sábado, 3 de diciembre de 2011

VICENÇ NAVARRO

(Vicenç Navarro)


Vicenç Navarro escribe libros. José María Aznar también escribe libros. La diferencia es que mientras Vicenç Navarro se los escribe él a José María Aznar se los tienen que escribir.
Vicenç Navarro es autor de veintiocho libros traducidos a varios idiomas, y es uno de los científicos sociales españoles más citado en la literatura científica internacional. Es politólogo y economista, Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas de la Universidad Fabra de Barcelona y h asido catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona y de la Complutense de Madrid. Exiliado por motivos políticos (¡vaya por Dios, con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho!) es y ha sido Profesor de Políticas Públicas de la The Johns Hopkins University de EEUU durante 40 años. Es decir, que cuando menos a Vicenç Navarro no hay que suponerle que sabe nada de los que dice, sino que hay que darlo por cierto, a diferencia de José María Aznar que, salvo que uno tenga gana de que lo hagan reír o, de llorar, según los casos, hay que ponerse corchos en los oídos para no escuchar la sarta de simplezas y tonterías sin cabeza (y sin gracia) de lo que dice, o bien, cerrar los ojos, caso de no quererlo ver en televisión borrachuzo como una cuba, proponiendo a los españoles que desobedezcan las normas de tráfico.
El último libro de Vicenç Navarro, conjuntamente con el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, Juan Torres López y el Licenciado en Economía Alberto Garzón Espinosa, “Hay Alternativas”, en el que se hace una análisis objetivo, basado en hechos, de la situación socio-económica actual (de este zancocheo palabrero que han dado en llamar crisis) y en base a ese análisis realizado se proponen soluciones de verdad, en contraposición a las denominadas soluciones (que no lo son, como ya se puede demostrar) que proponen todos los estamentos oficiales apoyados por los denominados grandes medios de comunicación, que lo que verdaderamente hacen es despistar y confundir para poder engañar a la opinión pública (a mi esto de que exista opinión pública me parece mas bien una mentirijilla de bien quedar. Yo pienso que hay creencia pública en vez de opinión), no ha querido ser publicado por la Editorial Aguilar, secuestrada por el gran capital que actúa como su propietario legal, igual que otro artículo de Vicenç Navarro, que remitido a los denominados medios de comunicación tampoco se lo quisieron publicar. Prefieren publicarle artículos a Felipe González, del que al menos yo estoy esperando a ver si tiene una sola idea que se le pueda atribuir como cosa personal, y a Vargas Llosa, que de escritor, bien, sea, admito barco como animal de compañía, pero que de analista político y económico objetivo, ¡miau!. Déjenme de tonterías, por favor, que no está el horno para bollos.
Al libro “Hay Alternativas” (que los poderes establecidos no han querido publicarlo) no dudaría yo en recomendarlo como lectura obligatoria desde la enseñanza primaria hasta la jubilación, para que el joven escolar hijo de trabajadores vaya tomando conciencia de que como la política y la economía sigan en las manos que está y continué con los sucesores de los que hoy están en los diferentes poderes, su porvenir pueden verlo en una película en blanco y negro de los años 50 del siglo pasado de cualquier país tercer mundista de la época, se le pueden hace algunas críticas (yo ya he empezado y pienso continuar haciéndolas cuando tenga algo más de tiempo).
Sin embargo, y a pesar de la aseveración anterior, a dicho libro se le pueden y se le deben hacer críticas (yo he empezado y pienso continuar en cuanto disponga de algo más de tiempo, porque yo además de estudiar, leer y escribir, tengo que trabajar, que es lo que hay que hacer, en vez de robar o de vivir de la castaña pilonga).
Y al margen ahora de las críticas o no que puedan serle hechas, hay en el libro datos incuestionables que, si en vez de ser creyentes del sistema y de la democracia, existiera una incipiente opinión pública con un mínimo sentido de la dignidad personal, exigiríamos como un simple deber de ciudadanos no entontecidos (ni creyentes) que Emilio Botín, presidente del Banco de Santander fuera juzgado como cualquier ladrón de gallinas por el siguiente dato que aparece en el mencionado libro:
Entre 1988 y 1989 el Banco de Santander manejó cerca de medio BILLON de pesetas (500.000.000.000) de dinero negro (prostitución, drogas, tráfico de armas otras actividades ilegales quizás?)… El Banco de Santander entregó al fisco información falsa sobre 9.566 operaciones formalizadas que representaban 145.120 millones de pesetas (145.120.000.000)… declarando como titulares personas muertas; emigrantes no residentes en España; ancianos desvalidos; trabajadores en paro; familiares de empleados del banco y antiguos clientes que ya no tenían relación con el banco.
A Emilio Botín el fiscal le pedía 170 años de cárcel (yo con que cumpla los 70 me conformo), pero la cosa quedó en nada.
Sin aclara este asunto, que a mi por otra parte me parece claro, nadie esta autorizado a quitarle un céntimo del sueldo a ningún trabajador, y si se lo quita (que ya se lo han quitado y Rajoy prepara otros quites) es un ladrón y colaborador de alteración del orden público que necesitará ser juzgado. Eso si, cuando despertemos y hagamos que las leyes estén para proteger al que trabaja contra el ladrón que le roba.

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EL REY, BOTIN Y OTROS CUENTOS NAVIDEÑOS

(Botin, amigo de El Rey, dándole la mano al Rey que para eso es su amigo)



Jon Juanma Illescas Martínez
Rebelión


Hay veces en la vida que crees que es imposible volver a sorprenderte por cosas que ya has visto o crees saber. Pero ocurre una y otra vez, te quedas boquiabierto. Y en parte, no nos engañemos, es maravilloso. Lo es, porque significa que con toda la que nos cae constantemente, con todo lo que los medios capitalistas de desinformación masiva intentan martillearnos, se podría pensar que ya nos da igual ocho que ochenta. Que nos es indiferente ver a fulanito de tal tener relaciones sexuales en directo o a un piloto de motos precipitarse ardiendo por una montaña mientras suenan de fondo ritmos rock y el presentador dice: ¡Eeeeeeeespectacularrrr! Pero afortunadamente, uno redescubre en sí mismo la sana cualidad humana de indignarse por diferentes y justos motivos. Valga mi artículo como homenaje a esta necesaria dimensión del homo sapiens.
El motivo de mi enojo fue la visualización de un spot de 53 segundos, que es lo que dura el marketing (o contramarketing según se mire), que le hace el ciudadano español Emilio Botín al español sin responsabilidad penal Su Majestad el Rey Don Juan Carlos I de España [1] en la cadena pública Televisión Española con motivo del 70 cumpleaños del Monarca. Cadena controlada, por cierto, por el otrora Partido Socialista Obrero Español. Analizaré de manera sintética, racional y no exenta de humor, lo que en el spot se ve y se oye:
El vídeo empieza sonando con un enternecedor piano que me recuerda las películas infantiles tipo Mary Poppins con imágenes matizadas del Rey sonriendo bonachón y cercano. A todo esto, aparece Botín con su esbelta figura y su pose de galán de Hollywood (me remito al final de mi párrafo anterior), hablando en tono popular, permitiéndose así un acercamiento al pueblo que semánticamente persigue dos cosas: la primera, que el ciudadano español de a pie, el trabajador, sienta la difícil identificación con un hombre que gana 100.000 veces más que él y que le habla desde un rascacielos presumiblemente de su propiedad . El segundo objetivo, que piense que si bien él que ya tiene una edad (de 40 a 60) ya no llegará al rascacielos, quizás algún día su hijo/a sí. Porque como el ilustre ciudadano banquero Botín, también sabe pronunciar el participio de las perífrasis verbales de modo popular (“estoy encantao”).
Formalmente, el lenguaje audiovisual utilizado es muy sencillo. La cámara se acerca lentamente al rostro del bello y carismático Botín (mientras no deja de sonar la enternecedora canción), el cual con su incuestionable carisma y sex-apple nos seduce constantemente en su oda a nuestro querido Monarca (ni George Clooney lo hubiera hecho mejor, bravo por los asesores del spot [2]). Pero no nos dejemos conquistar por la irresistible pose de nuestro galán triunfador y vayamos a ver qué dice este capitalista (perdón, quería decir empresario valiente y emprendedor). Escuchemos las razones que arguye para ensalzar la figura de nuestro insigne y queridísimo Jefe Supremo del Estado y las Fuerzas Armadas:
“[...] La Corona, además, ha sido una pieza clave en el proceso de internalización del país, las empresas españolas hemos alcanzado una presencia en el exterior impensable hace unos años.”
Admirado Botín, ¿es usted una empresa?, pensaba que era una persona, en cuestión un capitalista, digo... un hombre de negocios hecho así mismo. Usted no es una empresa, usted tiene una empresa, y no una, sino varias. Así que de la misma manera que yo no soy un artículo ni un coche ni una burra. ¿Usted sí cree que puede ser las cosas que tiene o el lugar donde “trabaja”?, ¿entonces si “trabajase” en una pollería usted sería la pollería, o peor aún, sería el pollo o la gallina?
Por otra parte querido Emilio, si me permites que te tutee, ¿qué quiere decir con una “presencia exterior impensable hace unos años”? ¿Te refieres al imperialismo de las empresas españolas en Latinoamérica?, por supuesto que no, que mal pensado soy. ¿Cómo ni imaginar que mi amado Rey podría estar ayudando a Repsol-YPF, a Telefónica, al Grupo Santander, etc, en sus negocios a costa de hacerles la vida más y más difícil a millones de latinoamericanos ofreciendo pésimos servicios, precios prohibitivos y trabajos basura?
“[...] Esta expansión no hubiera sido posible sin el papel impulsor e integrador que ha jugado la figura del Rey”
¿Acaso él, mi Rey, va a ayudar a entes abstractos, a personas jurídicas? Noooooo. El es el Rey de todos los españoles (personas físicas) y jamás “trabajaría” por nada ni nadie más.
“[...]Majestad, mi más sincera felicitación (con cara de compungido).”
¿Cómo no queridos lectores? Todos los españoles debemos felicitarnos de que los negocios, al señorito Botín, le vayan de perlas gracias a la intermediación del Rey. ¿Desea algo más el señor para que la fiesta sea perfecta, quizás una caja de Ferrero Rocher?
En definitiva, el cielo es azul, la nieve es blanca, los reyes lo son por la gracia de Dios o de Franco, la educación y la sanidad pública se van hundiendo a favor de las privatizaciones, la pobreza aumenta en España (hasta un 20% de la población según datos del INE) y los empresarios se lucran con la desgracia de los inmigrantes mientras azuzan la xenofobia entre la clase trabajadora por el reparto de las migajas. Pero la verdad que, después de escuchar a Emilio, sí que estoy convencido de una cosa: la Monarquía es necesaria para todos los españoles. Para unos, más que para otros.


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* Jon Juanma es el seudónimo artístico/revolucionario de Jon E. Illescas Martínez, licenciado en Bellas Artes, artista plástico, analista político y teórico del arte socialista.
Para cualquier comentario con el autor sobre el artículo:
jonjuanma@gmail.com
Para ver una parte de la obra plástica y/o teórica del autor:
http://jon-juanma.artelista.com/
http://jonjuanma.blogspot.com/



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