sábado, 5 de enero de 2008

A LOS REYES MAGOS DE CALATAYUD (ZARAGOZA)

Mis queridos y anónimos Reyes Magos X, Y, Z de Calatayud:
Soy Manuel, de Zaragoza, aquél que públicamente se declaró monárquico absoluto de vosotros, hace de esto unos años, cuando vosotros renunciasteis al presupuesto que tenías para llegar a Calatuyud en helicóptero, para poder mandar el dinero presupuestado a los afectados del Fenómeno El Niño, por Latinoamérica, os acordáis? Pues, ese mismo soy.
Sigo como siempre, que os podría contar que no sepais de mi. No obstante, porque sé que andáis muy liados estos días y se os puede pasar por alto, os digo que sigo comiendo en pesebre aparte de cualquier Rey. No los trago, que queréis que os diga.
No os pido que me traigáis nada para mi. No me he portado bien. He sido un chico malo. El pensamiento más bueno que he tenido y que no me ha abandonado durante todo el año, ha sido el de desear que por estos días, y para todo el año enterito que ahora empieza, les echéis a los ricos y ricas, y a todo aquel que teniendo poder no lo utiliza para el bien de la sociedad, sino para amarrarse al mismo, unas buenas caguerillas de garras abajo diarias, de unas siete horas de sentada en taza de retrete.
Así, pues, no os pido nada para mí. Si acaso, y por si os veis con vuestros jefes, en algún trasbordo de los muchos que hacéis estos días, o si por h o por b coincidís con ellos tomando unos vinos, decirle a Los Magos de Oriente que por mi casa ni se acerquen, que no me fío de ellos. No sea que me quiten algo en vez de traerme.
Y sin otro particular, se despide de Vosotros hasta el año que viene, este que lo es
Manuel.