jueves, 14 de noviembre de 2024

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Marco Rubio: responsable directo de la actual situación de Cuba

Todo va cuadrando: los países de la U.E (incluido España) votaron en la ONU no condenar el nazismo

 

Todo va cuadrando: los países de la U.E (incluido España) votaron en la ONU no condenar el nazismo


Rusia hizo una propuestas de votación para «adoptar medidas concretas apropiadas, en particular en los ámbitos legislativo y educativo, de conformidad con las obligaciones internacionales en materia de derechos humanos, a fin de impedir la revisión de la historia y los resultados de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945)».

 

INSURGENTE.ORG / 14.11.2024


El Tercer Comité de la Asamblea General de la ONU respaldó el documento, con apoyo de 116 naciones, en contraposición a otros 54 países, entre los que se incluyen Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Japón, el Reino Unido, España y Ucrania. Once naciones se reservaron y varias naciones, incluyendo Armenia, Bielorrusia, China, Corea del Norte, Malí, Serbia y Sudáfrica, respaldaron la resolución.

El documento consta de 74 puntos y recomienda «adoptar medidas concretas apropiadas, en particular en los ámbitos legislativo y educativo, de conformidad con las obligaciones internacionales en materia de derechos humanos, a fin de impedir la revisión de la historia y los resultados de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945)».

Adicionalmente, la resolución condena de manera más enérgica la magnificación y la propaganda del nazismo, especialmente el grafiti y las ilustraciones con contenido pronazi en los monumentos a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial, así como prohíbe «cualquier tributo solemne» al régimen nazi y a sus aliados.

El informe exige erradicar las manifestaciones de discriminación racial mediante los medios adecuados e incluso por la legislación, cuando las circunstancias lo requieran. Además, condena el empleo de recursos educativos, así como la retórica en la educación que fomenta el racismo, la discriminación, el odio y la violencia fundamentados en el origen étnico, la nacionalidad, la religión o las convicciones.

La Tercera Comisión se convoca con anticipación a las reuniones plenarias de la Asamblea General de la ONU, a la que sugiere propuestas para su aprobación. Desde 2005, la Asamblea General de la ONU ha aprobado anualmente la resolución contra la magnificación del nazismo.

En enero del año pasado, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, enfatizó que la reiterada resistencia de Alemania, Italia y Japón a impedir la magnificación del nazismo pone en duda la tendencia de los procesos ideológicos en Occidente.

Las declaraciones de Lavrov se dieron tras la adopción en diciembre de 2023 por la Asamblea General de la ONU de una resolución que declaraba inadmisible la exaltación del nazismo, pese a la oposición de ciertos países occidentales.


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¿Quién ha votado a Trump?

 

Oh, sorpresa: ahora, hasta Bernie Sanders reconoce que el Partido Demócrata se había olvidado de las capas populares estadounidenses. Vaya por Dios, y nadie se lo había dicho… Eso sí, creer que Trump será una bendición para los de abajo es estar ciegos.


¿Quién ha votado a Trump?


El Viejo Topo / 14 noviembre, 2024



¿QUIÉNES SON LOS 72 MILLONES DE VOTANTES DE DONALD TRUMP Y QUÉ PIDEN?

 

Así, 72 millones de mujeres y hombres, blancos, negros, hispanos, jóvenes y mayores, votaron por Donald Trump. La lectura de los periódicos confirma lo que venimos leyendo desde hace ocho años: en una relación simbiótica, Trump y sus votantes serían lo mismo. Desdeñosos, fascistas, vulgares, agresivos, dictatoriales, xenófobos, estafadores, mentirosos, trastornados, racistas, golpistas y depredadores sexuales, con sólo juntar las simpáticas definiciones expresadas en cuatro líneas por un editorialista de la Suiza italiana, uno de tantos en la economía liberal. universo que llora y se retuerce por la derrota de la señora Harris, democrática y «progresista» (sólo ellos saben cuán progresistas), conocida en los medios como su amiga Kamala, clavada, a pesar de una campaña mediática nacional e internacional sin precedentes, en el consenso de 67 millones de estadounidenses. Seguramente algún bromista sin argumentos nos dirá que fueron los hackers rusos.

Ahora bien, incluso suponiendo que un par de millones de electores estadounidenses caigan en las horribles categorías que despliegan cada día los liberales, quedaría por analizar quiénes son los otros 70 millones de electores y electores, que entre otras cosas son siempre más que los 67 millones de Sra. Harris.

De manera sumaria y silenciosa, en un primer y muy apresurado análisis, podemos decir que no tenemos enfrente a los Estados Unidos de Trump, sino a mujeres y hombres estadounidenses que han tomado una decisión política clara y rotunda, pidiendo a Trump que la haga operativa.

Luego, como el periódico «La República», se puede crear una portada en la que se compara a Trump con el ogro de los cuentos de hadas, pero el simétrico y opuesto cuento de hadas de considerar a la señora Harris como el hada buena es incluso más demente que describir a Trump como un terrorífico monstruo.

En primer lugar, Trump dijo, después de las elecciones, que pondrá fin a las guerras y no iniciará otras nuevas, como demostró en su primer mandato. Esta es la razón principal por la que fue elegido: el espectro de la Tercera Guerra Mundial se aleja al menos cuatro años, incluso el presidente chino saludó su elección con un llamamiento a la paz y la cooperación. Ahora, incluso en el bar más remoto de Minnesota, todos sabían perfectamente que la señora Harris quería precipitar al mundo a la guerra con China y Rusia para intentar salvar el imperio de las Barras y las Estrellas y sus dólares cada vez menos utilizados en el planeta.

Los electores y votantes de Trump han dicho claramente que no quieren la guerra, que no se deben gastar miles de millones de dólares que se invertirán en armas para salvar el imperio. Más bien, quieren que se utilicen para la atención sanitaria, el trabajo y las fábricas.

El trompetista atlántico Gianni Riotta ya explicó hace meses –pensad, también lo explicó– que el Partido Republicano ya no es una fotocopia del Partido Demócrata, sino un partido de trabajadores, desempleados, pequeños productores agrícolas, mujeres y hombres que piden un futuro en el que revertir la lógica del empobrecimiento al que les ha condenado la deriva liberal-libertaria extremista de las finanzas especulativas.

Ahora, sólo nuestros medios fingieron no saber lo que pasó en Estados Unidos entre 2016 y 2020, los años en los que por voluntad de Trump aumentaron los salarios de acuerdo con los sindicatos. Para reducir las deslocalizaciones, los impuestos se redujeron para los empresarios que trajeron empresas de regreso a suelo estadounidense, empleando mano de obra interna, mientras que se incrementaron con fuertes aranceles a quienes producen en el exterior y luego reimportan, recuperando también dinero para iniciativas sociales.

Trabajadores negros e hispanos, hombres y mujeres, recordaron estos hechos concretos del cuatrienio 2016 – 2020 y los transformaron en votos en las urnas.

Por tanto, en lugar de seguir hablando del ogro malo, los analistas liberal-atlánticos deberían estudiar un poco más qué es Estados Unidos.

Quizás descubrirían que hay un pueblo no de monstruos, sino de gente que sabe que comemos pan y salami y no pan e imperio. Estados Unidos ya no es lo que era hace veinte años, las aspiraciones, deseos e intereses de las masas populares ya no coinciden con los planes de dominación planetaria de los grupos empresarial-político-especulativos que buscan mantener el poder en Washington y con él su proyección en todos los rincones de la tierra.

Por supuesto, si esta es la transición de época que se desarrolla en el horizonte, existe el riesgo, también debido a la grave incapacidad de Trump de construir en su seno un grupo de gestión coherente con el proyecto exigido por los votantes, de que fuerzas destructivas, belicistas, especulativas, en el que los intereses de esa parte del gran capital que se puso del lado de Trump para intentar suavizar, si no evadir, las peticiones de los votantes, no sólo pueden poner un freno a las ruedas, sino que representan la principal fuerza impulsora para tratar de impedir lo que los ciudadanos esperan que se haga realidad.

Siempre me ha parecido un poco tonto el anhelo de una nueva guerra civil estadounidense, pero estoy seguro de que la guerra entre los representantes políticos y económicos del viejo aparato imperial estadounidense (política-medios-finanzas) y los representantes de este definitivo punto de inflexión no aislacionista, pero llamado a reinventar la nación sobre la base de una introspección cultural y productiva auto referida y ya no destinado a imponerse en el mundo, será no sólo feroz, sino extremadamente violenta. En los próximos meses veremos los métodos y formas.

Fuente: Sinistra.ch

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