jueves, 11 de noviembre de 2021

Analista: "EE.UU. está armando a Ucrania para una guerra que nunca va a ...

El campesino Maréi. Dostoievski

 

Hoy se cumplen 200 años del nacimiento del gran novelista ruso Fiódor Dostoievski. Junto con Tolstoi, el más apreciado representante de la literatura realista en su país y uno de los grandes genios de la narrativa europea decimonónica.


El campesino Maréi

Fiódor Dostoievski

El Viejo Topo

11 noviembre, 2021 



Era el segundo día de Pascua. El aire era cálido, el cielo azul, el sol estaba alto pero mi alma triste. Vagaba  por detrás de los pabellones, mirando y enumerando las celdas; contaba los palos de la empalizada del fuerte de la prisión y, aunque en realidad no me apetecía hacerlo, los contaba siguiendo la costumbre. Otro día de «fiesta» corría en la prisión; a los presos no se los llevaban a trabajar y había multitud de borrachos. Se oían surgir debates y riñas desde todos los rincones. También una que otra canción vulgar y desagradable y uno que otro preso medio muerto por alguna reyerta, tapado con zamarras hasta que despertara y recobrara el sentido. En más de una ocasión, los cuchillos habían salido a la luz, y todo ello, en dos días de fiestas, que me habían martirizado hasta enfermar. Nunca pude soportar las orgías ni las borracheras populares, y en ese lugar me desagradaban aún más. Ni siquiera los jefes aparecían esos días por la prisión, ni siquiera inspeccionaban, como si comprendieran que, una vez al año, también a esos renegados había que dejarlos expandirse, y que de no hacerlo sería peor.

Pero un día, por fin, la cólera prendió en mi corazón. Me encontré con el polaco Matski, un preso político. Me miró con tristeza, con los ojos brillantes y los labios temblorosos. «¡Odio a esos bribones!», dijo a media voz, rechinando los dientes y pasando de largo. Regresé al pabellón, sin reparar en que un cuarto de hora antes había salido corriendo de allí  enloquecido, cuando seis hombretones apaciguaron a un borracho llamado Gazin. La mejor forma que encontraron fue darle una paliza. Le pegaron absurdamente. Con semejante golpiza se podría matar a un camello. Sabían que si lo dejaban reaccionar sería difícil matarlo, por eso le pegaron sin reparo.

Al regresar, me percaté de que al fondo del pabellón yacía Gazin casi sin dar apenas señales de vida. Estaba tapado con su zamarra y todos pasaban a su alrededor en silencio, firmemente convencidos de que se despertaría a la mañana siguiente. Llegué hasta mi sitio, que estaba frente a una ventana con rejas de hierro y me tumbé boca arriba. Crucé las manos debajo de la cabeza y cerré los ojos. Me gustaba estar echado de ese modo. Nadie se mete con el que está dormido, y, mientras tanto, se puede fantasear y pensar en la libertad. Pero en aquel momento no pude conciliar ninguna fantasía. El corazón me palpitaba inquieto, y en mis oídos sonaban las palabras de Matski: «Odio a estos bandidos». Pero qué sentido tiene describir las impresiones, si hasta hoy día todavía sueño con aquellos instantes, y no hay sueño que me torture más. Probablemente se hayan dado cuenta de que, hasta el día de hoy, rara vez he escrito algo sobre mi vida durante la condena. Porque «Las anotaciones de la casa de los muertos» , mi novela, la escribí hace ya quince años, donde me inventé al personaje, un delincuente que mataba a su mujer. A propósito, y para más detalle, diré que, desde entonces y hasta hoy día, todavía hay mucha gente que piensa, y afirma, que fui condenado por asesinar a mi mujer.

Poco a poco me fui amodorrando y me sumí en recuerdos. Durante los cuatro años de condena recordaba constantemente todo mi pasado, y parece que a través de los recuerdos revivía nuevamente toda mi vida anterior. Esos recuerdos venían solos, raramente los evocaba yo a mi voluntad. Comenzaban por algún punto, un rasgo, a veces algo impreciso, que poco a poco crecía hasta convertirse en todo un cuadro, en alguna impresión trazada con vagos recuerdos. Yo analizaba esas impresiones y les aportaba nuevos rasgos a las antiguas vivencias. Pero lo más importante era que corregía lo vivido, lo corregía constantemente. Esa era toda mi distracción.

Esta vez, por algún motivo, me vino a la memoria un instante insignificante de mi infancia, cuando tan solo tenía diez años. Creí que aquel instante había quedado para mí completamente olvidado.Recordé el mes de agosto en nuestra aldea: un día claro y seco, aunque algo fresco y con viento. El verano se estaba acabando, y pronto habría que emprender el viaje a Moscú para aburrirse durante todo el invierno con las clases de francés. Me entristecía tanto dejar la aldea…

Fui andando hasta dejar atrás el granero, bajé al barranco y subí a Losk: así llamábamos al espeso matorral situado al otro lado del barranco que llegaba hasta el mismo bosque. Me metí en la profundidad del matorral y oí que muy cerca, a unos treinta pasos, en la pradera, un campesino estaba arando el campo en solitario. Como tenía que arar una abrupta cuesta, su azadón andaba con dificultad, y a mis oídos llegaba su voz: «¡Vamos, vamos!».

De pronto, en medio del profundo silencio, pude oír con claridad: «¡Que viene el lobo!». Del susto, lancé un grito y salí corriendo a la pradera directamente hacia el muzhik que estaba arando.

Conocía a casi todos nuestros muzhik campesinos, pero no reconocí al que estaba arando, aunque me da igual, pues estaba completamente sumido en mis propios asuntos. Era nuestro muzhik Maréi. No sé si existirá un nombre así, pero todos le llamaban Maréi. Era un muzhik de unos cincuenta años, robusto, muy alto y con una tupida barba de color rubio oscuro bastante encanecida. Aunque le conocía, hasta entonces casi nunca había hablado con él. Al oír mi grito, detuvo la yegua. Para no caerme del impulso de la carrera, me agarré con una mano a su arado y con la otra a su manga. Entonces me miró y se percató de mi susto.

—¡Ahí viene el lobo! —grité, ahogándome.

Él levantó la cabeza y, sin querer, miró alrededor, casi creyéndome por un instante.

—¿Dónde está el lobo?

—Alguien gritó «que viene el lobo»… —susurré yo.

—¿Qué dices, qué lobo?; te habrá parecido. ¿Lo ves?, ¿cómo iba a haber aquí un lobo? —susurraba dándome ánimos. Temblando con todo el cuerpo, me agarré con más fuerzas aún a su anguarina; debía de estar muy pálido. Él me miraba con una sonrisa preocupada, al parecer alarmado e inquieto por mí.

—¡Vaya, mira que asustarte por algo así, muchacho! —dijo, moviendo la cabeza—. ¡Ya está, hijo! ¡Ea, ya está bien, pequeño!

Extendió su mano y acarició mi mejilla.

—Bueno, ya está, no temas, Cristo está contigo —pero yo no me santigüé. Las comisuras de mis labios temblaban, y, al parecer, eso le sorprendía especialmente. Extendió despacio hacia mí su dedo gordo con la uña negra manchada de tierra y rozó suavemente mis temblorosos labios.

—¿Lo ves? —dijo, sonriéndome con una prolongada sonrisa maternal—, ¡señor, qué es eso, ay, ay!

Finalmente comprendí que no había ningún lobo y que el grito: «que viene el lobo» fue algo que me había imaginado. Por lo demás, el grito fue muy claro y preciso, pero gritos así (y no tratándose solo de lobos) ya los había llegado yo a oír una o dos veces más; ya los conocía. (Después, al pasar la infancia, esas alucinaciones desaparecieron).

—Bueno, me voy —dije con mirada tímida e interrogante.

— Vamos, Cristo está contigo. Vamos, ve —me santiguó con su mano y después se santiguó él.

Eché a andar, volviéndome hacia atrás casi cada diez pasos. Mientras iba andando, Maréi permanecía inmóvil junto a su yegua y junto a su cultuvo, mirando cómo me alejaba y moviendo la cabeza cada vez que yo volvía la vista atrás. A decir verdad, me daba algo de vergüenza haberme asustado tanto delante de él, pero, hasta que remonté el barranco y llegué al primer cobertizo, todavía sentía bastante miedo al lobo. Aunque aquí el miedo desapareció por completo, y de pronto, saliendo no sé de dónde, se me echó encima nuestro perro de corral, Volchok. Junto a Volchok me sentí más seguro y por última vez volví a mirar a Maréi. Ya no veía su cara con claridad, pero sentía que él continuaba del mismo modo sonriéndome afectuosamente y moviendo la cabeza. Yo agité la mano, y él, tras corresponderme con otra señal, arreó a su yegua.

—¡Vamos, vamos! —se oyó nuevamente su voz, y la yegua tiró otra vez de su arado.

No sé por qué, me vino todo esto de golpe a la memoria con claridad y detalle extraordinarios. De pronto, me despabilé y me incorporé sentado en el petate. Me acuerdo de que todavía sentía en mi rostro la tímida sonrisa del recuerdo. Permanecí recordando un minuto más.

Al dejar a Maréi, de regreso a casa, no le conté a nadie mi «aventura». Además, ¿qué aventura era esa? Incluso, no tardé mucho en olvidar a Maréi. Después, cuando alguna vez me lo he vuelto a encontrar, nunca más volví a hablar con él, y ya no solo acerca del lobo, sino de nada. De repente, ahora, pasados veinte años y en Siberia, recordé todo aquel encuentro con total claridad y hasta el último detalle. Será que, por sí mismo e involuntariamente, se alojó de manera imperceptible en mi alma para reaparecer súbitamente cuando tenía que ser. Recordé aquella sonrisa dulce y maternal del pobre siervo muzhik, su cruz y su movimiento de cabeza: «¡Vaya, se ha asustado el pequeño!». Recordé especialmente su dedo gordo manchado de tierra, con el que despacio, y con tímida delicadeza, rozó mis temblorosos labios. Claro que cualquiera puede animar a un niño, pero lo que surgió durante aquel encuentro solitario fue algo completamente distinto y, si yo fuera su propio hijo, él no habría podido mirarme irradiando un amor más claro, y ¿quién lo obligaba? Él era nuestro siervo y yo, a pesar de todo, su pequeño amo. Nadie sabría cómo me acarició y nadie lo recompensaría por ello. ¿Acaso quería tanto a los niños? Hay gente así. El encuentro tuvo lugar a solas en el campo, y puede que solo Dios haya visto desde arriba.

¡Con qué profundo e iluminado sentimiento humano y con qué delicadeza y ternura, casi femeninas, puede estar henchido el corazón de un rudo! Maréi era terriblemente ignorante y era el típico siervo muzhik ruso, que no esperaba su libertad y ni siquiera se la imaginaba entonces. Cuando me incorporé del petate y miré alrededor, recuerdo haber sentido de repente que era capaz de mirar a esos infelices con otros ojos, y que de pronto, como si fuera un milagro, todo el odio y la maldad desaparecían por completo de mi corazón.

Fui andando y mirando las caras de la gente con la que me cruzaba. Porque ese afeitado y bribón muzhik, embriagado y con estigmas en el rostro, que gritaba su borracha con una ronca canción, también podría ser  Maréi,. Aquella tarde me encontré nuevamente con Matski.

¡Infeliz! Él no podía tener recuerdo alguno de ningún Maréi y ningún otro punto de vista sobre esa gente, a excepción de su ya conocido«¡Odio a esos bribones!». Verdaderamente, ¡esos polacos han sufrido más que nosotros!

Fuente: El buen librero.

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Reactivo Cumbre del Clima: El segundo borrador abandona la Justicia Climática para aferrarse a las falsas soluciones. Reactivo Cumbre del Clima: El segundo borrador abandona la Justicia Climática para aferrarse a las falsas soluciones. [A ver veamos… Veamos. Vamos a ver que nos sale por aquí. Anda ver que cosicas nos salen, maño. ¡Anda la hostia, cordera, que nos sale por aquí! ¡Cagoenlaos, rediós, maño! Mia tú que nos sale, amante (que esta palabra de amante la dicen en Gallur, a ver si ahora también me van a echar a mí la culpa), que el fin irrenunciable del capitalismo es hacer crecer los capitales invertidos (capitales que no siempre ni necesariamente es propiedad particular del capitalista que los invierte, o sea, que el riesgo de la inversión corre por cuenta de otros, aunque siempre e indefectiblemente los beneficios van a parar a su bolsillo, que para eso está la ley, la seguridad jurídica y tal –caguenlaos, rediós y rediela, a ver si nos enteramos por lo menos de esto, hombre, que ya va siendo hora, joder. Que es que cansa repetir una y otra vez lo mismo-, y para ello el capital hace lo que haga falta hacer. Que hace falta una I Guerra Mundial, se hace. Que hace falta una II Guerra Mundial, se hace. Que hace falta seguir matando desde la II Guerra Mundial hasta ahora mismo, se sigue matando desde el final de la II Guerra Mundial hasta ahora mismo. Que hace falta ir preparando una III Guerra Mundial, se prepara. Y eso del ambiente, medio ambiente y ambiente entero, ¡Chúrriga!), ¿cualo cosa es?, pues eso es una especie de la jodimos con ventanas a la calle que como no se centre bien la cuestión –que es la hostia como se descentra, tío- y para ello no hay más camino que partir de la base de situar al ser humano (ni hombre ni mujer, ni ciudadano ni leches en vinagre: ser humano. Punto puntito) en el centro de toda actividad que tiene que realizar y dirigir el propio ser humano en primera persona (sin representatoides representativos que lo represente en un sistema representativo de representar) con el fin de facilitar el desarrollo de todas las facultades y potencialidad materiales y espirituales que posee, y oiga, que esto no es un chiste. Que el chiste es, y bien malo que podemos pagar con el pescuezo, el esperar que los que han creado y siguen creando el problema (sin solución por el camino que vamos) de la destrucción de la vida sobre la tierra lo vayan a solucionar, porque vivimos en al tierra, ¿no? Estar estamos en la inopia, pero vivir, vivir, lo que se dice vivir, vivimos en la tierra. Y, ea, Tía Paca, que ya la tenemos otra vez: que nos sale como solución el socialismo. Qué cosas, verdad.

 

Reactivo Cumbre del Clima: El segundo borrador abandona la Justicia Climática para aferrarse a las falsas soluciones

Tercerainformacion.es / 10.11.2021

  • El segundo borrador del acuerdo político de la COP26 continúa siendo muy vago en sus declaraciones y compromisos para evitar el aumento de la temperatura por encima de 1.5 ºC alejándose del principio de Justicia Climática, responsabilidad histórica y derechos humanos.
  • Los temas clave para los países del Sur Global como la financiación tanto en adaptación como en pérdidas y daños siguen sin tener avances.
  • Las falsas soluciones como el cero neto y las soluciones basadas en la naturaleza (SbN) cobran protagonismo en el texto sustituyendo a los necesarios compromisos de acabar con los combustibles fósiles. De hecho, no se menciona poner freno al gas ni el petróleo.
  • El acuerdo se aleja aún más de la perspectiva de género y suprime el rol de las mujeres como agentes de cambio y promoción de soluciones reales, así como deja de reconocer su posición como principales afectadas por los impactos climáticos.


A primera hora de la mañana del décimo día de la Cumbre del Clima se ha publicado el segundo borrador del posible acuerdo político que saldrá de la COP26, un texto que refleja la dificultad continua que se está encontrando en esta Cumbre para llegar a consensos, así como el olvido a la justicia climática y la intención de continuar apostando por los combustibles fósiles a través de falsas soluciones.

La organización Amigos de la Tierra considera que el principal problema del borrador del acuerdo es que sigue basándose en la “buena voluntad” de los países lo que debilita el texto y, por lo tanto, la acción climática.

“El borrador del acuerdo de la COP26 que nos hemos encontrado esta mañana sigue basándose en la buena voluntad y olvidando la justicia climática” ha declarado desde Glasgow Cristina Alonso, responsable de Justicia Climática de Amigos de la Tierra. Durante todo el texto «se invita», «se da la bienvenida» y «se anima, pero muy pocas veces se hace referencia a la urgencia real que la ciencia ha explicitado como necesaria ni a la responsabilidad histórica diferenciada de los países más contaminantes. Si el acuerdo continúa por esta línea se estará alejando del concepto de equidad y de derechos humanos. La emergencia climática ya está aquí y la ciencia es clara sobre la necesidad de actuar de manera urgente para evitar que la temperatura global aumente por encima de 1.5 ºC. El acuerdo que salga de esta COP26 no puede basarse en la buena voluntad de los países, en especial de los más contaminantes, debe basarse en la ciencia y en la responsabilidad histórica del Norte Global en el aumento de la temperatura y en los impactos que ya están sufriendo los Países del Sur Global. El principio de equidad en los compromisos, responsabilidades y financiación y la Justicia Climática deben estar en el corazón del acuerdo”.

En los temas más controvertidos del acuerdo, como es la financiación climática, el aumento de la ambición en las Contribuciones Determinadas a nivel Nacional y la transparencia y desarrollo del Artículo 6, el avance ha sido también muy escaso.

“Los países que más están sufriendo las consecuencias de la crisis climática han sido muy claros al decir que «una COP sin un resultado concreto sobre financiación nunca podrá tener éxito” ha apuntado Alonso parafraseando a Guinea en su declaración junto a China y el resto del G77. “Sin embargo, en este segundo borrador seguimos sin encontrar menciones ambiciosas a la financiación, en especial a largo plazo tanto para adaptación como para los fondos dedicados a paliar las pérdidas y daños de los países que ya sufren los impactos climáticos. Los países del Sur Global ya han declarado que de poco sirve la ambición en las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional si no viene acompañada de un plan de financiación que además de compromisos numéricos establezca los mecanismos y procedimientos clave para asegurar y medir su desarrollo”.

La organización ecologista ha mostrado también su preocupación frente a la repetida referencia que se hace tanto a las Soluciones Basadas en la Naturaleza como al concepto Cero Neto como estrategias principales para evitar el aumento de temperatura. El objetivo cero alimentará el acaparamiento de tierras y la inseguridad alimentaria y será una vía de escape para que los países en desarrollo y los grandes contaminadores sigan contaminando.

“Hay una repetida mención a las «soluciones basadas en la naturaleza» y por primera vez una mención explícita del concepto cero neto. Parece que por fin el lobo además de mostrarnos sus orejas nos enseña sus colmillos” ha alertado Cristina Alonso. “Las soluciones basadas en la naturaleza tienen una importancia enorme para la conservación de los ecosistemas, la reducción y absorción de emisiones y para la protección de la biodiversidad. Sin embargo, ahora mismo, existen tantas definiciones de soluciones basadas en la naturaleza como iniciativas diferentes enmarcadas en el concepto y esta definición es tan amplia que podría dar cabida fácilmente a acciones tan peligrosas como, por ejemplo, las plantaciones de monocultivos de árboles con el desastroso impacto que tienen para las personas y el planeta. Los países más contaminantes están escondiendo su inacción climática en falsas soluciones y en ideas fantasiosas sobre remoción de emisiones que pueden conducirnos a un calentamiento global catastrófico. En este borrador las soluciones basadas en la naturaleza son un gran caballo de Troya”.

Para la organización ecologista el empuje que los países del Norte Global están dando a las falsas soluciones viene muy ligada a la falta de compromisos para acelerar la eliminación de los combustibles fósiles.

“Nos encontramos frente a un acuerdo que está más centrado en promover falsas soluciones que en acabar con los combustibles fósiles lo antes posible. De hecho, lamentablemente no nos sorprende que el texto no mencione la urgencia de la reducción real de las emisiones, y siga sin especificar la necesidad de acabar con el petróleo o el gas otro de sus fantasiosas soluciones climáticas”.

Para finalizar la organización ha querido alertar sobre las grandes carencias que el texto tiene en cuanto a la perspectiva de justicia climática, en cuanto a diferenciación de responsabilidades históricas diferenciadas, de derechos humanos en general y de género en particular. “Del primer borrador al segundo se ha suprimido una parte muy importante de la perspectiva de género. Las mujeres ya no son reconocidas como agentes de cambio y promotoras de soluciones reales ni como principales afectadas por la emergencia climática, solo se hace menciones a la incorporación de enfoques de género”.

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Proponen usar la Luna ante desafíos de la Tierra

 


Ciencia y tecnología

Proponen usar la Luna ante desafíos de la Tierra

DIARIO OCTUBRE / noviembre 10, 20210

Especialistas de la corporación espacial y de cohetes de Rusia RKK Energía propusieron utilizar los recursos de la Luna para resolver los desafíos energéticos y climáticos de la Tierra, informó hoy la prensa local.


En las conclusiones de la XXII Conferencia Científico-Técnica de esa compañía, perteneciente a la Agencia Espacial Rusa (Roscosmos), los expertos señalaron la posibilidad de explorar ese planeta ante la posibilidad de un fuerte calentamiento del clima en la Tierra.

Propusieron la creación de un complejo energético y climático de reserva a partir de materiales lunares, cuyo elemento clave serían naves solares encargadas de regular el régimen térmico de la atmósfera terrestre, reportó la agencia de noticias TASS.

El evento estuvo dedicado al aniversario 60 del vuelo de Yuri Gagarin, el 75 de la industria espacial nacional.

FUENTE: prensa-latina.cu

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