sábado, 22 de febrero de 2014

PODEMOS: UNA CRITICA NECESARIA



Sobre qué podemos ir haciendo ante “Podemos”

(4/6)

Vicente Sarasa

Red Roja
SOCIOLOGÍA CRITICA
2014/02/13

La cuestión que más nos atañe, pues, no es cuán deficientemente se habla en “Podemos” de la línea de demarcación –es decir, de la deuda en relación directa y necesaria con los recortes- sino si se plantea lo suficiente hasta el punto de posibilitarnos forzar a que se hable como se requiere y con la proyección anti-Unión Europea y, en definitiva, antisistema que perseguimos. Siempre, por supuesto, si estos debates se dan en marcos “de calle” que eventualmente abriera “Podemos” y no en simple reuniones de “elaboraciones de lista”.



En lo referente a la realidad más organizacional y hasta personal de “Podemos”, a algunos –por recorridos militantes tan diferentes- nos faltan datos para hacer un cuadro lo suficientemente preciso de los intereses cruzados que esta iniciativa ha desatado. Me limitaré a esbozar unas líneas de reflexión al respecto.

Antes que nada hay que encuadrar esta iniciativa en una serie de otras que no terminaron de fraguar. Al respecto, decía en un escrito de hace meses que no ha salido del ámbito interno de Red Roja:


«Asistimos a una proliferación en los últimos tiempos de plataformas y de intentos de reagrupamientos autosituándose, como mínimo, a la izquierda de un PSOE que no “levanta cabeza” en el contexto general de la persistencia de la crisis socio-laboral y de un marco de movilización e indignación contra las medidas anticrisis. Desde un punto de vista político-organizacional, surgen en clara disputa con la pretensión de una IU (en tanto que estructura) de canalizar y liderar la indignación social al tiempo que coquetea con el PSOE y sindicatos oficialistas en la Cumbre Social y participa en gobiernos autonómicos responsables de “recortes sociales”. Pero, en cualquier caso, es una IU que espera una subida electoral ante el desprestigio del PP y del PSOE. Y es, en este sentido, que se han disparado las alarmas en diferentes organizaciones de la llamada izquierda radical (IA, EQUO y hasta en grupos que promocionan el Foro Cívico sin dejar IU).»


Ya en estas líneas se auguraba: «El origen oportunista organizacional de estas iniciativas -que encubren mucho deseo de “vanguardismo” vergonzante tapado de invocaciones a las bases, a la “horizontalidad”, en definitiva, adoptando de forma seguidista (lo peor) del “quincemismo”- auguran un recorrido muy corto a estas iniciativas llenas de confusión y donde la gente tiene problemas para distinguirlas. Efectivamente, la proliferación de propuestas de este tipo que coinciden en pretender agrupar al 90% de la población (o más) siembran no poca confusión. Máxime, cuando cada una busca avales de militancia y de reconocidas figuras que se repiten aquí y allí. Ciertamente, uno encuentra difícilmente argumentos, que no sean el del oportunismo organizacional “protagonizador”, cuando cuesta ver, si se va a los contenidos, diferencias claras entre ellas. Y cuando, además, todas invocan la necesidad de poner el acento en la “horizontalidad” y en “dar respuesta a las nuevas formas de protesta”.»


Ante el recorrido efectivamente muy corto que han tenido iniciativas de este tipo, alguna parte de la estructura de la llamada izquierda radical –pensamos en Izquierda Anticapitalista sobre todo– ha querido romper ese maleficio de impotencia… con “Podemos”. Y dejando aparcado por un rato el culto de la tan empalagosamente proclamada horizontalidad, incluso dentro de sus mismas organizaciones, han optado por un rápido enganche mediático “por arriba” promoviendo a una personalidad que concite un buen apoyo en un primer momento a fin de, como mínimo, crear una situación irreversible de fuerza.


Aprovechemos esto para dejar claro, desde ya, que en tiempos donde se cruzan intereses a tantas bandas (como se están dando) es donde las personalidades juegan un papel importante y terminan por ganar una cierta autonomía de actuación, y ninguna fuerza ni estructura tienen control total de lo que está sucediendo, ni siquiera sobre las personalidades que contribuyen a encumbrar. Si no se tiene en cuenta esto, forzamos esquemáticamente el análisis, no explicamos la realidad contradictoria que se nos presenta y metemos todo en una única línea conspirativa.


En el sentido estrictamente organizacional, “Podemos” pretende a la vez romper el doble maleficio que supone, por un lado, que las iniciativas lanzadas hasta ahora no cuajen en “electo-politizar” la indignación y, por otro, que finalmente estén abocadas a fortalecer a Izquierda Unida. Así, esa izquierda radical que surgió para competir con IU persigue que, si hay que contar con esta, al menos que sea desde una situación de mayor fuerza en eventuales negociaciones. Y cuando uno sale de una organización, está obligado a hacer una apuesta aún mucho más fuerte que la que dictarían las diferencias de contenido para volver a estar bajo el mismo techo si se quiere entrar por la misma puerta grande por la que se salió. Además, esa apuesta ha de tener el poder relativo suficiente para cambiar necesariamente el formato de la casa misma: ya que se vuelve, que no parezca que se vuelve al mismo sitio.

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