jueves, 6 de junio de 2019

RUSIA recuerda en los festejos del «Desembarco de Normandía» que fue el ejército rojo el gran vencedor del nazismo


Con el despliegue de propaganda que caracteriza los fatuos occidentales-capitalistas se festeja el 75 aniversario del Desembarco de Normandía. Una de sus típicas falsficaciones históricas. Estos días,el gobierno ruso recuerda que el ejército rojo batalló contra el nazismo, esperando durante ¡3 años! el desembarco al otro lado de Europa. Es obvio que el capitalismo intervino (desembarcando en Normandía) cuando comprobó que en el Este, el ejército rojo había doblegado a los nazis y comenzaba su avance. Por eso, la portavoz actual dijo sobre el «Día D» que «no tuvo un impacto fundamental en el resultado de la II Guerra Mundial». Zajárova sostiene que, tras las victorias del Ejército Rojo, en Stalingrado y Kursk, «lo que sucedería después estaba predeterminado».

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Del Ojo Atípico:

MUERTOS DE ALGUNOS PAISES EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL, EN LA QUE INTERVINO USA, PERO QUE NO FUE EL PAÍS GANADOR QUE SE PINTA, CÍNICA Y FALSAMENTE, EXCEPTUANDO QUE FUE EL PAÍS QUE MÁS GANÓ Y MEJOR NEGOCIO HIZO ECONOMICA, FINANCIERA Y POLITICAMENTE, A COSTA DE LA SANGRE, MISERÍA, DOLOR Y DESTRUCCIÓN MATERIAL DE EUROPA

PAISES
MILITARES
CIVILES
TOTAL
URSS
9.360.400
23.139.600
32.500.000
USA
174.000
-
174.000
REINO UNIDO
370.000
60.000
430.000
FRANCIA
140.000
98.000
230.000
CHINA
2.600.000
14.000.000
16.200.000
JAPÓN
1.700.000
360.000
2.060.000
ALEMANIA
3.350.000
3.640.000
7.090.000
(Elaboración propia a partir de:)
Según W. van Mourik: Bilanz des Krieges, Ed. Lekturama, Rotterdam, 1978

COLOMBIA. SURGE NUEVO MOVIMIENTO GUERRILLERO

COLOMBIA. SURGE EL GRUPO GUERRILLERO FRENTE FUERZA UNIDA DEL PACÍFICO. ES LA CONSECUENCIA NO DEL COMUNISMO PANZA ARRIBA, UÑAS Y DIENTES QUE ME LO CARGO, SINO DE LA NEGACIÓN DE LOS MERCENARIOS POLÍTICOS DEL CAPITAL DE NO QUERER NEGOCIAR. QUE CORRA LA DANGRE, PUES, QUE SANGRE DE CAPITALISTAS NO HABRÁ, PARA ESO ESTÁ LA CARNE DE CAÑÓN. A VER QUE NOS CUENTA SOBRE ESTE ASUNTO LA PRENSA NO ESPAÑOLA QUE PRESUME DE ESPAÑOLIDAD


COLOMBIA. Se da a conocer en la región del Naya el nuevo grupo guerrillero Frente Fuerza Unida del Pacífico
 

 


El Frente Fuerza Unida del Pacífico estaría conformado con un total
de 400 hombres que se encuentran distribuidos en 3 frentes con base en
la región del Naya
La oficina de Gestión del Valle recibió un video en el que se revela
el surgimiento de un nuevo grupo armado en la zona
del Naya denominado Frente Fuerza Unida del Pacífico y está ubicado en
el occidente del departamento, convirtiéndose en el primer grupo que se
conoce en el Pacífico colombiano luego de la firma del Acuerdo de Paz.
Julián Martínez, comandante de Frente Fuerza Unida del Pacífico,
afirmó que, “somos Frente Fuerza Unida del Pacífico, hoy nos damos a
conocer como un frente activo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia, Farc-Ep. También queremos decirles que no somos
narcotraficantes ni bandidos, tampoco somos una organización residual,
somos una organización que sigue los principios y los ideales”.
Por su parte, la oficina de Gestión de Paz departamental anunció que
viajará una comisión de esta entidad el 30 de mayo con el objetivo de
evaluar la incidencia de este nuevo grupo armado ilegal.
Asimismo, Fabio Cardozo, gestor de Paz del Valle, aseguró que el
surgimiento de estos grupos se deben a diversos factores, entre ellos,
“el incumplimiento en la implementación de los acuerdos”.
 
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COLOMBIA, SURGE EL GRUPO GERRILLERO FRENTE FUERZA UNIDA DEL PACÍFICO. ES LA CONSECUENCIA NO DEL COMUNISMO PANZA ARRIBA, UÑAS Y DIENTES QUE ME LO CARGO, SINO DE LA NEGACIÓN DE LOS MERCENARIOS POLITICOS DEL CAPITAL DE NO QUERER NEGOCIAR. QUE CORRA LA SANGRE, PUES, QUE SANGRE DE CAPITALISTAS NO HABRÁ, PARA ESO ESTÁ LA CARNE DE CAÑÓN. A VER QUE NOS CUENTA SOBRE ESTE ASUNTO LA PRENSA NO ESPAÑOLA QUE PRESUME DE ESPAÑOLIDAD


COLOMBIA. Se da a conocer en la región del Naya el nuevo grupo guerrillero Frente Fuerza Unida del Pacífico

 


El Frente Fuerza Unida del Pacífico estaría conformado con un total
de 400 hombres que se encuentran distribuidos en 3 frentes con base en
la región del Naya


La oficina de Gestión del Valle recibió un video en el que se revela
el surgimiento de un nuevo grupo armado en la zona
del Naya denominado Frente Fuerza Unida del Pacífico y está ubicado en
el occidente del departamento, convirtiéndose en el primer grupo que se
conoce en el Pacífico colombiano luego de la firma del Acuerdo de Paz.


Julián Martínez, comandante de Frente Fuerza Unida del Pacífico,
afirmó que, “somos Frente Fuerza Unida del Pacífico, hoy nos damos a
conocer como un frente activo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia, Farc-Ep. También queremos decirles que no somos
narcotraficantes ni bandidos, tampoco somos una organización residual,
somos una organización que sigue los principios y los ideales”.


Por su parte, la oficina de Gestión de Paz departamental anunció que
viajará una comisión de esta entidad el 30 de mayo con el objetivo de
evaluar la incidencia de este nuevo grupo armado ilegal.


Asimismo, Fabio Cardozo, gestor de Paz del Valle, aseguró que el
surgimiento de estos grupos se deben a diversos factores, entre ellos,
“el incumplimiento en la implementación de los acuerdos”.





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OTRO ANÁLISIS ELECTORAL ¿PERO SOLO DE LO POLITICO VIVE EL HOMBRE? ¿NO LE HACE FALTA LO ECONÓMICO, LO IDEOLÓGICO, EL PAN CON ACEITE, LAS JUDIAS BLANCAS CON OREJA DE CERDO, CARAMELOS, PIPAS, CHICLES, AVELLANAS, ESTO Y LO OTRO?


Análisis del resultado del ciclo electoral en España y de las elecciones europeas

06.06.2019


Con las elecciones celebradas el pasado 26 de mayo se cerraba, de un lado, un largo ciclo electoral en España que tuvo su primera fase en las elecciones legislativas de un mes antes, aunque con el precedente de las elecciones andaluzas de diciembre de 2018. Las elecciones de mayo coincidían con las europeas que se celebran cada cinco años. Si en el primer caso, con el ciclo electoral cerrado, se dibujaba para los próximos cuatro años el mapa de poder en España, en el caso europeo se establecía la correlación de fuerzas en juego en un momento muy delicado para la UE, tanto por el ensayo de asalto definitivo a las instituciones por parte de la derecha radical populista xenófoba (DRPX), como por las dificultades para el proyecto europeo provenientes tanto del brexit como de otros desafíos exteriores. De manera que en lo que sigue a continuación se hará un doble análisis. 
 
Ciclo electoral español: recuperación del PSOE, fracaso de Unidas Podemos y frustración en la derecha

Pedro Sánchez había llegado a la presidencia del gobierno un año antes como consecuencia de una moción de censura contra un gobierno del PP insostenible por las condenas judiciales de corrupción. Se trataba de un gobierno socialista muy débil, sostenido en una correlación de fuerzas muy heterogéneas unidas contra el gobierno de Rajoy más que a favor de un gobierno de Sánchez. El PSOE no solo se mostraba débil parlamentariamente con sus 84 diputados sobre 350, sino que tenía muy cerca la competencia de su rival en la izquierda, Unidos Podemos, con sus 71 diputados, y se sostenía con los apoyos del independentismo catalán después de que el PSOE, como parte del bloque constitucionalista, apoyase la aplicación del artículo 155 de la Constitución con motivo del ensayo de declaración unilateral de independencia en Cataluña en el otoño de 2017. Por si fuera poco, esa debilidad del gobierno socialista se agravó cuando en diciembre de 2018, en las elecciones andaluzas, el PSOE perdió el gobierno de esa comunidad en favor de las derechas después de haber gobernado ininterrumpidamente en Andalucía desde las primeras elecciones democráticas en España en 1978. Igualmente, esas elecciones hicieron sonar todas las alarmas cuando un partido de la DRPX, Vox, apareció con fuerza en la escena política española.

A principios de 2019 todo apuntaba a que la derecha podría recuperar el poder en el ciclo electoral que se avecinaba y, además, en su expresión más extremista, aliada con Vox y, por otro lado, era cuestión de tiempo que se produjese la ruptura de los apoyos independentistas al gobierno del PSOE ante su insistencia en mantener la vía secesionista fracasada, como así terminó ocurriendo.

Cuando, ante la presión proveniente del secesionismo, Pedro Sánchez se vio imposibilitado para seguir gobernando en esas condiciones no tuvo más remedio que convocar elecciones legislativas, los diferentes actores políticos partían de posiciones y expectativas muy diferentes. El PSOE desde el gobierno había impulsado diferentes gestos y medidas sociales y políticas que le hacían recuperar el perfil socialdemócrata clásico de este tipo de partidos, se había alejado de las señas social-liberales anteriores de la mano del liderazgo de Pedro Sánchez y se había vuelto a reconciliar con una parte de su electorado que le había abandonado en favor de Unidos Podemos. En el seno de esta última alianza electoral, basada en Podemos e IU, se habían agudizado, por el contrario, los enfrentamientos en el seno de cada uno de los componentes y, a la vez, entre ellos, dando lugar a rupturas, escisiones y abandonos que se sumaban a graves errores tanto en la posición del conflicto catalán como en otros asuntos. En el campo de la derecha se hizo una lectura equivocada, y se pensó que los resultados andaluces eran extrapolables al conjunto de España, de manera que si había sido conquistada la fortaleza andaluza de los socialistas, con mayor motivo alcanzarían los distintos niveles de poder en el resto de España, aceptando sin ningún reparo ni complejo la alianza con la extrema derecha de Vox. Finalmente, en el mini universo catalán se agudizaba la lucha interna entre los partidos independentistas, arriesgando, en su sectarismo, que el gobierno español cayese en manos de unas derechas que amenazaban con aplicar un 155 perpetuo en Cataluña.

Como analizamos en un artículo anterior con ocasión de los resultados de las elecciones legislativasii, lo ocurrido en las elecciones andaluzas no fue extrapolable al resto de España. Ahora, con los resultados de estas nuevas elecciones municipales autonómicas y europeas que cierran el ciclo es posible contemplar mejor las tendencias que se han expresado. 

La victoria anterior del PSOE se ha terminado consolidando, situando a los socialistas no solo como el partido más sólido en España sino como el abanderado de una posible recuperación socialdemócrata en Europa, en medio de un panorama que sigue siendo complicado para esta familia de partidos, pero dejando bien claro que cualquier recuperación tiene que pasar por el abandono definitivo de sus señas más social-liberales en favor de otras socialdemócratas clásicas, que son las que sostienen los éxitos de estos partidos en España y Portugal.

Por el contrario, la situación de las formaciones a la izquierda del PSOE, la coalición electoral Unidas Podemos entre IU y Podemos, se ha agravado. Si un mes antes, en las elecciones legislativas se podía hablar de reflujo, al descender de 71 a 42 diputados, con los resultados de las elecciones europeas, municipales y autonómicas, hay que hablar de debacle, al haber perdido la mayor parte del poder municipal de hace cuatro años y tener una caída brutal en la mayoría de los territoriosiii. Los pronósticos que ya habíamos realizado sobre el agotamiento de este proyecto se han confirmado con creces en la práctica y muestran un escenario desolador de ruinas que seguramente se agravará en el corto y medio plazo. En estas condiciones su objetivo de ser un socio de gobierno con los socialistas o de condicionar las políticas de estos últimos se ha debilitado gravemente. Su tarea ahora es retirar las ruinas del desastre para poder comenzar a construir algo nuevo, tarea ya de por sí muy complicada.

Respecto a la situación en el bloque de la derecha es necesario señalar dos apuntes especialmente. El primero es que el fenómeno Vox fue reducido a posiciones más marginales de los que sus resultados andaluces amenazaron, probablemente debido a una reacción política de la ciudadanía que ha expresado así que en España no existe el terreno adecuado para que pueda germinar una extrema derecha potente. Ya el propio resultado de Vox y del PP, el partido de derechas que más se voxizó, en las elecciones legislativas hizo que el partido de Pablo Casado diese en un mes un fuerte giro hacia el centro buscando distanciarse de la extrema derecha. En segundo lugar, la derecha, al contrario que Unidas Podemos, aguantó mejor en esta segunda parte del ciclo electoral, evitó mayores caídas, recuperó posiciones en un punto clave como es Madrid y recuperó votos fugados a la extrema derecha. Sin embargo, ni ha terminado de definir si será el PP o Ciudadanos el partido hegemónico en su seno, ni tampoco ha terminado de definirse con respecto a la relación con Vox, cuyos representantes son claves para obtener el poder en algunos territorios.

El balance final tras el ciclo electoral puede resumirse en los siguiente: La ventana de oportunidad surgida para la izquierda con ocasión de la crisis económica iniciada en 2008 y la aparición del movimiento 15-M se ha cerrado cinco años después de la aparición de Podemos, hoy los niveles de poder y apoyo electoral empiezan a parecerse a los que tenía IU en solitario en los mejores tiempos. El tiempo ha demostrado que se trataba de un proyecto inmaduro que se rompió por todas sus costuras en cuanto se enfrentó a las primeras dificultades, y las discrepancias internas no pudieron solventarse democráticamente ante el hiper-liderzgo de Pablo Iglesias. 

Por otro lado, es necesario hacer una referencia a la propia mutación silenciosa de Podemos, para ello nada mejor que comparar su actitud con respecto a una de sus consignas claves, la de acabar con el "régimen del 78". Con este difuso concepto se refería a la Constitución aprobada en aquel año, que establecía las estructuras políticas y socioeconómicas de el actual régimen democrático, y al funcionamiento del sistema de partidos establecido, basado en un bipartidismo imperfecto que generaba alternancias en el poder entre socialdemócratas y conservadores. Pues bien, durante la campaña para las legislativas del pasado mes de abril, Pablo Iglesias fue el candidato que más se apoyó en la Constitución haciendo llamamiento continuos a que fuese cumplida, y en la moción de censura de hace un año apoyó, como no podía ser de otra manera, la alternancia en el poder del PSOE, que reemplazaba al PP y, ahora, pide tener ministros en el nuevo gobierno del PSOE, es decir, ser parte de la alternancia. La conclusión no es difícil de extraer, Podemos se ha terminado reconciliando con el "régimen de 78".

Por otro lado, la breve ventana de oportunidad que pareció abrirse para la consolidación de un partido de extrema derecha - con ocasión del conflicto catalán especialmente - como en otros países europeos también se ha cerrado, demostrándose que en España no existía terreno político y social, como en otros países de la UE, para partidos potentes tipo Vox, este partido sobrevivirá en función del oxigeno que puedan bombearle el PP y Ciudadanos. 

El PSOE ha recuperado gran parte del terreno perdido desde el último gobierno Zapatero y ha terminado de consolidar su hegemonía en el bloque progresista-izquierdista postulándose, además, como un referente para los partidos socialdemócratas en Europa. Su éxito ha radicado en la aparición de un líder enfrentado al aparato oficial que consiguió conectar con unas bases que no aceptaban la ruta social-liberal de ese aparato. Si éste hubiese derrotado a Pedro Sánchez posiblemente hoy estaríamos ante una situación muy diferente tanto del PSOE como de Unidas Podemos, así como del bloque que estaría en el gobierno.

La derecha, finalmente, a pesar de tener un apoyo electoral global similar al bloque de izquierdas ha visto como se consolida su desplazamiento de las principales posiciones de poder, y sigue sin resolver si terminará habiendo un partido hegemónico o una situación estable de bicefalía, ni cuál será su posición definitiva respecto a Vox. En este bloque destaca la consolidación de Ciudadanos, el único de los tres partidos emergentes que no ha fracasado. Su diferente suerte respecto a Podemos o Vox es que no se trataba de un partido rupturista, sino que buscaba continuar la línea liberal-conservadora pero sin la rémora de la corrupción del PP y que, además, este último partido no fue capaz de encontrar un liderazgo novedoso, como ocurrió con el PSOE, capaz de regenerarle y de derrotar al aspirante a sucederle en la hegemonía en su bloque.

Elecciones europeas: contención del avance de la DRPX

Las elecciones europeas se celebraron bajo el temor de que se produjese un salto importante en la representación de la DRPX, que había realizado previamente varios actos para intentar dotarse de una mayor coordinación de la existente hasta el momento, adoptando Salvini el papel de líder principal debido al fulgurante ascenso de La Liga y en un país clave para la UE como es Italia. La DRPX había dado, previamente, un giro esencial a su estratega respecto a la UE y había pasado de una posición inclinada a que los países donde triunfase se plantease la salida de la UE a un intento de asalto interno a sus instituciones para, a partir de una representación suficiente, buscar cambiar internamente la naturaleza y funcionamiento de la UE, y para ello era esencial conseguir una minoría de bloqueo a partir de las elecciones europeas. Las expectativas, por un lado, de los votantes de la DRPX y el temor, por otro lado, de los votantes del resto de los partidos, unido a la conciencia del brexit como aviso de que es posible la desintegración europea, es lo que ha propiciado un primer hecho novedoso, el aumento del interés y la participación en estas elecciones europeas de 2019. Si hace cinco años esa participación, 42,6%, fue la menor desde que se vota al parlamento europeo, en una tendencia continuamente decreciente, en las actuales elecciones se rompió esa racha y la participación dio un salto hasta el 50,5%. 

El temor a que se concretase un asalto por parte de la DRPX a las instituciones europeas y que el proyecto inicial, de fuerte contenido neoliberal en estos momentos, fuese transformado en el sentido de la filosofía política de la DRPX ha sido conjurado en estas elecciones, al no conseguir el 33% de los eurodiputados la DRPX no tiene capacidad para bloquear iniciativas. Las formaciones de esta familia volvieron a mostrar su poder en los países dónde ya eran fuertes, revalidando sus posiciones, pero no fueron capaces de arrastrar a más países e incrementar su peso significativamente en el parlamento europeo. El asalto ha fracasado, pero han seguido avanzado llegando a los 173 eurodiputados, alrededor de un 10% más que en 2014, de los cuales 29 pertenecen al Brexit Party de Farage que, en teoría, abandonaran el Europarlamento como muy tarde a finales de octubre cuando se consume el brexit.

Las elecciones europeas han confirmado la fortaleza de la DRPX dónde está fuertemente implantada desde hace años, Francia, Gran Bretaña, Polonia, Hungría e Italia, y un avance también en Alemania aunque queda en cuarta posición con un 11%, pero en el resto de países o no ha conseguido representación o ésta ha sido minoritaria. De manera que se puede concluir que la DRPX se ha concentrado realmente en cuatro países dentro de la UE, puesto que GB la abandonará en octubre. Esta situación supone que la DRPX no ha conseguido el avance que había creado sus expectativas y que se muestra focalizada en un pequeño número de países, sin que consiga extenderse con fuerza en otros. La situación hubiese sido realmente más preocupante si, de un lado, hubiesen alcanzado el 33% de los eurodiputados, si hubiese experimentado un avance importante en otros dos países grandes de la UE, dónde se temió que así fuese, Alemania y España, o si la victoria de Le Pen sobre Macron en estas elecciones se hubiese repetido en las presidenciales francesas. Ahora resta por ver si los intentos de la DRPX antes de estas elecciones por alcanzar una mayor coordinación se traduce en un único grupo europarlamentario o seguirán divididos como hasta ahora, dónde, por ejemplo, el Fidesz de Orbán o el PiS polaco forman parte de los dos grupos conservadores del parlamento europeo.

Al margen de este temor no confirmado, la composición del parlamento europeo ha sufrido el mismo proceso que en la mayoría de sus países componentes, es decir, que la tradicional hegemonía mantenida en torno a conservadores y socialistas se ha visto reemplazada por una mayor dispersión de la representación entre todos los grupos. Conservadores, socialistas e izquierdistas han visto reducida su representación en favor de los liberales y los verdes, lo que plantea una Eurocámara más fragmentada y la posibilidad de que la presidencia de la comisión no vuelva a recaer en un conservador. Pero esta alteración en su composición no va a servir para poder revertir las tendencias neoliberales que informan a la UE al menos desde el Tratado de Maastricht, teniendo en cuenta el retroceso de la izquierda.

Retroceso de la izquierda en Europa

La situación en la izquierda en Europa merece que nos detengamos un poco más en su análisis. Los resultados de las elecciones europeas han puesto en evidencia globalmente una situación que no es novedosa, que se viene arrastrando desde hace tiempo. El grupo de la Izquierda Unitaria Europea (GUE/NGL) del Europarlamento ha sufrido un importante retroceso y ha pasado de los anteriores 52 europarlamentarios a los 40 actuales, lo cual, visto con perspectiva, significa un regreso a niveles históricos anteriores después de que en 2014 tuviese un importante ascenso como consecuencia de la crisis económica que golpeaba Europa. Empezando por la coalición de Unidas Podemos, que representaba una de las fuerzas con más potencial de la izquierda en Europa y que, sin embargo, ha experimentado una fuerte regresión, pasando de los 5 eurodiputados de IU y los 5 de Podemos en 2014 por separado, a los 6 actuales en coalición. Seguido por Syriza que, a pesar de haber mantenido el mismo número de eurodiputados, 6, se ha visto sobrepasada por los conservadores de Nueva Democracia y la han llevado a convocar elecciones anticipadas en Grecia. 

En tercer lugar, por su peso político y electoral estaría la Francia Insumisa (FI) de Mélenchon. En 2014 Mélenchon se presentaba bajo las siglas Partido de Izquierdas y obtuvo un eurodiputado en tanto el PCF obtuvo 2, está vez FI ha pasado a 6 eurodiputados, en tanto que el PCF no obtuvo ninguno. Siendo uno de los pocos partidos de la izquierda que aumenta su representación, sin embargo, hay que ponerlo en contexto para mejor valorarlo. Primero sobre el porcentaje que representa, 6,31%, cuando Unidas Podemos en España, a pesar de su debacle, representa el 10,05%, Syriza el 23,75%., o el AKEL de Chipre el 27,5% En segundo lugar, sobre el porcentaje de FI en las presidenciales francesas, entonces Mélenchon obtuvo el 19,58%, muy cerca de Marine Le Pen que obtuvo en la primera vuelta el 21,3%, sin embargo en estas elecciones europeas las distancias a favor de Le Pen casi se han cuadriplicado, 23,31% frente al 6,31%. Este dato nos lleva, en tercer lugar, a poner en comparación los resultados con la espectacular revuelta de los chalecos amarillos contra Macron en los últimos meses. En esta revuelta existió una fuerte competencia entre las formaciones de Le Pen y Mélenchon por encabezarlas y encauzarlasiv, los resultados de estas elecciones hablan sin lugar a dudas de que quién terminó rentabilizando políticamente dicha revuelta ha sido Le Pen, que ha conseguido, incluso, superar a Macron y erigirse como el partido más votado, mostrando a la extrema derecha francesa cual es el camino para acceder a la presidencia de la república.

Detrás de esta tendencia general a la baja hay algunos elementos comunes y otros propios de cada país. El primer elemento común es la relación que se establece entre esta izquierda respecto a los partidos socialdemócratas. Cuando estos últimos optaron por el social-liberalismo y entraron en graves crisis, el Pasok en Grecia, el PS francés o el PSOE, las formaciones a su izquierda crecieron, Syriza, FI o Podemos, pero cuando la socialdemocracia abandonó el social-liberalismo, se volvió a imponer electoralmente sobre los partidos a su izquierda, ver el ejemplo en España o Portugal.

Cuando esta causa común no ha funcionado del todo es porque ha actuado otra causa también bastante extendida, la relación de la izquierda con los partidos de la DRPX. Estos utilizan a veces un discurso social parecido a la izquierda en otro formato, defienden a las clases populares, nacionales, frente al establishment y la globalización, con el envoltorio de la xenofobia (los nacionales primero) como atractivo a las clases populares. Es el factor explicativo para la FI de Mélenchon, La Izquierda alemana o Libres e Iguales en Italia (en Italia la izquierda pasó de tres eurodiputados en 2014 a ninguno en 2019). En estos casos la socialdemocracia está debilitada pero existen partidos fuertes de la DRPX que les hacen la competencia. 

El caso de Syriza tiene una explicación propia, en Grecia la socialdemocracia histórica, el Pasok, sigue muy debilitada por su papel en el inicio de la crisis de 2008, y la DRPX, en su formato más radical con Amanecer Dorado, tampoco es una fuerza importante, de manera que Syriza creció y llegó al gobierno por su firme oposición a la troika, pero una vez en el gobierno Syriza terminó claudicando ante la troika y adoptó un perfil socialdemócrata clásico con el que volvió a ganar las elecciones a pesar de la claudicación. La actuación de Syriza en el gobierno se asemeja a la del PS portugués o el PSOE, y no puede considerarse su gestión gubernamental como un modelo de las formaciones a la izquierda de la socialdemocracia. Ahora Syriza está perdiendo terreno electoral en favor de los conservadores de Nueva Democracia, lo ha hecho en las elecciones europeas (10% de diferencia) y, según las encuestas, puede hacerlo en las generales a celebrar en un mes, en una dinámica que recuerda las viejas alternancias entre socialdemócratas y liberal-conservadores.

De todas las maneras, el peso principal (en número de eurodiputados que no en porcentaje de votos) de esta izquierda se concentra también en unos pocos países europeos, Grecia, España, Francia, Portugal y Alemania, sin llegar a tener la fuerza que la DRPX tiene en los países dónde es fuerte. Así, la derrota de la izquierda en las elecciones europeas se muestra aún más grave cuando se comparan sus resultados con los de la DRPX. La izquierda queda en 40 eurodiputados después de perder 12, y la DRPX queda en 172 después de ganar una veintena. Esta comparación es oportuna porque la DRPX ha mantenido un discurso euroescéptico, anti-establishment, y antiglobalización, como lo ha hecho la mayoría de la izquierda; la DRPX ha disputado a la izquierda el apoyo electoral de las clases populares y, finalmente, por los resultados expuestos está claro que la DRPX ha conseguido atraer esos apoyos con más éxito que la izquierda. Ésta se ha quedado perpleja, entre una cierta recuperación de los partidos socialdemócratas clásicos y el ascenso de las formaciones de la DRPX, pues entre ambos la han segado la hierba bajo los pies, y en lugar de avanzar ha vuelto a retroceder a unos resultados históricos mediocres.

Notas:
ii "Victoria del PSOE, división de la derecha, reflujo de Podemos"
iii Los ayuntamientos del cambio ganados en 2015 se perdieron en su inmensa mayoría, y allí dónde se mantuvieron, Cádiz y Zamora, lo fueron de manos de candidatos enfrentados en un caso a la dirección de Podemos y, en el otro, a la de IU. A nivel autonómico también se produjo el hundimiento de Podemos e IU, que se presentaban ahora generalmente por separado. Así, han pasado de 10 a 2 escaños en Castilla y Le ón. De 6 a 4 en Extremadura. De 9 a 4 en Asturias. De 6 a 2 en Murcia. De 14 a 5 en Aragón. De 3 a 0 en Cantabria. De 3 a 0 en Castilla-La Mancha. De 10 a 6 en Baleares. De 7 a 4 en Canarias. De 7 a 2 en Navarra. De 4 a 2 en La Rioja. Y de 27 a 7 en Madrid.
iv Ya habíamos alertado sobre las consecuencias políticas de las revueltas en un artículo anterior escrito con motivo de las mismas: Chalecos amarillos, análisis del fenómeno y sus consecuencias. En dicho artículo se señalaba: "En el nivel interno francés el fuerte desgaste de Macron y la disputa entre Le Pen y Mélenchon por presentarse como los apoyos de los chalecos amarillos no se va a medir en unas presidenciales para las que faltan aún cuatro años y, por tanto, pueden ocurrir muchas cosas entretanto, se van a medir en las elecciones europeas de mayo de 2019."
Jesús Sánchez Rodríguez. Licenciado y Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la UNED. Se pueden consultar otros artículos y libros del autor en el blog: http://miradacrtica.blogspot.com/
Ver como pdf 06-06-2019

SI LA IZQUIERDA NI SIQUIERA ES CAPAZ DE HACERSE ENTENDER. CÓMO VA A EVITAR QUE PSOE-PP-CIUDADANOS-VOX, COMO AMIGOS PRINCIPALES, NOS ACABEN ROBANDO LOS FONDOS DE NUESTRAS PENSIONES Y NUESTRO PATRIMONIO PÚBLICO



Elecciones 26-M

Mapa político en Madrid tras las elecciones




Brais Fernández
Vientosur
02.06.2019 

Las elecciones en Madrid arrojan unos resultados claros: victoria de las derechas, derrota de las izquierdas. Pero no se trata simplemente de analizar los números, que son evidencias indiscutibles. Se trata de intentar explicar y comprender ciertas tendencias que se han expresado en estas elecciones y a partir de ahí, tratar de armar nuevas estrategias políticas transformadoras. Por lo tanto, son unas reflexiones preliminares que espero que sirvan, ante todo, para el debate, más que para sentenciar o definir de forma cerrada lineas de análisis o de acción.

Los resultados son conocidos. El PP consigue ser el partido más votado en la derecha, Ciudadanos se estanca y Vox retrocede. En la izquierda, el PSOE es mayoritario excepto en la ciudad de Madrid, Más Madrid logra capturar la herencia del voto pos-15M y de Podemos, las opciones más a la izquierda se pegan un batacazo sin paliativos.

Un apunte sobre el voto popular

Es cierto que no todos los barrios votan igual. Hay barrios de izquierdas y barrios de derechas, hay barrios populares y barrios de clase media-alta. Estas características semi-solidificadas no deberían hacernos creer que los barrios son homogéneos: dentro de los barrios y ciudades, a pesar de que haya tendencias de voto consolidadas, coexisten diferentes clases y segmentos electorales. En los barrios y ciudades existe, por lo tanto, la lucha política.

La explicación más común para explicar la victoria de la derecha es que en sus barrios ha habido movilización electoral y que las clases populares se han abstenido. Creo que lo que puede ser una explicación objetivamente cierta (las clases medias altas votan más y los sectores sociales más empobrecidos menos) pero puede esconder cierta pereza política.

Por ejemplo, la victoria de Ahora Madrid en 2015 no se sustentó en la hegemonía de las clases populares y de los sectores más proletarios de la ciudad de Madrid. Es decir, quién marco la dinámica de la campaña y del discurso político fueron las clases medias radicalizadas por el 15M, decididas a recuperar el Ayuntamiento. Con esto no estoy criticando moralmente esa realidad. Pienso que en la clase media descompuesta por la crisis se encontraba buena parte de la base material para reconstruir una clase constituyente. Mi argumento tiene otra intención; de lo que se trata es de romper con un posible mito que habla de un 2015 popular frente a un 2019 de clase media. La diferencia entre la victoria y la derrota ha sido precisamente la capacidad de despliegue hegemónico de las clases medias que han dirigido el ciclo pos-15M: mientras que en 2015 todavía tenían algo que ofrecer (entre otras cosas, una recuperación de la ciudad que incluía a los sectores más subalternos), en 2019 el voto ha sido pasivo, sin dinámica, lleno de inercia o extremadamente resistencialista. Esto se ha traducido en la desmovilización de un pequeño sector que solo votó coyunturalmente en 2015: un voto cuantitativamente pequeño, pero decisivo cualitativamente en una ciudad en donde los conservadores son capaces de mantener a su base electoral activa, incluso tras el batacazo que supuso ganar las elecciones generales en la Comunidad de Madrid y perderlas a escala estatal. Dicho esto, apuntemos hacia un tema fundamental para evitar malos entendidos: la mayoría de los votos son asalariados, porque la composición del electorado es la que es. Cuando hablamos de hegemonía de las clases medias nos referimos a dirección política.

Lo determinante es que no se han conseguido superar los límites establecidos en 2015. Esto ha tenido su reflejo en toda la región de Madrid y en todas las escalas territoriales y se ha traducido en un fuerte retroceso político de la izquierda pos 15M. En ningún momento de los últimos 4 años se ha conseguido partir de los avances para consolidarlos en una nueva estructura popular, articulada en la sociedad civil, que permitiese agregar de forma estable en los pueblos y barrios; más bien, ha habido un fuerte retroceso en ese terreno. Esa incapacidad para avanzar desde la victoria coyuntural a la hegemonía estructural ha sido lo determinante en el resultado de las izquierdas. Eso no significa, lógicamente, que toda las izquierdas se hayan visto afectadas por igual, pero si que ha beneficiado por igual, a pesar de su retroceso, a las derechas.

Un mapa de la derecha madrileña

En Madrid es seguramente el territorio en donde más movilizada se encuentra la derecha. Empleamos movilización de forma particular, en el sentido de una acción política consciente de su propia lucha. En otros territorios, la derecha ha sido hegemónica pasivizando o agregando a amplios sectores sociales: en Madrid la estrategia es una estrategia militante. Una derecha fuertemente ideologizada, con bases azules en barrios clave y buscando penetrar en determinados segmentos de los barrios y ciudades obreras en los que se sabía minoritaria, como precondición para armar una mayoría social, tratando de superar los límites de su composición de clase. Solo así se explica, a pesar de sus escasos resultados, cómo el PP, Ciudadanos y Vox trataron de ensayar una estrategia militante en Usera, el distrito del Ayuntamiento de Madrid gobernado por Rommy Arce: se trataba de ensayar una penetración en distritos populares, apoyándose en el resentimiento anti-progresista de sectores de las clases medias, pequeña burguesía y sectores subproletarios.

Esta estrategia no se ha terminado de desarrollar y ha sido parcialmente abandonada por una derecha en crisis y recomposición: finalmente han optado por removilizar a su electorado y confiar en la desmovilización de segmentos clave para la izquierda. Esa táctica ha sido suficiente para que la derecha consiguiera una mayoría de votos.

Dentro del propio bloque de derechas, se constatan varias tendencias. Por una parte, Ciudadanos, que partía como el gran favorito, no ha sido capaz de superar al PP. Sus giros desconcertantes, tratando de ser el partido más liberal y a la vez el partido más duro, provocan desconfianza en el sector del electorado más volátil de la derecha. Ahora la elección de Ciudadanos es extremadamente difícil y perderá haga lo que haga, porque en política, cuando se llega a un punto de ebullición y no se consigue poner el agua a hervir, empieza el retroceso. Al no sobrepasar al PP, Ciudadanos se ve obligado a elegir entre buscar alianzas con el PSOE para conseguir algún tipo de poder institucional o en dárselo al PP, asumiendo un rol subalterno dentro del bloque de la derecha. Un abanico de opciones que implica crisis o estancamiento: dilema difícil para el partido más tacticista que ha existido nunca en la política española.

El PP consigue aguantar: para un partido en una crisis descomunal, esto es todo un triunfo. Si finalmente no lograse conformar una coalición derechista y Ciudadanos girase hacia un pacto con el PSOE, su situación sería paradójica: entraría en crisis por no poder mantener el poder institucional y todo lo que se deriva de el, y a la vez, se posicionaría como la única oposición de derechas en todo el Estado. Difícil paradoja para un partido que necesita tiempo para recomponerse y a la vez, cargos para no hundirse.

El fenómeno Vox está en una fase de declive, al menos en esta coyuntura. Sería interesante analizar, retomando debates previos al ciclo electoral, cual ha sido la evolución de su trayectoria. En Vox estaban y están implícitas dos posibilidades de desarrollo. Por una parte, la hipótesis de un proyecto tercerista, que busque construir un espacio nacional-populista de extrema derecha con ciertos tintes neofascistas, al estilo Le Pen. Por otro lado, un conservadurismo radicalizado, que como decía Miguel Urban, lo situase más cerca del campo político que representa la derecha católica polaca que de la nueva extrema derecha pop de Salvini.

Vox parece estar desarrollándose en esta última dirección. Sus candidatos en las últimas elecciones madrileñas fueron dos pesos pesados del partido, Rocío Monasterio y Ortega Smith. Más que temibles, terminaron siendo dos candidatos frikis: conservadores con ansias de soltar boutades para destacar en campaña, pero en el fondo, gente de orden. El falangismo que profesa Ortega Smith está más próximo al aguirrismo que al olvidado obrerismo de Hedilla. Finalmente, su único discurso en los debates terminó siendo el mismo que el resto de la derecha: una revolución fiscal ultra-neoliberal aderezada de improperios contra la izquierda, en un intento desesperado por desatar una guerra cultural que, en realidad, en esta coyuntura, solo beneficia a las opciones más progres de la izquierda.

Este desarrollo de Vox está muy determinado por su composición de clase. Mientras que el fascismo contra-revolucionario de los años 20 y 30 se articulaba en torno a una pequeña burguesía depauperada por la crisis, que trataba de recuperar su posición perdida a través de la guerra imperialista y del genocidio interior, Vox representa a unas clases altas parasitarias que miran con desprecio las miserias que viven sus hermanos pequeño-burgueses en los barrios populares. Eso impulsó a Vox hacia una posición más aristocratizante que populista, limitando su impacto a ser la voz y la conciencia de la derecha, pero no un proyecto anti-establishment capaz de tumbar el régimen para mantener el orden: su orden es el del 1978, su propuesta es solo conservarlo con mayor virulencia.

Esto no significa que Vox no pueda mutar en un futuro ni que su presencia no pueda abonar el surgimiento de fenómenos más próximos a la nueva derecha radical que al conservadurismo hispano. Tampoco da igual si tocan poder o no, sobre todo para sectores oprimidos como el colectivo LGTBI o las mujeres; como no ha dado igual que gobernase el PP o el PSOE. Sin embargo, deberíamos ser capaces de analizar el rol político concreto que está jugando Vox en esta coyuntura, más allá de la gradilocuencia tan propia del izquierdismo. Grandilocuencia, que, curiosamente parecen utilizar los sectores más moderados y transformistas, como Más Madrid, para justificar su proyecto de sustituir la vieja articulación consensual bloquista (izquierda y derecha, PSOE contra el PP) por un nuevo centro en torno al cual pivote la gobernabilidad, y del que estén excluidos tanto Vox como la izquierda pos-eurocomunista que representa Unidas Podemos. No se escandalicen y antes de calificar a este humilde marxista de exagerado, recuerden que es exactamente así como se ha reequilibrado el sistema político alemán. En el fondo, este parece ser el gran debate de la izquierda pos-15M: en que lógica de recomposición del régimen opta por integrarse la nueva izquierda una vez se ha abandonado todo tipo de horizonte constituyente.

Un mapa de la izquierda madrileña

La izquierda no consigue ganar ni el Ayuntamiento de Madrid ni la Comunidad de Madrid; en los municipios, el dato más relevante es el retroceso y casi desaparición del municipalismo independiente que surgió en 2015 y el retroceso de las fuerzas a la izquierda del PSOE.

Seguramente a alguien le sorprenda que incluyamos al PSOE en este bloque. Desde un punto de vista de su práctica política, el PSOE es un partido de centro neoliberal, con ramalazos progresistas, en ciertos terrenos de las libertades civiles. Sin embargo, a nivel político, el PSOE es ahora mismo el principal partido de izquierdas de España, re-ocupando ese imaginario entre un amplio sector de las clases subalternas. No es casualidad: la dinámica de disminución de expectativas, que se traduce tácticamente en subordinar toda la acción política parlamentaria a la búsqueda de una alianza con los social-liberales, abandonando las reformas estructurales que estos son incapaces de afrontar, ha situado de nuevo a este partido en el centro de la escena política. Un centro que se ha reconquistado desde la izquierda, pero que puede, como se está viendo en las negociaciones abiertas con Ciudadanos, girar a la derecha.

El PSOE se ha recompuesto combinando táctica política, marketing, aprovechando los errores ajenos, pero también utilizando su inserción en el Estado y sus tentáculos en la sociedad civil, una capacidad que infravaloró (infravaloramos) la izquierda pos-15M. En el caso de las elecciones madrileñas, se impone como ganador en la Comunidad y en muchos municipios del Sur de Madrid, pero no consigue recuperar su rol de mayoritario en la Ciudad de Madrid.

Eso tiene que ver con la figura de Manuela Carmena en el Ayuntamiento de Madrid, un tirón inteligentemente aprovechado por Iñigo Errejón para montar su partido Más Madrid y preparar su salto a la política estatal. En realidad, ambos ocupan el mismo espacio político: el progresismo de centro izquierda. Esto no significa que no haya diferencias importantes entre el PSOE y Más Madrid: sus direcciones políticas provienen de lugares diferentes, sobre todo en el terreno generacional. Vienen de experiencias distintas y por lo tanto, cada partido hace énfasis en cuestiones distintas, con lenguajes que se dirigen de forma particular a sus respectivos públicos. Mientras el PSOE tiene sólidos vínculos con algunos segmentos de la clase obrera (que, insisto, quizás infravaloramos en su momento o no supimos romper) y con el capital financiero (un partido bifronte, con el voto de los sectores más empobrecidos y con un aparato imbricado en el núcleo del poder capitalista), Más Madrid es un aparato electoral de clase media, con una serie de cuadros muy cualificados y nucleados en torno a un estratega particularmente inteligente, pero (todavía) sin conexiones orgánicas con ningún sector social.

Lo relevante de Más Madrid no son tanto sus figuras como lo que representa políticamente: los intereses transformistas de una fracción de clase media y sus formas culturales, como bien ha escrito Esteban Hernández 1/. Pero hay algo más de fondo, que tiene que ver con el proceso de mutación política de la base social que ha sostenido el ciclo pos-15M. En ese sentido, lo que representa Más Madrid es tanto la mutación y la hegemonía del ciclo pos-15M por parte de esas fracciones sociales de clase media, que sufrieron una profunda crisis material y moral en 2008, pero que, lejos de convertirse en una nueva intelligentsia constituyente-revolucionaria, han devenido en una clase restauradora.

Marx en los Grundrisse decía que “la anatomía del hombre es la clave para la anatomía del mono“. Esto significa que esta posibilidad ha estado presente durante todo el ciclo y que no tenía resolución predeterminada. Hay, por lo tanto, una victoria política de esta orientación transformista y restauradora en el campo de la izquierda pos-15M y una derrota de los sectores constituyentes y rupturistas. No es el momento de hacer un largo y farragoso análisis del ciclo, pero si nombrar una paradoja que en mi opinión ayuda a explicar el auge de Mas Madrid y la debacle de Podemos en la Comunidad, verificada en el reparto de votos y escaños. Pablo Iglesias y su fracción ganaron VistaAlegre II con un programa profundamente cesarista y autoritario en el plano interno, pero que prometía un giro hacia una estrategia constituyente (esto es, mirando más allá de ser la pata izquierda del PSOE) y hacia las clases populares, pero inmediatamente después de su victoria adoptaron la estrategia de Errejón. En realidad, una vez fijado ese terreno de juego, Errejón sólo hace aplicar la táctica de la manera más coherente, de forma más cualificada y flexible. Si de lo que se trata es de surfear la coyuntura saltándose la construcción estratégica y de entrar sin complejos en la lógica gobernista, el límite de las alianzas y de los principios es contingente, nunca normativo. Ya veremos hasta donde son capaces de deslizarse los dirigentes de la izquierda transformista: una vez rotos todos los anclajes, la batalla termina siendo, como siempre quisieron, discursiva.

La alianza que encabezaba Podemos se ha hundido en la Comunidad de Madrid, arrastrando a IU y Anticapitalistas en su derrota. No es de extrañar que Errejón le haya arrebatado el electorado a Podemos y a la izquierda. La candidatura fue un despropósito desde el principio, una suma de debilidades pésimamente articuladas y sin vocación de hacer nada mínimamente serio. El acuerdo de unidad se impuso con las pistolas en la cabeza tanto del periodismo progre como de la dirección federal de IU, que debe considerar un gran triunfo que su partido forme parte de un bloque más pequeño que la IUCM de Ángel Perez. Es cierto que IU y Anticapitalistas se encontraban en una posición de debilidad objetiva para competir en solitario, por razones exógenas pero también endógenas. Pero quizás estemos extrayendo una lección parcial de quién es débil: sin esta alianza mal hecha, quién se hubiera ido al extraparlamentarismo en la Comunidad de Madrid es Podemos. Apuntemos ese dato para dejar de conceder un rol dirigente en la izquierda a un espacio completamente en bancarrota en Madrid, sin militancia, una marca que ya solo produce rechazo y un grupo parlamentario minorizado y paralizado por el sectarismo de su partido. Sinceramente, es difícil pensar que Podemos pueda tener algún futuro en la Comunidad de Madrid (en la Ciudad de Madrid ya no existe): su única posibilidad de supervivencia consistiría en ser capaz de trabajar cooperativamente en la reconstrucción de un polo transformador y radical, que fuese pequeño inicialmente, pero con vocación de bloque histórico amplio. Esta opción parece difícil, pues significaría que Podemos rompe con su esencia y se transforma en otra cosa; más probable parece que Podemos malviva en una lógica de autodestrucción cada vez más patética y cutre, mientras las pequeñas camarillas de cadáveres políticos se pelean por las migajas de un partido arruinado y el rencor a la traición de Errejón bloquea cualquier tipo de oxigenación política.

Queda por analizar el papel de la izquierda clásica (IU) y de la izquierda alternativa (Anticapitalistas y La Bancada), aliados en la Ciudad de Madrid en torno a Madrid en Pie y en la Comunidad y en algunos municipios en una plataforma del mismo nombre, sin el concurso de la Bancada en este caso, ya que es una plataforma municipalista para la capital.
No voy a usar el término autocrítica en esta parte del análisis, porque me suena cínico; tengo la impresión de que autocrítica es sinónimo en el argot de la nueva política de echar las culpas a los demás. En realidad, los espejos no suelen ser herramientas para descubrirse a uno mismo, sino que suelen servir para auto-engañarse. Así que intentemos continuar con la misma linea critica-analítica que hemos intentado utilizar hasta ahora.

Los resultados de este bloque son malos. En la Comunidad de Madrid, su alianza con Podemos solo se ha traducido en dos diputadas para IU y en que Anticapitalistas se quedase sin representación. A nivel de los municipal (excluyendo Madrid Capital), donde el peso cuantitativo es fundamentalmente de IU, el resultado ha sido calamitoso. IU es una marca electoral prácticamente en extinción, a pesar del voluntarismo de muchos de sus militantes y de los intentos de la dirección de Madrid de salvarla. La impresión es que IU tiene una serie de debilidades estructurales (envejecimiento, desconexión con las luchas metropolitanas, un proyecto no demasiado definido y poco hegemónico, que tiende a sustituir la construcción del demandas mediatas por la identidad) que solo puede superar si asume la tarea de jugar un papel central en la reconstrucción de la izquierda. A pesar de todas las calumnias e insultos que ha sufrido la dirección de Madrid los últimos meses, da la impresión de que este nuevo sector pretende construir una salida dinámica y viva para un patrimonio histórico que sería una calamidad dilapidar.

La izquierda alternativa madrileña también debe iniciar un periodo de reflexión profundo, que vaya más allá de las estructuras de los núcleos que la componen. Debe ser por lo tanto, una reflexión basada en la discusión y en el debate público, generando un ecosistema crítico en donde participen de una forma u otra los cientos de militantes que se identifican con una política radical, si la entendemos de forma plural y abierta, no exclusivamente partidaria.

Porque este fin de ciclo tiene también una peculiaridad para la izquierda alternativa madrileña: por primera vez en décadas, ha tenido representación institucional tanto en el Ayuntamiento como en la Comunidad de Madrid, así como en muchos municipios de la región. Practicamente, todas esas posiciones se han perdido. Podríamos hacer el análisis fácil y conformarnos con decir que, puesto que lo institucional tiene una importancia relativa, la perdida de estas posiciones nos resulta indiferente. Es obvio que los resultados electorales dependen de flujos políticos que van más allá de la capacidad o incapacidad de pequeños núcleos militantes, pero también es cierto que depender de estos flujos hasta tal punto que tus posiciones dependan exclusivamente de ellos refleja una profunda debilidad organizativa y política.

Y ese es el primer balance honesto que debe hacer la izquierda alternativa madrileña: que, por mucha presencia pública e incidencia en los debates de la izquierda pos-15M que haya tenido, siempre ha estado surfeando y acompañando un proceso que a nivel político-electoral era hegemonizado por otros. Esto supone una debilidad estructural, no porque no sea necesaria una política de alianzas a todos los niveles, sino porque el no haber construido referentes electorales propios los ha supeditado y los ha hecho dependientes siempre de los vaivenes de las voluntades de la nueva clase política surgida del pos-15M. Un ejemplo clarísimo es el caso de Ahora Madrid. Finalmente, y a pesar de que en torno a Madrid en Pie-Municipalista se agruparon 6 concejales y las tres organizaciones con más capacidad militante de la Ciudad (IU, Anticapitalistas y la Bancada) quién ha gestionado y capitalizado todo el capital de Ahora Madrid ha sido la persona que lo liquidó, Manuela Carmena. El neoprogresismo ha demostrado mucha más voluntad de escisión que la izquierda alternativa; ir a las elecciones con marcas viejas, creadas en el último momento o a rebufo de Podemos es garantía de fracaso. Porque no se trata de la marca. Se trata de generar una base social amplia, más allá de los círculos militantes, que sostenga una perspectiva política de largo recorrido. Este camino es más arduo y complejo que acoplarse como ala izquierda de la izquierda transformista (con la que, con algunos sectores, se podría llegar a alianzas tácticas concretas en lo social e incluso en lo electoral), pero es lo único que puede dotar a estas redes militantes de capacidad política para incidir de forma decisiva en la esfera pública.

La izquierda alternativa se encuentra en una encrucijada: ha desarrollado un discurso dirigido hacia los sectores más empobrecidos y precarios de la población en un contexto en donde estos sectores (con alguna excepción como lo que es capaz de organizar heroicamente la PAH) no están políticamente activos. La fracción políticamente activa y que ejerce un papel dirigente en la izquierda es la clase media restauradora a la que aludíamos más arriba. Y ahí nos encontramos con el gran límite de la izquierda alternativa: su discurso está enunciado para los sectores precarizados de la población, pero no desde ellos y sin llegar a construir una relación de interpelación con ellos. En realidad, todos los debates políticos pos-15M terminan convirtiéndose en un debate entre intelligentsias en el que la izquierda alternativa, más que conectar con la base social a la que intenta apelar, termina convirtiéndose en la conciencia crítica de la clase media restauradora.

A falta de explosiones como la de los chalecos amarillos franceses, la izquierda alternativa madrileña debe iniciar un proceso de reflexión profunda, que, en mi opinión, debe abordar algunos temas clave:

1) Un proceso en el que se reconozca la profunda debilidad de las partes y la necesidad de alianzas unitarias estables. El proceso de Madrid en Pie Municipalista no debería ser un punto y final, sino un punto de partida para estructurar una alianza rebelde capaz de constituirse como proyecto político estable, no solo en la capital, si no en toda la región.

2) Asumir la necesidad de un rearme programático y táctico colectivo basado en conectar con la tendencia más avanzada de las luchas, pero con vocación hegemónica, es decir, con capacidad de diálogo con todos los sectores subalternos. Esto significa ser capaces de construir demandas mediadas relacionadas con los problemas reales de la gente trabajadora, salir de la polémica intra-izquierdista y comenzar a asumir que una reconstrucción empieza por asumir tu posición de minoría con vocación de transcenderla.
3) Abordar la cuestión de la reconstrucción política de un proyecto radical desde los movimientos, evitando hipostasiarlos o caer en la representación fetichista que elude la necesidad de una construcción política consciente. Construir un proyecto transformador y anticapitalista debería partir del reconocimiento de que las tendencias restauracionistas también permean por abajo, que no es un simple creación intelectual de un grupo astuto y pérfido de dirigentes, sino una debilidad estructural producto de la falta de proyecto político propio de las clases subalternas.

A modo de conclusión

El resultado de las elecciones en Madrid puede resolverse en dos direcciones: o la configuración un nuevo centro frentepopulista concretado en una alianza táctica entre el PSOE y Ciudadanos con el apoyo de Más Madrid (repartiéndose el Ayuntamiento de la capital y la Comunidad) o lo que parece la salida más natural, una alianza de bloque de derechas encabezado por el PP, como la que ejerce el gobierno en Andalucía. En ese sentido, lo que ocurra en Madrid es decisivo para toda la política española, pues definirá como se reconfigura el nuevo escenario multipartidista.

Hemos tratando de analizar el mapa y de apuntar algunas posibilidades, así como algunas tareas urgentes para los que apostamos por un horizonte pos-capitalista. Obviamente, ese texto tiene un carácter preliminar y la única pretensión de contribuir a animar una discusión que ayude a la tarea de construir un proyecto transformador, que, pese la difícil situación actual, sigue siendo más urgente que nunca.

2/06/2019

Brais Fernández, forma parte de la redacción de viento sur, militante de Anticapitalistaa
Notas: