domingo, 16 de agosto de 2015

GRECIA. DEPENDER DE LIDERES, MALA COSA

Entrevista a Stathis Kouvelakis, miembro del Comité Central de Syriza

El Referendum y la desintegración de Syriza

5/5

Rebelión
Jacobin
11.08.2015

Pero las relaciones entre la Plataforma de Izquierda y Antarsya han mejorado, ¿no?

Creo que lo importante es el hecho de que la mayoría de los sectores de Antarsya realmente lucharon con un alto espíritu en la batalla del referéndum y en muchos lugares hubo comités locales en los que participaron todas las fuerzas del No, lo que significa esencialmente Syriza y esos sectores de Antarsya. Así que creo que hay una posibilidad política que necesita explorarse.

Sin embargo, yo no soy tan optimista sobre Antarsya como tal, porque creo que el pegamento que mantiene toda esa coalición en conjunto sigue siendo ultraizquierdismo típico. Ya se puede ver que lo que dicen de esta derrota es que han sido reivindicados, que este es el fracaso de todos los reformismos de izquierda y que lo que necesitamos es un partido revolucionario adecuado y que, por supuesto, ellos son la vanguardia que constituye el núcleo de ese partido y van a continuar por ese camino. Así que creo probablemente habrá alguna recomposición, pero creo que será a una escala limitada. 

¿Y quizás alguna actividad en los movimientos sociales? ¿Se habla de una huelga general en el sector público?

Ese es un factor decisivo aún desconocido. ¿Cuál es la situación general ahora? Tenemos un nuevo memorando y una reconfiguración de la mayoría parlamentaria que está detrás de este nuevo memorando que será simbólicamente validado por un voto próximo en el que la mayoría de los diputados de Syriza votarán una vez más con los partidos pro-austeridad el nuevo memorando. Así que una vez más hay una brecha entre la representación política del país y el pueblo. La contradicción está por resolverse.

Es evidente también que el campo está abierto para los nazis, que sin duda tratarán de hacer el mejor uso de la situación. Ya han votado en contra de la propuesta griega, seguro que votarán en contra del nuevo memorando, que llamarán una nueva traición. La cuestión clave es cuál será el nivel de movilización social contra el maremoto que caerá ahora sobre los trabajadores y por supuesto la urgencia absoluta de reconstituir una izquierda combativa contra la austeridad. Esa es la tarea principal del momento.

Sabemos que tenemos elementos para reconstruir la izquierda, sabemos que la gran responsabilidad recae sobre la izquierda de Syriza, en el sentido amplio del término. En el sentido más estricto del término la responsabilidad más pesada recae sobre la Plataforma de Izquierda, porque es la parte más estructurada, coherente y políticamente lúcida de ese espectro de fuerzas. Esa será la prueba de los próximos meses. 

Demos un paso atrás para mirar todo el proceso, volviendo al momento de tu primera entrevista en Jacobin [en enero de este año]. ¿Cómo evalúas la estrategia de la Plataforma de Izquierda trabajando dentro del gobierno y dentro de los movimientos sociales a la vez?

En primer lugar veamos el panorama general. Lo que dije en aquella entrevista es que sólo hay dos posibilidades en la situación griega, la confrontación o la capitulación. Tuvimos capitulación, pero también tuvimos momentos de confrontación que fueron muy mal dirigidos por parte del gobierno. Esa fue la verdadera prueba.

Es evidente que la estrategia basada en que “el euro es bueno” y en el “europeísmo de izquierda” ha fracasado. Mucha gente lo ha visto. El proceso del referéndum lo dejó claro y la prueba llegó hasta el límite. Fue una lección dura, pero necesaria.

La segunda hipótesis que formulé [en enero] era que se necesitan éxitos políticos, incluso en el plano electoral, para desencadenar nuevos ciclos de movilización. Creo que esto también resultó ser cierto, en dos momentos cruciales. El primero fue en las tres primeras semanas después de la elección, cuando el estado de ánimo era muy combativo, de confrontación, y la moral estaba muy alta. Eso terminó con el acuerdo del 20 de febrero y, desde ese momento, se volvió a la pasividad, la ansiedad y la incertidumbre acerca de lo que estaba pasando. El segundo momento fue el referéndum, por supuesto. Vimos entonces cómo una iniciativa política que abre un proceso de confrontación libera fuerzas y actúa como un catalizador para los procesos de radicalización de la sociedad en general. Esta es otra lección que hemos de aprender.

Sobre la relación de los movimientos sociales y la Plataforma de Izquierda, no se ha probado la hipótesis de que iniciativas gubernamentales específicas pudieran abrir espacios concretos para la movilización popular. El récord del gobierno ha sido nulo en ese aspecto, nunca hubo ese tipo de medidas. Y lo que ahora tenemos enfrente es algo mucho más familiar, una movilización contra las políticas de un gobierno reconvertido a la austeridad extrema.

En términos generales, Syriza no puso en marcha casi nada de su programa electoral. Lo mejor que los ministros de la Plataforma de Izquierda han podido hacer ha sido bloquear algunos procesos, en particular la privatización del sector energético que ya se había iniciado. Ganaron un poco de tiempo, pero eso fue todo. Lo que también vimos claramente en ese período es que el gobierno, los líderes, se hicieron totalmente autónomos con respecto al partido. Ese proceso ya había comenzado, hablamos de ello en otra entrevista, pero ahora ha llegado a su culminación. También contribuyó a ello el que todo este proceso de negociación provocó la pasividad y la ansiedad entre las personas y los sectores más combativos de la sociedad, lo que lleva al agotamiento. Antes del referéndum el ambiente era claramente de "No podemos seguir soportando esta tortura, esto tiene que acabar". Esto es algo que personalmente no había previsto. Pensé que el proceso sería más rápido. No había previsto ese atrapamiento en un punto muerto que durara tanto tiempo, limitando enormemente nuestro propio espacio para la iniciativa.

Este es el momento, por supuesto, de la autocrítica inevitable, que sólo está empezando. Claramente, la Plataforma de Izquierda podría haber hecho más en todo este período, en términos de presentación de propuestas alternativas. El error queda claro porque el documento alternativo estaba allí, sólo había vacilación interna sobre el momento adecuado para difundirlo.

Fuimos neutralizados y desconcertados por la secuencia de interminables negociaciones y momentos dramáticos y cuando ya era demasiado tarde, en la reunión plenaria del grupo parlamentario, se presentó finalmente una versión reducida de nuestra propuesta. Esto, claramente, lo deberíamos haber hecho antes. 

¿Y qué opinas de las críticas a las declaraciones de Costas Lapavitsas en el sentido de que Grecia no estaba preparada para el “Grexit” y por lo tanto, de alguna manera, ya no había manera de salir? La idea tiene el problema de que aunque es cierto que no se habían hecho preparativos para salir del euro, lo que se hace es una especie de autoconfirmación, ya que quienes proponen el Grexit nunca podrían hacer los preparativos.

Creo que la declaración de Costas se ha malinterpretado. En primer lugar Costas es uno de los cinco firmantes del documento propuesto por la Plataforma de Izquierda que deja claro que una alternativa es posible, incluso ahora, de inmediato. Lo que Costas quiso resaltar en la declaración que hizo a puerta cerrada en el grupo parlamentario es que la salida del euro tendría que estar preparada en los aspectos prácticos, pero que había una decisión política de no preparar nada y así eliminar cualquier posibilidad de una alternativa en el momento más crítico. Esa estrategia de quemar las naves fue usada sistemáticamente por el gobierno. Y creo que era la obsesión particular de Yanis Dragasakis, que hizo imposible cualquier acción que acercara el control público de los bancos. Él es el hombre de confianza de los banqueros y de las grandes empresas en Grecia y desde que Syriza tomó el poder ha sido quien ha asegurado que el núcleo del sistema se mantendría sin cambios.

Lo que ocurrió entonces es que se pusieron sobre la mesa preparativos iniciales para salir del euro y fueron rechazados, ¿es así?

No exactamente. En las reuniones del gabinete restringido, el llamado consejo de gobierno, que incluye sólo los diez ministros principales, Varoufakis había mencionado en la primavera la necesidad de considerar el Grexit como una posibilidad, y prepararse para ella. Creo que se elaboró algo sobre una moneda paralela, pero todo quedé bastante vago y mal preparado.

Como ya expliqué, en su entrevista en New Statesman, Varoufakis dice que se preparó un plan alternativo durante la convocatoria del referéndum. Pero eso es también una confesión sobre lo tardío que fue todo eso. 

¿Aparte de la cuestión del ritmo y la desmoralización, qué dirías ahora que no pudiste entender en su momento, o que entendiste mal, y que entiendes mejor ahora?

He repasado en mi cabeza muchas veces los últimos años tratando de entender los momentos de bifurcación. Y me parece que el momento decisivo de la bifurcación de la situación griega fue el período que siguió a las movilizaciones populares del otoño de 2011 y antes de las elecciones de la primavera de 2012. Yo estaba entonces muy involucrado con Costas Lapavitsas y otros camaradas, incluyendo la dirección de la Plataforma de Izquierda, en las iniciativas para constituir un proyecto común de todos los antieuropeístas de izquierda.

Las discusiones avanzaron mucho, porque había incluso un documento elaborado por Panagiotis Lafazanis y luego modificados por otros participantes en estas discusiones. La idea era abrir un espacio de debates y acciones comunes entre la Plataforma de Izquierda de Syriza, ciertos sectores de Antarsya, y algunas campañas y movimientos sociales.

Esa iniciativa no llegó a puerto porque fue rechazada categóricamente, en la fase final, por la dirección del componente principal de Antarsya, la Corriente Nueva Izquierda, que demostró ser incapaz de comprender la dinámica de la situación y que había que cambiar de alguna manera la configuración de fuerzas y el modo de intervención en la izquierda.

Una vez que esa posibilidad quedó cerrada, lo único posible era lo que finalmente se dio. Las fuerzas de la izquierda radical fueron puestas a prueba y de alguna manera solo Syriza fue capaz de aprovechar el impulso y dar expresión política a la necesidad de una alternativa. Vistas las cosas desde hoy, podría pensarse que algunos sectores de la izquierda griega menos ligados a la política partidista podrían haber ido hacia una iniciativa tipo Podemos, o siendo más realistas, tipo CUP catalán, quizá con sectores de la extrema izquierda, pero de carácter más ligado a los movimientos. Pero otra vez lo mismo, no había quien estuviera dispuesto a hacer eso. Todo el mundo estaba demasiado vinculado a las limitaciones de las estructuras existentes y el único intento de redistribuir las cartas no se materializó porque el peso del ultraizquierdismo tradicional resultó demasiado fuerte. 

¿Hay algo que quieras agregar?

Sí, quiero añadir una reflexión general sobre lo que significa resultar vindicado o derrotado en una lucha política. Creo que para un marxista es necesario una especie de entendimiento historizado de esos términos. Se puede decir, por una parte, que lo que se ha estado diciendo queda vindicado porque se demostró cierto. Es la estrategia habitual del “ya lo decía yo”. Pero, si se es incapaz de darle poder concreto a esa posición, políticamente supone una derrota. Porque, si eres impotente y demuestras ser incapaz de transformar tu posición en una práctica masiva, políticamente no has resultado vindicado.

Por otra parte no todo el mundo ha sido derrotado de la misma manera y en la misma medida. Quiero hacer hincapié en eso. Creo que fue absolutamente crucial que se librara una batalla interna dentro de Syriza.

Quiero ser muy claro acerca de esto. ¿Cuál era la otra opción? Después de haber pasado la prueba de ese período decisivo, tanto el KKE como Antarsya han demostrado, de maneras muy diferentes, claro, hasta qué punto son irrelevantes. Para nosotros, la única opción alternativa habría sido romper antes con la dirección de Syriza. Sin embargo, dada la dinámica de la situación tras la bifurcación crucial de finales de 2011 a principios de 2012, habríamos quedado marginados inmediatamente.

El único resultado concreto que puedo ver hubiera sido añadir un par de grupos a los diez o doce que ya constituyen Antarsya y que Antarsya llegara al 1% en vez del 0,7% actual. Eso hubiera significado que Syriza habría sido ofrecida en bandeja a Tsipras y a la mayoría, o al menos a las fuerzas no pertenecientes a la Plataforma de Izquierda.

En la sociedad griega hoy está claro que la única oposición visible de izquierda a lo que está haciendo el gobierno es el KKE. Eso no se puede negar, pero políticamente el KKE es totalmente irrelevante. No hemos hablado sobre el papel del KKE en el referéndum, pero fue una caricatura absoluta de su propia irrelevancia. Llamaron a votar con una papeleta especial que el mismo KKE había preparado, con un "doble no" (a la Unión Europea y al gobierno). Estas papeletas por supuesto no eran válidas y toda la operación terminó en un fiasco. Los dirigentes del KKE no fueron seguidos ni por sus propios votantes, alrededor de 1% de los votantes en general, quizá incluso menos, utilizó esas papeletas nulas.

Y, por otra parte, está la Plataforma de Izquierda. Para Tsipras la espina principal es Lafazanis y la Plataforma de Izquierda. El pueblo griego lo sabe y los medios de comunicación lo repiten constantemente. Y también se puede añadir Zoe Kostantopoulou. Creo que eso es lo que hemos ganado de esa situación. Tenemos una base de partida para iniciar un nuevo ciclo, una fuerza que ha estado a la vanguardia de esta batalla política y lleva consigo esta experiencia sin precedentes. Todo el mundo entiende que si no somos capaces de estar a la altura de la situación, lo que habrá después será un paisaje de ruinas de la izquierda. Desde ese punto de vista, que es el punto de vista de la reconstrucción de la izquierda anticapitalista, sin pretender ser la única fuerza que jugará un papel, somos conscientes de la importancia de lo que está en juego. Eso hace que sea de mucha responsabilidad lo que vayamos a hacer aquí y ahora.

Traducción: José A. Tapia


anguage:ES'>Creo que bastante de eso es cierto. Un compañero me envió un mensaje diciendo que es cierto que el gobierno de Syriza ha conseguido hacer de la Unión Europea algo mucho más odiado por el pueblo griego de lo que Antarsya [una coalición extraparlamentaria de extrema izquierda] o el KKE han sido capaces de lograr en veinte años de lucha contra la retórica de la UE.


Hablemos de lo que está por venir. Hay una votación sobre el nuevo paquete de austeridad esta semana que la Plataforma de Izquierda votará en contra, un congreso urgente del partido para tratar de recuperar la mayoría con divisiones o expulsiones potenciales. ¿Entonces que? ¿Una reconstrucción de la izquierda con elementos de Antarsya?

Es pronto para hablar de esas perspectivas de futuro. 


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