martes, 6 de diciembre de 2022

Un dron ataca otro aeródromo ruso

 

Un dron ataca otro aeródromo ruso

 

DIARIO OCTUBRE / diciembre 6, 2022


 
Un tanque de almacenamiento de petróleo se incendió la mañana de este martes en la provincia rusa de Kursk tras un ataque con dron contra un aeródromo, comunicó el gobernador de esa región fronteriza, Román Starovoit.

El ataque no dejó víctimas y los servicios de emergencias trabajan para apagar el fuego.

FUENTE: actualidad.rt.com

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¿Qué son las “redes libres”?

 



¿Qué son las “redes libres”?


Publicado el 6 de diciembre de 2022 / Por LQSomos /KAOSENLARED

 

Que las redes sociales acumulan tanto poder como para convertirlas en un actor político peligroso no es novedad. Pero lo que tal vez sí lo sea es que existen alternativas. Fuera del mundo de las “big tech”, muy lejos del mundo hipercapitalista de Silicon Valley, la cultura hacker está creando redes que funcionan bajo otra lógica, sin publicidad ni recopilación de datos, y que funcionan de manera descentralizada, sin dueño, desarrolladas siguiendo el modelo del Software Libre.

¿Qué es el software libre? En pocas palabras, un programa libre es uno que cualquiera puede ejecutar, analizar, modificar y redistribuir. No necesariamente significa que sea gratis, pero en muchos casos terminan siéndolo. Algunos ejemplos que seguramente conocés son el navegador web Firefox, el reproductor de video VLC o el sistema operativo Linux.

Esto es importante porque detrás de su fachada, las redes sociales son precisamente programas de computadora. A diferencia de los que instalamos en nuestros dispositivos, estos corren en servidores potentes— la aplicación que instalamos en un celular es apenas una manera de mostrarnos la información que procesa ese servidor—, pero en el fondo son eso, programas.

Las redes libres, entonces, son aquellas que permiten que cualquiera cree una nueva instalación. El hecho de que sean descentralizadas significa que estas distintas instalaciones hechas de manera independiente pueden comunicarse entre sí. Pensá en cómo funciona la red telefónica o el correo electrónico: no importa quién es mi proveedor de servicio ni la marca de mi teléfono o computadora, puedo comunicarme con cualquiera que esté en la misma red. En cambio, si quiero mandarle un mensaje a alguien que está en Facebook, si o si tengo que tener una cuenta en Facebook.

De esta camada de redes libres tal vez la más popular sea Mastodon. Es casi un clon de Twitter, la mayor diferencia es que permite escribir hasta 500 caracteres por mensaje. Ganó mucha visibilidad cuando se anunció la compra de la red del pajarito por parte de Elon Musk a principios de 2022 y cuenta con más de 5 millones y medio de usuarios repartidos en casi 3000 instancias. ¿Instancias? Claro, como dije más arriba, no existe un único proveedor, sino que cualquiera puede crear el propio. La instancia más grande es la “oficial”, Mastodon.social, pero existen otras para públicos más específicos, como mastodon.la, orientada al público latinoamericano. Lo importante es que sin importar dónde armemos la cuenta, podemos comunicarnos, leer y ser leídes por quienes están en otros servidores.

Pero hay otras opciones además de Mastodon. Para quienes eligen comunicarse a través de la imagen existe Pixelfed. Si Mastodon es un clon de Twitter, Pixelfed lo es de Instagram. Con casi 100.000 usuarios en 248 servidores, su peso es considerablemente menor. Sin embargo, parece una alternativa interesante para quienes disfrutan de las imágenes pero no tienen tolerancia a la “cultura de influencers” que permea todo el contenido de Instagram.

Para videos existe Peertube, una plataforma similar a Youtube que distribuye la carga del ancho de banda necesario para los videos con un sistema entre pares similar al de programas de descargas como BitTorrent. La aplicación permite compartir videos y transmisiones en vivo compartiendo el ancho de banda de los usuarios para aliviar la carga del servidor. La implementación más grande en castellano es fediverse.tv.

Por supuesto, un problema común a todas estas plataformas es el contenido. La mayoría de los usuarios no entramos a Twitter, Facebook o Youtube porque nos gusta el software, sino por las personas que encontramos allí. Una plataforma técnicamente impecable pero donde no está la gente que queremos seguir es poco menos que inútil. Sin embargo, hay algunos supuestos en los que su uso podría promoverse.

En primer lugar, lo obvio: el Estado en sus diferentes niveles. Hoy en día el Estado depende de redes monopólicas para comunicar sus acciones de gobierno. ¿No sería razonable crear un sistema de comunicación descentralizado y soberano que sirva de repositorio canónico de información pública? De hecho, esto ya fue implementado por la Unión Europea, con su propia instancia de Mastodon para organismos oficiales.

Pero también hay otros actores que podrían beneficiarse con estas herramientas. Por ejemplo, imaginemos un municipio creando una instancia de Pixelfed para que los vecinos puedan compartir fotos de su ciudad. Una universidad pública podría utilizar Peertube para almacenar clases y recursos audiovisuales, de la misma manera que hoy se hace con los sistemas de campus virtual. Medios públicos o comunitarios podrían aprovechar su capacidad de streaming en vivo para distribuir sus contenidos audiovisuales. Una cámara empresaria podría crear una red pensada para que sus miembros promocionen sus servicios sin temor de que un cambio de política de Instagram los hunda. Cualquier institución lo suficientemente grande como para tener un responsable de tecnología o sistemas podría encontrarle un uso a estos sistemas descentralizados.

Así como hace años el campo popular discute el rol de los medios en la producción y distribución de sentido, parece haberle tocado el momento a las redes, los algoritmos y los gigantes tecnológicos. De hecho, desde hace años los colectivos hackers, de software libre y de derechos informáticos vienen alzando la voz al respecto. Tal vez, ante la inédita acumulación de poder de estas empresas, esté siendo hora de prestar atención a sus planteos.

En Agencia Paco Urondo

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Sumar y Podemos sondean la posibilidad de ir por separado a las urnas hasta que el PSOE los una

 

Sumar y Podemos sondean la posibilidad de ir por separado a las urnas hasta que el PSOE los una

 

 

INSURGENTE.ORG / 5 diciembre 2022

 

 


Los últimos movimientos en el tablero electoralero indican que el Sumar de Yolanda Díaz y el Podemos de Irene Montero irán por separado a las urnas. Eso parece al día de hoy, pero una llamada al orden desde el Jefe en Moncloa podría cambiarlo todo y que aparezcan en el cartel juntas e incluso revueltas. Las desavenencias entre ambas organizaciones no son ideológicas ni siquiera políticas ya que tanto Sumar como Podemos están constituidos para ir a arropar al PSOE en el gran encuentro histórico de la socialdemocracia con sus bastones. Por ello, con más ganas, con menos, con más teatro, con menos, pero siempre junto al hermano mayor que es quien garantiza el gobierno y, por tanto, los puestos para «cambiar» las cosas desde adentro, desde el institucionalismo más alejado de los trabajadores/as.

En la noche electoral, en las sedes y hoteles de rigor, las dos organizaciones mirarán las pantallas para ver si todos unidos llegan a 176 escaños. No hay más, por lo que las disputas si «Podemos Sumar» o no tienen que ver con encontronazos de tipo personal, lugares en las listas, traiciones y deudas junto a ingredientes no confesos con los que en el fondo se divierten.

Pero ocurre que, por supuesto, al margen de ellas hay vida social y política, y es necesario recordarles que votarlos o botarlos tiene apenas una letra de diferencia, y que encima suena igual.

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Los beneficios de las empresas han crecido siete veces más que los salarios en 2022, según el Banco de España

 

Los beneficios de las empresas han crecido siete veces más que los salarios en 2022, según el Banco de España


TERCERAINFORMACION / 05.12.2022

  • El Banco de España certifica que las empresas han trasladado el encarecimiento de sus costes a los precios de venta al consumo, manteniendo su rentabilidad e incluso aumentando sus beneficios respecto a momentos de estabilidad económica.
  • En el tejido empresarial beneficiado por el encarecimiento al consumo destacan las grandes corporaciones bancarias o energéticas, cuyos márgenes de beneficio se sitúan en el 31% de media para la banca y el 24% para las grandes eléctricas. 



 Los resultados de la Central de Balances Trimestral del Banco de España recogen que los beneficios de las empresas han crecido siete veces más que los salarios en 2022. Mientras las ganancias empresariales se han incrementado un 21% de media hasta el tercer trimestre de este año respecto a 2021, el gasto derivado del salario y cotizaciones de cada trabajador apenas se ha elevado un 3%. Si se suma a esta cifra el aumento de las plantillas en estos meses de reconstrucción del mercado laboral después de los años de pandemia, es decir, desde 2020, la cifra llega casi al 7%, aún tres veces por debajo de los beneficios empresariales.

También se constata que las empresas han trasladado el encarecimiento de los costes derivados de la energía, el transporte o las materias primas -consecuencia de las sanciones a Rusia- a los precios de venta de sus productos o servicios.

Los datos se basan en una macroencuesta a 920 empresas, entre las que no hay ningún banco ni compañía de seguros, aunque el beneficio de la banca en los nueve primeros meses de 2022 es aún mayor, del 31% de media. La encuesta solo ratifica lo observado por la Agencia Tributaria en la recaudación del impuesto de Sociedades: los dos primeros pagos fraccionados de este impuesto que grava los beneficios empresariales reflejan un crecimiento del 18,7% en relación con los diez primeros meses del año pasado (un 25% si se elimina el ingreso extraordinario aplicado en 2021).

Las seis entidades cotizadas del país –Banco Santander, BBVA, CaixaBank, Banco Sabadell, Bankinter y Unicaja– ganaron 16.014 millones de forma agregada en ese período. Solo dos grandes bancos, Santander y BBVA, aportan tres cuartas partes de ese beneficio. Mientras el margen de intereses se ha disparado un 17%, las comisiones se incrementaron hasta el 13%, el doble de ritmo de lo crecían en 2021. En este contexto, la banca se frota las manos con la subida de los tipos de interés prevista desde enero de 2023.

Aunque el beneficio de las aseguradoras no resulta tan obsceno, también es reseñable. En los seis primeros meses del año ascendió a 2.662 millones de euros, un 9,3% más que en junio de 2021, según ICEA.

«El reparto entre empresas y trabajadores de los excedentes de la actividad se ha volcado hacia las empresas [en los últimos trimestres], pero en 2020 fue totalmente al contrario», ha defendido Ángel Gavilán, director general de Economía y Estadística del Banco de España, en la presentación del informe sobre el sondeo. Añade que «el reparto ha sido igual en 2022 que en 2019», lo que, en su opinión «es coherente con el hecho de que durante ese período (2019-2022) empresas y trabajadores han perdido renta real» en esta crisis de inflación.

«La recuperación de los beneficios ordinarios habría permitido que, para el conjunto de las empresas encuestadas, el margen sobre VAB (Valor añadido bruto, que mide la proporción de este resultado que se quedan las empresas una vez deducidos los gastos de personal) siguiese aumentando en 2022, hasta situarse en niveles similares a los existentes antes de la pandemia», explica el propio Banco de España en el informe publicado el pasado 1 de diciembre.

El Banco de España reconoce así «una mejora adicional de la situación económica y financiera de la mayoría de las empresas de la muestra». «No obstante, los datos referidos exclusivamente al tercer trimestre muestran una pérdida de dinamismo de los beneficios empresariales como reflejo de la desaceleración de la actividad económica», añade el informe.

A pesar de esa «desaceleración», el otro actor del establishment económico español, las compañías energéticas, que ya cuadruplicaron sus beneficios en 2021, ven incrementadas sus ganancias en un 24% durante el primer semestre de 2022Iberdrola, Endesa, Naturgy, Repsol, Enagás y Red Eléctrica, que ya recogieron 10.117 millones de euros en 2021, suman  3.548 millones de euros en la primera mitad del presente año.

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Los nuevos dueños del mundo

 

Entre las personas que más influyen en el mundo ya no se encuentran los políticos. Ni siquiera los jefes de gobierno. Hoy manda una nueva especie: los Señores del dinero. Texto publicado originalmente en El Viejo Topo 86, Junio de 1995


Los nuevos dueños del mundo


Ignacio Ramonet

El Viejo topo

6 diciembre, 2022 

 

Bien pudiera ser un cuento de José Luis Borges. En un lejano reino, un magno y cruel soberano, aferrado a los atributos de su poder, encerrado en su suntuoso palacio, no se había dado cuenta de cómo el mundo, de manera apenas perceptible, cambiaba a su alrededor. Hasta el día en que hubo de tomar la gran decisión. Entonces, estupefacto, vio que sus órdenes no eran obedecidas, porque el poder se había desplazado. El magno soberano había dejado de ser el dueño del mundo.

Quienes se abandonan a interminables combates electorales para conquistar democráticamente el poder, ¿no se exponen, en caso de victoria, a sufrir una decepción similar a la del soberano del cuento? ¿Saben que, en este fin de siglo, el poder se ha desplazado? ¿Que ha huido de esos lugares precisos que circunscribe la política? ¡El verdadero poder está en otra parte, fuera de su alcance!

Un semanario francés publicaba hace bien poco una encues ta sobre los cincuenta hombres más influyentes del planeta . No figuraba en ella ni un solo jefe de estado o de gobierno, ni un ministro o diputado, de ningún país del mundo. Hace algunas semanas, otra publicación semanal dedicó su portada al hombre más influyente del mundo. ¿Quién era? ¿Bill Clinton, Helmut Kohl, Boris Yeltsin? No. Simplemente Bill Gates, jefe de Microsoft, que domina los mercados estratégicos de comunicación y se dispone a controlar las autopistas de información.

Las increíbles innovaciones científicas y tecnológicas de las dos últimas décadas han estimulado, en diferentes ámbitos, las tesis ultraliberales del laissez faire, laissez passer. Además, la caída del muro de Berlín, la desaparición de la URSS y el desmoronamiento de los regímenes comunistas les han animado a hacerlo. La universalización del intercambio de signos, en especial, se ha acelerado de forma extraordinaria gracias a las revoluciones de la informática y la comunicación. Estas han provocado concretamente la explosión de dos auténticos sistemas nerviosos de las sociedades modernas: los mercados financieros y las redes de información.

La transmisión de datos a la velocidad de la luz (300.000 km por segundo); la digitalización de los textos, las imágenes y los sonidos; el recurso, ya banal, a los satélites de telecomunicaciones; la revolución de la telefonía; la implantación de la informática en casi todos los sectores de producción y servicios; la miniaturización de los ordenadores y su introducción en redes a escala universal, han conseguido, poco a poco, revolucionar el orden mundial.

Especialmente el mundo de las finanzas. En lo sucesivo, las finanzas reúnen las cuatro cualidades que las convierten en un modelo perfectamente adaptado al nuevo reparto tecnológico. Atributos divinos, como quien dice, que, como es lógico, generan un nuevo culto, una nueva religión: la del mercado. Durante las 24 horas del día se intercambian instantáneamente datos de un extremo a otro de la Tierra. Las principales Bolsas están unidas entre sí y funcionan en bucle. Sin parar. Mientras, en todo el mundo, ante sus pantallas electrnicas, millones de jóvenes superdiplomados se pasan el día colgados del teléfono. Son los oficinistas del mercado. Interpretan la nueva racionalidad económica, que siempre tiene razón, y ante la que cualquier argumento –sobre todo social o humanitario– debe inclinarse.

Sin embargo, lo más normal es que los mercados funcionen, por así decirlo, a ciegas, incluyendo parámetros tomados prestados casi de la brujería, como la economía de los rumores, el análisis de los comportamientos gregarios, o incluso el estudio de los contagios miméticos. Esto es así porque, debido a estas nuevas características, el mercado financiero ha puesto a punto nuevos productos extremadamente complejos y volátiles, que muy pocos expertos conocen bien y que les proporcionan –eso sí, corriendo algún riesgo, como se ha demostrado hace bien poco con el hundimiento del banco británico Braings­–  una considerable ventaja en las transacciones. Quienes saben actuar sabiamente –es decir, en su propio beneficio– sobre el curso de los valores y las monedas, apenas llegan a ser una decena en todo el mundo. Se los considera los “dueños de los mercados”. Si sale una palabra de su boca, todo puede tambalearse: el dólar baja, la Bolsa de Tokio se hunde.

Ante la potencia de estos mastodontes de las finanzas, los estados no pueden hacer gran cosa. Este hecho ha quedado patente durante la reciente crisis financiera de México, que estalló a finales de diciembre de 1994. ¿Qué peso tienen las reservas acumuladas en divisas de EEUU, Japón, Alemania, Francia, Italia, el Reino Unido y Canadá –los siete países más ricos del mundo­­– ante la disuasoria fuerza financiera de los fondos de inversión privados, en su mayor parte anglosajones o japoneses? No mucho. Pensemos, por ejemplo, que en el más importante esfuerzo financiero de la historia económica moderna en favor de un país –en este caso México– los grandes estados del planeta (entre ellos EEUU), el BM y el FMI consiguieron reunir, entre todos, 50 mil millones de dólares. Pues bien, por sí solos, los tres primeros fondos de pensiones norteamericanos (Fidelity Investments, Vanguard Group y Capital Research Management) controlan 500 mil millones de dólares…

Los gerentes de estos fondos concentran en sus manos un poder financiero que no posee ningún ministro de economía ni ningún gobernador del banco central del mundo. En un mercado que ha pasado a ser instantáneo y universal, cualquier desplazamiento brutal de estos auténticos mamuts de las finanzas puede suponer la desestabilización económica de cualquier país.

Los dirigentes políticos de las principales potencias del planeta, reunidos con las ochocientas cincuenta autoridades económicas más importantes del mundo en el marco del Fórum Internacional de Davos (Suiza), anunciaron claramente hasta qué punto desconfiaban de la nueva consigna de moda, «¡Todo el poder al mercado!», y cuánto temían a la potencia sobrehumana de esos gerentes de fondos. Su fabulosa riqueza, a menudo al abrigo de los paraísos fiscales, se ha liberado totalmente de los gobiernos, y ellos actúan a sus anchas en el ciberespacio de las geofinanzas. Éste construye una especie de nueva frontera, un nuevo territorio del cual depende la suerte de buena parte del mundo. Sin contrato social. Sin sanciones. Sin ley. Excepto las que establecen a su libre arbitrio los protagonistas. Para su mayor provecho.

En tales circunstancias, ¿es de extrañar que, especialmente en EEUU, el desigual reparto de la riqueza continúe agravándose? ¿Y que el 1% de la población más acaudalada controle aproximadamente el 40% de la riqueza nacional, es decir dos veces más que en el Reino Unido, el país menos igualitario de Europa Occidental?

«Los mercados votan todos los días –opina George Soros, financiero multimillonario­–, obligan a los gobiernos a adoptar medidas impopulares, desde luego, pero indispensables. Son los mercados los que poseen el sentido del estado». A lo que Raymond Barre, antiguo primer ministro francés, gran defensor del liberalismo económico, responde: «Dedicidamente, ya no podemos dejar el mundo en manos de un hatajo de irresponsables treintañeros que no piensan más que en ganar dinero». El Sr. Barre considera que el sistema financiero internacional no posee los medios institucionales necesarios para hacer frente a los desafíos de la mundialización y apertura general de los mercados. Hecho que también constata Boutros-Gahli, secretario general de la ONU: «El poder mundial escapa en gran medida a los estados. La mundialización implica el surgimiento de nuevos poderes que trascienden las estructurales estatales».

Entre estos nuevos poderes, el de los medios de comunicación de masas se nos muestra como uno de los más poderosos y temidos. La conquista de audiencias masivas a escala planetaria desencadena batallas homéricas. Algunos grupos industriales se han enzarzado en una guerra a muerte por el control de los recursos de las sociedades multimedia y de las autopistas de información que, según Albert Gore, vicepresidente de EEUU, «representan para EEUU hoy lo que representó la infraestructura del transporte por carretera a mediados del siglo XX».

Por primera vez en la historia del mundo se envían mensajes (noticias y canciones) ininterrumpidamente a todo el planeta, a través de las cadenas de televisión enlazadas vía satélite. Actualmente existen dos cadenas planetarias (CNN y MTV); mañana serán decenas. Y revolucionarán costumbres y culturas, ideas y debates. «Grupos más poderosos que los estados –constantan dos ensayistas franceses– saquean uno de los bienes más preciados por la democracia: la información. ¿Van a imponer su ley en el mundo entero, o inaugurarán una nueva era de libertad para el ciudadano?».

Ninguno de estos auténticos dueños del mundo han sometido sus proyectos al sufragio universal. La democracia no está hecha para ellos. Están por encima de estas interminables discusiones en las que conceptos como el bien público, el bienestar social, la libertad y la igualdad todavía tienen sentido. No tienen tiempo que perder. Su dinero, sus productos y sus ideas atraviesan sin obstáculos las fronteras de un mercado mundializado.

A sus pies, el poder político es simplemente el tercer poder. El primero es el económico, después de los medios de comunicación. Cuando se posee los dos –como Silvio Berluscone en Italia– conseguir el poder político no es sino una mera formalidad.

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