Trabajador; Experto Universitario en Antropología y Ética, 2023; Master en Cooperación Internacional y Desarrollo de los Pueblos, 2022; Diplomado en Sociología, 2021; Químico industrial; asesor de inversiones y financiación; Gerente de empresas Cooperativas; Comunidades Europeas por la Universidad Politécnica de Madrid (CEPADE).( y cazador de forajidos, atracadores de Estados y ex-presidentes vivos de gobiernos Españoles )
Miles de personas piden en
Barcelona la liberación de los miembros del Govern destituidos
(Miles de personas se
manifiestan en Barcelona para exigir la libertad de los presidentes de la ANC y
Òmnium Cultural, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, y de los ocho exconsejeros que
permanecen en prisión. En la imagen, ambiente de la manifestación en la calle
Marina de Barcelona)
Jesús
García, Alfonso L. Congostrina
El País
(hace 2 horas)
11.11.2017
Miles de personas vuelven a llenar las calles de Barcelona en una
manifestación para reclamar la libertad de los encarcelados.
Un
momento de la manifestación convocada en Barcelona por la ANC y Ómnium
Cultural, para exigir la libertad de Jordi Sánchez, Jordi Cuixart y los
miembros del Govern cesados que han sido encarcelados.
Se
trata de la sexta movilización del soberanismo desde la Diada del 11 de
septiembre.
Imagen
en Lleida de uno de los cientos de autobuses que han llegado a Barcelona para
participar en la manifestación.
La
mayoría de las pamcartas pide "libertad para los presos políticos".
El
lema de la manifestación es "Libertad presos políticos. Somos
República"
Miles
de manifestantes levantan sus pancartas en la manifestación promovida por ANC y
Òmnium.
Una
"estelada", durante la manifestación convocada en Barcelona por la
ANC y Ómnium Cultural para exigir la libertad de Jordi Sánchez, Jordi Cuixart y
los miembros del Govern cesados, que han sido enc
Los
ciudadanos han acudido a la manifestación con banderas estelades y con un lazo
amarillo en la solapa en homenaje a los políticos que permanecen en prisión
provisional por orden de la Audiencia Nacional: Oriol Junqueras, Jordi Turull,
Raül Romeva, Josep Rull, Joaquim Forn, Carles Mundó, Meritxell, Borràs y Dolors
Bassa.
También
exigieron la libertad del presidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC),
Jordi Sànchez, y de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart. Ambos han agradecido desde
la cárcel las muestras de apoyo que han recibido en las calles de Barcelona. Lo
han hecho a través de sendas cartas que dos familiares suyos han leído.
En el
escenario instalado al final de la calle Marina, familiares de los políticos
han transmitido a los independentistas el mensaje que les han hecho llegar
desde la cárcel. Es el caso de Anna Forn, hija del exconsejero de Interior,
Joaquim Forn, que ha leído el mensaje de su padre: "La prisión te separa
cruelmente de la gente a la que quieres y de tu entorno.
El
tiempo se para. (...) Muchas gracias por vuestro apoyo. Vuestro aliento nos
llega y nos hace vivir con esperanza. Y nuestra esperanza es vuestra libertad.
Estamos juntos en la prisión. Es el momento de la máxima unidad. La paz, la
democracia y la libertad son los valores que dan fuerza al pueblo de Cataluña”.
La huelga general ha fracasado y el bloque independentista se ha roto. El 'procés' ya es historia, pero el problema catalán continúa
En las últimas horas hemos asistido al derrumbe definitivo del procés, que ya sólo tiene como único defensor a Carles Puigdemont, el ex presidente de la Generalitat fugado y aislado en Bruselas que va camino -si no lo ha conseguido ya- de convertirse en una figura esperpéntica, como esos personajes de los tebeos que se creen e intentan convencer a los demás de que son Napoleón. Antes de la aplicación del artículo 155 de la Constitución, no eran pocas las voces que advertían que su puesta en marcha podría desatar una oleada de protestas callejeras que desembocasen en un serio e inmanejable problema de orden público en las ciudades y pueblos de Cataluña. Nada más lejos de la realidad.
La prueba más patente de que el procés se ha desinflado como un buñuelo frío fue la fracasada huelga general del pasado miércoles. Con todo el ex Govern que impulsó la Declaración Unilateral de Independencia en la cárcel o huido, los independentistas apenas pudieron movilizar a los estudiantes -históricamente muy proclives a cualquier tipo de algarada- y a militantes muy comprometidos que, eso sí, pudieron cortar importantes vías de comunicación debido a su determinación y a la pasividad de una Policía que no quiere volver a facilitar a las hipersensibles opiniones públicas europeas las imágenes de cargas del pasado 1-O. Sin embargo, la gran mayoría de los ciudadanos y de las empresas catalanas, independientemente de su orientación política, intentaron hacer su vida laboral normal.
Cada vez queda más patente que la convocatoria de elecciones el 21 de diciembre por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha sido un enorme acierto. Desde que se produjo el anuncio, el bloque independentista, que ya se encontraba muy dividido por los debates sobre la DUI, se ha roto inevitablemente y cada partido ha corrido por su cuenta para posicionarse lo mejor posible en los comicios. Fue casi cómico ver al ex president y a los ex consellers reivindicándose como el Gobierno legítimo de Cataluña al mismo tiempo que anunciaban sus candidaturas a unas elecciones convocadas, al amparo del artículo 155, por el presidente español. La falta de coherencia de los soberanistas es llamativa.
La guinda la puso el jueves la todavía presidenta del Parlament, Carme Forcadell, y los otros miembros de la Mesa de la Cámara, al renegar del procés y la DUI y acatar sin fisuras la Constitución y el 155 para eludir la cárcel. Ya nadie se acuerda de los Jordis y Puigdemont se encuentra más solo que nunca. Es cierto que el problema catalán no está ni mucho menos resuelto, pero hoy por hoy, lo que se ha denominado el procés ha naufragado definitivamente entre muestras insólitas de esperpento.
La expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, podría verse en apuros si prospera la investigación de la Guardia Civil en torno a un viaje a Suiza con la mujer de Ignacio González.
El viaje se produjo en el año 2008 y había permanecido hasta la fecha bajo secreto de sumario en el marco de la investigación de la trama Lezo. Los datos corresponden a la pieza que investiga la compra del ático y está fechado en 2015, pese a que no han trascendido más detalles sobre la causa, tal y como señala El Español.
Según los datos del informe, el viaje de Aguirre se produjo en el año 2008, precisamente cuando huyó de Bombai por un atentado terrorista. El vuelo que cogió tenía como destino Zúrich, aparentemente porque era el primer disponible.
Sin embargo, los investigadores destacan constantemente la presencia en la aeronave de Aguirre y Lourdes Cavero (esposa de Gonz´alez) sin que hayan trascendido más detalles.
En el vuelo no viajó toda la delegación que acompañó a Aguirre en Bombái, que permaneció en el país asiático durante al menos doce horas hasta que finalmente tuvo la oportunidad de poder regresar a Madrid.
Precisamente después de destacar todos estos datos, el escrito asegura, a renglón seguido, que "Los hechos descritos en el presente oficio podrían coincidir con una forma de delincuencia organizada que articularía el cobro de comisiones a través de estructuras societarias y productos bancarios en el extranjero que procederían de diferentes mercantiles con las que habrían tenido relación por razón de sus cargos públicos".
Precisamente, los datos salen a la luz cuando la Justicia ha ordenado el fin de la prisión provisional de González tras incautar el dinero negro que el expresidente había acumulado en el extranjero. Los agentes consideran que este gesto impide que el expresidente pueda abandonar nuestro país.
La Guardia Civil también señala que un confidente ha aportado datos que demuestran que el pelotazo de Arganda del Rey estuvo relacionado con la compra del ático de lujo en la Costa del Sol del que se benefició el también expresidente de la región, Ignacio González.
En la compra del ático se vincula también al empresario y presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo, conocido por sus buenas relaciones con Aguirre pero sobre todo con González. Cerezo se benefició de suculentos contratos en Telemadrid en torno a los derechos del fútbol y de las películas (especialmente de Western) emitidas en la cadena pública regional.
El primer elemento de la corrupción empieza porque los periodistas en vez de acudir a la veracidad del hecho para informar, analizar e incluso dar su opinión personal si lo desea, se dedican a deformar la esencia de mismo. Ello deja la puerta abierta a que sobre ese mismo hecho deformado se le puedan añadir al hecho en si mismo deformado o a sus autores cuantas descalificaciones, mentiras, calumnias, vicios o maldades quiera o le pida el cuerpo el periodista corrupto. Caso del viscerón señor José Aguilar del Diario de Sevilla, porque él escribe con las vísceras, debe cobrar, supongo, dinero de curso legal, pero escribir escribe con las vísceras.
Para ratificarme en estas afirmación me ha bastado comparar dos artículos periodísticos (que se transcriben a continuación) de distintos periódicos del mismo día y relacionados con el mismo tema: la presencia de Puigdemont en Bruselas. ¿De dónde se habrá sacado el víscerón en cuestión que "Puigdemont se acobardó tanto que huyó a Bélgica"?
El 21 de octubre, ante la inminente aplicación del artículo 155 de la
Constitución, la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, hizo una
declaración institucional comprometiéndose a no dar un paso atrás en la
secesión de Cataluña proclamada en la cámara que lidera. El 9 de noviembre, con
la Generalitat intervenida por el Estado represor y ante el Tribunal Supremo,
ha dado no un paso, sino un salto atrás: acata la legalidad vigente y dice que
la proclamación de la república catalana fue un acto puramente simbólico. La
cárcel, que es muy mala.
Forcadell ha abierto una tercera vía en la reacción del estado mayor independentista
a la contraofensiva de la democracia española. Puigdemont se acobardó tanto que huyó a Bélgica con varios
consejeros, en un alarde de épica de cartón piedra que le ha convertido en el
grotesco fantasma de Bruselas; Junqueras y otros consejeros dieron la cara, y
en prisión provisional andan, sin que ni siquiera Amnistía Internacional lo
considere preso político, y Forcadell se ha negado a sí misma hasta el deshonor
para quedar en libertad bajo fianza. A la hora de la verdad se apagan los faroles.
Tres respuestas distintas a la Justicia española, y también distintas
estrategias ante las elecciones del 21 de diciembre. El enloquecido Puigdemont,
que ya sólo piensa en sí mismo, propone una lista electoral unitaria de los
independentistas -encabezada por él, por supuesto-, que Junqueras descarta con
una trampa de primero de EGB de política ("o vamos todos juntos o cada uno
por su lado"), la CUP no acepta ni muerta diluirse en candidaturas con
partidos burgueses y los de Ada Colau-Pablo Iglesias quieren ser la llave de la
próxima legislatura, lo que requiere acudir en solitario a las urnas. Total, el
frente secesionista afronta la nueva etapa más dividido que nunca, de modo que
ya no tiene esa ventaja sobre el bloque constitucionalista.
En los otros dos campos de batalla del separatismo tampoco les va bien. En
el ámbito internacional, Puigdemont está más solo que la una y sus escasos
apoyos perjudican más que ayudan: flamencos xenófobos, Le Pen, populistas rusos
y Pamela Anderson. Con estos amigos, ¿para qué necesita enemigos? Dentro de
casa, las masas se desinflan. No ha habido huelga general, sino cortes de
carreteras y trenes por adolescentes y niños (literalmente). Incluso aumentó el
consumo de electricidad. La próxima huelga general aún será un fracaso mayor. Y
los Jordis están presos desde hace veintidós días.
La
salida de España de Carles Puigdemont fue algo tan precipitado como estudiado.
Todo se decidió en cuestión de poco más de un día, pero también con un informe
sobre la mesa en el que se detallaba al expresidente de la Generalitat cuáles
eran las mejores opciones para refugiarse en Europa si —como finalmente hizo—
decidía abandonar el país. Ese documento fue elaborado por un jurista entre el
sábado 28 y el domingo 29 de octubre a petición de uno de los entonces ya
consejeros cesados del Govern. En él se proponía como posibles destinos Reino
Unido, Alemania, Bélgica y Holanda al considerar el autor del documento a todos
estos estados de la Unión Europea como los más favorables a priori para iniciar
una batalla legal. El informe también recogía los pros y los
contras de cada uno de ellos, según revelan a EL PAÍS fuentes conocedoras de su
elaboración y contenido.
El
documento señalaba al Reino
Unido como el menos favorable sobre el papel. Se destacaba que
al no estar incluido en el espacio Schengen —que permite la libre circulación
de ciudadanos entre los países de la UE acogidos al mismo, entre ellos España—
obligaría a Puigdemont a identificarse al llegar a la frontera. Además, su condición de isla impedía desplazarse
hasta allí por carretera, una de las opciones que se barajó desde el principio
para la huida. Sobre Alemania,
el informe ponía especial énfasis en
la decisión del Gobierno de Mariano Rajoy del pasado 13 de octubre de no
extraditar al escritor turco-alemán Dogan Akhanli, al que reclamaba Ankara. El
documento apuntaba el riesgo de que el Gobierno de Ángela Merkel pudiera
devolver el favor a Madrid acelerando los plazos de una entrega de los
políticos catalanes si se refugiaban en el país centroeuropeo.
Por
ello, el documento reducía
finalmente las opciones más viables a Holanda y Bélgica, a los cuales señalaba
como opciones prácticamente similares desde el punto de vista legal dada su
tradición de acogida. Sólo apuntaba un detalle que finalmente
terminó por decantar la balanza en favor de Bruselas: "razones
políticas". El autor del informe no era más explícito, pero sugería la existencia de una comunidad,
la flamenca, que había
mostrado sus simpatías hacia el movimiento independentista catalán, lo que podía
facilitar crear una imagen favorable dentro de Bélgica hacia Puigdemont y los
suyos.
Según
las fuentes conocedoras del informe jurídico, una copia de este fue entregada el domingo 29 de octubre al
entonces ya expresidente y a los que habían sido miembros del Govern hasta la
aplicación del artículo 155. Estas fuentes desconocen, sin
embargo, si también lo recibió el exconsejero díscolo Santi Vila. Cada uno de
ellos, junto a sus abogados, fueron los que finalmente decidieron si
acompañaban al expresidente en su huida o permanecían en España a la espera de
que la justicia los llamara a declarar como imputados. Ese domingo se conoció
que la Fiscalía General del Estado preparaba una querella contra todos ellos
por los delitos de rebelión y sedición.
Ese
domingo, Puigdemont y cinco de sus exconsejeros —Antonio Comín, Joaquim Forn,
Meritxell Borrás, Meritxell Serret y Dolors Bassa— iniciaron el viaje que les llevó por
carretera hasta Marsella y, desde allí, en avión hasta Bruselas.
El resto decidió en un primer momento quedarse en España, aunque en los días
siguientes —y tras la presentación de la querella de la fiscalía contra ellos y
la decisión de la juez Lamela de citarles a declarar—, dos de ellos —Clara
Ponsatí y Lluís Puig— decidieron unirse al grupo de Bruselas. Otros dos —Forn y
Bassa— decidieron en paralelo regresar para personarse en la Audiencia
Nacional.
Para
entonces, Puigdemont y los suyos ya habían decidido los pasos a dar a partir de
ese momento. El martes 31 de octubre, antes de que la juez Lamela hubiera
ordenado la citación de todos ellos como imputados, el equipo jurídico belga que les
asesoraba desde su llegada —con Paul Bekaert a la cabeza— había mantenido una
reunión con la Fiscalía del país europeo para mostrar su
disposición a colaborar y coordinar los pasos a dar una vez que la Audiencia
Nacional emitiera la más que previsible orden europea de detención.
En
aquel encuentro se cuidó
hasta el último detalle, incluida la hora y la comisaría en la que finalmente
se presentaron Puigdemont y los cinco exconsejeros el pasado domingo.
El objetivo, añaden, era evitar que ninguno pasase la noche en un centro
policial o que se produjera la imagen del expresidente de la Generalitat junto
a un policía. Por ello, se personaron poco después de las nueve de la mañana,
para dar tiempo suficiente a que la justicia belga pudiera tomar una decisión
sobre ellos esa misma mañana. Por ello, también, fueron a la comisaría de la
Rue Royale, en la que una entrada trasera al edificio dificultaba que algún
medio pudiera captar imágenes.
También
acordaron con la fiscalía belga pedir que el proceso judicial se desarrollase
íntegro en neerlandés, una maniobra con la que los abogados aspiran a retrasar
el papeleo ante la mayor dificultad que supondrá previsiblemente a las
autoridades españolas
conseguir las traducciones de los documentos, explican las fuentes consultadas.
El objetivo sigue siendo "ganar tiempo", añaden. El próximo asalto
judicial será el 17 de noviembre. Ese día está previsto que se celebre la vista
ante la Cámara del Consejo de Bruselas para que la justicia belga examine por
primera vez la petición de entrega a España del presidente y los consejeros
cesados. Su equipo jurídico trabaja en la estrategia a seguir ese día. La
Operación Bruselas no ha hecho nada más que empezar.
Diputados de la CUP visitan al
‘expresident’
Los
diputados de la CUP en el Parlament Anna
Gabriel y Benet Salellas se desplazaron dos días a Bruselas
para visitar al expresidente de la Generalitat y a los consejeros cesados que
le acompañan. Gabriel y Salellas se reunieron con Carles Puigdemont y, por otra
parte, con Toni Comín, Clara Ponsatí, Lluís Puig y Meritxell Serret.
Los
diputados expresaron su apoyo en un momento de “represión democrática que vive
Catalunya” por la aplicación del artículo 155 de la Constitución y por la
disolución del Parlament.
El
encuentro se celebró dos
días antes de que la CUP celebre su Asamblea Nacional Extraordinaria
en Granollers (Barcelona), donde
votarán cuatro posibilidades de cara a las elecciones del 21 de diciembre.
Los
cuatro escenarios que votará la CUP son: no presentarse de ningún modo, no
presentarse pero apoyar a una candidatura civil, crear un frente de partidos de
izquierda o bien presentarse en solitario.