viernes, 26 de enero de 2018

TRUMP. DE LECTURA OBLIGATORIA PARA LOS PIRULIS PERIODISTAS, TERTULIANOS Y DEMÁS TERTULATIVOS (A VER SI ES POSIBLE QUE NOS EMPIECEN A DAR INFORMACIÓN EN LUGAR DE PIENSO IDEOLÓGICO)



Por qué en EE.UU. hay Trump para mucho tiempo

Rebelión
26-01-2018

 La gran atención de los mayores medios de información en los países situados a los dos lados del Atlántico Norte, en su cobertura del aniversario de la elección del candidato republicano Trump al cargo de Presidente de EEUU se ha centrado en la figura del Presidente Trump, que antes de ser elegido Presidente era uno de los empresarios más importantes en el negocio inmobiliario de aquel país, uno de los más especulativos de la economía estadounidense. A pesar de no haber nunca ocupado un cargo electo antes de ser elegido, conocía bien el funcionamiento del Estado (tanto federal, como estatal y municipal) pues en gran parte su éxito como empresario había dependido de sus conexiones políticas, incluida “la compra de políticos”. El sistema electoral, de financiación predominantemente privada, favorece lo que en EEUU se llama “la compra de políticos” que pasan a representar los intereses de los que los financian. En realidad, Trump es un personaje bastante representativo del mundo empresarial especulativo de EEUU, que conjuga una enorme ignorancia de la política internacional, un desdén hacia el mundo intelectual y mediático con el cual se encuentra altamente incómodo, una hostilidad hacia el establishment federal y una gran astucia política. Es profundo conocedor de los gustos y opiniones de amplios sectores de las clases populares blancas con los que comparte un lenguaje lleno de estereotipos que le hace enormemente popular entre sus bases electorales. Su comportamiento aparentemente errático, que rompe todos los moldes de la respetabilidad burguesa, le convierte en un personaje carismático entre su electorado, que es, en su mayoría, de clase trabajadora y clase media de raza blanca, que comparte sus opiniones y prejuicios.

Por otra parte, el hecho de que tal comportamiento no encaje en los moldes tradicionales del establishment político-mediático del país explica que este último tenga grandes recelos sobre su habilidad para dirigirlo. Trump no salió del aparato del Partido Republicano ni de los círculos políticos de Washington, lo que le hace una figura muy atípica en el mundo político estadounidense. De ahí la animosidad de gran parte de los mayores medios de comunicación, que le dedican una enorme atención mediática muy orientada hacia desacreditarle, lo cual acentúa más su popularidad, no tanto entre la población general (donde es muy baja), sino entre la población que le vota, que odia al establishmentpolítico-mediático del país. Todas las encuestas destacan la gran lealtad de sus bases electorales, habiéndose establecido una alianza de sectores importantes del mundo empresarial relacionado con el capital especulativo (sector inmobiliario y capital financiero) y amplios sectores populares, de raza blanca, cohesionados y unidos por una ideología caracterizada por dos componentes básicos.

¿Cuál es la ideología de lo que ha venido a llamarse erróneamente como Trumpismo?

Digo erróneamente, pues no es Trump el que ha creado esta ideología, sino al revés: la ideología antiestablishmentampliamente extendida en amplios sectores de las clases populares es la que ha posibilitado la victoria de Trump. Tal ideología se caracteriza por dos componentes típicos del antiestablishment presentes entre grandes sectores de las clases populares, a los cuales hay que añadir un tercer componente, este sí, específico de Trump. El primero es, como ya he subrayado, un antiestablishment federal, basado en Washington, al que se le percibe como instrumentalizado por el Partido Demócrata, cuyas políticas públicas supuestamente han favorecido sistemáticamente a las minorías afroamericanas (y, en menor lugar, a las latinas), a costa del propio bienestar de las clases populares de raza blanca.En esta ideología se percibe a este establishment federal como también utilizado por las grandes empresas industriales, que a través de los Tratados de Libre Comercio, están deslocalizando puestos de trabajo bien pagados de la manufactura a países con salarios mucho más bajos. Esta exportación de puestos de trabajo está dañando el bienestar de la clase trabajadora blanca, que ocupaba la mayoría de estos buenos puestos.

El segundo componente de esta ideología (íntimamente relacionado con la anterior) es un profundo nacionalismo, que, en parte, idealiza el pasado de EEUU, y que quiere recuperar aquel mundo en el que se vivía mejor. Este nacionalismo está basado en una lectura profundamente errónea de la política exterior de EEUU, que ve al gobierno federal motivado por un deseo de promover la libertad y la democracia a nivel mundial. De esta lectura se derivan las propuestas de este tipo de nacionalismo que cree que el gobierno de EEUU debería abandonar su “altruismo” y dar más atención a los intereses de EEUU sobre todos los demás. Tal énfasis en poner los intereses de EEUU por encima de todos los demáscomo el mayor objetivo de la política exterior no difiere, sin embargo, de los objetivos de la política exterior de gobiernos anteriores (que, naturalmente, también imponían los intereses de EEUU por delante de todos los demás) sino de cómo se definen tales intereses. El énfasis de Trump en el exitoso eslogan “America First” (“poner a EEUU primero”) es un intento de revitalizar la economía estadounidense, centrándose en crear puestos de trabajo en el país. Esta diferencia se presenta erróneamente como un conflicto entre liberalización de la economía, por un lado (llamados los globalistas) o proteccionismo, por el otro (definidos como los nacionalistas) dicotomía que solo tiene un componente de verdad, pues la enorme economía estadounidense siempre ha sido altamente proteccionista e intervencionista, puesto que a través de su elevado gasto militar ha configurado de gran manera al sector industrial de aquel país. La evidencia empírica que muestra que la mayoría de los avances tecnológicos ocurridos en el sector industrial de EEUU han sido financiados y/o realizados en instituciones públicas, es abrumadora.

A estos dos componentes hay que añadirles un tercero, que es característico de la ideología dominante en la Administración Trump: la visión empresarial de que el Estado debe dirigirse y gestionarse como si fuera una gran empresa, siguiendo los cánones de la cultura empresarial que domina la clase corporativa (the Corporate Class) de EEUU. En esta ideología hay también un elemento elevado de aprovechamiento personal y familiar de sus negocios particulares. Las líneas entre beneficio personal y beneficio colectivo y nacional están poco definidas y muy entrelazadas, habiendo alcanzado un nivel que está creando una protesta general en las dos cámaras legislativas (Congreso y Senado) del Estado federal. No es la primera vez que un hombre de negocios llega a ser Presidente de EEUU. Pero es nueva la manera en que Trump gobierna este entramado utilizando lo público para el enriquecimiento privado, sin rubor y con todo el descaro.

El gran error de enfatizar tanto la figura de Trump 

El enorme énfasis en la figura de Trump dificulta la comprensión de lo que ocurre en EEUU, pues lo más preocupante de la situación política de EEUU no es que un personaje como Trump se haya convertido en el Presidente de EEUU, sino que casi la mitad del electorado estadounidense le votara, cosa que continuará ocurriendo a no ser que se conozca por qué tal sector del electorado blanco (que constituye el mayor porcentaje de población perteneciente a la clase trabajadora estadounidense) votó por Trump. Sin comprender esta realidad, y sin actuar sobre las causas de este hecho, Trump y personajes como él continuarán siendo elegidos por muchos años. En realidad, en las elecciones parciales al Congreso de EEUU en los distritos en los que ha habido elecciones, los congresistas próximos a Trump han continuado ganando y todo ello como consecuencia de que aun cuando la popularidad del Presidente es baja entre la mayoría de la ciudadanía, es muy alta entre sus seguidores, una lealtad a su figura que alcanza cifras récord de más de un 90% de sus votantes. En la última encuesta sobre popularidad del Presidente Trump, publicada en el New York Times (14 de enero de 2018), el dato más llamativo es que mientras su popularidad está descendiendo en grandes sectores de la población, permanece en cambio enormemente alta entre los que lo votaron. Y aquí está el dato más importante que se ignora constantemente. De ahí que la pregunta más importante que debería hacerse, y no se hace, es ¿por qué la mayoría de la clase trabajadora estadounidense blanca (que es la mayoría de la clase trabajadora) votó a Trump?

¿Por qué ganó las elecciones el candidato Trump?

La respuesta a esa pregunta es, en realidad, sumamente fácil de responder si uno analiza lo que ha ido pasando en EEUU desde la elección del Presidente Reagan en los años ochenta, con el surgimiento y expansión del neoliberalismo (que es ni más ni menos que la ideología de la clase corporativa –The corporate class– formada por los propietarios y gestores de las grandes empresas del país) y que se ha convertido en dominante, no sólo en los círculos financieros y económicos, sino también en los círculos políticos y mediáticos que aquéllos dominan, controlan e influencian. El eje de las políticas públicas neoliberales es, ni más ni menos, un ataque frontal al mundo del trabajo, políticas que han sido enormemente exitosas (no para la mayoría, sino para la élite beneficiada). El mejor dato que ilustra este hecho es que el porcentaje de las rentas derivadas del trabajo ha ido descendiendo de una manera muy marcada en EEUU desde 1979, pasando de representar un 70% de todas las rentas en 1979, a un 63% en 2014. Este descenso ha sido a costa de un enorme aumento en las rentas derivadas del capital durante el mismo período.

Este descenso de las rentas del trabajo no habría podido ocurrir sin el cambio del Partido Demócrata (partido que se definía en los años treinta del siglo XX como el Partido del Pueblo), el cual, a partir del Presidente Clinton, se convirtió también en partido neoliberal (pasando a ser la versión light del neoliberalismo del Partido Republicano). Clinton fundó la Tercera Vía, reproducida por Tony Blair en el Reino Unido, Schröder en Alemania y Felipe González en España. (ver mis artículos Tony Blair y el declive de la Tercera ViaSistema, 16.11.12, y Blair, Zapatero, la Tercera Vía y el declive de la socialdemocraciaPúblico, 20.01.14).

Los cambios en el Partido Demócrata

Esta reconversión implicó el distanciamiento de la clase trabajadora blanca hacia el Partido Demócrata. Subrayo blanca, porque la raza juega un papel clave en la vida política en EEUU. El Partido Demócrata había sido el instrumento de las clases populares frente al mundo empresarial representado por el Partido Republicano. Pero el acercamiento del Partido Demócrata al mundo empresarial, diluyó esta relación e identificación de manera tal que las políticas públicas del Partido Demócrata se distanciaron más y más de su intervencionismo con sensibilidad de clase social, orientándose más y más a la integración de los sectores discriminados -minorías y mujeres- en la estructura de poder. De esa manera, las políticas identitarias pasaron a ser las que establecieron los parámetros del conflicto, entre las derechas, en contra de tales políticas y las izquierdas, a favor de ellas. La victoria del Presidente Obama, un afroamericano, era una victoria de estas políticas identitarias. Para culminar su éxito, solo faltaba la victoria de Hillary Clinton, una mujer. Pero tanto la izquierda como la derecha institucional gobernante aplicaron políticas de clase (políticas neoliberales) que afectaron negativamente al bienestar de las clases populares (la mayoría de las cuales pertenecen a la raza blanca), hasta tal punto que la esperanza de vida de la clase trabajadora blanca ha ido disminuyendo como consecuencia de un gran deterioro de su calidad de vida.

Es, pues, lógico y predecible que las clases populares de raza blanca se rebelaran y apoyaran a los candidatos antiestablishment (Bernie Sanders y Donald Trump). Bernie Sanders, socialista, y Trump, un personaje de ultraderecha. En la presentación de la realidad electoral estadounidense se ignora u oculta que la gran mayoría de las encuestas señalaban que Sanders hubiera ganado las elecciones a Trump en el caso de que hubiese ganado las primarias del Partido Demócrata. El establishment del Partido Demócrata, sin embargo, lo destruyó, consiguiendo que no fuese electo en esas primarias, ganando en su lugar Hillary Clinton, la persona que representa el establishmentpolítico de Washington, del cual ha sido figura prominente desde que su esposo ganó las elecciones a la Presidencia en el año 1992. Su elección en las primarias del Partido Demócrata dejó a Trump como única alternativa para canalizar el enfado contra el establishment político-mediático.

¿Qué está pasando en la Casa Blanca? ¿Una situación crítica debido a un personaje supuestamente temperamental o en conflicto profundo entre las bases del trumpismo y el nuevo establishment constituido por el capital financiero y especulativo? 

Esta alianza del movimiento antiestablishment (predominantemente de clase trabajadora y clases medias de renta baja) con amplios sectores del capital financiero y especulativo, profundamente contrarios al gobierno federal, se tradujo en una gran diversidad de sensibilidades políticas dentro del equipo Trump en la Casa Blanca, que ha generado una percepción de desorden que, en realidad, era el conflicto entre aquellos que representaban el movimiento antiestablishment liderado por el ideólogo de la altamente exitosa campaña electoral del candidato Trump, Steve Bannon, y los que representaban los intereses del capital financiero, liderados por Gary Cohn, que fue presidente de Goldman Sachs (y que dirige el equipo económico de la Casa Blanca y que es, por cierto, del Partido Demócrata) y el sector inmobiliario (que dirige su yerno Jared Kushner). Ese conflicto se resolvió con la victoria del capital financiero e inmobiliario sobre los representantes del movimiento antiestablishment, cuando Steve Bannon tuvo que salir de la Casa Blanca. Es sintomático que cuando se dio la noticia, la bolsa situada en Wall Street la aplaudiera a rabiar.

Bannon había sido el ideólogo del movimiento que promovió Trump en las primarias, movimiento que tiene una ideología racista y machista extrema, que utiliza una narrativa, un lenguaje y un discurso claramente de clase, denunciando la situación más que preocupante del deterioro del bienestar de la clase trabajadora (y muy en especial del sector manufacturero) que se ha visto afectada muy negativamente por la movilidad de los sectores industriales a otros países, facilitada por los Tratados de Libre Comercio, apoyados tanto por el Partido Demócrata como por el Partido Republicano. El abandono del Partido Demócrata de políticas de sensibilidad de clase a favor de las clases populares, centrándose en su lugar en las políticas de identidad, favoreció el apoyo de las clases populares a la ultraderecha. Bannon lo subrayó explícitamente cuando declaró en una ocasión que la mejor estrategia para su movimiento era que “el Partido Demócrata ponga todo su énfasis en los temas identitarios, y nosotros nos centraremos en los temas económicos de clase”. Como bien decía Gideon Rachman, responsable de asuntos internacionales del Financial Times: “Bannon deseaba que se reproduzca el racismo y la guerra entre las clases populares blancas y el Estado federal, presentado como controlado por los globalistas a nivel internacional y por las minorías a nivel doméstico” (Financial Times, 23.08.17, pag.9). Esta era la visión de Bannon. Para Bannon era importante facilitar que los demócratas se centren en la paridad de raza y género, permitiéndoles a él y al Partido Republicano centrarse en el mejoramiento económico de las clases populares, utilizando para ello un discurso parecido al de “la lucha de clases” de antaño. Y aunque Bannon ha sido expulsado del establishment trumpiano, su ideología permanece popular entre amplios sectores de la clase trabajadora blanca estadounidense.

De ahí que lo que las fuerzas progresistas deberían hacer en EEUU es romper esta dicotomía raza o clase social, para convertirla en raza, género y también clase social. Pero ello requiere un redescubrimiento de la importancia de las categorías de clase social que no se detecta por parte de la dirección del Partido Demócrata. En realidad, tal dirección llegó incluso a acusar al candidato Sanders de “racista” porque, aunque no ignoraba la necesidad de corregir la discriminación de raza, se centraba en temas como la explotación de clase social. Esta relación entre discriminación de raza y género y explotación de clase es esencial para que las izquierdas en EEUU vuelvan a recuperar su poder (y su proyecto histórico). Como ha ocurrido en la mayoría de países europeos, el triunfo de la ultraderecha ha sido precisamente consecuencia del abandono por parte de los partidos de izquierda de su orientación y servicio a las clases populares, acercándose más y más a la clase corporativa (The Corporate Class), estableciendo una complicidad con ella, creándose un vacío que ha llenado la ultraderecha. El caso de Francia, con el gran apoyo a la ultraderecha por parte de la clase trabajadora, es el más significativo pero no es el único en Europa.

Por qué el Partido Demócrata tiene un problema grave

Es importante señalar que este desplazamiento hacia la derecha de tales partidos, incluido el Partido Demócrata, ha ido acompañado con un cambio en su lenguaje, dejando de hablar de y a la clase trabajadora (que tal Partido asume que ha desaparecido) y hablar de y a las clases medias (que asumen erróneamente que han sustituido a la clase trabajadora). Es muy común oír entre dirigentes de izquierda que la clase trabajadora está desapareciendo objetivamente y/o subjetivamente, al considerarse a sí misma como clase media en lugar de clase trabajadora. Los datos, sin embargo, no avalan tal supuesto. Según la encuesta más detallada de la estructura social de EEUU, The Class Structure of the United States, realizada a principios de este siglo XXI, hay más estadounidenses que se definen clase trabajadora que clase media. Lo que ocurre no es que la clase trabajadora haya desaparecido sino que, desencantada con el sistema político, se ha ido absteniendo, con el resultado de que la mayoría de tal clase no participa en las elecciones, con lo cual, los partidos de izquierda, en lugar de intentar revertir esta abstención (lo cual requeriría unas propuestas electorales más radicales) se centran en las clases medias, compitiendo con los partidos de derecha y de centro para conseguir su respaldo. De ahí surge el apoyo electoral por parte de la clase trabajadora a las ultraderechas que con su mensaje antiestablishment van movilizando a estos sectores populares. En realidad, es muy fácil entender lo que pasa en EEUU y en Europa, aunque raramente se explica en los mayores medios de información y persuasión.

La adaptación del discurso de la ultraderecha al discurso que solía ser de izquierdas 

Un análisis de las ultraderechas, como el candidato y ahora Presidente Trump, muestra que ha copiado bastante el discurso y las propuestas de las izquierdas, tales como la oposición al libre comercio, que tenía muy poco de “libre” y mucho de apoyo a las grandes empresas; su énfasis en una gran inversión en la infraestructura del país (hoy muy en decaída); el rechazo a los programas sociales dirigidos directamente a las poblaciones pobres, sustituyéndolo por programas supuestamente universales; el fin de la confrontación con la antigua Unión Soviética (con el acercamiento entre Trump y Putin, deseado por ambos), entre otros, son ejemplos de ello. Tales propuestas se acompañan de un discurso de confrontación con el establishment federal que se presenta como instrumentalizado por la clase corporativa. Este discurso recuerda componentes del nacionalsocialismo (la manera académica de definir el nazismo) que dominó en la mayoría de países europeos en los años treinta y cuarenta del siglo XX. Esta dimensión supuestamente “socialista” es lo que explica que algunos sectores de la federación de los sindicatos mayoritarios de EEUU, AFL-CIO, hayan aplaudido algunas de las propuestas de la administración Trump, como ha sido la de invertir en la infraestructura del país.

El discurso casi “obrerista” de Trump contrasta, sin embargo, con la manera cómo piensa aplicar sus propuestas, todas ellas profundamente anti-Estado federal. Es este anti-Estado lo que constituye la mayor diferencia entre él y el nazismo, y donde aparecen más claramente los intereses del sector especulativo (no productivo) del capital. Su programa de invertir en la infraestructura del país, por ejemplo, es un enorme subsidio público a las grandes empresas constructoras que recibirán enormes ayudas públicas para el usufructo privado, privatizando, por ejemplo, las carreteras públicas, que pasarán a tener sistemas de peaje de beneficio privado. Esta inversión de un trillón de dólares (que es de un billón de dólares en la contabilidad europea), de la que Trump habla, será financiada a base de bonos privados, subvencionados por el Estado. Sería la privatización más masiva que haya jamás existido en EEUU. Y un tanto igual en cuanto a la posición universal de los servicios sanitarios (que no existe, y que Obama no resolvió con su programa Obamacare de financiación sanitaria). Trump tampoco lo resolverá. En realidad, lo empeorará, al eliminar programas para poblaciones pobres (de las cuales la gran mayoría son blancos), sin expandir los derechos sanitarios de la población, sumamente limitados. Trump reducirá todavía más los derechos sociales, laborales y políticos, garantizados hoy por el gobierno federal, desmantelando el ya muy insuficiente Estado del Bienestar estadounidense. Será, en muchas maneras, el nacionalismo libertario la ideología real detrás de las políticas de Trump, que por cierto, encaja bien con la cultura individualista que está en el centro de la cultura popular en EEUU. Y de ahí su gran atractivo en sectores populares. Ese es el gran drama político que existe hoy en EEUU. Trump, como expresión máxima del americanismo nacionalista libertario, está, mediante un lenguaje obrerista, nacionalista, racista y machista, movilizando a sus bases a fin de mantenerse en el poder. Y todo ello debido al abandono, por parte de las supuestas izquierdas, de los valores de solidaridad y justicia social que las habían caracterizado y que habían generado su gran apoyo electoral hoy desaparecido. Así de claro.


Vicenç Navarro ha sido catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Barcelona. Actualmente es catedrático de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Pompeu Fabra (Barcelona, España).


Fuente: http://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2018/01/24/por-que-en-eeuu-hay-trump-para-mucho-tiempo/
 
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P`ANDE TENGO QUE IR A BOTAROS (verbo tri del te boto: yo te boto; te boto; te boto, con B de botar): PP, REPUESTO DEL PP = C´s y PSOE = CONCOMITANTE DE AMBOS DOS


El poder de las palabras

20.11.2017


Con el mismo titular leía en el Xsemanal del Grupo Vocento un artículo de Carmen Posadas en el que asegura: “En un mundo en el que cada vez es menos importante la realidad y más la percepción que de ella se tenga, más irrelevante la verdad que su apariencia, el lenguaje juega un papel esencial, letal, diría yo”. Y termina: “Ya lo decía Goebbels, una mentira mil veces repetida acaba convirtiéndose en verdad”.

En epígrafes destacados: “Frases como ´Todo pueblo tiene derecho a decidir su destino´ ´Solo queremos votar´... siguen al pie de la letra los postulados de Goebbels y se han demostrado muy eficaces ”... refiriéndose a dirigentes catalanes.

Como colofón: “Lamentablemente desconocían -y esperemos que ahora hayan aprendido- el poder de las palabras. No el de aquellas que se ponen en práctica, sino el de las que simplemente se invocan hasta convertirlas en un mantra que todo lo cubre y justifica”... parece recordarnos que los proindependentistas catalanes se han pegado un tiro en el pie. Convengo en lo del tiro... pero se lo han dado en su pie.

Hoy todo es Cataluña, como nuevo mantra goebbeliano para tapar miserias del estado y un gobierno que en su día aseguraba (Rajoy, De Guindos, Saenz de Santamaría) que el rescate a la banca: “No iba a costar ni un euro a los contribuyentes” o que: “No se iba a generar ningún coste a la sociedad, sino todo lo contrario”.

Se diría que estos tres mandatarios del PP se referían a otros países y no a España. En Alemania y Gran Bretaña la banca ha devuelto el 100%; en Holanda y Bélgica con intereses de mora desde 2.012; en Francia además con intereses de beneficio.

¿En España?... Recientemente el Banco de España ha reconocido: “El rescate bancario al que se dio luz verde en 2.012, de unos 60.000 millones de euros, ha sido nocivo para el pueblo español. De esos miles de millones, unos 40.000 no podrán ser recuperados”.

Rescate que no ha servido ni para conservar puestos de trabajo, ni favorecer vías de crédito para mantenimiento de empresas. A una banca hoy con enormes beneficios a la que no se ha exigido hipotecar ni un solo metro de su patrimonio... esto si supone, no un tiro, sino un cañonazo, no en propio pie, sino... en pie ajeno.

¿Cómo es posible semejanza estafa y que los ciudadanos en su zona de confort siga entretenida con el culebrón de Cataluña? Gracias a los medios de intoxicación del país que agitan ese mantra de manual goebbeliano. ¿Y la justicia?... todo se ha hecho desde la mas estricta legalidad desde que en agosto de 2.011 (con estivalidad y nocturnidad) PP y PSOE cambiaron la Constitución.

Pero ahora, ¿quien defiende a los millones de damnificados de ese cañonazo en pie ajeno que obliga a recortes que suponen una enorme merma en el poder adquisitivo por prestaciones y derechos sociales abolidos, ciudadanos dependientes no atendidos anticipando la muerte de miles de ellos al año... silenciado desde la prensa canalla.

Portugal y Grecia se recuperan, cuando España a punto de ser intervenida por la UE en vísperas de declarar su 14 bancarrota, el gobierno incrementa su deuda para afrontar pagos. La ciénaga de la corrupción y ansias de poder, entumecen a un equipo de gobierno más dado a mantenerse a base de mentiras y trueque de favores a la desesperada que a gestionar con mesura y justicia bienes comunitarios, domesticando leyes a favor de quien al margen de su condición moral... debe ser el mas fuerte.

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SIN NINGÚN RESPETO A LA BOINA Y DEMÁS BOINILLAS QUE TENGO EN UNAS SILLAS DE LA MONCLOA: PRIMERO ES EL HECHO, EL HECHO JURÍDICO, Y DESPUÉS, O SEA, MÁS DESPUÉS, CUANDO HAYA PASADO UN RATO DE HABERSE PRODUCIDO EL HECHO, SI PROCEDE, SE JUZGA. PERO NO SE JUZGA, PORQUE NO SE PUEDE, EL HECHO QUE TODAVÍA NO SE HA PRODUCIDO, SALVO, ESO SÍ, QUE SE ESTÉ EN UNA MONARQUÍA DE CAJAS B, J, K y Q Y DEL CHORIZO Y LA MANTECA, como parece el caso


"El Gobierno tiene la intención de seguir adelante con su recurso contra Puigdemont", aseguran fuentes oficiales de Moncloa

DIARIO.ES
25.01.2018
"El Gobierno tiene la intención de seguir adelante con su recurso contra Puigdemont", aseguran fuentes oficiales de Moncloa tras conocerse que el Consejo de Estado ha frustrado los planes del Gobierno para impedir que se celebre el pleno del Parlament que prevé votar la investidura de Puigdemont el próximo martes.
El órgano consultivo ha resuelto la petición de Moncloa, que recibió esta misma mañana sin aviso previo y con petición de respuesta urgente. Sin el apoyo del Consejo de Estado la estrategia de Rajoy para frenar la investidura de Puigdemont queda tocada: se complica el recurso anunciado ante el Constitucional y la posibilidad de suspender el pleno de investidura.
La decisión de recurrir al TC fue comunicada en la mañana de este jueves en una multitudinaria rueda de prensa en la que la vicepresidenta, Soraya Saénz de Santamaría, aseguró que "Puigdemont carece de libertad deambulatoria", por lo que su presencia en la investidura ha de considerarse imposible.

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DESDE UNA ÓPTICA MILITAR: LA ESPAÑA Y CATALUÑA DE CASI AYER, HOY (y a lo mejor mañana)


Catalunya: la línea divisoria

Manuel Ruiz Robles / Portavoz del colectivo de militares demócratas Anemoi, capitán de navío de la Armada, vocal de la Junta Directiva de la Asociación Civil Milicia y República ACMYR.
22-01-2018

yugos os quieren poner
gente de la hierba mala
Miguel Hernández (1910-1942)


El bloque monárquico

Durante la dictadura franquista el Reino de España encarcelaba, torturaba y ejecutaba a ciudadanos demócratas en nombre del imperio de la ley.

Durante la democracia neoliberal el Reino de España continúa aplicando medidas coercitivas extremadamente violentas frente a los procesos sociales que le son adversos.
Lo vienen haciendo desde su refundación en junio de 1977 mediante torturas; secuestros; ejecuciones extralegales; colaboración militar con dictaduras sanguinarias; golpes de estado; multas; embargos; presos políticos; violencia masiva sobre una población civil, pacífica e indefensa; impunidad de crímenes contra la humanidad; leyes regresivas; agitación nazi; persecución de denunciantes; etc. (*)

Su núcleo político activo lo constituye el bloque monárquico.

La Ley de Amnistía

La llamada Ley de Amnistía mantiene vigente la impunidad de los asesinos. Restos humanos, procedentes de las víctimas del terror franquista, permanecen en las cunetas diseminados por todos los rincones de la geografía nacional, sin que ningún Juez se persone y ordene su exhumación. Ello es una prueba evidente del carácter ilegítimo y criminal del régimen del 78, nacido de una transición política impuesta por los poderes que sustentaron la dictadura.

La citada Ley preconstitucional ha sido utilizada como pretexto para paralizar la investigación judicial sobre los crímenes del franquismo iniciada por el juez Baltasar Garzón, que acabó costándole su puesto de trabajo y la expulsión de la carrera judicial.
Quienes la defienden, como una pretendida conquista democrática, mienten.

Ley de Amnistía y UMD

Dicha ley amnistió delitos de sangre, incluidos los crímenes contra la humanidad del franquismo, quedando excluidos los militares de la Unión Militar Democrática UMD, condenados en Consejo de Guerra. Esta organización de militares había sido auto-disuelta el 26 de junio de 1977, días después de las elecciones del 15 de junio. Una organización cuya única actividad “subversiva” consistió en difundir en el seno de las Fuerzas Armadas valores democráticos, que más tarde recogió la constitución de 1978.

La ley fue aprobada por una mayoría arrolladora del Congreso de los Diputados. Los diputados socialistas Carlos Sanjuán (andaluz) y Julio Busquets (catalán) se abstuvieron. Ambos habían sido dirigentes de la auto-disuelta UMD, fundada y liderada por el respetado comandante Luis Otero.

En aquellos años 70 del siglo pasado conocí al comandante Carlos Sanjuán, que fue mi inmediato superior jerárquico en la citada organización clandestina. También tuve ocasión de conocer al capitán Julio Busquets, que vino a mi domicilio unos días antes del golpe borbónico del 23-F, en donde intentamos analizar la grave situación militar por la que atravesaba el país. Julio aprovechó la visita para dedicarme su libro “El militar de carrera en España” y acordar una reunión con el diputado socialista Luis Solana, miembro de la comisión de Defensa del Congreso.

La reunión tuvo lugar a puerta cerrada, en un despacho privado. En ella me encontré con el comandante Miguel Bouzay un coronel cuyo nombre no recuerdo. Alerté de la inminencia de un golpe militar; un rumor ampliamente generalizado a pie de calle. Luis Solana afirmó que no existía riesgo alguno, que no había nada de lo que yo decía. Julio Busquets permaneció en silencio durante toda la reunión, muy serio, con semblante preocupado. Días después se producía el golpe del 23-F, desvelado por Diario16, y salía a la luz la famosa lista del gobierno del general Alfonso Armada.

La UMD fue una organización fuertemente centralizada, formada por pequeños grupos totalmente estancos entre sí. Una vez auto-disuelta, en junio de 1977, algunos compañeros nos mantuvimos en contacto varios años, liderados por al actual coronel Luis Otero, llevando a cabo una intensa actividad de información anti-golpista, que se prolongó hasta mediados del año 1986. Esta actividad se complementó con artículos de opinión que escribimos y publicamos en Diario16, en donde nuestro compañero el capitán Fernando Reinlein, que había sido uno de los dirigentes de la UMD, ejercía como periodista, dándonos todo su apoyo.

Conocí en septiembre de 1977 al comandante de Infantería de Marina Miguel Bouza, recientemente fallecido siendo ya coronel, al que me unió una entrañable amistad por su actitud democrática; muy respetado en la Armada por su gran profesionalidad e inteligencia. Había liderado un pequeño grupo de Oficiales de Marina en la UMD. También conocí en esa fecha al entonces teniente de navío Antonio Maira, compañero con el que he compartido y comparto muchos puntos de vista sobre la transición y la actual crisis de Estado. Ha sido promotor y cofundador de Colectivo Anemoi, en febrero de 2013, aportando su gran arrojo, experiencia y talento político.

Antonio lideró en Cádiz un pequeño grupo de Oficiales de la Armada, en aquellos años agitados, entre los que se encontraba el alférez de navío Manuel Pardo de Donlebún, hoy capitán de navío, cofundador del Colectivo Anemoi.

El capitán de navío Arturo Maira, al que conocí en nuestros tiempos de alumno en la Escuela Naval de Marín (Pontevedra), en los años 60 del siglo pasado, fue también -junto a su hermano Antonio y varios de nosotros- cofundador del citado colectivo.

Los instrumentos represivos de la monarquía y su reforma

Es evidente que el bloque monárquico detenta el control del aparato represivo del Estado español, heredado de la dictadura. El sistema ha postergado a numerosos demócratas, promocionado sin embargo a un gran número de elementos franquistas. Esta infame política es el origen de la continuidad franquista de las Fuerzas Armadas españolas, muy alejadas ideológicamente de muchos de los militares demócratas europeos, pese a su pertenencia a la OTAN, la organización imperialista más poderosa y letal de la historia de la humanidad.
Dicho aparato represivo es difícilmente reformable, como pone en evidencia, cuarenta años después, la fanática ideología dominante en su cúpula militar. Así lo denuncia nuestro compañero el ex teniente del Arma de Ingenieros Luis Gonzalo Segura en su reciente ensayo El libro negro del Ejército español. Luis es un valiente intelectual y escritor, presidente de la Asociación Civil Milicia y República ACMYR, que nos honra con su amistad. Ha sido acosado, expulsado del Ejército y arrojado al paro por denunciar la corrupción estructural existente. Exigimos su readmisión inmediata.

El Gobierno de España despliega actualmente su poder en Catalunya, de forma extrema y arbitraria, aplicando el Articulo 155. Es un artículo-trampa negociado en la trastienda de la dictadura. Un instrumento político antidemocrático, previsto para reprimir procesos sociales contrarios a los intereses de la oligarquía financiera y terrateniente, que simboliza el Rey. Es la llamada “dictadura constitucional”

La facción militar heredera del Ejército de Franco, aliado de la Alemania nazi, es -junto a una parte de la Judicatura- el instrumento represivo que contribuye a sustentar el poder del rey y de su gobierno, el Gobierno de España.

La periodista y escritora Enriqueta de la Cruz, Vocal de la Junta Directiva de ACMYR, ha novelado genialmente aspectos inéditos de la Transición en El Testamento de la Liga Santa. Este libro apasionante es un excelente e insólito relato de ficción, que aporta claves esenciales de la forma en la que operan en la sombra poderes franquistas afines al III Reich.
La reforma efectiva de la Constitución es inviable. Es un espejismo que atenaza a parte de la izquierda española en un inmovilismo suicida, producto de su estrategia electoralista a corto plazo.

De esta situación no es responsable la clase trabajadora española, explotada por los poderes neoliberales nacionales e internacionales, que han llevado al borde de la indigencia a millones de personas. Es una clase asfixiada intelectualmente por los medios masivos de propaganda del sistema y la inacción de una parte de la izquierda, aliada del franquismo.
El franquismo estructural, consustancial a la monarquía borbónica, nos empuja vertiginosamente hacia un abismo de dolor e incertidumbre: la descomposición de España.
No es posible mantener una cierta unidad del Estado español, consensuada y estable, mediante represión judicial y violencia.

Una alianza urgente para la constitución de un potente bloque democrático

Las fuerzas democráticas del Estado español están divididas y carecen de una estrategia viable a medio plazo. El temor de la izquierda española a resultados electorales desfavorables les impide avanzar de forma efectiva hacia una salida democrática a la crisis de régimen, que se agrava por momentos.

La segunda restauración (imposición) borbónica no es estable, ni lo será. Es probable que sus contradicciones internas hagan ineludible la confluencia de importantes fuerzas políticas parlamentarias, como son el PSOE, UNIDOS PODEMOS, ANOVA, O BLOQUE, EH BILDU, etc.

La necesaria hoja de ruta de los partidos que se reclaman republicanos, imprescindible para construir una alternativa democrática creíble, sigue pendiente sine díe.
Es urgente que se inicien conversaciones para acordar las alianzas necesarias que hagan factible la formalización de un bloque democrático. Dicho bloque habría de estar sustentado por todos los partidos y fuerzas sociales opuestas al franquismo. Su programa habría de materializar, en el conjunto del Estado español, la línea divisoria que está trazando valientemente el pueblo de Catalunya entre democracia y franquismo, entre república y monarquía.

Las actuaciones prioritarias de dicho bloque democrático, del que habría de emerger un gobierno de concentración republicano, con participación destacada de fuerzas soberanistas, podrían ser:
  • Puesta en marcha inmediata de un plan de emergencia social, que rescate a millones de personas que se encuentra al borde de la indigencia.
  • Ley de protección del denunciante de corrupción.
  • Revertir el saqueo del fondo de reserva de las pensiones.
  • Adecuación de los salarios y pensiones a una vida digna.
  • Acabar con la discriminación laboral de la mujer, a igual puesto de trabajo igual salario.
  • Anulación de la falsa Ley de Amnistía, que perpetúa la impunidad de los crímenes del franquismo.
  • Liberación de los presos políticos.
  • Suspensión de la aplicación del artículo 155.
  • Escrupuloso respeto al derecho a decidir de los pueblos y naciones de España, condición indispensable para el fortalecimiento de su unidad real, fundamentada en su libre adhesión.
  • Respeto a las decisiones del Parlament de Catalunya y su Govern.
  • Cambios legislativos que hagan factible un proceso constituyente en libertad.
(*) Algunas referencias del Reino de España, no exhaustivas:
torturassecuestrosejecuciones extralegalescolaboración militar con dictaduras sanguinariasgolpes de estadomultasembargospresos políticosviolencia masivaimpunidad de crímenes contra la humanidadleyes regresivasagitación nazicorrupción

Manuel Ruiz Robles es portavoz del colectivo de militares demócratas Anemoi, capitán de navío de la Armada, vocal de la Junta Directiva de la Asociación Civil Milicia y República ACMYR.
e-mail: colectivoanemoi@militaresporlarepublica.org
twitter: @colectivoanemoi

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