sábado, 4 de junio de 2022

Viejas y nuevas razones para volver a decir “OTAN NO”

 

El 4 de junio de 1943 nacía en Palencia Paco Fernández Buey. Filósofo, luchador incansable, comunista libertario, marxista singular, siempre comprometido con los más desfavorecidos. Sigue presente en nuestra memoria y en nuestras luchas.


Viejas y nuevas razones para volver a decir “OTAN NO”

 

Francisco Fernández Buey

El Viejo Topo

4 junio, 2022 


Publicado en la revista En pie de paz. Pacifismo, feminismo ecologismo, 3ª época, n.º 46, invierno de 1997, pp. 31-33, fue inicialmente una intervención oral en el acto anti-OTAN organizado por el Espai Roig-Verd-Violeta en la Casa Elizalde de Barcelona el 13 de noviembre de 1996


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Hace once años Manolo Sacristán hizo una afirmación, recogida en El País, que ha resultado premonitoria. Dijo que la campaña emprendida por el PSOE para volver del revés la conciencia anti-OTAN de la población española de entonces acabaría siendo moralmente más corrosiva para la ciudadanía que la pertenencia misma del Estado español a la alianza militar. Aquel artículo llevaba por título, precisamente, “OTAN hacia dentro”[1], y fue, creo que puede decirse así, el testamento político de Manolo Sacristán.

Traigo a colación aquella afirmación de 1985 a este acto con el que iniciamos una nueva campaña contra la OTAN –ahora, con más razón, en contra de la integración de España en la estructura militar de la Alianza–, no solo por recordar al amigo muerto, y con él, a las personas que resistieron aquella infame manipulación de las conciencias, sino también porque pienso que sus palabras deben ser en este momento una de las razones de peso en el movimiento que aquí estamos iniciando.

Ahora sabemos bien lo que ha representado la corrosión de las conciencias de la ciudadanía implicada en aquel proyecto de Alfonso Guerra de hacer cambiar en unos meses la opinión de las gentes en un asunto tan importante como es éste de la OTAN. Ahora sabemos que los cinco mil millones de pesetas que se gastó el PSOE en aquella operación de desinformación están detrás del feo asunto Filesa. Y sabemos que el asunto Filesa está detrás de lo que se ha llamado la cultura del pelotazo, de la justificación del “enriqueceos” sin principios. Y sabemos también que esta pendiente de inmoralidades es la que ha conducido luego a los silencios cómplices sobre el terrorismo de Estado y a la justificación de los asesinatos de los GAL, a la vuelta, en suma, de una concepción de la política que, en todo lo importante, solo distingue entre amigos y enemigos. Sabemos, por último, que aquella corrosión de las conciencias ha acabado conduciendo a que cuatro partidos políticos –PP, PSOE, CiU y PNV– hayan consensuado en el Parlamento la integración de España en la estructura militar de la OTAN.

Pero eso lo sabemos quienes tenemos ya cierta edad y no hemos perdido la memoria. Debemos, sin embargo, ser capaces de explicar a los más jóvenes cómo estos lodos de hoy vienen de aquellos polvos de ayer y por qué está moral y políticamente justificado exigir ahora un nuevo referéndum aunque los cuatro partidos mentados se pongan de acuerdo en el Parlamento y se opongan a un nuevo referéndum[2].

Se ha dicho ya en este acto que tenemos hoy tantas razones como ayer para oponernos a la OTAN y más que ayer para oponernos a que España forme parte de la estructura militar de la Alianza. Hay, desde luego, razones de mucho peso para exigir la disolución de una alianza militar que nació en los tiempos de la “guerra fría” y que pretende perpetuarse cuando ya no existe su antagonista de ayer, el Pacto de Varsovia.

Pero es importante encontrar el tono y la forma adecuados para comunicar estas razones a los más jóvenes[3] porque, entretanto, en estos últimos años, el mal social y la desgracia de los parias de la tierra han aumentado tanto en el mundo, y la ideología pseudoliberal del mal llamado neoliberalismo ha calado tan profundamente en las gentes que muchas personas hoy en día aplauden y jalean las intervenciones militares de los poderosos con la esperanza de que tales intervenciones palíen algo el racismo rampante, la exclusión étnica o la catástrofe de los refugiados. Ante catástrofes como la de Bosnia, o la de Chechenia, o la que ahora mismo se vive en la región africana de los Grandes Lagos, muchos jóvenes se preguntarán y nos preguntarán, sinceramente, por qué “OTAN-No” cuando crece el clamor ciudadano en favor de intervenciones militares para paliar la barbarie de la guerra en esos lugares.

Para contestar a esta pregunta hay que acentuar la razón moral que nos asiste. Hay que hacer ver a los más jóvenes que este mundo en el que estamos viviendo es, moralmente, un escándalo. Y que son responsables principales del escándalo los que dicen escandalizarse de lo que pasa en el mundo exterior y actúan desde el poder fomentando las causas de las desgracias de los más pobres, de los que están hoy en peor situación.

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Es un escándalo que hoy, terminada la llamada “guerra fría” y disuelto el Pacto de Varsovia, se presente a la OTAN como un pilar en la defensa de los valores occidentales inventándose, de manera fundamentalista, enemigos para justificar el mantenimiento del gasto militar y del gran negocio de las armas.

Es un escándalo que los mismos poderes que han contribuido a crear el actual desorden del mundo se presenten ahora como salvadores del mundo en nombre de la libertad y de la tolerancia.

Es un escándalo que los responsables de la guerra del Golfo Pérsico[4], cuyas desastrosas consecuencias aún sufren los niños y las mujeres de Irak, mientras allí sigue instalado el dictador al que se decía combatir, presenten ahora a la OTAN como una prolongación de la UNICEF.

Es un escándalo que los mismos que se niegan a contribuir económicamente en las tareas de la UNESCO, de la UNICEF y de otras organizaciones para la ayuda a los pobres y desheredados del mundo estén presentando las cosas como si la OTAN fuera una necesidad moral de la humanidad.

Es un escándalo que los mismos que mantienen la ley Helms-Burton contra Cuba y se saltan a la torera las resoluciones de la UE y de las NNUU impongan a los europeos una alianza militar anacrónica.

Es un escándalo que los mismos que escribieron las condiciones para el referéndum de 1986 sobre la OTAN hagan caso omiso de sus propias condiciones sin consultar al pueblo, pactando por arriba la entrada en la estructura militar de la Alianza y llamando a eso, encima, consenso democrático.

Es un escándalo que los principales partidos parlamentarios de Cataluña y Euskadi[5], donde la población se manifestó mayoritariamente en 1986 contra la entrada de España en la OTAN, hagan ahora caso omiso de aquella voluntad y sigan pronunciando, sin vergüenza, la palabra “soberanía nacional”.

Es un escándalo que los dos principales partidos estatales[6], que se presentaron a las últimas elecciones defendiendo el uno el modelo de participación vigente, y declarando el otro “el obligado respeto a la voluntad expresada por el pueblo español”, pacten a espaldas del pueblo, unos meses después, lo contrario de lo que dijeron a su electorado sobre la OTAN.

Es un escándalo que, en esas circunstancias, el Ministerio de Defensa esté negociando en secreto con el Departamento de Estado norteamericano reabrir las bases aéreas de Torrejón y Zaragoza, a sabiendas de que eso implica la nuclearización de hecho del territorio español, mientras se consensúa un proyecto de resolución que declara el estatuto no-nuclear del país.

Es un escándalo que los mismos que se han enriquecido con la venta de armas en Africa o han hecho la vista gorda al negocio de las armas nos digan ahora que la OTAN se justifica para quitar las armas con las que se matan los mismos a los que ellos se las vendieron.

Este mundo, del que formamos parte, es un escándalo.

Pero también en democracia está moralmente justificado rebelarse contra un mundo así. De modo que hay que afirmar una vez más el derecho de la conciencia razonada y de la dignidad de las personas contra la razón de Estado. Eso nos une a los que ayer dijimos “no” a la OTAN, y a los objetores, a los insumisos de hoy y a los que en este país practican la desobediencia civil. Eso, y la conciencia de que sería un error volver a separar hoy drásticamente ética y política en el Parlamento para repetir mañana, en la calle, que la política dominante se ha hecho desalmada.

Lo que ahora nos toca es hacer todo lo posible para pasar de la indignación moral a la acción cívica ciudadana. Para eso estamos aquí.

Notas

[1] Ahora en Pacifismo, ecologismo y política alternativa, ed. cit., pp. 215-218 (NE).

[2] Lo mismo ocurrió años después cuando estas fuerzas se opusieron a la propuesta de IU de un referéndum sobre el tratado de libre comercio con EEUU (NE).

[3] Otra de las preocupaciones permanentes del autor: hablar en un lenguaje no de secta, asequible a los más jóvenes, a los que no pudieron vivir determinadas experiencias políticas ni conocieron determinadas formas de organización (NE).

[4] De la primera guerra del Gofo (NE).

[5] Respectivamente, CiU y PNV (NE).

[6] PP y PSOE (NE).

Fuente: Texto recogido en el volumen de M. Sacristán y F. Fernández Buey Barbarie y resistencias. Sobre movimientos sociales críticos y alternativos.

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