sábado, 6 de julio de 2024

El motín europeo

 

El resultado de las elecciones europeas lo indica claramente: el motín ha comenzado. Y va a continuar. Las poblaciones europeas han dejado de creer en sus dirigentes, que les empujan a una guerra que no quieren mientras suben los precios.


El motín europeo


EL VIEJO TOPO

6 julio, 2024



En las elecciones al Parlamento Europeo, los votantes de la mayoría de los 27 países de la Unión Europea se unieron a partidos que desprecian al lejano establishment de la UE. En Francia, el antaño tabú Rassemblement National superó al partido del presidente Macron por más de 2 a 1; en Alemania, el partido de Scholtz, el SPD (un veterano partido alemán) se desplomó hasta el 13% de apoyo de los votantes, al mismo tiempo que se desplomaban los demás componentes de la coalición de gobierno. Los Verdes se hundieron hasta el 12% y el FDP se quedó al borde del 5% del voto popular (el 5% es el nivel de entrada al parlamento alemán).

Las verdaderas elecciones en Europa en estos días son las elecciones nacionales. Eso en sí mismo es un «indicador»: Las votaciones decisivas están teniendo lugar a nivel nacional, y no en el centro supranacional de Bruselas.

Las «verdaderas» elecciones se celebran en Francia y el Reino Unido, a pesar de que este último está fuera de la UE. No obstante, la votación en el Reino Unido será una importante prueba de fuego de la opinión europea, precisamente porque su estrato gobernante se ha hecho conocido por su conformidad con las políticas estadounidenses.

La corriente anti-establishment y antiburocrática entre los votantes ha asombrado y desconcertado a las élites1. El partido gobernante, el venerable Partido Conservador, está siendo derrotado2 y puede que no sobreviva como entidad política significativa después del 4 de julio.

En Alemania, la coalición «semáforo» de Scholtz tampoco sobrevivirá, tras sus calamitosas elecciones europeas. El Gobierno de Scholz tiene un déficit presupuestario de 40.000 millones de euros. Esa es la cantidad estimada que Scholz y sus socios de coalición deben recortar en el gasto federal para tapar el agujero. Entre los partidos gobernantes alemanes se está formando un consenso en torno a la idea de que la coalición, gravemente debilitada, no puede sobrevivir a otra dura disputa sobre el presupuesto, como ocurrió el año pasado después de que una sentencia del máximo tribunal alemán abriera un agujero de 60.000 millones de euros en las finanzas del país. Además, en septiembre se celebrarán votaciones estatales clave en Brandeburgo, Turingia y Sajonia.

Según las encuestas, el partido populista de derechas Alternativa para Alemania (AfD) está ganando en cada región, todas ellas situadas en la parte oriental o central del país. En la antigua Alemania del Este, el 40% de los votos en las euroelecciones fueron para la AfD o para el partido de Sara Wagenkecht, un nuevo partido que defiende políticas contrarias.

En Francia, la situación de la élite es igualmente grave: una serie de sondeos de opinión realizados en los últimos días reflejan los nubarrones que se ciernen sobre la alianza centrista de Macron. Las encuestas muestran que Rassemblement National se acerca cada vez más a la mayoría en la Cámara Baja del Parlamento francés, la Asamblea Nacional. Si obtiene la mayoría, el impacto de un posible gobierno dirigido por Jordan Bardella tendría importantes repercusiones mucho más allá de Francia, en la UE y más allá. La confrontación del partido con Bruselas es un hecho. Y aunque en Italia, Giorgia Meloni ha intentado acomodarse a Bruselas en posturas políticas clave, no hay garantías de que Bardella siga su ejemplo. O que Meloni no cambie para aliarse con Bardella.

Este «motín» viene de lejos: las políticas de la UE, como la inmigración, las políticas agrícolas ecológicas y la burocracia de mano dura, han provocado una enorme ira; pero hay un tema candente que se mantiene en gran medida bajo la mesa y del que se habla en voz baja: Ucrania.

La facción de Biden dentro de Bruselas está totalmente volcada en el proyecto de EE.UU. para la escalada de la guerra en Ucrania contra Rusia (al menos hasta noviembre), y a partir de entonces se espera que Europa se prepare para una posterior confrontación a gran escala con Rusia, posiblemente montada para engranar con la acción militar de EE.UU. contra China, para la que el Pentágono está ocupado preparándose.

Por supuesto, «todo» depende del resultado de las elecciones estadounidenses.

El elefante en la «sala de planificación» es que los europeos no quieren una guerra con Rusia, por mucho que los estratos dirigentes insistan en ello. Es evidente que no redunda en interés de Europa.

Rassemblement National se opone al apoyo a Ucrania, e incluso Scholtz, el líder más fiel a Washington, admitió en una entrevista el domingo, que el SPD tenía tan sólo un 7% de apoyo en algunas partes del este de Alemania, que tradicionalmente ha tenido una predisposición más positiva hacia Rusia. «Algo está pasando allí; no hay forma de evitarlo», exclamó Scholtz.

A continuación, reconoció que los pésimos resultados del SPD se debían a que «mucha gente no está de acuerdo con el apoyo a Ucrania y las sanciones contra Rusia. Esto también se refleja en los malos resultados electorales», afirmó Scholz. «No hay otra alternativa [que] cambiar eso».

E incluso en el Reino Unido, que tradicionalmente trata de «estar por delante» de Estados Unidos en cuestiones de seguridad, el establishment se desmayó cuando Nigel Farage, cuyo partido Reformista está a un paso de superar al gobernante Partido Conservador en términos de estima popular, dijo lo «indecible»: Dijo que las eternas expansiones de la OTAN hacia las fronteras de Rusia eran la causa de la guerra de Ucrania. Se podía «oír caer un alfiler» (metafóricamente) cuando rompió filas y dijo lo indecible. Farage, te guste o no, es un político consumado, a diferencia de Sunak o Starmer, que son cualquier cosa menos eso. Farage sabe en qué dirección sopla el viento3.

Francia y Alemania juntas han sido históricamente el motor de Europa. Sin embargo, durante años, la UE se ha construido a sí misma usurpando las prerrogativas de los Estados-nación europeos, sólo para reinvertirlas a nivel supranacional… para siempre.

A principios de este siglo, Londres, Berlín, Roma y Atenas eran mucho menos autónomas que antes, para alarma de los votantes: El Brexit fue uno de los resultados.

Los europeos», escribe C. Caldwell en el New York Times4, «en su mayor parte, no eran conscientes de que habían sido reclutados para un proyecto que tiene como punto final la extinción de Francia, Alemania, Italia y el resto de las naciones históricas de Europa, como unidades políticas significativas». Bruselas sólo ha podido ganarse la adhesión a su proyecto ocultando su naturaleza. Sin embargo, las generaciones más jóvenes de Europa parecen haber comprendido el engaño. “Estamos sólo al principio de las consecuencias».

Bruselas puede intentar afirmar que el «Centro aguantó»; que sus políticas ucranianas, de inmigración verde y centralizadoras pueden continuar sin verse afectadas. Pero Caldwell tiene razón: sólo estamos al principio de las consecuencias, si intentan insistir. El «verdadero problema de la Unión [no es] lo que hace, sino lo que es… un despiadado proyecto de construcción del Estado como los del cardenal Richelieu bajo Luis XIII».

La maquinaria de gobierno de la Unión Europea en Bruselas nunca ha estado donde residen los intereses -o los corazones- de los votantes.

 

Notas

(1) https://www.newstatesman.com/international-content/2024/06/how-europes-hard-right-went-mainstream

(2) https://www.politico.eu/article/uk-conservatives-lost-heart-soul-general-election-pm-rishi-sunak-starmer-labour-truss/?

utm_source=email&utm_medium=alert&utm_campaign=How%20Britain%E2%80%99s%20Conservatives%20lost%20their%20heart%20and

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(3) https://www.newstatesman.com/comment/2024/06/the-plain-speaking-appeal-of-nigel-farage

(4 )https://www.nytimes.com/2024/06/23/opinion/european-union-elections-nationalism.html

 

Fuente: Al Mayadeen 

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Recuperar la sanidad pública de calidad. Paso a paso

 

Recuperar la sanidad pública de calidad. Paso a paso

 

DIARIO OCTUBRE / julio 5, 2024


 
Fran Ruiz (Unidad y Lucha).— Desde la Planta 9 del Hospital Provincial el tiempo pasa muy lento, casi se para a ojos del paciente, que recobra todo el sentido original de su palabra. Paciente no es sólo quien sufre la enfermedad en sus carnes, sino también las personas allegadas, familiares, que dejan pasar las horas esperando una mejoría.

Aquí es quizás donde más se palpa la frase de “sólo el pueblo salva al pueblo”. El pueblo aquí son las y los profesionales que, además de profesionalidad, destilan humanidad, cercanía, esperanza, cariño. Esas cualidades hacia aquella persona desconocida, con un número de habitación asignado, pero con nombre y apellidos, a la que se dirigen con toda la amabilidad y ternura porque ellas, con su experiencia y estudios, saben por lo que está pasando el paciente. Ellas, ellos, además de profesionales, también son pacientes. Porque las horas pasan lentas en el reloj, y ellas lo saben.

Lo saben aquí, y también lo saben a 50km de distancia, en nuestro ambulatorio, donde nos atienden los pocos profesionales que nos pueden atender. Hay poca gente que conoce los datos, pero es verdad que los datos son fríos y no nos lo dicen todo. El centro de salud de Palma cuenta con el 50% de la plantilla médica. Ese frío dato lo que nos quiere decir es que la mitad de los médicos están de baja o su plaza está vacante, sin cubrir, mientras otros médicos andaluces tienen que emigrar como en este maldito país llamado Andalucía lleva pasando durante generaciones. Ese frío dato también nos dice que un médico tiene que atender a sus pacientes y a los pacientes de la plaza que está vacante o sin cubrir, el doble de pacientes. Pero también significa que las urgencias, turnos de 24 horas, también tiene que doblarlas, y esas 24 horas de trabajo (de 40 horas semanales) no las puede dedicar por entero a sus pacientes.

Así, llega alguien al centro de salud y se lo encuentra casi vacío, con 2 o 3 consultas médicas atendiendo, de las 13 que debería haber (más otras 2 plazas de apoyo). Es imposible que un sistema de salud que tiene sus pilares en la atención primaria funcione de esta forma. Las cifras son frías, pero si se atiende a ellas te explican perfectamente lo que sucede en la sanidad pública.

Ante estos datos el gobierno andaluz, responsable de la sanidad pública en nuestra comunidad autónoma, tira la piedra y esconde la mano. Es decir: Ofrece puestos de trabajo precarios y, cuando no son cubiertos por profesionales que tras una década de estudios universitarios y post-universitarios deciden irse a otros sitios a trabajar, dicen que los puestos están vacíos porque no hay personal que quiera cubrirlos. Imaginad que, después de 10 años estudiando Medicina, las prácticas, postgrados… te ofrecen un puesto de trabajo de 10 días aquí, 5 días a 200km, luego al paro, dentro de 2 meses te ofrecen otras 2 semanas en la costa malagueña, donde el alquiler del piso se va a comer todo tu sueldo… en fin, dice el gobierno andaluz que no se cubren los puestos porque no hay personas dispuestas a cubrirlos. Les falta utilizar el argumento de que prefieren las paguitas en vez de trabajar (tiempo al tiempo…). Y mientras, dos plazas están desiertas, y las bajas (algunas de varios meses) sin cubrir.

Esto los médicos, pero las bolsas de celadores y enfermeras no se utilizan. Las ambulancias están en pie de guerra ¿Sabe la mayoría de la gente que las ambulancias están privatizadas? ¿Sabe el pueblo que privatizándolas la Junta de Andalucía se ahorra un dinero, que va a parar para el amigo de algún político, y que ese dinero que se ahorran sale del sudor de los trabajadores y trabajadoras que pierden derechos? Es lógico que la mayoría de las personas no sepan esto, porque lo lógico sería que todas estas cosas no pasaran. Pero pasan, y por eso en Palma del Río se han recogido más de 3500 firmas en poco más de dos semanas pidiendo unas mejoras básicas para el centro de salud. Mejoras que no tendrían que demandarse porque son de cajón. Por ejemplo ¿Qué hace un hospital sin urgencias? Tenemos el hospital de referencia a 1 hora de camino de Palma, y sin embargo el hospital comarcal, ese en el que tantas fotos se han echado cuando se acercan las campañas electorales, sigue sin urgencias, y casi sin prestaciones. Se puede decir que han construido un edificio para que las especialidades que ya se daban en Palma (en el ambulatorio) puedan darse en un centro con más espacio. Algo que desde luego hacía falta, para no saturar el ambulatorio, pero a todas luces insuficiente con las necesidades no sólo de nuestra ciudad, sino también de la comarca de la Vega del Guadalquivir, desde Peñaflor a Posadas y Almodóvar pasando por Hornachuelos, Fuente Palmera o Fuente Carreteros, el tener unas urgencias hospitalarias y unas especialidades médicas a menos de media hora de su domicilio, y sin saturaciones.

El gobierno andaluz, año tras año, amplía el presupuesto para la privatización de la sanidad. Concertación lo llaman, o más eufemísticamente aún, colaboración público-privada. Es más escandaloso aún cuando el propio consejero de salud tiene intereses en la sanidad privada, por supuesto. Pero no podemos convertir la lucha por la sanidad pública en una competición de escaños entre uno u otro partido. Cuando algunos partidos empiezan a echarse las manos a la cabeza me da por recordar que la privatización de la sanidad no es cuestión sólo del gobierno actual. El gobierno actual, por supuesto, es responsable de la nefasta gestión que está haciendo. Una gestión con ánimo de lucro para unos pocos. Pero algunos de los que se echan las manos a la cabeza han gobernado anteriormente o han propiciado gobiernos y presupuestos en los que se ha recortado en el Servicio Público de Salud de Andalucía. ¿Lo recordamos? Vox acuerda con PP presupuestos que privatizan la sanidad. Ciudadanos gobernó con el PP mientras pudieron, con idénticos resultados. Hasta 2019 el gobierno del PSOE (y Ciudadanos) ya había recortado en derechos. Es más, fue en 2017 cuando en Palma del Río recogimos más de 7000 firmas por la mejora del ambulatorio y la apertura del hospital. Algunas reivindicaciones fueron ganadas, aunque sea efímeramente, y otras aún las venimos arrastrando. De 2012 a 2015 el PSOE gobernó con IU, y se aprobaron medidas para la privatización de la sanidad (perdón, colaboración público-privada). Pero todo esto viene de mucho antes. La ley 15/1997, publicada en abril de aquel año por el gobierno español, fue la que posibilitó la privatización de la sanidad. Esta ley fue aprobada por el PP de Aznar, pero luego vinieron los gobiernos del PSOE de Zapatero (primero con los apoyos de IU y ERC, luego los apoyos del PNV y CiU), los gobiernos del PP de Rajoy (apoyados también por CiU y PNV), el gobierno del PSOE de Sánchez en solitario, con apoyos o bien de Ciudadanos o bien de Podemos e IU, y por último los gobiernos de coalición del PSOE de Sánchez con Unidas Podemos y ahora de PSOE – Sumar. En estos 27 años, ninguno de estos gobiernos se ha planteado acabar con la ley 15/1997 que posibilita la colaboración público-privada, perdón, quería decir el negocio de unos pocos con nuestra salud. Por eso está tan bien avenida la consigna de: Gobierne quien gobierne, la sanidad pública se defiende.

Hoy la lucha a corto plazo viene dada por las reivindicaciones básicas que pide la Plataforma por la Sanidad Pública. Y en esa plataforma hemos invitado a personas de todos los partidos a que se sumen. De hecho, el pleno del ayuntamiento se sumó a las reivindicaciones. Estas reivindicaciones son los primeros pasos. Sin prisas, dando pasos, pero sabiendo que el camino es largo, porque el final de esta lucha no llegará hasta la derogación de esta ley, 15/1997.

FUENTE: unidadylucha.es

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Pandemia: balance de un experimento de obediencia masiva

 

Pandemia: balance de un experimento de obediencia masiva



DIARIO OCTUBRE / 05.07.2024


Es el título de un artículo publicado por la revista del máximo organismo científico francés, el CNRS: las restricciones sanitarias impuestas durante la pandemia no fueron otra cosa que un experimento de “obediencia masiva” (*).

El título es una declaración en sí misma, que deriva de una entrevista al historiador y sociólogo Nicolas Mariot, autor de un libro sobre el asunto publicado el año pasado: “El atestado”.

Muchas veces nos encontramos con crédulos que preguntan que si no había motivos médicos para imponer medidas, como el confinamiento, por qué lo hicieron, y la respuesta es múltiple. Una de ellas es la vigilancia masiva, algo que ya existía pero que jamás se había realizado con la dimensión que alcanzó durante la pandemia… salvo en los campos de concentración.

Como diría Foucault, se trataba de “vigilar y castigar”. Si en las cárceles hay delincuentes, en la pandemia aparecieron los negacionistas, a los que había que vigilar y castigar. Siempre hay alguien que no obedece las órdenes que le imponen. En la Edad Media eran los herejes, que exponían doctrinas opuestas a los dogmas del Vaticano. Ahora han aparecido personas que se oponen a vacunarse o a encerrarse en sus casas, blandiendo teorías extrañas e incluso conspiraciones.

Con el tiempo la herejía se convierte en dogma y las publicaciones científicas empiezan a hacerse eco de esas mismas teorías, que ya no son tan extrañas ni conspiranoicas.

Frente a los negacionistas, los gobiernos reaccionaron de manera muy diversa porque los virus y las enfermedades quizá sean los mismos, pero los hábitos coercitivos cambian de un país a otro. España impuso un largo confinamiento y Bielorrusia no impuso ninguno. Sin embargo, las conclusiones son paradójicas: murieron más personas en los lugares en los que el Estado confinó a la población que en los que no se produjo ningún tipo de confinamiento.

Las restricciones sanitarias -y especialmente el confinamiento- midieron la fuerza de los aparatos del Estado. No todos los Estados tienen la misma capacidad represiva para imponer sus normas. Hubo países del Tercer Mundo que impusieron las mismas restricciones sanitarias que los europeos, pero fue un brindis al sol. Ni siquiera intentaron imponerlas por la fuerza porque no tenían recursos para lograrlo.

Uno de los factores que más influye en los aparatos represivos del Estado es la resistencia de la población que, a su vez, dice Mariot, depende de la credibilidad de un determinado Estado, e incluso de un determinado gobierno, que se transmite a su burocracia sanitaria, a sus médicos y a sus instituciones de salud pública. En la medida en que la población cree que ese tipo de restricciones sanitarias, como las mascarillas, tienen algún carácter técnico o científico, son mucho más fáciles de digerir.

En Francia la pandemia llegó detrás de las luchas de los chalecos amarillos y contra los recortes de pensiones, con la credibilidad del gobierno por los suelos, de manera que las restricciones se impusieron con un grado importante de ejercicio de la fuerza y el castigo. Lo explicó el propio Macron en el primer mensaje que lanzó tras declarar oficialmente la pandemia: “Estamos en guerra”. Lo repitió cuatro veces para que quedara bien claro.

Naturalmente, no se refería a Ucrania porque esa guerra comenzó dos años después. Lo que Macron quería decir es que su gobierno se aprestaba a imponer “medidas de guerra”, con la diferencia de que entonces el enemigo no era Rusia sino su propia población.

(*) https://lejournal.cnrs.fr/articles/covid-19-bilan-dune-surveillance-massive

FUENTEmpr21.info

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