El drama de la guerra en Gaza ha puesto de manifiesto la catadura moral de los líderes europeos. No hay palabras lo suficientemente contundentes para calificarlos. Verlos sonrientes contemplando la matanza produce naúseas.
Se acabó la Unión Europea
12 noviembre, 2023 
SE ACABÓ LA UNIÓN EUROPEA. QUE NO DESCANSE EN PAZ
El jueves 26 de octubre de 2023, 24 horas antes de que el Estado de Israel iniciara su invasión de la Franja de Gaza, la Unión Europea murió de infamia. Un día de hace muchos años, una gran pluma del periódico Il Manifesto me enseñó que, a pesar del dicho tan popular, nadie muere realmente de vergüenza. Pero de infamia, sí. Por infamia se puede y se debe morir. Es justo, es sacrosanto.
La firma de la infamia se coloca bajo el texto con el que el Consejo Europeo de Jefes de Estado y de Gobierno ha dado de hecho su bendición al más atroz de los crímenes de guerra, la venganza contra un pueblo por los crímenes cometidos por sus (supuestos) gobernantes. Ninguna tregua humanitaria, ninguna misericordia para el pueblo palestino, esto está escrito en blanco y negro en la resolución que simultáneamente sancionaba la posibilidad misma de un futuro en la zona para el pueblo de Israel. Una obra maestra de la infamia.
Toda la «obra maestra» está contenida en la «palabra clave» de la resolución acuñada para la ocasión. El común de los mortales, que no ha olvidado el antiguo y noble sentimiento europeo de la pietas, está familiarizado con las expresiones tregua y alto el fuego.
Los 27 sindicalistas (con la exclusión del socialista Sánchez) ni siquiera pudieron pronunciar la expresión pausa humanitaria.
Demasiado pro-palestino, mejor el plural, rupturas humanitarias. No sé cómo podré explicar esto a mis alumnos de derecho constitucional europeo. Mientras tanto, para los lectores de fuoricollana.it confío en las reconstrucciones incrédulas de las crónicas.
Tras más de cinco horas de «debate», los «líderes» de los Veintisiete acordaron que pausa humanitaria en singular era una expresión demasiado fuerte (¡sic!), ya que podría evocar la idea de un alto el fuego, aunque temporal, por ambas partes del conflicto. Mejor «pausa humanitaria» en plural, como «sugirió» el Secretario de Estado estadounidense Antony Blinken.
El derecho de Israel a defenderse está a salvo, recalcaron los 27, mientras España insistía en vano en utilizar al menos el singular «pausa humanitaria», acompañado de la honesta, sencilla y clarividente exigencia de una «pronta celebración de una conferencia internacional de paz». Netanyahu levantó inmediatamente su copa y en menos de 24 horas inició definitivamente su «venganza».
El derecho internacional humanitario ha quedado definitivamente enterrado. La Unión Europea se ha cubierto de una infamia indeleble y ha expuesto a los pueblos involuntarios del Viejo Continente a la venganza. La Unión está acabada, ni siquiera merece descansar en paz, no tiene derecho a hacerlo. Se acabó el tiempo de la obstinación terapéutica.
Otro tiempo debe comenzar, el tiempo de otra Europa. Esto es lo que explicaré a mis (también inocentes) jóvenes estudiantes de derecho constitucional. ¿De qué sirve la noble retórica de «nunca más una guerra entre nosotros» si la guerra, gracias a la irresponsable complicidad del establishment, se dirige a Europa?
Una traición, una «alta traición», de la que pediremos cuentas desde estas páginas inmediatamente y todos los días. También en nombre de la enorme deuda que tenemos con el Estado de Israel. La amistad es el arte de escuchar y decir la verdad.
Como está escrito en los Diccionarios de la Lengua Italiana, «en amistad» significa «con la libertad y la franqueza que la amistad permite y exige». La otra Europa, la auténticamente cercana a los dolores y tragedias de Israel, debe exigir a su pueblo que se deshaga cuanto antes, inmediatamente, de quienes la han llevado al borde del abismo de la Historia.
