lunes, 21 de junio de 2010

EL VERANO

A PROPOSITO DE LA MUERTE DE JOSE SARAMAGO

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(José Saramago y su mujer Pilar del Río)

Sería una absoluta perdida de tiempo por mi parte, además de una somete tontería, que me entretuviera ahora en demostrar que estamos en una sociedad hipócrita dirigida, cuando menos, por una banda de enanos mentales, más cercanos al concepto de mafia que al menor intento de voluntad real y efectiva de resolver los problemas concretos de las personas concretas.
De las excelencias literarias de José Saramago no hablaré, Están demostradas. Si algo hay que destacar de Saramago, en mi opinión, es su actitud vital crítica contra esta sociedad, basada en el modo de producción capitalista, a la que en alguna ocasión llegó a calificarla literalmente de “mierda.
De que esta sociedad es una mierda. Yo en esto estoy de acuerdo con él, y por consiguiente, de esa afirmación suya, ateniéndome a la más elemental de todas las lógicas quienes dirigen esta sociedad y hacen que sea lo que es: una mierda, no pueden ser más de unos merdosos.
Y dirigen esta sociedad, los bancos en sus distintas variantes y las grandes empresas antes que nadie, a la que sirven instituciones políticas y políticos que se empecinan en mantenerla en pie, cuando todo apunta y evidencia que el modo de producción capitalista es inviable, que no puede continuar en pié, y que su continuidad no significa otra cosa que un empeoramiento general y paulatino de la inmensa mayoría de la sociedad para que unos poquitos, cada vez menos, sean cada vez más ricos y poderosos, y en contra posición, la inmensa mayoría de la sociedad cada vez más pobre, incluyendo en la pobreza los desequilibrios psíquicos que produce en las personas este modo de producción que es una mierda.
En esta sociedad a la que se dirige la obra de Saramago para transformarla de arriba abajo, sin dejar en su sitio a ninguno de los parásitos sociales que la hacen posible, se ha alzado una voz estos días, no para transformarla, sino para erradicar una de las lacras que padece como es la violencia física de ETA, y tan pronto como la han oído los que supuestamente más interés tienen que tener en que ETA desaparezca como organización armada, como son los políticos, han sido los primeros en intentar echarle tierra encima para que no se escuche esa voz.
Esa voz la ha dado el presidente del PSOE vasco, Jesús Eguiguren, el que ha venido a decir que más allá de las formalidades legales, incapaces hasta le fecha de poner fin a la violencia física de ETA, lo que hay que hacer es facilitar el que el objeto proclamado de esa organización: la independencia del País Vasco, pueda ser incluida de una forma normalizada en el terreno de la política de otras organizaciones que le son afines en ese objetivo.
Jesús Eguiguren en modo alguno ha propuesto que se le de un premio a cada miembro de ETA que haya cometido un atentado, sino establecer las condiciones para que no se cometa ningún atentado más en nombre de lo que podría ser defendido políticamente en el mismo plano de igualdad que quien defienda lo contrario.
Pues esta proposición de Jesús Eguiguren de intentar buscar vías pacificas para resolver el problema político que representa ETA, ha ofendido a los sensibleros patrios de no se sabe cual patria que no sea la del dinero y la de la explotación de unas personas por otras, los cuales han puesto hipócritamente el grito en el cielo llegando incluso a pedir públicamente que el PSOE lo destituya.
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