domingo, 3 de julio de 2022

El régimen de incendios del continente europeo ha experimentado un cambio sin precedentes

 

 

El régimen de incendios del continente europeo ha experimentado un cambio sin precedentes

TERCERAINFORMACION /  01.07.2022

Las zonas afectadas por los fuegos se encuentran en el sur, centro y norte del continente, pero este cambio histórico en el régimen de incendios de Europa es más intenso en el área del Mediterráneo y está relacionado con la crisis climática. Así lo revela un estudio liderado por el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales.


Se ha detectado por primera vez que el reciente aumento del riesgo de incendio por las condiciones meteorológicas se traduce en un aumento muy significativo de las emisiones de CO2 asociadas al fuego en periodos de extremo calor y riesgo de incendio en verano. / EFE/José Luis Cereijido

Existe un cambio sin precedentes en el régimen de incendios del continente europeo relacionado con el cambio climático. Esta es la principal conclusión de un estudio publicado en la revista Scientific Reports y dirigido por el investigador del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) Jofre Carnicer. Los científicos han detectado veranos y primaveras con valores de riesgo de incendio sin precedentes durante los últimos años, por lo que muchas zonas de Europa meridional y del Mediterráneo alcanzan condiciones extremas y propicias al fuego. Estas situaciones adversas son cada vez más frecuentes debido al aumento de las olas de calor y la sequía hidrológica.

“Este aumento del riesgo extremo es bastante reciente y en momentos críticos supera la capacidad de extinción del fuego de las sociedades europeas, provocando mayores emisiones de COasociadas al fuego en veranos extremadamente cálidos y secos”, puntualiza Carnicer.

Los bosques y los sumideros de carbono, amenazados

la investigación vincula el aumento del riesgo de incendio con un mayor número de emisiones de CO2 causadas por el fuego, que han sido medidas en observaciones de satélite por todo el continente europeo. Este fenómeno se da en la Europa mediterránea, pero también en la Europa más fría, septentrional y boreal, que posee importantes reservorios de carbono en la tundra y los bosques boreales.

Las estimaciones del riesgo de incendio basadas en datos meteorológicos y de detección por satélite de los impactos del fuego han cambiado en los últimos años. Se detecta por primera vez que el reciente aumento del riesgo de incendio por las condiciones meteorológicas se traduce en un aumento muy significativo de las emisiones de CO2 asociadas al fuego en periodos de extremo calor y riesgo de incendio en verano.

“Las zonas boscosas y montañosas del sur y centro de Europa son las áreas donde se detectan los mayores aumentos del riesgo de incendio”, apunta Carnicer. “Estas zonas son grandes reservorios de carbono que estarían amenazados por el fuego, como la cordillera de los Pirineos, los macizos Ibérico y Cantábrico en España, los Alpes, el macizo central francés, los Apeninos italianos en Europa central, y las montañas de los Cárpatos, los Balcanes, el Cáucaso y el Póntico en el sureste de Europa”.

El estudio proporciona también mapas continentales de riesgo de incendio actuales y predice la evolución de dicho riesgo en Europa hasta el año 2100, teniendo en cuenta la posibilidad de diferentes trayectorias de cambio climático (2 ºC, 4 ºC) y de reducción de las emisiones de CO2.

Las conclusiones apuntan a que los regímenes de incendios pueden cambiar rápidamente en regiones de la Tierra afectadas por el cambio climático, como las zonas mediterráneas, eurosiberianas y boreales de Europa”, indica Carnicer.

“Los aumentos más significativos del riesgo de incendio afectarán a zonas del sur de Europa que tienen bosques y sumideros de carbono que son claves para la regulación del clima”, continúa el investigador. “Los bosques del continente europeo absorben anualmente cerca del 10 % de las emisiones totales de gases de efecto invernadero. En concreto, captan unos 360 millones de toneladas de CO2 al año, una cantidad superior a las emisiones de un país como España, con un valor de alrededor de 214 millones de toneladas”, continúa.


Cambio previsto en los riesgos de incendio para las próximas décadas, hasta 2100, en función de los esfuerzos para reducir las emisiones de dióxido de carbono.. / Universidad de Barcelona

Un reto ante la nueva estrategia forestal europea

El aumento del riesgo de incendio descrito en el estudio supone un reto para el desarrollo y la aplicación de la nueva Estrategia forestal europea, que propone mantener una reducción anual de al menos 310 millones de toneladas de CO2 por parte del sector forestal y agrícola en 2030 en Europa. Como consecuencia, el aumento detectado del riesgo de incendios podría poner en peligro las estrategias de descarbonización basadas en los usos del bosque y el territorio agrícola si no se adoptan estrategias de gestión forestal efectivas que disminuyan el riesgo de incendio”, destaca Jofre Carnicer.

Además, el aumento del riesgo de incendio podría constituir un mecanismo de retroalimentación positiva del cambio climático, en ciclos progresivos de calentamiento, aumento del riesgo de incendio y de mayores emisiones de CO2 causadas por el fuego.

“En este contexto, reducir las emisiones de COde forma drástica en las próximas dos décadas (2030 y 2040) es clave para alcanzar un menor riesgo de incendios en el futuro en Europa y globalmente”, concluye el experto.

Jofre Carnicer forma parte del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) y del Consejo Nacional del Clima en España. Es uno de los autores del Sexto informe de evaluación del Grupo de Trabajo II del IPCC presentado en febrero de 2022. El trabajo revelaba los impactos del cambio climático en los ecosistemas y las sociedades a escala global, los riesgos ambientales y sociales previstos para las próximas décadas y las opciones de adaptación disponibles para reducir las consecuencias del cambio climático.

Referencia:  

Carnicer, J. et al. “Global warming is shifting the relationships between fire weather and realized fire-induced CO2 emissions in Europe”Scientific Report, junio de 2022.

Fuente: SINC

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ALEMANIA: la patronal insta a evitar el embargo del gas a Rusia

 

ALEMANIA: la patronal insta a evitar el embargo del gas a Rusia

Avisa de que “la crisis del gas” tendrá un costo de millones de puestos de trabajo y una recesión económica.


INSURGENTE.ORG / 2 julio 2022

 


Una interrupción del suministro de gas ruso tendría consecuencias catastróficas. La industria alimentaria y, por tanto, también la agricultura se verían particularmente afectadas. Así lo demuestra un estudio actual encargado por la Asociación Empresarial de Baviera (AEB).

 

«El fin abrupto de las importaciones de gas ruso también tendría un impacto significativo en la mano de obra alemana. En total, unos 5,6 millones de empleos se verían afectados por las consecuencias», afirma Bertram Brossardt, director general de la AEB.

Según esto, no se cubriría ni la mitad de la demanda de gas de la industria debido a las cantidades mínimas legalmente definidas en las instalaciones de almacenamiento de gas y al suministro de clientes prioritarios. El valor añadido de las industrias directamente afectadas caería un 3,2%, lo que corresponde a una pérdida de unos 49.000 millones de euros. «Sectores como la industria del vidrio o la transformación del acero se ven especialmente afectados; ahí tenemos que asumir que el valor añadido caerá casi un 50%.»

Lo mismo ocurre con las industrias química, cerámica, alimentaria, textil y de impresión. Aquí las pérdidas de valor añadido superan el 30%», explica Brossardt. Según el estudio, las pérdidas de producción que se prevén, en caso de interrupción del suministro, tienen también consecuencias indirectas que tendrían un impacto aún mayor en la economía de Alemania: la escasez de gas natural provoca efectos dominó. En el escenario del estudio, llegamos a un descenso del valor añadido de otros 144.000 millones de euros (-9,4%).

«Las interrupciones en las cadenas de producción y suministro intensamente interconectadas tendrían, por tanto, un impacto aproximadamente tres veces mayor en todos los sectores en comparación con las consecuencias directas. En total, esto supone una pérdida de valor añadido de 193.000 millones de euros», afirma Brossardt.
Según la evaluación de la AEB, es evidente que una parada del suministro nos llevaría a una recesión, con todas las consecuencias que ello tendría para el empleo y la cohesión social en nuestro país. Por ello, la AEB insta a evitar, en la medida de lo posible, un embargo de gas natural.

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UCRANIA incendia campos de trigo; luego nos dicen que Rusia quiere provocar una hambruna mundial. [Con el debido respeto, admiración y lo que le cuelga, a los señores del capital y a toda la santa compaña que a su servicio se dedica a tergiversar los hechos para deformar la realidad y así poder engañar a la opinión pública, verbo engañar: él me engaña, vosotros me engañáis y ellos me engañan (¡y una mierda que SUS comáis que yo no me dejo engañar!): criminales y malas bestias hijas de la grandísima puta. Punto.]

 

UCRANIA incendia campos de trigo; luego nos dicen que Rusia quiere provocar una hambruna mundial


Acusan a Rusia un día sí y otro también de “jugar” con el trigo para causar una hambruna a nivel planetario. Pero resulta que existen demasiadas pruebas de que quien procura ese escenario es el Gobierno neonazi de Ucrania y los gobiernos occidentales que le apoyan.

 

INSURGENTE.ORG / 3 julio 2022

 

Imagen de archivo

Prácticamente todos los días escuchamos o leemos que Rusia pretende provocar una hambruna mundial. Ante la más que probable posibilidad de que la hambruna llegue finalmente a golpear a amplias capas de los habitantes del planeta Tierra (en realidad, el hambre nunca ha dejado de golpear, y lo ha hecho de manera sistemática con la mano del capitalismo y el imperialismo), hace rato que buscan al culpable: Rusia y su presidente Putin. Pero no todo es como la chusma mundial nos lo cuenta a través de sus mentiros y tergiversadores medios de (des)información.

Acusan a Rusia un día sí y otro también de “jugar” con el trigo para causar, como ha quedado dicho, una hambruna a nivel planetario. Pero resulta que existen demasiadas pruebas de que quien procura ese escenario es el Gobierno neonazi de Ucrania y los gobiernos occidentales que le apoyan.

En el vídeo que facilitamos a continuación se puede observar a un helicóptero del ejército ucraniano (las dos franjas blancas en la cola les delata) prendiendo fuego a un campo de trigo que ya estaba listo para ser cosechado.

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Escrivá y la carencia de mano de obra

 

Los planteamientos de Escrivá parecen dictados por la patronal y resultan bastante impresentables cuando existen tres millones de parados. Tiene razón la ministra de Trabajo cuando les espeta como solución a los empresarios que suban los salarios.


Escrivá y la carencia de mano de obra


Juan Francisco Martín Seco

El Viejo Topo

3 julio, 2022 

 

Parece ser que los hosteleros están muy preocupados porque no encuentran trabajadores para esta temporada. Todo ello resulta paradójico en una sociedad que tiene tres millones de parados. El problema no es exclusivo de este sector. Al menos se da en otros dos, el del transporte y el agrícola y ganadero, incluso también en el de la construcción. La queja de los empresarios es bifronte. En primera instancia, necesitan personal sin más; en segunda derivada, personal cualificado. Nunca se sabe cuándo se refieren a una u otra necesidad.

En determinados oficios la carencia de personal puede tener su origen en la falta de cualificación. La coexistencia con tres millones de parados es posible únicamente por la desconexión entre oferta y demanda en el mercado laboral. Existe desde antiguo un problema cultural. Los trabajos manuales están infravalorados y, por lo mismo, peor retribuidos. Todo el mundo quiere ser médico, abogado, ingeniero o al menos empleado en una oficina o un ministerio.

La expansión de las universidades ha generalizado los estudios universitarios, creando un número mayor de titulados de los que la sociedad necesita, mientras se ha abandonado la formación profesional. Los exámenes de selectividad han pretendido ordenar la enseñanza de manera que se compaginasen las necesidades sociales con las preferencias de los alumnos. La irrupción de las universidades privadas ha desequilibrado de nuevo el escenario, originando la injusticia de que aquellos que posean capacidad económica puedan estudiar la carrera que deseen tengan la calificación que tengan.

Pero la falta de personal en estos sectores no afecta únicamente a la cualificación profesional, sino a la mano de obra sin más, en general. Como siempre, la contestación ofrecida desde el Gobierno ha sido dual. Por una parte, el ínclito Escrivá, que cuenta con la adhesión entusiasta de la cúpula empresarial, plantea abrir de par en par las puertas del mercado laboral a la emigración. Se supone que lo formula no como solución a la falta de cualificación profesional (la gran mayoría de los emigrantes no tendrán mayor formación que los parados españoles), sino a la carencia de mano de obra en general. Por otra parte, la ministra de Trabajo ha replicado a los empresarios, remedando a Biden: “Suban los salarios”. La patronal ha contestado inmediatamente y ha tildado de simplista la repuesta de la ministra. Sin embargo, en esta ocasión la ministra tiene al menos su parte de razón, aunque también es verdad que la cosa es más compleja.

Los cuatro sectores señalados tienen en común ser oficios muy duros con jornadas prolongadas e irregulares, amén de ser muchos de ellos trabajos de carácter estacional, con poca seguridad, y la vivienda constituye un fuerte impedimento a la movilidad. La demanda de estos trabajos no solo depende del nivel salarial, sino de las condiciones laborales. Bien es verdad que casi todo se puede compensar con subidas en las retribuciones. Pero ahí nace un factor nuevo que es el de la productividad y que puede limitar los salarios. Ningún empresario contratará a un trabajador más si el incremento en los ingresos no compensa el coste añadido de la contratación.

Es importante añadir que la productividad de la que estamos hablando hay que considerarla en términos monetarios, no en términos reales. En este sentido, no hay incremento de la productividad, aun cuando con el mismo número de trabajadores se consiga una producción mayor, si el importe obtenido por las ventas de todas las unidades producidas no varía. Y viceversa, la productividad puede incrementarse aun produciendo lo mismo si los precios de venta se incrementan. Es decir, que los salarios podrían aumentar si lo hacen al mismo tiempo los precios. Esta es una condición suficiente, pero no necesaria. Las retribuciones pueden subir sin que necesariamente tengan que hacerlo los precios, siempre que el excedente empresarial tenga holgura para asumir el incremento.

En estas coordenadas es fundamental considerar las características de cada sector concreto. Aquellos sometidos a la competencia exterior como el agrícola, o incluso el del transporte, tendrán muy poco margen. Al pertenecer a la Unión Europea, difícilmente podrán subir los precios sin perder cuotas de mercado. La situación es más ambigua en la hostelería. No parece que soporte una gran competencia exterior. Es cierto que puede haber países que puedan competir con España en el ámbito turístico, pero es una competencia global y es muy posible que cada empresario considere que no le afecta individualmente, sobre todo a corto plazo. En principio, no tendría que haber inconveniente en que los empresarios subiesen los salarios simplemente subiendo los precios. De hecho esto último ya lo están haciendo, con lo que el aumento de retribuciones solo precisa de la reducción del excedente empresarial, y lo mismo cabe afirmar de la construcción.

Hay, no obstante, en algunas circunstancias una limitación más para esta subida. La demanda. Un aumento de los precios puede disminuir esta variable, con lo que los ingresos podrían quedar iguales o incluso en ciertos casos reducirse. La baja productividad que últimamente presenta la economía española en parte puede tener su explicación en el exceso de la oferta sobre la demanda, lo que genera una infrautilización de la capacidad productiva de empresas y asalariados. La dificultad en encontrar empleo lleva a muchos trabajadores a montar su propio negocio. Ese exceso conduce a que muchas de las nuevas empresas creadas, o bien las antiguas, no sean viables. Es fácil observar en el pequeño comercio, incluyendo bares y restaurantes, cómo se abren y cierran locales con cierta celeridad. No hay demanda para todos.

Pero, ante ello, la única solución es adecuar la oferta a la demanda, de manera que desaparezcan las empresas o comercios zombis, y se mantengan únicamente los viables. Lo contrario es distorsionar el mercado y presentar una faz mendaz de él, manteniendo la subactividad y el subempleo y casi el paro encubierto, con una baja productividad que conducen a salarios y beneficios muy reducidos.

Ante la carencia de trabajadores para determinadas profesiones, en parte tiene razón la ministra cuando les espeta como solución a los empresarios que suban los salarios; lo que será posible en muchos casos, en aquellos en los que los empresarios obtengan un abultado excedente empresarial suficientemente generoso, puesto que la contrapartida será exclusivamente la obtención de menores beneficios. En otros casos, la única forma de subir los salarios será elevando los precios, y aunque esto último no siempre es posible, en la mayoría de los casos, sí lo es.

Desde luego la solución no puede venir de crear una economía dual, tal como propone Escrivá. Se pretende consolidar unos sectores con salarios tan bajos que expulsarán a los trabajadores españoles. Sectores que se quieren mantener a base de traer emigrantes dispuestos a aceptar las condiciones laborales más desfavorables.

En España existe ya un ejército de reserva (más de tres millones de personas) que tiran hacia abajo las retribuciones de los trabajadores. Con la Unión Europea, ese ejército de reserva se ha ampliado sustancialmente al existir movilidad de la mano de obra y un extenso abanico entre los salarios de los países miembros. Hay Estados como Luxemburgo, Alemania, Austria, Bélgica, Holanda y Dinamarca que están por encima de los 50.000 euros anuales de salario medio; otros como Eslovaquia, Rumanía, Polonia y Grecia que no llegan a los 15.000 euros; en medio se encuentran países como España, alrededor de los 26.000 euros.

En un mercado único como el europeo esas diferencias en los salarios no crean demasiados problemas si los países están especializados en producciones diferentes, pero la situación se complica si existe competencia entre ellos por tener outputs similares. Es más, los acuerdos de la Unión Europea con terceros países fuerzan a determinadas economías a mantener en ciertos productos los precios y, por lo tanto, los salarios, salarios tan bajos que no tienen ninguna atracción para los nacionales. Es lo que ocurre en algunas producciones de la agricultura, como la de la fresa, que todos los años se precisa traer temporeros del exterior para recolectarla. Es una situación claramente extraña y poco coherente, pero de una superación difícil mientras permanezcamos en la Unión Europea.

Ahora bien, extender esta solución y generalizarla, tal como quiere hacer Escrivá, no tiene ninguna justificación. Como si no fuese suficiente un ejército de reserva de tres millones de parados, se quiere ampliar a los trabajadores de todo el mundo, dispuestos a aceptar las peores condiciones laborales posibles. No hay nada que impida la subida de salarios en la hostelería o en la construcción, como no sea el deseo de los empresarios de contar con una mano de obra barata y cautiva. En muchos casos la subida de las retribuciones podrá enjugarse reduciendo el excedente empresarial, pero si no, siempre queda el recurso de elevar los precios. De hecho, muchos ya los han elevado. La hostelería y la construcción no están sometidas a ninguna competencia exterior. La manifestación de la ministra de Trabajo tiene toda su lógica, si no encuentran personal, lo que deben hacer es elevar los salarios y mejorar las condiciones de trabajo.

Los planteamientos de Escrivá parecen dictados por la patronal y resultan bastante impresentables cuando existen tres millones de parados. Condenar a que una parte importante de la economía funcione basándose exclusivamente en la baja productividad y en unas condiciones laborales tan deterioradas que la vedan a los trabajadores nacionales no tiene ningún sentido.

Bien es verdad que al ministro de la inclusión social no parece interesarle demasiado el problema del paro. Debe de creer que lo ha solucionado con su ingreso mínimo vital. Es por eso por lo que ha defendido que el problema de las pensiones se soluciona con el retraso en la edad de jubilación, incluso gratificándolo, y con la llegada de emigrantes. Esta estrategia tendría sentido si estuviésemos en una economía de pleno empleo, o con unas tasas de paro fuesen muy reducidas, pero con los datos actuales parece bastante incongruente. Después se extrañarán de que Vox tenga cada vez más votantes.

Artículo publicado originalmente en Contrapunto.

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