, quien explica que entre más densidad poblacional de animales se ponga en los ecosistemas transformados, mayores oportunidades tendrán los patógenos para salir y llegar a los humanos.

El foco de deforestación en Flor de Ucayali, Perú, se inicia en el límite de este pueblo con el caserío Santa Sofía. Foto: Feconau.

“Si tumbas el bosque y metes una gran cantidad de animales [vacas, por ejemplo], lo que haces es poner una autopista para que el patógeno salga y llegue a los humanos. Le das una cantidad de hospederos susceptibles para que infecte. […] Con más hospederos, aumenta la propagación del virus”, dice.

Por eso, otra de las recomendaciones de los científicos de Harvard es mejorar la bioseguridad para el ganado y los animales de granja, especialmente cuando la cría se realiza cerca de asentamientos humanos. “Los bosques, la depredación, el mercado de animales salvajes y hasta el mal uso de animales domésticos —porque existe, por ejemplo, la rabia humana transmitida por perros—, son factores que influyen en la probabilidad de una pandemia. Es una confluencia de factores”, indica Espinal, resaltando que otro de los desafíos es el control de la caza y de los mercados de animales salvajes, donde matan a los animales silvestres y venden sus carnes sin una higiene adecuada. Estas condiciones favorecen el salto de posibles patógenos a los humanos y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ya ha advertido que el 75 % de todas las enfermedades infecciosas emergentes provienen de la vida silvestre.

Fortalecer una agricultura sostenible y evitar el desperdicio de alimentos serán medidas fundamentales, precisa el informe, para reducir la pérdida de biodiversidad, conservar los recursos hídricos y prevenir nuevos cambios en el uso de la tierra, al tiempo que se promueve la seguridad alimentaria y el bienestar económico. En conclusión: ser más productivos con los recursos que se tienen actualmente, pues si bien hoy se produce comida para más de 10 000 millones de personas, también se desperdicia casi un tercio de los alimentos, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Deforestación en los bosques de Colombia. Foto: Fundación Natura.

La prevención cuesta menos

Aún se desconoce mucho sobre las enfermedades que se transmiten de los animales a humanos o viceversa pero Manish Kakkar, especialista en salud pública de Nueva Delhi (India) y coautor de la investigación, considera que esta es la oportunidad para hacer más análisis que permitan desarrollar estrategias específicas para cada país, que tengan como objetivo buscar soluciones de fondo y no solo responder a un brote.

“Espero que se analicen detenidamente las recomendaciones del equipo para tener claros los próximos pasos y así estar mejor preparados para la próxima pandemia, porque no se trata de si habrá otra, sino de cuándo ocurrirá”, manifiesta Kakkar.

Si bien las inversiones en el sistema sanitario, en pruebas de diagnóstico, medicamentos y vacunas son importantes para contener los brotes de enfermedades cuando ya se han producido, el informe resalta que no solucionan el problema de la propagación ni evitan el riesgo de que ocurra una pandemia. Son medidas que, además, resultan insuficientes y no benefician a todos los países por igual pues, mientras que en los países de bajos ingresos menos del 2 % de las personas han recibido al menos una dosis de la vacuna —según Human Rights Watch—, en los países ricos ya están pensando en una tercera dosis como refuerzo. “Incluso en los países más ricos la cobertura de la vacuna está lejos de alcanzar los niveles necesarios para controlar la variante Delta”, subraya el informe.

Pruebas PCR de COVID-19 para miembros de la nacionalidad siekopai, comunidad de Bella Vista, Territorio Siekopai, Sucumbios, Amazonia ecuatoriana, el 29 de abril 2020. Foto Luke Weiss / Amazon Frontlines y Alianza Ceibo.

Aaron Bernstein, director interino del Centro para el Clima, la Salud y el Medio Ambiente Global de Harvard T.H. Chan School of Public Health y líder del grupo de trabajo científico, considera que tomar soluciones que traten el problema de fondo como frenar la destrucción de los bosques tropicales y la pérdida de biodiversidad, regular el mercado de animales salvajes, fomentar una agricultura sostenible y evitar el desperdicio de alimentos, tienen múltiples beneficios. Por un lado, son considerablemente más baratas; por el otro, ayudarán a detener la propagación de enfermedades de animales a humanos, así como a estabilizar el clima del planeta y revitalizar su biósfera. Esto será esencial no solo para la salud sino para mantener un bienestar económico, pues, de acuerdo con el científico, el COVID-19 provocó una pérdida mundial estimada en unos 40 000 millones de dólares al año.

Bernstein asegura que actualmente se han gastado más de 6 billones de dólares en “pañitos de agua tibia”. “No importa cuánto gastemos en vacunas, nunca podrán inmunizarnos completamente contra futuras pandemias», dice. En investigaciones anteriores, Bernstein ha encontrado que reducir la deforestación y regular el comercio de animales silvestres cuesta 22 000 millones de dólares al año, lo que representa solo el 2 % de los costos económicos y de mortalidad que el mundo invierte hoy en día en respuesta al COVID-19.

Por último, el informe recomienda aprovechar las inversiones en el fortalecimiento del sistema de salud para avanzar en la conservación. Los investigadores de Harvard resaltan que un ejemplo de éxito es Borneo, una isla asiática donde una década de trabajo permitió reducir la deforestación en un 70 %, proporcionar acceso a la atención médica a más de 28 400 personas y reducir sustancialmente la malaria, la tuberculosis y otras enfermedades comunes de la infancia.

Los  peces muertos por contaminación del agua son un reflejo de mal manejo de la salud ambiental en muchos territorios latinoamericanos. Foto: Nacionalidad siekopai.

Será clave además —plantean los científicos— aprovechar las inversiones en los sistemas sanitarios y apoyar las plataformas de One Health (Una sola salud), un concepto que hace alusión a buscar el equilibrio entre la salud humana, ambiental y animal. Solo de esta manera, dicen, se podrá avanzar conjuntamente en la conservación, la salud y la prevención de contagios.

“En este informe presentamos toda la evidencia, pero también hacemos recomendaciones, de tal forma que los líderes regionales, los políticos y los jefes de Estado pongan atención y traten de invertir, no solo en la respuesta a la pandemia, sino también en la prevención. Queda claro que la principal inversión que debe hacer la humanidad para llegar a la raíz de los problemas es proteger el mundo natural, de esto depende la salud y el bienestar económico”, finaliza Marcos Espinal.

Fuente: https://es.mongabay.com/2021/08/expertos-de-harvard-probabilidad-de-que-se-produzca-otra-pandemia/

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