jueves, 25 de julio de 2024

ÚLTIMA HORA: RUSIA Y CHINA VAN A ALASKA | MUERTES RÉCORD DE SOLDADOS OTA...

Camino a la guerra

 

El mundo está convulso. Occidente prosigue su caída, y gesticula alimentando las guerras. Pero la transformación en marcha es imparable, y solo el holocausto nuclear puede detenerla. Ya se han repartido las cartas. Hagan juego, señores.


Camino a la guerra


De Francesco Cappello

El Viejo Topo

Mundo 25 julio, 2024

 


 La transición en curso hacia un nuevo mundo ahora sólo puede detenerse mediante una guerra global


El viejo mundo ya no funciona ni desde el punto de vista de la seguridad global ni desde el punto de vista económico y de sostenibilidad de las economías extractivas neoliberales. Se basa en la hegemonía unipolar de los EE.UU. que, con sus vasallos europeos por un lado y los orientales (Australia, Japón, Corea del Sur, Filipinas) por el otro, intentan frenar la reorganización de las relaciones entre países en las que los BRICS ampliados tienen un enorme potencial de expansión. El 80% del mundo ahora orbita alrededor de los BRICS+.

 

Estados Unidos utiliza a Israel, a los países de la OTAN y a la UE

El viejo mundo, dominado por los EE.UU., intenta frenar, con la amenaza militar y la violencia de las armas, la afirmación del mundo multipolar. El resultado buscado consiste en la desestabilización de varias zonas críticas del planeta: desde el corazón de Europa, en Ucrania, utilizada como plataforma de guerra contra la Federación Rusa, hasta Oriente Medio, donde se encuentra el instrumento de preservación del viejo orden occidental –Israel–, hasta el Mar de China Meridional, donde se utiliza con el mismo fin la disputa artificial sobre la isla de Taiwán. Dinámicas similares se están produciendo en el continente africano, que se está liberando de la segunda colonización francesa y estadounidense y en el continente sudamericano, donde Argentina desempeña el papel de instrumento reaccionario para el uso y consumo de la vieja dominación estadounidense.

Con la expansión de la OTAN hacia el Este hasta las fronteras de la Federación Rusa, que incluye el deseo de incorporar a Ucrania, se ha violado el principio de indivisibilidad de la seguridad según el cual la seguridad de unos no puede lograrse a expensas de la de otros. El acto final de esta locura atlantista fue la inclusión de Finlandia y Suecia. Finlandia comparte casi 1.400 kilómetros de frontera con Rusia. Como resultado, se ha provocado el colapso del sistema de seguridad euroatlántico, que debe reconstruirse lo antes posible. En otras palabras, la amenaza a Europa, lejos de provenir de la Federación Rusa, deriva, muy claramente ahora, de su servidumbre al sistema de dominación angloamericano, un yugo que la arrastra cada vez más rápidamente hacia un abismo, un callejón sin salida.

Estados Unidos esperaba, tal vez, que acercar su infraestructura militar a las fronteras de Rusia pudiera hacerse con impunidad, sin recibir una respuesta simétrica en forma de misiles cerca de Estados Unidos, para restablecer la disuasión nuclear. Y esto es exactamente lo que ha ocurrido recientemente frente a las costas de Florida y Cuba, donde la Armada rusa ha consolidado un despliegue militar permanente, a 60 millas de la costa de Florida, que coloca a los Estados Unidos bajo fuego nuclear. Esto ocurrió para restablecer la disuasión nuclear después de que Estados Unidos, a través de Ucrania, atacara y dañara dos sistemas rusos de radar de alerta temprana nuclear a escala intercontinental.

En ambos bandos están ahora frente a una guerra existencial que nadie, por razones opuestas, puede permitirse perder. Al estar enfrentadas las mayores potencias atómicas del planeta, esto significa que todo está en juego, que está en juego la existencia de todo y la existencia de todos nosotros.

Rusia es una potencia nuclear. Les gustaría desmantelarla y colonizarla económicamente saqueando sus recursos, como lograron hacer con Yeltsin durante una década. Desde el principio, la Federación Rusa declaró que si se enfrentara abiertamente a las fuerzas de Estados Unidos y la OTAN no dudaría en recurrir al uso de armas nucleares si fuera esta la única forma de defenderse. En la práctica, para evitar una respuesta nuclear, debemos esperar que Rusia salga siempre victoriosa en el campo de batalla…

Se vuelve así fundamental la ofensiva diplomática ruso-china, consistente en el llamamiento a construir una nueva arquitectura de seguridad internacional sin dominación occidental1, que restablezca el respeto al derecho internacional, una idea extremadamente popular en los cansados ​​países del Sur del mundo con relaciones políticas, comerciales y económicas desiguales, sin que haya ningún respeto por su soberanía y las civilizaciones culturales a las que pertenecen.

 

Los orígenes geoeconómicos del conflicto

Estados Unidos está experimentando un crecimiento de su deuda pública y de su deuda externa insostenible en las condiciones geopolíticas actuales, especialmente debido al proceso de desdolarización en curso. La primera asciende ya a 34,5 billones de dólares, lo que representa el 129% del PIB nacional. Su ritmo de crecimiento es vertiginoso. De hecho, la Reserva Federal ha tenido que aumentar los tipos de interés para hacer más atractivos los bonos del gobierno estadounidense, que cada vez tienen menos demanda en el mundo (en su lugar la gente prefiere comprar oro y otras cosas) con la consecuencia inevitable de que la necesaria refinanciación a tipos superiores al coste de la deuda pública, el servicio de la deuda, es decir, los intereses a pagar a los acreedores, está aumentando exponencialmente. Actualmente ascienden aproximadamente a un billón de dólares al año, ¡casi tres mil millones de dólares al día!

Y he aquí un aspecto fundamental relacionado con el conflicto en curso: China, el mayor tenedor extranjero de títulos del Tesoro de Estados Unidos, ha ralentizado sus compras en los últimos años y, de hecho, se encuentra más bien deshaciéndose de esos títulos adquiridos anteriormente vendiéndolos. Japón y algunos países europeos como Irlanda y Bélgica hacen lo mismo, en distintos grados. Todo esto ocurre a pesar del freno a esta tendencia que representa la continua subida de tipos (aunque con efectos secundarios evidentes, entre ellos la ralentización del crecimiento económico, las recientes crisis bancarias, etc.) que promete una remuneración más generosa de los títulos de deuda a los compradores. La Reserva Federal insiste en hacer más atractiva la remuneración de los préstamos que sigue pidiendo al resto del mundo pero su promesa es cada vez menos creíble.

La deuda externa de Estados Unidos (la suma de todas las deudas que el gobierno de Estados Unidos tiene con acreedores extranjeros), cercana a los 20 billones de dólares, ha superado el 80% del PIB. En particular, Estados Unidos importa desde hace algún tiempo mucho más de lo que exporta. De hecho, Estados Unidos ha tenido una balanza comercial deficitaria, ininterrumpidamente, desde 1975. El desequilibrio es un hecho estructural que se produjo después de la intervención de Nixon en 1971, que transformó el dólar en moneda fiduciaria (en el sentido bíblico de creación monetaria ilimitada: fiat lux et lux fuit). Hasta entonces, el equilibrio de la balanza de pagos estaba garantizado por el hecho de que la deuda exterior estadounidense podía cobrarse a los países acreedores en oro. Los países con los que Estados Unidos estaba endeudado tenían, por tanto, derecho a solicitar la extinción de su crédito en oro. Sin embargo, el oro de las reservas estadounidenses no era suficiente para las necesidades de las transacciones comerciales en rápido crecimiento de la época, de ahí la decisión de 1971 que hizo posible la creación monetaria ilimitada, independientemente de la existencia de un equivalente en oro.

En el pasado, el dólar, fortalecido por su continua demanda en los mercados internacionales, ha hecho que los productos estadounidenses sean más caros para los compradores extranjeros, mientras que las importaciones, con un dólar fuerte, se vuelven más asequibles para los consumidores estadounidenses, que así podían permitirse un alto nivel de consumo de productos extranjeros.

El dólar, impuesto al mundo como moneda internacional, mientras por un lado permite a los EE.UU. importar sin preocuparse por exportar un equivalente en bienes, producidos internamente, a otros países, ha tenido como resultado el abandono progresivo de la economía real; en la práctica, todo esto ha llevado a una proporción cada vez menor de la producción manufacturera, de modo que muchos bienes que antes se producían internamente ahora necesariamente tienen que importarse. Esta desindustrialización resultante del progresivo abandono de la economía real se ha correspondido con una creciente financiarización de la economía. Una disociación real entre economía real y finanzas. Se ha consolidado la idea de que con dinero se puede ganar dinero.

La primera alarma sobre la insostenibilidad a largo plazo de la desindustrialización y la financiarización surgió con la crisis de 2007/2008.

Hoy, Estados Unidos intenta actuar volviendo a invertir en la economía real y en la reindustrialización, recurriendo a programas de inversión que apalancan la deuda pública, apoyados por sucesivas sesiones de flexibilización cuantitativa, inauguradas por la crisis de 2007, que han permitido a la economía financiera economía para sobrevivir, y también mediante la compra de títulos de deuda pública por parte de grandes fondos de inversión (los tres grandes: Blackrock, Vanguard, State Street), capaces de acumular ahorros a escala global con los que apuntalar el sistema económico financiero, comprando los títulos de deuda y dando oxígeno al dólar, no sabemos por cuánto tiempo más.

Al igual que Estados Unidos, otros países están muy endeudados en el exterior; son Francia y el Reino Unido, como es lógico, partidarios acérrimos que alimentan los conflictos en curso.

Sin embargo, vivir por encima de los propios medios, como afirman hacer los países deficitarios al endeudarse, no es posible indefinidamente.

En el pasado, Estados Unidos podía permitirse el privilegio de acumular enormes déficits sin que el dólar pudiera devaluarse porque su valor se mantenía alto por la demanda forzada de dólares por parte de otros países obligados a utilizarlos para realizar sus compras en los mercados internacionales. Hoy, sin embargo, se están probando alternativas al uso del dólar, que de hecho ha disminuido un 20% en los últimos años. Paradójicamente, su uso se ve cada vez más obstaculizado por el mismo proteccionismo occidental agresivo que ahora pretende limitar su comercio al patio trasero occidental. Este proteccionismo agresivo hacia países con los que tenemos relaciones económicas hostiles se llama friend apuntalamiento o allyshoring . En otras palabras, aquellos países que adoptan el friend apuntalamiento optan por importar únicamente del círculo de países considerados amigos y trasladar sus actividades productivas (reubicaciones) únicamente a aquellos países con los que comparten valores políticos y estrategias geopolíticas comunes. Sólo se hacen negocios con amigos, incluso a costa de la desglobalización de la economía.

 

La génesis de las políticas de amistad

Los países deudores corresponden a los países acreedores. Entre los considerados hostiles, China ocupa el primer lugar, al igual que la propia Federación Rusa y algunos países árabes. El inevitable conflicto entre países deudores y acreedores estalló cuando estos últimos afirmaron que gastarían su superávit ya no financiando la deuda estadounidense comprando títulos estadounidenses, sino invirtiéndolos en la construcción de infraestructuras comerciales a escala global. Consideremos, a modo de ejemplo, el caso de la nueva Ruta de la Seda china y el corredor ruso Norte-Sur que desde San Petersburgo, pasando por el Mar Caspio e Irán, llega a la India. Además, infraestructuras de este tamaño socavan el poder talasocrático estadounidense. Incluso el deseo legítimo de comprar importantes activos industriales (puertos, centros de producción, etc.) a los países occidentales, por parte de los países acreedores, es impedido y obstaculizado por todos los medios, siendo un presagio de la pérdida de dominio por parte del viejo orden unipolar occidental, a favor de los países acreedores, que sólo pueden contrarrestarse eficazmente recurriendo a la amenaza de la fuerza militar y, de hecho, al uso planificado de la fuerza militar.

 

Proteccionismo agresivo

Las sanciones, los aranceles, la incautación y el congelamiento de las reservas de divisas rusas han provocado la reducción de las relaciones con el mundo oriental. Rápidamente condujeron a la división del mundo en bloques cada vez menos comunicantes y a la aceleración del fin de la globalización tal como la conocemos y del modelo neoliberal relacionado que había recobrado fuerza después de la segunda mitad de los años setenta.

Como se mencionó anteriormente, existe un deseo sustancial de reubicar el excedente oriental (hay muchos países que venden valores occidentales y compran oro) en inversiones en infraestructura en el espacio BRICS en continua expansión, en Medio Oriente, África, América del Sur y recientemente en el espacio europeo, en Serbia2 y Hungría3, donde China, por ejemplo, también pretende construir fábricas para la producción de coches eléctricos y baterías de alta tecnología, evitando así las medidas proteccionistas europeas (Hungría es un país de la Unión) que están tratando de salvar sus inversiones en el mismo sector, conscientes de que los productos chinos son ahora de mayor calidad y precios mucho más bajos que sus homólogos europeos.

Hay que añadir que el sistema de producción europeo se ve fuertemente penalizado por los elevados costes de las materias primas, incluida la energía, debido a las sanciones impuestas a Rusia por los EE.UU. y que, a la inversa, China ha sabido aprovecharse de ello aumentando enormemente su comercio en el sector energético con la Federación Rusa.

Occidente está en grandes dificultades con China. No puede permitirse el lujo de considerarlo un «rival sistémico» y exigirle que deje de colaborar con su socio estratégico, Rusia, porque abandonar a China como socio comercial implicaría renunciar a casi 800 mil millones de dólares de comercio y esto conduciría a una caída aún más rápida de la economía europea.

 

De las grandes farmacéuticas a las grandes armas y al gas licuado estadounidense

Estados Unidos, en un intento de reequilibrar su balanza de pagos, ha impuesto a la Unión Europea, entre otras cosas, sus exportaciones de armas y su producción de gas licuado (GNL). El gas licuado estadounidense es de cuatro a cinco veces más caro que el gas licuado ruso, aumento que Europa ha tenido que soportar. Además, ha tenido que soportar los costos de infraestructura relacionados con el cambio del gas ruso, lo que hace que su suministro sea mucho menor. No es casualidad que hoy en Europa estemos siendo testigos de una disminución de la producción industrial y de un proceso conexo de deslocalización y/o desindustrialización.

El proceso de afianzamiento de Occidente en general, en comparación con el surgimiento de un nuevo mundo que se está reorganizando para independizarse de las instituciones occidentales, también está acelerando la desdolarización en curso, incluida la construcción de una nueva moneda BRICS.

El poder del dólar impuesto al mundo había permitido hasta ahora a Estados Unidos disponer de una fuente de liquidez prácticamente ilimitada al servicio de su hegemonía imperial. Imprimiendo dólares según fuera necesario (lo que invariablemente habría devaluado la moneda de cualquier otro país que hubiera adoptado el mismo método) pudieron construir el ejército más poderoso del mundo. Desempeñaron el papel hegemónico de financiadores de la ayuda internacional y de las inversiones extranjeras, etc. Supieron permitirse «dar» sin gastar, pareciendo generosos sin carecer de nada, en un intento de enmascarar la violencia obscena de 75 años de su «paz» en la que, según diversas estimaciones de los historiadores, provocaron de 20 a 30 millones de víctimas, lo que se multiplicaría por 10 si se incluyeran los heridos en el recuento.

El ataque a Rusia por parte de los EE.UU., en el espacio europeo, tenía como objetivo impedir esa virtuosa y creciente unión político-económica entre Europa y la Federación Rusa, capaz, según los temores angloamericanos más atávicos, de oscurecer el vínculo unipolar. La hegemonía estadounidense tuvo el efecto de empujar a la Federación Rusa hacia China, dándole la espalda a Occidente. En las intenciones de la potencia hegemónica occidental, el desmantelamiento de Rusia y su colonización económica tendrían además como objetivo obstaculizar el crecimiento impetuoso de China, haciéndola carecer de materias primas que en gran medida le llegan de la Federación Rusa.

De este modo, la globalización neoliberal ha sido literalmente destrozada. Los bloqueos en el comercio mundial y la relativa desdolarización que sigue corren ahora el riesgo de socavar los cimientos mismos del neoliberalismo global y con ellos su guerra y sus instituciones económicas, con el riesgo de que dichos bloqueos sean trágicamente considerados como una forma de salir de la trampa en la que Occidente se metió al no aceptar el fin del orden de Yalta y la consiguiente, necesaria y drástica reducción de la hegemonía unipolar de los EE.UU., ejercida a partir del colapso de la URSS.

En 1944 había plena conciencia de lo necesario que era, después de que el mundo había sufrido dos guerras mundiales y se enfrentaba a un modelo de organización socioeconómica alternativa al occidental, como el soviético, llegar a una reforma del sistema sistema de pagos internacional al imponer la intercambiabilidad del dólar por el oro. Esto habría servido para evitar grandes superávits y los correspondientes déficits irremediables, que invariablemente conducen a tensiones que llevan a conflictos entre países cuyo resultado invariablemente produce la «solución» militar.

Hoy existirían todas las condiciones externas para recomendar un nuevo Bretton Woods, con el aguijón de los BRICS+ reemplazando al de la URSS, en lugar de buscar la colaboración con el Sur Global, tal vez antes de que la guerra pueda experimentar una nueva expansión fatal…

 

UNIDAD. La revolución pasa de la liquidez a la compensación

Es la nueva moneda que se está construyendo en el mundo BRICS+. Desde los primeros rumores no debería ser una moneda emitida por el banco central de ningún país sino una moneda internacional en forma de una simple unidad de cuenta que finalmente supere el actual paradigma de liquidez que provoca las actuales patologías que padece el sistema de pagos internacional. Acoger uno estructuralmente diferente, basado en la COMPENSACIÓN –como propuso en su momento, en 1944, en Bretton Woods, JLM Keynes–, capaz de poner fin simultáneamente al dinero de la deuda (usura), al poder del señoreaje, a la acumulación, a los mercados abusivos de las finanzas especulativas internacionales, y a esos desequilibrios en las balanzas comerciales y de pagos que conducen a enormes déficits por un lado y superávits por el otro.

En la adopción del paradigma de limpieza, la esperanza de construir un mundo estructuralmente más justo y colaborativo, un mundo sin guerras.

Notas

1. El nuevo sistema de seguridad euroasiático propuesto por el presidente ruso Vladimir Putin fue el punto central de la discusión en la última cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS). Putin destacó la importancia de priorizar la seguridad dentro de la OCS, afirmando que “se tomó la decisión de transformar la estructura antiterrorista regional de la OCS en un centro universal encargado de responder a toda la gama de amenazas a la seguridad”, mediante la creación de una arquitectura de seguridad, abierta a “todos los países euroasiáticos que deseen participar”, incluidos “los países europeos y la OTAN”. También destacó, entre otras cosas, lo crucial que es establecer alternativas a los mecanismos económicos controlados por Occidente, ampliar el uso de monedas nacionales y establecer sistemas de pago independientes, y desarrollar corredores de transporte internacional en Eurasia.

2. Serbia ha firmado un acuerdo sobre un “futuro compartido” con China y tiene la intención de fortalecer el comercio mutuo en yuanes.

3. En una rueda de prensa conjunta con Xi el 9 de mayo, Viktor Orban anunció que China invertirá 6.400 millones de florines (16.500 millones de euros) en el crecimiento tecnológico e industrial de Hungría.

FuenteSeminare donande

 

¿Y si gana Trump?

 

¿Y si gana Trump?

 

Por Marc Vandepitte

Rebelion

 | 25/07/2024 | 



Fuentes: Rebelión

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

Las posibilidades de reelección de Trump han aumentado vertiginosamente tras el intento de asesinato. ¿Qué podemos esperar de un segundo mandato de Trump?

En cualquier caso, será (incluso) más duro que en su primer mandato. En 2016 Donald Trump era todavía siendo un absoluto outsider, alguien al margen de la clase dirigente, sin experiencia de gobierno, sin un plan detallado y sin una red de apoyo en Washington o dentro del partido republicano. Los altos cargos y legisladores de la corriente de centro-derecha de su partido frenaron sus ambiciones más agresivas.

Mientras tanto ha rehecho totalmente a su imagen el aparato del partido. Esta vez tiene un plan bien elaborado y podrá confiar en un grupo de partidarios experimentados y muy leales.

Ofrecemos un panorama de los acontecimientos que son de temer.

En el ámbito interno

1. Toma de poder

Trump quiere poder gobernar sin ser molestado y limitar cualquier resistencia por parte del aparato estatal, para lo que quiere purgar las más altas esferas de dicho aparato estatal. Tiene previsto despedir a unos 50.000 funcionarios y exigir a todos los empleados federales una prueba de lealtad.

Los altos cargos del Pentágono temen que Trump nombre a personas autoritarias para los puestos más altos del servicio de inteligencia y del ejército, y que incluso trate de poner a los oficiales de menor rango del ejército favorables a Trump en contra de los altos mandos del ejército. Trump ya se había pronunciado en el pasado a favor de utilizar a las tropas contra alborotadores o manifestantes.

Como ocurrió en su primer mandato, nombrará a la mayor cantidad posible de jueces complacientes. Quiere controlar las agencias independientes y tiene intención de suprimir las subvenciones en caso necesario.

2. Culto a la violencia

Trump es la personificación de la impunidad con los 91 cargos criminales que hay contra él. Su lenguaje brutal y provocador fomenta un culto a la violencia. En 2016 afirmó: «Aunque me detuviera en medio de la Quinta Avenida y disparara a alguien, no perdería votantes».

Sus ideas de extrema derecha encuentran eco en una base de apoyo radicalizada. Actualmente uno de cada cinco ciudadanos estadounidenses cree que la violencia puede ser necesaria para volver a encarrilar al país. Las milicias armadas tuvieron cada vez más presencia en su primer mandato. Se calcula que actualmente hay cientos de grupos paramilitares activos en Estados Unidos, algunos de ellos fuertemente armados. En total cuentan con unos 50.000 miembros. En el último año de su mandato hubo unos 500 incidentes de intimidación o de violencia provocados por civiles armados, en su mayoría supremacistas blancos y otros extremistas de derecha. La mitad de esa violencia fue contra personas que se manifestaban, lo que recuerda a las bandas fascistas de la década de 1930.

Si Trump resulta reelegido, estas milicias se sentirán empoderadas y se harán oír aún más. La violencia a gran escala es inminente. Ciertamente, lo que falta no son armas: hay aproximadamente 44 millones de rifles militares semiautomáticos del tipo del rifle del que salió el disparo contra Trump el sábado pasado.

Es sabido que la policía estadounidense tiene un largo historial de ayudar a neonazis y a extremistas de derecha. Además, Trump ha anunciado que en el futuro pretende servirse del ejército contra personas que se manifiesten y contra personas migrantes. También está considerando movilizar a las tropas federal es en ciudades controladas por los demócratas.

3. Persecución de sus oponentes

El expresidente Donald Trump afirma que si resulta elegido este otoño, está dispuesto a procesar a sus enemigos políticos. Piensa en Hillary Clinton, Joe Biden y su familia, entre otros. Como presidente, tendrá potestad para llevar a cabo esas represalias legales. Puede ordenar al Departamento de Justicia que investigue y procese a sus rivales, y se podrá despedir a los funcionarios que se nieguen.

Además de a los adversarios políticos, también planea procesar a periodistas.

Normalmente, el sistema jurídico estadounidense ofrece algunas salvaguardias contra los procesamientos políticos, pero eso requiere que los fiscales, el FBI y otros organismos mantengan su independencia, y que los jurados y los jueces no participen en esos procesamientos políticos. La cuestión es si, dado el control que tiene Trump sobre el poder judicial y la profunda polarización de la sociedad, esto seguirá ocurriendo.

El mero hecho de expresar esas amenazas daña gravemente al estado de derecho y hace casi imposible que la política funcione normalmente. También mina la confianza en la integridad del sistema de justicia penal. Si Trump realmente utiliza al aparato judicial contra sus oponentes políticos por pura venganza, degradará su país a la categoría de república bananera.

4. Una política reaccionaria

No se puede decir que el pasado político de Joe Biden sea progresista, pero en caso de que Trump sea reelegido, su política será mucho más reaccionaria que la de su predecesor, incluidos los ámbitos de la migración, los derechos de la mujer, la seguridad social y el clima.

Si gana las elecciones en noviembre, Donald Trump planea emprender la mayor deportación masiva de personas inmigrantes indocumentadas de la historia de Estados Unidos. Pretende construir campos de detención masivos a lo largo de la frontera sur y completar el muro fronterizo. También quiere prohibir la entrada a Estados Unidos de personas procedentes de determinados países de mayoría musulmana.

Un segundo gobierno Trump pondría aún más en peligro el acceso al aborto y los derechos reproductivos en todo el país. Trump ha afirmado en varias ocasiones que iba a permitir a los estados restringir cuanto quisieran el derecho al aborto, incluida la detección de los embarazos.

Trump quiere abolir la Affordable Care Act [Ley de Asistencia Sanitaria Asequible, esto es el seguro médico] que se introdujo bajo el mandato de Obama (el llamado Obamacare).

Es muy probable que Trump acabe con el apoyo de Biden a las industrias ecológicas y favorezca las energías fósiles. Ha prometido ampliar las perforaciones de petróleo y gas en el país desde su primer día en el cargo. La vuelta de Trump es un desastre para el clima y el planeta.

Política exterior

1. ¡Es China, estúpido!

Trump coincide con Biden en que China es el principal rival cuyo ascenso se debe sabotear tanto como posible. Pero Trump quiere ser más duro que su rival político. Para enfrentarse completamente a China, Estados Unidos deber ser menos activo en Europa y Oriente Medio y poder liberar así más recursos que destinar a Asia. Por ello la guerra en Ucrania debe acabar lo antes posible y Europa debe ocuparse más de su propia seguridad. El recién nombrado compañero de candidatura de Trump, J.D. Vance, no podría estar más de acuerdo.

Un segundo mandato de Trump llevará a debilitar la OTAN o incluso a que Estados Unidos se retire de la alianza. También podría significar el fin de Occidente como organizador ideológico de la escena mundial, todo lo cual no es malo en sí mismo. Pero con Trump al timón, está cada vez más cerca un choque entre ambos titanes y eso es todo menos positivo.

2. Gaza

Quizá Netanyahu deje que la guerra continúe hasta que Trump vuelva a la Casa Blanca y entonces desaparecerá la ligera presión que ahora tiene por parte de su principal respaldo y proveedor de armas.

Por razones electorales y consideraciones diplomáticas, Biden ha frenado «un poco» a Israel. A Trump no le preocupan lo más mínimo esas consideraciones. Una parte importante de su electorado está formada por cristianos evangélicos de derecha que apoyan incondicionalmente al Estado sionista. Y le tiene sin cuidado el posible aislamiento diplomático.

Trump se describe a sí mismo como «el mejor presidente de la historia de Israel». Durante su primer mandato reconoció Jerusalén como capital indivisa de Israel y los Altos del Golán como territorio israelí. También suprimió la financiación de las agencias de la ONU que apoyan a los refugiados y refugiadas palestinas.

Con un segundo mandato de Trump las fuerzas de extrema derecha de Israel se sentirán reforzadas y a Israel le preocupará menos la comunidad internacional.

3. Belicismo

Trump está partidario de un sistema de defensa contundente. En la cumbre de la OTAN celebrada en Bruselas en julio de 2018 urgió a los aliados no solo a cumplir el objetivo del 2%, sino, en última instancia, a aumentar su gasto de defensa hasta el 4% de su PIB. Actualmente Estados Unidos gasta el 2.9% de su PIB en armamento.

El control de armamento corre peligro de deteriorarse todavía más. En su primer mandato Trump retiró a Estados Unidos de varios tratados de control de armamento. Es poco probable que un gobierno Trump renueve el Tratado New Start, que limita los misiles de largo alcance y expira en 2026 (1).

Como muestra la lista de Ben Norton, el primer gobierno Trump fue bastante beligerante. Su gobierno estaba repleto de halcones de la guerra; por ejemplo, John Bolton, el artífice de la guerra contra Iraq, fue su Asesor de Seguridad Nacional. Un nuevo gobierno Trump no augura nada bueno para países como Cuba, Nicaragua o Irán, y menos aún para la paz mundial.

https://www.dewereldmorgen.be/wp-content/uploads/2024/07/Ben-Norton-Trump-440x220.png«Ben Norton: Como presidente, Trump fue un fiel aliado del Estado profundo estadounidense: mató al general iraní Soleimani, emprendió el golpe y la fallida invasión de Venezuela, supervisó el golpe de Bolivia, respaldó el intento de golpe en Nicaragua, se jactó de robar el petróleo sirio, continuó la guerra de Afganstán, aumentó la guerra contra Yemen»

4. Política económica

Trump planea reanudar sus guerras comerciales. Pretende imponer un arancel general del 10% a todos los productos importados, incluidos los procedentes de Europa.

Prevé un arancel del 60% a todos los artículos chinos, una medida sin precedentes y particularmente drástica. Provocará una auténtica guerra comercial entre las dos mayores potencias económicas y aumentará la tensión entre ambos países, además de arrastrar también a otros países, lo que podría tener un efecto desestabilizador en el comercio mundial.

Prepara reducciones de impuestos de hasta 40.000 dólares para los hogares más ricos, que se financiarán aumentando los aranceles a las importaciones y con otras medidas. A consecuencia de ello, una familia media pagará unos 1.500 dólares más al año por productos de primera necesidad, como la gasolina y artículos importados.

Síntoma de una crisis profunda

Es increíble que un canalla incompetente y fraudulento como Trump pueda ser el candidato presidencial de un país tan poderoso y desarrollado. Más grave aún es que un personaje así tenga muchas posibilidades de ser reelegido.

A finales del año pasado The Economist publicó el siguiente titular: «Donald Trump supone el mayor peligro para el mundo en 2024». Es cierto, puede que pronto tengamos a un personaje hitleriano (2) a los mandos de un gigantesco arsenal nuclear.

Una persona como Trum demuestra lo mucho que ha caído el país. Pero Trump en sí no es el problema, en J.D. Vance tiene al menos un sucesor cuanto menos igual de peligroso. Trump es un síntoma de una profunda crisis social.

Una preocupante enorme proporción de la población estadounidense aparentemente está tan desesperada que busca un líder fuerte, aunque diga las mayores incongruencias e incluso vaya en contra de sus propios intereses personales.

No hay que ir a buscar muy lejos esa desesperación. El país más rico del mundo es al mismo tiempo un gran cementerio social. El 58% de las y los ciudadanos vive al día. A menudo la gente tiene que tener dos o tres trabajos para no caer en la pobreza.

Aproximadamente 130 millones de estadounidenses (el 40%) no tiene suficiente dinero en el banco para cubrir una urgencia de 400 dólares. 80 millones de ciudadanos, el 25% de la población, retrasa el tratamiento de una enfermedad grave debido a su coste.

En ningún otro lugar del mundo occidental es tan grande como aquí la brecha entre ricos y pobres. El 0.1% de los ricos posee tanta riqueza como el 90% de los de abajo. Los tres hombres más ricos poseen incluso tanto como la mitad de la población.

La desigualdad social siempre ha ido acompañada de violencia. Cada 15 minutos muere una persona por disparos de arma de fuego. Cada año se producen más de un millón de delitos, entre los que se incluyen asesinatos, violaciones, robos y agresiones graves.

El inaceptable malestar social en un país tan rico inevitablemente se traduce en falta de confianza en la política. Solo una pequeña minoría sigue teniendo fe en sus dirigentes políticos. En los últimos diez años la confianza en el gobierno federal ha fluctuado entre apenas un 15% y un 20%. También disminuye la confianza en otras instituciones.

Trump aprovecha inteligentemente esa desconfianza presentándose siempre como un outsider. Aunque proviene de la capa superior de la población, siempre se posiciona como un antisistema y arremete contra la casta política, los medios de comunicación, los científicos y los intelectuales. Su lenguaje rudo y vulgar encaja perfectamente con ello.

Por desgracia, es un fenómeno que no ocurre solo en Estados Unidos. La extrema derecha está en auge en gran parte del mundo. El capitalismo está sumido en una profunda crisis. Es muy discutible que se pueda reformar este sistema y si no el momento de resetearlo. Es de esperar que con el tiempo aprendamos suficientes lecciones de la historia.

Fuentes:

– If Trump wins
– Europe should brace itself for Trump
– What if Trump Wins Again
– Project 2025: A wish list for a Trump presidency, explained
– How MAGA Republicans plan to make Donald Trump’s second term count
– How Far Trump Would Go
– Project 2025: A wish list for a Trump presidency, explained
– Donald Trump is NOT a ‘threat to the deep state’. Here is his warmongering record

Notas:

(1) Cuando en 2023 Occidente suministró armas pesadas a Ucrania, Putin suspendió temporalmente el Tratado START. Según él, Washington planeaba reanudar las pruebas nucleares.

(2) El propio J.D. Vance, su compañero de candidatura, fue quien comparó a Trump con Hitler en en 2016.

Texto original: https://www.dewereldmorgen.be/artikel/2024/07/17/wat-als-trump-wint/

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.

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14 organizaciones palestinas, incluidas Hamás y la marxista FPLP, acuerdan en China la unidad de acción

 

14 organizaciones palestinas, incluidas Hamás y la marxista FPLP, acuerdan en China la unidad de acción

 

 INSURGENTE.ORG / 25.07.2024


Catorce grupos palestinos, entre ells las históricamente enfrentadas Hamás y Fatah, firmaron un acuerdo en la cumbre de reconciliación en China que incluye formar “un Gobierno de unidad nacional temporal” con autoridad sobre todos los territorios palestinos (Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este), según un comunicado emitido por Hamás.

Este Gobierno se formaría bajo el consenso de las 14 organizaciones palestinas firmantes y la decisión del presidente, y se regiría por la Ley Básica Palestina, según el texto.

Así lo acordaron los grupos, entre los que se incluyen también la Yihad Islámica, el Frente Popular para la Liberación de Palestina (PFLP) o el Frente Democrático para la Liberación de Palestina (DFLP), para “unificar los esfuerzos nacionales” que pongan fin a la guerra en Gaza y la agresión (israelí).

“Las facciones palestinas dan la bienvenida a la opinión de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que confirmó la ilegalidad de la presencia, ocupación y asentamiento” israelí en Cisjordania y Jerusalén este, recoge el comunicado de Hamás en su apertura.

El viernes, la CIJ calificó como “ilegal” la ocupación israelí en estos territorios palestinos a la vez que el Estado hebreo se otorgaba poderes administrativos en la “zona B” de Cisjordania, hasta entonces completamente administrada por la Autoridad Palestina.

Los firmantes se comprometieron a mantener la implementación de estos acuerdos “para acabar con la división” entre ellas, que se lograron gracias al rol mediante de Egipto, Algeria, China y Rusia.

Entre los objetivos comunes planteados se encuentra el establecimiento de un Estado palestino independiente con capital en Jerusalén (un propósito que los grupos ya sostenían de forma individual) acorde a las resoluciones internacionales, especialmente a la 181 y 2334.

La primera, de 1947, es la que designaba la partición de Palestina en un Estado árabe, otro judío y una parte bajo administración internacional; mientras que la segunda, de 2016, constituye la declaración como “ilegal” por parte de la ONU del establecimiento de asentamientos israelíes en territorios palestinos ocupados.

Las facciones revindicaron “el derecho del pueblo palestino a resistir a la ocupación” de acuerdo al derecho internacional, Naciones Unidas y el derecho a la autodeterminación, así como a “resistir y frustrar” los intentos israelíes de desplazar a la población palestina.

El último punto al que hace alusión Hamás es al compromiso común de los grupos para tratar de poner fin al “bárbaro asedio” de Gaza y Cisjordania, así como asegurar la entrada de ayuda humanitaria y médica “sin restricciones ni condiciones”.

Estos acuerdos constituyen un nuevo intento de reconciliación entre las facciones, especialmente entre la islamista Hamás y la secular Fatah, enfrentadas desde 2007.

Entonces, Hamás echó a Fatah a la fuerza de Gaza tras el fracaso de un gobierno de unidad nacional surgido después de que los islamistas triunfaran en las legislativas el año anterior.

Desde la fractura, los últimos años ha habido varios intentos de diálogo infructuosos entre Fatah, que controla la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Hamás y otros grupos como la Yihad Islámica.

A través de la ANP, los seculares gobiernan en Cisjordania, donde su poder se ve cada vez más limitado ante el avance de la ocupación israelí, que este año ha declarado como estatales más de 2.300 hectáreas del enclave, batiendo todos los récords.

Además, la ANP y el presidente, Mahmud Abás, son cada vez más impopulares en el territorio, acusados de nepotismo, autoritarismo y corrupción.

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