lunes, 19 de octubre de 2015

ANTONIO GALA


POCAS VECES HEMOS ESTADO TAN MAL GOBERNADOS
El autor de 'La regla de tres' ha dado esta semana la bienvenida a la decimocuarta promoción de su fundación de creadores. Defiende que "España es una suma de naciones".

ALFREDO ASENSI / CÓRDOBA  
DIARIO DE SEVILLA
18.10-2015
Antonio Gala, entre la memoria y el presente.

Antonio Gala viene de afeitarse. Atraviesa con un andar arrítmico, con un dandismo matinal y verde, el despacho que tiene en su fundación, enriquecido ahora con mobiliario de su casa de Madrid. Se sienta como quien ensaya una duda y deja en el ambiente un bastón, una guerra y un silencio. Le esperan dos días de agitación, la inauguración del nuevo curso de la fundación (el pasado viernes) y el reconocimiento de Ateneísta de Honor de Andalucía en Almodóvar del Río (ayer). El cansancio, dicen sus ojos un poco lobunos, no inmoviliza la lucidez.

-La fundación se le hace adolescente…

-Veo, y tengo ocasión de comprobarlo, lo que yo pensaba: que ninguna promoción es igual a otra. Los del principio eran más mezclados entre ellos, menos seguros, con más tendencia a apoyarse en la fundación, y los más recientes sin embargo utilizan la fundación pero quizá tienen otro carácter. A un artista siempre le conviene la afirmación, pero la afirmación aquí es difícil, porque si son ecuánimes a lo mejor tienen que confesarse inferiores a los otros, y eso es muy dolorosos. Hay que estar un poco pendientes de que eso no se produzca. En el arte, en el literario y el plástico, se da mucho la sorpresa, hay gente que parece menos dotada pero en realidad está más dotada, lo que pasa es que es menos brillante o personalmente menos ambiciosa. Hay que reñirles, que echarlos un poco a pelear. La Fundación Antonio Gala no es un campo de batalla pero sí un campo de experiencias. Un pintor que ve que otro pinta con más rapidez o más fidelidad a lo que se propone siempre se achanta un poco y tiembla, y entonces hay que estar un poco de su parte y llamarlo a solas y decirle: "No te preocupes, lo estás haciendo bien, lo que pasa es que no solo tu proyecto es distinto del otro, el procedimiento también es distinto, y aquí precisamente se os invita para que os completéis y observéis de cerca y con imparcialidad no familiar pero sí amistosa, y os enriquezcáis unos a otros". Y esto se ha dado siempre. El artista, si es soberbio, es un poco vanidoso. Un artista, de cualquier tipo de creación, a la hora de la verdad se encuentra solo. No es lo mismo pintar en tu casa a solas que aquí con los demás viéndote: esto sí que es educador y magnífico. Y el escritor…, el escritor es siempre un pobre desgraciado: esto lo conozco yo muy bien. Al escritor todo le inspira pero nada le dicta, él tiene que trabajar solo en lo suyo. La fundación corre un riesgo: que la utilice alguien como observación. Yo no, porque ya estoy fuera de campo, yo ya no quiero escribir mejor que nadie. Es un campo de experiencias extraordinariamente gozoso y útil para los chicos posteriormente, para su desenvolvimiento. Se encuentran luego con tanto gusto, tanta alegría les da intercambiar recuerdos y experiencias…

-La fundación necesita recursos para su subsistencia. ¿Cómo ve usted su futuro?

-Lo veo bien porque, por una parte, es mi heredera, y no creo que económicamente… Hombre, pasar fatigas, pasamos todos, porque estamos muy mal llevados económicamente, tendría que haber una fundación para ministros de Hacienda. Eso no lo podemos controlar, y en esta ocasión menos aún, porque parece que lo que quieren es quedarse los de siempre, y a los nuevos partidos no quieren darles la oportunidad de que se estrenen, lo cual me parece, si lo hacen con buena intención, loable, porque miran por todos, pero si es por el egoísmo de creerse superiores..., pocas veces hemos estado tan mal gobernados como en estos últimos años.

-Falta poco para unas nuevas elecciones generales. ¿Qué le gustaría que pasara?

-Que no hubiera elecciones generales, que la gente votara sin necesidad de que se la convocara. Hay unos partidos nuevos en los que confío, quizá con la asesoría del que más me gusta, que es… Se me va la memoria.

-¿El PSOE?

-Sí. Me gustaría que los nuevos se orientaran por el fracaso que ha tenido el actual y por la oportunidad que puede suponer para ellos el otro, el PSOE. Pero no me gustaría que salieran ni el PSOE ni el otro. Tengo una esperanza grandísima en el chico catalán, que creo que es muy inteligente, pero no tiene experiencia, por eso digo que podrían apoyarse...

-… En el PSOE

-[Asentimiento].

-¿Le sorprende cómo ha cambiado el mapa político español?

-Tú eres periodista y hablas de mapa político, pero es excesivo. Mapa político aquí no hay: hay dos o tres políticos que eligen acompañantes. La verdad es que España no está bien, no se reconocen los culpables, que insisten. Los que nos han llevado a esta penuria son los partidos que han gobernado. Deben dar la oportunidad a otros a los que todavía no conocemos. A mí, Rivera me parece una persona estudiosa, no del todo política si hablamos de los defectos que tienen los políticos de soberbia y egoísmo. Los otros lo han hecho tan mal, tan mal, que es una larga lección que termina con que Europa pida el dinero, que es terrible.

-¿El nacionalismo es una enfermedad?

-Es una enfermedad cuando se es profundamente idiota. Si te refieres al catalán…, para mí el catalanismo no es un nacionalismo, es la afirmación de una propia historia, de un desacuerdo que hubo cuando murió el tonto de Carlos II: a ellos los auxiliaron otros y se impuso luego el que más éxito había tenido, que no era el suyo. Pero políticos catalanes buenos no ha habido muchos. Cataluña es una nación, como Andalucía: España es una suma de naciones, y eso es lo que se procuró hacer ver. Pero con los independentismos perdemos todos. Esto es una casa común con distintas habitaciones, que están un poco al servicio de las otras, porque en una casa son todos habitantes, y una discordancia seria de habitantes puede hacer daño a todos. Catalanismo, sí, pero no hiriente. Lo que hay es que quererse y ayudarse unos a otros: esto es lo que ha enriquecido siempre cuando nos hemos visto, normalmente unidos como enemigos del que gobernaba, lo cual es triste pero era imprescindible. En España ha habido más coaliciones por odio y queja que por amor e identidad de ideas.

-¿Y Europa? ¿La ve usted ahora más como problema o como solución?

-A Europa le han puesto una prueba grave demasiado pronto. Han abierto la puerta a los emigrantes, que suelen ser (porque no aman el sitio al que van, no aman el refugio) desdeñosos, exigentes y de mala lengua. España no ha aprovechado la pobreza que nos ha impedido ayudar a nadie. España no ha ayudado, y mira que los tenía cerca, y mira que tiene costumbre con los árabes. Aquí en Andalucía somos todavía algo árabes: no nos chocaría nada que hubieran venido. Pero España está para pocas dádivas. Necesita todo lo que tiene, y mucho, porque hay partidos que han gobernado llevándose mucho. Ahora tiran de la manta y señalan a uno, antes metieron presos a otros cuantos que fueron peores... Al fin y al cabo, el que se lleva dando la cara, aunque quizá no del todo, es menos peligroso que el que no da la cara: los segundones siempre roban con más facilidad. Y los ricos. Los ricos no son peligrosos por ser ricos, está bien que lo sean si son dadivosos, generosos, gentiles y patriotas. Pero no lo son, y siguen coleccionando dinero, y encima lo sacan fuera. No aman a su país. Y cuando van disfrazados de fieles oficinistas de un partido…, esos son los peores. El partido no les importa nada, no roban para él... Hay una cosa que está por encima de todo que es España. Yo lo de los catalanes no lo entiendo, de cuando en cuando les da ese fervor patriótico de la patria chica y la cosa depende del grado de idiotez al que corresponda quien les gobierne. En este momento tienen uno de los peores. Creo que dejará de gobernarlos pronto.

-¿Qué le duele de Andalucía?

-Poco, porque me da muchas satisfacciones. Yo he dejado Madrid, he vendido lo que tenía y vivo en el campo, en Alhaurín el Grande, muy tranquilo. Yo ya soy mayor para andar en trances. Aquí vengo de cuando en cuando. Allí lo que hago es leer y escribir La Tronera, que me divierte, y opinar cuando me preguntan meticones como tú. Pero… España siempre ha sido igual, es varia, no llega a ser aburrida nunca… Siempre tienen ambición aquellos a los que se les nota. Los verdaderos ambiciosos dañinos son aquellos a los que no conocemos. Son los que se llevan el dinero al exterior. Cataluña, si lo miras bien, no tiene dinero, es una banquera que tiene dinero en primos hermanos. Y hay mucha familia que opera, para decir un verbo modesto, junta.

-Y familia que opera unida, permanece unida...

-Hasta que uno dice "esto era mío", y se arma el alboroto.

-¿Córdoba es aburrida?

-Los no cordobeses pueden decirlo, aunque siempre dirán que Granada es más aburrida. Pero si vienen de Sevilla o Cádiz encontrarán a Córdoba educada de otra manera. A mí me encanta ir por las calles de Córdoba, antes, cuando podía pasear sin que me dieran la tabarra, y cuando era niño y veía gente que quizá saludaba pero no más… Me gusta el escamoteo de la palabra de Córdoba. Córdoba es muy simpática, muy oportuna y muy observadora, y de la observación siempre saca partido, y partido de ironía porque Córdoba es irónica. Sevilla es cachonda, y Cádiz es muy simpática. Quiero mucho a Cádiz y también a Granada, pero no hay que entregarse mucho a ella, hay que piropearla, y si no lo haces estás perdido porque se piropea ella.

-Hace casi cuatro años hablamos en este mismo espacio y estaba usted con el latigazo de la enfermedad. ¿Cómo se encuentra ahora?

-Mejor, porque he abandonado las manos médicas y me encomiendo a mí mismo. Estoy mejor que estaban, pero bien no estoy y vivo en el campo por necesidad, con mis perros, que no me pueden contagiar enfermedades ni ampliar las que tengo porque lo que hacen es sacarme a pasear por La Baltasara. Estoy mucho tiempo apartado, en la cama.

-¿Escribe, más allá de su artículo periodístico?

-La Tronera la escribo en un minuto y medio como mucho. He dejado de escribir y he vuelto a leer. Quizá esté ya mayor para emprender la obra que me gustaría, sobre la integración mía en la historia de España, la integración con los que me precedieron y lo que pueda significar para los que me sigan. Eso me hubiera gustado hacerlo: una declaración de voluntades. Pero me da pereza hablar de mí, me da pereza escribir, aunque no puedo dejar de hacerlo: aunque no escriba, yo razono como si escribiera. Y cuando corrijo o releo o leo los textos de los chicos de la fundación siempre me alarma ver tan pronto los defectos. Se los digo pero con cierto tono de humor, para que no se entristezcan. He procurado ser alentador con ellos. No soy yo el que los elige porque me gusta que me sorprendan.

-¿Qué aprende usted de los jóvenes?

-Yo ya he aprendido todo lo que tenía que aprender. Ya no me sorprende nada, y si no me sorprendo es difícil que aprenda. Lo que sí estoy haciendo es simplemente confirmar que no me he equivocado, que los chicos son de manera diferente a como era yo pero los entiendo, porque yo estaba rodeado de gente que se parecía más a ellos. A mí los ambiciosos no me gustan porque no tienen éxito nunca. El que tiene éxito es probablemente el ensimismado: los artistas tienen que ensimismarse. El artista verdadero ya está todo en él, y tiene que buscarse en sí mismo, buscar al sí mismo que va a ser y que lo distingue de los precedentes.

-¿Ese proyecto de libro surge de la necesidad de ajustar cuentas con su tiempo?

-Eso lo he ido haciendo en los periódicos, no es algo que yo vaya a distinguir con una obra. Si me pusiese a escribir una obra, sería de ficción educadora, para decir: esto fue lo que hizo el pueblo, no volvamos a hacerlo. Lo que necesitan los españoles es que alguien tire de una cortina y demuestre que ese pobre hombre que está de presidente, no me acuerdo de cómo se llama…

-Rajoy.

-Rajoy es una persona que… Hasta lo obligaron a casarse para que llegara a presidente. Es un pobre hombre y está más visto que el tebeo. Y el segundo de a bordo, que nació en un pueblo de Jaén donde un hermano mío tenía una finca…

-Montoro.

-Decíamos que era bajito y además es inservible. La cosa está tan mal… El desengaño es nefasto. España no está considerada como productora de buenos gobernantes.

-¿Por qué el ser humano repite siempre sus malos pasos?

-Porque repite siempre sus pasos, es lo que sabe hacer, por donde sabe andar. La gente va por la misma calle porque la conoce, le sorprende menos. La gente no quiere la sorpresa. A los artistas nos gusta la sorpresa, pero a la gente habitual no: le gustan sus hábitos.

-¿Dónde están ahora sus premios?

-Hay una habitación abajo en la que están, luego subirán a la sala hipóstila. A mí me dan vergüenza, son quinientos y pico… Yo solo he hecho lo que creía que tenía que hacer: no he movido un dedo de la mano para conseguir ninguno de esos premios. Quizá el único mérito que tenga sea ese: que se han venido a casa por su propio pie. Y que la gente me ha querido porque he manifestado un desinterés tanto por su opinión como por mi engrandecimiento, y eso cae simpático.


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MARIANO RAJOY, REGISTRADOR DE LA PROPIEDAD GUAY, Y TAL ASTILLA DE TAL PALO

Yo a Mariano Rajoy le tengo una admiración guatipedi, porque es muy justo que así sea. En primer lugar, porque al ser yo un jubilata de estos que no hacen más que incrementar el gasto social con mi pensión pagada por mi, no por Mari, o sea, Mariano para los amigos, con cincuenta tacos de trabajo y estudio, porque yo, no como Mari, siempre estudie trabajando, eso sí, no como Mari, que se engarzó apalancadamente una plaza de registrador que sigue cobrando sin registrar, o sea, sin ir al trabajo del Registro, me saqué mi oposicionceta en el Ejército, como leen, en el ejercito, y durante mas de cinco años allá me las andaba yo más ancho que largo con mis análisis de pólvoras y otras yerbas que era un primor  en la entonces 5ª Región Militar. Al ser jubilata, el Mari, de cuando en cuando me mete miedo con las pensiones de que si me la quitarán o que si no me la quitarán, motivo por el cual se la tengo sentenciada y por ello me cagué en tiempo y forma como Dios manda (escribiéndolo y publicándolo) en su putísima madre (sin que yo supiera si su madre era soltera o no, que tampoco es que me importe mucho, porque yo a su santa madre la respeto un montón y parte del otro) por amedrentarme con quitarme lo que es mio, o sea, la pensión, y además, advertido debidamente, porque lo cortés no quita lo valiente, de que me volvería a cagar en su putísima madre cada vez que le escuchara o le leyera que me alicorta la pensión o me amedrantara con quitármela. O sea, que hasta aquí vamos bien, lo comido por lo servido y cada palo que aguante  su vela y Aznar la de al Gürtel Y del respeto que le tengo casi sería mejor ni tocarlo, porque a mi me gusta respetar y tararí que te vi, a quien como el Mari, autoriza a los americanos  de forma permanente en Morón de la Frontera con mas de 130 guerras que tienen los julais (1 julai = y militar americano) por esos mundos de Dios, vamos que el día menos pensado me levanto con un riñón hecho cisco y el otro fuera de lugar colgando de la oreja, porque algún gracioso enemigo de los USA le de por echar tres pepinos semi inteligentes (ni mu listo ni mu tonto) sobre la Base de Morón, que como quien dice, si me pongo a mear en el umbral de mi puerta (por hacer una gracia, tampoco se vayan a pensar) con algo de fuerza dirección Norte, tirando un poquito hacia el Sur, según se va, que es por donde cae Morón, encipoto la Base de los jualis que ni les cuento el barrizal que les organizo. Por tanto, como he dicho, respeto. Pero hasta aquí, pelillos a la mar, ustedes como sino hubiesen leído nada, porque yo a lo que iba es al padre de Mariano Rajoy, el ocupa de la Moncloa, que no contento con regalarnos a Rajoy hijo (cosa que para mí intrínseca y en sí mismo, tiene que ser cosa de multa) pace por la dicha Moncloa a la sopa boba, a cuerpo de rey, claro está con el costo del personal que le atiende 24 horas a cargo de los dineros de los españoles, mientras que otros abueletes o jubilatas, más limpios que una patena acerca de la paternidad del Mari, no tienen ni para comer. P´acagarse en su puta madre o no?

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LOS ÉXITOS DE LOS RAJOY Y EL ACEITE DE REDONDELA


Plublicoscopia.com
10.10.2015



Mariano Rajoy Brey.
Los cuatro hijos del que fue presidente de la Audiencia Provincial de Pontevedra durante los años setenta, don Mariano Rajoy Sobredo, han podido presumir del insólito caso de haber superado las más duras oposiciones de la Administración del Estado. La biografía del primogénito – actual presidente del gobierno español, por lo que nos es de sobra conocida su capacidad intelectual y expresiva – señala que comenzó a preparar las duras oposiciones de Registrador de la Propiedad, Bienes Muebles y Mercantiles, durante el último año de carrera. Unas de las consideradas más difíciles pruebas para obtener tan relevante puesto de funcionario público del Estado fueron aprobadas al año siguiente por Mariano, en su primer intento y con 24 de edad, por lo que se convirtió en el registrador más joven de la historia de España. Fue destinado al Registro de Padrón, siendo el de Santa Pola del que hoy es titular.
Claro, que su hermano menor, Enrique, estuvo a punto de arrebatarle el record, cuando unos años después aprobó la misma oposición, ostentando la marca del segundo más joven. No obstante, no debe de ser igualmente bueno para la preparación de las oposiciones como para el ejercicio de la profesión, pues en su Registro de Cáceres ha sufrido algún problema por negarse a inscribir cierta propiedad en contra de la opinión del correspondiente notario. El camino familiar debía de estar abierto ya en tan prestigioso Cuerpo, pues consiguió también ser registradora su hermana María de las Mercedes, hoy titular de uno de los Registros de Getafe. El cuarto hermano, Luis, sin embargo, concurrió con similar éxito a las igualmente duras pruebas de acceso al Notariado, obteniendo plaza en Orense, terminando en El Escorial, donde falleció hace algo más de un año. Coincidieron precisamente estos éxitos profesionales de los hermanos Rajoy con el recuerdo de cierto asunto que atrajo la atención del país durante la primera mitad de los años setenta, y que giró en torno a la Audiencia Provincial de Pontevedra, de la que el padre de los Rajoy era entonces titular.
La Comisaría General de Abastecimientos y Transportes (CAT) fue un organismo de la Administración Central del Estado, dependiente del Ministerio de Industria y Comercio, creado a la terminación de la guerra civil como consecuencia de las dificultades que sufría España en materia de aprovisionamientos. Fue por ello necesario comenzar por abordar la transferencia de todas las competencias desde el ámbito municipal, en que había recaído hasta entonces, al estatal, como lo sería a partir de su creación. Pero, en cualquier caso, y como quiera que la CAT carecía de instalaciones adecuadas, debía recurrir a depósitos alquilados a distintas empresas privadas, para el almacenamiento de muchos de los numerosos productos cuya gestión entraba dentro de sus competencias. Por lo que al aceite se refiere, y en la zona noroeste, estos depósitos se encontraban en la zona de Guixar (Redondela), siendo REACE (Refinería del Noroeste de Aceites y Grasas, S.A.) la empresa que entre 1966 y 1972 tuvo contratado con la CAT el almacenamiento de más de 12 millones de kilos de aceite. Ni que decir tiene que ésta era la única propietaria del producto, dejando a cubierto la mercancía contra cualquier eventualidad por medio del correspondiente seguro.
REACE había sido constituida por Rodrigo Alonso Fariña – hijo de conserveros y rico propietario – en 1956, con un capital de 5 millones de pesetas, y con el fin de dedicarse al refinado, envasado y almacenaje de aceite, siendo sus socios Oswaldo Alonso Fariña, Salvador Guerrero, Eufrasio Juste y Francisco Carrión, y teniendo su sede en Outid (Redondela). Años más tarde, el fundador gozaría de enorme popularidad en la provincia, tanto por ser presidente del Real Club Celta de Vigo, como por su participación activa en la vida política de aquella. En 1964, Alonso Fariña se había hecho ya con la mayoría de las acciones mediante la compra a terceros, incorporándose al Consejo de Administración Nicolás Franco Bahamonde (hermano mayor del generalísimo Franco) e Isidro Suárez Díaz Moris, quien gozaba también de muy buenas relaciones e influencias. En 1968 componían el Consejo de Administración éste último, como presidente; los miembros Rodrigo Alonso Seoane, Nicolás Franco Bahamonde, Jorge Alonso de la Rosa, y el propio Rodrigo Alonso; así como el secretario de actas, Alfredo Román Pérez.
Los tiempos de mayor esplendor de la empresa alcanzaron su punto culminante en los últimos años sesenta, con pingües beneficios obtenidos al margen de los legales, tanto por la venta del aceite sustraído de los depósitos alquilados a la CAT, como por la “congelación” de sus adjudicaciones. Este ingenioso procedimiento consistía en que, tras la concesión de una determinada cantidad de aceite a REACE por parte de la CAT, con la determinación del correspondiente plazo para efectuar el pago del importe, el aceite quedaba bloqueado, siendo sólo REACE quien podía disponer de él. Ante la engañosa escusa esgrimida de esta entidad de serle retrasada la concesión de los correspondientes créditos bancarios, la CAT le otorgaba sucesivas prórrogas, hasta ser anulado el pedido, pasados unos meses. Precisamente, entre la fecha de adjudicación y la anulación del pedido era cuando REACE especulaba con el aceite bloqueado. Tales pedidos solían coincidir siempre con los finales de campaña, cuando el precio es más alto en el mercado, y las anulaciones, por el contrario, con el más bajo. En el intermedio se vendía el aceite “congelado” y se reponía con el de la nueva campaña, comprado a bajo precio. La diferencia entre ambos costes oscilaba entre las 10 y las 12 pesetas por litro. Si esta operación hubiera sido efectuada una sola vez, podría pensarse que la CAT había sido la victima del engaño, pero quedó demostrado que era llevada a cabo campaña tras campaña.
Coincidiendo con el auge de REACE, y tras la concesión de un crédito de 40 millones de pesetas por parte del Banco de Crédito Industrial, se creó la sociedad FRIBARSA, destinada al almacenamiento de productos alimenticios congelados, cuyo principal cliente sería la CAT. Los socios mayoritarios de la nueva entidad, radicada en Santa Perpètua de Mogoda (Barcelona), eran Rodrigo Alonso e Isidro Suárez, lo que les permitía intercomunicar contablemente ésta con los negocios de REACE, a pesar de no realizar entre sí operación mercantil alguna. Hasta que en 1971 Rodrigo Alonso decidió vender REACE y FIBRARSA a Isidro Suárez, siendo éste presidente del Consejo, quien entregó en metálico por la operación 14 millones de pesetas, que fueron extraídos de los fondos de la propia empresa vendida. El resto (19 millones, según la primera declaración del vendedor) se escrituró en privado. Posteriormente, en la fase de instrucción del proceso, Alonso declaró que a esta cantidad había que añadir 28 millones que él adeudaba a REACE. Según la acusación del Ministerio Público, “tras la venta ficticia, Alonso siguió dando órdenes en el negocio.”
Todo este entramado se había destapado a partir de que, al amanecer del 25 de marzo de 1972, José María Romero González, acompañado de su abogado, se personó en el juzgado de guardia de Vigo para denunciar que en los depósitos de REACE, que debían de contener aceite de la CAT, faltaban más de 4 millones de litros, valorados en unos 170 millones de pesetas. El denunciante ocupaba el puesto de director general de REACE desde 1969, cuando había llegado precedido de fama de excelente organizador de empresas, avalada por su trabajo en BEDAUX, así como en una fábrica de armas brasileña que de manufacturar cinco pistolas diarias, la dejó produciendo una cada cinco minutos. Romero había tardado unos días en decidirse a denunciar el caso, ya que, tras confesarle alarmado la noticia, el presidente, Isidro Suárez, le había intentado tranquilizar y convencer de que lo desaparecido sería repuesto en breve, pues el barco “Sac de Marseille” estaba a punto de llegar de Argelia cargado de aceite de la nueva cosecha. Una sencilla consulta a las guías Lloyd’s le permitió a Romero comprobar la inexistencia de esa nave, pues no estaba registrada en ninguna de ellas.
Con la denuncia, la maquinaria judicial se puso en funcionamiento para tratar de esclarecer los confusos hechos, conociendo pronto las intercomunicaciones existentes entre los depósitos alquilados a la CAT y los propios de REACE, incluso mediante la unión física con la refinería. La sospecha de complicidad entre la CAT y REACE comenzó enseguida a estar presente en la investigación, cuando cuatro días más tarde de haber sido interpuesta la denuncia, fue detenido en el tren Madrid-Bilbao el influyente socio Isidro Suárez Díaz Moris. Tiempo después se supo que, tres meses más tarde, la mujer del denunciante – quien, tras su visita al juzgado de Vigo, se había quedado sin trabajo y regresado a su domicilio madrileño, sufriendo las correspondientes dificultades económicas – descubrió una extensa carta autógrafa de su marido en la que anunciaba al juez instructor, Amador Moreiras, su idea de suicidio, además de facilitarle una serie de detalles de quienes que para él eran sospechosos de haberse lucrado directa o indirectamente con el negocio del aceite. Ante su alarma y contando con la colaboración del abogado y el propio juez, le hicieron desechar la idea, contribuyendo también a tal renuncia el trabajo que le ofreció una empresa de aceite sevillana. Pero la carta en cuestión sembró dudas entre las partes, ya que no terminó de convencer ni al juez ni a la policía, considerando que ni por su extensión ni por su tono parecía la de un suicida, quien, por supuesto, no suele nunca avisar tan detalladamente de sus intenciones.

Hasta que el 9 de septiembre se produjo una misteriosa muerte: el taxista de Vigo Arturo Cordobés apareció asesinado de tres balazos en las afueras de la ciudad. Diversos fueron los comentarios sobre el autor y el móvil, hasta que se supo que el taxista solía transportar en largos viajes con su vehículo a los principales encartados en el asunto del aceite (Alonso, Suárez, Romero…). Pero, la investigación no pasó de ahí… Tres semanas más tarde se produjeron otras tres muertes misteriosas. En su nuevo domicilio sevillano fueron hallados los cadáveres de Romero, su esposa y su hija de veintiún años. Aparentemente, el denunciante se había suicidado tras dar muerte a las dos mujeres, también en medio de extrañas circunstancias, como la falta de motivos, el excesivo número de disparos o la preparación del escenario. Pero, había una más sorprendente aún, de la que poco se comentó en los medios: junto a los cadáveres aparecieron tres cartas escritas a máquina, una para el juez de la localidad, otra de agradecimiento para un amigo, y una tercera dirigida al juez de Vigo exactamente igual a la detallada que escribiera tres meses antes en aquella desesperada situación.
En plena fase de instrucción, estando en prisión Isidro Suárez y el contable Alfredo Román, fueron también procesados por complicidad con ellos el funcionario de la CAT Ángel García Canals y su superior, el inspector regional de la Comisaría, Manuel Moreno Teijeiro, si bien el mayor problema para la investigación se planteó con la desaparición de la mayor parte de los libros de contabilidad y el maremágnum económico organizado entre las dos empresas. La mayor parte del dinero movido en el negocio entre ellas y la CAT no pasaba por cuentas bancarias, sino que se giraba a una muchacha residente en Madrid, Amelia Baviano, quien disponía de él según las indicaciones que recibía. Todas estas circunstancias, unidas al descubrimiento de ciertos regalos efectuados a las esposas de los funcionarios, dificultaban enormemente la investigación. Incluso quedó constancia, por declaraciones de la señorita Baviano, de la entrega en mano de cantidades en metálico en la secretaría del ministro de Comercio, efectuadas por ella de parte del propio Suárez. ¿A quién y con qué fin se hacían llegar estas cantidades?
Fue entonces cuando una importante personalidad política de las derechas de la Segunda República, el abogado Gil Robles, decidió defender al “probo funcionario” García Canals, corriendo con todos los gastos, por lo que tuvo acceso a la documentación del procedimiento. En septiembre de 1973, hallándose Alonso en Suiza para realizarse un reconocimiento cardiológico, se dictó auto de procesamiento contra él, quien hasta entonces se había mantenido al margen, debido a que en los momentos de la denuncia ya no era accionista, siendo Suárez quien había llevado la responsabilidad empresarial ante la Justicia. Hasta que la noche del 29 de marzo de 1974, mientras el resto de los internos de la cárcel de Vigo estaban durmiendo, Suárez murió desnucado en las duchas del centro penitenciario. Durante los dos años de su encierro, había sabido granjearse la simpatía de los compañeros de prisión, a base de favores económicos, habiendo gastado bromas telefónicas con su abogado la misma tarde de su muerte, lo que hacía más sorprendente aún aquella extraña muerte. Quince días más tarde murió apuñalado Antonio Alfajeme del Busto, presidente de la Unión de Fabricantes de Conservas de Galicia y cónsul de Chile en Vigo, en un crimen que se declaró pasional, pero sobre el que corrió el rumor de estar conexionado también con el caso del aceite, a causa de que el taxista aparecido muerto solía también hacer servicios de larga distancia al señor Alfajeme.
Cerrado el sumario por la desaparición del aceite, el fiscal de la Audiencia de Pontevedra, Cándido Conde Pumpido, una vez calificados los hechos y elaboradas las conclusiones provisionales, trasladó su residencia a Madrid como consecuencia de su nombramiento de abogado-fiscal del Tribunal Supremo. Tras las muertes habidas y el indulto que benefició a Moreno Teijeiro, sólo fueron tres los ocupantes del banquillo la mañana del 21 de octubre de 1974 en que se inició la vista en la Audiencia de Pontevedra: el fundador de REACE, Rodrigo Alonso; el contable y secretario de actas, Alfredo Román; y el funcionario de la CAT, Ángel García Canals. La sala estaba totalmente abarrotada de público y medios de comunicación, pues no en balde se sabía implicado Nicolás Franco Bahamonde, en aquellas fechas oportunamente nombrado embajador de España en Portugal, para alejarle del centro de la atención mediática. Presidía el Tribunal el que también lo era de la Audiencia Provincial, don Mariano Rajoy Sobredo, auxiliado por don Manuel Landeiro Píñeiro y don Celestino Prego Gracia. El abogado José María Stampa Braun, letrado del finado Isidro Suárez, defendió los intereses de FIBRABARSA, manteniendo la tesis de la inexistencia de pruebas claras de que el aceite desaparecido hubiera llegado en su totalidad a los depósitos de REACE. Su colega Gil Robles realizó una encendida defensa de su cliente, García Canals, al que calificó de “demasiado bueno para los tiempos que corren”, cerrando su alegato con la rotunda frase de “No son todos los que están, ni está todos los que son”. Gonzalo Rodríguez Mourullo intentó demostrar la inexistencia de pruebas, sino solamente indicios que relacionasen a su defendido, Rodrigo Alonso, con el caso. Los defensores coincidieron en solicitar la absolución de sus patrocinados.
El fiscal, cuya actuación fue calificada como “blanda” por los expertos, solicitó quince años para Rodrigo Alonso, doce para Alfredo Román, y tres para García Canals. Pero, tras un sumario de varios miles de páginas y dos años y medio de trabajos investigativos, ni siquiera la inexistencia del aceite pudo ser plenamente probada. La rápida sentencia, que tardó una semana en ser conocida, condenó a Alonso a 12 años y al abono de 167 millones de pesetas por responsabilidad civil; a Román a 4 años de prisión; y a Canals a un año más la multa de 100 millones de pesetas. ¿Qué pasó, entonces, con los asesinatos o suicidios? Nunca se supo realmente el verdadero origen de las siete muertes, dando por ciertas las versiones oficiales de cada una de ellas: el asesinato de Romero a su esposa e hija y su posterior suicidio; la caída accidental de Suárez en las duchas de la cárcel; el apuñalamiento “pasional” que sufrió el señor Alfajeme; los balazos que acabaron con la vida del taxista. Y si hemos dicho siete es porque, al cabo de los años – en diciembre de 1977 –, Luis Mañas Descalzo, ex representante de los acreedores y jefe administrativo de REACE, apareció muerto en su despacho a causa de una angina de pecho, según aseguraron fuentes familiares, lo que no quedó del todo claro.
El ministro de Información y Turismo, el también pontevedrés Pío Cabanillas Gallas, no podía consentir que la prensa denunciara aquel escándalo, en el que estaba metido hasta el propio hermano del generalísimo (miembro también de la Masonería), dictando medidas muy severas contra cualquier intento. El presidente del Tribunal llevó férreamente la vista, evitando que salieran a la luz los aspectos más comprometidos de este grave asunto, sobre todo la participación de Nicolás Franco, a quien no se citó a declarar ni en ningún momento se le mencionó, haciendo del juicio “un paripé político”. Tal fue el comentario de Manuel Jiménez de Parga, catedrático de Derecho Político, quien acusó al presidente del Tribunal de haberse plegado a las presiones del régimen. Cierto es que la causa quedo vista para sentencia el viernes día 25 de octubre, sin que fuese ni siquiera investigado donde fueron a parar las toneladas de aceite de oliva propiedad del Estado Español; ni de porqué se hacían trasvases de aceite desde los depósitos de la CAT a los de REACE y viceversa; ni donde se vendía, donde estaban y quiénes eran los dueños de los almacenes de las empresas que luego lo comercializaban o almacenaban, así como de la configuración del reparto de las ganancias; ni la identidad de los altos cargos que también “chupaban del bote”. Por supuesto, tampoco fue investigada la muerte de las personas relacionadas con el caso, a pesar de lo manifestado en medios oficiales, de que se iba a realizar una investigación exhaustiva “caiga quien caiga”. Lo cierto fue que a las personalidades implicadas jamás les sucedió absolutamente nada, y del aceite de Redondela nunca se volvió a tener noticias. ¿Estuvieron en el banquillo de los acusados todos los que debían estar?; ¿cómo se llevaba a cabo el tráfico de influencias?; ¿qué favores se habrían otorgado a cambio de tal benevolencia por parte del Tribunal? Sin duda, preguntas sin respuesta, y mucho más tras la posterior y misteriosa desaparición de los 5.000 folios que componían el voluminoso sumario.
Pero, como nunca falta alguien que a todo le saque punta, hubo quien relacionó años después la benignidad del Tribunal con la meteórica carrera de los cuatro hijos de su presidente, sin duda, todos ellos de excepcional valía intelectual y académica – nadie lo duda –, y al parecer, superdotados para la preparación de tan difíciles caminos profesionales como los por ellos elegidos – con toda seguridad también –. Pero, a pesar de tan insólitas capacidades compartidas por los cuatro hermanos, ¿tendría algo que ver la obtención de aquellos importantes éxitos para ocupar plaza en dos de los más prestigiosos escalafones de la Administración del Estado, con la devolución del favor que algún representante de ésta le hizo al presidente por la indulgencia con que sentenció el caso de la desaparición del aceite de Redondela…? ¡Quién lo sabe…! Aunque, la verdad sea dicha… ¡Mira que es rebuscada la gente…!
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Es graduado social y diplomado en relaciones laborales, profesión a la que ha dedicado toda su vida, tanto en entidades públicas como en empresas privadas.
Su aproximación académica a las ciencias sociales y humanidades le acercó al estudio del movimiento obrero en nuestro país, así como a la importante contribución de éste a la historia nacional.
Esta dedicación ha tenido también su correspondiente proyección literaria, con intención de acercar al gran público hasta una serie de importantes hechos históricos. Hasta el momento ha publicado diversos relatos, un volumen de la Historia del Socialismo Español, que inició el profesor Tuñón de Lara, y una novela larga (“Cosas veredes”, Endymión, 2009), sobre la huelga general revolucionaria de 1917.
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