viernes, 15 de julio de 2016

CONDENA Y RECHAZO ABSOLUTO AL TERRORISMO Y A LAS FUENTES DE LAS QUE NACE: LA PUTREFACCIÓN MORAL DEL MODO DE PRODUCCIÓN CAPITALISTA, QUE ES SU ORIGEN



La corrupción supone un sobrecoste y aumento de la deuda pública
¿Cómo pueden existir los paraísos fiscales si tenemos al FMI, G7 y la OCDE vigilando?

Rebelión
Mundo Obrero
07.07.2016

El volumen que manejan las guaridas fiscales es según la OCDE de 240.000 millones de dólares anuales. Durante muchos años. Ese volumen hace que las arcas públicas de todos los estados se debiliten y disminuya la progresividad fiscal.


En esta publicación no hay que argumentar el rechazo de lo que el propio capitalismo y sus rectores han creado y consolidado. Los paraísos o cuevas o guaridas fiscales (para señalar de forma más adecuada la ruindad de su objeto), están definidos por su opacidad –en lo que respecta a la ocultación de las personas físicas o jurídicas dueñas de los fondos depositados, y/o su origen, frecuentemente ligados a delitos-, y no pagar impuestos.

Los impuestos son una retracción de los ingresos de las personas para satisfacer los bienes y servicios públicos. El bienestar social, la educación, la sanidad, la previsión social, pero también la mutualización de limitar o hacer frente a riesgos sociales, ambientales o de seguridad, etc., se financian con impuestos. Hay una correlación entre impuestos y estado de bienestar. Porque si bien, los salarios, la negociación colectiva, son los ingresos directos de los trabajadores, los ciudadanos tienen otros ingresos ‘en especie’, los indirectos, que conforman todo un entramado de calidad de vida. Si no hay dinero, impuestos, se deterioran los servicios públicos, se privatizan –pasando al mercado y su distribución depende de la renta individual- o dejan de existir. Además, los impuestos facilitan una inversión colectiva que debe propiciar un desarrollo al país que favorece a todos y a su futuro.

La elusión fiscal de las multinacionales, cumplir la ley pero transferir los beneficios a territorios libres de impuestos, hace que éstas compitan deslealmente desde el plano fiscal con las pymes. Si McDonald's no paga impuestos, estará en mejor posición para expandirse que una pyme de restauración. Y eso nuestros rectores lo han apoyado. Pero las patronales, dirigidas por esas multinacionales, reclaman menor presión fiscal, pero obvian esa asimetría fiscal y no reclaman que las multinacionales paguen lo mismo que las pymes y así la ciudadanía más cercana, sus clientes, tengan un mayor nivel adquisitivo (salario directo e indirecto).


Hay otras derivadas económicas. El flujo financiero que pasa por la opacidad de los paraísos fiscales, por delitos y elusión fiscal de las multinacionales, vuelve a los circuitos financieros e industriales, por medio de fondos de inversión que practican el capitalismo especulador y de corto plazo que retuercen las relaciones laborales y fomentan la deslocalización.

El volumen que manejan las guaridas fiscales es según la OCDE de 240.000 millones de dólares anuales. Durante muchos años. Ese volumen hace que las arcas públicas de todos los estados se debiliten y disminuya la progresividad fiscal. Por eso, y por la guerra a la baja en los tipos fiscales al capital, cuando no a acuerdos específicos con multinacionales, como se ha visto en el país y periodo del actual presidente de la Comisión europea, Jean Claude Juncker.

La corrupción supone un sobrecoste y aumento de la deuda pública, alrededor de 120.000 millones de euros en la Unión Europea al año en detrimento del bienestar general. Ese hurto está amparado por la impunidad de las guaridas fiscales. Lo mismo se puede decir de otros delitos y negocios ilegales, tráfico de armas y personas, narcotráfico y delitos financieros.

Pero hay un gran volumen que transita por las guaridas financieras generados por empresas de gran prestigio, sean Google, Amazon, Microsoft, Apple, o empresas extractoras en los países en desarrollo o todas las meritorias primeras empresas españolas que cotizan en Bolsa que cuentan con 891 filiales en esas guaridas. No sólo es que haya evasión fiscal delictiva, es que los rectores económicos del FMI, el G7 y la OCDE y los gobiernos que las conforman han mirado a otro lado ante las prácticas de la elusión fiscal de las multinacionales y fraude de sus potentados con la necesaria complicidad del sector financiero. Y hay billones de dólares que no han sido declarados y han dejado de contribuir al bien común durante todos estos años.

Nuestros rectores económicos y legislativos han hecho leyes que facilitan crear empresas opacas impunes y salvaguardan la falta de transparencia financiera, siendo infructuosos los últimos intentos diseñados por la propia OCDE, quizá porque entre sus miembros, los países más ricos del mundo, cuentan con una importante entramado de centros que realizan ingeniería fiscal. Que el Primer ministro británico, ‘pillado’ en los papeles de Panamá, intente distraernos de su responsabilidad con una conferencia internacional contra la corrupción y, al mismo tiempo, no contemple eliminar la opacidad de 17 centros considerados guaridas fiscales, todos de soberanía británica (Jersey, Caimán,…) ni la forma de actuar de la propia City londinense dice casi todo del cinismo de los líderes. El presidente estadounidense Obama, a través del G7 mostró su preocupación por ese ‘fenómeno’, pero no puede mostrarse escandalizado por los papeles de Panamá cuando Estados Unidos rechaza compartir información bancaria, fiscal y financiera; la legislación financiera de Panamá esta plagiada de la del estado de Delaware, que le gana en domiciliación empresarial opaca -en un solo edificio de una planta figuran domiciliadas 285.000 sociedades; y este estado, junto con Dakota del Sur, Nevada y Wyoming son más opacos que los suizos y se disponen a ser anfitriones de las sociedades y potentados asustados de la brecha informativa de Panamá.

Todo esto hace que sea perentorio que la agenda política, sindical o de desarrollo contenga la lucha contra las guaridas fiscales. Desvelar el comportamiento de dirigentes empresariales, financieros, legisladores y gobernantes es fundamental. Movilizar a las Pymes contra sus desleales competidores. Compaginar la acción local, modificando la elección de los fabricantes de los productos que consumimos y cambiando nuestras cuentas bancarias a operadores financieros que no trabajen en guaridas fiscales; variar las condiciones en los concursos públicos locales para rechazar a empresas que tengan filiales o trabajen con guaridas fiscales, como lo acaba de hacer el Ayuntamiento de Barcelona o la región de Aragón, en el Estado español y en la propia negociación colectiva interesándonos por las actuaciones de las empresas donde trabajamos y plantear en nuestras organizaciones la lucha en ámbitos internacionales, reclamando el concurso de las Naciones Unidas.

Lo más rápido y fácil sería no dar personalidad jurídica a las empresas domiciliadas en los territorios de las guaridas, o gravar sustancialmente cualquier movimiento de fondos hacia o desde esos territorios.

Hay fórmulas para eliminarlos y mejorar la base imponible de todos los países. Falta voluntad política y para ello la ciudadanía debe exigir menos distracciones y ser más exigente con empresas, legisladores y políticos. 


Fuente original: http://www.mundoobrero.es/pl.php?id=5929

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NIZA, FRANCIA. EL PERIODISMO EN LA SANGRE DE JOSÉ-JUAN CHICÓN, PERIODISTA ARAGONÉS-ANDALUZ, O, ANDALUZ-ARAGONÉS

NIZA, FRANCIA. EL PERIODISMO EN LA SANGRE DE JOSÉ-JUAN CHICÓN, PERIODISTA ARAGONES-ANDALUZ,  O, ANDALUZ-ARAGONÉS

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2 horas · 
15.07.2016



Estoy siguiendo euronews. Lo que dicen, y sus directos.
(Ya dormiré de día). A las 4 DE LA MADRUGADA es YA de MÁS DE 80 MUERTOS, al menos, el funesto balance del terrorismo que ha golpeado en Niza a quienes estaban en el Bulevard de los Ingleses, junto al mar y el Paseo más emblemático de esta ciudad -muy turístíca, situada en la Costa Azul, y mayor que Cannes- y situada próxima a la frontera italiana. Es tradicional, en toda Francia, que el 14 de Julio, día de la Fiesta Nacional francesa, las celebraciones terminen por la noche, con fuegos artificiales, En Niza, un camión de gran tonelaje, se lanzó contra la multitud que estaba contemplándolos.

A Gran Velocidad y EN ZIG ZAG!! -dato, este último, no reflejado antes en los informativos- y sin duda para matar o herir a más personas el camión consiguió recorrer 2 Kms!! -en principio en la TV que sigo dijeron, 100 metros: y es que además de la confusión existente en los primeros momentos, los periodistas, en la Radio y TV en directo, necesitamos decir algo, en las emisiones en continuidad, y nos agarramos a cualquier brizna informativa de no importa qué fuente: en contraposición, en Niza, esta última noche, desde poco después de las 11 y media, todo lo, digamos, oficial, policía, gendarmería, ambulancias, enfermeros, médicos, hospitales, regulación del tráfico, y hasta la morgue y sus forenses, estaban movilizados, primero -las ambulancias y sus equipos en dirección al Bulevard de los Ingleses, allí la valoración: está muerto; está herido grave, grave, muy grave; o está grave; o simplemente, herido; ... Y de ahí, la camilla, la evacuación, regresando desde el Bulevard de los Ingleses, que por estar en el borde del mar, no permite evacuar a nadie por calles inexistentes en esa dirección. Y tomando el camino, claro, más corto hacia el Hospital asignado en el operativo, a cada una de las ambulancias, que han quedado en caravana, entrando con el oportuno, y más rápido goteo, con el orden conveniente. Operativo y movilización que en principio era para evacuar 50 muertos y más de un centenar de heridos. La información periódistica ha seguido, hablando, de 60 muertos, de 70, y ahora, de 80 MUERTOS, cifra siempre provisional. Los HERIDOS MÁS DE UN CENTENAR. Y hasta ahí -y con esa fórmula- pueden concretar las informativos de la Tele que estoy siguiendo, Euronews, en la que tengo algunos colegas, amigos, periodistas. Más de un centenar, han seguido dieciendo en cada informativo. Hasta que en el último, ahora, han podido añadir: de esos más de 100 HERIDOS, 50 ESTÁN GRAVES.--- Así que balance provisional: a las 5 de la mañana EL BALANCE sigue siendo de MÁS DE 80 MUERTOS, MÁS DE 100 HERIDOS, Y DE ELLOS, MÁS DE LA MITAD, 50 AL MENOS, ESTÁN HERIDOS GRAVES.
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BREXIT BRITÁNICO. LOS QUE VIVEN Y SE ENRIQUECEN (Incluidos familiares, colaterales y otros colgajos) A COSTA DEL TRABAJO DE LOS DEMÁS, MUCHOS DE LOS CUALES, ADEMÁS, PASAN POR SER NUESTROS REPRESENTANTES Y DIRIGENTES, NO NOS DOMINAN CON LA VIOLENCIA (Si no les hace falta), SINO CON LA MENTIRA Y EL ENGAÑO


El eurofederalismo o la cama de Procusto

Rebelión
Oumma
14.07.2016

Traducido del francés para Rebelión por Caty R.

En la mitología griega Procusto era un bandido y posadero del Ática. Tenía su casa en las colinas, donde ofrecía posada al viajero solitario. Allí lo invitaba a tumbarse en una cama de hierro donde, mientras el viajero dormía, lo amordazaba y lo ataba a las cuatro esquinas del lecho. Si la víctima era alta y su cuerpo era más largo que la cama, procedía a serrar las partes del cuerpo que sobresalían: los pies y las manos o la cabeza. Si, por el contrario, era de menor longitud que la cama, lo descoyuntaba a martillazos hasta estirarlo para adaptarlo al tamaño del lecho. (N. de T.)


Tras el estupor provocado por la revuelta popular del 23 de junio, los dirigentes de la Unión Europea se dedican a hacer como si no pasara nada, manteniendo lo esencial –perpetuar el orden de las cosas- e intentando minimizar los daños colaterales. Haciendo de la necesidad virtud, aplican el razonamiento de la rama podrida. Para conjurar el riesgo de contagio que amenaza el inestable edificio en construcción desde hace 30 años, en la amputación de un miembro traidor solo quieren ver un inconveniente pasajero. Lo importante es que se reanuden los negocios y todo siga igual, con 27 o con 28. 

La tentación del statu quo 

Para la Comisión, saldar las cuentas del brexit permitirá reducirlo pronto al inofensivo estado de un mal recuerdo. Al precio de una mutilación cuyo perjuicio consideran superable, hay que perpetuar ad libitum el espacio mirífico del gran mercado y mantener las reglas, como si nada sustancial debiera afectarle. Por otra parte, para los que no lo hayan comprendido, Jean-Claude Juncker ha dado una clase magistral al anunciar, desde el día siguiente del referéndum británico, la continuación de las negociaciones para la instauración del libre comercio con Canadá. 

Por su parte los partidarios del federalismo se regocijan en secreto de la deserción de un Estado que constituía un apéndice de la construcción europea. Sin duda imaginan que la UE ganará en cohesión y continúan promocionando un proyecto eminentemente progresivo que consiste en impulsar la integración incluso en el momento en que un pueblo de Europa acaba de abandonarla. Dicho proyecto se basa, por cierto, en un mito tenaz que emerge en cada crisis, como una serpiente de verano, y que se presenta como la solución soñada de los descarrilamientos recurrentes de la máquina comunitaria. Ese mito tenaz, lo sabemos, es la progresiva transformación de la UE en un auténtico Estado federal en nombre de una presunta comunidad de destino entre los pueblos del Viejo Continente.

Aplastar el Estado nación 

Perspectiva radiante sobre el papel, pero al precio de un grave distanciamiento del mundo real. Ignorando toda profundidad histórica, sus partidarios hacen como si la fabricación de una entidad supranacional pudiera ganar la partida a las naciones milenarias. Borrando de un plumazo tecnocrático la historia y la geografía consideran el Estado nación, en el mejor de los casos, la piedra angular de una época pasada. Lo ven, con desdén, como una especie de supervivencia arcaica destinada a marchitarse, incluso un simple catálogo de usos y costumbres revocable a conveniencia del orden de Bruselas. 

Por eso trabajan para su desgaste. Con el rodillo compresor de la integración quieren hacer que desaparezca ese Estado nación que consideran mohoso. Para proteger al capital de los caprichos democráticos del Estado nación lo van sustituyendo pacientemente, desde hace 30 años, por un aparato en el que la obediencia a los mercados es la garantía. El Estado nación ya está privado de su moneda, su política presupuestaria está encorsetada por reglas absurdas, tiene prohibida cualquier política industrial, está sometido a directivas escamoteadas a la deliberación popular, ¡pero no es suficiente! Con nuevas transferencias de soberanía que se justificarán agitando el espantajo del populismo o blandiendo el estandarte de la modernidad, el federalismo no cesará hasta dejar el Estado nación completamente desnudo. 

La cama de Procusto 

Poco importa que la realidad histórica de los Estados nación, testimoniada por la permanencia de referentes simbólicos que definen la idiosincrasia nacional, se ignoren en el gran proyecto unificador. Las lenguas nacionales serán sustituidas por el inglés y la cultura original de la que dan fe las lenguas ancestrales pronto se diluirá en los presuntos valores comunes de una Europa entregada al becerro de oro. Como en la cama de Procusto el eurofederalismo corta todo lo que sobra. Sueña con aniquilar las diferencias nacionales y fundirlas en una amalgama insípida cuyo resultado previsible será, en el mejor de los casos, la condena de los europeos a la impotencia colectiva. 

Deseada por los arquitectos de la Unión, la impotencia no es un fallo del sistema, sino su propia esencia. Al tumbar la soberanía nacional y negar al Estado la capacidad de ejercer su política, el federalismo destruye la voluntad popular. Si un Estado no puede decidir su política no hay razón para pedir al pueblo que delibere. Los federalistas lo saben, pero no les preocupa: matar el Estado nación es matar la democracia. Porque la nación es el marco ordinario en el que un pueblo puede imponer las leyes de su elección, cambiarlas si lo considera oportuno y elegir a los dirigentes a quienes confiar la misión de aplicarlas. 

Con una estafa de la que la UE es la caricatura, los federalistas pretenden sustituir los Estados nación históricos, en los que los pueblos se reconocían, por una supranación donde nadie tiene la menor idea. En esa construcción ideológica, el quimérico proyecto del Estado federal europeo, sirve de parapeto a una demolición en regla de las colectividades de las que el Estado nación es piedra angular. En nombre de un super-Estado imaginario se pretende socavar la existencia de las formas de organización colectivas que han configurado la Europa moderna a pesar de los ataques de los agentes del capitalismo. 

El modelo estadounidense 

El hecho de que la Europa política tuviera de promotor a Jean Monnet, un hombre de negocios que trabajaba para Estados Unidos, nos recuerda que la construcción europea es un proyecto made in USA. Porque Estados Unidos siempre ha tenido como finalidad esencial someter a Europa occidental, formidable reserva de personas y mercados, a la hegemonía estadounidense. Mejor todavía, los federalistas europeos toman Estados Unidos como modelo, como si ambos continentes tuvieran historias comparables. Al hacerlo se ciegan sobre las virtudes de esta comparación. Olvidan que el vacío de los grandes espacios estadounidenses –purgados de sus recalcitrantes indígenas- es lo que dio su cohesión a Estados Unidos al permitirle absorber las sucesivas oleadas de inmigrantes procedentes del Viejo Continente. 

Si existe la nación estadounidense es porque desde el origen es una proyección de Europa hacia su propio occidente que se desplegó desde un núcleo, el noroeste de los Padres Fundadores, hacia una periferia que fue tierra conquistada. Eso es lo que ha configurado la unidad de Estados Unidos, la vacuidad del espacio. Tierra sin más historia que la futura, América ofreció la virginidad de sus fértiles llanuras a la ardua labor de los pioneros. Es mucho más fácil para una comunidad humana forjar su unidad en una geografía sin historia que en una geografía llena, en un espacio virgen que en un lugar ya saturado de sentidos. Mediante la cínica destrucción de las sociedades indias, la nación estadounidense aprovechó la oportunidad. 

La coartada federalista 

La comparación entre Estados Unidos y Europa no tiene razón. El terreno de la construcción europea está lleno de historia mientras que el de la nación estadounidense se barrió antes de usarlo. La memoria europea está llena y la de Estados Unidos busca desesperadamente llenarse. Estados Unidos se hizo con un vacío y está satisfecha de rellenarlo, Europa quiere hacerse con una multiplicidad saturada pegada a la piel. Estados Unidos se construyó sobre una geografía sin historia, Europa pretende construir su futuro, pero conservando su pasado. La idea de Europa tiene sentido, pero no el que quiere imponer a la fuerza la ideología federalista. 

En realidad el eurofederalismo no es un proyecto, sino una coartada. Es una máquina de guerra dirigida al desarme unilateral de las soberanías populares, un intento obstinado de vaciado, bajo pretextos humanistas, de lo que constituye el sustrato de la democracia moderna. Ataviada con los oropeles del pacifismo, el humanismo y el progresismo, su lógica infernal parirá inevitablemente a sus contrarios. Llevando al mínimo común denominador las voluntades populares privadas de su marco natural el eurofederalismo, si llegase a sus fines, llevaría el germen de los enfrentamientos que pretende impedir. Nada bueno para los pueblos europeos saldrá jamás de la cama de Procusto.

Bruno Guigue, en la actualidad profesor de Filosofía, es titulado en Geopolítica por la École National d’Administration (ENA), ensayista y autor de los siguientes libros: Aux origines du conflit israélo-arabe , L’Economie solidaire , Faut-il brûler Lénine?, Proche-Orient: la guerre des mots Les raisons de l’esclavage, todos publicados por L’Harmattan.

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QUIEN SEPA LEER QUE LEA.NADA MÁS



¿Por qué seguimos amando a nuestros verdugos?

14.07.2016

Más allá de los posibles pactos, de los tiempos que lleven, de quien los lidere, de las carambolas, de las abstenciones, de los acuerdos, de las traiciones y contradicciones, de las renuncias, de las imposibles pero necesarias dimisiones, de los sorpassos y las sorpresas, de los asaltos a los cielos o las bajadas a los avernos. Más allá incluso de unas nuevas elecciones; lo grave, incluso por encima de las urnas y los votos que lo validan es, que mucha gente de bien y de mal, gente que vive o malvive en este reino de España corrompido hasta médula, siga creyendo de manera bastarda en un partido que huele a cloaca, que apesta a matarratas de saldo. Que siga jaleando y dando oxígeno a un hombre gris marengo que ha convertido la democracia en un chiste sin gracia.

Lo preocupante es que millones de votos hayan apoyado y validado a corruptos, mentirosos, traidores, falsarios, tramposos, bribones y fulleros. Además de fascistas graduados de reconocido prestigio antidemocrático que nunca se fueron. Y si se fueron, lo hicieron para afilar los cuchillos. Eso es lo grave. Y lo que cuesta analizar, lo que cuesta entender y digerir como una maldición sin fin. Si fuera diputado me preocuparía eso. Pero soy un ciudadano a pie de obra. Y siento miedo, asco y vergüenza de este país enfangado pero contento con su propia inmundicia. No por sus gentes, sino por esa estrategia de sodomización social que el PP ha puesto en marcha al amparo de una crisis alargada y prolongada, como el siniestro tiempo que nos toca vivir.

Y esto es lo grave, a lo que hay que temer. Más allá de lo que se avecine, de los posibles pactos o futuros escenarios de poder y contrapoder. Más allá de los nuevos tiempos que todavía apestan a viejos. Que el miedo, convertido en arma de dominación masiva, haya inmunizado la bastarda corrupción y podredumbre en que está sumido este reino de España en bancarrota ética y moral, un país donde el bar es el mejor analgésico y donde los ricos y muy ricos disparan sus ganancias a golpe de chantaje, amenaza y coacción. Y si no, que se lo pregunten a un ministro que se hace llamar Fernández Díaz. Lo preocupante es que esos casi nueve millones de votos, muchos de ellos de obreras y obreros desclasados por imperativo legal y social, sirvan para gobernar contra sus propias vidas, contra sus propias conciencias, de clase o de los restos que queden de ella. Y esto es difícil de digerir con las herramientas de nuestro tardofordismo analítico. Pero vivimos tiempos en los que las contradicciones forman parte de nuestras convicciones. Porque mucha gente hace lo contrario de lo que siente, que vive contra su ideario perdido, que vota en contra de sí mismo o de sus intereses. Es el llamado voto prevaricado, el voto corrompido. El que mucha gente emite porque su vida también es pura contradicción, porque se mueve entre dualidad y la segmentación. Porque vivir en conciencia se ha puesto muy cuesta arriba. Y es que corren tiempos en los que la ética es una cuestión de muy mal gusto. ¿Qué por qué? Porque antes sabíamos las preguntas y las respuestas; ahora sabemos las preguntas, pero desconocemos las respuestas. Y ahí, nos perdemos todos. En ese pantanal de dudas azuzado por los miedos. Especialmente en aquellos sectores de población sobre los que la dominación más subjetiva y el control de sus vidas se ha hecho más incisivo y despiadado a través de los diversos controles sociales y económicos. Así que esto es lo grave, que el baile feliz del PP de la noche electoral se hubiera celebrado sobre los cimientos del supermercado en ruinas en que se han convertido nuestras vidas. Y que siga la fiesta como si nada ocurriera. Como si ahora la diversión consistiera en ver trabajar a los enterradores. Eso es lo grave. Que tengamos que reconocer que una gran parte de esos casi nueve millones de votos no quieren frenar la caída hacia el atolladero, que no quieren cambiar el rumbo de su destino, que desean ser cautivos y que siguen amando a sus verdugos. Pero aún es más grave que, como dice Santiago Alba Rico: “la mitad larga de España no cree ni en la ética ni en la democracia y, en este sentido, y al contrario de lo que habíamos empezado a creer algunos con emoción y con orgullo, indica que nuestro país no se diferencia tanto del resto de Europa”.

Y es que si no se cree en la ética, ni se ejerce, y tampoco en la democracia, porque tampoco se ejerce, habrá que pensar en qué país se vive y para quién se vive. Y sobre todo a qué coste vital. Porque si hemos banalizado hasta la extenuación la corrupción, el fraude, el chanchullo a gran escala, y de la cloaca hemos hecho el abrevadero diario de nuestra sed, entonces, entonces, algo muy grave esta a punto de ocurrir. Aunque sepamos de antemano que nunca pasa nada y eso nos consuele. Pero pasa. Y mucho.

Así que deberíamos empezar a preocuparnos. Porque esto es la antesala de un nuevo terror de diseño. Y es que como comentó en cierta ocasión Monika Zgustova – respecto a la teoría de Hannah Arendt sobre la banalidad del mal enmascarado en la figura del nazi Eichmann, del cual Arendt insinuó que era un hombre de tantos- “Yo no lo pongo en duda. No solo Eichmann, todos los jerarcas nazis eran unos tipejos de una banalidad del todo demostrable. Más que a un partido político, Alemania cedió el poder a una cuadrilla de gángsteres absolutamente banales, como pensaba Brecht. Que además fuesen antisemitas no debe asombrarnos. El antisemitismo era en aquel entonces algo normal”.

Zgustova nos ilustra, nos da la pista. Porque estos gánsteres que nos gobiernan, los mariocondes, los barcenas, los fabras, los urdangarines , losgúrteles, púnicos, y demás tribu pepera, juzgados y enjuiciados en cientos de causas, han banalizado la mentira y la corrupción. Y si en Alemania el antisemitismo fue algo normal, en este reino de España la corrupción se ha convertido en una práctica institucionalizada y aceptada como norma de convivencia democrática. Y esa banalización impide que la gente sea honesta consigo misma. Pero esta trivialización no lo explica todo. Hace falta que funcionen otros mecanismos de seducción y dominación: el miedo paralizante, que nos ciega como un relámpago negro, la perdida de seguridades sociales, la desvinculación vecinal y familiar, el incremento de las enfermedades de salud mental, la desafección política, la rotura de puentes comunitarios, la individualización salvaje vía control de nuestras subjetividades y la autodominación biopolitica de nuestras vidas. Porque no lo obviemos, la precariedad y la pobreza no son la excepción en un contexto de la crisis. La precariedad y la pobreza se han convertido en la norma, en el instrumento para gobernarnos. Con este gazpacho no es uno justifique la rederechización del panorama, pero trata de entenderlo. Y solo si lo entendemos y lo identificamos, podemos abordar soluciones. Soluciones que pasan por recuperar la cuerda que nos impida ir derechos al precipicio. Servidor sabe, por los años, que hay dos opciones: servir consciente o inconscientemente a este modelo neoliberal autoritario de control sobre nuestras vidas o romper con ello. Yo no sé si para frenar esto hay que desenchufarse de España o romperla en mil pedazos. No lo sé. Y la otra opción, hay que mantener al máximo la unidad entre las izquierdas varias y variadas, mixtas o mixturadas y aderezadas de movimientos populares puntuales o estables que alimenten proyectos de lucha y contrapoder. Que encuentren líneas de fuga. Y mientras tanto, no dividirnos más. Aunque suene a viejo slogan. En estas deberíamos estar ante esta amenaza brutal de la ultraderecha española y europea. Para no seguir amando a nuestros verdugos.

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