viernes, 28 de enero de 2022

Carta abierta del MINH de Puerto Rico al Rey de España, Felipe VI, ante su visita a la isla

 

Carta abierta del MINH de Puerto Rico al Rey de España, Felipe VI, ante su visita a la isla

 

Diario octubre / enero 28, 2022

Final del formulario

Señor Rey de España, Felipe VI:

 

Su llegada a Puerto Rico, motivada según la información oficial por la invitación que le fuera hecha a usted por el alcalde de San Juan, señor Miguel Romero, resulta altamente impertinente, precisamente por la razón ofrecida para concertar esa visita, es decir, la conmemoración del 500.º aniversario de la fundación de la ciudad de San Juan.

Usted mismo se ha encargado, en sus expresiones públicas, de confirmar el verdadero propósito de su viaje a Puerto Rico: razones comerciales y financieras. No con Puerto Rico sino con Estados Unidos, con cuyo gobierno tuvo que coordinarse este viaje pues, usted lo sabe bien, la condición colonial de Puerto Rico le impide decidir quién entra o quién sale del país, le prohíbe llegar a acuerdos comerciales internacionales, no puede recibir oficialmente jefes de Estado ni cuenta con personalidad jurídica internacional para esos y otros asuntos.

De forma, señor Rey, que los quinientos años de la ciudad de San Juan son realmente una excusa conveniente para acercarse a sus socios admirados, los mismos que derrotaron a sus antecesores reales hace 123 años en la Guerra Hispano-Cubano-Americana, como consecuencia de lo cual le entregaron Cuba y Puerto Rico a EEUU, en calidad de botín de guerra.

Puerto Rico era la primera colonia española con la que se topaban los barcos provenientes de la Península hacia América – vacíos – y la última con la que se conectaban en la ruta hacia Madrid, cargados de toda la riqueza saqueada a nuestros pueblos.

No es casualidad que, además de imponernos el castellano y el cristianismo como lengua y religión de conquista, nos dejaron una ciudad amurallada y dos fuertes militares, no escuelas, universidades, hospitales o centros culturales.

La ciudad de San Juan fue edificada por los conquistadores que estaban bajo las órdenes de sus antecesores imperiales, con el propósito de establecer un enclave colonial dirigido a garantizar la seguridad de las embarcaciones y personas que participaban en el saqueo de América. Fueron las manos y las vidas de miles de esclavos, indígenas y trabajadores pobres los que levantaron esta ciudad. Es el pueblo nuestro el que, con gran valor y patriotismo, ha forjado a Puerto Rico, a contrapelo de los designios imperiales de Madrid y Washington.

Son ellos y ellas quienes merecen el homenaje, no el descendiente de una monarquía depredadora y mezquina.

Para colmo de la desvergüenza, señor Rey, usted anuncia la intención de premiar con sendas condecoraciones al gobernador colonial-anexionista Pedro Pierluisi y al alcalde colonial-anexionista de San Juan. Ambos representan la negación de Puerto Rico como nación caribeña y latinoamericana. Ambos aspiran a que Puerto Rico desaparezca como sociedad antillana y se convierta en un apéndice de EEUU. A semejantes sujetos está premiando usted, señor Rey, todo por haber servido de facilitadores en sus gestiones comerciales y financieras con Washington.

En otras circunstancias usted podría ser bienvenido en nuestra Patria. Pero llegar desde el anacronismo monárquico que usted representa, a esta tierra que más de medio milenio después todavía lucha por su derecho inalienable a la autodeterminación e independencia, a validar con su presencia y sus expresiones el anacronismo colonial, el anexionismo y a rendir pleitesías al Gobierno de Estados Unidos, es definitivamente inadmisible.

Usted, señor Rey, no es bienvenido en Puerto Rico.

Comité Nacional del

Movimiento Independentista Nacional Hostosiano (MINH)

Ángel Rodríguez León, Julio A. Muriente Pérez

Co-Presidentes

23 de enero de 2022

VÍA:atalayaroja.wordpress.com

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Las principales características del método dialéctico

 

Las principales características del método dialéctico

DIARIO OCTUBRE / enero 27, 2022



El método de análisis marxista es el materialismo dialéctico, un método que parte de la existencia del mundo material al margen de la conciencia humana, entendiendo todo aquello que ocurre en la realidad, todos sus fenómenos, en su interconexión y en proceso constante de cambio.

La dialéctica presenta una serie de rasgos principales:

1.      La dialéctica entiende los objetos y fenómenos como elementos vinculados unos a otros, relacionados y condicionados entre sí. Entender esos fenómenos de forma aislada, como departamentos estancos nos dificulta entenderlos. Los fenómenos se ven afectados por su contexto, por todo aquello que lo rodea en el espacio y tiempo. Aplicado al ámbito social, esto supone que entender un movimiento o estructura social es imposible sin estudiar las condiciones en las que ha surgido y desarrollado.

2.    La dialéctica entiende la realidad en constante cambio y movimiento. No hay fenómenos u objetos inmutables, sino que están en constante transformación. Aplicado a la sociedad, esto nos lleva a entender cualquier régimen social, cualquier idea sobre la forma de organización social como temporal, cambiante y propia de su tiempo, lejos de poder ser entendidas como algo eterno e inmutable. Lo que hoy está en plena vigencia, mañana estará obsoleto y será sustituido por lo nuevo.

3.    La dialéctica concibe el cambio en los fenómenos y objetos como fruto de la acumulación de pequeños cambios cuantitativos, que tomados en conjunto dan lugar a saltos de calidad, cambios profundos y acelerados que transforman esos fenómenos en algo sustancialmente diferente. En el ámbito social, se dan momentos históricos de transformación acelerada y radical de las sociedades, dando lugar a nuevas formas sociales cualitativamente diferentes: las revoluciones.

4.    La dialéctica entiende que el proceso de cambio es impulsado por fuerzas contradictorias que conviven internamente en el fenómeno u objeto. La confrontación entre ambas tendencias es lo que impulsa el cambio. Socialmente, entendemos que las sociedades están trufadas de contradicciones, una de las cuales es la fundamental en cada momento histórico (que no la única); el desarrollo de esas contradicciones sociales es lo que entendemos como lucha de clases.

Al contrario que otros filósofos anteriores -especialmente Hegel- Marx y Engels entendieron la dialéctica de un modo materialista, es decir, partiendo de la naturaleza como algo material y tangible, que posee una existencia independiente de nuestro pensamiento. Todo lo existente es materia en movimiento, sometida a constante cambio según las leyes dialécticas. Una realidad material que es cada vez más cognoscible gracias al desarrollo científico y tecnológico, con el criterio de práctica como elemento último de la verdad: en última instancia, contrastar nuestras proposiciones con la propia realidad es lo que nos permite demostrar la veracidad de nuestros postulados teóricos.

FUENTE: unidadylucha.es

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Movimiento de pensionistas vasco: el valor de perseverar en el empeño

 

Movimiento de pensionistas vasco: el valor de perseverar en el empeño

 

Por Mikel de la FuenteJosu Egireun | 

Rebelion / España

27/01/2022 | España

 


Fuentes: Viento Sur

El movimiento de pensionistas de Hego Euskal Herria (País Vasco Sur) sigue en pie. Cuatro años después de emerger con fuerza (aún siguen vivas en la retina las multitudinarias movilizaciones del 17 de marzo de 2018), ni determinados conflictos internos ni las dificultades planteadas por la pandemia o la aprobación de las Recomendaciones del Pacto de Toledo por el parlamento en octubre del 2020 han llevado a que el movimiento abandone la calle. No sólo a través de las concentraciones semanales en las 4 capitales y en 70 municipios de la geografía vasca, sino también encadenando, uno año sí y el otro también, iniciativas de movilización más amplias (como la huelga general del 30 de enero de 2020) en consenso con el movimiento social y sindical.

La última, el pasado 15 de enero, cuarto aniversario del nacimiento del movimiento actual, en el que 15.000 personas salieron a la calle en defensa de un sistema público de pensiones, de unas pensiones dignas, para exigir una sanidad pública y de calidad (centros de atención primaria, urgencias) y servicios socio-sanitarios  de residencias y atención domiciliaria a personas dependientes, etc. y en apoyo solidario a los trabajadores y trabajadoras en defensa de unos empleos de calidad con salarios dignos, que no se ven garantizados por la reforma laboral promovida por el gobierno español.

Una movilización basada en la unidad, la pluralidad y el respeto a la diversidad, en el que se reconocía un amplio espectro social: la mayoría del movimiento sindical (ELA, LAB, ESK, Steilas -enseñanza-, Etxalde -campesino-, Hiru -transporte-, CGT-LKN y CNT), diversos colectivos juveniles, Asociaciones de Familiares de usuarios de residencias (Babestu de Bizkaia y Araba, Gipuzkoako Senideak e Irauli Zaintza de Gipuzkoa) así como varios colectivos feministas. Una movilización que contó, también, con el apoyo y la solidaridad de plataformas y movimientos de pensionistas del resto del Estado español (ASJUBI40, COESPE, MADPP y FOAM de Andalucía, MODEPEN de Galicia, UNIDAD COESPE, Plataformas de Pensionistas de Badajoz y Móstoles), Pensionistas de Badalona y de la Coespe de Andalucía.

Por ello, frente a determinados pájaros de mal agüero que desde 2019 se empeñan, un año sí y el otro también, en proclamar el ocaso del movimiento o su carácter testimonial, porque las movilizaciones no alcanzan la cuota de las 115.000 personas que se movilizaron el 17 de marzo de 2018, la perseverancia de este movimiento tiene un valor inestimable.

En primer lugar, porque en nuestro entorno no se conoce ningún otro movimiento social que mantenga viva la llama de sus reivindicaciones movilizando en torno a 5000 y 6000 personas todas las semanas, y más de 12.000 en las manifestaciones provinciales que se realizan casi mensualmente, como lo hace el movimiento de pensionistas vasco.

En segundo lugar, porque sin esta perseverancia, sin esta sabia tozudez, sin la comprensión de que la fuerza de las reivindicaciones no sólo depende de que sean legítimas, sino de que haya una masa social que las defienda, una reivindicación tan justa como elemental (la exigencia de una pensión mínima de 1080 € para dignificar la vida de las y los pensionistas), así como otras tendentes a mejorar sustancialmente las pensiones de mujeres o el escándalo de unas pensiones que no permiten llegar a final de mes a muchas personas pensionistas, habría desaparecido de la escena pública hace tiempo.

En tercer lugar, porque sólo a través de su persistencia en el tiempo el movimiento ha logrado consolidar un amplísimo consenso social y ampliar su tabla reivindicativa, que hoy en día abarca al conjunto de las condiciones de vida de las personas mayores: desde un sistema de salud digno, hasta una política de cuidados que responda a las necesidades de la población, sin olvidar un sistema de residencias público que hoy en día está más orientado al beneficio privado que a la atención a la gente.

Por último, el valor de perseverar en la movilización reside, sobre todo, si miramos al futuro. Si el movimiento de pensionistas hubiera plegado velas tras el respaldo parlamentario a las Recomendaciones del Pacto de Toledo, ¿alguien piensa que en un futuro próximo sería posible levantar un movimiento masivo en defensa de sus reivindicaciones? Sería perder de vista que si hace cuatro años se expresó con fuerza el movimiento de pensionistas en la calle, aquellas movilizaciones no caían de cielo. La convocatoria de las movilizaciones a través de redes sociales, que todo el mundo cita para marcar el punto de partida del movimiento actual, caía sobre terreno abonado. El hartazgo social de las y los pensionistas que se pusieron de manifiesto en aquellas movilizaciones no se puede desligar del trabajo paciente que a lo largo de 10 años desarrollaron las Plataformas de pensionistas de Euskal Herria, ni de  otras iniciativas como la que  logró impulsar una Iniciativa Legislativa Popular con el respaldo de 71.400 firmas en la Comunidad Autónoma Vasca y 8.000 en la Comunidad Foral de Navarra.

Así pues, más que proclamar su ocaso, la pregunta que hay que hacerse hoy es si hay razones para seguir movilizándose y seguir construyendo y consolidando el movimiento de pensionistas. Y esas razones siguen existiendo hoy con más fuerza aún que hace cuatro años.

Los tres pilares del movimiento

Sin duda, el elemento central que explica la existencia de este movimiento y que se siga movilizando en la calle es la precaria situación de las pensiones y el progresivo desmantelamiento del sistema público de pensiones. A fecha de hoy y a pesar de haber hecho soltar por los aires el límite de aumento anual del 0,25% impuesto por el gobierno de Rajoy, la situación de la mayoría de los 9.916.000 pensionistas sigue siendo dramática (de los que casi seis millones cien mil, es decir, más del 60%, no alcanzan los 1000 euros mensuales de pensión), sin que el gobierno de coalición PSOE-UP, ni las los gobiernos de Gasteiz e Iruña (que podrían completar las pensiones conforme a las competencias de sus Estatutos de Autonomía para situarlas en los 1080 euros exige el movimiento) respondan favorablemente a sus demandas. Una situación que al término del año 2021 se va a ver especialmente agravada con la inflación acumulada, que de golpe reduce drásticamente el aumento de pensiones ya que la nueva fórmula de revalorización basada en la media interanual de aumento del IPC, reduce ese aumento para el 2021 al 2,5% frente al 5,5% que correspondería conforme al criterio anterior basado en la inflación acumulada de diciembre de 2020 a noviembre de 2021. Es decir, las pensiones van a perder un 3% de poder adquisitivo. Una reducción que se amplía al 4 % si se tiene en cuenta que a diciembre del 2021 ha sido del 6,5%.

El segundo elemento es su arraigo social, el carácter unitario del movimiento y su funcionamiento democrático. Un arraigo construido pueblo a pueblo, pegado al terreno, e impulsando múltiples iniciativas que afectan a vida cotidiana de las y los pensionistas, tales como la asistencia sanitaria, la situación de las residencias, los cuidados, la pobreza energética, la atención presencial, etc. Han sido incontables las concentraciones ante centros de salud, hospitales, residencias, entidades bancarias y empresas eléctricas, sin olvidar las muestras de solidaridad con el movimiento obrero (huelga de Tubacex…) u otros movimientos sociales.

Su carácter unitario y funcionamiento democrático van de la mano, si bien no ha sido fácil en todo momento. Sobre todo, cuando determinados sectores, minoritarios y poco representativos, se amparaban en el funcionamiento por consenso para ejercer el bloqueo de iniciativas apoyadas por mayorías muy cualificadas. Conflicto que se resolvió combinando la representatividad con la toma de decisiones por mayoría cuando fuera necesario.

En tercer lugar, pero no por ello menos importante, su persistencia no se puede comprender sin su carácter autónomo e independiente. A pesar de que ya antes de su primer aniversario algunos medios (El Mundo, entre otros) comenzaron con operaciones de acoso y derribo, con acusaciones, en un primer momento, de estar manipulados por Podemos y la Izquierda Abertzale y posteriormente sólo por la Izquierda Abertzale, el movimiento sigue fiel a un elemento central de su identidad: ser unitario y respetar la diversidad, libre de ataduras políticas, independiente de los partidos y los gobiernos. Esto es lo que le ha permitido no sólo tener interlocución con todos los sindicatos y todas las fuerzas políticas, sino tener un criterio propio ante las decisiones que determinadas fuerzas políticas cercanas al movimiento (como UP o EH Bildu) hayan podido adoptar en el tema de las pensiones en cada momento.

Por último, la persistencia del movimiento se debe también, no hay que olvidarlo, al haber logrado echar por tierra el bloqueo impuesto por Rajoy a la revalorización de las pensiones e impedir la puesta en marcha del Factor de Sostenibilidad que iba a reducir de forma cada más intensa las pensiones iniciales, a la tensión permanente por impulsar iniciativas de forma regular (ahí está el calendario de movilizaciones más allá de las concentraciones semanales que ha desarrollado el movimiento) y  la puesta en pie de un boletín informativo electrónico (distribuido a más de 4000 personas inscritas) que, semana a semana, aporta elementos de información y reflexión no sólo sobre los temas directamente ligadas a las pensiones, sino de todo un abanico de cuestiones de carácter social, económico o político que afectan a las y los pensionistas y permiten tener una comprensión del lugar del movimiento en la sociedad: luchas de otros sectores (feminismo, movimiento obrero o estudiantil, ecologista), políticas fiscales o energéticas, desmantelamiento del sistema público,…  que alimentan la reflexión sobre las políticas gubernamentales o de la UE, dan razones para seguir en la brecha y dan valor a su actividad.

Mirando hacia adelante

El plan de iniciativas inmediatas del movimiento vasco de pensionistas abarca temas de amplio calado:

  • Apoyar y participar en las manifestaciones del domingo 23 de enero, convocadas por los sindicatos de Osakidetza (Servicio Vasco de Salud) exigiendo un aumento inmediato de las plantillas que permita hacer frente al colapso, especialmente pero no solo de la Asistencia Primaria y que permita reanudar una atención sanitaria decente, recuperando lo que se ha interrumpido por la pandemia. En la nota de apoyo a las movilizaciones el movimiento pensionista denuncia que “no sólo nos obligaron a pagar de nuestros bolsillos primero las mascarillas y posteriormente los test de antígenos e incluso las pruebas PCR, sino que han llegado a responsabilizarnos de nuestro propio control de la pandemia, confinamiento, medicación y control de nuestros contactos. Problemas que se añaden a las dificultades que venimos sufriendo para acceder a una atención presencial sin filtros, fundamental para un buen diagnóstico, y a los cierres temporales de centros de salud o de los PAC (puntos de atención contínua) fundamentales para una atención de calidad”.
  • Aunque todavía no está aprobado, previsiblemente apoyará las movilizaciones en Bilbao, Donostia-San Sebastián, Vitoria-Gazteiz e Iruña-Pamplona de la mayoría sindical vasca el 30 de enero contra la reforma laboral, en defensa del marco vasco de relaciones laboral y en particular a favor de la prioridad de los convenios provinciales y autonómicos para impedir la aplicación de los convenios estatales, que recogen peores condiciones salariales y sociales, y el despido barato. Estas movilizaciones van a ser acompañadas de concentraciones en los centros de trabajo el día previo a la votación de la reforma laboral
  •  Movilización coincidente a escala estatal –es decir con toda las plataformas y movimientos de pensionistas del resto de los pueblos del Estado español– el 12 de febrero, con dos temas centrales: a) la denuncia de la pérdida de las pensiones con el nuevo IPC y la exigencia de que se aplique el anterior; b) la exigencia de una pensión mínima de 1080 euros.

En las próximas semanas prevé preparar un plan de movilizaciones sostenidas hasta el verano. Combinará tres temas: seguir con las pensiones, tanto para exigir la derogación de las medidas regresivas de las reformas de 2011 y 2013 que todavía estén en vigor como de las nuevas resultantes del Pacto de Toledo del 2020, la cuestión de la salud y la vida, problema acentuado con la pandemia, y el apoyo a las luchas referidas y dependientes de la reforma laboral. Un aspecto que va a hacer converger las movilizaciones de pensionistas y trabajadoras en activo es el de la revalorización de pensiones y salarios, ya que la patronal pretende aplicar a los salarios la nueva forma de cálculo del IPC que se aplica este año a las pensiones, incluso cuando en convenios en vigor se recoja el criterio tradicional.

Así pues, y para concluir, si hay que resaltar un elemento en este cuarto aniversario del movimiento de pensionistas vasco es el valor que ha tenido y tiene el perseverar en la movilización iniciada el 15 de enero de 2018. Esperemos que su ejemplo sirva también para reforzar el movimiento de pensionistas a escala estatal y que la confluencia de los movimientos de pensionistas permita mejorar la relación de fuerzas frente a las políticas gubernamentales.

Mikel de la Fuente y Josu Egireun forman parte de la redacción de viento sur

Fuente: https://vientosur.info/movimiento-de-pensionistas-vasco-el-valor-de-preservar-en-el-empeno/

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Científicos rusos instalan por primera vez un neuroimplante visual en un mono y en un futuro podría permitir recuperar la vista a personas ciegas

 

Científicos rusos instalan por primera vez un neuroimplante visual en un mono y en un futuro podría permitir recuperar la vista a personas ciegas

 

DIARIO OCTUBRE / enero 27, 2022

 

Según las previsiones del equipo del proyecto, las operaciones para personas estarán disponibles en Rusia a partir del 2027.

Sensor Tech

Neurocirujanos y médicos rusos realizaron una operación durante la cual se instaló un neuroimplante en el cerebro de un mono ciego de 6 años, permitiéndole ver.

 

El procedimiento se llevó a cabo en el Instituto de Investigación de Primatología Médica de Sochi y se realizó en conjunto con la Fundación para el Apoyo a los Sordos y Ciegos ‘Conexión’ y el laboratorio sin fines de lucro Sensor-Tech, parte del Centro de Innovación de Skólkovo.

“La nueva fase de pruebas preclínicas ha sido exitosa y ahora estamos a solo unos pasos de comenzar la investigación con voluntarios ciegos”, manifestó Denis Kuleshov, director del Laboratorio Sensor-Tech, citado por el servicio de prensa de Skólkovo. “Nuestra tarea no era solo probar el equipo y los electrodos, también era importante resolver los matices quirúrgicos”, añadió.

Disponible para personas en el 2027

Según las previsiones del equipo del proyecto, la operación para instalar el neuroimplante para personas, llamado ‘ELVIS’, estará disponible en Rusia a partir del 2027. Mientras, se espera en un futuro próximo, realizar este tipo de operaciones en decenas de monos y efectuar una serie de experimentos de comportamiento.

En uno de ellos, se entrenará al animal para que distinga formas geométricas antes de instalar el microchip. Luego, después de implantar el dispositivo en el cerebro, se les pedirá que repitan las mismas acciones, pero ya con los ojos vendados y utilizando el sistema ELVIS.

El neuroimplante estimula la corteza visual del cerebro con pequeñas corrientes, donde se forma la visión de objetos. Con su ayuda, una persona ve destellos brillantes, llamados ‘fosfenos’, que forman imágenes visuales. La microcomputadora procesa la imagen de las cámaras ubicadas en la cabeza mediante redes neuronales, resalta los contornos de los objetos importantes y transmite los cuadros directamente al cerebro.

El funcionamiento sincrónico de los componentes de ELVIS le permitirá al individuo, o al animal, ver el mundo que lo rodea, distinguir entre las siluetas de objetos y personas, y también comprender su ubicación.

FUENTE: actualidad.rt.com

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La respuesta de China al llamado de Estados Unidos para respaldarlo por la «agresión» de Rusia a Ucrania es reveladora

 

La respuesta de China al llamado de Estados Unidos para respaldarlo por la «agresión» de Rusia a Ucrania es reveladora


Diario octubre / enero 28, 2022


El miércoles por la noche, el secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, llamó por teléfono a su homólogo chino, Wang Yi, y lo sermoneó sobre lo que describió como “agresión rusa” contra Ucrania. La medida fue un truco diplomático obvio de Washington para tratar de aislar a Moscú apelando a Beijing, aparentemente temeroso de la creciente asociación estratégica entre los dos países. Pero a Wang no le impresionó este grito de ayuda poco sincero.



En cambio, los informes de los medios chinos sobre la llamada indicaron que Wang instó a Ucrania a seguir el Protocolo de Minsk, declaró indirectamente su oposición a la expansión de la OTAN y arremetió contra los EE. UU. en una serie de cuestiones, acusándolo de «interferencia» en los asuntos internos de China, deliberadamente socavando los Juegos Olímpicos de Invierno y exigiendo que cumpla con la política de Una China en Taiwán.

 

Lo más sorprendente de todo es que Wang dijo que EE. UU. no había cambiado en absoluto su política con respecto a China con respecto a la del gobierno de Trump, y acusó a Washington de continuar socavando la relación bilateral a través de la hostilidad. En resumen, la llamada fue una fría reprimenda a las demandas estadounidenses.

La guerra entre rusos y ucranianos es inaceptable: Moscú

La administración Biden está intentando «tener su pastel y comérselo también» en su relación con China. Mantiene una hostilidad implacable hacia Beijing de una manera destructiva, pero cuando surge un problema geopolítico en el que Washington necesita el apoyo y el diálogo de China, Washington espera cooperación de buena fe, desdeñando el hecho de que su propio comportamiento lo hace imposible. De alguna manera, cree que algunas palabras taquigráficas sobre asuntos como Taiwán son suficientes para asegurar la asistencia de China, que sus movimientos políticos más tarde tienden a mostrar lo contrario de todos modos.

Este tipo de actitud fue particularmente visible durante la toma de Afganistán por parte de los talibanes el año pasado, es la suposición subyacente con respecto al enfoque de Washington hacia Corea del Norte, y es evidente aquí nuevamente con Ucrania. Si bien China no es lo suficientemente tonta como para rechazar el diálogo con EE. UU. por completo, la opinión en Beijing es de creciente frustración y está harta de este comportamiento, que considera cada vez más de mala fe, y está menos dispuesto a hacer concesiones sin generar negociaciones.

Como ejemplo destacado, en noviembre del año pasado, el presidente chino, Xi Jinping, celebró una cumbre con el presidente estadounidense, Joe Biden. Desde la perspectiva de China, esta reunión fue diseñada para estabilizar los lazos y alejar a los EE. UU. de la política agresiva anti-Beijing Trumpian. En la práctica, la cumbre no logró nada, y Biden respondió de inmediato al enumerar decenas de empresas chinas más y expresar su apoyo a un proyecto de ley que prohíbe todas las importaciones de Xinjiang bajo la premisa del trabajo forzoso.

Este enfoque caótico e hipócrita de la diplomacia estadounidense significa que Beijing ahora ve cada vez más el compromiso de buena voluntad con los EE. UU. como una pérdida de tiempo. Si Estados Unidos quiere algo, debe estar condicionado al respeto de los intereses fundamentales de China, que continúa socavando. Por lo tanto, Wang aprovechó la oportunidad para criticar a Blinken sobre una serie de temas que no estaban en su agenda, buscando efectivamente condicionar cualquier consideración presupuesta de la posición de Estados Unidos: incluida la no interferencia y Taiwán.

También debería ser claramente obvio que China no va a permitir que se introduzca una cuña en su relación con Rusia cuando ambos países ven el antagonismo de EE. UU. como mutuo. Wang denunció la “mentalidad de Guerra Fría” que rodea a Ucrania y afirmó que “la seguridad regional no puede garantizarse mediante el fortalecimiento o incluso la expansión de bloques militares”.

Si bien normalmente este discurso se reserva para describir actitudes hacia China, aquí se aplica directamente en referencia a Rusia, en particular el discurso occidental de larga data de un estado ruso amenazante que aparentemente está ansioso por desatar la conquista militar en Europa. Si bien Beijing hará poco más que instar a la estabilidad y la paz, solicitó a Kiev que siga el Protocolo de Minsk, el acuerdo de 2014 para poner fin a los combates en la región de Donbass.

Esto, combinado con el comentario anterior sobre la oposición a los «bloques militares», muestra que China no es «imparcial» en este asunto y se ha inclinado a favor de Moscú, una clara indicación de que China misma se opone indirectamente a la expansión de la OTAN. Blinken no logró ninguno de sus objetivos de la llamada y demuestra cómo Estados Unidos está luchando para tratar con Moscú y Beijing simultáneamente.

Este cambio refleja la nueva tendencia de la política exterior de China, que está preparada para dar más respaldo que antes a los estados que también enfrentan problemas con Washington, como Siria, Corea del Norte, Cuba, Eritrea, Irán y otros.

Fuente

VÍA:news-front.info

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El año clave de Xi Jinping

 

El 2022 será un año de especial sensibilidad política en China, con la celebración del XX Congreso del Partido Comunista. Nadie sabe cuánto quiere permanecer Xi en el poder. La aprobación del plan quinquenal sugiere un horizonte de salida en 2032.


El año clave de Xi Jinping

Xulio Ríos

El Viejo Topo

26 enero, 2022 

 

El 2022 será un año de especial sensibilidad política en China. La razón directa es la celebración del XX Congreso del Partido Comunista (PCCh), previsto para otoño. Y su clave de bóveda, la continuidad o no de Xi Jinping y en qué condiciones, al frente del país.

Recuérdese que Xi asumió el liderazgo del PCCh en 2012 en un relevo “modélico” protagonizado por su antecesor Hu Jintao, quien le cedió desde el primer momento las tres jefaturas del poder (Partido, Ejército y Estado), algo poco común. Desde entonces, la institucionalidad diseñada por Deng Xiaoping para establecer un procedimiento ordenado de sucesión, ha volado por los aires. Se diría que poco rastro queda de la dirección colectiva, la designación cruzada de líderes, el límite de los dos mandatos y hasta titubea la regla de edad (67 continúa, 68 se jubila).

La expectativa de recuperación del mandato vitalicio en un contexto de acusado retorno del culto a la personalidad es objeto de debate y aunque Xi cuenta con muchas posibilidades de continuar, se ignora la magnitud de las condiciones que deberá aceptar para ello. Se avizoran, por tanto, meses de constante tira y afloja entre diferentes facciones y clanes que convergerán en una decisión final en la habitual cumbre de verano de Beidahe, a las afueras de la capital china. A partir de ahora, la secuencia de nombramientos en el aparato central y territorial, ya afecten al Partido o las instituciones estatales, pueden expresar el balance de la contienda.

A lo largo de sus dos mandatos, Xi Jinping, con el ariete de la lucha contra la corrupción, ha logrado acrecentar la base de su poder y erosionar la de sus rivales, en especial la enorme red de apoyo construida por Jiang Zemin (1989-2002). Buen reflejo de ello es la temprana consideración como “núcleo” de la dirección (2016) en un proceso ascendente que reiteradamente le equipara con Mao Zedong. En esa trayectoria, no menos importante es la formulación de un “pensamiento” propio, a la altura del carismático Mao, que hoy cifra en su “socialismo con peculiaridades chinas de la nueva era”. El mecanismo abreviador de tan larga denominación, que debe consumarse en el XX Congreso como “pensamiento de Xi Jinping”, será un señuelo más de su destacado status, sin rival en el aparato. De esta forma, aun afirmándose más como continuador de la teoría de Deng que de Mao en su concepción sistémica, Xi superará, al menos formalmente, al primero en la jerarquía ideológica.

En la sexta sesión plenaria del Comité Central del PCCh celebrada en noviembre último, Xi hizo honor a la tradición “wen” y “shi” (vocablos referidos, respectivamente, a la literatura y la historia) de la política china, mostrando su permanencia y relevancia en los tiempos modernos a pesar de su largo periplo dinástico. Es en ella que la actual generación de líderes aspira a establecer un sistema de gobierno que refleje una vía singular para asegurar el orden y el bienestar social, la preocupación confuciana por excelencia según han ameritado emperadores, mandarines y comandantes militares desde los tiempos antiguos. Ese es, a fin de cuentas, el hilo conductor de la resolución sobre los 100 años de historia del PCCh cuyo contenido, sin embargo, aporta escasas novedades sustanciales. Al inventariar, una tras otra, sus innovaciones y bondades, se vehicula más como un alegato de alcance sobre la naturaleza, desarrollo y perspectivas del pensamiento de Xi, quizá para acallar a quienes cuestionan su carácter rupturista con el maoísmo o el denguismo.

En el PCCh de Xi Jinping, la preocupación por establecer una historia estándar para conectar las diversas etapas de la evolución contemporánea china es parte de la reconexión con Confucio. Este referente le proporciona al Partido una mejor defensa de su legitimidad al incardinarle en la memoria filosófico-colectiva del país, dando continuidad a todo su pasado.

El poder (y más) en juego

En ese juego de poder y discursivo, la prioridad para Xi Jinping tiene dos manifestaciones principales. De una parte, el énfasis en la lealtad, una insistencia característica de su mandato; de otra, la conformidad de la masa militante y burocrática con su orientación política. Poco a poco, el xiísmo gana terreno como influencia en los ámbitos esenciales de la política china, desde la economía a la diplomacia, el estado de derecho o la ecología. Ocupando ideológicamente dichos espacios se sitúa cada vez más cerca de lograr la glorificación de su “pensamiento”, un objetivo que asentará su poder en mayor magnitud.

Tras cumplir los dos mandatos de rigor, las posibilidades de que Xi abandone el cargo se antojan remotas. No hay preparado un relevo, que se truncó con la defenestración de Sun Zhengcai (ex jefe del Partido en Chongqing condenado a cadena perpetua en 2018 por corrupción) y la no incorporación de Hu Chunhua al Comité Permanente del Buró Político en 2017. Ambos habían sido señalados como el tándem que protagonizaría el relevo de Xi y del primer ministro Li Keqiang.

La conformación del nuevo Buró Político y, sobre todo, de su Comité Permanente a resultas del XX Congreso anticipa un severo pulso que más allá de los intereses fraccionales en juego, debe dilucidar la naturaleza de la propuesta estratégica del PCCh en un tema clave, la sucesión en el liderazgo. En efecto, Xi ha insistido mucho en la mejora de la gobernanza y en el respeto a las reglas como fundamento del ejercicio del poder y de la estabilidad; en paralelo, sin embargo, él mismo se ha encargado de dinamitar las existentes sin ofrecer una alternativa que aleje el fantasma de las turbulencias que acompañan la primacía del principio de autoridad personal sobre la institucionalidad.

¿Quién puede trastocar sus planes? En sus dos mandatos, a la par que ampliado su base de poder, Xi también se ha granjeado no pocos enemigos. La lucha anticorrupción ha dejado muchos damnificados. En las elites económicas crecidas al abrigo del Partido, su insistencia en el sometimiento (ya sea promoviendo un nuevo marco legal o a través de la exigencia de prosperidad común) ha levantado ampollas. Asimismo, no está claro que el ejército cierre filas con él. Su reforma militar de 2016, la mayor desde los tiempos de Mao, y sus promociones han dejado un sabor agridulce. Quienes alientan un cambio de rumbo, ya sea para recuperar las esencias del denguismo o para retomar el camino de liberalización trazado en el documento “China 2030” (auspiciado por el Banco Mundial en 2012) apadrinado por Li Keqiang, saben que esta puede ser su última oportunidad. Casar todas esas expresiones de malestar no es nada fácil y de darse el caso, la espiral de inestabilidad estaría servida, una situación en la que todos ellos también podrían perder.

Nadie sabe a ciencia cierta cuánto quiere permanecer Xi en el poder. Puede ser un solo mandato más o puede que dos o tres. La aprobación del vigente plan quinquenal, uniéndola a la “Visión 2035” sugiere un horizonte de 15 años. Entonces, en 2032, Xi tendría 82 años, los mismos que tendrá Joe Biden al finalizar su actual mandato.

Por razones exclusivas de edad, atendiendo a la regla de “67 sube-68 baja”, en el próximo Comité Permanente, la cumbre del poder chino, podrían acompañarle el primer ministro Li Keqiang, Wang Yang (presidente de la Conferencia Consultiva), Wang Huning, o Zhao Leji (responsable de la lucha contra la corrupción). Li, con dos mandatos ya a sus espaldas, no es probable que siga y su sucesor natural sería el viceprimer ministro Hu Chunhua, próximo como el mismo Li a Hu Jintao. Tampoco se descarta que Wang Yang, de la misma cuerda, asuma el cargo. El ideólogo Wang Huning podría pasar a presidir la Asamblea Popular Nacional, convirtiéndose así en el número tres del país. En la antesala figuran Chen Min´er (que asumió la jefatura del Partido en Chongqing tras la caída de Sun Zhengcai) y Li Qiang, jefe del Partido en Shanghái, los dos próximos a Xi. El rostro del equipo es importante para reconocer a los sucesores, de haberlos. Su número podría mantenerse en 7 o reducirse y hasta ampliarse en función de los acomodos necesarios a realizar. Li Zhanshu (72) y Han Zheng (68) se jubilarían.

La tríada del poder en China nos remite a la secretaría general del Partido, la presidencia de la Comisión Militar Central y la presidencia del país. Xi, como Hu Jintao o Jiang Zemin, detenta ahora los tres y podría optar por dejar alguno de estos cargos, quizá no de forma inmediata pero si a medio plazo. La posibilidad, no obstante, se antoja poco verosímil a la vista del ingente esfuerzo desarrollado para centralizar el poder a todos los niveles, el del país en el Partido y el del Partido en él mismo. Hoy por hoy, esa evolución se enfatiza como la principal garantía para transitar los tiempos difíciles que esperan a China en virtud tanto de las delicadas transiciones internas (económica, tecnológica…) como del agravamiento de las tensiones exteriores (con EEUU pero también con otros actores que paulatinamente se suman a la pugna estratégica). No hay mejor patrón, dicen sus valedores.

Publicado en el Observatorio de la Política China.

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Más allá de la nostalgia del New Deal

 

Tal día (27 de enero) como hoy hace doce años fallecía el gran historiador, militante antiimperialista y activista libertario Howard Zinn. Lo recordamos con este artículo de 2008 de una gran agudeza y actualidad, evocador del programa de reformas de Roosevelt.


Más allá de la nostalgia del New Deal

 

 

Howard Zinn

El Viejo Topo

27 enero, 2022 



Resulta sorprendente que ningún candidato Demócrata a la presidencia haya apelado a la memoria del New Deal y a su inaudita serie de leyes a favor de los necesitados.

El New Deal fue tentativo, cauto; lo bastante atrevido para sacudir los pilares del sistema, pero no para substituirlos. Ayudó a los grandes agricultores comerciales, pero no a los aparceros. Los más pobres de los pobres fueron excluidos, señaladamente los negros. Como jornaleros, trabajadores inmigrados o empleados domésticos, no cumplían los criterios para acceder al seguro de desempleo, a un salario mínimo, a la seguridad social o a los subsidios agrarios.

Sin embargo, en el presente clima de guerra infinita y desapoderada codicia, apelar al legado de los años 30 sería un enorme paso hacia adelante. Tal vez el impulso de un proyecto así podría llevar a la nación a traspasar los límites de las reformas de Franklin Delano Roosevelt [FDR], particularmente si hubiera un clamor popular que viniera a exigirlo. Un candidato que apuntara al New Deal como modelo de legislación innovadora apelaría a la enorme reputación de que FDR y sus políticas gozan en este país, una admiración no igualada por ningún otro presidente desde Lincoln. Imagínense la respuesta del electorado ante un candidato Demócrata que se expresara así:

«Nuestra nación está en crisis, como lo estaba cuando Roosevelt tomó posesión. En aquel tiempo, las gentes necesitaban desesperadamente ayuda, necesitaban empleo, necesitaban vivienda, protección para la vejez. Necesitaban saber que el gobierno estaba con y para ellos, no con y para las clases ricas. Y eso es lo que el pueblo norteamericano necesita hoy.

«Yo haré lo que hizo el New Deal, responder al fracaso del sistema de mercado. El New Deal puso a millones de personas a trabajar, a través de la Works Progress Administration, en todo tipo de trabajos, desde la construcción de escuelas, hospitales y zonas de juegos y deportes, hasta la composición de sinfonías, la pintura de murales y la interpretación de piezas musicales, pasando por la reparación de calles y puentes. Eso mismo podemos hacer hoy por los trabajadores víctimas del cierre de empresas, por los profesionales desplazados por una economía fallida, por las familias que precisan de dos y hasta de tres ingresos para sobrevivir, por los escritores y los músicos y los otros artistas que luchan por vivir con cierta seguridad.

«El New Deal’s Civilian Conservation Corps, en su momento culminante, llegó a emplear a 500.000 jóvenes. Vivían en los campos, plantaron millones de árboles, ganaron millones de hectáreas de tierra, construyeron 150.000 kilómetros de vías forestales, protegieron hábitat naturales, recuperaron las reservas piscícolas y proporcionaron ayuda de emergencia a poblaciones amenazadas por inundaciones.

«Eso mismo podemos hacer hoy, trayendo a casa a nuestros soldados destinados en los frentes bélicos o en las bases militares que tenemos en 130 países. Reclutaremos a los jóvenes, no para combatir, sino para limpiar nuestros lagos y nuestros ríos, para construir vivienda para los necesitados, para hacer más hermosas nuestras ciudades, para estar prontos a la ayuda en desastres como el del Katrina. Los militares necesitan mucho tiempo para reclutar a hombres y mujeres jóvenes para a guerra, y por buenas razones. No tendremos nosotros ese problema a la hora de alistar jóvenes en tareas de construcción y no de destrucción.

«Podemos aprender del programa de Seguridad Social y de la Carta de Derechos de los soldados, que fueron programas gubernamentales eficaces, capaces de hacer por los ancianos y por los veteranos de guerra lo que las empresas privadas no podían hacer. Podemos ir más allá del New Deal, extendiendo el principio de la seguridad social a la seguridad sanitaria, con un sistema de salud público totalmente gratuito. Podemos extender la Carta de Derechos del soldado veterano y convertirla en una Carta Civil de Derechos que ofrezca educación superior pública para todos.

«Tendremos billones de dólares para pagar esos programas, si somos capaces de hacer dos cosas: si concentramos nuestra fiscalidad en el 1% más rico de la población, y no sólo en sus ingresos, sino también en su patrimonio acumulado, y si disminuimos drásticamente nuestra ciclópea máquina militar, declarándonos una nación pacífica.

«No prestaremos atención a quienes se quejen de que eso es ‘hipertrofia estatal’. Hemos visto ‘hipertrofia estatal’ orientada a la guerra y a los beneficios de los ricos. Nosotros nos serviremos de la intervención gubernamental a gran escala para beneficiar al pueblo.»

¡Qué refrescante sería, si un candidato presidencial nos recordara la experiencia del New Deal y se avilantara a desafiar a la elite empresarial, como hizo Roosevelt en vísperas de su reelección de 1936!  Refiriéndose a unas clases ricas determinadas a derrotarlo, dijo a una gran multitud reunida en Madison Square Garden: «Son unánimes en el odio que me profesan. ¡Bienvenido sea ese odio!» Creo yo que un candidato que mostrara hoy un arrojo semejante ganaría de calle en las encuestas.

Las innovaciones del New Deal se nutrieron de las exigencias militantes de cambio que arrastraron al país cuando FDR comenzó su presidencia. De los grupos de aparceros; de los consejos de desempleados; de los millones de huelguistas en la Costa Oeste, en el Medio Oste y en el Sur; de las irrupciones masivas de desesperados en busca de comida, de alojamiento, de puesto de trabajo. De un torbellino que socavaba los fundamentos del capitalismo estadounidense. Necesitaremos una movilización ciudadana similar hoy para arrancar del control empresarial a quienquiera resulte elegido presidente. Para llegar a los niveles del New Deal, para rebasarlos. Es una idea, cuyo tiempo ha llegado.

Fuente: The Nation, 7 abril 2008. Traducción de Roc F. Nyerro para Sin Permiso.

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