martes, 2 de enero de 2024

El cerebro humano sigue su construcción después de nacer

 

El cerebro humano sigue su construcción después de nacer

TERCERA INFORMACION / 30.12.2023

  • El cerebro humano sigue construyéndose después de nacer durante mucho más tiempo del reconocido hasta ahora, según sugiere hoy una investigación desarrollada por la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de Pittsburgh, Estados Unidos.


Neuroimágenes de cerebros humanos. / Adobe Stock

 

Este trabajo, sobre el desarrollo postnatal del cerebro, publicado en Nature, arroja luz sobre procesos fundamentales que contribuyen al desarrollo de importantes funciones cerebrales, como el aprendizaje, la memoria y la navegación espacial.

La investigación propone que un subconjunto de neuronas inhibitorias del córtex entorrinal (CE) sigue migrando a esta región, donde construye nuevas conexiones neuronales desde el nacimiento hasta la primera infancia.

También sugiere el estudio que la extensa migración neuronal postnatal a través del CE podría estar en la base de periodos críticos de neuroplasticidad, durante los cuales el cerebro es especialmente receptivo a cambios y adaptaciones.

El descubrimiento también apunta a una posible razón por la que las neuronas del CE son más susceptibles a la neurodegeneración.

De acuerdo con los investigadores, el descubrimiento ofrece una explicación de cómo el cerebro humano fabrica miles de millones de neuronas nuevas en un lapso de tiempo muy breve mediante un mecanismo que permite que las neuronas sigan llegando después del nacimiento.

Referencia:

Marcos Assis Nascimento et al., University of Pittsburgh. «Integrating research and clinical care to uncover secrets of brain development.» ScienceDaily. ScienceDaily, 21 December 2023

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El 56% de los trabajadores del Estado Español perdieron poder adquisitivo en 2023

 


El 56% de los trabajadores del Estado Español perdieron poder adquisitivo en 2023


Publicado el 2 de enero de 2024 / Por Redacción Kaosenlared

 

La inflación en 2023 medida en términos interanuales creció el 3,1% y un 3,55% si se contabiliza la inflación anual media, lo que significa que seis de cada diez asalariados perderán poder adquisitivo. De los 10,56 millones de trabajadores con un convenio colectivo en 2023, 5,82 millones, el 56%, han tenido una subida salarial por debajo de la inflación, es decir, inferior al 3%, según la estadística de convenios colectivos.

Por otra parte solo uno de cada cuatro empleados está cubierto en 2023 por una cláusula de revisión: 2’56 millones, el 24,2% del total.

Para el conjunto de los 10,56 millones de asalariados con convenio activo la subida medida de 2023 ha sido de un 3,49%. Ente los trabajadores que se quedan por debajo del 3% y, por tanto, pierden este año poder adquisitivo, los menores incrementos salariales se han producido en el suministro de energía, un 1,98%; la industria extractiva, un 2,36%; el 2,61% en el caso de las actividades inmobiliarias y de la administración pública (solo tienen convenio 75.100 trabajadores); las actividades financieras y de seguros, el 2,66% y la información y la comunicación, el 2,66%.

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Níger bajo una perspectiva histórica anticolonial

 

En Níger, el gobierno que derrocó al títere aliado de Francia, Mohammed Bazoum, continúa una histórica lucha anticolonial después de las Independencias. La Alianza de Estados del Sahel es una cooperación regional por la soberanía que abre las puertas a otros socios como Rusia y China.


Níger bajo una perspectiva histórica anticolonial


Alex Anfruns

El Viejo Topo

2 enero, 2024 



Antes de analizar el caso de Níger y la Alianza de Estados del Sahel es preciso recordar brevemente la Historia de las luchas anticoloniales. Es cierto, esta nueva generación panafricana no ha nacido de la nada. Se inscribe en una larga trayectoria de luchas anticoloniales. Desde la Conferencia de Berlín a finales del siglo XIX, las potencias europeas trataron de repartirse el pastel que representaba el continente africano, porque en aquel entonces ya tenían puesta la mira en sus recursos formidables. Las sociedades africanas habían sido desestructuradas durante siglos, en especial mediante la esclavitud, y la colonización francesa estaba muy consolidada en Argelia. Había planes de colonizar otras regiones: la situación era lo que Lenin analizó como el “Imperialismo, estadio supremo del capitalismo”. En aquella época, al final de la Primera Guerra Mundial, las potencias europeas que salieron victoriosas se repartieron las colonias.

Pero no esperaban que la lucha anticolonial impusiera una resistencia mayor, tan fuerte que llegó a impactar incluso en las sociedades europeas. Aquella resistencia contra la colonización del norte de Marruecos, en particular en la Guerra del Rif, se produjo en Francia y también en España. Se produjeron manifestaciones de oposición ante el envío de tropas españolas. Además, Abdelkrim Al Khattabi lideró una resistencia muy fuerte contra la ocupación, contra la colonización española. Un acontecimiento decisivo fue la Batalla de Annual, que sucedió en agosto de 1921. Aunque desde el punto de vista eurocéntrico se conozca como “el Desastre de Annual”, si adoptamos el punto de vista africano fue un claro ejemplo de victoria anticolonial. Y también fue una lección de que los pueblos africanos podían organizarse, innovando en la estrategia para vencer a las tropas coloniales. Aquella victoria trastocó las cosas hasta el punto de que Francia tuviera que venir en socorro a quien era su competidor, el vecino colonizador que ejercía el Protectorado español en el Norte de Marruecos. ¡Tuvieron que aliarse para derrotar al líder de la guerrilla rifeña!

Luego, después de la Segunda Guerra Mundial, se pasó a otra fase. Cuando se habla de la Liberación del ocupante, del nazismo que ocupó Francia, no se valoran en su justa medida y a menudo ni se recuerda a los combatientes norteafricanos o de otros países africanos colonizados. En realidad, la participación de los soldados de las regiones que fueron colonizadas fue bastante importante. Pero su reconocimiento tras la Liberación no estuvo a la altura. Sobre todo, es muy importante tener en cuenta que una vez que se dio la Liberación en mayo de 1945 hubo inmediatamente una represión muy fuerte en las colonias francesas, es decir, en los espacios que estaban siendo colonizados, como Argelia o Madagascar, produciéndose miles de víctimas. Efectivamente, quienes creían que Francia representaba el progreso frente a la barbarie del nazismo, se despertaron en una realidad muy diferente. Todavía hoy, en Setif, Argelia, aquellas masacres están siendo recordadas con mucha fuerza. Así que, ¿qué sucedió después de la Segunda Guerra Mundial? ¡Pues que la lucha anticolonial siguió!

Esa lucha dio nacimiento al Frente de Liberación Nacional (FLN) argelino en noviembre de 1954, que fue la materialización de décadas de sufrimiento del pueblo argelino bajo la colonización. Los crímenes del colonialismo deben ser traídos a la memoria, porque se salen completamente de la concepción de lo que es la humanidad, porque el colonialismo es brutal: lo fue y lo sigue siendo como lo estamos viendo en otros escenarios. Es algo que debe ser denunciado y recordado. Hubo la resistencia anticolonial del Frente de Liberación Nacional argelino hasta que consiguió derrotar el colonialismo francés en 1962. Así culminó la progresiva desaparición del imperio francés, que junto al imperio británico habían estado configurando la realidad políticamente a nivel mundial. En aquel entonces desde 1946 se produjo también la Guerra de Indochina, que como sabemos se prolongó en la de Vietnam hasta 1975. Fue una continuidad entre el colonizador francés y quien iba luego a tomar el relevo, el imperio estadounidense.

Volvamos a la cuestión de las independencias africanas. Es cierto que fue en Guinea donde el líder sindicalista Sekou Touré le dio una bofetada histórica, estratosférica, a los planes de Francia. Touré dijo que “No”. No quería sumarse a los planes de la Comunidad francesa, que era el plan neocolonial después de las Independencias. Es decir, “No” al plan de establecer unas independencias puramente nominales, o formales. Y no era simplemente una percepción suya. Sékou Touré no fue el único que rechazó la Independencia sometida a acuerdos neocoloniales, sino que había la misma conciencia en otros lugares de África del Oeste, en particular en Níger, que es el caso que yo estudio en mi libro (“Níger: ¿Otro golpe de Estado o la Revolución panafricana?”). Efectivamente, Djibo Bakary era un líder de la región y también tenía previsto rechazar los acuerdos neocoloniales en Níger.

A veces, cuando se habla de neocolonialismo, cierto discurso de propaganda lo presenta como si fuera algo artificial, como si fuera pura retórica. No, nada de eso. Aquellos acuerdos coloniales tenían un significado muy preciso. En mi libro analizo un documento que se llama los acuerdos de Defensa 1960-1961, que vale la pena citar por su interés. Fueron acuerdos suscritos entre Francia y los nuevos Estados africanos: “Las partes contratantes deciden cooperar en el ámbito de los materiales de defensa: hidrocarburos líquidos y gaseosos, uranio, torio, litio, berilio, sus minerales y compuestos”. Sin embargo, eso no era solo a nivel de cooperación, a nivel de la defensa, en realidad se estaba estableciendo una relación de privilegio en la venta de las materias primas estratégicas hacia el antiguo amo colonial que era Francia. Es decir, dejaban a los nuevos países dependientes, con las manos y los pies atados por completo. Además, se limitaba la exportación. Se prohibía que se exportase a otros países, es decir, se impedía la cooperación libre de los nuevos Estados africanos con otros socios. Evidentemente, en aquella época debían estar pensando en la Unión Soviética, en el bloque llamado socialista. Se trataba más bien de atraerlos hacia el mundo capitalista.

Como decía Djibo Bakary, el líder de Níger que tenía previsto seguir los pasos de Sekou Touré, aquel plan estaba “impregnado de imperialismo”. En realidad, Francia saboteó completamente aquella resistencia anticolonial, especialmente distribuyendo masas de dinero. Y también enviando tropas que venían desde Argel hasta Niamey, tropas francesas, pero también africanas, que habían participado en la represión brutal en Argelia. Así que el referéndum que en aquella época pudo haber dado a Níger una situación de verdadera independencia fue saboteado. El resultado fue el “Sí” mediante la injerencia francesa, una injerencia que está documentada por un historiador holandés que se llama Klas Van Rawel –y también por Tomas Borrell–, quienes explican cómo fue un escrutinio completamente trucado. Eso provocó que 40.000 campesinos de Níger huyeran hacia Nigeria. Y provocó también varios años de muertes y dramas en Níger, puesto que hubo una lucha armada que se desató en aquella época, que fue finalmente derrotada hacia mediados de la década de 1960.

Pasemos a los años 70: lo que sucedió en Níger a finales de la década anterior fue el descubrimiento del yacimiento de uranio, que era –y sigue siendo– una materia prima estratégica que le interesaba mucho a Francia. En Níger, desde principios de los años 70 hasta 1979, la explotación de uranio se multiplicó desde el 9% hasta el 70% de las exportaciones. Ahora bien, la cuestión es: ¿Qué representó la explotación del uranio para la economía y para los pueblos de Níger? Bueno, en aquella época hubo una tentativa de reforzar el papel del Estado, se crearon algunas empresas nacionales públicas. Los ingresos por el uranio pudieron haber beneficiado a los pueblos… sin embargo, cuando en 1974 el régimen de Diori trató de renegociar el precio del uranio, sufrió un golpe militar. Entonces en aquel momento ya se impidió a Níger poder hacer uso de aquellos ingresos, puesto que estamos hablando de una materia prima con mucho valor. Se le impidió a Níger desarrollarse, porque cuando estamos hablando de la cuestión del desarrollo en África, siempre hay que tener en cuenta esta relación entre la explotación de los recursos y la injerencia. Si analizamos bien la historia, vamos a ver diferentes momentos de la historia en la cual se han repetido estas injerencias.

Después del fracaso de aquella tentativa de renegociar el precio del uranio, los años 80 fueron los de la deuda. Se trató de imponer unas políticas de desmantelamiento del Estado a través del Fondo Monetario Internacional, que el capitalismo impuso por la relación de fuerzas que había. Se trataba de que se redujera lo que se considera “el gasto público” de los Estados, desde el punto de vista del capitalismo. Y aquella fue la historia en los años 80, que no permitió avanzar a muchos países en la soberanía y el desarrollo. A principios de los años 90 hubo un proceso de participación democrática en Níger, como consecuencia de las luchas que se dieron contra las políticas económicas del FMI. Son luchas sociales que han sido silenciadas; se conocen poco, y habría que estudiarlas más. En 1991 hubo una vuelta a una forma de democracia. Sin embargo, se quedó más que nada en palabras, porque en aquella década las políticas neoliberales del FMI continuaron sin ser cuestionadas realmente. Así que hubo un proceso que se puede trazar claramente, que consistió en desmantelar el Estado. Y con ello, impedir la voluntad de los nigerinos de poder tener servicios de calidad, con lo cual el pueblo podría salir de una situación de miseria.

Ahora quisiera citar algunas cifras de Níger, donde las cifras actuales de extrema pobreza son de alrededor del 42%. Cuando ponemos esto en relación con la explotación del uranio y de otras materias primas en este país y en esta zona, no podemos evitar hacernos la pregunta: ¿Cómo puede ser? ¿Cómo puede ser que, con tanta riqueza, con un nivel de exportaciones tan importante, esto no se traduzca en una mejora de la población, de la situación de las personas? Ya que, a pesar de tener sus empresas públicas, estas han estado sometidas a un proceso de desmantelamiento de privatización. Primero, la electricidad: si hablamos del servicio de la electricidad en Níger, no se llega al 10% de la población con acceso a la electricidad. Y eso se reduce en las zonas rurales, porque la electricidad no llega ni siquiera al 1% en las zonas rurales. Segundo, el agua: es otro recurso en Níger, que Níger tiene potencialmente debido al paso del río Níger, que es el tercero en importancia en África. Bueno, el acceso al agua ha estado al 85% en manos privadas. Esto ha sido hasta hace poco: el 51% le pertenecía a Veolia, empresa multinacional francesa. Y luego 34% estaba en manos de actores privados nigerinos. Es decir, que una vez más el acceso al agua no era algo garantizado. Tercero, las comunicaciones. Si ponemos el ejemplo de la red ferroviaria, una vez más encontramos a un actor conocido, el Grupo Bolloré, que es una multinacional francesa que, por cierto, ha sido condenada por la Corte Suprema de Benín, el país al sur de Níger porque hubo un proyecto transfronterizo de red ferroviaria que le interesaba a los franceses… Sin embargo, en Benín se condenó a Bolloré porque no se había gestionado ese contrato de manera legal.

Además de un capítulo que es una investigación sobre los efectos de la privatización en el pueblo nigerino, en mi libro también hay otro capítulo que analiza la historia desde el punto de vista de las materias primas, es decir, de los grandes intereses económicos. Por un lado, está la lucha de clases que, por razones históricas, las luchas sociales no pudieron detener la ofensiva neoliberal contra los servicios públicos. Y por otro lado están los grandes proyectos de infraestructura y la historia que cuentan las materias primas. Hay que partir del hecho de que estos 3 países, Malí, Níger y Burkina Faso, tienen todavía una débil diversificación de la economía. En el caso de Mali, hasta hace poco el oro alcanzaba la cifra del 75% del ingreso nacional por exportaciones. Solamente una materia prima como el oro. Además, en gran parte son economías todavía informales de alrededor del 60%. Yo afirmo que el sector secundario ha sido destruido, ya que ha habido planes que han dado este resultado. ¿Cómo dirán que no se han podido crear las condiciones para crear la industria? En realidad, ha sido la voluntad de actores como el FMI y de la antigua potencia colonial. No, no podemos entender que 60 años después de las Independencias no se haya industrializado esta región. Algunos responderán simplemente con alguna idea fantasiosa de que los pueblos africanos no pueden o no sean capaces de hacerlo. No, no es así. Y eso lo demuestro en mi libro al hablar del otro tipo de cooperación que existió con la Unión Soviética y que ahora Rusia está reactivando.

Pero volvamos a la cuestión de las materias primas. En Níger está el río Níger, tercero en importancia en África. Hay un proyecto de infraestructura, la presa hidráulica de Kandadji, que fue concebido hace décadas para reducir la dependencia en materia energética de Níger. Con él, se multiplicaría por 2 la producción eléctrica. Sin embargo, no ha habido la voluntad o la capacidad de poner en marcha ese proyecto por intereses que habría que analizar con detalle. Este hecho pone en entredicho la cooperación que ha sido dominante desde la Independencia, es decir, la cooperación con Francia o con los países europeos. No se comprende que proyectos de infraestructura de desarrollo tan importantes no se hayan materializado todavía. Seguramente ahora se podrán materializar, una vez que países como Níger, Burkina Faso, Mali han echado a la antigua potencia, confirmando que ejercía una injerencia en el Sahel contraria a sus intereses. Ya se están anunciando diferentes pasos en esa dirección. Entre los proyectos importantes no solo está la presa, sino también está el descubrimiento de petróleo, puesto que Níger no disponía de este recurso hasta hace poco. Fue a partir del Gobierno de Mamadou Tandja –quien fue derrocado por un golpe militar, no por casualidad–, cuando hubo la voluntad clara de diversificar los socios de Níger para avanzar en la explotación del petróleo. Desde el 2009-2010 se creó esta conciencia de que los yacimientos de petróleo podrían darle ingresos significativos a Níger. La exportación del petróleo de Níger estaba prevista que fuese a través de Benín, a través del que sería “el mayor oleoducto de África”. Representaría un ingreso de alrededor de más de 4,000 millones de dólares, lo cual es 1/4 parte del producto interior bruto.

Es evidente que hay un problema si vemos que Níger tiene formidables recursos, y que al mismo tiempo ha sido uno de los países más empobrecidos del planeta hasta ahora. Mi libro nace de esa realidad, de poner en relación esos dos elementos, y tratar de que el lector me acompañe en mi hipótesis. Me pregunto ¿Por qué? ¿Cuál es la relación entre esos dos elementos? Entre la extrema pobreza del 42% en un país como Níger y esos recursos tan formidables, por ejemplo, es uno de los principales productores de uranio a nivel mundial. Estamos hablando de una materia prima estratégica que permite a un país como Francia presentarse como “soberano” en el plano energético gracias a sus centrales nucleares. Hay una relación entre esos dos factores que yo califico como una relación en la cual hay cómplices y culpables.

El actual Gobierno del Consejo Nacional por la Salvaguardia de la Patria (CNSP) que llegó al poder el 26/07/2023 derrocando al títere aliado de Francia, Mohammed Bazoum, ha llegado con la voluntad de inscribirse en una lucha histórica, una lucha anticolonial después de las Independencias. El neocolonialismo es una realidad, y lo que ahora se está materializando, a través de la Alianza de Estados del Sahel, es una cooperación regional que abre las puertas a otros socios como Rusia y China.

Contrariamente a lo que afirma la propaganda de la OTAN, o la propaganda de los medios hegemónicos… según ese punto de vista, tanto Rusia como China serían “los nuevos colonizadores”. Mi libro también da argumentos contra esa idea. En primer lugar, si no ha habido desarrollo hasta el día de hoy en estos países africanos, a pesar de tener tantos recursos, ha sido por dos factores. Uno es la corrupción, evidentemente. Ahora las nuevas autoridades nigerinas han creado un organismo de lucha contra la corrupción (COLDEFF) y –además de las personas que han huido el país– ya se están sacando e investigando todos los asuntos de delincuencia económica y fiscal que ha habido estos años. La otra razón que analizo proviene de una conversación que tuve con el antiguo consejero presidencial de Uganda. Ha sido un hombre que ha trabajado con las comunidades campesinas en diferentes países africanos como Zimbabwe. Se ha especializado en cuestiones del desarrollo, ha escrito un libro que se llama El comercio es la guerra. Es un autor ugandés de origen hindú llamado Yash Tandon, quien explica algo que considero muy importante. Un factor es la corrupción, pero el otro es el que analiza Tandon. Se trata del tipo de cooperación que había sido privilegiado históricamente, que, en lugar de favorecerla, impedía la transferencia tecnológica a nivel mundial. El derecho al desarrollo de los países del sur es una cuestión importante. Su derecho a poder tener libertad de crear y desarrollar su propia tecnología. No es sencillo de resolver, puesto que existe el problema de las patentes que han sido progresivamente introducidas por el entramado de actores del neocolonialismo. Yash Tandon explica que una cooperación diferente fue posible en el pasado. La Unión Soviética, por ejemplo, permitió una transferencia tecnológica sin patentes. De esa manera se podía imitar la tecnología, y es así como hubo un proceso de industrialización en algunos países africanos, que luego fue interrumpido por la ofensiva neoliberal. La historia de las relaciones soviéticas con el continente africano nos permite comprender mejor la actualidad.

Hace poco se ha firmado un proyecto de cooperación entre la Universidad de San Petersburgo en Rusia y 42 universidades africanas. Es una cooperación ruso africana, cuyo objetivo es precisamente la capacitación de los estudiantes africanos en cuestiones de desarrollo y tecnología. Así que cuando oigan esa propaganda que dice que Rusia y China sería nuevos colonizadores, habría que responder en base a un análisis de los hechos con detalle. Tanto Rusia como China no están detrás de estos países manejando los hilos, sino que están a su lado, apoyándoles en la lucha por su soberanía.

Evidentemente, en las relaciones internacionales lo que priman son los intereses. Pero existe la posibilidad de que esos intereses se basen también en un respeto mutuo, en la medida de lo posible. Sin ser ingenuos, los países africanos que están en una nueva dinámica de integración regional panafricana, tienen esta conciencia y esta idea clara: son conscientes de que la situación de “nueva Guerra Fría” les ofrece nuevas posibilidades. Primero, resolver por sus propios medios el problema de la seguridad en la en la zona, en la triple frontera. Segundo, la Alianza de Estados del Sahel no solo contempla una alianza a nivel militar defensiva, lo cual es algo crucial, sino que también plantea el desarrollo de una unión monetaria y económica. Y eso significa que estamos ante un momento histórico del panafricanismo.

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El pianista

 

 

Autor: Fernando Francisco Serrano


El pianista

 

Miguel Medina Fernández-Aceytuno - Miguel Sagaseta 

HOJAS DE DEBATE

1 de enero de 2024

 

Al silenciar la terrible biografía del capitán nazi Wilm Hosenfeld, la película acaba por blanquear el nazismo. Hay nazis buenos. Una maravillosa pieza musical de Chopin conmueve al secuestrador y perdona la vida a Wladyslaw Szpilaman. ¡Qué grande es la música que hermana al captor con su víctima!

El Pianista

“El pianista” es una película de 2002 que obtuvo tres Oscar: al mejor director (Roman Polanski), al mejor actor (Adrien Brody) y al mejor guión (Ronald Harwood). Fue también premiada con la Palma de Oro en el Festival de Cannes. La cinta relata una historia real sin héroes, contada por el músico polaco Wladyslaw Szpilaman, sobreviviente a la ocupación de la ciudad de Varsovia, capital de Polonia, por el ejército nazi en 1939.

El protagonista central del relato es el pianista y compositor citado en cuyas memorias describe las atrocidades de los invasores, con una detallada descripción del gueto de Varsovia, las penosas condiciones de vida de los judíos y la violencia extrema de la que son víctimas, con un final controvertido, que con una puesta en escena aderezada de la autobiografía de Szpilaman, ofrece una estampa edulcorada de un alto jerarca militar nazi que se conmueve escuchando la balada nº 1 op nº 23 del genial compositor y virtuoso pianista polaco Frédéric Chopin. Una pieza musical que expresa la desolación que siente cuando vivía solo en Viena mientras sus amigos y su familia luchaban en Polonia contra la opresión del imperio ruso en 1830.

Comienza el film con la interpretación por Szpilaman, el pianista, en los locales de la Radio de Varsovia, del famoso nocturno nº 20 del mismo compositor.

Protagonista destacado es sin duda el actor premiado Adrien Brody, que con menos de treinta años logra un Oscar por su memorable actuación. Para interpretar el papel protagonista, hubo de adelgazar quince kilos, estudiar piano para abordar frente al preciado instrumento musical las escenas en las que interpreta determinados fragmentos de partituras de Chopin y, durante un tiempo, vivir solo con escasos medios materiales para integrarse más tarde, con la mayor naturalidad posible, a las enormes exigencias del guión.

La primera parte de la cinta nos describe con minuciosidad el gueto de Varsovia. Invadida Polonia, los nazis lo levantan en octubre de 1940, recluyendo en una superficie del 2,4% del casco urbano de la ciudad, unas 400 hectáreas, una población judía de más de 400.000 miembros. En el siguiente mes, los nazis construyen un muro de unos tres metros de altura que sella el perímetro de la zona. Varsovia contaba entonces con 1.300.000 habitantes. En los tres años aproximadamente de su existencia, la población encarcelada descendió a unas 50.000 personas.

Desde el 1 de septiembre de 1939 en que se produce la invasión de Polonia, los nazis comienzan a imponer medidas discriminatorias, por la fuerza, a la población judía de Varsovia. Prohibición de entrada en cafeterías (9 m.) y en los parques de la ciudad; veto a usar el transporte público; obligación de portar en el brazo derecho (10 m.) un brazalete blanco con la estrella de David en azul para los mayores de doce años y drástica limitación de moneda que obliga a la familia de Szpilaman, para poder comer, a malvender el piano de cola, la joya de la corona familiar, por 2.000 zlotis (13 m. 53s.).

El 1 de octubre siguiente los judíos son recluidos en el gueto. El pianista y su familia son alojados en una inmunda vivienda desde la que pueden ver la construcción del muro (16 m. 30s.) que alcanzó una longitud de 18 kilómetros. A partir de entonces el maltrato se incrementa contra los judíos del gueto. Los nazis se divierten obligando a bailar a los ancianos (19 m.), incluidos los discapacitados para mofarse de todos ellos. Desde el ruinoso aposento la familia contempla la dantesca escena en la que los criminales nazis lanzan por el balcón a un inválido en silla de ruedas, expulsan a los vecinos del inmueble (29 m.), y una vez en la calle les aplican la particular ley de fugas, habitual en la España de la posguerra, una ejecución extrajudicial que promueve la previa evasión de los presos para luego asesinarlos por la espalda.

La película registra la figura de los colaboracionistas (33 m. 34 s.) que golpean a sus compatriotas en funciones de policía al servicio de los nazis. Entre otras felonías, participan coadyuvando a la organización de las deportaciones hacia los campos de exterminio de todos aquellos que por edad o mala salud no pueden trabajar como esclavos (42 m. 30 s.). En la misma escena, la cámara nos ofrece una madre que llora desesperadamente por la muerte de su bebé, al que intentó callar durante una redada y sin querer le asfixia, ¡¡porqué lo hice!!,  ¡¡porqué lo hice!! solloza la pobre mujer.

La resistencia judía en el interior del gueto cuenta con dos organizaciones: la “Organización Judía de Lucha” y la “Unión Militar Judía” que combaten a los nazis y a sus colaboradores.

No menos terroríficos son los asesinatos por entretenimiento de los verdugos nazis. Colocan en formación a las víctimas (57 m.), y de manera aleatoria seleccionan a los que luego les darán muerte con un tiro en la cabeza.

Fuera del gueto, la vida parece transcurrir con normalidad (55 m.) cuando la cámara nos muestra un concurrido mercado de puestos ambulantes que ofrecen alimentos a clientes bien vestidos.

Sin embargo, con escasa atención, el film  aborda los hechos heroicos de la resistencia judía de abril a mayo de 1941 en la que pierden la vida 13.000 de sus combatientes. La rebelión finalmente es aplastada. Igual ocurre con el levantamiento civil contra la ocupación nazi de Varsovia entre el 1 de agosto y el 2 de octubre de 1944.

Como ya indicábamos con anterioridad, el final de la película resulta refutable. Al silenciar la terrible biografía del capitán nazi Wilm Hosenfeld, la historia del pianista acaba por blanquear el nazismo. Hay nazis buenos. Una maravillosa pieza musical de Chopin conmueve al secuestrador y perdona la vida a Wladyslaw Szpilaman, a quien protege y le entrega alimentos durante unos días. ¡Qué grande es la música que hermana al captor con su víctima!

Wilm Hosenfeld no es ningún héroe. Nace el 2 de mayo de 1895 en el seno de una familia acaudalada en la región de Hesse. Participa en la I Guerra Mundial enrolado en el ejército alemán y herido en dos ocasiones de gravedad. Se afilia en la madurez de la vida, con esposa e hijos, a las fuerzas parapoliciales de las SA,una organización voluntaria (camisas pardas) vinculada al Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán a cuyos congresos de Núremberg asiste en dos ocasiones.

Al tiempo de la invasión de Polonia, Hosenfeld dice: «Ahora, todas las diferencias políticas e ideológicas han de relegarse a un segundo plano. Todos tenemos que ser alemanes y dar la cara por nuestro pueblo». Forma parte del ejército invasor y asciende al puesto relevante de capitán, asumiendo responsabilidades en la dirección de los  campos de prisioneros en la Polonia ocupada. En ningún momento sufre represalia de sus superiores por comportamientos contrarios a la barbarie de la que es partícipe.

“Szpilaman y el capitán nazi Wilm Hosenfeld”. Fuente: Filmaffinity


La indulgente actitud con Szpilaman se produce el 17 de noviembre de 1944 en la Avenida Niepoleglosci 223 de Varsovia. En ese momento, el capitán nazi Wilm Hosenfeld es consciente de la inminente derrota nazi y del negro futuro que le espera. En el libro de memorias el pianista lo detalla. El texto señala:

«—¿Dónde están las tropas soviéticas?

—Están ya en Varsovia, en Praga, al otro lado del Vístula. Sólo tendrás que aguantar unas pocas semanas más: la guerra habrá terminado para la primavera, como muy tarde…

El 12 de diciembre fue a verme por última vez el oficial.  Me dijo que se iba de Varsovia con su destacamento y que yo no debía desanimarme en absoluto, porque se esperaba una ofensiva soviética en cualquier momento.

—¿En Varsovia?

—Sí.

Cuando ya nos habíamos despedido y él estaba a punto de irse, se me ocurrió una idea en el último momento. Había estado estrujándome el cerebro para encontrar alguna forma de mostrarle mi gratitud y él se había negado en redondo a aceptar mi único tesoro, mi reloj.

—¡Oye! —Tomé su mano y comencé a hablar de forma atropellada—.

Nunca te he dicho mi nombre; no me lo has preguntado, pero me gustaría que lo recordaras. ¿Quién sabe lo que puede ocurrir? Te queda un largo camino hasta tu casa. Si sobrevivo, es seguro que volveré a trabajar en la radio oficial polaca. Allí estaba antes de la guerra. Si te ocurre algo, si puedo ayudarte de la forma que sea, recuerda mi nombre: Szpilman, radio oficial polaca.

Esbozó su sonrisa habitual, mitad reprobatoria, mitad tímida y azorada, pero noté que lo había complacido mi deseo, ingenuo en esa situación, de ayudarlo.»

En efecto, en noviembre de 1944 los nazis ya habían capitulado en Stalingrado; se había producido el desembarco aliado a Sicilia y el sur de Italia; meses antes tiene lugar el desembarco de Normandía; Roma es liberada en junio de 1944, y en ese mismo mes los soviéticos lanzan una ofensiva masiva en el este de Bielorrusia y destruyen el Centro del Grupo del Ejército Alemán, avanzando hacia el oeste rumbo al río Vístula frente a Varsovia, en el centro de Polonia, el 1 de agosto. En este mismo mes, los aliados liberan Paris.

Es claro entonces que Wilm Hosenfeld era consciente de la inminente debacle  alemana. Su actitud con el pianista ¿no fue acaso interesada? ¿por qué no lo hizo a principios de 1941 con alguna de las víctimas del holocausto, cuando los nazis arrasaban Polonia?

Szpilaman pudo haber sido víctima de un trastorno psicológico por la horrenda violencia sufrida de manera ininterrumpida durante cuatro años y que hoy conocemos con el nombre de síndrome de estocolmo, un padecimiento psíquico que sufre la persona que durante un largo periodo permanece secuestrada y que fatalmente evoluciona hasta acabar por mostrarse comprensivo con su carcelero, ya sea durante el secuestro o tras ser liberado.

Al terminar la guerra, Wilm Hosenfeld, fue condenado a 25 años de prisión por crímenes de guerra. Si le hubieran aplicado el vigente Código Penal español la pena podría haber sido la de prisión permanente revisable. Con el Código Penal Militar anterior a noviembre de 1995 tal vez hubiera sido condenado a la pena capital.

La condescendencia que mostró con Szpilaman, y en su caso con otras víctimas del gueto referidas por algunas fuentes, constituirían una circunstancia atenuante de su responsabilidad, pero en modo alguno una eximente. Desde luego, la conmovedora audición de una pieza musical por muy elevada que sea, y la de Chopin lo es, no libera de responsabilidad al autor de crímenes de guerra.

A diferencia de Wilm Hosenfeld, en “El general de la Rovere” este sí fue un héroe. Un estafador con grandes dotes teatrales acaba transformándose en un implacable luchador de la resistencia italiana. Como también lo fue Alí La Pointe,  en “La batalla de Argel” un joven argelino, analfabeto, jornalero en paro y bruto,  con un largo historial de reformatorios y cárceles por delitos menores que toma conciencia, y con el tiempo pasa a ocupar   puestos de máxima responsabilidad en el Frente de Liberación Nacional. Muere en un bombardeo por los paracaidistas franceses tras su negativa a rendirse.

La película de Roman Polanski concluye con la interpretación orquestal de la Polonesa Brillante en Mi Mayor op. 22 de Chopin con Szpilaman como solista.

El pianista nos invita a reflexionar sobre las consecuencias drásticas de la guerra en la que la bondad y la maldad de los seres humanos adquieren perfiles extremos.

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