miércoles, 20 de septiembre de 2023

JUANLU GONZÁLEZ. Por qué la contraofensiva de la OTAN en Ucrania ha sido un fracaso

 

JUANLU GONZÁLEZ. Por qué la contraofensiva de la OTAN en Ucrania ha sido un fracaso

 

INSURGENTE-ORG / 20.09.2023

 



Tanques Leopard destruidos por Rusia

 

Para cualquier persona consumidora de medios de comunicación generalistas occidentales, la contraofensiva de primavera-verano lanzada por la OTAN en Ucrania va relativamente bien. Quizá un poco más lenta de lo deseado, pero bien. Eso nos transmiten, aunque a veces a algunos políticos se le disparan los niveles de euforia o los ardores propagandísticos y anuncia que ya se ha recuperado hasta el 50% del territorio ucraniano anexionado por Rusia e incluso más, pero eso es algo muy difícil de asumir sin más por seres pensantes. En general se admite que todo va como se había planeado por los gerifaltes de la OTAN, la UE y los anglos. Pero no es así, basta comprobar los mapas proucranianos que se actualizan a diario, para comprobar que eso es pura desinformación para el público local iletrado y adormecido por decenios de propaganda, como así lo reconocen los estudios académicos anuales de valoración de medios occidentales, que pierden credibilidad año tras año, tras las salvajadas que han perpetrado sin miramientos contra la opinión pública con total impunidad.

 

Es cierto que el frente se ha movido poco desde el comienzo, el 3 de junio de 2023, de la mal llamada contraofensiva. Pero realmente, en conjunto, las recuperaciones han sido poco más de 200 km2 del lado ucraniano, que incluyen 4 o 5 pequeñas aldeas en todo este tiempo dentro de la llamada «zona gris». Básicamente se encuentran en la cornisa de Vremevsky, en el eje Orejov-Rabotino-Verbove y en las cercanías o los flancos de Artemovsk. Haciendo las cuentas, a este ritmo, la OTAN-Ucrania necesitaría más de 150 años para completar su misión. Y ello sin tener en cuenta los avances rusos, sobre todo en el frente norte, en Lugansk y Jarkov, que superan con mucho las ganancias territoriales de Kiev durante el mismo periodo.

Pero es aún peor. Rusia, en espera de la ofensiva militar más anunciada de la historia, ha preparado hasta 5 líneas defensivas, en una especie de defensa en capas, llamada en honor al general responsable de su desarrollo la «Línea Surovikin». Pues bien, hasta la fecha, ninguna de esas líneas ha sido sobrepasada. Las batallas se han producido en lo que los militares llaman, la zona gris, en tierra de nadie, zonas difíciles de defender, donde Rusia ha colocado elementos pasivos para complicar el avance ucraniano (campos minados, dientes de dragón) o para dirigir esos avances a territorio favorable a las defensas rusas. De momento, las tropas de la OTAN sólo han llegado a acercarse a la primera línea en la zona de Verbove, pero no ha sido traspasada. Imaginad lo que conllevaría atravesar las 5 líneas defensivas, cada una más reforzada que la anterior.


En rojo, defensas rusas y las líneas Surovikin en la principal zona de la contraofensiva de la OTAN, según el WSJ

 

Sólo con pelear en las zonas exteriores de la Línea Surovikin, las Fuerzas Armadas de Ucrania (AFU) han dilapidado la mayor parte de los ejércitos fletados por la OTAN. Ahora han sacado al campo de batalla los cuerpos especiales mejor armados que tenían reservados para el final, los equipados con los hasta ahora invencibles tanques británicos Challengers, Esos batallones eran los que debían llegar al mar de Azov cuando las primeras fuerzas blindadas rompieran las defensas rusas en junio, pero todavía se encuentran a más de 100 km de la costa y sin visos de avances significativos.

 

Los bailes en la zona gris han sido permanentes, pasos adelante y pasos atrás sucesivos. Así ha funcionado el escenario bélico estos meses: Ucrania mandaba un asalto «de carne», de pura infantería, sobre una posición rusa. El ejército ruso se retira a posiciones seguras y emplea la artillería y la aviación sobre un terreno que tiene absolutamente cuadriculado y georreferenciado. Como son zonas con poca capacidad de refugio, a las pocas horas, los ejércitos ucranianos se retiran a sus posiciones iniciales y la infantería rusa vuelve a ocupar las trincheras. Eso sobre el terreno, porque el papel prensa dará cuenta de los avances ucranianos, pero nunca de sus retrocesos, por lo que se traslada a la opinión pública la falsa sensación de un avance permanente, que es lo que repiten machaconamente la mayoría de las televisiones y periódicos generalistas. Justo esta situación es la que está viene produciéndose, por ejemplo, en Rabotino, donde Ucrania lleva más de un mes entrando y saliendo de una aldea en la que vivían menos de 500 personas, en la que han enviado a la muerte a miles de personas pata tomar poco más de 5 calles. Insisto, basta echar una ojeada a los mapas proucranianos para comprender la evolución de un frente, de más de 1.200 metros de longitud, que no se ha movido ostensiblemente durante los últimos cuatro meses.

Y todas estas idas y venidas y escaramuzas en la zona gris, ¿a costa de qué? Pues aquí sí que coinciden muchos militares ucranianos y occidentales, el coste en vidas humanas está siendo altísimo del lado de Kiev. No obstante, siempre añaden que las bajas son similares por ambas partes. Craso error mal intencionado. Es bien sabido en literatura militar que las bajas de atacantes necesarios para conquistar una defensa fortificada son de tres, o incluso de 4, a uno. Sin embargo, cuando el defensor dispone además de una superioridad aérea abrumadora y de un número de proyectiles artilleros a disposición cifrados en diez a uno, la proporción de víctimas debe ser de alrededor de una baja rusa por cada diez o doce de Ucrania. Se barajan unas 70.000 bajas ucranianas sólo desde el inicio de la contraofensiva, además de las pérdidas de buena parte de los tanques Leopard alemanes, de varios de los Challenger británicos y de muchos Bradley norteamericanos, entre otros. De hecho, al inicio de la ofensiva tuvieron que dar la orden de retirar los blindados de la OTAN porque estaban siendo fulminados de una manera vergonzosa y muy lesiva para los ingresos de la industria armamentística occidental.

El problema para Ucrania es que el mal tiempo se acerca y el campo de batalla se va a volver impracticable a partir del mes de octubre, por lo que habrá que dar por finalizada la ofensiva. Ese será el tiempo de hacer balance definitivo, aunque ya se están escapando artículos y declaraciones, incluso por boca del propio Zelensky, que admitió que el balance no va a ser como el esperado, que no va a tener un final feliz, porque «hemos perdido a mucha gente». De momento están volviendo a decretar una nueva movilización general, ampliando la edad de reclutamiento forzoso (algunos políticos piden que sea a los 16 años), revisando los dictámenes  una amplia red de corrupción para comprar exclusiones al ejército por motivos médicos e instando a países aliados europeos a deportar jóvenes en edad militar, algo a lo que se han negado, de momento, países como Alemania y Austria. Todo indica que la escabechina global que se ha producido en Ucrania es de una magnitud que podría llegar al medio millón de personas, que es lo que una diputada irlandesa le espetó a Stoltelberg en sede parlamentaria europea y que no tuvo los arrojos de desmentir, cifra que se correspondería a las aportadas por el operador de telefonía ucraniano MTS que calculó en 400.000 los destinatarios que no volverían a contestar al teléfono por causa de las víctimas de la guerra.

 

La clave para la consideración de éxito o fracaso estaría en sopesar las pírricas ganancias territoriales y las pérdidas en mano de obra y equipo militar. Si los datos de bajas se ocultan intencionalmente, es posible maquillar el resultado final. Pero lo que no tiene posibilidad de discusión es si se analiza el grado de consecución de los objetivos estratégicos marcados al inicio de la operación y los resultados obtenidos. En efecto, la contraofensiva de la OTAN se realiza para, fundamentalmente, aislar a Crimea de Rusia por el corredor terrestre que pasa por el Donbass, retomar el control del mar de Azov, para luego volar el puente de Kersh y tomar Crimea al asalto. ¿Que se ha logrado en estos meses en este sentido? Nada de nada. Todo lo contrario, se ha gastado el comodín de la OTAN (entrenamiento, dotación, financiación) y se va camino del colapso del ejército ucraniano por simple desplome demográfico.

En pocos meses no habrá de dónde sacar nuevos soldados para reemplazar las miles de bajas semanales que se están produciendo. Los mercenarios extranjeros tampoco pueden suplir ese papel y los candidatos a luchar saben de sobra que no van allí a jugar unas partidas de paintball como pensaban al inicio de la guerra. Como recogió la prensa norteamericana de declaraciones de soldados en el frente, cuando van a la batalla, los soldados saben de sobra que el 90% no volverá jamás, por eso ya solo quieren pelear los neonazis, fuertemente ideologizados, que creen que están defendiendo el IV Reich por la gloria del führer.

De momento, la OTAN, contrariamente a lo defendido por el alto mando ucraniano, ha obligado durante estas semanas a las AFU a entrar con todo sobre un par de puntos. Así prevén alcanzar algún éxito significativo en las pocas semanas operativas que restan antes de las lluvias de otoño y camuflar un estrepitoso fracaso. Simultáneamente, Rusia se está defendiendo con éxito en el sur y el este de Ucrania, mientras ataca en el norte amenazando a Kupiansk con la intención de caer después sobre Slaviansk y Kramatorsk por su flanco mas desprotegido e ir cerrando poco a poco las tareas programadas inicialmente dentro de la operación militar especial. Para parar a Rusia en Jarkov, será necesario sacar fuerzas ucranianas de los ejes principales de batalla y derivarlas al norte, debilitando la poca capacidad ofensiva que le resta. En cualquier caso, siendo benévolos, Kiev, con suerte, podrá lograr algún objetivo táctico, pero jamás ninguno de tipo estratégico. Y nos reiremos, una vez más, cuando hagan el obligado recuento de superficie liberada, de las declaraciones de la «inteligencia británica», de Anthony Blinken o de tantos otros próceres occidentales que afirmaron que ya se había reconquistado la mitad del territorio anexionado por Rusia, cuando no se ha llegado, ni de lejos, al 1%.

 

(bitsrojiverdes.org)

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Los intereses de la deuda pública española superan los 31.000 millones €, más que el gasto en prestaciones por desempleo (… y subiendo)


 


Los intereses de la deuda pública española superan los 31.000 millones €, más que el gasto en prestaciones por desempleo (… y subiendo)

 


Por Grup Antimilitarista Tortuga

KAOSENLARED

19 de septiembre de 2023 

 

El aumento de los tipos de interés no sólo encarece las hipotecas. También dispara los intereses de la deuda pública, que superará los 31.000 millones de euros en 2023 (…y subiendo). Es más que el gasto en prestaciones por desempleo, según los cálculos de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) españoles, que se ven superados por la realidad.

El pasado jueves, 27 de julio de 2023, el Banco Central Europeo (BCE) volvió a subir los tipos de interés por novena vez consecutiva, hasta el 4,25% [1]. Este aumento no sólo encarece las hipotecas. También dispara los intereses de la deuda pública, que en el Estado español alcanzó el 113% del PIB el pasado mes de marzo, hasta los 1,53 billones de euros [2].

Según las estimaciones de los Presupuestos Generales del Estado, los intereses de la deuda pública alcanzarían los 31.275,10 millones de euros en 2023. Para hacernos una idea de lo que supone esta cuantía, es considerablemente más de lo que se gastará en prestaciones por desempleo (21.278,02 millones de euros). Pero muy probablemente la cifra será mayor, pues las previsiones presupuestarias para este año se presentaron en octubre de 2022, cuando los tipos estaban aún al 2% [3].

De hecho, si el Gobierno ha calculado que el gasto en intereses de la deuda suponga un 2,4% del PIB en 2023, para 2026 prevé que destinará nada menos que el 2,9%, lo que excederá de los 40.000 millones de euros, suponiendo que el PIB alcance los 1,42 billones de euros y la deuda pública el 106,8% del PIB dentro de tres años, según las estimaciones que figuran en la Actualización del Programa de Estabilidad 2023-2026 remitida a la Comisión Europea (CE) el pasado mes de abril [4]. El propio documento reconoce el impacto de la fuerte subida de tipos de interés del Banco Central Europeo y prevé a partir de 2024 un aumento moderado del gasto en intereses como porcentaje del PIB.

En su Informe sobre España 2023 del mes de mayo, la Comisión Europea advierte que “los riesgos a medio plazo para la sostenibilidad de la política fiscal son elevados en términos generales”. Además, sus previsiones estocásticas (estadísticas aleatorias) vuelven a advertir de la existencia de un riesgo elevado: “Estas previsiones señalan una probabilidad del 32% de que la ratio de deuda en 2027 sea mayor que en 2022, lo que conlleva un alto riesgo habida cuenta del elevado nivel inicial de deuda. Además, estas perturbaciones apuntan a una incertidumbre significativa en torno a las previsiones de deuda de referencia”, indican [5].

Ese mismo informe de la Comisión Europea refleja la evolución de la deuda pública española en los últimos años, que ha pasado del 40,7% del PIB en los años 2004-7 a superar el 100% en 2013-19 y sobrepasar el 120% en 2020. A ese subidón ha contribuido en gran medida el rescate financiero, sin que la banca española haya devuelto esa hipoteca a las manos públicas. Y ello bajo la estricta supervisión de la UE.

En el año 2012, a causa del rescate a la banca, el déficit público español escaló al 10,6%, el más alto de la UE, y la deuda pública se infló del 69,3% del PIB en 2011 al 84,2% en 2012, siendo la que más rápido creció entonces entre los Veintisiete. Mucho más recientemente, Bruselas obligó a incluir el desastre de gestión del banco malo (SAREB) en el cómputo de la deuda pública, lo que la hizo aumentar en cerca de 35.000 millones de euros, con lo que alcanzó el 120% del PIB en 2020, en plena pandemia de Covid-19.

Es curioso constatar cómo todos los organismos que advierten sobre la sostenibilidad de la deuda pública española hacen hincapié en el gasto en pensiones, pero no en los miles de millones de euros públicos que se han destinado gratis et amore para rescatar a la banca. Es el caso de la Autoridad Independiente de responsabilidad Fiscal (AIReF), que en su Opinión sobre la sostenibilidad de las Administraciones Públicas a largo plazo: la incidencia de la demografía [6], del pasado mes de marzo, advierte que, a la altura de 2070, la deuda pública podría alcanzar el 186% del PIB y el déficit el 7%. E incide en el envejecimiento de la población, pero no en los desequilibrios financieros. Además, señala “la vulnerabilidad del país por el elevado nivel de deuda y déficit estructural” ante la reforma del marco fiscal europeo.

El más reciente número de Cuadernos de Información Económica de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) [7], advierte de la necesidad de frenar el aumento del coste de la deuda por la subida de los tipos de interés y apunta “la vuelta a las reglas fiscales en Europa, el momento de restricción monetaria y la desaceleración prevista de la economía”.

Precisamente, la reforma de las reglas fiscales es una de las prioridades de la Presidencia española del Consejo de la Unión Europea [8], en el segundo semestre de 2023, que coincide con los resultados de las Elecciones Generales del 23 de julio. Así lo expone la Presidencia española del Consejo de la UE en su página web: “Trabajaremos para una adecuada revisión del Marco Financiero Plurianual 2021-2027, y para una reforma de las reglas fiscales que permita superar la austeridad, aumentar la transparencia, y combinar la sostenibilidad de las finanzas públicas con la correcta financiación de las transiciones verde y digital”.

Cabe recordar que en 2011, meses antes del rescate a la banca, PSOE y PP se pusieron de acuerdo para cambiar con agosticidad el artículo 135 de la Constitución Española, y así priorizar absolutamente el pago de “los intereses y el capital” de los créditos de la deuda pública. Dicha modificación del artículo 135 contradice la figura del interés general, que está protegida a lo largo de toda la Constitución Española, desde el 47, que se refiere al derecho a una vivienda digna y adecuada en el Título I, hasta el 128, que dice literalmente: “Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general”. La segunda parte de este artículo contempla “la intervención de empresas cuando así lo exigiere el interés general”.

Notas

[1] Banco Central Europeo (BCE). (27/07/2023). Decisiones de política monetaria. [Nota de prensa] https://www.ecb.europa.eu/press/pr/… da80cfcf24.es.html

[2] Banco de España. (17/05/2023). La deuda de las Administraciones Públicas ascendió a 1.535 mm de euros, el 113% del PIB, en marzo de 2023. https://www.bde.es/wbe/es/noticias-…

[3] Ministerio de Hacienda. ( 06/10/2022). Proyecto de Presupuestos Generales del Estado 2023. https://www.sepg.pap.hacienda.gob.e…

[4] Asuntos Económicos y Transformación Digital. (28/04/2023). España adelanta a 2024 la reducción del déficit público al 3% aprovechando el crecimiento económico, la creación de empleo y el impacto del Plan de Recuperación. La Moncloa. https://www.lamoncloa.gob.es/servic…

[5] Comisión Europea. (24/05/2023). Informe sobre España – 2023. https://eur-lex.europa.eu/legal-con…

[6] AIReF. (24/03/2023). Opinión sobre la sostenibilidad de las Administraciones Públicas a largo plazo: La incidencia de la demografía. https://www.airef.es/wp-content/upl…ÓN-SOSTENIBILIDAD/AIReF-2023_Opinion-sostenibilidad-de-las-AAPP-largo-plazo.pdf

[7] Funcas. (13/07/2023). España debe empezar a reducir la ratio de deuda pública sobre PIB cuanto antes. Cuadernos de Información Económica #295. https://www.funcas.es/prensa/espana…

[8] Presidencia Española. Consejo de la Unión Europea. (julio 2023). Prioridades. https://spanish-presidency.consiliu…


Fátima Martín es periodista, miembro del CADTM del Estado español. Es coautora, junto con Jérôme Duval, del libro Construcción europea al servicio de los mercados financieros, Icaria editorial 2016. Actualmente está desarrollando el periódico ’online’ FemeninoRural.com.

Fuente: https://www.cadtm.org/Los-intereses…

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¿Por qué seguimos llamando fusilamientos a los asesinatos?

 

Resulta difícil de entender que haya partidos políticos que tantas décadas después sigan tratando de dificultar la recuperación de la memoria y la dignificación de las víctimas. Dan náuseas, pero es lo que hay. Y debemos combatirlos.


¿Por qué seguimos llamando fusilamientos a los asesinatos?


Alfons Cervera

El Viejo Topo

20 septiembre, 2023 

 


No hay ninguna señal. A lo mejor, sólo un montoncillo de tierra revuelta, como si ese pequeño recuadro de color marrón lo hubieran picoteado los pájaros para llenar el buche. Lo más seguro es que, si prestásemos atención, igual veíamos que ese montoncito de tierra se mueve, que es como si respirara un agua subterránea y el gluglú de esa respiración nos llegara no sabemos si desde la realidad o en la mitad del sueño. Los años han cubierto de verdín vegetal lo que antes fue cuadrícula de vida y después, mucho después, la superficie yerma del olvido.

Hace muchos años que ese pedazo de tierra se había convertido en un secarral, en la mudez de lo que antes fue un ruido insoportable de tiros y metralla, en el culto feroz, intransigente, a un silencio que abochorna la irreprochable nobleza del recuerdo. Una madrugada de hace muchos años allí fueron dejados caer, como fardos llenos de perros muertos, hombres y mujeres que habían defendido la República contra el fascismo. Se los llevaban los falangistas en camionetas y autos de los ricos y a la luz lluviosa de los faros les disparaban de cara o por la espalda y dejaban tirados los cuerpos en las cunetas o los amontonaban en fosas que eran como muladares clandestinos en medio de la noche.

La lírica que a propósito envuelve los párrafos anteriores no desdice los argumentos del horror. Cuando escribe Juan Rejano el prólogo a Poesías de la Guerra Española, de Pedro Garfias, bien claro que lo deja: “No se mire, por consiguiente, esta poesía, sino en función de arma de lucha”. Las fosas que se han ido abriendo poco a poco, sobre todo en los últimos años, despiertan a partes iguales sentimientos encontrados de rabia y de ternura. Esa hermosa canción de mi querido Pedro Guerra: “Pero no son, a simple vista, sólo huesos / Desvencijados huesos / En el calcio del hueso hay una historia: / Desesperada historia, desmadejada historia / De terror premeditado”.

Escribo de lo que tantas otras veces he hecho en estas mismas páginas de infoLibre. La memoria que se nos ha ido yendo como si todo fuera pérdida. Estos días hemos hablado y escrito sobre Chile, sobre los días felices de 1970 y de esos otros en que las bombas golpistas lo convirtieron todo en ruinas tres años más tarde. Hay veces en que los dos países son como hermanos gemelos. Los golpes de Estado. Las dictaduras con sus detenciones, sus torturas, sus desapariciones, sus crímenes. Las transiciones que no acaban con la herencia del monstruo. La desmemoria. Aquí las derechas siguen amando a Franco. En Chile, las derechas detestan a Salvador Allende y rinden pleitesía a Pinochet. Allí, al menos, se ha juzgado a algunos asesinos. Aquí sigue siendo imposible después de más de cuarenta años de democracia. Los asesinos de Víctor Jara acaban de ser condenados. Quienes aquí urdieron y dispararon los tiros en las madrugadas del falangismo vengativo, y cerraron las fosas con la tierra removida que ocultara sus crímenes, siguen viviendo tan tranquilos o se murieron sin que ninguna justicia les cayera encima.

Le echamos la culpa a Vox de que donde gobierna con el PP las políticas de memoria han ido a la papelera. Y no es así. El máximo responsable de que esas políticas estén en dique seco es el PP. Y no de ahora. Recordemos a Rajoy cuando en 2015 dejó vacío el presupuesto para las políticas memorialistas. Y lo decía llenándose de orgullo: “cero euros”. Y cómo se burlaban Pablo Casado y Rafael Hernando: se refería el primero a lo carcas que éramos quienes nos pasábamos el tiempo hablando de “las fosas de no sé quién”. Y el segundo, ese prodigio de inteligencia verbenera: “algunos se han acordado de su padre, parece ser, cuando había subvenciones para encontrarle”. ¿Se puede ser más despreciable? Y hay más, muchos más testimonios del PP defendiendo el franquismo y mofándose de la necesidad de sacar de la tierra lo que queda de las víctimas de esa dictadura a la que tanto aman. Si el resultado electoral del 23J hubiera permitido el gobierno y la presidencia del PP, ya se habrían cargado la Ley de Memoria Democrática y la hubieran sustituido por la que ellos llaman de Concordia. O sea: la Ley del Olvido para que el franquismo siga para siempre presente en nuestras vidas y sea lo mismo asesinar que ser asesinado. Creo que lo conté aquí hace un tiempo: después de una conferencia que di en un pueblo de Castellón se me acercó un señor de bastante edad y me soltó tan tranquilo: “usted ha dicho lo que ha dicho porque en la guerra y después de la guerra no matamos bastantes”. Y se quedó tan pancho. Ésa es su Concordia. El olor a crimen como si la pólvora fuera para ellos un perfume de Loewe o de Chanel.

En muchos sitios de España gobiernan las extremas derechas. Podría poner eso en singular y no mentiría. Digan lo que digan versiones seguramente más equilibradas que la mía, en casi todos los órdenes de la vida el PP y Vox son lo mismo. A mí me cae cerca uno de esos gobiernos. El País Valenciano es un feudo de esas derechas. Los Ayuntamientos de las tres capitales, las tres Diputaciones provinciales y el gobierno de la Generalitat están en sus manos. Ahí es nada. Nos tocó el gordo el 28M. La presidenta de la Diputación de Castellón, Marta Barrachina, del PP, lo dejó claro hace unos días: las políticas de memoria, que se refieren sobre todo a las exhumaciones ya iniciadas, “no son una prioridad y tampoco son urgentes”. Igual la señora presidenta piensa que si las víctimas han estado ahí más de ochenta años, pueden seguir tranquilamente otros ochenta sin que nos ataque la ansiedad. Cuando leí la noticia, me acordé de lo que me dijo aquel tipo, paisano de la señora presidenta, hace unos años. Así son ellos. Franquistas a tope. Sin complejos. Insisto: hablo del PP. Los de Vox son la fuerza de choque, como siempre lo fue el violento falangismo de sus antepasados. Hace unos días Aznar llamaba a la algarada callejera para salvar España. ¿Les suena ese llamamiento a llamamientos de otro tiempo? ¿No podría ser perfectamente Aznar presidente de honor de Vox de la misma manera que lo fue del PP desde 2004 hasta que se cabreó con Rajoy a finales de 2016? Pues claro que podría.

España es la patria de la abyección cuando hablamos de los desaparecidos. Más de cien mil víctimas de la represión fascista en la guerra y la dictadura respiran bajo tierra y, si prestamos atención, veremos cómo los montoncitos de color marrón picoteados por los pájaros se mueven como si en sus entrañas siguiera viva la alegría de quienes, con un entusiasmo casi adolescente y unas armas que a ratos daban risa, defendieron la República frente a los facciosos. En muchos sitios seguirán las exhumaciones, costeadas, eso sí, por las propias familias y algunas instituciones políticas que siguen en manos de la izquierda. Seguiremos hablando de la necesidad de celebrar el duelo a cara descubierta, sin esa vergüenza a que obligó el franquismo con sus enterramientos clandestinos. Pero hay dos cosas que me gustaría repetir una vez más en columnas como ésta. La primera: esa celebración del duelo es un acto político. Demasiadas veces aludimos sólo a la parte sentimental de ese duelo y no hablamos de lo que de político tienen las exhumaciones. En segundo lugar, algo que me sigue perturbando cuando hablamos de las víctimas que siguen en las fosas de los cementerios y en las cunetas y en los descampados: ¿por qué seguimos hablando de fusilamientos en vez de hablar sencilla y llanamente de asesinatos? Quienes están en esas fosas no fueron fusilados: fueron criminalmente asesinados. No hubo juicio previo y, si lo hubo, fue celebrado sin ninguna garantía de defensa. Ya casi doy la batalla del lenguaje por perdida. Pero me da igual. Seguiré dando la vara. Y tanto que seguiré dando la vara. Y tanto.

Fuente: Infolibre.

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