viernes, 12 de noviembre de 2021
En un alarde absurdo de la OTAN y la UE vehículos blindados alemanes cam... [Aunque el contenido de este video fuera mentira de principio a fi, la pregunta preguntita es: ¿Nuestros muchachos/chas de la política a qué se autodedican que no sólo no resulven los problemas sino que los incrementan exponencialmente? Pero eso sí, las cosas como son, los grandes capitales no dejan de crecer mientras las condiciones de vida empeoran a marchas forzadas para cada evz más gente?]
La derecha europea y el “fascismo libertario”
Un discurso simple, pero contundente, que encuentra sus argumentos en el campo de las emociones, los sentimientos y el miedo. El “fascismo libertario” potencia movimientos negacionistas y crece al margen del bien común y el interés general.
La derecha europea y el “fascismo libertario”
El Viejo
Topo
12 noviembre, 2021
Sin embargo,
tampoco hace falta crear nuevas organizaciones, el fascismo
libertario anida en la derecha conservadora y los partidos liberales. Sus
puntos de unión, hacen que se difumine por completo la diferencia entre derecha
y fascismo libertario. Para comprobarlo, tomemos el ejemplo de la
presidenta de la Comunidad de Madrid, la popular Isabel Díaz Ayuso. Entre sus
frases para no olvidar su reivindicación libertaria podemos citar: ni
estados de alarma, ni confinamientos. Hay que aprender a convivir con el
virus; si apretáis demasiado a los restaurantes y bares, al final el
contagio se va a las casas. Los ciudadanos al no poder fumar, al no entender
las normas, acaban yéndose a las viviendas; es un delito, en Cataluña, con
el clima que tenéis, tenerlo todo cerrado, tener a la gente en sus
casas; libertad o comunismo.
El fascismo
libertario no requiere ser mayoritario, ni siquiera convertirse en un
partido a la vieja usanza hitleriana o fascista, su función es otra, inclinar
la balanza y ser la llave para que las fuerzas conservadoras gobiernen sin
contrapeso, prestando su apoyo a gobiernos en minoría. Los casos más
llamativos: Estonia, Finlandia, Eslovaquia, Eslovenia, Austria, Rumania,
Moldavia o Lituania. En España, Vox ha facilitado la gobernanza al Partido
Popular en dos comunidades autónomas: Madrid y Andalucía. El llamado cordón
sanitario es un eufemismo. Sólo en Alemania se mantiene y las razones son
obvias.
En 2021, año de
pandemia, 15 partidos neofascistas de 14 países firmaron un pacto en el cual
subrayan su preocupación por el retroceso en la defensa de los valores
familiares, la identidad nacional, la adopción de leyes LGTV y lo más
destacado, el recorte de las libertades individuales bajo el decálogo sanitario
del Covid-19. Entre sus firmantes Viktor Orban, Santiago Abascal, Giorgia
Meloni, de la fascista Hermanos de Italia, Mateo Salvini, el polaco Jaroslav
Kaczynski o Marine Le Penn. Su fuerza radica en un llamado espurio a proteger
los derechos políticos supuestamente vulnerados tras la aplicación de los
protocolos Covid. El ejemplo más destacado, el asalto, el pasado 9 de octubre,
a la sede central de la Confederación General Italiana del Trabajo, protestando
por exigir el certificado de vacunación para todas las actividades públicas.
Así,
el fascismo libertario potencia, crea o se enquista en movimientos
negacionistas, antivacunas, anticubrebocas, contra el pasaporte Covid, el 5G,
provida, antiaborto, antifeministas, etcétera. Es decir, todo aquello que se
considera, atenta y compete al individuo y no al Estado. La libertad se torna
un campo de batalla de la cual emerge un discurso que cala en el imaginario
colectivo, más allá de la distinción de clases. Las consignas son simples: ¡A
mí no me dicen qué debo o no debo hacer! ¡Soy libre de ir a cualquier sitio!
¡No necesito que nadie controle mi vida! ¡Mis derechos no pueden ser pisoteados
en nombre del Estado! ¡Con mi libertad no se negocia! ¡Los inmigrantes me
quitan el trabajo! En este ambiente, se convocan manifestaciones y organizan
actos donde se manifiesta el deseo de vivir sin ataduras. Los llamados
botellones, concentraciones de cientos y miles de personas para beber en
parques públicos, plazas o playas, bajo el lema: ¡Viva la libertad! se
generalizan los fines de semana. Y las protestas de negacionistas en Italia,
Francia, España, Gran Bretaña o Alemania aumentan bajo el mismo enunciado.
Un discurso,
simple, pero contundente. El fascismo libertario se expande y eleva a
la cima de las apetencias de satisfacción personal, al margen del bien común y
el interés general. El nacimiento y auge del fascismo libertario en
momentos de crisis pandémica y de un capitalismo que se retuerce para
reinventarse en su forma digital, encuentra sus argumentos en el campo de las
emociones, los sentimientos y el miedo. La mezcla explosiva de estos factores
indica el peligro que nos acecha. Luchar contra el fascismo
libertario se antoja unir fuerzas para combatir el capitalismo y sus
máscaras.
Artículo publicado originalmente en La Jornada.
Más de 500 grupos de presión de petróleo, carbón y gas en la COP26. [O sea, que 500 es más de 500. ¡Jodo petaca! Que no era nada lo del ojo y lo llevaba en la mano. Y vamos a ir dejando las cosas claras para que dejen de meterse conmigo diciéndome que si yo soy esto o lo otro y lo demás allá. Que a mí a esto de los eco multi eco sobre eco no me gana nadie, que yo cuando me pongo, me pongo, A mi en esto ni siquiera me gana el padre Eco que engendró a todos los ecos y vinieron a la Tierra en carne mortal cuando el Ángel (y que no me empecéis a enredar, que no fue ni Juan ni Pedro ni Rogelio ni Alfonso ni ningún otro: fue el Ángel, joder, que haber como os lo tengo que decir) anunció a Rafael, el del depósito de agua de mi pueblo, diciéndole entre broma y en serio: que ahí os va ese Eco y que ya veréis que hacéis con él y que a mí no me vengáis luego con ninguna reclamación con, que yo soy un mandao, porque esa fue la voluntad de Dios cuando dijo en mitad de la tormenta que estaba cayendo: ¡queréis ecología! Tomad ecología, ahí os va, desgraciaos, allá vosotros, pero a mí de esto ni media palabra más. Y en esto suena el trueno final que venía como a decir, pero en latino: ¡Hostias como se pone Dios por una tontada! Y aclarado lo que convenía al caso para tener la fiesta en paz, nada más por mi parte. Punto verde eco final. Perdonad la demora, gurriatos míos (los gurriatos forman la principal especie a proteger sobre de por la tierra, mar y aire) que ya sabéis como son estas cosas, que me he tenido que entretener haciendo unas pertinentes aclaraciones. En fin, a lo nuestro. ¿No somos los gurriatos la inmensa mayoría especial (de especie) del mundo que tenemos que protegernos a nosotros mismos (déjate ya de leches de que nos protejan, jate milongas, jate). ¡No somos los gurriatos los que con nuestro trabajo hemos creado cuanta riqueza existe, pero que no disfrutamos de ella ni por el forro porque se la quedan los cabroncillos y cabroncillas (los cabroncillos son una sub especie asquerosamente minoritaria de malos bichos chupadores que chupan, chupan, chupan y que no se cansan de chupar, oyes, que paren los cabrones por las pezuñas o, en su caso las cabras, sin son cabroncillas, también por las pezuñas. Siendo esto así, que los es, por todos los santos del cielo (más los que no estén porque se hayan ido de vacaciones a ver las desgracias que se están produciendo entre los pobladores de la Isla de la Palma por el volcán), ¿Se podría saber que hacen los más de 500 lobos (subespecie de los lobbies de presión, extorsión económica y chantaje político para el chupe) en la COP26 donde se podría estar contribuyendo de forma mayúscula al empeoramiento de las condiciones de vida de toda la humanidad? Y una de sensatez. ¿No sería más sensato, por su lógica, que siendo los gurriatos la inmensa mayoría de la especie del mundo que con su trabajo crea cuanta riqueza exista tuviera en sus manos (yo lo digo por lo de la mayoría, la democracia sin cachondinas y tal) todos los medios de producción que son determinantes para la sociedad entera para que tal especie organizara y decidiera tanto la producción social como su distribución de todo lo que se produjera: a los gurriatos, tanto; a las gurriatas, tanto; a los guarriatillos, tanto; a las gurriatillas, tanto y a todo el que por la razón que fuera no pudiera trabajar, cuando menos, tanto como a cualquier otra gurriata o gurriato? ¿O es que esto no parece sensato?
Más
de 500 grupos de presión de petróleo, carbón y gas en la COP26
Un estudio de la ONG
Global Witness revela que 503 grupos de presión de los combustibles fósiles
estaban acreditados en la COP26. El número de representantes de TotalEnergies,
Engie o Shell es mayor que el número total de delegaciones de los ocho países
más afectados por el cambio climático.
Un estudio de la ONG
Global Witness revela que 503 grupos de presión de los combustibles fósiles
estaban acreditados en la COP26. El número de representantes de TotalEnergies,
Engie o Shell es mayor que el número total de delegaciones de los ocho países
más afectados por el cambio climático.
Glasgow, Escocia – Las
petroleras Shell y TotalEnergy, los gigantes mineros Rio Tinto y Glencore, y el
mayor productor de gas del mundo, Gazprom. Están todos ahí. Global Witness, una
ONG especializada en la lucha contra el expolio de los recursos naturales,
contabilizó al menos 503 lobistas afiliados a multinacionales del petróleo, el
carbón y el gas en los pasillos de la COP26.
Si este grupo de
presión fuera una delegación nacional, sería, con mucho, el más grande. La
nutrida delegación brasileña cuenta con «sólo» 479 personas acreditadas,
seguida de Turquía y la República Democrática del Congo, con 376 y 373
delegados respectivamente. Francia acudió oficialmente a Glasgow con 197
representantes, según Global Witness.
Estos portavoces de
los industriales más emisores de CO2, que se han infiltrado en el corazón de la
COP26, representan en total a más de un centenar de empresas de cambio
climático. Entre ellos se encuentran los gigantes petroleros BP (siete grupos
de presión), Shell, la noruega Equinor y la angoleña Sonangol (cada una con
seis representantes), y Chevron y la brasileña Petrobras.
En el sector del gas,
el conglomerado ruso Gazprom, el mayor productor de gas del mundo, que por sí
solo emite tres veces y media más gases de efecto invernadero que Francia cada
año, está presente en Glasgow con ocho delegados. Estos últimos llegaron
directamente en las maletas de la delegación rusa. Otros 26 países como Canadá
o Brasil -pero no Francia- han incluido a su vez a algunos de estos 503 grupos
de presión de los combustibles fósiles en sus propias delegaciones.
La presencia de
cientos de estas personas pagadas para defender los intereses tóxicos de las
empresas de combustibles fósiles no hará más que aumentar el escepticismo de
los activistas del clima, que ahora ven las conversaciones de la COP26 como una
prueba más de la vacilación y la dilación de los líderes mundiales», afirmó
Murray Worthy, de Global Witness. Dada la envergadura del reto, no tenemos
tiempo para distraernos con el lavado verde o las promesas vacías de estas
multinacionales.
Francia destaca en
esta siniestra lista de grupos de presión. El grupo industrial del gas Engie
envió nada menos que seis representantes, y la compañía eléctrica EDF, que
sigue teniendo participaciones en centrales eléctricas de carbón en China,
envió ocho. Finalmente, tres grupos de presión acudieron a la COP26 para
defender los intereses privados de TotalEnergies. A pesar de su excesiva comunicación
sobre sus nversiones en renovables, la compañía petrolera y gasística
tiene previsto producir el doble de energía fósil para 2030 que la recomendada
por el IPCC.
«La COP26 se está vendiendo como el lugar para aumentar las ambiciones climáticas, pero está plagada de grupos de presión cuya única ambición es perpetuar las actividades de sus empresas relacionadas con los combustibles fósiles. Empresas como Shell y BP participan en los debates de la cumbre a pesar de que han admitido abiertamente que aumentarán su producción de gas fósil», dijo Pascoe Sabido, investigador del Corporate Europe Observatory. Al mismo tiempo, los gobiernos y las comunidades de los países más afectados por el cambio climático son los más excluidos de las negociaciones.
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La Palma: El colapso y la estupidez humana. [A mis buenas piedras del camino, tarugos de madera, farolas y postes de teléfono, en los que se quiera o no siempre es posible encontrar algo de sensibilidad humana y algo de solidaridad con el que sufre. Así que me decís que los políticos haciendo tabla rasa con todos son unos catapunchinchines. Vaya, vaya, que aquí no hay playa. Y ahora yo os pregunto y os digo queridos míos: ¿Y qué otra mierda de sociedad que sea más mierda que la de ayer pero menos mierda que la de mañana podemos tener si los trabajadores, a los que mañana se les puede vulcanizar los salarios, la medicina, la vivienda, la enseñanza, las pensiones, las cosillas esas de comer o las pensiones, la seguridad de andar por la calle, el pequeño y mediano negocio, se van a disfrutar viendo como se le quema el presente y el futuro a la inmensa mayoría de los pobladores de la Palma con el volcán? Así que espero respuesta vuestras piedras, tarugos, farolas y postes de teléfono míos, que más sensibilidad para responder que los humanos tenéis porque así me lo habéis demostrado cien mil veces, de modo que no me vengáis ahora con contadas y respondedme.]
La
Palma: El colapso y la estupidez humana
Por Raúl Zibechi
KAOSENLARED / NOV. 2021
“Dos cosas son
infinitas:
la estupidez humana y
el universo;
y no estoy seguro de
lo segundo”
Albert Einstein
“El turismo volcánico
desborda La Palma: autobuses llenos y atasco en la carretera”, titulaba El
País en su edición del 1 de noviembre. Agrega que las autoridades de
la isla pusieron transporte gratuito para que los turistas llegaran al mirador
más concurrido y que las colas para subir al autobús duran más de una hora.
Viajeros de todo el
Estado Español y de Europa llegan en masa para contemplar la destrucción y el
colapso en las vidas de miles de personas que han visto sus viviendas y
cultivos sucumbir bajo el río de lava que todo lo devora, desde que comenzó la
erupción el 19 de setiembre.
Hoteles, taxistas y
líneas aéreas hacen su negocio, embolsan recursos que los turistas despilfarran
para no perderse la imagen de un volcán en plena erupción, desastre que sigue
siendo estetizado por los grandes medios sin reparar en la destrucción que deja
a su paso.
Las voces disidentes
casi no se escuchan, aunque vienen creciendo de forma paulatina. Una entrevista
a Paula, pobladora de La Palma, por Radio Pimienta, una de las
escasas voces críticas, pone las cosas en su lugar. Enfatiza en la
incertidumbre y el estrés de la mayoría de la población que está comenzando a
autoorganizarse. “De las seis mil personas evacuadas, menos de cien están en el
albergue que dispuso el gobierno, y el resto en casas de vecinos y familiares
solidarios” (https://bit.ly/3o7MdZb).
En varios espacios
manos solidarias organizan la entrega de ropa, porque los que huyeron de sus
casas lo dejaron todo. Desde arriba, las cosas se ven siempre de otro modo. Las
personas que estaban pagando su vivienda al banco deben seguir pagando aunque
la vivienda se la haya tragado la lava ardiente. Aún en el colapso, el capital
financiero sigue haciendo sus negocios, sin inmutarse.
El Estado se limita a
entregarles una pequeña indemnización que no les alcanza para construir otra
vivienda.
“El énfasis en el
turismo quiere remachar nuestra dependencia”, dice Paula, “ya que no se cansan
de decir que la isla es segura, ninguneando el dolor y nuestra vulnerabilidad”.
Según el gobierno, la masa de lava ocupa apenas el 10 por ciento de la isla,
pero no toman en cuenta que afecta a toda la población, unas 85 mil personas,
la mitad de las cuales se dedica a la agricultura platanera, seriamente
afectada por la enorme cantidad de ceniza que se deposita en todos los
rincones.
Los vecinos se están
organizando por barrios con base en el apoyo mutuo, explican desde Radio
Pimienta, creando plataformas para asistir a las familias que perdieron
todo, intentando superar el clima de “desconfianza, miedo e incertidumbre”.
Pero también se
esfuerzan por superar la “tutela extrema” del Estado, que según Paula se empeña
en controlar los movimientos de la población, regulando el acceso a ciertos
espacios: cuando los desplazados quieren limpiar las casas de ceniza, deben
hacerlo “acompañados” por efectivos de la Guardia Civil que no sólo los vigilan
sino que controlan el tiempo que demoran en la limpieza.
Son tiempos de
aprendizajes. ¿Qué hacer ante el colapso? ¿En quiénes podemos confiar cuando
todo lo que tenemos alrededor se hunde? ¿Cómo zafar del control del Estado, de
la policía y del capital que buscan aprovechar el colapso para apuntalar el
capitalismo?
Hay varias acciones
que parecen urgentes. Nada podemos hacer si no estamos organizados, si no hemos
construido antes del colapso relaciones fuertes entre personas afines,
comunitarias y cooperativas. Debemos crear medios de comunicación propios, más
para inter-comunicarnos que para denunciar, sobre todo durante el colapso.
Debemos construir
autonomía, pero antes de eso tenemos que acordar qué entendemos por autonomía.
En tiempos de colapso, no se valen autonomías sólo declarativas; deben ser
integrales, abarcar la salud, la economía, el agua, la educación y todo aquello
que hace a la vida. Porque la vida está en peligro y nadie más que nosotros y
nosotras vamos a poder defenderla y reproducirla.
https://desinformemonos.org/el-colapso-y-la-estupidez-humana/
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