miércoles, 9 de febrero de 2022

Andalucía pone fin a las bajas laborales automáticas con un autodiagnóstico de ‘covid’. [Bueno hombre, bueno, y ¿usted qué? Yo según y cómo. Ya sabe usted: tan pronto lo uno como lo otro, ya sabe como son estas cosas, para qué le voy a decir una cosas por otra]


 (España)


Andalucía pone fin a las bajas laborales automáticas con un autodiagnóstico de ‘covid’

Diario octubre / febrero 9, 2022



Han sido unas buenas fiestas de fin de año. Muchos trabajadores han conseguido bajas laborales que les han permitido disfrutarlas en familia durante varios días, gracias a los millones de tests que se han realizado.

En diciembre no hubo ningún “repunte” de la fantasmagórica “incidencia acumulada”. Simplemente se hicieron muchos más tests y, como en la lotería, cuando compras muchos décimos, tiene más oportunidades de que te toque alguno y consigues la baja. A veces ni siquiera eso es necesaro porque basta con ser el “contacto estrecho” de un positivo.

Los empresarios se quejaron del absentismo laboral y tuvieron que reducir los días de baja médica a 7 días. Ahora el siguiente paso llega a Andalucía, donde ya no basta un test de autodiagnóstico positivo a través de la aplicación Salud Responde.

Ahora les llamarán para realizarles de una PCR en el centro de salud correspondiente. La “incidencia acumulada” bajará muy rápidamente.

La baja médica por test positivo ya no se concederá de manera automática, sin necesidad de ser examinado por ningún facultativo. Será el médico de cabecera quien, tras la realización de una prueba diagnóstica, firme la baja laboral.

Las estadísticas epidemiológicas se manejan a golpe de decreto de una forma muy sencilla. Suben y bajan con nuevas normas o derogando las anteriores.

Las pruebas autodiagnósticas de “covid” pusieron de manifiesto que los médicos cada vez desempeñan un papel más marginal en los sistemas de salud. Su papel -cuando desempeñan alguno- es puramente rutinario y mecánico. De ahí que las vacunas se puedan inocular en centros comerciales, farmacias o gasolineras. Da lo mismo.

FUENTE: mpr21.info

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Historia de una foto que lo cuenta casi todo de la Guerra de Vietnam

 

Historia de una foto que lo cuenta casi todo de la Guerra de Vietnam

DIARIO OCTUBRE / febrero 9, 2022

 


El 1 de febrero de 1968 el fotoperiodista estadounidense Eddie Adams captó uno de los momentos que mejor definen la Guerra de Vietnam: el general Nguyen Ngoc Loan, jefe de la policía del gobierno títere de Vietnam del sur, asesina a sangre fría a Nguyen Van Lem, un detenido del Vietcong, en plena calle de Saigón.

En el momento del disparo se encontraba junto a Adams un cámara de la cadena estadounidense NBC, que captó la escena desde un ángulo similar. Pero lo que dio la vuelta al mundo fue la foto, que ha quedado como uno de los tres iconos de aquella guerra, junto la inmolación del monje budista Quang Duc en 1963 y el diluvio de napalm que sufrió el pequeño Kim Phuc diez años después.

La víctima del asesinato, Nguyen Van Lem, conocido como “Bay Lop”, tenía 36 años y dos hijas. Su viuda, Nguyen Thi Lop, estaba embarazada en el momento del disparo. Su tercer hijo nació ocho meses después de su asesinato.

Al igual que decenas de ciudades de Vietnam del sur, Saigón había sido escenario de una insurrección dirigida por 80.000 combatientes comunistas del Frente Nacional de Liberación de Vietnam del sur, llamado Vietcong por los medios de la época.

La insurrección marcó el inicio de la ofensiva del Tet, con la que los comunistas, apoyados por Vietnam del norte, esperaban levantar a la población contra el gobierno fantoche del sur, respaldado por Estados Unidos.

Adams tenía entonces 34 años y trabajaba para la Associated Press. Seguía a un grupo de lacayos sudvietnamitas que participaban en el contraataque. El grupo se detuvo en medio de la calle y el general Nguyen Ngoc Loan apuntó el cañón de su revólver a la sien del detenido.

Tras el asesinato el general se dirigió a los periodistas que habían presenciado la escena y justificó su acto: “Estos chicos matan a muchos de nuestro pueblo y creeo que Buda me perdona”. La víctima era un capitán del FNLSV, añadió el pistolero.

El New York Times publicó la foto la en portada, así como muchos otros periódicos. Posteriormente recibió el Premio Pulitzer y el concurso World Press Photo, lo que aumentó su repercusión.

En aquella época el presidente Johnson se esfuerzaba por tranquilizar al mundo diciendo que la guerra había terminado. Pero aún faltaban otros cinco años más de enfrentamientos antes de que el ejército estadounidense y sus marionetas sudvietnamitas salieran con el rabo entre las piernas.

Tres meses después de la foto, el general asesino fue gravemente herido en combate. Al principio fue hospitalizado en Australia, pero, debido a su hoja de servicios, su presencia causó un desprecio generalizado y fue enviado a Estados Unidos, donde volvió a ser denostado. Regresó a Vietnam.

En 1975, cuando Saigón estaba a punto de caer en manos de los comunistas, quiso huir, pero Roma no paga a traidores. Estados Unidos rechazó su solicitud de evacuación y tuvo que exiliarse por sus propios medios. Se estableció con su familia en Dale, Virginia, donde abrió una pizzería. Una pintada escrita en el baño de su establecimiento le recordó su crimen: “Sabemos quién eres”.

En 1991 su negocio se hundió por su reputación y el propietario del restaurante tuvo que cerrar. El asesino murió de cáncer en 1998 a la edad de 67 años. El fotoperiodista envió flores a la familia del fallecido y decidió actuar como abogado para defender su memoria. “Era un héroe. Estados Unidos debería estar llorando”, dijo a la Associated Press.

Adams hacía apología de un crimen de guerra execrable.

FUENTE: mpr21.info

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EE.UU. La miseria se extiende como nunca

 

EE.UU. La miseria se extiende como nunca

El imperio ya no puede esconder la miseria colosal que afecta a millones de personas.

 

·         Lanueve.info / febrero 9, 2022

 


El porcentaje de estadounidenses que se sienten “muy felices” se desplomó de 32 por ciento en 2018 a 19 por ciento en 2021, mientras que los estadounidenses que se sienten “no muy felices” se dispararon de 13 a 24 por ciento en el mismo período, reveló una nueva encuesta.

“Los estadounidenses se sienten miserables. Son más miserables de lo que han sido en medio siglo”, informó el domingo Business Insider, que citó la Encuesta Social General, un estudio en curso de la Universidad de Chicago y uno de los proyectos sociales más influyentes de Estados Unidos.

La miseria surgió a raíz de la pandemia de COVID-19, que está entrando a su tercer año. Aunque las vacunas han permitido a la población recuperar una sensación de normalidad, las nuevas variantes la han mantenido en vilo durante todo el año 2021 hasta el agotamiento, de acuerdo con el informe.

“La miseria también está arraigada en nuestra percepción de la economía. Las esperanzas económicas de los estadounidenses se desplomaron en enero a mínimos en una década en el Índice de Sentimiento del Consumidor de la Universidad de Michigan”, señala el informe.

Aunque los salarios en Estados Unidos han subido este año al ritmo más rápido desde 1983, la inflación está ganando en la lucha de “inflación contra salarios”, dice el informe, el cual añade que “es especialmente doloroso para los estadounidenses de menores ingresos que ya no pueden contar con la ayuda por la pandemia”.


El número de personas sin techo en Estados Unidos ha detonado en años recientes, y los altísimos precios de la vivienda junto con los bajos sueldos son una parte del problema, reportó ABC, que citó informes del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de Estados Unidos.

Ann Olivia, del Centro de Prioridades Presupuestarias y Políticas, explicó que los “datos muestran que más de la mitad de las personas en albergues y 40 por ciento de personas sin alojamiento están experimentando trabajo en mendicidad, pero aun así no pueden costearse el pago de una vivienda”.

El número de personas sin hogar estaba en aumento incluso antes de la pandemia de COVID-19 y “la significativa inestabilidad económica provocada por la COVID-19 y los reportes de crisis de proveedores de servicios para personas sin hogar en la primera línea sólo agudizaron las preocupaciones”, dijo el congresista Emanuel Cleaver.

En su informe anual al Congreso, el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de Estados Unidos añadió que “las personas sin hogar que viven en refugios” disminuyeron 8 por ciento en 2021 en comparación con el año anterior.

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De convenios y subvenciones. [Que digo yo, señor Conde, que cuando el monte se quema algo suyo se quema, señor Conde. Que yo le pego fuego al monte o que quiero que se queme el monte no, señor Conde, que no hago eso ni quiero eso, sino que cuando el monte se quema algo suyo se quema, señor Conde, del mismo modo que cuando se patea a un trabajador en Villorrillolejano de San Benito de Pradillolejos a ti te patean, trabajadorcillo queridísimo mío cercanito de aquí mismo. Si yo no digo más que eso, señor Conde]

 

Para algunos son un anatema, pero hay una buena razón para defender gran parte de las subvenciones y convenios con entidades sociales. Es la única forma de garantizar una financiación básica a muchas entidades que desarrollan un enorme trabajo social.


De convenios y subvenciones

 

Albert Recio

El Viejo Topo

9 febrero, 2022 



I

Dentro de unos días, la alcaldesa de Barcelona deberá acudir al juzgado para declarar en un presunto caso de corrupción. La causa es la realización de convenios de cooperación con entidades amigas: el observatorio DESC, Ingenieros sin Fronteras, Ecologistas en Acción, la PAH, la Alianza contra la Pobreza Energética, etc. El denunciante una oscura Asociación por la Transparencia y la Calidad Democrática, que es tan opaca que ni se conocen sus dirigentes. Nada nuevo en Barcelona. Esta va a ser la décima denuncia, y por los mismos hechos que ya se han archivado en anteriores ocasiones.

El Gobierno de los Comuns ha sido objeto de un implacable marcaje desde su llegada al poder. Puede que no sean más que reformistas socialdemócratas, pero la verdad es que han osado meter mano en esas cosas que no deben tocarse: proliferación de hoteles, desahucios, gestión de servicios públicos… Las querellas han estado casi siempre presentadas por asociaciones tan opacas como la que nos ocupa y por despachos de abogados ligados a grandes intereses económicos. Los que llevamos tiempo en los movimientos sociales de la ciudad sabemos el papel que ha jugado Agbar en mucho de estos casos. Y tanto acoso judicial si bien no se ha traducido en condenas por corrupción ha tenido éxito en otros campos: Agbar ha mantenido su negocio, después que el Tribunal Supremo le diera la vuelta a una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, y uno de sus satélites consiguió que se anulara el reglamento de participación de la ciudad por el que muchas entidades habían trabajado mucho tiempo.

Las campañas judiciales han tenido, cómo no, su complemento mediático en los tradicionales medios de la derecha local y en algunos nuevos creados ad hoc. Es lo que cabía esperar de unos poderes económicos para los que sus privilegios son sagrados. En todas estas campañas de este mandato aparecen dos dianas paralelas: Ada Colau y su gente, por un lado, y las entidades sociales por otro. Por estos las denuncias se enfocan siempre en la misma dirección: los convenios y subvenciones a determinados colectivos con un perfil marcadamente reivindicativo. Tras la anulación judicial del Reglamento de Participación, se ha procedido a elaborar uno nuevo bastante parecido al anterior (aunque el cambio no es inocuo, para acogerse al mandato judicial se ha pasado de tener que recoger 15.000 firmas a 88.000 para conseguir que se convoque una consulta). En este proceso hubo un aluvión de demanda de entidades y grupos empresariales en las que se proponía eliminar subvenciones y convenios a entidades sociales, entre otras medidas encaminadas a coartar la participación organizada. El tema de las subvenciones y apoyos que reciben las entidades sociales es un tema crucial. No solo en Barcelona. En torno a este tema la derecha lleva años generando un discurso político que criminaliza a organizaciones que no les gustan: feministas, de memoria histórica, vecinales, sindicales…

II

Hay una buena razón para defender gran parte de las subvenciones y convenios con entidades sociales. Es la única forma de garantizar una financiación básica a muchas entidades que desarrollan un enorme trabajo social. Las desigualdades de renta no solo afectan a la situación individual de la gente, sino a su capacidad para financiar agencias que representen sus intereses. Cuanto más recursos se tiene, más posibilidades de pagar asesores, comunicadores, activistas con los que promover los propios intereses. Es un hecho bien conocido y estudiado en el caso de Estados Unidos. La derecha reniega de subvenciones (aunque el gran mundo empresarial está especializado en captar todo tipo de rentas públicas) porque cuanto menos impuestos se paguen y menos ingresos reciban las asociaciones y movimientos de base más débiles serán. Ellos siempre podrán financiar (casi siempre con desgravaciones fiscales) sus propios think tanks, sus campañas, su sociedad civil. Y por esto también son partidarios de que no existan regulaciones estrictas a la financiación de los partidos políticos porque eso garantiza que puedan dirigir un enorme flujo de recursos a los candidatos que mejor defiendan sus intereses.

La financiación pública a un amplio abanico de entidades es una forma de redistribuir poder e ingresos. Casi siempre insuficiente y siempre puesta sobre sospecha. En la experiencia de Barcelona las subvenciones y los convenios se realizan de manera transparente (desde hace años); las entidades deben justificar el uso y en general no hay a cambio una intromisión del poder municipal. Quien quiere mantener su autonomía la mantiene. Se trata casi siempre de una financiación insuficiente, en que no se considera la aportación en horas de trabajo del personal voluntario que garantiza muchas actividades sociales. De forma creciente, hay más bien una sensación de que la mayoría de ayudas conllevan una carga tan grande de faena burocrática que desaniman a las pequeñas organizaciones, las que están más necesitadas de recursos básicos (pienso en alguna asociación vecinal de un barrio pequeño, de bajos ingresos, donde su actividad es la base de vertebración de un mínimo tejido social).

Hay incluso alguna experiencia elocuente al respecto. Cuando el Ayuntamiento inició la creación de centros cívicos en los barrios, gestionados por empresas privadas, en algunos barrios con tradición radical surgieron demandas de autogestión de los mismos. Al principio se consiguió en unos pocos centros de mi distrito, en una situación de tensión permanente con los responsables municipales. Pero llegó un momento en que uno de los gerifaltes del distrito (del mismo partido que llevaba años mandando, el PSC) reconoció que la gestión cívica por parte de entidades y colectivos de barrio era más barata y tenía más satisfecha a la gente. Desde entonces la gestión cívica se ha extendido a muchos espacios de la ciudad y es otro de los modelos que está siendo cuestionada por los grupos empresariales. La razón no es otra que se les ha quitado un suculento pastel.

Democratizar la sociedad pasa por dotar de recursos que permitan desarrollar iniciativas sociales, generar organización de la gente con menos recursos, desarrollar innovación social. Y esto es lo que en gran medida se quieren cargar los que denuncian pequeñas subvenciones y convenios y suelen saquear, por vías legales o ilegales, los presupuestos públicos.

III

Para ciertos sectores de la izquierda, sobre todo de cultura anarquista pero no exclusivamente, las subvenciones son un anatema. Es habitual, por ejemplo, encontrar quien apunta que los sindicatos están domesticados gracias a las subvenciones. Lo que además de un insulto conlleva evitar discutir qué tipo de acción sindical es posible, deseable y olvidarse de los condicionantes sociales en los que tiene lugar.

Se puede entender parte de esta crítica. Es cierto que durante muchos años las organizaciones de izquierdas se desarrollaron con sus propias fuerzas, con sus recursos y el trabajo de sus activistas. En Catalunya construyeron un enorme tejido de cooperativas, ateneos, asociaciones culturales… Un modelo de organización social que no solo se daba en la clase obrera, incluía a gran parte de entidades de la pequeña burguesía local. Es algo que en buena parte destrozó el franquismo y remató el desarrollismo de los años sesenta. Yo viví aún la fase terminal de aquella experiencia: forma parte de mi formación social. Y realmente era muy valiosa. Pero es difícil rehacerla más allá de pequeños grupos de militantes. Han cambiado demasiadas cosas en los comportamientos de la gente. Se han transformado las formas de gestión del poder, se han tecnificado. Algo que impacta no solo en los movimientos sociales y entidades reivindicativas, sino también en el conjunto de asociaciones que son la base de organización social. Seguir promoviendo la participación, la militancia y el compromiso es esencial. Pero también se requiere un realismo.

Están bien las advertencias del carácter potencialmente corruptor de las ayudas públicas. Por eso es necesario afrontarlas con una estrategia clara, que mantenga la autonomía de las organizaciones, que se realice con criterios claros que eviten corruptelas y compras. Que sirvan para reforzar los movimientos y profundizar los procesos democráticos.

La derecha lo tiene claro. Ataca las subvenciones a determinados movimientos y entidades no porque esté en contra del clientelismo, que practica con fruición. Lo hace por conciencia de clase. Porque quiere organizaciones sindicales, vecinales, feministas, ecologistas, de memoria histórica, débiles, infradotadas, sin apoyo técnico adecuado. De eso van las querellas de Barcelona, o el llamado “desmontaje de chiringuitos” de muchos otros lugares. Por esto también en Barcelona se está organizando un amplio abanico de entidades muy diversas porque saben que esto es parte de una ofensiva contra una amplia base social.

Fuente: Mientrastanto.org