viernes, 1 de diciembre de 2023

Ardor guerrero

 


Ardor guerrero


Miguel Medina Fernández-Aceytuno, abogado laboralista  

HOJAS DE DEBATE

 13 de octubre de 2023  

 

¿Resulta sensato un compromiso de inversión en armamento de varios miles de millones de euros por un ejecutivo, ninguno de cuyos miembros ha puesto la más mínima objeción, desatendiendo las más importantes necesidades de la mayoría social?

 

Margarita Robles, titular del ministerio de defensa, anunció a primeros de este año un nuevo ciclo inversor que incluye 13 nuevos programas de adquisiciones de material de guerra por un valor de 17.200 millones de euros. Los presupuestos de defensa para este año gestionarán 12.800 millones de euros, un 25% más que en 2022. Estos programas incluyen un nuevo helicóptero antisubmarino y buques hidrográficos, la modernización de los misiles Patriot y la adquisición de misiles contracarro Spike LR2, junto con un nuevo lanzacohetes de alta movilidad, así como nuevos aviones de patrulla C-295 y el reemplazo de los aviones de combate F-18 y Harrier. Se trata de un nuevo capítulo general de inversión para el periodo 2023-2028 que pretende justificarse en un contexto internacional marcado por la guerra de Ucrania y por el envío de armas al régimen autoritario de Zelensky.

 

Entre los proyectos más importantes destaca la compra de 25 aviones de combate Eurofighter para reemplazar a la flota de aeronaves F-18.

Según Infobae, en su edición del pasado 14 de septiembre, para cazas, lanzacohetes, buques y misiles, el Gobierno invertirá 6.800 millones para fortalecer a las Fuerzas Armadas.

En el periodo del actual ejecutivo en funciones, el gasto militar se dispara. Se inicia con un acuerdo por importe de 23,7 millones de euros para la adquisición de 11.000 fusiles y pistolas y la compra de nueve millones de cartuchos por importe de 8,2 millones de euros. Para los F-18, el Ejército del Aire destinará 50 millones de euros para la adquisición de repuestos y componentes de estos aviones de combate.

 

A finales de agosto último, el gobierno aprobó un contrato de 92,5 millones para apoyo logístico al sistema de defensa aérea. Asimismo, el ministerio de defensa comprará por 30,6 millones un sistema de comunicaciones para los nuevos satélites Spainsat-NG, cierra contratos a través de la OTAN por 81 millones el primer semestre de 2023 y la Armada adquiere a H&K fusiles y lanzagranadas para la Infantería de Marina por 1,2 millones de euros. En fecha reciente, el Ejército de Tierra compra 7.500 minas contracarro a Expal por 1,6 millones, el consejo de ministros da luz verde a la adquisición de hasta 1.680 misiles anticarro israelíes Spike LR2 y acuerda ampliar la flota Vamtac sanitarios de Uro por importe de 6,8 millones de euros. Ya en el presente mes de octubre, el ejecutivo ha acordado invertir 1.000 millones de euros en munición para obuses y un nuevo lanzacohetes.

 

Según señala el diario La Razón, el plan de la Armada para renovar su flota auxiliar alcanzará la cifra de casi 400 millones en siete buques para la renovación de las embarcaciones hidrográficas y de intervención subacuática, los remolcadores y los barcos de transporte logístico. Este mismo medio informativo señala que España aumentará su poder naval con dos nuevos buques de transporte logístico con un presupuesto conjunto de 41,5 millones de euros para la compra de estas embarcaciones.

 

Por otra parte, la suma de los nuevos contratos para el Ejército del Aire alcanza los 7.000 millones. De esta forma, el Gobierno da luz verde al contrato de 16 C295 y aprueba el techo de gasto para 25 nuevos Eurofighter. Sobre este extremo, el diario LaMarea informa de que en el consejo de ministros del pasado 12 de septiembre, el Gobierno en funciones ha autorizado un gasto militar extra de casi 9.000 millones de euros. La cantidad total aprobada es más del doble del gasto militar autorizado en los tres consejos de ministros anteriores. Casi 4.600 millones se destinarán a la compra de 25 aviones de combate. Otros 2.034 millones serán para la adquisición de 16 aeronaves. A lo que hay que añadir otros siete contratos por 400 millones para designadores, espoletas, camiones o buques logísticos, así como un millón de euros para cargas explosivas y otro millón de euros más para la compra de dos sistemas optrónicos Argos 16HD.

 

Finalmente hay que destacar la modernización de fusiles, retroexcavadoras y realidad mixta para mantener vehículos con un presupuesto de 11,5 millones, la remodelación de la sala de reuniones y conferencias del Estado Mayor del Ejército del Aire y del Espacio por un valor estimado de más de 500.000 euros, otro millón de euros para el diseño del prototipo de vehículo Pitón, 850.000 euros para la reparación de cajas de cambio de los carros de combate Leopard 2 A4 del Ejército de Tierra, la compra de morteros sobre vehículos por más de ocho millones de euros y 28 millones de euros para sostenimiento de los helicópteros del Ejército del Aire.

 

Además, el Gobierno en funciones en fecha reciente ha aprobado la compra de más de 500 misiles antiaéreos Mistral 3 por 324,6 millones, 650.000 euros para adecuar el búnker CARS para acoger el centro de operaciones aéreas, 135 millones de euros para modernizar seis cazaminas, 260 millones de euros más para granadas de mortero, munición de artillería y mangueras explosivas y la adquisición del Sistema de Lanzacohetes de Alta Movilidad (Silam) por importe de 576,4 millones de euros, ampliada con otra partida de 1.166 millones de euros también para lanzacohetes, munición y repuestos.

Ilustración: Fernando Francisco Serrano.

 

Otro aspecto importante a tener en cuenta es el relativo a la aportación económica y militar de España al régimen ucraniano. Según LaMarea «el Estado español está colaborando principalmente con dinero y armas. No es fácil detallar la aportación española. De hecho, está entre los países con menos transparencia (el 33 de 40) a la hora de informar acerca de su contribución, según uno de los índices incluidos en el Rastreador de Apoyo a Ucrania (Ukraine Support Tracker), desarrollado por el Instituto Kiel para la Economía Mundial. Concretamente, recibe una puntuación de 1,9 sobre 5. En esta herramienta también se cifra, de forma aproximada, el importe del apoyo de cada país. En el caso de España –entre el 24 de enero de 2022 y el 24 de febrero de 2023– la ayuda militar ascendió a 320 millones de euros (el 18 de 40), la financiera fue de 350 millones (11 de 40), y la humanitaria de 50 millones (23 de 40)

 

Según Euronews, Occidente ha remitido a Ucrania material militar desde el 24 de febrero de 2022 por valor de 80.000 millones de euros. Para el periodo 2.024 a 2.027, Bruselas plantea un “fondo Ucrania” de 50.000 millones de euros con aportaciones de los países de la UE, mostrando de paso, con descaro, una voluntad belicista de alargar la cruenta guerra de Ucrania al menos cuatro años más.

 

Por otra parte, a muchos ucranianos les preocupan los escándalos de corrupción en los que se ven envueltas las “autoridades” del régimen de capitalismo salvaje de Zelensky y comienzan a temer que los gobiernos occidentales cuestionen la conveniencia de enviar ayuda cuando una parte puede terminar en el bolsillo de funcionarios corruptos. La destitución reciente del ministro de defensa Oleksii Reznikov y su sustitución por Rustem Umerov, forma parte de una “política” que pretende lavar la cara a un poder corrupto y autoritario. El reclutamiento de soldados ucranianos ha constituido otro caso gravísimo de corrupción que ha obligado a la destitución de todos los comisarios militares regionales encargados de la leva. Uno de ellos es el antiguo comisario militar de Odessa, Yevhen Borisov, sospechoso de enriquecimiento ilícito por valor de millones de dólares, así como de violar las leyes de reclutamiento, destinando parte de estos ingresos a la adquisición de inmuebles de lujo en España y autos caros desde el comienzo de la guerra. Numerosos registros en oficinas de reclutamiento de Kiev y otras diez regiones han revelado pruebas de que se vendían certificados médicos de incapacidad para evitar ir al frente. La detención, en mayo último, del ya expresidente del Tribunal Supremo, Vsevolod Knyazev, por su presunta implicación en una turbia red multimillonaria de sobornos puso en evidencia, una vez más, la naturaleza corrupta del aparato de estado en Ucrania. A este alto representante del poder judicial le intervinieron casi 450.000 euros repartidos entre su casa y su oficina, pero la Fiscalía cree que la red ha movilizado en total 2,7 millones para conseguir favores. Queda por determinar cuántos más de los 168 miembros del tribunal pueden estar involucrados.

 

TeleSur.net  señala que: «un informe dado a conocer por la organización Transparencia Internacional signa a Ucrania como el país más corrupto de Europa -ocupa el lugar 122 entre 180 países-. Tal realidad se ha incrementado con altísimos niveles de corrupción con tráfico de armas, alimentos y una sociedad absolutamente desmembrada, que hará imposible el sueño de Zelensky de cumplir las obligaciones para lograr el ingreso a la Unión Europea. En el tema tráfico de las armas entregadas por occidente a Ucrania, se pueden encontrar en los mercados negros que tienen por destino a países africanos, organizaciones criminales y hasta países europeos como Albania donde se transan públicamente fusiles de asalto, misiles, equipos de vigilancia entre otros.»

 

Pese a que parte de los impuestos que los países europeos recaudan a la ciudadanía acaban en manos privadas con destinos ajenos a los marcados por los gobiernos donantes, Josep Borrell, Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, manifiesta la disposición de la UE de seguir financiando a Zelensky en la guerra de Ucrania [1]. El mandatario se jacta de que nos hemos endeudado en 700.000 millones de euros por renunciar a las materias primas rusas y depender durante décadas del gas natural licuado de los Estados Unidos mucho más caro. Mientras, el déficit en los países de la UE crece sin parar y el gobierno en funciones en España anuncia recortes drásticos en gastos sociales que tendrían un impacto inicial en la recaudación de 8.300 millones de euros, según indica elEconomista.es en su edición del pasado 2 de octubre.

 

Según el rotativo Estrategias de Inversión, las cinco mayores empresas de Wall Street de armamento acumulan una revalorización media contando dividendos acumulada en los últimos diez años del 416%. Desde que empezara la guerra de Ucrania los gigantes del sector acumulan subidas en cotización por valor de 24.000 millones de euros. La industria de Defensa en España facturó casi 7.000 millones de euros anuales en 2019, cifra última dada a conocer. España es el séptimo exportador de armas del mundo.

 

Con un paro registrado que alcanza al 13,3% y que mantiene a España a la cabeza de los países con más desocupados de toda Europa, un crecimiento del 15,4% en el precio promedio de la cesta de la compra,  38.266 desahucios en 2022 y alquileres que alcanzan a  más del  43% del  salario de los arrendatarios, una subida en las hipotecas variables que oscila entre 1.900 y 4.700 euros anuales, el deterioro creciente de la sanidad pública (y privada) y listas de espera kilométricas y la imposición por la UE de una reducción de 24.000 millones de euros para 2.023 y 2.024 del gasto público, mientras  los grandes bancos españoles -Santander, BBVA, CaixaBank, Bankinter, Sabadell y Unicaja- registran unas ganancias agregadas de 12.385 millones de euros en el primer semestre de este año, lo que supone un 20,7% más con respecto al mismo periodo de 2022, ¿resulta sensato un compromiso de inversión en armamento de varios miles de millones de euros por un ejecutivo, ninguno de cuyos miembros ha puesto la más mínima objeción, desatendiendo las más importantes necesidades de la mayoría social? Entre cañones y mantequilla el ejecutivo ha optado por lo primero. Tal forma de actuar solo es posible en un gobierno insensatamente impregnado de ardor guerrero.

Notas

1

A petición de España, como presidenta del Consejo, se plantea considerar como una atenuante la inversión de Defensa cuando el déficit público se dispare.

Notas

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