sábado, 12 de noviembre de 2022

Un cuadro que bien vale una portada (se ruega difundir para explicar porqué sube el recibo de la luz)

 

Un cuadro que bien vale una portada (se ruega difundir para explicar porqué sube el recibo de la luz)

 

INSURGENTE.ORG / 11 noviembre 2022

 

 





Juanjo Basterra: Las empresas de la energía no dejan de aumentar sus beneficios a cuenta de subirnos la luz, el gas, el combustible…mientras NOS EMPOBRECEN a la MAYORÍA. ¡UNA VERGÜENZA!

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Descubiertas las células responsables de las recaídas en el cáncer de colon

 

Descubiertas las células responsables de las recaídas en el cáncer de colon

 

TERCERAINFORMACION / 10.11.2022


Científicos del IRB Barcelona han identificado las células tumorales residuales que, después de la extirpación de un tumor primario colorrectal, hacen que reaparezca el cáncer en otros órganos, como el hígado y el pulmón. La investigación en ratones demuestra que la inmunoterapia temprana, anterior a la cirugía, permite eliminar estas células antes de que hayan iniciado la metástasis y evitar así una recaída.

Organoide de cáncer colorrectal con células residuales responsables de la recaída marcadas en rojo. / IRB BarcelonaOrganoide de cáncer colorrectal con células residuales responsables de la recaída marcadas en rojo. / IRB Barcelona

 

Con cerca de dos millones de nuevos casos cada año, el cáncer colorrectal es el tercero más común en el mundo. La mayoría de los pacientes son diagnosticados cuando el tumor todavía está localizado en el colon o en el recto. Estos tumores se extirpan mediante cirugía, y en muchos casos, se tratan con quimioterapia con la intención de evitar las recaídas en la enfermedad. 

Aun así, en un porcentaje de pacientes comprendido entre un 20 % y un 35 %, el cáncer reaparece en otros órganos vitales en forma de metástasis. Estas se originan por células tumorales residuales que permanecen ocultas en el momento de la cirugía, principalmente en el hígado o el pulmón. Las metástasis son la principal causa de muerte de casi todos los tipos de cáncer, incluido el de colon. 

La mayor parte de la investigación en cáncer colorrectal se ha centrado en entender la enfermedad primaria. En los últimos años también ha habido avances importantes en la caracterización de la enfermedad metastásica una vez esta se manifiesta, pero no se había podido abordar la investigación de esta pequeña población de células tumorales, que se encuentra diseminada y que es invisible a las técnicas diagnósticas utilizadas en la clínica. 

Este desconocimiento se ha traducido en una falta de terapias efectivas para eliminar la enfermedad residual y evitar la recurrencia metastásica que tienen un mal pronóstico. 

En este contexto, científicos del IRB Barcelona, liderados por Eduard Batlle, investigador ICREA y jefe de grupo en el CIBER de Cáncer (CIBERONC), han identificado por primera vez células tumorales residuales ocultas en el hígado y pulmón, y han caracterizado cómo evolucionan hasta dar lugar a la aparición de metástasis en estos órganos. El estudio se publica en Nature.


Eduard Batlle, investigador ICREA y jefe de grupo en el CIBER de Cáncer (CIBERONC), ha liderado el estudio. / IRB Barcelona

 

“Entender y evitar el fenómeno de las recaídas después de la cirugía es una necesidad médica no resuelta. Después de muchos años investigando el cáncer de colon, hemos dado un primer paso para prevenir las metástasis en pacientes que debutan con una enfermedad localizada”, explica Batlle, jefe del laboratorio de Cáncer Colorrectal en el IRB Barcelona.  

Modelo animal para estudiar recaídas en el cáncer de colon 

Los científicos han generado un nuevo modelo experimental en ratón que recrea el proceso que siguen los pacientes que sufren recaídas, y que típicamente pasa por las etapas de diagnóstico, cirugía curativa, y posterior recaída. En paralelo, han desarrollado una metodología que permite aislar una fracción minúscula de células tumorales diseminadas ocultas en el organismo.

“Nuestro modelo, muy similar al progreso de la enfermedad en pacientes, nos ha permitido caracterizar el tumor primario y la dinámica de la enfermedad residual. Hemos estudiado desde micrometástasis de 3 o 4 células, a metástasis de tamaño medio, o incluso más grandes, caracterizando cómo evoluciona cada una de ellas durante la progresión de la enfermedad”, comenta Adrià Cañellas-Socias, investigador del mismo laboratorio y primer autor del estudio. 

Caracterizar las ‘células de alta probabilidad de recaída’ 

Desde hace años, los científicos saben que el cáncer de colon está compuesto por distintos tipos de células tumorales, que ejercen funciones diferentes durante la progresión de la enfermedad. Dentro de la amalgama de tipos celulares que forma los cánceres de colon, los autores han identificado una población, a la que han llamado HRC por sus siglas en inglés (High Relapse Cells o células de alta probabilidad de recaída). 

Estas células presentan poca actividad proliferativa y no contribuyen al crecimiento del tumor primario. Sin embargo, grupos de HRC son capaces de desprenderse del cáncer en el colon, migrar hasta alcanzar el torrente sanguíneo, llegar al hígado y permanecer ocultas durante un tiempo tras la cirugía. En muestras procedentes de pacientes con cáncer de colon los investigadores han podido constatar la presencia de estas mismas células en los pacientes que tienen un mayor riesgo de recurrencia de la enfermedad después del tratamiento. 


Extravasación de célula tumoral de cáncer colorrectal residual en una vena porta hepática. / IRB Barcelona

 

Los investigadores además han confirmado que, eliminar estas células mediante técnicas genéticas es suficiente para prevenir la formación de metástasis; es decir, los ratones que desarrollan cáncer de colon se mantienen libres de enfermedad tras la cirugía del tumor primario, sin sufrir posteriores recaídas.

El equipo también ha desarrollado una estrategia terapéutica para erradicar específicamente la enfermedad residual y prevenir la recurrencia. Así han demostrado que las metástasis incipientes, cuando todavía no son visibles, pueden eliminarse mediante un tratamiento con inmunoterapia, previo a la cirugía.

“Nuestro descubrimiento revela por primera vez cómo se comporta el grupo de células tumorales responsable de las recaídas, y también los genes que las definen; además, representa una prueba de concepto que abre vías de desarrollo de nuevas terapias, dirigidas específicamente a eliminar la enfermedad residual, así como de nuevas herramientas diagnósticas para identificar aquellos pacientes con mayor riesgo de recaída”, apunta Batlle.

“Por último –concluye–, nuestro estudio sugiere una revisión de las pautas clínicas en el tratamiento de este tipo de cáncer porque, en muchos casos, sería recomendable aplicar la inmunoterapia antes de la cirugía”.

Estos descubrimientos abren la posibilidad de desarrollar nuevas líneas de investigación. El laboratorio de Batlle se centra ahora en estudiar en qué momento las HRC que han alcanzado el hígado se “activan” para volver a generar un tumor, con la intención de interferir en este proceso y evitar la formación de metástasis. También investigan para entender qué factores influyen en la aparición de estas células y por qué el número de estas células varía entre un paciente y otro.

Referencia:

Adrià Cañellas-Socias, Eduard Batlle et al. “Metastatic recurrence in colorectal cancer arises from residual EMP1+ cells”. Nature, 2022 

El proyecto ha recibido financiación de la Fundación “la Caixa”, la Marató de TV3, la Asociación Española Contra el Cáncer, Cancer Research UK, el Ministerio Español de Ciencia e Innovación y el European Research Council (ERC).

Fuente: 

IRB Barcelona

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Crisis del Estado, cambio de régimen y Fuerzas Armadas (II)

 

Crisis del Estado, cambio de régimen y Fuerzas Armadas (II)

 

Por Manuel Ruiz Robles 

Rebelion / España

| 10/11/2022 |

 


Fuentes: Rebelión


El capitalismo neoliberal ha extendido su control sobre las conciencias, con una eficacia nunca vista en otros periodos de la historia. Es una forma insidiosa de totalitarismo que impregna al conjunto de la sociedad, genialmente anticipado por el escritor George Orwell (1903-1950), combatiente antifascista en la Guerra de España.

Oligarquía y Fuerzas Armadas en el Estado español

La razón última esgrimida por el Estado es la razón de la fuerza. Ante una crisis terminal el Ejército pasa a primer plano. En tal situación éste puede sentirse impelido a sostener la Monarquía en declive o, por el contrario, a dejarla caer.

El Ejército está organizado y jerarquizado de forma que la ideología imperante entre sus cuadros de mando tiende a identificarse con los intereses de la oligarquía financiera, que es la que realmente manda; tanto más cuanto más altos se encuentran aquellos en la pirámide jerárquica.

La oligarquía, o clase dominante, controla la inmensa mayoría de la actividad social, ejerciendo su influencia mediante los aparatos ideológicos que domina, puestos a su servicio: TV, prensa, enseñanza, clero, etc. El capitalismo neoliberal ha extendido su control sobre las conciencias, con una eficacia nunca vista en otros periodos de la historia. Es una forma insidiosa de totalitarismo que impregna al conjunto de la sociedad, genialmente anticipado por el escritor George Orwell (1903-1950), combatiente antifascista en la Guerra de España.

La severa alienación impuesta por los poderes financieros, solo puede ser contrarrestada en parte por mecanismos de comunicación independientes, no controlados por el poder establecido; como lo son, en cierta medida, las redes y colectivos sociales.

El relativo aislamiento de los militares, generalmente forzado, promueve la endogamia y el mantenimiento de rancias tradiciones familiares, creando un mundo estanco a los valores de la mayoría social.

Algunos apellidos conocidos se repiten a lo largo de generaciones en las altas jerarquías de los ejércitos; son los llamados príncipes de la milicia, y constituyen una casta privilegiada. Esta forma de clasismo fomenta un sentido patrimonial de la institución, llegando estos a percibirla como si de su propio feudo o cortijo se tratase.

El Rey, como jefe del Estado y jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, refuerza el carácter oligárquico de las cúpulas militares, pues constituye un elemento de referencia ideológica y de clase entre la oficialidad, desde el inicio de su carrera en las Academias, o en la Escuela Naval, hasta su pase a la situación de reserva o de retiro.

La oficialidad se identifica emocionalmente con el Rey, pues él también fue cadete o guardiamarina, por tanto “compañero”.

El rey Felipe VI ya no necesitará escenificar de nuevo un golpe de efecto para afianzar su corona, como en el famoso 1 de octubre, o durante su infame discurso dos días después; ni tampoco la irrupción, pistola en mano, de ningún coronel en el hemiciclo del Congreso de los Diputados. Decenas de escaños fascistas y ultramonárquicos, incluidos generales retirados, son ahora el brazo político de su guardia pretoriana, decidida a impedir cualquier progreso democrático.

El pasado 16 de octubre, un exdirigente y exmiembro del partido ultraderechista con representación parlamentaria, denunció en el programa “Salvados” cómo un destacado fundador y dirigente de la organización incita a sus militantes a portar armas.

Imperialismo, militarismo y conflictos bélicos

El reparto territorial del mundo entre las potencias imperialistas es especialmente visible en la actual fase de acumulación capitalista. Su impacto en la configuración de las alianzas militares, sus implicaciones geoestratégicas, así como la generalización de los focos de conflicto armado, presentan un oscuro panorama y un trágico balance de sufrimiento y destrucción.

El imperialismo moldea la ideología de sus Fuerzas Armadas, y las de los países sobre los que ejerce su supremacía, imponiendo un militarismo favorable a sus intereses.

La competencia por el dominio de los mercados y los recursos materiales entre potencias imperialistas fue la causa de la I y II Guerra Mundial. La segunda (1939-1945) tuvo como preludio la Guerra de España (1936-1939), provocada por el golpe militar del 18 de julio contra el gobierno legítimo de la II República, golpe inmediatamente apoyado por la Alemania nazi y la Italia fascista.

Una nueva colisión imperialista a gran escala está gestándose en el corazón de Europa. Las causas no hay que buscarlas en la mente diabólica de ningún dirigente, sino en las contradicciones que se vienen dando en la esfera internacional, tras la disolución de la URSS y la transformación de la República Popular China en un gigante económico, en evidente conflicto de intereses con los USA.

El imperialismo hegemónico intenta seguir manteniendo su supremacía global. Su pretendido altruismo -la defensa de la democracia- no tiene la menor credibilidad. Washington utiliza la guerra como medio de imponer su hegemonía a escala planetaria. Para ello ha establecido un férreo cerco militar, instrumentado por la OTAN, que aprieta como un dogal sobre el cuello de Rusia, potencial aliado de China.

La escalada de provocaciones ha situado a la corrupta oligarquía rusa, contestada internamente, ante un grave dilema. Lamentablemente, el presidente Vladimir Putin ha elegido el camino equivocado. Su intervención militar directa en el conflicto civil originado en 2014 tras el golpe del Maidán, bajo análogos pretextos que la corrupta oligarquía occidental, ha desembocado finalmente en la Guerra de Ucrania.

Un primer paso de la estrategia puesta en práctica por los USA, en competencia global con la República Popular China, está consistiendo en la utilización de Ucrania como ariete contra Rusia a fin de fragmentarla y, de ese modo, alcanzar el control sobre sus recursos -minerales, gas y petróleo- primordiales para su supremacía tecnológica.

Determinados minerales estratégicos son esenciales para la industria moderna, en particular para la producción de materiales especiales y fabricación de armamento moderno. China posee un tercio de las reservas mundiales de tierras raras y controla el 75 % de su producción, seguida de Brasil, Vietnam y Rusia. Por otra parte ha superado a los USA en el desarrollo y producción de tecnología 5G para la telefonía móvil. Mantiene a su vez un esfuerzo titánico para el desarrollo y producción de microchips avanzados, a fin de asegurarse el autoabastecimiento de estos dispositivos, base de la digitalización, que está impulsando vertiginosamente la nueva revolución industrial y mediática.

El objetivo inmediato de los USA es la erradicación definitiva de toda colaboración existente entre los países de la Unión Europea y Rusia, asestando de paso un serio golpe a la industria alemana, motor económico de la Unión. El sabotaje de los gaseoductos imposibilita el suministro de gas ruso, imponiendo de este modo Washington su gas licuado y su petróleo, procedentes del fracking, de elevado precio, mediante transporte marítimo.

El rey Felipe VI, jefe del Estado y de las Fuerzas Armadas, ha tomado descaradamente el partido de la guerra, es decir el de la OTAN, dominada por los USA, de la que es un ferviente fan, poniendo en grave riesgo la seguridad nacional.

Los USA sitúan a nuestro país, por su posición geoestratégica, como primera línea de batalla en su guerra contra la Federación de Rusia. Las provocadoras declaraciones del Sr. Borrell y de la ministra de defensa Sra. Robles no dejan lugar a dudas. Mientras tanto, la República Francesa pide contención en la escalada verbal.

Los pueblos europeos -sobre todo los ucranianos y rusos, golpeados directamente por el conflicto- se oponen a la guerra y abogan por una solución política al desastre.

Las élites políticas de Occidente, subordinadas a la supremacía de los USA, siguen pretendiendo a toda costa una derrota humillante de Rusia. Algo difícil de imaginar sin que se produzca una escalada sin freno, que desembocaría en la III Guerra mundial, de la que España no saldría indemne.

Manuel Ruiz Robles es antiguo miembro de la Unión Militar Democrática

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El triunfo de Lula y la izquierda latinoamericana

 

A Lula le esperan días muy, muy difíciles. Gobernar con una Cámara de Diputados en la que el bolsonarismo tiene mayoría, y hacerlo además con la clara idea de disminuir las desigualdades sociales, perece tarea de titanes. Las espadas están en alto.


El triunfo de Lula y la izquierda latinoamericana


Manolo Monereo

El Viejo Topo

12 noviembre, 2022 

 


A la memoria de Juan Valdés Paz 

 

Tres palabras podrían resumir mi valoración de las elecciones brasileñas: alivio, preocupación y desafío. Lula ganó apretadamente en un escenario de polarización extrema y con un país en crisis orgánica. La primera vuelta de las elecciones -en las que se elegía también la Cámara de Diputados y 27 senadores de un total de 81- puso de manifiesto algo que intuíamos, pero no con tanta fuerza: Bolsonaro y el bolsonarismo se han convertido en la primera fuerza política de Brasil. Los desafíos son enormes; gobernar con un Senado y una Cámara de Diputados adversos, con la mayoría de los gobernadores de los Estados del país-continente controlados por la derecha, con una parte de los aparatos del Estado en posiciones autoritarias y con un frente aliado, contradictorio y con un programa demasiado genérico. Dicho de otro modo, Lula es la clave; de él, de su capacidad de mediación, de su liderazgo moral y de sus específicas relaciones con las clases populares, dependerá casi todo.

El 2 de octubre, primera vuelta de las elecciones, los dilemas quedaron muy claros y, para muchos, una gran sorpresa. Lula ganó con 48’4%; en total, 57 millones de votos. Bolsonaro muy cerca, a 5 puntos: 43’2% del voto; es decir, 51 millones. En la segunda vuelta, el día 30, la polarización fue extrema. Lula obtuvo el 50’9%, 60’34 millones de votos; Bolsonaro el 49’1%, 58’20 millones de votos. En la campaña electoral, Lula ganó algo más de 3 millones de votos y Bolsonaro pasó de los 6 millones. Como se puede observar, la situación es difícil. Se habla de que entramos en un tercer turno; es decir, el intento por parte de las fuerzas que apoyan a Bolsonaro de crear las condiciones para un golpe de Estado militar o favorecer un conjunto de iniciativas que quiebren la legalidad constitucional. Que Bolsonaro no acepte la derrota significa que se prepara para una oposición dura basada en una estrategia de tensión permanente. En todo caso, de lo que se trata aquí y ahora es arrinconar al gobierno de Lula antes de que nazca.

Como he dicho, la correlación de fuerzas es desfavorable a Lula tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados. De los 27 senadores que se han elegido, 14 son del presidente saliente. La coalición de fuerzas que apoya a Lula solo ha obtenido 8. En la Cámara de Diputados la fragmentación es muy alta; Bolsonaro obtiene 96 diputados y Lula 80. Siempre es difícil saber con precisión las mayorías efectivas existentes en un parlamento donde están representadas 22 formaciones políticas; una cosa si se puede asegurar y es que existe una clara mayoría conservadora. Esta polarización se da también a nivel territorial: Lula y sus aliados ganan en 11 Estados; Bolsonaro lo hace en 14, que incluyen los dos Estados más poblados y sus respectivas capitales: Sao Paulo y Río de Janeiro, a lo que hay que añadir al Distrito Federal.

Se habla mucho de polarización, pero habría que intentar explicarlo bien. Hay polarizaciones y polarizaciones. En el primer mandato de Lula esta era, en gran medida, por la izquierda. Ahora la polarización es claramente por la derecha. Dicho de otra forma: son las fuerzas de las derechas autoritarias y liberal-conservadoras las que configuran el mapa político, influyen sobre la agenda y refuerzan su capacidad de movilización político-electoral. Las polarizaciones políticas son casi siempre asimétricas. Lula ha tenido que construir, para poder ganar, una coalición electoral muy amplia y heterogénea, con concesiones significativas a los poderes económicos y mediáticos, ambigüedades calculadas y guiños a un electorado que tiene memoria y confianza. En un momento se creyó -las encuestas favorecían esas expectativas- que la batalla se podría ganar  en la primera vuelta. No fue así. Ahora hay que gobernar frente a una oposición política social y culturalmente fuerte, con gran capacidad, insisto, de movilización y con fuertes resortes de poder en los cuerpos de seguridad y, sobre todo, en las fuerzas armadas.

El Presidente electo va a tener que moverse en un terreno minado. De un lado, debe intentar restarle apoyos y base social a un bloque de extrema derecha que emerge con mucha fuerza; del otro lado, debe dar coherencia a una coalición que va desde la izquierda comunista hasta una parte significativa de la derecha económica-empresarial y financiera. Después de un periodo de contrarreformas sociales que han golpeado duramente a las clases trabajadoras, a los sindicatos y a los pensionistas, Lula aparece como el hombre capaz de revertir la situación y construir un país más justo e igualitario. Los aliados ocasionales del Presidente electo ya le están exigiendo que se vaya al centro, que cuide el sagrado equilibrio de las finanzas públicas y que siga las reglas del techo del gasto aprobadas por el gobierno golpista de Temer.

Es un dilema que empieza a aparecer, cada vez con más fuerza en América Latina: compatibilizar frentes amplios contra unas derechas que se han hecho extremas con las necesarias transformaciones estructurales que exigen las clases populares y, específicamente, los sectores sociales más vulnerables y empobrecidos. Se calcula, por ejemplo, que en Brasil más de 33 millones de personas sufren hambre y más de 100 millones viven en una permanente inseguridad alimentaria. Las desigualdades sociales son cada vez más extremas y la concentración de renta, riqueza y poder adquiere unas dimensiones dramáticas. Todo ello en un contexto marcado por una situación económica cada vez más difícil, conflictos geopolíticos relevantes y la militarización creciente de las relaciones internacionales que tienden a la formación de bloques socioeconómicos contrapuestos.

Hay una paradoja que sorprende mucho. Me refiero al anticomunismo como eje de la estrategia discursiva de unas clases dominantes en proceso de reforzamiento ideológico y reorganización político- electoral. Anticomunismo sin comunistas; en momentos donde la izquierda encuentra grandes dificultades para concretar una alianza política capaz de impulsar programas alternativos al neoliberalismo y donde el esfuerzo táctico se pone al servicio de no inquietar al todopoderoso imperio del Norte. En casi todas partes lo mismo: derechas cada vez más radicales e izquierdas que moderan programa y proyecto para organizar frentes que impidan su triunfo. Esta segunda ola es diferente a la anterior, más defensiva, menos propositiva y más preocupada por defender derechos y libertades públicas que por construir un futuro distinto y superador del desorden existente, al menos a corto plazo.

El “lulismo” se ha podido definir como un modo concreto y preciso de regular el conflicto social desde una estrategia que tenía en su centro la lucha contra la pobreza, la inclusión y los derechos de las capas sociales más golpeados por las políticas neoliberales sin, era la clave, confrontar con el capital. Fue eso y algo más, entre otros asuntos, porque, para los que mandan, la cuenta de resultados no es siempre el mejor y único baremo para medir su poder social. Los dos mandatos de Lula y el mandato y medio -interrumpido por un golpe judicial-parlamentario- de Dilma Rousseff así lo ponen de manifiesto. El poder es siempre relacional y los gobiernos del PT iban más allá de los límites de un sistema que se preparaba, además, para una crisis económica internacional de grandes dimensiones.

¿Qué hará Lula? Lo de siempre: partir de la realidad y ganar autonomía para realizar políticas sociales avanzadas y recomponer el bloque popular. El margen de maniobra es estrecho, por lo tanto, habrá que maniobrar y buscar alianzas vencedoras problema a problema, tema a tema. Una de las claves de bóveda de su gobierno será la búsqueda de una nueva relación entre política  externa e interna para cambiar una relación de fuerzas (internas) demasiado desfavorable. No es un juego de palabras. Es el poder que da dirigir un país de las dimensiones económicas, demográficas y político-culturales como Brasil. Lula tendrá un gran protagonismo en un mundo que cambia aceleradamente. La influencia será visible pronto, afectará a todas las dimensiones de la política internacional y tendrá consecuencias internas -también económicas- relevantes.

La estrategia parece clara: más integración regional para construir un mundo multipolar justo y democrático sin enfrentarse, obligatoriamente, con el poder del Norte. Es decir, la cuadratura del círculo. ¿Cómo lo hará? A la brasileña, poniendo una vela a Dios (China) y otra al diablo (EEUU). Para la izquierda es también un programa, fortalecerse con Lula y ganar poder externo e interno. Hay que ir más allá de la retórica. Hace falta inteligencia, audacia y coraje: no será fácil. ¿Cuándo lo fue?

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