viernes, 24 de julio de 2009

ARTICULO DE J.C. VAZQUEZ (ALIAGA, TERUEL)

(Aliaga, Teruel, se está quemando)

El color negro, Aliaga y Trabajadores de Bolidén

Siempre me he preguntado qué se precisa para que nuestros responsables políticos se bajen de los “putos” pedestales a los que se encaraman y agarran con uñas y dientes, y se pongan en el nivel que les corresponde, en el nivel de la realidad. No en una realidad ideal o ideada; sino en la auténtica, en la que se sitúan los desheredados sociales, los marginados, los estudiantes, las amas de casa, los albañiles, los que tienen perro, la economía familiar y de supervivencia, los trabajadores, los cojos, los tuertos…

Cómo hay que decirles que están para lo que están y para lo que han sido elegidos, que el mero hecho de haber sido los más votados, por muy democráticamente que lo quieran pintar, no les da derecho a ninguna otra cosa que no sea a trabajar para aquellos que los han elegido. Son nuestros empleados y no nuestros dioses.

Cuándo van a aprender que no dejan de ser personas vulgares y corrientes, que entre ellos y nosotros no hay distancias abismales, (las crean ellos en su propio beneficio).
Que la Política se debe basar en ideas y no en la permanencia y promoción personal.
Que su autoridad no es de origen divino, como en la antigüedad, que deben saber comunicar y comunicarse.

No se pueden reír a carcajadas de un pueblo como Aliaga en Teruel o de unos obreros, cualesquiera que sean, los de Bolidén en Sevilla, por ejemplo.

Cuándo “cojones” se van a enterar de que 29 días de huelga de hambre no es lo mismo que una puñetera cumbre de los países más ricos del mundo o que una cena de cortesía ofrecida a Jefes de Estado, que se lucran a pesar de su pueblo muerto de hambre, por un Monarca impuesto por un Régimen dictatorial, del cual aún hoy en día seguimos espolsándonos sus posos.

Esta sociedad está tomando el color de Teruel, el actual, el que lo ha teñido todo de negro, el de la ceniza mojada. Negro de luto y vergüenza, de impotencia y piel quemada, de abismo e incomprensión; pero negro, sólo negro.

Negro de mentes de obreros que no encuentran otra forma de ser oídos que sellando sus bocas, cerrando los ojos para esbozar una sonrisa en sus cortados labios, recordando tiempos mejores junto a sus hijos y esposas. Con miedo de volver abrirlos y despertar de esos espejismos.

Y mientras esto es así nuestro querido y amado Rey junto con su séquito, numeroso y feliz, disfruta del sol de julio y la compañía de los suyos en un ambiente impregnado por todo tipo de lujos y ofrendas; y como éste y su familia, los jefes y directivos de nuestros bancos más representativos, los presidentes de todas y cada una de nuestras comunidades autónomas, y demás parásitos de nuestra sociedad.

Creo que la solución a éste y a todos los problemas pasa por la comunicación, pero siempre que esta sea eficaz y para ello hay que dominar los cuatro elementos básicos de ella: escribir, leer, hablar y escuchar. Y creo que los tres primeros elementos son de sobra dominados por esta cuadrilla de bandoleros políticos; pero el problema reside en lo que concierne a la escucha, ya que su falta de vergüenza y ética les impide dominar este elemento imprescindible en la resolución de problemas mediante el método más eficaz que se conoce.

*