viernes, 7 de abril de 2017

¿QUE EL MARXISMO ES ALGO HISTÓRICAMENTE SUPERADO? ¿NO SERÁ MÁS BIEN ALGO DESCONOCIDO INCUSO POR LOS PROPIOS MARXISTAS QUE SE DENOMINAN COMO TALES?

Que maestro tipo Herrera Carlos locutor de ustedes de la Cadena COPE para estar informados, habrá seguido don Manuel Llamas, periodista, miembro del Instituto Juan de Mariana. Licenciado en Ciencias Políticas y de la Administración y Diploma de Estudios Avanzados en Teoría Política por la Universidad de Santiago de Compostela, que cursó el Master de Periodismo de El Mundo y el Master de Economía Austríaca de la Universidad rey Juan Carlos, y trabajó como redactor en la sección de Economía y Política del diario económico Expansión y, en la actualidad, es redactor jefe de Economía en Libertad Digital, responsable de la sección de Libre Mercado. Pero sobre todo, ignorante, inconsciente y más cortito de intelecto (capacidad propia e independiente de razonar) que las mangas de un chaleco pequeñillo, para afirmar, incluso levantando la voz en la tele para darle mayor credibilidad a la sandez que dijo: que el Marxismo es una ideología CRIMINAL, quedándose más ancho que largo después de tamaña imbecilidad?

 Don Manuel Llamas


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150 aniversario 
  
EL CAPITAL TRAS LA EDICIÓN HISTÓRICO-CRÍTICA


04/04/2017 | Roberto Fineschi
Viento Sur
04.04.2017
 
Un libro, más o menos conocido, de Jacques Bidet se intitula de manera significativa Que faire du Capital?

Creo que se podría ser más radical e ir un paso atrás para preguntar ¿Qué es El capital? A través de esta obra, Marx quería hacer comprensible el funcionamiento de la sociedad burguesa. ¿Pero cuál? ¿La de la Revolución Industrial? ¿O quería elaborar un modelo general que fuese más allá de la contingencia o la limitación de una fase determinada y que sirviese como cuadro general de referencia para subperiodos o para articulaciones posteriores? Pero en realidad el problema no consiste únicamente en establecer cómo entender el texto desde un punto de vista teórico: la pregunta puede ser orientada hacia la existencia misma del texto, sobre todo si se considera la nueva edición histórico-crítica de las obras de Marx y Engels, la segunda Marx-Engels-Gesamtausgabe (Mega 2).

Así, un texto de Marx publicado en tres volúmenes que por más de un siglo ha sido leído como El capital no existe como tal. Se ha leído en realidad la edición engelsiana de una serie de textos de Marx que se encontraban en un nivel de elaboración muy dispar entre sí. Mientras que para el primer volumen Engels podía contar tres ediciones cuidadas por Marx mismo (la primera y segunda alemanas y la francesa) y por material preparado para la tercera, para el segundo libro disponía de ocho manuscritos, ninguno de los cuales podía considerarse listo para imprimirse. No hablemos ya del tercer libro, del que había un único y gran manuscrito y algunas exposiciones parciales con argumentos específicos. También en este caso hablar de versiones listas para la imprenta sería, por mucho, inapropiado.

De acuerdo con lo expuesto, el discurso se complica: en vez de preguntar “¿Qué hacer con El capital?”, limitando el debate a la obra impresa que lleva este título y sugiriendo, cuando menos implícitamente, que ésta existiese en versión definitiva. Es más apropiado entonces hablar de “¿Qué hacer con la teoría marxiana sobre el modo de producción capitalista?” o de la “teoría marxiana del «capital»”, con la “c” minúscula y sin cursiva. Afrontar de esta manera la cuestión amplía el cuadro de referencia: los volúmenes por estudiar, de hecho, no son sólo 3 sino al menos 15. Veamos de lo que se trata.

Las reconstrucciones filológicas más acreditadas han mostrado cómo Marx comienza a desarrollar su teoría del capital y de la mercancía, desvinculándose de la teoría cuantitativa del valor de Ricardo, hasta después del Manuscrito de 1857/58, conocido como Grundrisse (volumen II/1 de las Mega), donde Marx por primera vez redacta toda o casi toda la teoría del capital. Posteriormente tenemos el así llamado Urtext, manuscrito preparatorio de la Contribución a la crítica de la economía política; esta obra fue impresa en 1859 (II/2). Al escribir la continuación, por segunda vez Marx redactó una nueva exposición (en parte en forma de investigación histórico-teórica) de toda la teoría. Los Manuscritos de 1861/63 constituyen entonces el segundo gran esbozo de la teoría de la producción capitalista (II/3). En 1863/65, Marx redactó todo por tercera ocasión, esta vez con la intención de imprimir la obra. Este tercer gran manuscrito comprende el volumen II/4. En 1867 salió la primera edición alemana del primer libro (II/5), seguida de un interesantísimo manuscrito preparatorio para la segunda edición alemana y para la francesa en la que Marx reescribe el primer capítulo fundamental sobre la mercancía (en II/6). Tenemos entonces la segunda edición alemana (II/6), la edición francesa (II/7), la tercera edición alemana, la primera al cuidado de Engels (II/8), la edición inglesa (II/9) y, por último, la cuarta edición alemana, la leída históricamente (II/10). Y esto no termina aquí, pues fueron recientemente publicados los manuscritos sobre los que trabajó Engels para dar a la imprenta la obra “definitiva”: los restantes siete manuscritos redactados entre 1868 y 1881 para el segundo libro (II/11), el manuscrito de redacción engelsiana para el segundo libro, utilísimo para entender sus intervenciones al texto (II/12); y, después, el segundo libro, que salió en 1885 (II/13). Finalmente, los manuscritos marxianos posteriores para el tercer libro y los materiales de redacción de Engels aparecerían en el volumen II/14, y el volumen II/15 correspondería al tercer libro como fue dado a la imprenta en 1894.

No entraré en los detalles por los que me remito a la bibliografía ahora disponible también en castellano /1. Subrayaré únicamente cómo éste sería hoy el objeto de investigación para quien quisiese ocuparse de la teoría marxiana del capital. Se trata de un material riquísimo, en buena parte inédito, a partir del cual se arrojarían nuevas luces sobre una teoría que, con demasiada rapidez, se ha querido tratar como fierro viejo.

Para dar una primera indicación del resultado de la reconstrucción filológica, puede abordarse el trabajo marxiano de esta teoría a partir de dos periodos:

1. El primer periodo precede a 1857, cuando Marx “se foguea”, primero estudiando a los clásicos de la economía política, luego criticando a los falsos críticos (Proudhon), después buscando explicar la realidad y dar razón de lo manifestado en la superficie: las tempestades monetarias.

2. El segundo periodo inicia en 1857 y corresponde a la construcción del modelo teórico del “capital” articulado a su vez en cuatro fases cronológicamente sucesivas: los manuscritos de 1857/58, los manuscritos de 1861/63, los manuscritos de 1863/65 y el lapso iniciado en 1867. Esta última fase se desarrolla en tres direcciones entretejidas: publicación y reelaboración del primer libro de El capital (manuscrito Ergänzungen…, segunda edición alemana, edición francesa, material para la tercera edición alemana y para la edición estadounidense que no llegó a realizarse); manuscritos para el segundo libro y manuscritos para el tercero.

A continuación expondré los resultados de mi investigación sobre la teoría marxiana del “capital” que presento aquí en forma de tesis, a falta del tiempo necesario para profundizar /2.

El concepto de tronco se impone a propósito de la teoría general del capital. Se sabe que el plan general que Marx se proponía realizar consistía en escribir seis libros: Capital; Propiedad de la tierra; Trabajo asalariado; Estado; Comercio exterior y Mercado mundial (carta a Lasalle del 22 de febrero de 1858 mew 29, páginas 550-60 y Prefacio a Contribución a la crítica de la economía política). De éstos pudo concluir sólo el primero sobre el capital (y no por completo) y redactar los lineamientos generales del segundo y tercero (esto es, en la medida en que formaban parte de la teoría general del capital, aunque no se excluye la necesidad de escribir otros textos para tratar el argumento en específico). Pero los textos sobre el Estado, el Comercio exterior y el Mercado mundial, así como el asunto de su conexión con la teoría general, correspondiente al nivel de abstracción en que se situarían, permanecieron prácticamente sin respuesta orgánica por Marx, entendiendo que no hay un tratamiento ni una conexión sistemáticos con la teoría general del capital.

La teoría marxiana del modo de producción capitalista aparece entonces como un gran inicio de una teoría general de la sociedad burguesa a la que, sin embrago, faltan aún muchos ladrillos. El autor no pudo colocarlos en cuanto individuo psicofísicamente limitado (aunque extraordinariamente dotado). El proyecto trascendía, cuando menos, la disponibilidad de tiempo. Marx hizo la elección teórica de pensar la complejidad; tal vez en la aplicación de su teoría se ha optado por la vía del reduccionismo y la simplificación.

1. Estructura lógica y su nivel de abstracción

A la luz de los resultados alcanzados en el ámbito de la publicación de la nueva edición histórico-crítica y del debate desarrollado en torno a ésta, cabe concluir que el nivel de abstracción en que se sitúa la teoría marxiana sobre el modo de producción capitalista es muy alto: allí se describe a muy grandes rasgos la dinámica “epocal” de esta forma específica de reproducción humana en la naturaleza.

1.1. Líneas tendenciales y logros (productividad, mundialización, reducción del trabajo necesario como condición del reino de la libertad)

En este nivel, las adquisiciones “históricas” obtenidas gracias al modo de producción capitalista son, según Marx, principalmente tres: 1. Una extraordinaria productividad del trabajo que no tiene precedente y constituye la base material imprescindible para una nueva (posible) organización racional de la producción, como quiera llamársele; 2. A través de esta reducción del tiempo de trabajo necesario a un mínimo tal que permitiría la existencia de un tiempo para el libre desarrollo de los individuos (autodirección y no heterodirección de las necesidades); 3. A través de la reproducción social total a escala mundial, la unificación efectiva de la humanidad; por primera vez en la historia, este concepto no indicaría simplemente la abstracción del género sino que, gracias a la universalización del trabajo individual y viceversa, se indicaría el resultado de un proceso real, incluso como un hecho empíricamente existente.

1.2. Capacidad de predicción y verificación

Si éstos son los resultados epocales que, según la teoría marxiana del modo de producción capitalista, esta fase histórica de la reproducción humana en la naturaleza permite alcanzar, vemos que tales predicciones teóricas distan mucho de ser contradichas por la realidad empírica. Hoy, más que en el tiempo en que Marx escribió, los fenómenos previstos son una realidad. Esto confirma la fuerza extraordinaria de una teoría científica que, formulada hace ya 150 años, permitiría pensar en procesos cuyo desarrollo efectivo se verificaría sólo mucho tiempo después.

La ubicación de la teoría marxiana en un nivel de abstracción muy alto, de la época histórica en general, salva el sistema teórico general, lo que perdemos es la apropiación en el nivel sociológico, político, siempre reconocido en esta teoría. El movimiento político o los varios movimientos políticos que se sienten interpelados por la teoría marxiana tal vez han buscado en El capital indicaciones no generales sino concretas, cuando no concretísimas, preceptos políticos por seguir rigurosamente para transformar la actual en una sociedad socialista o comunista.

Cuando en la edición impresa del primer libro de su obra Marx insistió tanto en la descripción de la manufactura y la fábrica, y enfatizó también en determinados aspectos de la condición obrera e introdujo el concepto de Extrañamiento, sin duda pensaba en el uso político de su texto; sobre esto volveré en breve, pero ahora me interesa resaltar cómo la aplicabilidad, más o menos legítima, de ciertas fórmulas no agota el alcance teórico general.

1.3. Límites relacionados con el nivel de abstracción y teorías “de mediación”

Lo anterior no significa por supuesto que El capital tampoco pueda utilizarse con fines políticos. No obstante, para alcanzar un nivel de abstracción en el que este tipo de problemas pueda ser tratado es necesario proceder al descenso de lo abstracto a lo concreto, así como escribir los textos que Marx no escribió, pero que habría querido escribir, contextualizando la teoría general del modo de producción capitalista en los capitalismos empíricos, histórica y geográficamente cualificados. O evaluar en qué medida podrían situarse en las subfases, etcétera.

2. Política inderivable mecánica y automáticamente. Formas y figuras

Lo francamente impracticable hoy es derivar de la letra de El capital una doctrina política. También el papel del obrero en la fábrica es recontextualizado en este escenario. La teoría de la subsunción del trabajo bajo el capital puede interpretarse como una descripción histórico-sociológica del capitalismo situado en la Revolución Industrial. Éste es en verdad un aspecto presente, pero reducir a éste todo el sistema disminuiría mucho el aporte teórico. En realidad, Marx desarrolla con la subsunción una teoría de la transformación formal del proceso de trabajo en su concreción capitalista y distingue tres elementos formales fundamentales: el carácter cooperativo, el ser-parte y el ser-apéndice del trabajo vivo. Estas determinaciones formales son expuestas después en el contexto de su configuración determinada, la de la Revolución Industrial para ser exacto. Pero aquí no se agota el valor formal que permanece vigente también en otras figuras, siempre que se ajusten a las determinaciones de la forma mencionada. El fin de la fábrica no significa el de la apendización del trabajo individual, menos aún de la cooperación o del ser-parte, salvo determinadas figuras que aquellas formas han personificado. Me parece que hay un horizonte de investigación abierto a la valoración científica sobre cuáles figuras encarnan hoy aquellas formas.

Por otra parte, en la reducción histórico-sociológica, considerando las fases de subsunción como una sucesión cronológica ocurrida, y ahora sustancialmente concluida, se pierde de vista que aquellas categorías son funcionales al proceso de producción del plusvalor relativo y que, por tanto, varían –entran en juego y desaparecen, se reproducen, etcétera–, como variables dependientes del proceso de valorización. Por ello, nada impide que en determinadas configuraciones o, más concretamente, coyunturas se pueda retroceder; esto no genera ningún problema si se entiende dialécticamente la construcción del capital. En realidad, Marx expone aquí estas figuras en forma pura (aunque impuramente hablando también de determinadas figuras concretas) y sólo después, en el nivel de la dinámica general, se hablaría de su alternancia y concreción, de su dinámica efectiva.

Me parece que el esfuerzo gramsciano de los Cuadernos de la cárcel se entendería como el intento por tomar las figuras como concreción de las formas; es decir, de buscar la especificidad de subperiodización a la luz de una teoría general del capital y de la hegemonía. Éste es en efecto el nivel de la teoría política y de la acción, como decía, en un nivel de abstracción más bajo, al que debe descenderse a través de las teorías de mediación. Hoy, por tanto, me parece que desde un punto de vista político, la teoría del capital puede dar indicaciones de este tipo: 1. No derivar de ella, de manera inmediata, praxis alguna; 2. Usarla como presupuesto conceptual para una posterior concreción.

Así pues, no hay problema alguno en que Marx se haya dirigido a los obreros, pues en aquel momento ésta era efectivamente la figura. Pero las potencialidades políticas de la teoría marxiana son mucho más fuertes que la propia aplicación que pudo hacer el autor.

3. Teoría del modo de producción capitalista como teoría de la historia

El modelo teórico de la producción capitalista tiene su temporalidad: como fue concebido por Marx, tiene un inicio, una dinámica de desarrollo y una finitud intrínsecos. En el curso de este desarrollo emergen las formas (encarnadas en figuras) que anticipan, a su vez, formas de una sociedad futura, tal como en su inicio el capital heredó sus condiciones de partida no planteadas por él mismo. Hay por tanto una doble direccionalidad: hacia el pasado y hacia el futuro.

Que el capital tenga una finitud conceptual –consistente en crear una productividad impresionante aunque vinculada a la valorización y, por tanto, a partir de cierta fase de desarrollo y en adelante, aunque la quiera ya no la pueda utilizar– no significa, por sí, que éste colapse espontáneamente ni nada por el estilo. La contextualización de estas líneas tendenciales abstractas se halla de nuevo en un nivel muy bajo de abstracción.

3.1. Hacia el pasado. Tronco: falta la teoría de los otros modos de producción

El materialismo histórico, como teoría general de la historia, permaneció como un tronco o esbozo. Permanece en El capital como teoría de la fase capitalista de la producción humana en la naturaleza –por más que sea una notable exposición, confirmada por los hechos, sobre sus tendencias generales–, mas para las otras famosas fases, indicadas someramente en el prefacio a la Contribución a la crítica de la economía política, no cabe hablar siquiera de delimitaciones generales (prefacio a la Contribución a la crítica de la economía política: asiático, antiguo y feudal).

La teoría del modo de producción capitalista permite establecer un punto de partida lógico idóneo que es, a su vez, el punto de llegada de un periodo precedente. Si se sabe lo anterior, pueden hacerse al menos dos cosas: 1. Reconstruir historiográficamente cuáles acontecimientos han llevado a la posición de estos presupuestos iniciales en determinadas circunstancias y lugares, lo cual Marx lleva a cabo en la exposición de la así llamada “acumulación originaria para Inglaterra”; y 2. Tratar de elaborar una teoría en la que se reconstruya teóricamente el funcionamiento del modo de producción precedente cuyas líneas tendenciales llevan a la posición de lo que se presupone como modo de producción futuro. Esta última no tendría naturalmente una coincidencia empírica inmediata, pero describiría los modelos teóricos de explicación, como hace la teoría marxiana del capital. En esta dirección, sobre todo respecto a la tendencia de la disolución, Marx se sitúa en las formen (formas).

Gian Mario Cazzaniga /3 ha mostrado en general y de manera eficaz las cualidades y los límites de la investigación marxiana en este sentido. Me parece sostenible que en Marx no haya una teoría del modo de producción feudal o asiático. Esto no significa que tampoco podrían existir sino, más bien, que éstas estarían aún por elaborarse. Sólo aquella elaboración permitirá evaluar efectivamente, con certeza teórica equiparable a la de la teoría del capital, así como se da en esa época la lucha de clases.

3.2. Hacia el futuro

Si la teoría del modo de producción capitalista da las indicaciones hacia el pasado, es decir, señala el punto de llegada del modo de producción precedente, ésta nos da también las indicaciones hacia el futuro: muestra las líneas de tendencia que llevan a la formación de figuras de subjetividad nuevas que representan en la forma capitalista los gérmenes del futuro modo de producción.

3.2.1. Figuras de subjetividad (capital accionario y cooperativo)

¿Cuáles son estas figuras? En primer lugar, la nueva forma histórica del trabajo instaurada gracias al modo de producción capitalista y que representa una adquisición histórica de importancia fundamental es la del trabajador colectivo. Con esto no se entiende de manera reduccionista al obrero-masa, sino que ésta podría ser sólo una figura de aquella forma; sin embargo, la realización del proceso socionatural de manera cooperativa con el fin general que subsume los fines parciales y con el trabajador individual como parte o apéndice o potencialmente ausente o presente sólo como supervisor de un proceso automatizado. La potencialidad productiva surgida gracias a esta nueva forma de subjetividad, el nuevo contenido material instaurándose gracias a la forma capitalista de producción, es lo que el modo de producción capitalista aporta como bueno a la historia mundial (aun cuando lo haga de modo cruento y contradictorio). La sociedad futura no debería volver atrás a la producción individual sino superar la forma capitalista contradictoria. El problema, que no es menor, consiste naturalmente en establecer cómo se supera tal forma y, sobre todo, qué la sustituirá.

Marx indica para este propósito una forma fundamental: la cooperativa. Ésta encarna ya, en el modo de producción capitalista, la forma autogestiva de la producción. Por otro lado, cuando nos referimos a la emergencia del trabajador colectivo en sentido amplio, ésta puede entender a la humanidad integrada que cooperativamente gestiona el intercambio orgánico con la naturaleza como sujeto integrado.

3.2.2. Desde Marx, sólo indicaciones de carácter muy general y, a lo más, un vínculo de diferenciación respecto al modo de producción capitalista

¿Pero cómo funcionará esta sociedad futura? Marx brinda para este propósito indicaciones generales y a menudo con relación de diferenciación respecto al propio modo de producción capitalista. Parece difícil, si somos realistas, obtener una teoría. Al proceder de esta manera, el concepto surgido con mayor frecuencia es el del plan como alternativa a la reproducción caótica en forma mercantil del capitalismo. Ateniéndonos entonces a las líneas fundamentales, diríamos que Marx vería en el trabajo cooperativo en la presencia de un plan y en la sustancial superación del mercado los factores determinantes para distinguir la sociedad futura de la actual. Sin embrago, debe tenerse en cuenta que la fuerza de la nueva sociedad consistiría justo en la superación de las contradicciones de la sociedad capitalista en la cual a la infinita productividad potencial corresponde el vínculo de la valorización: en la nueva sociedad, tal potencialidad debería poder ser disfrutable sin límites. La nueva sociedad vencería porque es más productiva.

Si pensamos en el llamado “socialismo real”, por el contrario, lo evidente es la amarga derrota respecto a este aspecto. Cierto, puede discutirse si tal resultado dependía de la realidad histórica rusa o si derivaba justo de la sociedad planificada como tal. Parece que diversos clásicos del marxismo han subestimado la complejidad y los problemas ligados a la planificación. Se ha sostenido con tono de autoridad que justo en la planificación estaría el germen de la ineficacia y de la burocratización, más allá de los excesos contingentes de naturaleza histórica o vinculados al carácter particular de una nación.

Sin embargo, si nos situamos en el método marxiano, no podríamos formular una teoría de la realidad futura hasta que ésta hubiese alcanzado cierto grado de desarrollo, cuando –por tanto– sus leyes hubiesen ya comenzado a actuar sobre el presente o estuviesen en acto. Quizás en los tiempos de Marx era demasiado pronto para llegar a este punto de vista; los albores de futuro no eran entonces más que destellos.

4. Conclusiones

La teoría marxiana del capital es más actual hoy que en los tiempos de Marx. Sus líneas tendenciales se confirman con los hechos, y esto ratifica su gran capacidad de predicción. Su nivel de abstracción es sin embargo muy alto. Para ofrecer una política y un análisis contemporáneos no basta “aplicarla”; para hacerlo, ésta sólo puede servir como premisa conceptual, pero resulta necesario descender hacia niveles de abstracción más bajos que tengan en cuenta subperiodizaciones, fases, sistematización analítica posterior (en el campo económico, por ejemplo), y aún está por escribirse y por actualizar lo que Marx comenzó a realizar.

Si tenemos esto presente, la teoría marxiana del modo de producción capitalista no es fierro viejo sino la única teoría en condiciones de explicar las tendencias históricas de lo que acontece todavía hoy. Si se pretende, por el contrario, que ésta sea todavía la palanca para todo, nos arriesgamos a cometer errores. La conclusión es que resta mucho por hacer y estudiar para llevar adelante lo que Marx “sólo” ha comenzado.

Traducción: Araceli Mondragón

1/ R. Fineschi. “Karl Marx después de la edición histórico-crítica (Mega 2): un nuevo objeto de investigación”, en Dialéctica, nueva época, año 37, número 45-46, enero-junio, julio-diciembre de 2013. Véanse también los libros clásicos de Enrique Dussel.


2/ Un desarrollo más articulado se halla en R. Fineschi. Ripartire da Marx, Nápoles, La Città del Sole, 2001; y en Marx e Hegel, Roma, Carocci, 2006.


3/ G. M Cazzaniga. Funzione e conflitto. Forme e classi nella teoria
marxista dello sviluppo, Nápoles, 1981.


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SIRIA: LA GUERRA MODERNA NO ES UNA FATALIDAD DEL DESTINO NI TIENE NADA DE NATURAL, SINO ALGO CONSTRUIDO, PREVISTO Y PLANIFICADO POR LAS CLASES DOMINANTES PARA MANTENER SUS PRIVILIEGIOS A COSTA DE LAS CLASES DOMINADAS SIN DISTINCIÓN DE PUEBLOS

Si no se conoce la historia indefectiblemente no queda más que repetirla.

Desconocemos la historia, que en cualquier caso es mucho más y sobrepasa en mucho la lectura de unos cuantos libros, agravado el caso con que muchos ni siquiera han llegado a leerse un mal libro mal escrito sobre algo que no es historia (incluidos tertuliantes, tertulativos y pimpolletes de la comunicación), porque un hecho, episodio o acontecimiento solo, por muy importante que sea, no es la historia.

Entre el guerrero, el que hace la guerra personalmente frente a otro igual, o sea, frente a otro guerrero, para defender algo que considera suyo o porque pretende lo que no es suyo para mantener la supervivencia de él y los suyos, y el militar moderno, que solo es un técnico que hace la guerra para otros, hay una diferencia fundamental que necesita ser conocida si de verdad se quiere evitar una guerra moderna, la Tercera Guerra mundial que está asomando sus orejillas nada más "acabada" la Segunda Guerra Mundial.

Podemos, y de hecho eso es lo que estamos haciendo y todo apunta a que vamos a seguir haciendo, liarnos a discutir sobre las piruletillas que tiene los rusos o los matasuegras que utilizan los americanos, porque vivimos y se potencia seguir viviendo en una sociedad alienada, o sea, carente de conciencia individual y social, o sea, el conocimiento profundo de qué pinta cada uno en la vida, pero lo que está es juego es la supervivencia humana, aunque tran, tren, trin, tron o trun, sea Trump.

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Notas para desmenuzar el conflicto en Siria / Mariela Cuadro              

          
Mariela Cuadro
Sociología Crítica
27.08.2012




La situación en Siria es presentada a través de disyunciones exclusivas: democracia o autoritarismo, intervención o respeto del principio de igualdad soberana, cambio o continuidad. Así planteados, estos hamletianos enunciados buscan construir cierta lectura de la situación siria en particular, pero también de la más amplia “Primavera árabe” en general y, aún más, apuntan a un determinado orden mundial. En efecto, es posible leer las posturas de los países liberales que apoyan a los “rebeldes”, bajo el prisma del liberalismo internacional y su concepción del rol que en él juega la democracia liberal.

Según Foucault, el liberalismo como modo de ejercicio de poder (y no como ideología) se caracteriza por ser un consumidor de libertad. Efectivamente, lleva en su seno el mandato de lograr el menor gobierno posible, apuntalado sobre la libertad de los sujetos, constituidos como individuos. Ahora bien, continúa Foucault, si quiere consumirse libertad, es necesario producirla… y organizarla. Es decir, que no es posible hablar de la libertad en tanto universal, sino que es menester ubicar sus rasgos particulares: de qué libertad se está hablando (libertad de circulación, libertad de compra y venta, en todo caso, libertad de expresión, etc.). Siempre desde la óptica del filósofo francés, el neoliberalismo vendría a completar esta lógica cargando sobre los hombros de los individuos la administración de su propio riesgo[2]. Así, se elimina cualquier comprensión ligada a condiciones estructurales al interior de las cuales las vidas de los individuos se despliegan.

Ahora bien, contrariamente a lo que suele entenderse por neoliberalismo, Foucault plantea que el gobierno tiene un rol fundamental que jugar en él, pues es el encargado de expandir los mecanismos de mercado (mecanismos competitivos que comprenden a cada individuo como una empresa auto-gestionada) a toda la esfera social. De allí que Foucault lo llame “liberalismo positivo”. Y de allí también que el intervencionismo sea fundamental. Lo que caracteriza al intervencionismo (neo)liberal es el cómo de su intervención, pues, al no poder intervenir directamente sobre el mercado y la economía (la teoría de la “mano invisible” de Adam Smith busca, precisamente, eliminar la idea de un soberano económico), interviene sobre el marco, el ambiente. Foucault caracterizará entonces al neoliberalismo como un “máximo de intervencionismo jurídico y un mínimo de intervencionismo económico”[3].

Las últimas intervenciones militares que han tenido lugar en Medio Oriente y también en Afganistán responden a esta lógica: una intervención jurídica sobre las instituciones y las reglas del juego en general que da paso a una apertura total de la economía. Bajo este prisma, la instauración de la democracia no sólo cumple una función retórica que oculta intereses inconfesables, sino que tiene que ver con un específico modo de intervención, ligado al gobierno liberal mundial. De lo que se trata, en todo caso, es de la exportación efectiva de cierto tipo de libertad que busca constituir sujetos individuales que puedan gestionar sus propios riesgos. Si de lo que se trata es de producir libertad para su consumo, los primeros momentos de esta producción suponen el ejercicio de la violencia. Alemania y Japón luego de la Segunda Guerra Mundial, América Latina y, ahora, Medio Oriente, son casos empíricos en los que un Estado social y planificador es eliminado en pos de la instauración de mecanismos de gobierno neoliberales.

La situación en esta región es, sin embargo, particular. Pues, si bien el modelo neoliberal fue allí impuesto, siendo acelerado durante la década de la última administración Bush, los gobiernos fuertes y personalistas que allí existían no culminaron las “reformas estructurales” necesarias. Lo cual significa que el neoliberalismo se quedó a mitad de camino. Y, en efecto, los actuales procesos populares que tienen lugar en la región desde fines del año 2010, son, en parte, efecto de las crisis de ese neoliberalismo a medias que tuvo lugar en el marco de la crisis del modelo neoliberal de acumulación por la que atravesamos los países latinoamericanos a principios del siglo XXI, cuyo centro fue Estados Unidos en septiembre de 2008 y que ahora se ha expandido a la Unión Europea.

Es interesante, en este sentido, traer a cuenta un cierto tipo de análisis que no ha tenido espacio de despliegue en los medios de comunicación internacionales encargados de construir los relatos acerca de los sucesos. En un artículo aparecido a comienzos de marzo del presente año, Nick Beams realiza una interesante observación. A través de ella el autor del artículo titulado “Fuerzas globales conduciendo los levantamientos en Medio Oriente” apunta a aquellas lecturas que han hablado de ‘contagio’ en el desarrollo de las revueltas en los distintos países árabes. Sin estar del todo en desacuerdo con esta afirmación, llama la atención sobre la rapidez del contagio, sosteniendo que ésta da cuenta de “procesos más profundos enraizados en la economía mundial”[4]. Luego se centra en el análisis de los casos de Túnez, Egipto y Libia, señalando que el rasgo común en los tres casos (y desde aquí agregaríamos: en casi todos los casos de la región) es que un “programa neoliberal de reestructuración del ‘libre mercado’ de largo alcance ha tenido lugar en todos ellos en el período reciente”[5].

La instauración de políticas neoliberales en Medio Oriente ha sido llevada a cabo por los gobiernos en el poder alentados tanto por la Unión Europea como por Estados Unidos y ha consistido en la privatización de servicios públicos esenciales, el retroceso de las regulaciones financieras y económicas nacionales, la destrucción de decenas de miles de empleos estatales y recortes en subsidios, todas medidas supervisadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM). Sólo Arabia Saudita y Bahréin, por su capacidad petrolera, han sorteado, por el momento, las recetas de los organismos de crédito internacionales en lo que respecta a las políticas sociales. Estas medidas político-económicas implicaron la apertura indiscriminada de los mercados de estos países a la inversión extranjera y a la importación de productos de fabricación foránea ante cuya presencia los capitales locales en la mayoría de los casos se retiraron por falta de competitividad, provocando una desindustrialización generalizada. A esto se sumó el aumento de los precios de los alimentos. Según un índice confeccionado por la Organización de Alimentos y Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), los precios para una canasta internacional de alimentos que incluyera lácteos, carne, azúcar, cereales y oleaginosas se dispararon en más del 30% entre junio y diciembre del 2010[6]. Este aumento impactó de modo estrepitoso, pues durante las últimas tres décadas el “mundo árabe” en general experimentó una fuerte disminución en su producción agrícola.

La “retirada” del Estado (que no debe ser confundida con la no-intervención), por un lado, implicó que abandonara sus mecanismos de igualación e inclusión; por otro lado, supuso un profundo recorte en el empleo estatal que, teniendo en cuenta el importante rol de empleador que el Estado ejerce en varios países del mundo árabe, sobre todo en lo atinente al empleo de las clases medias profesionales, disparó los niveles de desempleo. Así, para el año 2010, según el CIA Worldfact Book , las tasas de desempleo eran las siguientes: Siria, 8.3%; Egipto, 10%; Arabia Saudita, 10.8%;Túnez, 14%; Bahréin, 15%; Libia, 30%; Yemen, 35%[7]. Dentro de los sectores sociales golpeados por el desempleo, los más afectados fueron los jóvenes, lo cual explica que el gatillo de la revuelta tunecina que luego se expandió a los demás países de la región haya sido la inmolación de un joven desempleado. Si, según el Foro Joven Árabe realizado casi premonitoriamente en Sharm El-Sheikh el 18 de enero de 2011, el desempleo árabe llegaba a unas tasas del 21% (uno de las tasas más altas de desempleo del mundo en términos regionales), el 53% de desempleo lo explicaba el sector juvenil. Este último porcentaje es producto, asimismo, del rápido aumento demográfico que testimonia esta región. A estos datos que dan cuenta de la incidencia de los factores económicos y de la crisis del modelo neoliberal en las revueltas populares, hay que sumarle, por supuesto, el profundo impacto de la crisis que sufrieron las economías de estos países, fuertemente atadas a los países centrales. De esta manera, en el caso de los países productores de petróleo, por ejemplo, la recesión en los países consumidores del crudo regional, impactó fuerte y negativamente en sus exportaciones.

El discurso que lee en las revueltas árabes la marcha triunfal de la democracia liberal no es en modo alguno inocente. Sus defensores sostienen que dicho sistema de gobierno debe estar acompañado de la aplicación de las recetas neoliberales en el ámbito económico. De esta manera, Hillary Clinton, Secretaria de Estado de Estados Unidos, pudo afirmar en Egipto: “sabemos que la reforma política debe ser combinada con una reforma económica”[8]. No son pocos los autores que afirman –entre ellos Samir Amin− que, en este sentido, las intervenciones estadounidenses en los procesos que tienen lugar en Medio Oriente apuntan al mantenimiento del sistema neoliberal que acompañó a las dictaduras de la región[9]. Ya que la implantación de este modelo socio-económico se dio de distintos modos en los distintos países de la región, en algunos casos, además de a su mantenimiento, las intervenciones de las potencias liberales suponen también su profundización. Y así deben ser entendidas las palabras de Hillary Clinton en su visita a Egipto luego del derrocamiento de Hosni Mubarak: “el crecimiento de Egipto a largo plazo no depende del empleo del gobierno sino del empleo en el sector privado. Entonces cuanto más inversión extranjera directa podamos ayudar a alentar y apoyar, creemos que será beneficioso para el pueblo egipcio”[10].

Al igual que en otros países de la región, la implantación del modelo neoliberal en Siria se dio paulatinamente, de la mano de Hafez Al-Assad. En el 2000, año en el que asumió su hijo, Bashar al-Assad, se implementó la segunda generación de estas reformas. Entre otras, ésta supuso la enmienda de la ley de inversión que permitió la repatriación del 100% de las ganancias a los capitales transnacionales. La profundización del proceso se dio con el Décimo Plan Quinquenal delineado por el gobierno que comprendió los años 2005-2010 y que fue alentado por Estados Unidos y la Unión Europea. Dicho plan se define como “amigo del mercado”[11] y está sostenido sobre cuatro pilares macro y micro-económicos que suponen, entre otras cosas, como preocupación central mantener bajos niveles de inflación, reestructurar las empresas estatales y transformarlas en corporaciones, rever los subsidios y adoptar “un enfoque prudente del manejo fiscal”[12], una liberación gradual de los precios y los mercados de modo tal de convertir al mercado en el modo fundamental de veridicción, la apertura de las fronteras al comercio a través de la reducción o la eliminación de las tarifas aduaneras y el aliento a la inversión extranjera.

Este plan fue delineado durante la administración Bush hijo cuya estrategia de seguridad dejó de ser la contención para pasar a ser la integración[13]. Este concepto, desarrollado en los distintos documentos de gobierno, suponía básicamente forzar a los demás países a adoptar una serie de rasgos propios de Estados Unidos o sufrir las consecuencias, en el marco de las invasiones a Afganistán e Irak. Entre estos rasgos, la democracia liberal y el neoliberalismo económico aparecían ensamblados. En efecto, ambos actúan constituyendo sujetos individuales capaces de auto-gobernarse y auto-administrar sus propios riesgos.

De allí que durante la administración Bush no sólo se haya impuesto este modelo por la vía de la intervención militar en Irak y en Afganistán, sino que se haya forzado a los países aliados a seguir ese camino. En este sentido, Egipto, Arabia Saudita, Jordania, entre otros, debieron aplicar reformas que, en algunos casos, supusieron la realización de elecciones ya sea locales o nacionales y, en todos los casos, la profundización de las características neoliberales de la economía. Algunos países no-aliados, fueron coaccionados, vía amenazas, a hacer lo propio. Entre este último grupo se encontraron Libia y Siria. Damasco aportó, además, a la “Guerra Global contra el Terror” logística y mano de obra para recibir a los ‘entregados’ por Estados Unidos, quienes eran torturados (por indicación del gobierno estadounidense) para obtener así de ellos información. Asimismo, retiró sus tropas del Líbano, también coaccionado a hacerlo mediante amenazas. A cambio de estas reformas y de esta “cooperación”, Al-Assad no corrió la misma suerte que Saddam Hussein. La administración Obama continuó la estrategia de integración con algunos mínimos cambios entre los que se cuentan el aumento de las operaciones encubiertas (la CIA se encuentra actualmente interviniendo en los procesos árabes, incluida Siria) y el aumento del uso de bombardeos con aviones no tripulados (Drones).

Por lo tanto, puede pensarse a la crisis económica mundial como uno de los principales disparadores de las manifestaciones anti-gubernamentales en Siria que comenzaron en marzo del año pasado. No debiera descartarse en absoluto, asimismo, la posibilidad de que una “mano invisible” extranjera, montada sobre cierto clima de insatisfacción, hubiera alentado y organizado algunas de estas protestas (como ha denunciado el gobierno ruso que se ha hecho en su territorio). Casi un año y medio después, sin embargo, la situación es del todo distinta.

A pesar de que existen fuertes discusiones en el seno de los distintos organismos internacionales como por ejemplo el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) o la OTAN acerca de la posibilidad de la intervención (tema que ocupa la mayor parte de los análisis en revistas especializadas y en los medios de comunicación internacionales en general), lo cierto es que ya existe de hecho una intervención militar cuyo objetivo es el cambio de régimen. Esto no está ligado únicamente a cuestiones geopolíticas, como pudieran suponer las lecturas realistas, sino, como dijimos, también a una estrategia de seguridad liberal caracterizada por el objetivo integracional. El fin es hacer del mundo un espacio a imagen y semejanza de “Occidente” para hacer de los sujetos individuos gestores de sus propios riesgos, establecer la libertad de mercado por todo el globo y, basados en la Teoría de la Paz Democrática, instaurar en el mundo una paz perpetua que ponga fin a los conflictos políticos.

Esto no inhibe en absoluto los intereses geopolíticos, al contrario, los complementa. Entre estos últimos es necesario, por supuesto, remarcar la ubicación de Siria  en la zona petrolera de mayor valor estratégico del mundo[14] y, asimismo, su ubicación respecto a Irán del cual, además, es aliado. A continuación abordaremos de modo muy sucinto el rol que están jugando algunos de los países intervinientes a favor de los “rebeldes”, para luego hacer lo propio con los países que apoyan al gobierno sirio.

Como sostuvimos más arriba, la administración Obama está siguiendo la misma estrategia de seguridad que Bush hijo, pero de modo más solapado, más sutil. De esta manera, a pesar de que jugó un rol principal en la intervención militar en Libia para destituir a Gaddafi, mantuvo un bajo perfil. En el caso sirio, está haciendo lo mismo. En efecto, a fines de junio de 2012, apareció en los medios de comunicación internacionales la información de que la CIA está operando en secreto en el sur de Turquía ayudando a sus aliados a decidir cuáles rebeldes sirios recibirán armas. También se conoce que la agencia de inteligencia estadounidense está proveyendo imágenes satelitales de ubicación de las fuerzas y miembros del gobierno de Al-Assad (lo que hizo posible, entre otras cosas, el asesinato del Ministro de Defensa, Daoud Rajha, en julio de este año). Esto no es más que la punta del iceberg de un trabajo fino que puede derivar en la destitución de Bashar Al-Assad. Recuérdese que antes del asesinato de Osama Bin Laden poco se sabía acerca de los movimientos estadounidenses al respecto.

La administración Obama viene planteando la necesidad de que Bashar Al-Assad deje su cargo desde agosto del 2011, en el contexto de una estrategia discursiva signada por lecturas maniqueas en las que el “pueblo” sirio “pacífico” y “valiente”, aparece siendo apoyado por países “de todas partes del globo” y enfrentándose al “régimen” que responde a las manifestaciones pacíficas con “ataques violentos” y es apoyado únicamente por Irán[15]. Por otra parte, las demandas de “libertad” (homologada con el significante “democracia”) responden, desde esta misma estrategia discursiva, a una reivindicación “universal” que Estados Unidos alienta al tiempo que hace lo propio con los también universales Derechos Humanos. Ya que se trata de poner a jugar el concepto de soberanía popular, Estados Unidos no interferirá más que apoyando al pueblo y sus justas reivindicaciones. De esta manera se han justificado desde el discurso de la administración Obama las sanciones económicas que se han impuesto sobre la totalidad del pueblo sirio.

Además, Washington otorga apoyo a través del Departamento de Estado, en cuanto a comunicación se refiere: uso de internet, etc. No sólo las redes sociales han sido fundamentales en convocar reuniones y establecer fechas para llevar a cabo manifestaciones, sino que internet ha jugado un rol de (des)información fundamental, pues, por ejemplo, han aparecido infinidad de videos en los que se “prueba” que las fuerzas del gobierno asesinan a manifestantes. La veracidad de esta proliferación de imágenes es, cuanto menos, dudosa y, no obstante, muchos analistas se han sostenido sobre ellas para continuar con la repetición de fórmulas que caracterizan a los actores principales y de reparto de este conflicto internacional.

A través de distintos foros internacionales que apuntan a formar una red multilateral, como ser el llamado Grupo de Amigos de Siria, Washington aparece apoyando tanto al Ejército Libre Sirio (ELS) como al Consejo Nacional Sirio (CNS).

Como sucediera con la resistencia en Afganistán e Irak y tal como aconteciera con los opositores a Gaddafi en Libia, los grupos “rebeldes” en Siria, apenas están identificados. Suelen nombrarse distintos actores que van desde mercenarios aportados por Arabia Saudita y Qatar, pasando por desertores del ejército sirio, hasta militantes islamistas. El ELS, cuya formación fue anunciada en julio del 2011, aparece como una mezcla de todos estos actores, carente de un mando unificado, pero pertrechado con armamento pesado por las monarquías de la región, lo cual se puso de manifiesto en la batalla por Aleppo que al momento de redactar este informe aún está en curso. Su mayor golpe reconocido fue el atentado contra los cuarteles generales de la Seguridad Nacional, en Damasco, que culminó con el asesinato del Ministro de Defensa ya mencionado. Unos pocos medios de comunicación (que no comparten el discurso hegemónico) los han acusado de estar detrás de algunas de las masacres que han tenido lugar a lo largo del conflicto, entre ellas la acontecida el 25 de mayo de 2012 en Houla, ocasión en la que más de 100 personas fueron asesinadas[16].

Los lazos entre el ELS y el CSN no están del todo claros. Este último organismo ha hecho denodados esfuerzos por poner a los primeros bajo su control, no sólo con fines organizativos, sino con la esperanza de que pudiera ser el núcleo de un ejército post-Assad y, de esta manera, clamar soberanía sobre el territorio sirio (entendiendo a esta última en el sentido weberiano). Sin embargo, ya que el ELS dista de ser un conjunto homogéneo, este movimiento aún no pudo ser completado. El núcleo dirigente del CSN, con asiento en Turquía, está formado por sirios exiliados principalmente en Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos y, en su mayor parte, son kurdos y sunnitas (muchos de estos últimos pertenecientes a la Hermandad Musulmana que en la actualidad preside Egipto), aunque también hay presencia de algunos allawitas[17]. Hasta el 10 de junio de 2012 estuvo liderado por Burhan Ghalioun, un académico sirio liberal, instalado en París. Luego, éste fue remplazado por el exiliado en Suecia, Abdulbaset Sida, perteneciente a la minoría kurda. A pesar de los conflictos intestinos entre liberales y militantes islámicos que amenazan con romperlo, el CSN ha sido reconocido por el gobierno estadounidense como un representante legítimo de los sirios, pero aún no le ha dado reconocimiento formal, lo cual supondría desconocer de hecho al gobierno de Al-Assad.

Por otra  parte, el interés y la participación de la Hermandad Musulmana (HM) en los acontecimientos en Siria no deben ser menospreciados. Esta última agrupación no sólo ha sido víctima de la masacre perpetrada por el gobierno de Hafez Al-Assad en el año 1982, en la que entre diez mil y cuarenta mil personas, según las diversas fuentes, fueron asesinadas, luego de un levantamiento, sino que, según diversos medios, existen lazos que la unen con el gobierno de Qatar, cuya familia gobernante dirige el multi-medio Al-Jazeera desde la renuncia de su ex-director, Wadah Janfar.

Qatar ha sido, junto a Arabia Saudita y Turquía, uno de los protagonistas regionales de más peso en el conflicto, alentando la suspensión de Siria de la Liga Árabe en noviembre de 2011, así como el fin de la misión de observación realizada por el mismo organismo en enero del 2012, a pesar de su relativo éxito. Como se dijo, junto a Riad, Doha ha estado aportando armamento y combatientes al bando “rebelde”, continuando, de esta manera, con su estrategia de hegemonía regional, comenzada en el año 1995, año en el que asumió el emir, Sheij Hamad Bin Jalifa bin Hamad Al-Thani.

Arabia Saudita, por su parte, se encuentra en una disputa regional con Irán desde 1979, año en el que tuvo lugar la Revolución Islámica en el país persa. Esto hace que sus intereses geopolíticos se encuentren con aquéllos de Israel y de los países liberales noroccidentales con quienes tiene una relación de mutua desconfianza. Con respecto a Siria, la posición de Israel no ha sido del todo clara. Por un lado, al Estado sionista le conviene la estabilidad en Siria para continuar manteniendo el statu quo respecto de la estratégica zona de los Altos del Golán que se apropió de Siria durante la Guerra de los Seis Días, en 1967, pero, al mismo tiempo, le conviene el debilitamiento de Irán. Por otro lado, el gobierno israelí desconfía de la HM, aliada del movimiento palestino Hamas.

En cuanto a Turquía, luego de un momento de mantener una posición de neutralidad y mediación, por sus relaciones con Damasco, pero, fundamentalmente, con Teherán, se ha colocado claramente del bando enfrentado con Al-Assad. De esta manera, ha abierto sus pasos fronterizos, no sólo a los refugiados sirios, sino al paso de armamento y al ELS. Asimismo, como dijimos, es sede del CSN, y ha funcionado como anfitrión del “Grupo de Amigos de Siria”. Por último, en una maniobra que quedó sin aclarar, ha violado el espacio aéreo sirio, a lo que Damasco respondió derribando el avión militar implicado, lo que podría haber disparado una intervención de la OTAN, sin necesidad de aprobación de una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU), intento que ha sido bloqueado en tres oportunidades por el veto ruso y chino.

De estos últimos países, el más activo ha sido Rusia. Moscú se ha colocado sin titubear del lado de su aliado sirio, defendiendo el principio de igualdad soberana y enfrentándose a la posibilidad de una intervención. El antecedente libio, en el que una resolución del CSNU a favor de la defensa de la población del país norafricano disparó la posibilidad del derrocamiento de Gaddafi, puso en alerta a Rusia y a China que se han negado sistemáticamente a apoyar cualquier resolución que dejara un mínimo de apertura a la posibilidad de la intervención. Moscú ha apoyado el Plan de Kofi Annan, lanzado en febrero del 2012, y que no ha funcionado porque, en principio, nunca se logró el alto el fuego que suponía. Al respecto es posible afirmar que, a pesar de que ambas partes fueron responsabilizadas por su fracaso (y, sobre todo, el gobierno sirio), su éxito no estaba en el interés de las fuerzas “rebeldes”. Rusia ha dejado en claro su interés en la no-intervención continuando con la venta de armas al gobierno sirio. En julio del 2012 hizo una demostración de fuerza en la región llevando un buque al puerto sirio de Tartous, aduciendo un ejercicio militar pre-programado. Un movimiento parecido había llevado a cabo Teherán en febrero del 2012, amenazado con el aislamiento y el encierro.

Por último, es interesante destacar el rol jugado por las organizaciones no gubernamentales (ongs), sobre todo Syrian Human Rights Watch, con asiento en Londres, y Amnesty International, quienes han mantenido una fuerte ofensiva sobre el gobierno de Bashar Al-Assad, denunciando cada una de las violaciones de los Derechos Humanos por parte del gobierno sirio. Su liberalismo y su funcionalidad con dicho régimen global de gobierno se han puesto en evidencia pues sólo han dado cuenta de los abusos por parte del Estado (y no de aquéllos llevados a cabo por las fuerzas “rebeldes”) y, particularmente, del Estado sirio (callando respecto de los abusos llevados a cabo por el otro bando, tanto respecto de las torturas y los asesinatos llevados a cabo por Estados Unidos, como por sus aliados del Golfo).

Las intervenciones en nombre de la democracia (liberal) y los Derechos Humanos, sobre cuyo carácter universal e individual es posible y necesario reflexionar, se han vuelto una constante en la política internacional. Al respecto es necesario, por un lado, no dejar de enunciar que el respeto a los Derechos Humanos de los países que se encuentran al frente de estas intervenciones no ha sido tan inmaculado como se pretende (allí están, entre otras, la política migratoria restrictiva de muchos de los países europeos y las torturas que aún siguen siendo aplicadas por Washington a los presos de la “Guerra Global contra el Terror”, entre otras). Y, por otro lado, es necesario también llamar la atención sobre la homologación que se ha dado entre Derechos Humanos y libertades y derechos políticos. Los Derechos Humanos, tal como están expresados en la Declaración no significan sólo eso, comprenden también derechos económicos y sociales: al trabajo, a la salud, a la alimentación, a la vivienda. Derechos que muy pocos países –entre los que no se encuentran ninguno de los fomentadores de la intervención a Siria- pueden ufanarse de respetar. Los medios de comunicación internacionales y muchas voces especializadas están generando un consenso para la intervención. Es un juego de palabras irresponsable y peligroso. No sólo para los sirios en particular, sino para una buena parte del mundo, en general.

Notas
[1] Licenciada en Sociología por la Universidad de Buenos Aires. Magíster en Relaciones Internacionales por la Universidad Nacional de La Plata (IRI). Becaria Conicet (beca post-grado Tipo II). Doctoranda en Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional de La Plata (IRI). Coordinadora-Investigadora del Departamento de Medio Oriente en el Instituto de Relaciones Internacionales (IRI) de la Universidad de La Plata. Miembro-investigadora del Centro de Reflexión en Política Internacional (CERPI).

[2] El individuo es entendido como un empresario de sí mismo que invierte, tiene ganancias y pérdidas. El Estado no proporciona, por ejemplo, salud, pues supone que dio al individuo las herramientas para que éste pueda hacerse cargo de la suya propia. Si no lo hace, se lo comprende como falta de voluntad y, por lo tanto, el individuo debe asumir el riesgo de elegir no tenerla. Lo mismo puede decirse con respecto a la educación, al trabajo y a las políticas sociales en general.

[3] Foucault, Michel (2009), El nacimiento de la biopolítica, Buenos Aires: FCE, p.199.

[4] Beams, Nick (2011), “Global forces driving uprisings in the Middle East”, 05/03/2011. (Online), disponible enhttp://www.wsws.org/articles/2011/mar2011/pers-m05.shtml.

[5] Ib.

[6] http://www.fao.org/worldfoodsituation/wfs-home/foodpricesindex/en/

[7] https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/fields/2129.HTML

[8] Clinton, Hillary R., “Remarks with Egyptian Foreign Minister, Nabil Al-Araby”,


 15/03/2011. (Online), disponible en:www.state.gov/secretary/rm/2011/03/158404.htm

[9] Amir, Samin, “What is happening in Egypt”, 15/02/2011. (Online), disponible en: http://mrzine.monthlyreview.org/2011/amin150211.HTML

[10] http://www.state.gov/secretary/rm/2011/03/158404.htm

[11] http://www.planning.gov.sy/SD08/msf/Syrian_Economy.pdf

[12] Ib.

[13] Bialasiewicz, Luiza et al. (2007), “Performing security: The imaginative geographies of US strategy”, en Political Geography, vol.26, n°4, mayo 2007, pp. 405-422.

[14] El interés en el petróleo no está únicamente en manejar su comercialización. Es decir que no sólo radica en otorgar la explotación de tal vital recurso a empresas de los países interesados, sino, tal como sostiene David Harvey, en controlar el grifo petrolero mundial. En efecto, el control del abastecimiento del petróleo a terceros países otorga un arma muy valiosa, pues habilita la posibilidad de amenazarlos con su cierre (ver: Harvey, David (2003), The new imperialism, New York: Oxford University Press.).

[15] Ver discursos en http://www.whitehouse.gov

[16] Ver “Houla massacre carried out by Free Syrian Army, according to Frankfurter Allgemeine Zeitung”, disponible en http://www1.wsws.org/articles/2012/jun2012/syri-j13.shtml

[17] El allawismo es la rama del Islam shiíta a la que pertenece la familia Al-Assad. Sin llegar a plantear que los sucesos en Siria están determinados por un conflicto sectario, esta variable es de relativa importancia.
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COMUNICADO DE LA ORGANIZACIÓN MILITAR ESPAÑOLA "ANEMOI"


Comunicado del colectivo de militares demócratas

La obediencia debida no existe, la disciplina militar no está por encima de los derechos humanos


07.04.2017


Comunicado nº 33 del Colectivo Anemoi, 7 de abril de 2017


Compañeras y compañeros:

Mientras la corrupción del régimen monárquico alcanza a todas las instituciones, incluida la familia real, mientras la justicia no es igual para los pobres que para los ricos, mientras el rey se sube el sueldo y se aumentan criminalmente los gastos bélicos prolongando así la participación del Estado español en aventuras imperialistas, mientras se reducen las partidas en enseñanza, sanidad, cultura y memoria democrática, mientras se condena a prisión a nuestros jóvenes por ridiculizar a jerarcas sanguinarios de la dictadura, mientras se aplica con saña la ley mordaza, que es una ley de seguridad para la defensa de un régimen indigno, barrera contra la libertad de expresión de toda la ciudadanía, mientras cientos de miles de jóvenes se ven condenados a la emigración sin esperanzas de retorno, mientras el paro, la miseria y una vida precaria amenaza a amplias capas de la población, mientras que la palabra patria ya no es más que una burla sinsentido, una siniestra máscara que impide la libre expresión de la soberanía de los pueblos, mientras nuestro compañero el Teniente Segura es expulsado del ejército y amenazado por denunciar la corrupción interna, mientras ocurre todo esto y mucho más, que se traduce finalmente en más miseria para el pueblo, un general de la cúpula del ejército ¡un general en activo! se atreve a decir que la disciplina militar está por encima de los derechos humanos.

Los militares demócratas no obedeceremos jamás órdenes contrarias a los derechos humanos. Es lamentable que, transcurridos 40 años desde las elecciones de 1977 que dieron lugar a la autodisolución de la Unión Militar Democrática (UMD), haya individuos que aún no hayan asimilado los valores que tan valerosamente defendió aquella organización clandestina.

La obediencia debida no existe. Aquellos militares que tomen como pretexto dicha superchería, ordenando o ejecutando actos criminales, se verán más pronto que tarde ante la Justicia.

Por todo ello, compañeras y compañeros, hoy más que nunca, alcemos nuestra voz y gritemos con todas nuestras fuerzas ¡¡¡Viva la República!!!

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ATACADA DIRECTAMENTE UNA BASE MILITAR SIRIA POR LOS EMPRESARIOS DEL GRAN CAPITAL DE EE.UU. ¿PONE ESTA ACCIÓN MILITAR-CAPITALISTA EN PELIGRO DE GUERRA A LA POBLACIÓN CIVIL ESPAÑOLA, INCLUIDOS VOTANTES DEL PP, DE CIUDADANOS, PSOE Y A LOS QUE NO HAYAN VOTADO A NINGUNO DE ESTOS PARTIDOS, INCLUIDOS NIÑOS DE TETA?




EEUU ATACA POR PRIMERA VEZ Y CON MISILES TOMAHAWK UNA BASE MILITAR DEL GOBIERNO SIRIO


Rebelion
Naiz
07.04.2017


El Ejército de EEUU ha atacado con misiles Tomahawk contra una base militar ubicada en la provincia siria de Homs, en respuesta al ataque químico que la comunidad internacional ha achacado al Gobierno de Bashar al Assad. Es la primera vez que la Casa Blanca ordena una acción militar contra las fuerzas gubernamentales en Siria.

El Ejército de EEUU ha llevado a cabo un ataque con misiles de crucero contra una base militar ubicada en la provincia siria de Homs, según ha confirmado el presidente estadounidense Donald Trump. El ataque ya ha recibido el apoyo de Arabia Saudí o Israel. «Una de nuestras bases aéreas en la región central ha sido objetivo de un ataque con misiles por parte de Estados Unidos, causando bajas», han indicado fuentes sirias a Reuters.

Fuentes militares citadas por la cadena han detallado que en total han sido lanzados al menos 50 misiles Tomahawk desde buques de guerra situados en el mar Mediterráneo contra la base de Ash Shairat. Estas fuentes han indicado que el objetivo eran los aviones que se encontraban estacionados en la base, así como su pista de despegue.

El ataque parece ser la respuesta de EEUU al ataque químico del martes, que la comunidad internacional ha achacado al Gobierno de Bashar al Assad y que se saldó con cerca de un centenar de muertos.

Es la primera vez que la Casa Blanca ordena una acción militar contra las fuerzas gubernamentales en Siria.

Trump confesó el miércoles que este ataque químico había «cambiado» su actitud hacia el conflicto armado en la nación árabe, así como en relación al presidente sirio. El líder norteamericano deslizó la posible adopción de medidas, aunque evitó entrar en detalles: «Ya lo veréis».

Sin embargo, el ministro de Exteriores sirio, Walid al Moalem, insistió ayer en que el Gobierno sirio no llevó a cabo el supuesto ataque químico en Jan Sheijun, y denunció que los grupos terroristas presentes en el país han estado almacenando este tipo de armamento en zonas urbanas.

En una rueda de prensa en Damasco, Al Moalem explicó que el primer bombardeo aéreo que realizó el martes la aviación siria en Jan Sheijun fue sobre un depósito de armas del Frente Fatá al Sham, el antiguo Frente al Nusra, en el que había armas químicas.

Fuente:


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VENEZUELA: UN ANÁLISIS



LA TRAGEDIA DE VENEZUELA



Por Rolando Astarita
Kaosenlared
06.04.2017
Hay que reconocer la derrota a que han llevado al movimiento. El único punto de apoyo en este momento es partir de balances objetivos, y avanzar sin concesiones ideológicas. Es imperioso entender lo que sucedió.

En los últimos días se agudizó la crisis política en Venezuela. Recordemos que ya en agosto de 2016 el Tribunal Supremo de Justicia declaró a la Asamblea Nacional en desacato, debido a la jura, que había sido prohibida por el TSJ, de tres diputados opositores del estado de Amazonas. Los tres diputados luego fueron desincorporados por la AN. En enero de 2017 la AN declaró que el presidente Maduro había incurrido en “abandono del cargo”. En respuesta, el TSJ declaró nulas todas las actuaciones de la AN desde principios de enero de 2017. El conflicto se siguió profundizando cuando el 28 de marzo el TSJ retiró la inmunidad a los legisladores de la AN. Y al día siguiente estableció que, en tanto persista la situación de “desacato” de la AN, las funciones parlamentarias serán ejercidas por una Sala del mismo Tribunal.

Pero al momento de escribir esta nota, 1 de abril, se anuncia que el presidente Maduro dio marcha atrás con estas dos últimas resoluciones. La decisión del TSJ parece haber provocado fisuras incluso al interior del chavismo: la fiscal general, Luisa Ortega, consideró inconstitucional la decisión del TSJ. En los medios se señala también que varios aliados internacionales del gobierno venezolano –Cuba en primer lugar- no respaldaron la disolución de la AN.

La tendencia a un régimen cada vez más represivo

De todas maneras esta revisión de la medida tomada por el TSJ no parece que revierta el curso cada vez más represivo del chavismo. Repasemos algunos hechos. En febrero de 2014 estallaron manifestaciones de protesta ante la grave crisis económica y el desabastecimiento; murieron 43 personas, cientos fueron heridas y hubo 3500 detenidos; también se denunciaron maltratos y torturas. Luego, en enero de 2015, por una resolución del ministerio de Defensa se estableció que la Fuerza Armada Nacional –Ejército, Armada, Aviación militar y Guardia Nacional- podía participar del control de las manifestaciones y usar armas de fuego.

Por otra parte, desde mayo de 2016 rige el Estado de Excepción y Emergencia Económica, que establece la militarización del país y la cesión de tareas de orden público a las organizaciones de base del llamado Poder Popular. El decreto otorga facultades discrecionales al presidente para tomar cualquier medida que considere necesaria para enfrentar “la guerra económica”. Luego, el 20 de octubre de 2016, el Consejo Nacional Electoral paralizó el proceso de recolección de firmas para solicitar el referéndum para sacar a Maduro del gobierno. También se aplazaron hasta el segundo semestre de 2017 las elecciones a gobernadores que debían realizarse en diciembre de 2016. Muchas encuestas dicen que el gobierno perdería las elecciones. En febrero de este año Maduro anunció que desplegará las Fuerzas Especiales de Acción Rápida de la Milicia en barrios, campos, universidades, fábricas, en todo el país.

Rol preponderante de las Fuerzas Armadas

Todo lo anterior ocurre en paralelo al crecimiento del rol de las Fuerzas Armadas en el Estado y la economía. En este respecto, en julio de 2016 Maduro sostuvo que era necesario “un poder militar cada vez más grande” para librar “una guerra no convencional” en Venezuela. De hecho, los militares han tenido, y siguen teniendo, amplia injerencia en muchas esferas de la administración, lo cual también dio oportunidades para negociados y enriquecerse. Por ejemplo, en el actual gabinete de Maduro, sobre 32 ministros, 11 son militares (cuatro retirados y siete activos). Además, los estados de Carabobo, Apure, Bolívar, Guárico, Zulia, Yaracuy, Trujillo, Nueva Esparta, Portuguesa, Vargas y Táchira tienen gobernadores militares. Y a comienzos de este año Maduro reforzó la presencia militar en PDVSA. En una nota anterior (aquí), decíamos:

“Los militares pueden comprar en mercados exclusivos (por caso, en bases militares), tienen acceso privilegiado a créditos y compras de automóviles y departamentos, y han recibido sustanciales aumentos de salarios. También han ganado lucrativos contratos, explotando los controles cambiarios y los subsidios. Por ejemplo, vendiendo en los países vecinos la gasolina comprada barata en Venezuela, con enormes beneficios.

Pero también tienen un fuerte poder económico, ya que la FANB dirige y controla toda una serie de empresas: el banco BANFANB; AGROFANB, de agricultura; EMILTRA, de transporte; EMCOFANB, empresa sistemas de comunicaciones de la FANB,; TVFANB, un canal de TV digital abierta; TECNOMAR, empresa mixta militar de proyectos de tecnología; FIMNP, un fondo de inversión; CONSTRUFANB, constructora; CANCORFANB, empresa Mixta Bolivariana; Agua Tiuna, embotelladora de agua; y CAMINPEG, compañía Anónima Militar de Industrias Mineras, Petrolíferas y de Gas, la última creada, el 10 de febrero de 2016, y que algunos han llamado la PDVSA paralela. El decreto presidencial que dispuso su creación dice que la duración de la sociedad será de 50 años; que será “autónoma”, no estará sujeta al Ministerio de Petróleo ni a PDVSA, y no estará sujeta al control del Parlamento”.

Crisis, hambre y criminalización de la pobreza

Como telón de fondo de la crisis política está la crisis económica. Solo en 2016 la economía cayó, según el FMI, un 12% y caería otro 6% en 2017. La inflación en 2016 habría superado el 750% (el gobierno no entrega cifras oficiales), y el FMI pronostica una inflación del 2000% para el año en curso.

La carencia de alimentos y medicamentos es un drama diario e ineludible. Por eso hay emigración masiva, abandono de casas y hambre. La pobreza creció exponencialmente. Según el  Instituto Nacional de Estadística, la pobreza en 2015 habría sido del 33%. Pero un estudio llamado Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi 2015), realizado por las universidades Católica Andrés Bello (UCAB), Central de Venezuela (UCV) y Simón Bolívar (USB) reveló que la pobreza, en 2015, comprendía al 73% de los hogares. En 2016 alcanzó casi al 82% de los hogares; nueve de cada diez familias afirman que sus ingresos son insuficientes para comprar alimentos, en tanto que siete de cada diez entrevistados reportaron haber perdido peso, en el período analizado, en un promedio de 8,7 kilos. Según el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros se necesitan al menos 17 salarios mínimos para comprar la canasta alimentaria básica. La gente más pobre sobrevive con harinas, arroz, hortalizas y tubérculos; muchos viven con las sobras que recogen de los tachos de basura.

No es de extrañar que en este cuadro haya aumentado la inseguridad y la violencia. Pero la respuesta del gobierno “socialista” ha sido la represión y la criminalización de la pobreza. Desde hace años se llevan adelante los Operativos de Liberación del Pueblo, realizados de forma conjunta por las fuerzas policiales y las fuerzas armadas –la Guardia Nacional Bolivariana- que supone una estrategia militar de combate a la delincuencia: ocupación militar de territorios con poblaciones empobrecidas, violaciones indiscriminadas de derechos humanos, desalojos y demolición de viviendas, detenciones arbitrarias y decenas de asesinatos (ver aquí).

PDVSA en problemas

La misma PDVSA está en serios problemas. Tiene una deuda con Rusia por 1500 millones de dólares, garantizados a la mitad con acciones de Citgo, su filial en EEUU. Además, la deuda con China, que se debe pagar con petróleo y dólares, es de 40.000 millones de dólares. El TSJ acaba de disponer la autorización al presidente Maduro para constituir compañías mixtas de gas y petróleo, sin tener que contar con la aprobación parlamentaria. Significa dejar la puerta abierta para la privatización de la empresa.

Interludio para luchadores nacionales “contra el neoliberalismo y el capital financiero”

Recordemos también que Venezuela paga puntualmente –al menos hasta ahora lo ha hecho- su deuda externa. El rendimiento de los bonos del Gobierno y de PDVSA es, en promedio, del 25% anual (“Para amantes del riesgo, Venezuela rinde casi 30% anual en dólares”, El Cronista Comercial, 20/02/2017). Leemos también en la nota:

“Aunque Venezuela nunca defaulteó y a pesar de ver al petróleo en niveles de 18 dólares el barril nunca dejó de honrar su deuda ni reestructurarla de manera amigable. Con los valores actuales del petróleo la idea de default se aleja para muchos. Sin embargo está latente la idea de que más allá del 2017 no puedan soportar la carga de su deuda. Los bonos tienen una probabilidad de default según el mercado (los CDS, credit default Swap) del 50%, y hace poco la calificadora Moodys le asignó una probabilidad de cesación de pagos del orden del 70% para este año.

“Esto lo venimos escuchando desde hace tres años cuando se empezó a caer el petróleo, pero acuerdos con China de inversiones a cambio de petróleo, más la ventas a EE.UU. lo mantienen con vida”, advierte Ezequiel Fernández, director de Natal Inversiones. Todos los traders en Miami que son de Venezuela dicen que los mismos chavistas tienen la deuda como inversión, generando altas ganancias. Hubo momentos que en tres años recuperabas la inversión, y lo demás que cobraras era ganancia”, agrega.

A su juicio, no hay país en el mundo que con caídas del PBI del 15% como en el 2016, con hiperinflación y sin productos básicos de alimentación siga pagando una deuda que es externa” (El Cronista Comercial, citado).

Naturalmente, las divisas que se destinan al pago de la deuda externa tienen como contrapartida la reducción de importaciones de comida, medicamentos o insumos industriales imprescindibles. Seguramente es parte del proyecto de construcción socialista… ¿siglo XXI?

No hay salida progresista para la clase trabajadora

En este panorama, no hay salida progresista para la clase trabajadora. El programa económico y social de la oposición aglutinada en la MUD es el tradicional de la “burguesía seria”: reforma de la Ley de Trabajo, privatización o re-privatización de empresas del Estado, reformulación de las “reglas de juego” para la inversión privada (esto es, garantizar una elevada tasa de explotación del trabajo) y, por supuesto, el levantamiento de los controles de precios y la reunificación cambiaria. En el marco de las relaciones capitalistas, la aplicación de este programa impondrá enormes sacrificios a los trabajadores y sectores populares.

Sin  embargo, el programa del chavismo no es una alternativa aceptable para las masas explotadas. Es el programa que condujo al actual desastre. Hay que decirlo con todas las letras: los burgueses bolivarianos, milicos, burócratas y arribistas de toda laya encaramados al régimen se dedicaron a saquear y dilapidar la gigantesca renta petrolera que posibilitaron los altos precios del petróleo durante los 2000. Esto sucedió a la par que gran parte de la izquierda venezolana y mundial –incluidos muchos marxistas- aplaudía el “socialismo del siglo XXI” y al comandante Chávez. Algunos llegaron a decir que el chavismo recomponía el objetivo y la estrategia del socialismo. ¿Hay límites para la tilinguería intelectual? En cualquier caso, con el cuento del “anti-imperialismo”, los “marxistas nacionales” y los tercermundistas y estatistas nacionalistas colaboraron al fraude ideológico y político.

Hoy el balance es brutal y despiadado. El resultado del “experimento socialismo siglo XXI” es la desmoralización y la frustración de millones. El saldo material, que ningún discurso puede tapar, es el hambre generalizada, la descomposición social, el retroceso infinito de las fuerzas productivas y la desarticulación económica. ¿Qué tiene de progresivo todo esto? La respuesta es que nada, absolutamente nada. En Venezuela se desarrolla una tragedia social. Es pura tontería seguir discurseando sobre “las potencialidades del proceso revolucionario”. Por eso tampoco tiene sentido reclamar a Maduro, como hacen algunos oportunistas incorregibles, que “vuelva a la fuente” del proyecto chavista. Ese discurso alimenta la confusión y el engaño. Jamás estuvo en el proyecto chavista fortalecer el poder real de los obreros y de los oprimidos. Por eso mismo tampoco había ninguna intención de avanzar a forma alguna de socialismo, entendido este como un régimen en el que los productores deciden y rigen sus destinos.

En base a lo desarrollado hasta aquí, pensamos que no hay soluciones progresistas, más o menos factibles, para la clase trabajadora venezolana. Hay que mirar de frente esta realidad. Los burócratas-milicos-“socialistas” provocaron una profunda derrota en la conciencia de la gente (y no solo en Venezuela). Esto no se revierte de un día para el otro. Ahora, el rol de la crítica pasa al primer plano. Por supuesto, esto no niega que haya que defenderse frente al avance represivo del régimen. Una dictadura bonapartista, con el agravante de estar montada sobre una economía en crisis profunda, es una amenaza de primer orden. Pero se tratará de luchas defensivas. Hoy no se atisba siquiera alguna expresión de independencia de clase medianamente representativa. Incluso si se convocara a una Asamblea Constituyente, como pide alguna gente de izquierda, las fuerzas mayoritarias serían burguesas o estatistas burguesas. Insisto, hay que reconocer la derrota a que han llevado al movimiento. El único punto de apoyo en este momento es partir de balances objetivos, y avanzar sin concesiones ideológicas. Es imperioso entender lo  que sucedió.

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