domingo, 31 de mayo de 2009

GENERAL MOTORS, RUINA DEL CAPITALISMO


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(Ejemplo gráfico de como podria quedar GM y OPEL, si por efecto Obámico, comparsa y sindicalina, la industria queda en bolsillos privados después de aplicárseles fondos públicos)


General Motors es de propiedad privada (sanctus santorun del capitalismo), pero cuando se arruina no arruina con ella a sus principales propietarios. Estos tienen sus patrimonios a salvo. No sabemos de ningún gran accionista o alto cargo de General Motors que se haya arruinado con la ruina de la misma.
El gobierno USA para evitar el cierre definitivo de General Motor ha propuesto el siguiente reparto del accionariado:
Departamento del Tesoro (Estado) el 72,5%; United auto Workers, un Sindicato (UAW) el 17,5% y el 10%, y el gobierno se ha gastado ya 19.400 millones de dólares para cubrir costes y pagos a concesionarios, a los que habrá que sumar otros 7.600 millones de dólares.
De hecho esta decisión del gobierno USA significa que General Motors ha dejado de ser privada para pasar a ser socializada, es decir, la propiedad efectiva de sus medios de producción han pasado a pertenecer al Estado, es decir, a la sociedad, con lo que objetivamente existe correspondencia entre la estructura económica y la “política,” con lo que se podría demostrar que el modo de producción capitalista ha sido superado por el modo de producción socialista, pero evidentemente, este auto reconocimiento de la inviabilidad material del capitalismo no va a ser reconocida por los propios capitalistas, puesto que ello significaría el certificado oficial de la defunción del sistema capitalista.
Para evitar el reconocimiento de la inviabilidad material del capitalismo, y por tanto, para negar el hecho objetivo, el gobierno USA, Obama, el salvador del mundo, ha presentado la nueva distribución del accionariado de General Motors como algo eventual que pasará a ser “normalizado” cuando la compañía vuelva a producir beneficios. Es decir, que cuando la nueva General Motors sacada de la ruina a la que le han llevado sus dirigentes capitalistas sea rentable, con fondos públicos, pasará nuevamente a los bolsillos privados de cuatro pitorretes capitalista.
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GENERAL MOTORS, RUINA DEL CAPITALISMO



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(Coche cuesta abajo: triunfal fracaso del capitalismo representado por GM)

No es opinión sino hecho objetivo y contrastado: el coloso capitalista americano, la General Motors, que le vendía gasolina y motores a Franco para que consumara su crimen contra el pueblo español (pueblo), que desde entonces a hoy ha venido disponiendo de todos los medios para hacer negocio y enriquecer a sus principales socios, está en quiebra.
Sus encopetados y prestigiosos dirigentes no han sido capaces de evitar la quiebra. De enriquecerse mediante la explotación de los trabajadores si han sido capaces, de evitar la quiebra no.
Esto queda fuera de discusión, salvo que el niñato Santiago, al que Aznar le escribe cartas para salvar a España, aparezca un buen día y como Aznar, se nos ponga a contar chistes malos para salvar el “liberalismo” (capitalismo añejo).
La función histórica que tenía el capitalismo de desarrollar las técnicas productivas ha llegado a su fin, y la estructura económica creada por el mismo capitalismo en función de sus necesidades, ha llegado a su punto de contradicción culminante, y no se corresponde con la estructura política que le seria necesaria, no para salvarse, sino para alargar su agonía.
Agonía del capitalismo que no es una simple frase o concepto abstracto, sino que se manifiesta en la práctica de forma concreta mediante la agonía de todas las clases trabajadoras, y pequeños y medianos capitalistas no ligados a los grandes capitales, en el empeoramiento de las condiciones de vida de todas las clases trabajadoras y pequeños y medianos capitalistas no ligados a los grandes capitales.
La estructura política es a la estructura económica lo que el vestido al cuerpo. A un cuerpo económico le corresponde un traje político, y además, que sea un traje a su medida.
A un modo de producción, como es el capitalista, basado en la división social del trabajo, mediante la cual ha llegado a socializarse de forma preponderante toda la producción, le corresponde un traje político también socializado, o sea, socialista. Y, no estaría de más que de una vez por todas nos borráramos de la cabeza que el Partido Socialista Obrero Español, PSOE, no tiene de Socialista más que el nombre.
Si en la producción objetivamente socializada intervienen todas las clases sociales trabajadoras de la sociedad, son ésas mismas clases sociales trabajadoras de la sociedad las que han de decidir cuánto, cómo y dónde se debe producir y cómo y en que condiciones se debe distribuir todo lo producido.
Hoy, gracias al desarrollo de las fuerzas productivas que ha llevado a cabo el capitalismo, y que ha constituido su contribución al desarrollo histórico, cumpliendo así con su función histórica, la producción están objetivamente socializada.
Sin embargo, todas las decisiones efectivas que intervienen en la producción se toman en cuatro despachos que nadie sabe exactamente donde están, ni tampoco se sabe exactamente los cuatro piturrines y dos piturrinas del capital que asisten a esos cuatro despachos, cuyas decisiones condicionan y limitan el desarrollo económico mundial y condiciona y determinan las condiciones de existencia de toda la humanidad. Lo cual, objetivamente, constituye una absoluta contradicción desde todos lo puntos de vista con los que se quiera mirar: moral o dialéctico, entre la estructura económica y la estructura política, que es lo que hay que resolver, pero que no se lleva camino de resolver, lo que por otra parte, no deja de ser lógico. Los que crean la crisis, manejando los mismos elementos que la han creado como solución a la misma, no la pueden resolver. Sencillamente es imposible.*