viernes, 5 de junio de 2015

UCRANIA, COMO ESPAÑA, GRECIA, ITALIA, PORTUGAL, EE.UU..., EN LAS MANOS CRMINALES DE LOS GRANDES CAPITALES Y DE SUS GOBIERNOS TÍTERES Y VENDIDOS


ALEXEY MOZGOVOY: “LOS OLIGARCAS SIGUEN SIENDO NUESTRO PRINCIPAL ENEMIGO”

Katerina Ruskevich
Sociología Crítica
29.05.2015



Del editor de LIVA: Esta es una de las últimas entrevistas concedidas por Alexey Mozgovoy, comandante de la brigada Prizrak, quien abiertamente repitió que los residentes de Donbass y de Ucrania deberían unir sus fuerzas para acabar con el poder de los multimillonarios capitalistas de ambos lados de la línea del frente. El 9 de mayo de 2015, inmediatamente después de la celebración del Día de la Victoria en el centro de Alchevsk, nos dirigimos a uno de los barrios de esta ciudad de clase obrera, a un parque infantil que los soldados ayudaban a reconstruir.

Los políticos ucranianos normalmente se toman estos eventos como actos de propaganda. Pero ahí no había ni cámaras ni espectadores impresionados. Dejando de lado las armas, Mozgovoy y los soldados de su unidad se unieron a un grupo de comunistas de Grecia e Italia para trabajar juntos y charlar entre ellos mientras instalaban columpios y toboganes para los niños. También recibieron la ayuda de varios niños de los barrios cercanos. Los periodistas de LIVA tuvieron la oportunidad de plantear sus preguntas a Mozgovoy.

Estos días de mayo en Alchevsk estuvieron marcados por la celebración de un evento: un foro internacional antifascista que reunió a activistas de izquierdas de Italia, Grecia, Reino Unido, Alemania, España, Polonia, Turquía, Bielorrusia, Rusia y Ucrania. Entre ellos se encontraban dos populares grupos musicales de ideología de izquierdas, los turcos Yorum y los italianos Banda Bassotti, así como periodistas de un buen número de publicaciones internacionales.

En el último momento, las autoridades de Lugansk se negaron a celebrar el evento, un foro demasiado escorado a la izquierda, y Mozgovoy se comprometió a garantizar que se celebrara en Alchevsk, sin miedo a que pudiera causar un problema para él. Así lo expresó el propio Mozgovoy durante su discurso de apertura de un foro en el que no dudó en relacionarse activamente y sin arrogancia alguna con los periodistas de izquierdas.

Los participantes del foro tuvieron la ocasión de presenciar el tipo de trabajo que el comandante de la brigada Przirak y los comunistas y activistas políticos de la brigada venían realizando en Alchevsk: ayudas a las guarderías y colegios o distribución gratuita de medicinas y alimentos a aquellos que lo necesitan. También conocieron los planes para la reconstrucción de esta zona asolada por la guerra, cuyos viejos dueños han huido hace ya tiempo a Kiev, Moscú o la Unión Europea.

Conversando con la población local en las calles de Alchevsk y Stakhanov en las festividades para conmemorar el Día de la Victoria y en los conciertos que reunieron a miles de personas, pudieron apreciar la popularidad de Mozgovoy entre los residentes de la ciudad, con quienes hablaba franca y abiertamente. Todo ello se debatió en entusiasmadas discusiones que unieron a activistas de Rozhava, que hablaron de la experiencia kurda y del autogobierno; activistas de Grecia y España, que discutieron sobre las políticas de Syriza y Podemos; un organizador del movimiento sindical británico, que compartió su experiencia o los activistas italianos, que hablaron de la importancia de las nuevas tecnologías para el desarrollo de los movimientos de izquierdas y que se ofrecieron a compartir sus conocimientos para aplicarlos en la práctica.

Nada de esto podría dejar de interesar al propio Mozgovoy a la hora de definir sus ideas y puntos de vista, hasta ahora algo difusos, como inevitablemente le ocurre a cualquier persona que nunca antes se había involucrado en política. Es por eso que es particularmente triste que este hombre realmente extraordinario y brillante muriera trágicamente pocos días después, en las afueras de Alchevsk, asesinado en una emboscada junto a su jefa de prensa y miembros de su equipo de seguridad.

La ola de actos en su memoria se ha extendido, no solo en Donbass, sino en otros muchos países del mundo, demostrando la importancia simbólica de este hombre, precisamente porque mientras muchos intelectuales nacionalistas avivan el fuego de una guerra civil por los intereses de los capitalistas, Alexey Mozgovoy, natural del pueblo de Nizhyaya Duvanka, había declarado abiertamente la necesidad de una lucha de clases que podría unir a todos los ucranianos en la lucha contra el verdadero enemigo.

LIVA: Alexey, ha ayudado a organizar un foro de izquierdas al que han acudido activistas comunistas, sindicalistas y organizaciones estudiantiles, más de cien personas procedentes de diez países. Ya se sabe que las autoridades de Lugansk, que inicialmente prometieron apoyar el acto, finalmente se negaron a hacerlo. Pero, cuando tras esa negativa se le presentó una petición, inmediatamente aceptó organizar el acto en Alchevsk. ¿Cuál es la importancia de este acto? Es poco común para Donbass, se puede decir que también en la antigua Unión Soviética, donde no hay nada parecido a estos foros de izquierdas. 

Creo que es importante aprovechar esta oportunidad para dar a conocer lo que está pasando aquí y para asegurar el apoyo de quienes tienen un punto de vista similar en el extranjero. Comprendemos que los medios de comunicación, no solo los ucranianos, lo distorsionan todo. Se puede decir que los canales ucranianos nunca muestran ningún tipo de verdad sobre lo que ocurre aquí. Creo que la situación es la misma en Europa. Esta reunión, este congreso, abre una posibilidad para la gente que ha venido –e insisto que lo han hecho por su propia voluntad, porque no los conocía hasta ahora y no les he invitado a ellos en concreto- para ver en primera persona cómo vivimos aquí, qué estamos haciendo y qué está pasando en realidad, tanto en Alchevsk como en Donbass. También para los periodistas.

Sí, ha habido presiones. Pero a pesar de todo celebramos el foro. Quiero que nuestros invitados tengan la oportunidad de hablar con la gente, de observar nuestra vida, nuestros problemas y nuestro trabajo. Así es como podemos aprender más los unos de los otros. Por eso apoyé esta reunión. Aquí todos somos libres y vivimos en una tierra libre. Aquí nadie destruye monumentos a Lenin y nadie prohíbe las banderas rojas ni la hoz y el martillo.

Estamos compartiendo nuestras experiencias, aprendiendo muchas cosas nuevas. Ahora nos estaban hablando sobre la guerra civil en Grecia y cómo fue.

En mayo del año pasado, habló de los oligarcas como el principal enemigo del pueblo de Donbass y de Ucrania. ¿Ha cambiado algo o sigue manteniendo esa postura?

Nada ha cambiado. Los oligarcas siguen siendo nuestro principal enemigo. No solo para nosotros, sino también para los residentes de Kiev o Dnepropetrovsk. Todo este tiempo he querido preguntarles por qué luchan contra Donbass y no contra esos oligarcas.

Pero también hay otro enemigo: nosotros mismos, yo diría que nuestra conciencia. No podemos engañarnos pensando que todo se va a arreglar por sí mismo y que, de repente, todo irá bien. Simplemente no tenemos tiempo para estas falsedades. Tenemos que aceptar nuestra responsabilidad y actuar.

Háblenos de sus proyectos sociales. Hemos visto cómo ayuda a la población: se ha establecido una cadena de puntos de distribución de alimentos gratuitos, se han reparado las guarderías y colegios, se pagan los salarios de los profesores, al menos parcialmente. Ahora también hay parques infantiles.

Hacemos todo lo que las instituciones de un gobierno popular deben hacer, autoridades que no se esconden de su pueblo, que no le mienten y que no le escupen. Ayudamos a los pobres y a los necesitados, intentamos llegar a todo el que necesita ayuda en estas condiciones de guerra tan difíciles.

La asistencia a guarderías y colegios es la tarea principal en cualquier situación. Tienen que funcionar, ni siquiera la guerra debe ser obstáculo para el aprendizaje de los niños. Simplemente ayudamos para asegurarnos de que los colegios estén abiertos, que los niños puedan ir a clase y que los profesores trabajen como lo han hecho siempre. Sin esto no hay futuro.

Y los parques infantiles…Tenemos que construirlos para que en el futuro no tengamos que cavar trincheras. Creo que hay que prestar más atención a la educación de los jóvenes, para asegurarnos de que estos niños no sean educados por la televisión, como les ocurre a los del Praviy Sector, sino por nosotros. Creemos que se deben crear nuevos clubes deportivos para los jóvenes y ya hemos organizado el club de fútbol SKA-Prizrak. Los chicos juegan junto a soldados de la milicia y se comunican. Hasta ahora, pocos se han preocupado por relacionarse con estos chicos. En Ucrania vemos ahora a qué lleva esto.

¿Cómo puede asegurarse de que estas políticas sociales se implementan en condiciones de guerra?

No es una tarea fácil. Por ejemplo, tratamos de organizar un sistema de agricultura de subsistencia, nuestra granja, para dar de comer a Alchevsk con nuestros propios productos, para así no depender de nadie en este sentido. Esto empieza a mejorar nuestra situación. Cuatro comedores sociales dan de comer a alrededor de 7.000 personas que lo necesitan. Ya los han visto, han podido hablar con quienes comen allí. Pero esto no es más que el principio.

El foro antifascista, el desfile por el aniversario del Día de la Victoria contra el nazismo. ¿Qué significa el antifascismo para usted?

Es la lucha contra la esclavitud de nuestro pueblo. Todo el mundo ha podido ver otra vez la rapidez con la que los fascistas y los mismos oligarcas han vuelto a llegar a un acuerdo. Da igual si es Krupp o Kolomoisky. Se construyó en una oligarquía en el país a la que inevitablemente siguió el fascismo. Así es como fue y así es como será en el futuro. El Día de la Victoria es necesario, no solo para los desfiles, sino para asegurarnos de que nunca olvidemos esto. Muchos pensaron que este mal nunca más volvería a renacer. Después de todo, ya había pasado mucho tiempo desde la guerra. Pero no. Ha vuelto a surgir.

¿Qué le pareció el concierto de Banda Bassotti? ¿Le gustó?

Escuché canciones que me resultaron conocidas de la época soviética. Escuché canciones de los partisanos italianos. Pero, en general, todos han visto cuántos residentes de la ciudad han venido al concierto y cómo han vivido la música. Ha sido una fiesta para la ciudad.


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ORTEGA Y GASSET. LO NUEVO SE HACE VIEJO


VIEJA Y NUEVA POLÍTICA. CONFERENCIA DE JOSÉ ORTEGA Y GASSET, MAYO DE 1914, TEATRO DE LA COMEDIA (MADRID)

2/8

Sociología Crítica
30.05.2015


 (Ortega, aquel 24 de mayo de 1914 en el Teatro de la Comedia)


La España oficial y la España vital (3)

Casi diría que los pensamientos más urgentes que tenemos que comunicarnos unos a otros podrían nacer todos de la meditación de este hecho: que sea preciso llamar a las nuevas generaciones. Esto quiere decir, por lo pronto, que no están ahí, en su puesto de honor.

Naturalmente, por nuevas generaciones no se ha de entender sólo esos pocos individuos que gozan de privilegios sociales por el nacimiento o por el personal esfuerzo, sino igualmente a las muchedumbres coetáneas. Más aún; las muchedumbres, para los efectos políticos, tienen siempre como una media edad: el pueblo ni es nunca viejo ni es nunca infantil: goza de una perpetua juventud. De modo, que decir que las generaciones nuevas no han acudido a la política es como decir que el pueblo, en general, vive una falta de fe y de esperanzas políticas gravísima.

Con todos sus terribles defectos, señores, habían, hasta no hace mucho, los partidos políticos, los partidos parlamentarios, subsistido como inmersos en la fluencia general de la vida española; nunca había faltado por completo una actividad de osmosis y endósmosis entre la España parlamentaria y la España no parlamentaria, entre los organismos siempre un poco artificiales de los partidos y el organismo espontáneo, difuso, envolvente, de la nación. Merced a esto pudieron ir renovando, evolutivamente, de una manera normal y continua, sus elementos conforme los perdían. Cuando la muerte barría de un partido los miembros más antiguos, los huecos se llenaban automáticamente por hombres un poco más jóvenes, que, incorporando al tesoro ideal de principios del partido algo de esa su poca novedad, dotaban al programa, y lo que es más importante, a la fisonomía moral del grupo, de poderes atractivos sobre las nuevas generaciones. Pero desde hace algún tiempo esa función de pequeñas renovaciones continuas en el espíritu, en lo intelectual y moral de los partidos, ha venido a faltar, y privados de esa actividad — que es la mínima operación orgánica —, esa actividad de osmosis y endósmosis con el ambiente, los partidos se han ido anquilosando, petrificando, y, consecuentemente, han ido perdiendo toda intimidad con la nación.

Estas expresiones mías, sin embargo, no aciertan a declarar con evidencia la enorme gravedad de la situación: parecen, poco más o menos, como esa frase estereotipada de que usan los periódicos cuando suelen anunciar que tal Gobierno se ha apartado de la opinión. Pero yo me refiero a una cosa más grave. No se trata de que un Gobierno se haya apartado en un asunto transitorio de legislación o de ejercicio autoritario, de la opinión pública, no; es que los partidos íntegros de que esos Gobiernos salieron y salen, es que el Parlamento entero, es que todas aquellas Corporaciones sobre que influye o es directamente influido el mundo de los políticos, más aún, los periódicos mismos, que son como los aparatos productores del ambiente que ese mundo respira, todo ello, de la derecha a la izquierda, de arriba abajo, está situado fuera y aparte de las corrientes centrales del alma española actual. Yo no digo que esas corrientes de la vitalidad nacional sean muy vigorosas (dentro de poco veremos que no lo son), pero, robustas o débiles, son las únicas fuentes de energía y posible renacer. Lo que sí afirmo es que todos esos organismos de nuestra sociedad — que van del Parlamento al periódico y de la escuela rural a la Universidad —, todo eso que, aunándolo en un nombre, llamaremos la España oficial, es el inmenso esqueleto de un organismo evaporado, desvanecido, que queda en pie por el equilibrio material de su mole, como dicen que después de muertos continúan en pie los elefantes.

Esto es lo grave, lo gravísimo.

Se ha dicho que todas las épocas son épocas de transición ¿Quién lo duda? Así es. En todas las épocas la sustancia histórica, es decir, la sensibilidad íntima de cada pueblo, se encuentra en transformación. De la misma suerte que, como ya decía el antiquísimo pensador de Jonia, no podemos bañarnos dos veces en el mismo río, porque éste es algo fluyente y variable de momento o momento, así cada nuevo lustro, al llegar, encuentra la sensibilidad del pueblo, de la nación, un poco variada. Unas cuantas palabras han caído en desuso y otras se han puesto en circulación; han cambiado un poco los gustos estéticos y los programas políticos han trastrocado algunas de sus tildes. Esto es lo que suele acontecer. Pero es un error creer que todas las épocas son en este sentido épocas de transición. No, no; hay épocas de brinco y crisis subitánea, en que una multitud de pequeñas variaciones acumuladas en lo inconsciente brotan de pronto, originando una desviación radical y momentánea en el centro de gravedad de la conciencia pública.

Y entonces sobreviene lo que hoy en nuestra nación presenciamos: dos Españas que viven juntas y que son perfectamente extrañas: una España oficial que se obstina en prolongar los gestos de una edad fenecida, y otra España aspirante, germinal, una España vital, tal vez no muy fuerte, pero vital, sincera, honrada, la cual, estorbada por la otra, no acierta a entrar de lleno en la historia.

Este es, señores, el hecho máximo de la España actual, y todos los demás no son sino detalles que necesitan ser interpretados bajo la luz por aquél proyectada.

Lo que antes decíamos de que las nuevas generaciones no entran en la política, no es más que una vista parcial de las muchas que pueden tomarse sobre este hecho típico: las nuevas generaciones advierten que son extrañas totalmente a los principios, a los usos, a las ideas y hasta al vocabulario de los que hoy rigen los organismos oficiales de la vida española. ¿Con qué derecho se va a pedir que lleven, que traspasen su energía, mucha o poca, a esos odres tan caducos, si es imposible toda comunidad de transmisión, si es imposible toda inteligencia?

En esto es menester que hablemos con toda claridad. No nos entendemos la España oficial y la España nueva, que, repito, será modesta, será pequeña, será pobre, pero que es otra cosa que aquélla; no nos entendemos. Una misma palabra pronunciada por unos o por otros significa cosas distintas, porque va, por decirlo así, transida de emociones antagónicas.

Tal vez alguien diga que son estas afirmaciones gratuitas del sesgo acostumbrado siempre y conocido a la vanidad de los ideólogos.

Creo que para obviar este juicio bastaría con que nos volviéramos a algunas cosas concretas de lo que está pasando.

Ahora se van a abrir unas Cortes; estas Cortes no creo que las haya inventado precisamente un ideólogo; todo lo contrario; ¿no es cierto? Pues bien; salvo Pablo Iglesias y algunos otros elementos, componen esas Cortes partidos que por sus títulos, por sus maneras, por sus hombres, por sus principios y por sus procedimientos podrían considerarse como continuación de cualesquiera de las Cortes de 1875 acá. Y esos partidos tienen a su clientela en los altos puestos administrativos, gubernativos, seudotécnicos, inundando los Consejos de Administración de todas las grandes Compañías, usufructuando todo lo que en España hay de instrumento de Estado. Todavía más; esos partidos encuentran en la mejor Prensa los más amplios y más fieles resonadores. ¿Qué les falta? Todo lo que en, España hay de propiamente público, de estructura social, está en sus manos, y, sin embargo, ¿qué ocurre? ¿Ocurre que estas Cortes que ahora comienzan no van a poder legislar sobre ningún tema de algún momento, no van a poder preparar porvenir? No ya eso. Ocurre, sencillamente, que no pueden vivir porque para un organismo de esta naturaleza vivir al día, en continuo susto, sin poder tomar una trayectoria un poco amplia, equivale a no poder vivir. De suerte que no necesitan esos partidos viejos que vengan nuevos enemigos a romperles, sino que ellos mismos, abandonados a sí mismos, aun dentro de su vida convencional, no tienen los elementos necesarios para poder ir tirando. ¿Veis cómo es una España que por sí misma se derrumba?

Lo mismo podría decirse de todas las demás estructuras sociales que conviven con esos partidos: de los periódicos, de las Academias, de los Ministerios, de las Universidades, etc., etc. No hay ninguno de ellos hoy en España que sea respetado, y exceptuando el Ejército no hay ninguno que sea temido.

La España oficial consiste, pues, en una especie de partidos fantasmas que defienden los fantasmas de unas ideas y que, apoyados por las sombras de unos periódicos, hacen marchar unos Ministerios de alucinación.
Conste, pues, que no he hecho aquí la crítica, cien veces repetida, de los abusos y errores que unos partidos, unos periódicos, unos Ministerios vengan cometiendo. Sus abusos me traen sin cuidado para los efectos de la nueva orientación política que busco y de que hoy os ofrezco, como la previa cuadrícula, la pauta de conceptos generales donde habrá de irse encontrando en sus detalles. Los abusos no constituyen nunca, nunca, sino enfermedades localizadas a quienes se puede hacer frente con el resto sano del organismo. Por eso no pienso como Costa, que atribuía la mengua de España a los pecados de las clases gobernantes, por tanto, a errores puramente políticos. No; las clases gobernantes durante siglos — salvas breves épocas — han gobernado mal no por casualidad, sino porque la España gobernada estaba tan enferma como ellas. Y o sostengo un punto de vista más duro, como juicio del pasado, pero más optimista en lo que afecta al porvenir. Toda una España — con sus gobernantes y sus gobernados —, con sus abusos y con sus usos, está acabando de morir.

Y como son sus usos, y no sólo sus abusos, a quienes ha llegado la hora de fenecer, no necesita de crítica ni de grandes enemigos y terribles luchas para sucumbir.

Mis palabras, pues, no son otra cosa sino la declaración de que la nueva política ha de partir de este hecho: cuanto ocupa la superficie y es la apariencia y caparazón de la España de hoy, la España oficial, está muerto. La nueva política no necesita, en consecuencia, criticar la vieja ni darle grandes batallas; necesita sólo tomar la filiación de sus cadavéricos rasgos, obligarla a ocupar su sepulcro en todos los lugares y formas donde la encuentre y pensar en nuevos principios afirmativos y constructores.

No he de insistir, naturalmente, en traer pruebas para esto. Yo no pretendo hoy demostrar nada; vengo simplemente a dirigir algunas alusiones al fondo de vuestras conciencias. Allí es donde podréis lealmente buscar la confirmación de mis aseveraciones. No vengo a traeros silogismos, sino a proponeros simples intuiciones de realidad.

Pero, además, no es sino muy natural que acontezca en España esto que acontece; y si lo que voy a decir ahora es en cierta manera nuevo, que no lo es, pero nuevo para un público un poco amplio, es porque no se quiere pensar seriamente en política.


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