jueves, 30 de marzo de 2023

Las intrépidas comuneras de París

 

En la vanguardia del feminismo popular


Las intrépidas comuneras de París

 

Guadalupe Treibel

Rebelion

 | 20/03/2023 |

 

Fuentes: Página/12 (Argentina) [Imagen: La barricada de la Place Blanche defendida por mujeres al mando de Louis Michel. Créditos: litografía de Héctor Moloch]

Mañana sábado se cumple otro aniversario de la Comuna de París, una fecha digna de recordar el papel fundamental que tuvieron las mujeres en esta revolución obrera que, aunque fue apagada en poco más de dos meses, dejó huellas imborrables.


A fines de la década de 1860 París se moderniza por órdenes de Napoleón III, que pretende que la capital sea un paraíso para la alta burguesía. Para el pueblo, en cambio, la miseria y el hambre van en aumento, generando un descontento tan marcado que el emperador intenta desviar la ira social contra un enemigo externo: Prusia. La guerra resulta un fiasco, Napoleón III termina preso, la cité acaba sitiada, el Imperio se derrumba. Aunque el pueblo se opone a la rendición, el gobierno provisional francés -liderado por Adolphe Thiers- acuerda el armisticio y demanda que los milicianos entreguen sus armas. Es en este contexto que envía a soldados a retirar 271 cañones apostados en la colina de un barrio obrero, Montmartre, el 18 de marzo de 1871.

Sucede al alba, cuando el sol aún no ha despuntado, y son las mujeres las que -camino a comprar pan y leche para sus familias- se topan con la escena: hermanos parisinos se disponen a retirar sigilosamente la artillería, y ellas, con gran coraje, se interponen entre los varones y los cañones que “apuntaban hacia la urbe del lujo y los palacios, de las conjuras monárquicas, de los infames especuladores y de los gobiernos cobardes”, en palabras de la periodista, novelista y revolucionaria André Léo, nom de plume de Léodile Champseix, autora de varias obras sobre la igualdad de derechos. Ni siquiera cuando las tropas reciben la orden de abrir fuego, las mujeres se retiran; aún más, convencen a los soldados de volver los rifles hacia sus generales, lo que resulta ser el disparador de histórico momento revolucionario: la Comuna de París, de cuyo inicio se están cumpliendo 152 años.

El arresto de Louise Michel el 24 de mayo de 1871, por el pintor Jules Girardet


La utopía de este experimento radical de democracia directa duró, como bien se sabe, muy poco tiempo: fueron apenas 72 días en los que miles de personas dieron un paso al frente para participar en la defensa de su proyecto, un gobierno obrero y popular, laico y socialista, que tuvo brutal final, sofocado por el ejército de Versalles en la llamada Semana Sangrienta. Mientras resistió, empero, la Comuna de París impulsó una serie de medidas políticas y sociales de avanzada, aunque -por obvias razones- muchas no llegaran a implementarse en esas fechas. En su programa, figuraba: educación gratuita, laica y obligatoria; requisición de viviendas vacías para albergar a personas sans abri; eliminación de los intereses de las deudas; igualdad salarial para varones y mujeres; autogestión de fábricas abandonadas; prohibición del trabajo nocturno en panaderías; creación de guarderías para hijos/as de obreras; supresión de la distinción entre mujeres casadas y concubinas; apertura de instituciones de élite -como la Biblioteca Nacional y el Louvre- al gran público; consejeros municipales elegidos por voto en cargos que, además de ser revocables, no podían ser remunerados con sueldos mayores al promedio del proletariado…

Pese a su corajudo accionar, durante largo rato apenas se les reconoció a las mujeres un rol poco menos que accesorio, limitando la figura heroica a Louise Michel, educadora y escritora anarquista que pasaría a la Historia como una rara avis que se calzó el uniforme miliciano y defendió la causa desde las barricadas, dando perseverante batalla.


Tres mujeres acusadas de pétroleuses

Asimismo prevaleció la caricatura de las “pétroleuses”, término peyorativo que designó a presuntas pirómanas delirantes, acusadas de hacer arder París para vengar a sus compañeros masacrados; un escuadrón que… nunca existió: mito de larga data, sirvió para satanizar y enmascarar la verdadera participación femenina en la Comuna, de vital importancia para la revuelta. “Los ojos enrojecidos, la piel agrietada, el cabello despeinado, los labios negruzcos y excoriados, presentaba un conjunto de fealdad repulsiva”: así describía un abad a Hortense Aurore Machu, condenada a trabajos forzosos de por vida por haber participado en un incendio de las Tullerías; acusación que careció de pruebas; no así la valentía de la susodicha, diestra e intrépida con el rifle según crónicas de época.

Lo cierto es que las mujeres lucharon para ser aceptadas en los batallones, a los que asistieron primeramente ofreciendo provisiones y como auxiliares médicas, cuando no recargando las armas de sus compatriotas. De los tantos testimonios que han sobrevivido, está la correspondencia de la ambulancière Alix Payen a su familia, describiendo el duro día a día en un batallón. La cantinière Victorine Brocher también relató con pelos y señales cómo fueron esas jornadas en Les souvenirs d’une morte vivante, biografía que publicó en 1909, a los 71 años, recordando el despertar de su compromiso político.

Tenaces y sumamente comprometidas, en muchos casos ellas lograron que se las admitiera en las filas; la famosa barricada de la Place Blanche, por ejemplo, fue sostenida por -al menos- un centenar de communardes. Pero además de apuntarse en la línea de fuego, las milicianas armaron comités de vigilancia, de apoyo; también talleres en cada distrito. La organización más grande y eficaz durante la revuelta, sin ir más lejos, fue obra suya: la Union des femmes pour la défense de Paris que, desde su creación, postuló que la lucha por la defensa de la Comuna era la lucha por los derechos de las mujeres. 

Por otro lado, se hicieron escuchar en clubes políticos -tanto mixtos como femeninos- mostrando sus dotes como elocuentes oradoras, afirmándose en la arena pública. Paule Minck, la mentada André Léo, Jeanne Deroin, Nathalie Lemel, Béatrice Excoffon, Sophie Poirier, Anna Jaclard, entre las ponentes que suelen destacarse, aunque también hubo lavanderas, panaderas, parteras, costureras que intercambiaron ideas durante días de ardientes debates en los que se hablaba sobre cómo reorganizar el trabajo, dar acceso a la educación, entre otras conquistas por alcanzar.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/531921-las-intrepidas-comuneras-de-paris-vanguardia-del-feminismo-p

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El Banco Santander destrona al BBVA como primer financiador de empresas que se lucran con el negocio de la guerra

 

El Banco Santander destrona al BBVA como primer financiador de empresas que se lucran con el negocio de la guerra

TERCERAINFORMACION / 29.03.2023

  • La campaña Banca Armada participará este viernes en su Junta de Accionistas, y en la de Caixabank, para denunciar sus vínculos con el negocio de la guerra y la militarización de fronteras.



Barcelona, ​​28 de marzo del 2023. La campaña Banca Armada ha hecho público un nuevo ranking de las entidades financieras que operan en España que más han invertido y financiado a la industria militar y de seguridad de fronteras (entre los años 2020 y 2022). Banco Santander ha destronado al BBVA según los datos analizados que comprenden el periodo entre 2020 y 2022, y que lo convierten por primera vez en el banco español que más ha financiado a las empresas que se benefician del negocio de la guerra. BBVA se mantiene aún en el TOP5, ocupando la segunda posición, seguido de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (una empresa pública), Caixabank y Banco Sabadell.

Los datos son parte de las conclusiones de la nueva investigación del Centre Delàs d’Estudis per la Pau que identifica un total de 44 instituciones financieras con sede en el Estado español que han destinado entre 2020 y 2022 más de 14.308 millones de dólares a financiar a 12 empresas armamentistas que participan del negocio de la militarización de las fronteras y los estados del Mediterráneo.



Activistas de la campaña, miembros de las 9 entidades que la conforman, y de colectivos y movimientos que colaboran con la campaña Banca Armada, están interviniendo durante el mes de marzo en las Juntas de Accionistas de los bancos comerciales que integran el TOP5 del ranking.

El pasado jueves 23 de marzo, activistas de la campaña intervinieron en la Junta de Accionistas que Banco Sabadell celebraba en Alicante, donde recalcaron que la entidad financiera catalana no solo ha mantenido la tendencia a financiar empresas que producen armas nucleares, sino que doblado la financiación de este tipo de empresas.

Las acciones de la campaña Banca Armada este año, arrancaban el 16 de marzo con un acto de presentación del nuevo informe «Financiación de la militarización y la guerra de fronteras en el Mediterráneo» en Bilbao que sirvió como acto previo a la intervención el viernes 17 de marzo de activistas en la Junta General de Accionistas del BBVA que denunciaron ante el consejo de administración y los accionistas de la entidad que ésta no es solo la segunda que más invierte en empresas armamentistas y de militarización de fronteras, sino que también sigue al Banco Santander en el ranking internacional de la Banca Armada, ocupando la posición 39 de las entidades financieras del mundo con más vínculos con el negocio de la guerra.



Este próximo viernes, 31 de marzo, está previsto que la campaña continúe denunciando los vínculos de los grandes bancos españoles con las empresas productoras de armas, también armas nucleares, y de militarización de fronteras, con motivo de la celebración de la Junta de Accionistas del Banco Santander (Boadilla del Monte) y Caixabank (Valencia).

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SOBRE LA CAMPAÑA BANCA ARMADA

La campaña está formada actualmente por 9 organizaciones que tienen como objetivo denunciar los vínculos de los bancos convencionales con la industria del armamento para sensibilizar la sociedad sobre la relación de estas prácticas financieras con la vulneración de los derechos humanos y los conflictos internacionales. www.bancaarmada.org

Banco Santander es converteix en el líder de la Banca Armada espanyola

La campanya Banca Armada participarà aquest divendres en la seva Junta d’Accionistes, i a la de Caixabank, per denunciar els seus vincles amb el negoci de la guerra i la militarització de fronteres.

Barcelona, ​​28 de març del 2023. La campanya Banca Armada ha fet públic un nou rànquing de les entitats financeres que operen a Espanya que més han invertit i finançat la indústria militar i de seguretat de fronteres (entre els anys 2020 i 2022). Banco Santander ha destronat el BBVA segons les dades analitzades que comprenen el període entre 2020 i 2022, que el converteixen per primera vegada en el banc espanyol que més ha finançat les empreses que es beneficien del negoci de la guerra. BBVA es manté encara al TOP5, ocupant la segona posició, seguit de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (una empresa pública), Caixabank i Banc Sabadell.

Les dades són part de les conclusions de la nova investigació del Centre Delàs d’Estudis per la Pau que identifica un total de 44 institucions financeres amb seu a l’Estat espanyol que han destinat entre el 2020 i el 2022 més de 14.308 milions de dòlars a finançar 12 empreses armamentistes que participen del negoci de la militarització de les fronteres i els estats del Mediterrani.



Activistes de la campanya, membres de les 9 entitats que la conformen, i de col·lectius i moviments que col·laboren amb la campanya Banca Armada, estan intervenint durant el mes de març a les Juntes d’Accionistes dels bancs comercials que integren el TOP5 del rànquing.

Dijous passat 23 de març, activistes de la campanya van intervenir a la Junta d’Accionistes que Banc Sabadell celebrava a Alacant, on van recalcar que l’entitat financera catalana no només ha mantingut la tendència a finançar empreses que produeixen armes nuclears, sinó que ha doblat el finançament d’aquest tipus d’empreses.

Les accions de la campanya Banca Armada aquest any, arrencaven el 16 de març amb un acte de presentació del nou informe «Finançament de la militarització i la guerra de fronteres a la Mediterrània» a Bilbao que va servir com a acte previ a la intervenció el divendres 17 de març d’activistes a la Junta General d’Accionistes del BBVA que van denunciar davant el consell d’administració i els accionistes de l’entitat que aquesta no és només la segona que més inverteix en empreses armamentistes i de militarització de fronteres, sinó que també segueix el Banc Santander en el rànquing internacional de la Banca Armada, ocupant la posició 39 de les entitats financeres del món amb més vincles amb el negoci de la guerra.



Aquest proper divendres, 31 de març, està previst que la campanya continuï denunciant els vincles dels grans bancs espanyols amb les empreses productores d’armes, també armes nuclears, i de militarització de fronteres, amb motiu de la celebració de la Junta d’Accionistes del Banco Santander (Boadilla del Monte) i Caixabank (València).

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SOBRE LA CAMPANYA BANCA ARMADA

La campanya està formada actualment per 9 organitzacions que tenen com a objectiu denunciar els vincles dels bancs convencionals amb la indústria de l’armament per sensibilitzar la societat sobre la relació d’aquestes pràctiques financeres amb la vulneració dels drets humans i els conflictes internacionals. www.bancaarmada.org

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La lucha por las pensiones públicas. España y Francia: semejanzas y diferencias

 

Son luchas diferentes, pero con idéntico objetivo: combatir los intentos del capital de adueñarse de las sustanciosas cantidades que atesoran los sistemas públicos de pensiones. Llevan años intentándolo, y no cesan en su empeño.


La lucha por las pensiones públicas. España y Francia: semejanzas y diferencias

 

Ernesto Gómez de la Hera

El Viejo Topo

30 marzo, 2023 

 


Estos días los sistemas públicos de pensiones español y francés ocupan espacios importantes en todos los medios de comunicación. Más en Francia, pues allí este asunto está ocasionando una grave crisis política, menos en España, donde el Gobierno está respirando aliviado por sacar adelante -sin consenso empresarial, pero sí sindical y de la UE- la segunda parte de su reforma del sistema. Sin embargo, más allá de la situación puntual inmediata, todo lo atinente a este pilar fundamental del llamado estado de bienestar occidental lleva ya tiempo, en España y Francia, siendo central. Central por cuanto ambos gobiernos comparten la intención de debilitar sus respectivos sistemas públicos de pensiones y por la respuesta popular en defensa de los mismos.

Pero para mejor comprender lo que está ocurriendo conviene que detallemos las similitudes y las diferencias que hay entre las dos situaciones. Sólo así comprenderemos como en un lugar -Francia- esto se ha convertido en la crisis que citábamos y en otro -España- el Gobierno parece que se sale con la suya con un mínimo disenso. Y decimos que parece, ya que realmente también aquí está afrontando serios problemas, aunque no sean tan graves, por el momento al menos.

La semejanza mayor proviene de la naturaleza de las causas y justificaciones de ambos ataques a las pensiones públicas, así como sobre los objetivos finales perseguidos. El ataque desencadenado por los gobiernos europeos de turno, en estos y otros países, está encabezado por la Comisión Europea, pero no está motivado por ninguna conjura u odio contra los pensionistas. Como decía cierto personaje: no es nada personal, son sólo negocios. Y es que son los negocios del capital los que han lanzado a los espadachines que tiene a su servicio en la burocracia europea a esta agresión constante contra los derechos de los trabajadores.

En efecto, la reducción de la tasa de beneficio del capital ha profundizado la financiarización de este. Esto ha llevado a que cualquier nicho de acumulación de ahorro público sea visto como una presa propicia por los grandes fondos privados de capital, para obtener los beneficios que ya no consiguen por los medios tradicionales. De aquí procede la externalización y privatización de la sanidad y el objetivo es hacer lo mismo con las pensiones públicas. Estas son, en los países de Europa Occidental, la mayor fuente de ahorro público y traspasarlas al sector privado sería el mayor botín que podrían lograr. En consecuencia, los pretextos aducidos para lanzar el ataque son siempre los mismos en todos los países, e idénticos son los daños que producen a todas las personas humildes.

Igual en Francia que en España, se dice, sin presentar jamás pruebas reales, que el sistema público de pensiones está abocado al desastre, pues no se puede sostener cuando el número de beneficiarios crece, mientras mengua el de cotizantes activos. Una de las cosas que se oculta con esta falsedad es que el aumento constante de la productividad del trabajo en los últimos decenios hace que el rendimiento de un trabajador en activo se haya multiplicado por mucho. También se dice que la mejor solución para garantizar un retiro digno y suficiente a los trabajadores es el ahorro particular, en forma de pensiones privadas de capitalización, manejadas por los bancos. Se trata de otra mentira flagrante como demuestran las constantes pérdidas de valor de esos fondos de pensiones o, lo que es aún peor, su desaparición de la noche a la mañana, como han experimentado tantos trabajadores estos últimos años en EE.UU. O como prueban los 8.000 millones €, pertenecientes a pensionistas suecos, manejados por los fondos privados de pensiones del Silicon Valley Bank y que se han esfumado por la quiebra de este banco. Y es que conviene recordar que esos fondos no están garantizados en absoluto por el Estado, como dice claramente la vigente legislación aprobada en España por el actual Gobierno “social y de progreso”.

Toda esta pseudoargumentación es común en Francia y en España, aunque naturalmente ambos sistemas de pensiones tienen diferencias producidas por su diferente formación histórica. El sistema francés está más diversificado y ni siquiera está controlado por un único organismo ministerial. El sistema español es más racional y contiene ciertos regímenes especiales, como el de la Minería o el del Mar, pero todos funcionan sometidos a los mismos controles y organismos. El sistema francés siempre ha sido más favorable a las jubilaciones tempranas cuando hay un gran número de años cotizados. En cambio el sistema español es más cicatero y, si bien nunca ha exigido tantos años de cotización para conseguir alcanzar el cien por cien de la pensión, siempre ha dilatado algunos años más la edad precisa para jubilarse. Esto ha determinado que los trabajadores con una carrera larga de cotizaciones no tengan ninguna ventaja en España, algo que no sucede así en Francia.

Más arriba comentábamos las diversas reacciones políticas que ha producido, en Francia y España, esta persecución del común objetivo de reducir el gasto en pensiones públicas y forzar a los trabajadores a poner su dinero en fondos bancarios privados, de manera que, de nuevo, lo que era un punto central del llamado estado de bienestar occidental, se transforme en un nicho de ganancias privadas. Lo que David Harvey llama “acumulación por desposesión” y nosotros podríamos llamar, más descortésmente, robo.

En Francia se ha desencadenado una seria crisis política que no se va a detener por el fracaso de las mociones de censura en la Asamblea Nacional. En realidad ese fracaso sólo supone una victoria pírrica para Macron, pues la lucha popular no se va a detener. El uso del antidemocrático sistema elegido para sacar adelante una legislación que no iba a ser aprobada en la Asamblea Nacional, ha puesto de relieve la quiebra absoluta de los valores, presuntamente democráticos, que representa idealmente la República Francesa. Ya no son sólo los trabajadores y los jóvenes, con sus organizaciones sindicales y políticas, los opositores a esta deriva autoritaria. Millones de ciudadanos franceses han declarado su disconformidad con ella y las consecuencias políticas para las formaciones que lo están aceptando van a ser muy graves, empezando por la segura quiebra del partido macronista.

La decisión presidencial de emprender esta reforma en su primer año de mandato, cuando las elecciones legislativas y presidenciales están lejos, seguramente les pareció muy astuta a quienes la tomaron. Pero cometieron el error de no advertir algunas cosas, tres principalmente. Primero no han tenido en cuenta algunas disposiciones constitucionales de la V República que aún pueden ser usadas para defender a los trabajadores; aunque lo más seguro es que, personas que ya han atropellado algunas de esas disposiciones, no tengan mucho reparo en estas futesas, que tampoco van a ser la piedra angular de los opositores a la deriva antidemocrática macronista. En segundo lugar está la continuación de las movilizaciones, con las huelgas y manifestaciones unitarias que se van a seguir sucediendo. Contra ellas Macron y los suyos han comenzado por acusarlas -el propio Macron el miércoles 22 en la TV francesa- de violentas y antidemocráticas (piensa el ladrón….), lo que significa que seguirán usando la represión policial contra los manifestantes y huelguistas, pues piensan que inducir el miedo, cuando se carece de argumentos, es la mejor “medicina”, algo en lo que se equivocan, ya que el resultado será reforzar la crisis política francesa y la unidad de los opositores populares. Por último, y muy importante, no han calculado que en Francia, al igual que en otros países occidentales, hay un mar de fondo de descontento social muy importante que se viene arrastrando desde hace años y que ha sido reforzado por las actuaciones de los poderes establecidos durante la pandemia y por el entreguismo a la política belicista de Washington, que está ocasionando un desastre en las economías europeas. Lanzar el ataque contra las pensiones públicas en este momento, por más lejanas que parezcan las citas electorales, sólo servirá para exacerbar la nueva fronda que agita Francia y extenderla en el tiempo. Así pues, no es fácil que el desenlace esté próximo, máxime cuando se ha producido una unidad sindical con los jóvenes de indudable importancia y, más decisivo, en Francia existe una fuerza política democrática que no ha sido cómplice, sino todo lo contrario, en todas las medidas de corte neoliberal que  Macron y sus antecesores han venido tomando en los pasados lustros.

En España, donde este Gobierno y los anteriores -orientados por los burócratas bruselenses- llevan ya años debilitando el sistema público de pensiones (recordemos que ya el lejano 20 de junio de 1985 CC.OO. realizó en solitario una huelga general contra las primeras medidas tomadas por el Gobierno de González), aparentemente se da un escenario casi idílico. El reciente Real Decreto-ley 2/2023, de 16 de marzo, analizado únicamente por su título y su exposición de motivos, haría pensar que, lejos de perseguir esos objetivos antipopulares que mencionamos antes, lo que se busca es todo lo contrario. Claro que si analizamos el texto y la normativa precedente la conclusión es otra. Es cierto que este nuevo Real Decreto-ley permitirá aumentar los ingresos del sistema, pues ha destopado las cotizaciones de los salarios más altos, pero otras medidas publicitadas como maravillosas mejoras, no son más que humo. Por ejemplo el cómputo de años para calcular la pensión -ahora son 25, pero en épocas no muy lejanas fueron 8- se pasa a 29, aunque se contarán los 27 mejores, y se podrá optar por mantener los 25 si el resultado fuere más favorable para el trabajador. La trampa está en que dentro de tres años un “comité de expertos” designado por el Gobierno de turno (no el Congreso para que los diputados no tengan que señalarse) podrá eliminar esta disposición.

Otro brindis al sol es la promesa de aumentar la pensión mínima hasta 1.200 € dentro de cuatro años (además este aumento no afectaría a las pensiones de viudedad, con lo que la brecha de género seguirá creciendo, en contra de lo que dice la justificación oficial del Real Decreto-ley). Dado el ritmo galopante al que sube la inflación, 1.200 € dentro de 4 años, es menos de lo que representarían entonces los 1.080 € consolidados y con las subidas anuales correspondientes, que se deberían estar pagando ahora, en el caso de que se cumpliera la reivindicación del movimiento pensionista. Junto a esto no podemos olvidar las anteriores medidas para ir eliminando las normas que permitían anticipar la jubilación, como las jubilaciones parciales, todo encaminado a que dentro de tres años sea efectiva la jubilación a los 67 años que estableció el Gobierno de Rodríguez. Ni la oposición a legislar para que quienes han cotizado más de 40 años vean recompensado este esfuerzo. Ni las facilidades concedidas para privatizar una parte del sistema.

¿Podría ser peor? Por supuesto, de hecho siguen abundando los voceros del capital que proclaman que las pensiones públicas no se pueden sostener y que hay que proceder con toda dureza contra ellas. El propio Gobierno omite enfrentarse a esa sarta de mentiras cuando incumple la legislación aprobada hace poco más de un año y que obliga a realizar una auditoría sobre la situación del sistema. Y lo omite en razón de que esa auditoría demostraría la falsedad de esa presunta quiebra, así como que eso que ellos llaman “gastos impropios” (el dinero que ha salido del sistema para dedicarse a otros fines y que no ha sido devuelto) asciende a medio billón €. En realidad estas medidas recientes no satisfacen totalmente a la banca y a la Comisión Europea, pero aquí, a diferencia de Francia, las elecciones están próximas y eso induce a la prudencia y a aplicar la técnica del “salchichón” (cortar las rodajas poco a poco y de una en una, para no alarmar demasiado). Sin embargo, la diferencia más llamativa con Francia es la concertación que existe entre los sindicatos representativos de la mayor parte de los trabajadores, trabajadores cuyos derechos futuros se están poniendo en almoneda.

En España no existe una fuerza política democrática importante que se oponga a este atropello. Aquí lo que hay son fuerzas cómplices del desaguisado (basta leer el fútil comunicado del PCE sobre la cuestión). Este concierto que tanto daño causa se debe probablemente a dos motivos: Primero a esa táctica que decíamos de ir debilitando el sistema poco a poco que lleva años produciéndose en España, de este modo cuando ya se han hecho las primeras cesiones es más difícil oponerse a las siguientes. Segundo al convencimiento de que todo esto es un “mal menor”, frente a lo que puede estar por llegar; postura de una irracionalidad muy grave, ya que se está defendiendo un mal, por menor que pueda ser este, y, sobre todo, se está desmoralizando a los trabajadores de manera que cuando llegue el mal “mayor” no habrá fuerzas para oponerse a él y no hay duda de que con esta línea de conducta ese mal mayor podría llegar.

Por todo ello la defensa del sistema público de pensiones en España está en las manos de un movimiento social de pensionistas, extendido a todo lo largo y ancho del país, que lleva años luchando en las calles por medio de plantones de regularidad semanal en muchas plazas y que es el único movimiento con capacidad para movilizar a decenas de miles de personas (como demostró el pasado 15 de octubre, en Madrid) sin contar con el apoyo de ningún medio de comunicación de masas o grupo de poder. Ciertamente este movimiento abarca únicamente a los trabajadores pasivos (los jubilados) y eso es una debilidad, pues son las pensiones de los trabajadores activos las que corren más peligro, y estos, y los jóvenes, al contrario que en Francia, todavía no se movilizan. Esta es la razón principal de que en España el ataque a las pensiones públicas no haya desembocado en una crisis política. Pero esto no quiere decir que no pueda suceder, ya que otras condiciones, como el creciente malestar social, existen en ambos países. Además el movimiento pensionista ha tenido éxitos concretos, como lograr la subida del 8,5% para las pensiones este último año u obligar al Gobierno y a la Comisión Europea a aplazar algunas de las medidas que tenían previstas. Igual que mantener su unidad frente a todos los esfuerzos dirigidos a quebrarla, como tratar de dividirlos territorialmente o enfrentarlos con la juventud.

En suma, ni el movimiento pensionista español ha dicho su última palabra, lo que indica que la lucha seguirá por más que diga el ministro Escrivá que las pensiones públicas ya están en el mejor de los mundos posibles, ni en Francia cederá la crisis política. La causa de la defensa de los sistemas públicos de pensiones es una causa democrática y mientras haya personas unidas y organizadas para esta defensa esta causa seguirá viva.

Fuente: Diario Progresista.

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